Helios
Solamente tú puedes ver qué tan tiesa es el alma de quienes el mundo viven si rumbo, me creía más animal que humano, y con una sola mirada me diste a entender que me gustas, y me gusta tu alma pura y serena.
Estaba cayendo de nuevo al fondo de un abismo, no podía respirar, tan siquiera podía mover un sólo músculo, entonces unos gritos me envuelven y tengo ganas de ir, pero el peso que hay sobre mí no me permite teleportarme.
—Tengo miedo —esa voz— Tengo miedo...
Intento regular la respiración, los nervios están sacándome de cabales, los pies me hormiguean, la boca se seca.
—Tienes que escucharme —digo desesperado cuando veo los ojos de Hugo mirándome con ira y rabia.
—ZAFIRO —grito en mi mente, pero ya impacté contra el suelo, ahora estoy sudado, miro el techo blanco de mi habitación, mi respiración está agitada y mi cuerpo pesado.
Vuelvo a tirarme sobre el colchón mientras coloco mis manos sobre el corazón el cual late con fuerza, meto aire al cuerpo, intento tranquilizarme, pero nada lo hace, nada me calma, un mes y medio han pasado y el sueño se presenta de maneras distintas, pero siempre termino viendo a Hugo odiándome y nunca veo el rostro de Zafiro.
Paso la mano sobre el rostro y sé que no me queda más que levantarme y tomar un té. Me fijo en el móvil de Zafiro y observo que son las 2:30 de la mañana.
Salto de la cama, tomo alguna remera que encuentro en mi placard perfectamente ordenado, y descalzo salgo de mi habitación hasta la cocina.
Lo que me gusta de esta casa es el piso de madera perfectamente pulido, los pasillos largos, pues es de una sola planta, las habitaciones grandes y el aire a campo que entra por todas partes, y por otro lado también me hace odiarla, porque sé que Zafiro lo hubiera disfrutado.
Coloco el agua en el calentador mientras hago tronar los huesos del cuello y los dedos para destensarme, observo a lo lejos, todo está oscuro, sólo se ven algunas estrellas y la luna llena iluminando por completo el cielo.
Cuando el agua está hirviendo coloco las hojas de té y me sirvo en una taza enorme que Gizah me había regalado hace unos días, me encantó la idea de tener mi taza y que sea gigantezca, pues he desarrollado una dependecia al café y al té. Cosa que a Berenice no agradó para nada, pero ha tratado de ser muy sutil conmigo en la manera de decírmelo.
“Apenas tienes 18, imagínate a los 40 si sigues así " .La verdad es que no me imagino a mí mismo un día más que no sea el ahora, desde la muerte de Zafiro no pienso en mi futuro, porque me cuesta imaginarme a mí mismo sin ella... es algo estúpido cuando lo que yo buscaba era alejarme, que estupideces nos hace cometer el amor... o el idiota siempre fui yo.
Comienzo a beber la infusión cuando los pasitos de una persona más me quita de mi vacío, la observo de pies a cabeza, la he visto desde hace unos días y suele aparecer ante mí, nadie más en esta casa la ve, pensé que alucinaba o que era un fantasma,pero luego me habló, lo primero que me hace verla siempre son sus rizos y sus ojos enojones.
—De nuevo tú —digo bebiendo otro sorbo.
—¿Estás bebiendo café de nuevo? —pregunta caminando hacia mí, tiene la estatura de una niña de 8 a 9 años.
—Es té —respondo mientras la ayudo a subirse hasta la mesada para que se siente.
—Menos mal... —reprocha mirando de reojo mi taza— ¿Pesadillas de nuevo? —pregunta, en lo que yo afirmo con la cabeza.
Ella nunca me ha dicho su nombre, ni qué es, dice que no puede, y que está aquí gracias a una persona que le pidió que me acompañe siempre, al comienzo me odiaba, pero con el tiempo se fue dando cuenta de que mi dolor era tan grande que decidió mostrarse ante mí, bueno, eso fue lo que ella me dijo.
—¿Y ya no entras a verla? —pregunta moviendo sus pies, yo niego con la cabeza y doy otro sorbo— no podrás no entrar allí siempre.
—No puedo verla... —digo evitando que caigan las lágrimas de mis ojos.
—¿Gizah está en misión? —pregunta mordiéndose las uñas.
—Sí, sólo están Ebe y Andree en casa, claro también Berenice y su marido.
—Bien, porque llegó la hora de que te diga algo —bajo la taza y miro fijamente a la niñita de rizos, ella parece tan tierna pero la madurez le gana.
