La muerte

Sobre la tierra se escribió con sangre, la canción de la muerte, y de la nada brilló unas luces de forma permanente, con una nueva profecía, ellas de mis manos se sostiene hoy.

Darle sentido a lo que estamos viviendo, es como pedirle al cielo que nos entregue cordura en medio de la locura.

Miro mi muñeca, en donde ahora está el tatuaje del sello de los Dominis, todos mis compañeros están empapados, mirándose unos a los otros, dándose abrazos, mirando a todas las direcciones, felices, como si acabaran de graduarse o algo así.

Dentro del agua, esta vuelta para mí sólo hubo el ruido de la ciudad preparándose para una guerra, el murmullo de las personas, y la imagen de un joven viajando con su padre en un auto, este estaba escuchando música, y de la nada, el joven se baja los auriculares mirando al cielo... nada más, allí fui expulsado del agua.

Ebe y Franco vienen caminando junto a mí, mis labios comienzan a temblar, porque sé lo que van a decirme.

—Es hora, Fran ya volverá a llevar a los líderes a sus equipos, nosotros debemos ir a la ciudad.

Antes de salir tuve una reunión con mi equipo, y designé a Fran y a Fer como protectores de los líderes, pero cuando anuncié el posible ataque a una ciudad, Fer se rehusó a dejar a Liza. Mi corazón se partía más, pero no iba a luchar contra ese deseo, así que Fran me aseguró que él podría sólo.

Designé a Gizah y Andree que preparen las armas necesarias para organizar teleportaciones en caso de ser necesario, así también asigné a Franco y a Ebe la tarea de purificar almas en medio de sea lo que sea que planeen Hugo y Zafiro.

El resto del equipo me acompañará en batalla, incluso el pequeño Bruno, quién ha mejorado bastante y se convirtió en una gran ayuda para mí y para Saskia.

—Bien —digo, cuando recuerdo que no había tomado el trozo de madera que quería, así que lo tomo de un árbol que está cerca de nosotros— Vamos.

Saco un trozo de vidrio, mientras Ebe llama a todos los demás a acercarse a nosotros.

Busco con el vidrio en mi brazo el bucle que había puesto en el cuerpo de Yeru, para al fin encontrarla. Y tal como lo anunció Nadir, está en la ciudad. Con ella siento un montón de sombras y veo a Ader.

Zafiro y Alex están sentadas al borde de un edificio, mirando a la gente pasar, Hugo está con Ian, hablando muy seriamente, creo que su plan está muy bien trazado, por lo que no deberíamos esperar más, es hora de saltar.

Todos se ponen en un círculo cuando yo conecto energía a sus cuerpos, luego golpeo el vidrio contra mi brazo provocando que este sangre, entonces nos teleportamos, justo debajo del edificio en donde ellos estaban.

—¡Justo a tiempo! —grita Zafiro saltando del edificio— Los estábamos esperando.

¡Trampa! Era una maldita trampa, cuando estoy por dar la orden de que los demás regresen, pero ya tenía a Zafiro ante mí.

Ella levantó ambas manos como si estuviera quitando algo enorme del suelo, y equivocado no estaba, nos rodeó con una especie de pared de rocas, pero no iba a dejar que esto me desespere, así que generé una media luna de energía, y con ella corté la pared a la mitad, los ojos de Zafiro se llenaron de sorpresa al ver eso.

—¿Te has vuelto más fuerte? —pregunta con enojo cuando Hugo e Ian aparentemente dan continuidad al plan, liberan energía y sombras de sus cuerpos mientras Paulina, Rossana y otros dos muchachos comienzan a arrojar energía en todas las direcciones, el caos comenzó, la gente salía de sus casas, de los departamentos, de sus autos, a ver semejante espectáculo, y al parecer todos veían a las sombras flotar, la conmoción de sus rostros era realmente gigante, así que lo que hago es ordenar a mis compañeros a atacar.

Gizah va directo donde se encuentran Ian y Hugo, por un lado supongo que debe ser muy difícil para ella ver a su enamorado como el villano, pero ante todo, ambos tienen una misión. Andree acompaña a mi hermana, mientras Liza, Fer y Saskia van a atacar a las chicas, ahora Bruno me cubre la espalda junto con Nadir.

