¿Cuñado?
El señor Aldebaran me contó porqué él no ha envejecido, resulta que al ser enviado a este lugar; el tiempo no pasa para él, como lo pasa para nosotros. Pero así también eso se constituyó en una gran ventaja; gracias a eso, se ha dedicado a investigar sobre los Astram, los Naims, los multiversos, y sobre qué pasa realmente sobre todos estos misterios que nos rodean.
De alguna manera él descubrió moverse como los Naims, de manera holográfica, pero sin tanta precisión, es por eso que puede reunirse con los Dominis Domo en la tierra, y con los Naims.
Según lo que entendí, fue él quien ayudó a que se organizaran y todos estén en contacto, es por ello, que la mayoría de nuestros padres sabían cuál era el destino que nos iba a alcanzar a nosotros.
Dedicó mucho tiempo de su vida, organizando que nuestros destinos estén enlazados, la misma escuela, los mismos horarios, el mismo entorno. Y gracias al bucle con sus hijas, sabía en dónde estaban.
También me contó sobre cómo fue que Ader perdió el rastro sobre Ebe y Zafiro. Ader había creado piedras rojas, es decir, antes de la existencia de ella, era difícil pensar que estos podían existir, según me contó, así empezó ella antes de convertirse en una antigua entre los Nemosorum.
Sus primeros 4 piedras rojas, se convertirían en los custodios de sus dos hijas, ella sólo quería mantener a una con ella, pues su intención era entrar a los Nemosorum como líder, y no lo iba a poder hacer con tres niñas.
La mujer, encontró la forma de crear este trato con los moribundos, y los mantuvo con vida, pero olvidó que para que hagan lo que ella pidiese, debía tomar por completo sus almas y ponerlas en una piedra roja, la mitad debía ser para ella, y la otra mitad debían portar estos.
Sus primeros 4 experimentos se lo llevaron todo, error de principiante. Con eso, permitió que tuviesen sentimientos, ya sean buenos o malos, asi que, como ella confiaba demasiado en ellos, olvidó poner algún seguro sobre sus hijas, y para su desgracia, los piedras rojas se ocultaron ante sus ojos, formando vidas normales, acudiendo a sus familiares, y resulta que en uno de ellos había una Dominis Domo de 200 años.
La nona de Zafiro, es una de las pocas Dominis Domo que consiguió manejar y administrar su energía para prolongar su vida. Así que, lo que hizo, fue poner una especie de escudo sobre la familia, mientras que a Rebeca, la enviaron a Italia a vivir con sus tíos.
La nona conocía a Aldebaran, pero no sabía que Zafiro era su hija, sólo intercambiaban cartas, y él se presentó como un servidor. Y fue así que Ader quedó sin saber de ellas, de alguna forma habló con un personaje llamado Dorot, quien dejó que ella tenga su propia legión de Nemosorum, consiguió deshacer su sello Dominis y metió en su cuerpo 200 sellos de sombras. Traducido, ella tiene un centenar de bombas atómicas en su cuerpo.
Nos contó que sólo hay entre los Nemosorum tres personas con más de un sello, Ader, Lior y recientemente Hugo, es por ello que lo veo debilitado y cansado, aún no ha podido dominar su nuevo sello.
No quiero imaginar, cómo hizo Ader para contener 200 sellos, en cuanto a energía es mucho, no sé cómo sería su alma. Quizás es eso, lo que le permite mantenerse sobre sus cabales, en medio de tanto dolor mundano.
Luego de la lección magistral, nos dio una orden a Ander y a mí. Nos pidió ir al último lugar donde yo encontré la segunda piedra, o mejor dicho Zafiro. Quería que entremos a la casa en busca de aunque sea una miseria de energía de ella, aunque sabemos que los Pérfugas borraron todo lo que pudieron, él tiene esperanzas de que haya algo, muy pequeño que conserve por lo menos un poco de recuerdos.
Encontremos o no algo, luego de eso, quiere que volvamos al campamento, quiere que me lleve a Ander conmigo, y entrenemos juntos, en teoría él me enseñará cosas, cosas que aún yo no sé.
Así que ahora, aquí estamos, en medio de la casa, recorriendo habitación por habitación. Es la quinta vez que miro desde la puerta su cama, no me atrevo a entrar, estoy lleno de miedo, como si lo hiciera, podría perder algo más.