—Dímelo...
—Es hora que dejes de restar el terreno, es hora de que amplíes la cantidad de Dominis Helios... ya tienes dos de tres piedras... ahora el juego es peligroso, porque no sólo serán los Nemosorum, habrán más detrás de ustedes y tan pocos no podrán hacer todo lo que deben hacer.
—¿Qué más es lo que hay que hacer? —digo confuso, y con ganas de entender.
—Las cosas irán aclarándose cuando los encuentres, a todos y cada uno de ellos, Gizah ya te ha pasado nombres... ve primero por la chica...
—Había varias chicas... —digo tomando de nuevo mi taza a manera defensiva... no quiero ir por ellos.
—Sabes a quién me refiero, la chica quien te dijo que podía ayudar con información...
—¿Por qué? —pregunto enojado golpeando la mesada, asustando a la niña que tengo ahí, no era mi intención... pero vamos, en verdad me quiere haciendo algo que estoy evitando.
—Porque es necesario... ellos no son Zafiro, la misión no funcionará con ustedes... tú necesitas más gente en tu ejército... no puedes martirizarte todo el tiempo, eso no te ayudará a traerla de nuevo, eso no la traerá de nuevo.... haz las cosas bien Helios.
La niña desapareció en eso, dejándome colgado observando la ventana... allí se encontraban los cocoteros y unos cuantos caballos durmiendo a la luz de la luna. No quiero traer más gente, pero la niña tiene razón... Zafiro ya no está, los Nemosorum son miles... y yo tengo arriesgando la vida de unos pocos.
—¿Qué haces despierto? —pregunta la voz melodiosa de Ebe, yo volteo a verla y hasta en la penumbra puedo ver cómo se va sonrojando, sin embargo su expresión es serena y queda.
Me subo sobre la mesada, simplemente para seguir con mi té y apoyarme de nuevo... nada ha sido fácil para ninguno en la casa, Ebe apenas asimilaba que Zafiro era su hermana y le quitaron de golpe aquello y yo apenas admitía amarla y no se lo dije... Observo a la delgada pero alta y fina Ebe caminar en la cocina hasta la heladera de donde quita un pote de yogurt, lo agita y me observa.
—Creo que no podía seguir durmiendo... ¿y tú? —retruco a lo que ella destapa el yogurt y lame la tapa.
—Igual... —dice tirando a la basura la tapa— Estaba pensando algo... ahora que me ha tocado cuidar a Fran debido al estrés post traumático que ha sufrido... y de igual forma fue a misión... ¿Por qué no me has enviado a ninguna a mí?
—Simple, eres la única entre nosotros aparte de Berenice capaz de curar heridas, no te voy a exponer.
Ella viene en dirección a mí y se recuesta sobre la mesa que tengo en frente. Me observa con cuidado por un tiempo, y aunque sus ojos no sean del mismo color, aunque Ebe sea más elegante, con rasgos más angulosos que Zafiro, no puedo evitar encontrar las similitudes.
—Lo sabía —dice luego de vaciar su pote de yogurt y caminar en dirección al pasillo de nuevo— Es por Zafiro... —dice susurrando— Helios... te cuento que esa es la misma razón por la que he evitado hablarte... y es mejor que seamos sinceros de una buena vez.
Ebe salió y tiene razón, veo a su hermana en ella y quiero protegerla como no lo hice con Zafiro. Con rabia en el pecho voy afuera, miro las estrellas brillantes en el cielo, pero tan opacadas para mi ser.
Descalzo y todo me aventuro en el pasto sin importar qué pudiese haber allí, respiro profundo, intentando no pensar... intentando alejarlo todo de mi mente, pero tarde, ella ya comenzó a maquinar.
—Mi Yeru —miro al cielo— esto es lo que me pasa por callar, esto es lo que me pasa por ser un idiota, sé que merezco cada dolor, cada latigazo, cada castigo... pero no sé cuanto más lo soporte.
No lo intento detener, es momento de llorar, de sacar todo de mí, me dejé llevar por el sollozo que se escapó de mi alma, rasgando mi espíritu por completo, me pongo de cuclillas intentando soportar, pero no puedo.. mi Dios... cómo me hace falta...
Si volviera a tener la oportunidad de estar a tu lado, si las cosas hubieran sido diferentes, si aquella noche en el festival del colegio cuando estábamos en 8vo grado me hubiera dado a mis sentimientos, si no me hubiera convertido en un ser tan despreciable contigo, si no me hubiera engañado a mí mismo estando con Dara, quizás las cosas hubieran sido diferentes.