—¡Por favor Helios! —dice Yeru en un tono que desconozco en ella, es pura maldad, pero una maldad fingida, una que tapa su vacío— No hay nada que puedas hacer, más que observar.

Ella arroja un montón de sombras desde su cuerpo al igual que Ader y Alex, esa era su verdadera intención, dañar la moral de mi equipo, nos vemos sobrepasados en esta situación, y lo peor, es que esas sombras no se acercan a mí, ni a mis compañeros, van directo a las personas que salen corriendo llenas de pánico.

Estas se introducen en los cuerpos, provocando que ellos se queden quietos como si los estuviera controlando, tranquilizándolos, volviéndolos sus esclavos.

—Helios, Helios, Helios —dice ella casi riendo, sus ojos se ven tan oscuros, tan malvados, como si no tuviera alma. No hay una pizca de sutileza en su voz, ni el sonido de nuestro alrededor, sólo había gritos, chirridos de sombras siendo atacadas con mis soldados, destellos de energía de aquí allá, pero todo mi ser sólo se centraba en Zafiro, no podía dejar de verla— Me costó bastante descubrir que tenía un bucle tuyo dentro mío, pero lo hice, y junto con Hugo, lo trasferimos a Alex, ¿No es ingenioso? en estos días me pegaba a mi hermana, para que tú creyeras que me veías a mí, cuando en realidad veías a ella, es increíble, que hayas caído tan fácil.

—No te jactes de que te fue fácil —digo creando una bara de energía— Porque de haber sido sencillo, me tendrías ahora en tu caja de rocas.

Ella me mira con algo de enojo, pero termina riendo y afirmando al fin, tengo razón y lo sabe, me coloco en posición de lucha, pero antes, mediante una bifurcación ordeno a todos mis soldados que lo que intenten sea crear un domo, evitar que más personas sean afectadas es mi principal objetivo.

—Bruno —hablo por la bifurcación— Ve con Nadir, y crea una barrera, evita que las sombras se dispersen. —ordeno con algo de miedo, porque será la primera vez que lo aleje de mí.

—Entrégame la Obsidiana —pide Zafiro extendiendo sus finas manos a mí.

—La sientes entonces —aseguro cuando veo a Nadir y Bruno alejarse de mí— Sabes que no te la voy a dar, así que más vale que comiences a colocarte en posición de lucha Zafiro, esto no será sencillo.

—Tú nunca me pusiste las cosas sencillas Helios, pero... —levanta la mano derecha, y veo a Bruno levitar, maldita mierda, está amenazándome con Bruno— Yo tampoco te regalaré un espacio Helios, dame la maldita Obsidiana o el niño morirá, y sé lo valioso que es para ti.

Mi ser se heló, tanto, que no pude controlar mis pensamientos, cuando estaba por rendirme, veo a Bruno, quien no tiene una gota de pánico en su ser, hasta que Gizah salta a la altura de Bruno, y lo toma en brazos. ¿Cómo hizo para saltar tanto? ¿Cómo logró deshacer la energía de Zafiro con el simple contacto de piel con Bruno? Quizás en parte de lo que el sello le dio a ella.

—Veo que hay algo nuevo en ustedes —dice Yeru mirándome fijamente, cuando Gizah grita desde donde se encuentra algo que no entendemos— ¿Me estás hablando a mí? —pregunta Zafiro girándose hacia Gizah, quien acaba de bajar a Bruno al suelo.

—¡Sí! —grita Gizah mientras viene caminando hasta nosotros, los gritos y la guerra aún se hacían en el campo, más personas se comportaban como zombies, mientras mi equipo, intentaba hacer lo suyo, desde aquí veo a Ebe y Franco, purificando almas, muy lentamente, pero lograban liberar a varias personas del encanto de las sombras— Dije que eres una cobarde —mi hermana está tan cerca que hay sólo unos pasos entre ella y su mejor amiga—Usas a un niño, para querer controlar a mi hermano, ¿desde cuando te convertiste en una escoria? Antes eras más valiente, antes ibas directo al veneno, ahora actúas como aquella mujer que golpeaba al bebé, y daba alcohol para juntar dinero, das asco.

El rostro de Zafiro en ningún momento reflejó nada más que rabia, y odio, no hay una gota de arrepentimiento en ella, así que da un paso hacia mi hermana, y yo no pude moverme, por miedo a dar un movimiento en falso.

