Inmortales
Se acaba el tiempo
—¡Ader! —grito como condenado, quizás porque ganas me sobraban—.¡Ader! —Vuelvo a llamarla y su nombre retumba en toda la habitación.
—¿Te has vuelto loco? —pregunta Alexandra saliendo de una de las habitaciones mientras se acomodaba el tirante del vestido que traía, tras ella viene Lior con el cabello despeinado.
—Él siempre estuvo loco —dice mientras besa el hombro de Alex.
Ni siquiera me pregunto qué es lo que pasa allí, porque conozco a ambos, ellos sólo hacen cosas que les da placer y nada más.
—¿Dónde está ella? —pregunto agitado y cansado.
—Pues ahora, justo detrás de ti —dicen ambos.
El frío se apoderó de mi cuerpo al sentir su presencia, sus ojos me trasportaban al invierno siendo que estamos en pleno inicio de marzo.
—¿Qué quieres? —pregunta enfadada.
—¿Qué idioma es el que se hablaba al comienzo de los tiempos?
—¿Disculpa? —dice riendo.
—Esdra Amit sarag... —repito las palabras de aquella extraña mujer.
El rostro de Ader cambió por completo, sus ojos temblaban ahora.
—Traeremos de regreso a Amit...
Esas palabras me congelaron, y estoy seguro que a Ader también, pues aún mira al horizonte, como intentando descifrar un código secreto.
—Inmortales, ¿cómo llegaron aquí? ¿Por qué? —me mira como si yo pudiera darle la respuesta, el problema es que sólo puedo hacer más preguntas.
—¿Qué son los Inmortales, Ader?
Alex y Lior estaban boquiabiertos esperando que cualquier palabra pudiera iluminarlos, pero Ader no dijo nada.
—Inmortales —Alexandra se lleva el pulgar a la boca y se lo pasa delicadamente sobre sus labios—. Madre, recuerdo que los antiguos hablaban de ellos...
—¿Antiguos? —Lior y yo estábamos es sintonía con esa pregunta.
Ader sólo nos lleva a una bifurcación. Todos estamos parados sobre unas rocas, ella mira a lo lejos, donde unos destellos de color rojo se extienden por toda la planicie.
—Estamos en medio de tres dimensiones —dice ella apuntando a los destellos— Esto es a lo que se llama espacio trastemporal, no hay tiempo, no hay lugar, las palabras, antes, después, adelante, atrás, arriba, abajo, no son nada aquí.
Ader sigue mirando el horizonte y yo a ella, mientras mis compañeros analizan el paisaje, sólo comparable con el desierto. Sus ojos azules brillan con los haces rojos, su rostro se ilumina, entre que el viento comenzaba a hacer volar su larga cabellera, en estos momentos, son en los que veo a Zafiro en algunos gestos suyos.
—Presente, pasado y futuro —Apunta a cada haz de luz— todas esas líneas de tiempo, atravesando todos los universos, como si de hilos se trataran. Un universo, un trozo de hilo que lo atraviesa.
>>Como ustedes saben, cada mundo, en donde haya vida gracias a un ser supremo, está bajo un trato particular, «serán salvos una vez, y el libre albedrío tendrán, luego sus almas dormirán, hasta que hora de abrir la bóveda tocará» Eso repiten los Antiguos cuando llegas a ellos.
>>Los Antiguos, son personas que por algún trato con un ser fuera de este universo, logró mantener su alma intacta, y la mayoría son Nemosorum. Yo soy la única Antigua en estado Astram.
>> Los Antiguos conocemos algunas cosas sobre esos hilos, sabemos que hay seres, como los Naims, capaces de saltar de una cuerda a otra, y viajar de un universo a otro mediante ellos, sin embargo, somos conscientes de que realmente, no están presentes ante nosotros, son sólo proyecciones y se supone que no deberían estar aquí... pero lo hacen.
>>Los Naims; son seres tan poderosos, que no importa cuántas bóvedas pongas en su camino, ellos podrán atravesar este obstáculo, al fin y al cabo, no necesitan de más.
Ader suspira y se muerde el labio inferior, como tratando de encauzar el tema. Vuelve a meter aire en sus pulmones para al fin continuar.
