Ella y yo

Ader se apareció de la nada, nos encontró más rápido de lo que yo creía, por lo que no tenía planeado en ningún momento tener que justificarme ante ella, al menos aún no.

Amit estaba en su cuarto y yo estaba con Ader en la sala, siendo juzgado por su mirada, está furiosa, pero a la vez muy feliz, tiene a su hija, pero no como ella lo había planeado.

—¿Cómo te atreves a desobedecer los planes de los Nemosorum? —pregunta roja de la furia— Tenía que ser Hugo quien la despierte, no tú.

—Hugo... ¿Por qué él? Porque encontró la piedra ¿es eso acaso? Yo no podía dejar escapar esa oportunidad Ader, ahora yo tengo el vínculo con ella, soy quien la trajo de nuevo gracias a tu hijo.

—¿Cómo encontraste a Ander? y ¿dónde está? —pregunta indignada mientras cruza sus brazos— No me lo dirás verdad.

—Por supuesto que no —aseguré— No te lo diré, porque simplemente no mereces saber dónde está tu hijo, ¿sabes qué me suplicó? No quiero que sea como mi madre. Si un hijo rechaza a ese punto a su madre ¿Quién soy yo para exponer dónde está? Pero la verdad Ader, no lo sé, se fue, y lo dejé ir, no me interesó rastrearlo.

—¿Y Dara? —cuando soltó la pregunta guardé silencio, así que ella bajó la voz para susurrarme con enojo— ¿No sabe que Dara está de nuestro lado? ¿Acaso tienes idea de lo que pasará si se da cuenta?

—Ese nombre está prohibido Ader, ella aparecerá cuando sea el momento oportuno —me friego el rostro— Si quieres a Amit cerca de tí, será bajo estas condiciones, no hablaremos de ella, ni mucho menos del trato que tienen, Hugo no se acercará a nosotros, ella no saldrá a ningún sitio sin mí, y no verá a Helios, nunca.

Ader sonrió, no podía creer que yo le esté poniendo condiciones, pero claro que las iba a respetar, ella sólo quiere desatar una batalla, y ahora necesitamos las piedras, ya tenemos a 2 de 3 hijas, con la llave más su ejército de almas y Perdidos y sombras ya habremos ganado esta batalla, y está segura de ello.

—¿Tienes miedo a que Helios despierte su humanidad? ¡Vamos! es una Astram Lior, no hay nada que lo pueda hacer.

—MMMM, no me importa, irás contra Helios con cualquiera, como quieras, pero no con Amit.

—Bien, está. Pero Lior, Hugo sigue estando a cargo, lo quieres hacer miserable, pero no te será tan fácil, yo daré la orden de que no se acerque, pero voy a impedir que Hugo busque la forma de acercarse.

—Bien, yo me encargaré de cuidarla, de ser necesario.

Tragué saliva, y por primera vez en toda mi vida, luego de la muerte de mis padres me volvió a invadir el miedo, yo no podía creer que estaba temblando, y que me llenase de pavor que Zafiro, Amit, se fuera de mí, no quería que fuera así, no quiero perder lo que he vivido estos días, y si en algo tiene razón Ader, es que le estoy mintiendo, y creo que eso ella no me lo perdonaría.

Pero si Amit sabe que Dara está con los Nemosorum ahora, no me lo perdonaría nunca. Debo pensar muy bien cómo ejecutaré esa segunda parte de mi plan, todo debe parecer coincidencia, o simple capricho del destino.

—Vamos a casa ¿No?

—NO —la voz de Amit se alzó sobre nosotros, ella aún estaba vestida como para tomar un paseo por las calles de la Toscana.

Ader miró a su hija y todas sus palabras cayeron por su propio peso, ¿con que nada podía con la humanidad de los Astram? ella prácticamente quita su corazón para hablar a su hija, pero no lo hace para no incomodarla. No soy estúpido, Ader podría ser la crueldad encarnada, pero al fin y al cabo, ama a sus hijos, así como ama a Aldebarán, es la única razón por la que lo envió lejos, yo no cometeré el error de perder a Zafiro.

—¿Por qué no? —pregunta ella, cuando Amit viene hasta mí y me toma de la mano.

—Porque Lior me prometió un paseo, y en verdad lo quiero hacer.

Ader apretó sus labios y pasó a un costado de mí, para susurrarme al oído.

—Dos días Lior, en dos días, los quiero en la base, y ni se te ocurra desobedecerme, porque juro que no me importa lo que ocurra con Amit después, pero yo te mataré.

Respiré profundo, porque sabe lo que acaba de hacer, me está obligando a decirlo, y no se irá hasta que lo haga.

—Sí señora Odeim, en dos días estaré allí.

Mis sombras automáticamente se invirtieron, y comenzaron a tomar el tiempo, la muy desgraciada aún me controla, quiera o no, sigo siendo un títere de Ader.

Al fin Ader se fue, para que quedáramos sólo Amit y yo, en medio de la inmensa sala, ella me soltó de la mano para mirar a mis ojos fijamente.

—Si no quieres ir de paseo no lo haremos —me dice con la voz más suave que en la vida haya escuchado, esta niña es un encanto, Astram o no.

—No, Amit, lo único que quiero es que pasemos este tiempo juntos y que seas feliz, vamos de paseo.

Y no mentía, en ningún sentido, en verdad lo único que quería era que estemos ella y yo.

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