—¿Qué te crees Gizah? —pregunta cuando la toma del cuello, inteto decir algo pero la risa de mi hermana me detuvo.

—La única persona en este mundo que te conoce realmente, y así como sé que este es un intento desesperado por sentir cosas y no depender de Helios, también estoy segura de que no me matarás, así que dejemos este teatro Zafiro.

—Teatro —dice Yeru levantando a Gizah del suelo.

—¡Bájala! —ordeno pero Amit ni se inmuta, su ira es tan grande que la está canalizando contra mi hermana.

—En alguna vida pudiste haber sido mi mejor amiga, pero ahora, todo lo que somos, es nada, te quiero Gizah, en el fondo de mi ser, aunque no lo sienta ahora, hay recuerdos de los momentos que pasamos juntas, pero no pongas a prueba mi capacidad de asesinarte, porque lo haré.

Suelta a Gizah y yo voy a sostenerla para que no caiga, en eso, Zafiro suelta más sombras y comienza a atacar a mi equipo ahora. Así que es mi turno, ya no puedo seguir embobado ante ella, debo actuar.

Le doy un golpe, el cual ella detiene, pero conozco muy bien sus debilidades, al fin y al cabo yo la entrené. Así que con la otra mano la golpeo en medio del pecho, provocando que me suelte, me intenta dar más puñetazos, y gracias a mi rapidez logro esquivar unos cuantos.

Luchamos cuerpo a cuerpo, cuando veo que todo se viene abajo, ella me arroja energía, la cual la absorbo con una mano, pensaba en ese momento, que estábamos entrenando, aunque ella atacaba para matar.

La tomé del brazo y la giré tan rápido que terminó en mi agarre, tenía sujeta ambas manos y no podía soltarse, lo que hice a continuación fue pasar energía a su cuerpo y encender el hilo que nos unía, de esta forma me es más fácil controlarla, así, no podría realizar ningún salto, pues tenía mi vínculo unido a ella.

—Más vale que me sueltes —anuncia estironeando.

—No eras tú la poderosa que podía conmigo... anda, libérate —le susurro al oído sonriendo, porque la siento temblar, ella no puede controlar al 100% lo que siente por mí, y a pesar de todo el desastre que nos rodea, me encanta saber que aún puedo con ella.

— Helios, juro que te arrancaré la piel...

—¿La piel? —pregunto sujetando con mayor fuerza, evitando su forcejeo— Es eso lo que en verdad quieres arrancar de mi Yeru...anda, di, di lo que piensas en verdad, montaste todo este show por mí, para llamar mi atención, no para matarme, no para dañarme, me necesitas, y lo sabes.

—Sólo quiero la maldita Obsidiana...

—¿Para qué? Si terminarás entregando todo a Rebeca... —le susurro.

—Ella sólo me pidió la que tengo...

—Y quieres asegurar a Lior —la suelto, enojado, celoso, colérico— Sabes que no lo amas, y aún así vas por él...

—¡Quisiera que estuvieras una semana en mi lugar! Una semana sin sentir la brisa, el sabor de la comida, la vida... —su voz suena desgarrada, y por un momento eso me duele. Pero no, no es suficiente.

—Podrías volver a la vida a mi lado, sientes cosas cuando estás conmigo...

—No es lo mism... —me ataca de nuevo, pero esta vez con menos fuerza.

—Tenemos 2000 almas —grita Hugo desde lo lejos, cuando yo miro a Zafiro, era eso, no sólo me trajo a su trampa, ella necesitaba esta lucha para contaminar más almas en menos tiempo.

—¡Nos está quitando nuestras piedras! —grita Franco del otro lado— ¡Las está ensuciando!

—Eres una víbora —la acuso cuando ella se seca las lágrimas y sonríe triunfante— ¡Me usaste!

—No te enojes Helios, casi, casi, logras detenerme. Pero todo estaba bien planeado, aún puedes conmigo, con mis sentimientos, pero no con mi inteligencia, así que no intentes detenerme, ni se te ocurra hacerlo. Quien está a un paso de ti ahora, soy yo.

Ella intenta apagar el hilo de nuevo, pero yo fuerzo la conexión, así de esta manera ella no podrá saltar.