>>Hay Naims que, por algún motivo, cayeron aquí, quizás cansados, o viejos, quién sabe... pero según los Antiguos, esos Naims, comenzaban a morir, pues aquí no hay más nada que soledad.
>> Como este lugar está fuera de cualquier trato o barrera, dicen que ángeles y demonios pasan por aquí, yo nunca los vi, sin embargo, sabemos que es así.
>> Ellos comenzaron a ayudar a los Naims, pero como no podían llevarlos hasta las líneas, pues eso es interferir, les daban abrigo, comida y sostén aquí... fue, como armar un pre ejército. Algunos se enamoraron de la belleza divina, y otros de la magia del mal, lo más seguro, es que simplemente cedieron a sus impulsos básicos.
>> Del fruto del Naims y Ángeles nacieron los Iluminados, mientras que de los Naims y Demonios los Inmortales... ellos, encontraron la forma de alcanzar esos hilos, y comenzaron a viajar de un tiempo a otro, de un sitio a otro.
>> Nadie sabe qué los motiva, qué quieren, qué buscan, sólo sabemos leyendas, y nada más.
—Entonces lo que vi... —pregunto cuando Ader al fin me observa.
—Viste a un Inmortal... según las historias que los antiguos cuentan, «un día llegará, la hija de la muerta, y los mundos unirá, con un Inmortal bastará para que el cielo llore almas negras, en medio de la guerra, la salvación la niña será»
Zafiro, se refiere a Zafiro, los Inmortales desean traerla de nuevo, pero ¿por qué?
—No es ella —Ader responde rápido— La hija de la muerta, tiene que estar viva, Amit murió, así que debe haber otro motivo, y sospecho que está ligado a la energía que ella contiene en su cuerpo.
—Pero... —Lior se acerca más a Ader y con una sonrisa comienza a hablar— No podemos permitir que los Inmortales la despierten. Debemos ser nosotros.
Miro al horizonte, al mismo lugar donde Ader tiene clavados sus ojos, para darme cuenta de que hay algo más, un detalle que quizás ella no quiere contar, o no lo sabe, posiblemente.
En eso Alexandra viene a mi costado para acercarse a mi oreja, y con su cálida voz dice palabras cargadas de veneno.
—¿Sabes lo que pasará si dejas que Lior sea quien la traiga de regreso? —La miro con suspicacia, pues la verdad no tengo idea, pero sí soy consciente de algo.
—La verdad no lo sé Alex —le respondo tan bajo para que sólo ella me escuche—. Pero estoy seguro que no será nada bueno.
Cuando terminé de decir esas palabras, Ader quedó inmóvil, como si estuviera viendo un fantasma, Alex y yo seguimos la dirección de sus ojos para percatarnos a la par que su semblante se endurecía y volvía más frío de lo normal.
Un hombre, de quizás la misma edad que Ader se acercaba a nosotros, desde aquí puedo ver la cantidad de energía que sale de su cuerpo, y por su apariencia, estoy más que seguro que entrena y pasa el tiempo necesario utilizando su gran poder.
Cuando estaba a unos 5 metros de nosotros él frenó de golpe, para simplemente clavar sus ojos en todos.
—Hermosa como siempre —dice con la voz apagada y triste—. Malvada como nunca —su tono se volvió frío y amenazador con esas palabras.
—¡Has sobrevivido! —Ader parece controlar sus emociones, evitando a toda costa que se note ¿su nerviosismo? ¿Quién era él, para causar eso en ella?
—¿Qué haces tú aquí? —pregunta con fiereza— ¿Buscas a un demonio, o a un ángel? Sabes que tienes prohibido hablar con ellos.
—Y ¿quién eres tú para impedirlo? —El silencio de los presentes era impresionante, pero antes de que él diga algo, Alexandra lo rompió.
—¿Pa...pi? —Lior y yo quedamos inmóviles observado la escena, pero más allá de la noticia, era la reacción de Ader y el tono de voz cálido de Alex lo que nos tenía embobados—. ¿En verdad eres tú? —pregunta esperanzada.