Me siento en el pasto al fin, pero las lágrimas continúan allí. Cierro los ojos y me remonto a aquel festival... a la primera vez que dudé entre alejarte o traerte.
Recuerdo que el tema era sobre la época colonial, tú estabas con un vestido que te quedaba a la perfección, hablando con Gizah, yo las seguí fastidiado a todas partes, pues debía atender a mi hermana porque la muy terca no quería faltar al evento estando con fiebre y todo.
Así que me obligaron a estar allí bien cerca, Andree ya se había retirado quien sabe por qué, y ustedes sólo caminaban saludando a todos, lastimosamente yo comencé a mirar tu cuello desde donde estaba, siempre fui más alto que tu, recuerdo perfectamente que hiciste un movimiento sutil con la cabeza dejando ver la elegancia que podías trasmitir, seguimos caminando hasta que a Gizah se le antojó ir al baño... maldita la suerte que me acompañaba esa noche.
Ella nos dejó solos en un rincón, mientras iba a lo suyo, no nos dijimos una sóla palabra, como de costumbre, como siempre. Sin que te dieras cuenta de tanto en tanto te observaba, hasta que un bicho se posó sobre tu cuello, quisiera saber de qué estás hecha que no te diste cuenta, como aquella vez que la serpiente te usó de puente...
Aunque no me gustaba admitirlo, sabía a la perfección que eras alérgica, así que mientras tú estabas pensando en lo tuyo, tomé al insecto, y lo alejé de ti.
Me observaste pálida, más al ver lo que hice, nos miramos directo a los ojos, por primera vez, mi corazón saltó y mi alma tenía ganas de volar, aprecié tu rostro, tus ojos cafés, tus largas pestañas... estabas tan hermosa y elegante.
—Gracias —dijiste muy tímidamente... tu voz tocó una cuerda interna en mí que hizo recordar cada segundo que te haya visto anteriormente. Me sentí abrumado, estaba perdiendo el control en mi persona, eso no debía ocurrir, no conmigo, yo no puedo perder el control de las cosas, no debo.
Mi interior comenzó a ebullir, haciéndome saber que me hacías no pensar, simplemente dije que eso no podía pasarme a mí. Ahora que lo pienso, todo era síntoma de que me gustabas, de que te amaba, nunca más sentí algo asi... hasta que nos besamos claro está, eso rompió mis espectativas... en fin... no me dejé caer y terminé poniendo las manos en los bolsillos y me alejé de ti.
Aparece ahora y dime cobarde, aparece ahora y ódiame si quieres, pero aparece, yo te necesito más de lo que puedas imaginarte.
De nuevo lloro como nunca antes, pidiendo cambiar, pidiendo ser capaz de traerte de nuevo, hacer que estés aquí, no importa que termines dejándome y vayas con Hugo, es más, creo que él te merece más de lo que yo te merezco a ti, porque no he sido sincero contigo desde el comienzo, porque te he hecho sufrir, porque me fui infiel a mí mismo...
Que miserable es mi existencia sin ti, tanto que quisiera haber muerto yo, tanto que quiera ir al más allá a buscarte, pero nada solucionaría así. Quiero poder verte de nuevo, quiero poder abrazarte y sentir tus labios como aquella vez... quiero que me lleves, que me saques de aquí, que me arranques la piel, que sacudas mi corazón. No importa si duele, porque lo merezco, porque las heridas están aquí.
Cuántas veces pude decirte que te quería y no lo hice, cuántas veces exploté a causa del amor que te tenía aprisionado. Cuántas veces morí lentamente en los brazos de Dara pensando en ti.
Ahora nada tiene sentido, porque resulta que todo lo que soy se dividió en el ayer y el hoy, hoy soy una cáscara, te necesito mi Yeru.
Levanto mi brazo para mirar mi muñeca, aquí veo el hilo rojo colgando, símbolo de mi más grande derrota...
No permitiré otra baja en mi grupo, pero la niña tiene razón, no podré contra mil, cuando somos tan pocos... y lo peor es que hay Perdidos, Pérfugas, Piedras Rojas y quien sabe qué más ahora encontra nuestra.
—Si estuvieses aquí me pedirías que te cuente todo... pero no estás... —digo por último, levantándome del pasto, yendo de nuevo en dirección a la casa.