—¡Amit! —llama Alex— Vamos ya... se acercan Pérfugas.

El problema era que los Pérfugas ya estaban allí, recibimos un ataque directo, eso hizo que Zafiro y yo voláramos a un costado, mis oídos comenzaron a zumbar, y mi cabeza dio vueltas.

Miro a Zafiro quien está tumbada en el suelo, y voy a rastras a ella, le acomodo el cabello, y me doy cuenta de que sus heridas no sangran, y ella está bien, realmente está bien. La sacudo para que ella se despabile y lo hace apenas.

Me levanto, y veo que el campo de batalla se convirtió en escombros, ahora hay Nemosorum y Dominis luchando contra los Pérfugas, como si fuéramos aliados, se protegen unos a los otros.

Andree no escatima en proteger a Rossana y a Paulina, quienes a su vez intentan abrirse camino entre los Pérfugas. El caos ha llegado al fin.

Ante mí, tenía a Lucía, quien apuntaba a Zafiro con una vara de energía, bien puntiaguda, la mujer sonreía, y parecía disfrutar la escena.

—Con mis alumnos favoritos —dice cuando una joven de cabello rubio y ojos azules se acerca a ella, esta también apunta a Zafiro con una vara— Les Presento a Hiara, es mi nueva aprendiz, y una gran estratega, gracias a ella estamos aquí, tal como queríamos... pero me falta algo ¿Dónde está Tamirá? Esa chiquilla debe pagar lo que me hizo.

—Lejos de aquí —respondo mientras Amit continúa en el suelo, pero sus ojos llenos de pánico.

—Escuchaste eso Zafiro —dice ella acercando más la vara a ella— Protege a Tamirá del peligro y a tí te deja en el suelo, evitó que saltaras, y claro que sabía que esto estaba rodeado de Pérfugas ¿O estoy mintiendo?

Yeru me mira con ira, sí, sabía que había Pérfugas, pero no pensé que atacarían ahora.

—No, no mientes, sabía que rodeaban el lugar, por eso Tamirá no podía predecir el futuro.

—Es gracias a Hiara, ella emite unas ondas que interfieren a todo predictor. ¿No crees que ella es genial?

—Te mataré —amenaza Zafiro, conozco la posición de sus manos y no sé si quiero detenerla, o dejar que ataque.

—Inténtalo niña —amenaza la rubia, pero que mal por ella, Zafiro comenzó a hacer que las rocas levitaran, y miles de esferas de energía comenzaron a rodear al lugar.

Una de las esferas tomó contacto con la vara de ambas y esta reventó, provocando que Lucía e Hiara salgan despedidas unos metros.

— ¡Ahora! —ordeno, mientras Yeru se incorporaba, era así como practicábamos los dos, ella me pasó energía a través del hilo, mientras yo guiaba sus movimientos, las esferas comenzaban a reventar, era evidente que ni Lucía ni Hiara podrían contra semejante poder, nosotros tardamos mucho en poder movernos en un campo así, pero aún ella recuerda cómo debíamos coordinar nuestros pasos, y esto me gusta.

Salimos del campo, cuando veo que Liza y Gizah están intentado defenderse de unos Pérfugas que la atacan, estoy por ir a protegerlas cuando Fer interviene.

—Helios —es Tamirá quien me habla en un bifurcación— Es ahora, deben saltar ahora, antes de que vuelvan a formar el anillo, se han dado cuenta que no pueden contra Nemosorum y Dominis.

—¡Mierda! —grito cuando Zafiro desintegra una daga de energía que venía directo a mi pecho, Lucía lo lanzó desde donde estaba— Gracias —digo sorprendido.

—Sólo protejo mi felicidad, seré yo quien te mate Helios...

—¡Claro! —digo sonriendo en un momento terrible— Pero es hora de que saltemos antes de que nos sellen aquí y esto se convierta en una carnicería.

—Tamirá ya puede ver el futuro... —deduce.

—¿Celos?

—¡Jamás!

Miro a mi equipo de nuevo, y a pesar de lo que dijo Tamirá, realmente siento que la ventaja es más para los Pérfugas que para mí, así que los meto a todos en un bifurcación y les doy la orden de volver.

