Arrepentimiento
—Rápido —dice Ander mirándome— Debes decir lo siguiente de la invocación, o su alma se irá y ella no será Zafiro, cualquier demonio o sombra entrará a su cuerpo y sea lo que sea que quieras hacer con ella no resultará, la perderás.
—¿Cómo? —pregunto sin comprender— Los chicos que capturé dijeron sólo eso...
—¡Maldita mierda, es porque te siguieron, van a entrar a su cuerpo! Desátame y libera a tus sombras para que nos protejan, estoy casi seguro que estan aquí.
—¿Cómo sé que no me estas mintiendo? —pregunto furioso.
—Porque el vínculo ya está hecho contigo, ¡apresúrate imbécil!
Sus ojos estaban desorbitados, no me queda de otra, hice todo lo que me pidió, liberé a Ander y dejé que se acerque a su hermana, entonces ocurrió lo que él predijo, los malditos desgraciados aparecieron.
Usé la técnica que Hugo nos enseñó y comencé a atacar, yo debía salvar el cuerpo de Zafiro, y hacer que estos desgraciados paguen.
—Casi lo logramos —dice el Inmortal mientras me da un patada, en verdad es poderoso— Pero aún lo podemos hacer, si tan sólo Ander se hubiese callado.
—Me engañaste.
—Te lo merecías por torturarme —El Inmortal me vuelve a golpear, pero lo ataco con mis sombras, cuando miles de Perdidos comenzaron a salir de la nada.
—Dime que ya sabes la invocación —grito desesperado.
—Lo sé, pero necesito que hagas el campo ya.
Maldita mierda, para hacer el campo necesito que mis sombras ataquen a matar, nunca hice esto, mis sombras cambiarán si lo hago, pero podría perder a Zafiro, y con eso la oportunidad de vengar la muerte de mis padres. Así que las suelto, y en conjunto a eso, arrojo energía al tipejo logrando tirarlo contra un árbol.
En ese preciso instante creo un escudo con la misma técnica, podía escuchar a mis sombras morir, los Perdidos las estaban matando, chillaban, y mi alma se quebraba más, estaban matando parte de mí.
Puedo conseguir nuevas... claro, pero no serían las de mis padres.
—Esdra Amit Sarag —dice Ander— Tu mano Lior, ahora —pide mientras pone mi mano sobre el pecho de la niña— Repite conmigo. Astram Amit Sarag.
Por un momento sentí que no podía, los ojos de Zafiro estaban muy fríos, y comencé a temblar, era demasiado, mis sombras seguían chillando. Pero debo hacerlo.
—Atram Amit Sarag.
—Astram Amit Sarag —repito.
—Amit Sarag —Ander me mira mientras él también tiembla.
—Amit Sarag.
—Amir Sarag, esdra Yuir fraj kicg biog.
—Amir Sarag, esdra Yuir fraj kicg biog —al repetir estas ultimas palabras Zafiro volvió a parpadear.
Ander sonrió en medio de lágrimas y dolor, mientras que yo no sabía cómo explicar las sensaciones que invadían mi cuerpo entero. De la nada alrededor del cuerpo de Zafiro comenzaron a levantarse una especie de polvo azul que rodeaba su cuerpo como remolino, sus ojos volvieron a brillar, su cabellos se movían al son del viento.
—Repite Lior —me dice con los ojos llenos de tristeza— No quiero que sea como mi madre, así que sólo podrá sentir emociones si está contigo, sólo podrá sentir alegría si la tocas, no debe sentir ningún dolor ajeno, más el que ya tiene adentro... —Ander parece adolorido, pero no voy a decir no, tampoco quiero que sea como Ader— Somtaj hiaraf tuari.
—Somtaj Hiaraf Tuari.
—Sufta —dice casi desanimado, y lleno de arrepentimiento.
—Sufta.
Los ojos de Zafiro volvieron a cerrarse, pero su pecho subía y bajaba, ella al fín estaba viva, y yo era prácticamente suyo, y ella era mía.
—Váyanse —ordena con los ojos hecho furia— Vete lejos, no le muestres el mundo, hasta que su conciencia esté presente, deben estar solos, al menos unos días, cuando ella te diga su nombre, recién puede volver... escúchala, escúchala todo lo que te diga, no ignores sus deseos, lastimosamente, ella está cargada de dolor, y sólo lo sentirá si no está contigo, no te pido que la cuides, porque alguna fría razón tendrás para traerla, pero intenta no, no dejar que sufra.
—Y si su deseo es venganza. —inquiero viendo cómo Ander cierra la herida de su brazo.
—Ella sabrá como obtenerlo, sólo, sé amable con ella, y tendrás a tu Astram, pero créeme, el que se vengará cuando pueda, seré yo.
Tomé en brazos a Zafiro, y obedecí, me fui lejos, lejos del mundo, saltando la primera parte de mi plan, pues tenía ganas de presumir a mi trofeo, pero ahora, creo que en verdad nada me podría haber salido mejor.
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