Clases de Historia
Apreté con fuerza la cadena de energía que había creado Helios, mientras Dara se retorcía por el dolor, lo cuál me ponía a tope de felicidad.
—Dara... ¿Alguna vez imaginaste que morirías en mis manos?
Ella ríe mientras intenta ocultar el dolor que le causo, lo cuál me pone un poco furiosa, por lo que termino aplicando más energía a su cuerpo, para que sufra.
—Anda Zafiro —dice entre dientes— Puedes hacerlo mejor, vamos ¡Maldita perra! Trágate tu estúpido discurso, ¿lo recuerdas? ¡Jamás te desearía la muerte! Fue así como me lo gritaste aquella vez.
Le di una bofetada, logrando que se callara y aumentando la furia en su rostro, me recordó un momento de mi vida que no es justamente el adecuado cuando estás en medio de una venganza. ¡Maldita sea!
—¿Cómo te atreves a usar mis palabras en mi contra Dara! Si estoy aquí para matarte es por que fuiste una maldita zorra, por tu culpa morí, por tu maldita culpa.
—Y ojalá te hubieras quedado así, muerta —escupe su veneno cuando pongo mi mano sobre su rostro— ¿Me dirás que no haces esto por Helios?
—No soy tú, Dara, si te quiero muerta, es por lo que me hiciste.
—Entonces no querrías matar a Ebe por haber besado a Helios...
Y su veneno hizo efecto en mí, no podía creer que eso me doliera tanto, ¿por qué me duele? porque quiero romper el cuello de Dara y luego ir por Helios, lo peor es que podría sostener que me tiende una trampa, pero la muy perra está diciendo la verdad.
—Helios es libre de hacer de su vida lo que quiere, con quien quiere.
—¿No te duele que sea tu hermana a quien besó?
—A tí no te debe preocupar lo que me duele a mí, te debe preocupar lo que te dolerá a tí.
Solté a mis sombras, volví a tomar el rostro de Dara y la obligué a abrir su boca, para que mis sombras ingresaran en su interior. La chica se retorcía, y me encantaba verla sufrir, pero alguien detuvo mi ataque, arrojando energía a mis sombras, hiriéndolas, haciéndolas chillar.
Me giro y suelto a Dara para ver a Helios con los ojos rojos y llorosos mientras su madre era enfrentada por sus hijas, Helios estaba roto, herido en su alma, que no sabía si disfrutar la escena o correr a abrazarlo.
—¿Qué haces aquí Yeru?
—Vine por mi presa, y no deberías defenderla, es ella la que está aliada con tu madre.
Helios no puede evitar quebrarse, ¿quién sabe qué pasará en su cabeza?, pero luego recuerdo las palabras de Dara y la piel se me enciende.
—¡Déjame matarle! Y ve tú a lo tuyo —grito.
—No dejaré que te ensucies el alma haciendo eso Yeru.
—¡Deja de llamarme Yeru! no tienes derecho a hacerlo, tú también mereces morir, y la única razón por la que sigues vivo es porque quiero muerta primero a Dara.
—¿Entonces aquel beso no te movió? Me negarás y dirás que no sentiste nada.
Dara comienza a reír con rabia, mientras Helios la mata con los ojos, ella en verdad se estaba destartalando de la risa, como si frente a ella hubiesen pasado mil cómicos.
—La cuestionas a ella, ¿por qué no le cuentas del beso con Ebe?
—¿Cómo sabes eso? —pregunta con los ojos bien abiertos.
Mi cuerpo no podía con tantas emociones, así que esparcí energía en todos los sentidos haciendo volar a todos los que se encontraban en la escena.
Llevo mis manos a mis oídos, pues la desesperación me hizo suya.
Cuando me percato de lo que ocurre a mi alrededor sólo puedo distinguir los cuerpos en el suelo, de las personas que quedaron inconscientes, excepto Dara, quien sólo parece golpeada.
—¿No puedes con todo Zafirito? la niña mala no puede con el dolor —dice esto último tosiendo.
—¿Qué demonios es lo que quieres Dara? —pregunto cuando mis ojos comienzan a aguarse y toda la ira me invade por completo.
—A ti, desesperada y muerta... Pero para eso, debo destruir a todos los mestizos posibles, iba a empezar por Julia, otra insoportable enamorada de Helios... pero también una mestiza. Les daré caza a todos, y los haré desaparecer de este mundo, porque no tienen cabida.
—¿Ahora eres justiciera Dara? —pregunto entre dientes.
—No, ahora sólo tengo una misión más divertida, y es divertida porque implica hacerte la vida imposible.
—¿Y sólo tú y la madre de Helios son las que intentarán hacerme pagar?
—No, tonta, es toda la Orden de las Rosas, nosotros te queremos muerta, porque así nos sirves más, creo que es hora de que yo te de una clase de historia.
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