Bruno y Nadir fueron los primeros en saltar, luego Saskia y Andree, Fer y Liza, mientras que Gizah quedó luchando. Alguien intentó atacar a Ian, y mi hermana desde donde estaba lanzó energía para evitarlo. Ella aún no olvida a su amor, y la comprendo.

—Vayamonos de una vez —dice Zafiro a Hugo quien está intentando defenderse.

—Alex, Ader, tomen las rocas y teleporten las que puedan —ordena.

En eso, los Nemosorum retroceden y van hasta donde están las piedras de las almas negras, y comienzan a llevarlas por partes.

—¿Qué harás con todo eso? —pregunto a Zafiro quien apagó el hilo, dejé de intentar mantenerlo prendido, ella debe irse.

—Lo que hago con ellas ya lo sabes, inclino la balanza, lo importante, es de cuántos soldados me hice hoy.

Intenté razonar con ella, acercándome, pero retrocedió más, haciéndome caer en la cuenta de que debíamos irnos de una buena vez de este lugar, así que cuando Lucía volvió a atacarme coloqué una barrera entre ambos, evitando que la vara venga hasta Zafiro o hasta mí.

Los ojos de Zafiro se abrieron tan grandes que me dió miedo, ella formó una flor de loto en sus manos, pero el grito salió más rapido de su ser que la flor de su mano, mi cuerpo entero se hizo añicos al oírla.

—¡Gizah! —la voz de Zafiro sonaba a desgarro, a dolor, me giré tan rápido como pude mientras en mi cabeza se repetía lo que dijo Nuria, lo que dijo Tamirá, y mi ser se heló.

Mi hermana tenía sangre en todo su rostro, estaba temblando, sus ojos estaban desorbitados, y sus labios no se quedaban quietos, en ese momento la flor de Zafiro llegó a Hiara, quien se protegió con un escudo, pero de todas maneras terminó volando por el impacto.

Gizah miraba consternada al suelo, el cuerpo de Ian, sus ojos lloraban, y su dolor crecía segundo tras segundo.

Cuando intenté ir por Zafiro, ella estaba tras Hiara, luchando con ira. Yo no podía continuar aquí, debía sacar a mi hermana, antes de que el próximo sea yo, o ella.

Corrí junto a mi hermana, quien fue salvada por Ian, salvada, físicamente, porque su alma estaba destrozada. La vara de energía atravesaba el cráneo del joven, sus ojos estaban abiertos, tanto, que sólo reflejaban oscuridad, su alma ya no estaba.

Hugo miraba la escena consternado, no podía creer lo que acababa de suceder, y a dercir verdad, yo tampoco, no podría imaginar una muerte más heroica que ésta, pero a la vez, más traumática, para todos los que vemos el cuerpo que no paraba de sangrar.

—Gizah vamos... —digo a mi hermana mientras la intento sostener pero sus sollozos eran tan fuertes que no había caso, la tuve que levantar, y tomarla tan fuerte en mis brazos, saqué de mi bolso de terciopelo un pedazo de madera, la que había traído de Ojo de Mar, y sin preguntar, realicé el salto.

Cuando llegamos en medio del bosque, ella se tiró sobre el suelo, y comenzó a llorar desconsoladamente, yo sé que acaba de perder un pedazo de su alma, y ella sabe que es para siempre.

—No puede ser —dice temblando— Helios, no puede ser —llora, llora tanto que lo único que yo hago es agacharme y volver a abrazarla, yo sé que no hay palabra que pueda dar fuerza a su alma ahora mismo.

—Estoy para ti Gizah, no lo dudes, nunca —la abrazo fuerte, queriendo así evitar que su ser se desborde, a ver si de esa forma puedo pegar sus pedazos.

—No lo veo desde hace tanto, y hoy le dije que no lo amaba más —su llanto se agudizó, y las lágrimas salían como si fuera un par de canillas— Le mentí Helios, le mentí, y él se fue con esa mentira clavada en su corazón, ¿por qué?

No tengo idea, no sé por qué, sólo sé que las cosas se hicieron oscuras, y que no podremos borrar la imagen de Ian de nuestras cabezas, al menos, no por ahora, y mi deber es contener a mi hermana.

La muerte es una dama exigente, nos quita todo, y nos prueba que es poderosa, sólo para que nos demos cuenta, lo importante que es, hablar siempre con la verdad.

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