Volver a la cama no es una opción, es mi obligación, hoy llega Gizah... y por el bien del grupo, comenzaremos a reclutar a más personas, así que simplemente debo ir a dormir. Me seco las lágrimas estando en medio de si debo o no debo sentirme mal por explotar de esta manera, al fin y al cabo... nada es como esperaba, no me siento yo mismo llorando, es más, ni siquiera me veo a mí mismo destrozado. La realidad es otra, ¿no es así?
Llego a la cama, y esta vez tomo mi celular y pongo la única música que he estado escuchando en estos días. Like a Stones... increíblemente es como una canción de cuna para mí.
—Helios —siento una sacudida en todo el cuerpo, no hacía ni 5 segundos que me dormí... pero el sol ya está arriba— Al fin despiertas —es Gizah, me frego los ojos y me pregunto por qué tengo esta sensación de no haber dormido nada— Vamos a desayunar... tengo noticias del exterior.
Dice eso mientras arruga la camisa que tiene en sus manos y me lo arroja, como estoy desperezándome, la camisa termina golpeando mi rostro. Hago un sonido de quejido, pero ella ya salió de la habitación cuando volví a levantar la vista.
Me tiro de la cama para ir hasta el baño y cepillarme, por desgracia termino viendo mis ojeras, no hay nada que hacer por ellas, me meto a la ducha con agua fría para ver si así se me pasa el cansancio y me despierto por completo.
Voy hasta mi armario y tomo una de mis remeras favoritas. "Viva el rock" reza al frente, y alguna vez se lo presté a Zafiro, así que esta remera tiene el triple de valor ahora para mí. Agarro mi pantalón vaquero negro, y por último los zapatos estilo militar que tanto me gustan.
—No te olvides lo que te dije —la niña está detrás de mí, yo sólo le doy una mirada de recelo y sigo caminado hasta dejar de sentir su presencia.
En la cocina estan Gizah, Andree y Fran sirviéndose el desayuno, me incorporo al grupo tomando mi taza la cual enjuago para luego servirme el café recién hecho, definitivamente por el aroma lo hizo Berenice, es la única que consigue que tenga un aroma tan acogedor.
Me siento con ellos en lo que se van pasando el pan, la mantequilla, algún dulce, se ven cansados pero saludables, parecen muy hambrientos y sus ojos reflejan gratitud por estar de nuevo en casa.
—Berenice fue a la ciudad con su marido —dice Andree en lo que Fran mete un pedazo de pan en su boca y rápidamente bebe su café con leche. Aún se ve en él los rastros de quien sabe qué haya vivido con los Nemosorum.
—Genial —digo mirando el reloj de la pared, son las 6:30 de la mañana— Y ¿cómo les ha ido? Pregunto algo ansioso.
—Pues... ha sido complicado... hay muchos Perdidos por la calle —responde Gizah en lo que yo tomo otro sorbo de café y acepto el pan untado con dulce que me está pasando—. Creo que los rumores ya están corriendo por las calles, los grupos saben que hay dos piedras juntas en algún lugar... y eso no es todo... están apareciendo otros grupos de personas con poderes que no entran en ninguna de las características que nosotros conocemos.
—¿Cómo? —inquiero en lo que paso mi mano sobre el rostro, el sueño aún me quiere llevar.
—No es tan fácil de explicar —responde Fran— sólo puedo decirte que... ya lo sabía, sabía que esto iba a pasar... era el temor de Ader, ella lo decía todo el tiempo, decía que las cosas podrían complicarse si los "otros" terminaban saliendo de sus lugares... y que ellos no serían tan sutiles con Zafiro como ella.
—No entiendo Fran... —digo bajando mi taza— han ido a miles de misiones y el único problema que tuvieron fueron con Nemosorum... que hayan otros grupos... ésto se está saliendo de panorama.
—Nosotros tampoco lo entendemos —responde Andree— el punto... —dice sacando de su bolsillo una nota— es esto. —lo lanza sobre la mesa y yo quedo mirando el símbolo que tanto se ha repetido entre las notas de la nona y el bastón de Zafiro.
Abro la nota y las palabras están escritas en una perfecta letra puntiaguda, con terminaciones elegantes. Acaricio el papel por si haya algún tipo de puente de energía pero nada.
"Apenas tienen 4 años, así no podremos saber aún si son o no las hijas de Ader... eso da a entender que ellas no serán humanas, son Astram con sangre humana, así como ellas, nuestra hija será especial Cer..., eso no lo podremos controlar, solo esperemos que busque ser parte de los Dominis cuando éstos existan, por cierto... debes buscar la tablilla, sólo tú puedes ayudarme con eso.
