El cielo

Mira el cielo y busca mi nombre, estoy segura que lo escribí en sangre.

—¿Ámbar estás segura? —pregunta Ader ansiosa.

—Más que segura, Helios sigue perdidamente enamorado de Zafiro, tanto, que me ha dejado ver en su alma...

—Y ¿es verdad lo que dices sobre la ubicación? ¿En verdad se encuentra en ese lugar? —Lior se lleva una almendra a la boca y no disimula la mirada lasciva que lanza a Ámbar.

—Por supuesto... ¿Acaso dudas de mis cualidades Lior?

—Nadie lo duda —Alex lanza un suspiro y me mira deseosa de información, quiere saber lo que pienso yo.

—La verdad no estamos listos para atacar... —El silencio acarició mis oídos, tenía a Ader prácticamente apunto de arrancarme los ojos.

—Están indefensos —Ader se lleva la mano a la mandíbula para descansar la cabeza en ella.

—Tienen a Tamirá y a esos chicos nuevos que no tenemos idea de qué hacen, Helios es precavido, de seguro sus sellos son fuertes, y no solo eso, apuesto la vida a que el lugar donde tiene a Zafiro está cifrado.

—Se van a mudar si no hacemos algo —Dana parece estar del lado de Ader, y puedo entenderlo, conseguir el cuerpo de Zafiro, antes que las piedras es mucho más importante.

—Lo siento, si ustedes quieren, yo les doy vía libre, pero no estamos listos —me siento en la mesa y comienzo a pasar mi mano sobre ella para que se forme un nuevo mapa.

—Hugo, ¿por qué? —pregunta Lior muy curioso, pero esta vez ya está a lado de Ámbar, creo que ya la piensa seducir.

—Zafiro... —digo terminando mi mapa—. Somos más, y me atrevería a decir que somos más fuertes, pero el problema es Zafiro... está aún conectada con Helios.

Ader me mira con cautela, parece que no sabe a lo que me refiero, y eso la carcome, yo sé, las ganas inmensas que tiene ella de recuperar a su hija, así como también sé que le será imposible dejar de escucharme ahora.

El mapa que dibujé marca el punto en el que estamos, y el punto en el que se encuentra Helios. Pongo mis dedos sobre cada punto y sin despegar la mirada de Ader le explico las razones de mi decisión.

—Zafiro está aquí, y nosotros aquí... en medio de este tramo —señalo con un pequeño hilo— hay más de 400 Naim custodiando... y no solo eso, hay Perdidos tras nuestros pasos, y Pérfugas, no nos podemos dar el lujo de revelar nuestra posición, ni la de Zafiro, ¿o acaso quieren entregar su cuerpo a alguno de éstos?

Lior toma una almendra y la pone en la boca de Ámbar, ésta no la rechaza, y ya puedo sentir que él la tiene entre sus manos, no sé quién me da más pena, ella por creer que Lior cayó a sus pies, o Lior por seducir a la mujer equivocada.

—Y... —Ross está retorciéndose la mano al igual que Ian, ambos me han entendido a la perfección, tanto que están preocupados— ¿no podemos poner a los Perdidos de nuestro lado?

La risa de Ader fue extraña, tanto, que la piel se me erizó. Ella tomó su larga y negra cabellera entre sus manos para hacerse una coleta, dejando ver la piel de su cuello, y los múltiples sellos de sombras que tenía allí, tanta es mi sorpresa que no logro disimular, pues mis ojos se clavaron justo en su yugular, logrando contar hasta 9 sellos, pero parecen continuar hasta su espalda. Cuando ella se da cuenta, no intenta ocultar nada.

—Los Perdidos son errantes —dice al fin ella—. Son como los Piedra Rojas, crees que son tuyos, pero al rato los tienes en tu contra, ellos se dejan seducir muy fácil por lo que brilla, no son inteligentes, son.... instintivos, es mejor no mezclarnos con ellos.

—Y ¿cuál es el problema con los Naim? ¿No que ellos no se metían? —Alexandra ha pasado toda la reunión recostada en esa pared, observando el mapa fijamente.

—Ya ves —repondo con un suspiro—. Se suponen muchas cosas, como que los Pérfugas son de tan alto grado que no intervienen en estos asuntos, pero ahora son nuestros grandes enemigos, o sea, es imposible...no estamos seguros uniéndonos a ninguno... nosotros debemos crecer...

—Hugo... —Paulina me devora con la mirada, y mierda, cómo me incomoda eso— somos más, somos muchos más...

—En cantidad —respondo— pero en habilidad no, quizás podríamos ganar a Helios, podríamos derrotarlos, pero no cuando tenemos tantos obstáculos en medio...

—¿Qué sugieres? —Ader ya está impaciente, y no lo voy a negar, yo también lo estoy.

—Buscar la última piedra y...

—No lo estás considerando... ¿o sí? —pregunta Ader con algo de placer en sus ojos, con tanto, que hasta me da miedo decir en voz alta lo que estoy pensando.

—Usar su energía para arrancar almas...

El silencio en la sala fue como un golpe duro, y las reacciones de mis compañeros fueron diferentes, bueno, sólo había placer en Ámbar y Ader, los demás estaban sorprendidos.

Nunca quise recurrir a esa estrategia, siempre pensé que era injusta, pero la realidad me obliga, arrancar almas con el poder de la piedra era algo a lo que me había opuesto, a pesar de que fui yo quien descubrió que se podía hacer.

Explicando fácil y pronto, si arrancamos almas, no necesariamente matar a la persona, es sólo un estado en el que tomas prisionera su alma, dejándolos en un estado de limbo, y sus cuerpos quedan vacíos, puedes usarlos como soldados, sus cuerpos son básicamente inmortales mientras no descubran el hilo de energía que los controlan... ¿y por qué me opuse a ello? Porque quien los manipule debe alimentarlos con energía oscura, con sombras, si no lo haces, mueren, y sus almas fueron arrancadas sin importar si son puras o sucias, y estoy más que seguro, que no existen sombras suficientes para alimentar a miles de marionetas... no me gusta ver a gente morir, a pesar de que los seduzca a entregar su espíritu al mal, no es lo mismo, ser el causante de sus muertes.

—¿A qué se debe ese cambio? —pregunta Ader con una felicidad desbordante.

—Quiero el cuerpo de Zafiro... —respondo casi golpeando la mesa y haciendo desaparecer mi mapa, pues me di cuenta que somos nosotros o son los otros.

—También quiero su cuerpo, pero en un sentido más... libidinoso —Dice Lior provocándome .

La sangre me hierve, pero respiro profundamente, ahora mismo no vale la pena ponerme nervioso por las palabras necias.

—No se dice más —Ader suelta una cantidad de sombras impresionantes, mientras sus ojos brillan en la penumbra— Drasse de trot —sus ojos se pintaron de un azul intenso y la masa de energía negra se dispersó a todos los lados— Vamos todos a buscar esas piedras, y tú —me apunta— Verás la forma de despertar a Zafiro, busca cada retazo de energía que ella dejó, esa será nuestra forma de contraatacar.

Aunque no lo quiera, esta decisión es la más acertada, al fin y al cabo, nada debe quedar atrás, he pensado una y otra vez en alguna alternativa, pero es imposible, no podría nunca contra tantos factores sin recurrir a esta medida, sea cual sea el resultado, espero no arrepentirme del camino que he decidido. Yo necesito ganar la guerra, como sea, y conquistar el cielo, a lado de mi bella Zafiro.

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