El hombre traslada sus ojos a Alexandra y todo en él se suaviza, como si acabara de ver a su bebé, a su tierna y bella niña. Explicar la respuesta de ella es imposible, al igual que la expresión de Ader, su hija simplemente fue corriendo a los brazos abiertos de su padre.
—Mi bebé —dice el hombre acurrucándola en brazos— Mi hermosa bebé, Dios, estás tan grande y hermosa —la agarra más fuerte y ella a él.
De sus ojos caían lágrimas, pero Ader seguía quieta, observando la escena, como si algo le doliera en verdad, yo no podía asimilarlo, pues nunca vi a la Señora Odeim perder la compostura.
—Aldebaran, suelta a la niña... y dime qué haces aquí.
—¿Quieres que suelte a mi hija? —pregunta furioso, pero la suelta lentamente—. Luego de que me la hayas quitado por 18 años, Abigail.
—No... vuelvas a llamarme por ese nombre —sentenció—. Ella ya no existe, desde el momento en que me volviste a traer, Abigail desapareció... Alexandra, ven aquí —ordena.
—¡No! —Sentenció ella—. Madre, ya estoy de tu lado, ya hago mucho de lo que me pides, no puedes alejarme así porque sí de mi padre... Yo, nunca estuve en sus brazos, nunca lo vi, tan siquiera.
—¡Basta! —Ordena Ader, y hasta yo me asusté, pero Alexandra le brinda una sonrisa cínica y cansada a su madre.
—Sabes que nunca ha funcionado eso conmigo —ella voltea y vuelve a mirar a su padre, coloca una mano en su rostro y su mirada se suaviza de nuevo—. Papi, vamos a casa, te sacaré de aquí.
—¡Alexandra! —podría jurar que los ojos de Ader se aguan ante esa escena, y la cólera le invade por completo el cuerpo.
—Mi bebé —habla al fin su padre dando otro abrazo a su niña—. No podrías, sólo tu madre es capaz de liberarme de este lugar, ella me condenó a este sitio... y pues, no me va a liberar, eso bien ya lo sabemos.
—Tiene razón —bufó Lior pateando una roca, simplemente para ser condenado por los ojos de Alex.
—¿Pero volverás a visitarme como siempre? —preguntó como una niña pregunta por el hada de los dientes.
Ader desplegó su energía, y estoy seguro que todo ser que ande en este lugar la sentirá, su ira se huele a kilómetros y el miedo se apoderó tanto de Lior y de mí que dimos un paso atrás.
—Pensé que lo reconociste, por su energía... —dijo ella mirando a Adebarán— Pero en realidad, él te visitaba... ¿Cómo? tú no puedes salir de aquí.
—Con tantos Naims e Iluminados uno aprende cosas —sentencia—. Y como sabes amor mío, yo necesito saber de mis hijos, y bueno, los visito en sueños, cuando me lo permiten. A los cuatro.
—¿Cuatro? —Alexandra pregunta a su madre confundida.
No lo voy a negar, yo también estoy perdido y confundido, esto es demasiada información para mí, y mucho drama familiar a la vez, pero estoy seguro de que no nos moveremos de aquí, hasta que Alex tenga respuesta.
—Mi bebé —dice Aldebarán a su hija—. Tu madre, sólo quiere protegerlos. Y si no les ha dicho nada sobre su hermano...
—Es por que hay motivos —completó Ader, y es hora de volver.
—¿No quieres saber dónde está Ander? —inquiere el hombre acercándose un paso, para que Ader retroceda dos.
—Soy consciente que no me lo dirás —responde armando hilos de nuevo en sus manos, estos se unieron a nosotros, ella planea llevarnos ya.
—Tienes razón, pero hay algo que quiero saber ¿por qué ya no puedo ver a Amit?
El silencio se intensificó, los brazos de Ader cayeron a los costados, y de a poco la escena se borraba ante nuestros ojos, pero antes de desaparecer ella logró decir...
— Por que murió.
El rostro del hombre, se hizo nada al igual que mi espíritu, volver a oír esa noticia, a pesar de haberla visto inerte, rompió mi corazón, y ni qué decir, al ver el rostro quebrado de su padre.
Al fin y al cabo, no sé si es buena o mala idea, dejar que los Inmortales la traigan de nuevo.
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