Te amo
Att. Carpio"
—¿Cer y Carpio? —pregunto, nunca los había oído, por lo general las notas de la nona no llevan firmas.
—Nombres claves —dice Gizah— Es algo obvio.
—¿Dónde encontraron ésto? —pregunto, volviendo a tomar café.
—¿Recuerdas nuestra misión? —pregunta Andree algo preocupado, claro que lo recuerdo, bueno, mentira, todo lo tengo mezclado. No sé quién iba a qué misión.
—No Andree, lo tengo mezclado, disculpa —digo en lo que ellos se miran preocupados.
—Querías que investigáramos sobre los Piedras Rojas y su conexión con Ader... 2 semanas recolectando información —dice bostezando— y en definitiva hemos confirmado que un 99% están vinculados con ella, y todos usan grafeno para su energía.
—Genial, ya lo recuerdo ¿y qué más?
—Los padres de Zafiro están desaparecidos —me informa Gizah... y sé que ellos no son sus padres reales... pero también sé que el amor que le tenían a esa niña era real.
—¿Los buscaron por todos lados? —pregunto mirando el mapa de mi brazo.
—Llegamos hasta las costas de Japón... —aclara Gizah— así que creo que fue un viaje a nivel mundial... y no los encontramos.
—¿Y esta nota? ¿Dónde la encontraron?
—En una casa con rastros de energía en medio del bosque de la Patagonia —dice Fran—podía ver campos de energía... y bien dejaron guía en los árboles para llegar a la casa, la cual parecía haberse abandonado a los apuros...
—O sea que ahora tenemos también una chica más que buscar...
—Eso no es todo —interrumpe Andree— hay más... la Tablilla que mencionan... es real... y está oculta en algún lugar... si esta mujer y su hija siguen por allí, debemos encontrarlas... y que nos ayuden a encontrarla... puede que con ello resolvamos los enigmas y salgamos airosos de esta guerra.
—Guerra —repito la palabra… es verdad... ahora es inevitable—. ¿Cuál era la misión de Nadir, Saskia y Dara? —pregunto enojado conmigo por estar tan perdido.
—Fueron a buscar energía para encontrar la tercera piedra...Liza y Fer fueron a buscar Naims... ya sabes, con el bastón de Zafiro. —Andree en definitiva es mi mano derecha indiscutiblemente.
—Bien... gracias por todo... —digo mirándolo de nuevo— es mejor que vayan a descansar... pero antes quiero hablar con Gizah.
Andree y Fran llevaron sus cubiertos sucios y los enjuaguaron, para luego retirarse de la cocina dejándonos a mi melliza y a mí juntos, ella se cruza los brazos y me observa detenidamente.
—¿Aún confías en Dara? —pregunta de nuevo... la verdad es que últimamente ya no lo hago, no puedo tan siquiera estar cerca de ella—. La mandaste a buscar piedras.
—Es buena rastreadora —digo encogiéndome los hombros.
—Es una rastrera... sí —dice enojada— aunque no lo quieras creer, esa niña tuvo algo que ver con la muerte de Zafiro.
—No quiero hablar de eso —digo mirando mis dedos, en verdad no quiero creerlo, pero algo en el fondo me dice que puede ser así— debes tener en cuenta que somos pocos, y no me queda más que confiar en sus habilidades.
—Somos pocos porque no quieres reclutar más gente porque...
—Vamos por la chica... —la interrumpo, en lo que ella queda congelada con la idea pegada a la garganta.
—¿Qué? —dice sorprendida.
—La chica, la que me dijiste... quiero empezar con ella, y luego iremos por el resto de tu lista de posibles...
—¿Qué te ha ocurrido hermano?
—Digamos que anoche no aguanté el dolor y tuve un castigo universal en mi alma... así que... ve y descansa, que esta noche iremos por ella.
—Vamos ahora... —dice emocionada.
—No... yo necesito que estés descansada... al fin y al cabo, será la primera vez que saldré a misión... y hay unas cuantas cosas que debo acomodar para ser un poco más eficiente.
—Ok... a las 21:00 horas saltamos... no hay cambios de idea —dice levantándose de la silla y viniendo hasta mí para darme un abrazo bien fuerte— también la extraño hermano, pero no frenar y seguir es lo que marcará la diferencia. Lograremos esto por ella.
Me da un beso en la mejilla y me alegra que mi hermana esté al fin un poco feliz, creo que eso me lo trasmitió, será interesante esto al final...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top