Finalmente Ander me empujó adentro, y no tuve más remedio que entrar a la habitación, seguido por su hermano. Mi cabeza explotó al ver al costado de su cama, y el recuerdo se insertó en mi cabeza, como un líquido que derritió mi cerebro.
<<¿En verdad fui tu primer beso>> esa fue la pregunta que le hice mientras mi alma se llenaba de gozo, orgullo, inflando mi ego por las nubes, fui el primero en tocar sus labios, y lo hice de una forma tan apasionada que no podía contenerme, yo debía volver a tener su cuerpo en mis brazos y sus labios en los míos, debía apretujarla contra mí, para sentir que en verdad me correspondía. Entre ida y vuelta la llevé a ese punto y la besé, dejándome llevar por la adrenalina, por las ganas de no soltarla. ¡Dios! como amé ese momento, yo la tenía como predador a su presa. Los suspiros se escapaban de mí, porque quería más y más. Ella simplemente me llevó a los límites cuando tocó mi espalda, me había despertado, y no tenía ganas de parar.
—¿Estás bien? — Ander me sacó de mi trance, y lo odié por un momento, hasta que recordé que él es el hermano mayor de Zafiro... ¿Cómo me sentiría yo si Fer me contara algo así? probablemente lo cuelgue de las bolas.
—Estoy bien —respondo acalorado, ¡mierda! no debí entrar a esta habitación.
—Creo que mi hermana era una pandillera... —apunta contra la pared donde aún se lee claramente lo que escribió esa vez que escapó de la casa.
—Algo así. —dije al fin suspirando, queriendo omitir cualquier sentimiento.
Ander pasa su mano sobre la pared, y no voy a negar que me llené de ansiedad, si justo ve ese momento, ese acalorado momento, no sé que haré.
—Nada —responde al fin— ¿Alguna habitación que no hayamos visto aún?
—El baño —me apresuro a responder.
Los dos vamos hasta el sanitario, para ver el polvo cubrir cada rincón, el balancín estaba abierto, y lo que nunca me gustó de esta casa, es que el sol daba con él justo como ahora, provocando que la luz se refleje a mis ojos, dejándome casi ciego.
—¿Qué es eso? —pregunta Ander caminando hasta la ventana.
—¿Qué? —me cubro los ojos por el reflejo que me quema, impidiendo que vea nada.
—Esto... —entrecerré los ojos para ver mejor, y lo que Ander tenía en su mano era un pequeño bisturí, el cual estaba oxidado, pero estaba manchado de sangre, cómo olvidar eso, cómo dejar pasar por alto la rabia que me hace sentir ese pequeño objeto.
Ander parece metido en un bucle de energía, sus ojos recorren el lugar y me gustaría saber qué es lo que está recreando. Cuando el recuerdo termina, guarda el bisturí en su bolsa de terciopelo, para luego venir hasta mí.
Creo estar seguro de que él sabe ahora que torturé a su hermana para cerrar sus heridas, retrocedo unos pasos hasta que pone su mano derecha sobre mi hombro, me inspecciona por un momento con el rostro insípido, ese que yo sé poner cuando algo no me gusta.
—¿Tuviste algo con mi hermana? —su pregunta no me relajó, al contrario, me llenó de tensión todos los músculos.
—¿Cómo? —la pregunta sale apenas.
—¡Dios! prácticamente babeabas cuando ella abrió esa puerta, si bien te diste cuenta de que ella se estaba cortando, no lo haría cualquiera... parecías enojado, y preocupado, sólo quiero saber si eres mi cuñado...
—¿Tu cu...ñado? —pregunté apenas, cuando la escena se dibujó ante mis ojos, recordé cuando la vi, ella estaba envuelta con su toalla, y yo no podía dejar de imaginármela así, pero más cerca a mí, me fue tan difícil separar mis pensamientos, me desafió, en todos los sentidos, desde la cordura, hasta lo hormonal, salí de mi cuerpo, y fue cuando me dí cuenta de que el control sobre mí lo tenía ella, siempre lo tuvo.
—Sí, tus ojos estaban cargados de esa chispa, y cuando ella cerró esa puerta estaba agitada, mmm por eso pregunto, si ustedes llegaron a ser algo más que simple guardián y designada. Si la respuesta es sí, no te preocupes, no te voy a matar... aún.
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