5. Te estoy vigilando
☆ I solemly swear I'm up to no good ☆
—¿De verdad no piensan que estoy loco?—preguntó Daniel al terminar de explicar a sus amigos lo sucedido.
—¡No, claro que no!—respondieron los dos al unísono.
—De hecho—comentó Emma—, me parece genial que tengas tanta imaginación. Hasta podrías escribir un libro.
Daniel se dio una palmada en la cara. ¿Por qué a la gente le costaba tanto creer eso? Tuvo un segundo de reflexión y pensó que si a él le dijeran aquello, posiblemente tampoco lo hubiera creído.
—Eso significa que no me creen—afirmó.
—Pues...
—¿Y que tal esto? ¿Entonces como apareció?—preguntó subiéndose la manga, dejando ver la cicatriz del sello que le había impregnado Bachir. Ellos se quedaron en silencio, aún no le creían—Está bien. Quédense esta noche en mi casa, y les demostraré que estoy diciendo la verdad—ofreció.
—Ok, si eso quieres...—accedieron sus amigos.
—Por cierto, chicos, ¿por qué vinieron? No es que sea malo, ni nada. Solo... pregunto...
—Hoy es viernes: día de películas—respondió Fred—. Esta noche tocaba en mi casa, y veníamos a recordarte.
Daniel asintió con la cabeza, recordando que su amigo estaba en lo cierto. Pero con todo lo sucedido ni se había acordado de eso.
—Para en la noche deben traer: ropa para un mes—enumeró contando con los dedos—, más o menos, varios pares de zapatos, y...—trató de recordar algo, que sentía que se le olvidaba—¡ah, sí! traigan sus celulares, totalmente cargados, con sus cargadores—Fred y Emma se miraron con el ceño fruncido. Realmente creían que Daniel estaba perdiendo la cordura. Pero harían lo que él les pidiera, si eso lo aliviaba; se preocupaban por la salud mental de su amigo.
Daniel bajó las escaleras, para "preguntarle" a su mamá que si Fred y Emma se podían quedar a dormir esa noche. Ella accedió rápidamente y él le agradeció con un abrazo. Sus dos amigos se despidieron para ir a sus casas por el 'equipaje', y luego se fueron. Daniel se acostó en el sofá y suspiró.
(...)
Se oyeron unos golpes en la puerta. Bianca se acercó a ella, se asomó por la mirilla y abrió con una sonrisa.
—¡Luke! ¡Hola!—saludó ella en un tono muy alegre mientras lo abrazaba—¿Cómo estas?
—Bien, gracias—él esbozó una sonrisa sin mostrar los dientes—. ¿Se encontrará James?
« ¡Vaya! Eso sonó muy formal...» pensó.
—Sí, pasa. Está en su habitación.
—Gracias.
Entró y subió las escaleras. Caminó a través del pasillo y entró a la habitación de James, quien estaba acostado en su cama viendo una foto en su celular.
—Hola—saludó Luke casi en un susurro. James se sobresaltó al escucharlo y al ver a su amigo, se apresuró a esconder el celular en la almohada. Luke lo miró con suspicacia.
—¡Me asustaste!—dijo James poniéndose una mano en el pecho, sintiendo como su corazón latía más rápido que de costumbre.
—Lo siento, no era mi intención.
—No te preocupes. Es solo que no esperaba verte—explicó James bajando la mirada.
—Lo sé; no esperabas ver a NADIE en lo absoluto. No has hablado ni siquiera conmigo desde el día de la cafetería.
—Estoy un poco preocupado; eso es todo.
—¿¡Un poco!? ¿¡Un poco!? ¿¡Me vas a decir A MÍ que estas "UN POCO" preocupado!? James, tú no eres así. Nunca antes te habías alejado tanto tiempo. Ni siquiera cuando peleamos esa vez en sexto grado—James no pudo evitar sonreír al recordar eso—. James, yo soy tu mejor amigo desde que tengo memoria, y te conozco—paró durante unos segundos, en los que observó a James con firmeza—Por favor, James, ¿qué te sucede?
Este se quedó pensando la respuesta durante un rato. No sabía cómo explicarle a su mejor amigo todo lo que sentía, y tampoco tenía ganas de hacerlo. Pero sí le explicaría... lo básico.
—Luke, hay algo que... Hay algo que no te he dicho—Luke frunció el entrecejo—. Yo... yo estoy saliendo con tu hermana—su amigo se quedó boquiabierto y abrió los ojos como platos. Estaba... impactado con la noticia, pues ni su mejor amigo, ni su hermana, le habían contado nada de eso.
(...)
Al atardecer, Fred y Emma llegaron a la casa de Daniel, con todas las cosas que él les había pedido. Los tres subieron a la habitación de Daniel, y dejaron sus cosas ahí. Luego, bajaron a la sala y vieron una película con palomitas de mantequilla, que les había preparado Bianca. Al terminar, vieron otra película.
—Ya, chicos, a la cama. Ya casi es media noche—los chicos asintieron con unas ojeras enormes. Parecían mapaches. Fred se levantó del piso y Daniel y Emma del sofá. Los tres subieron las escaleras; Daniel los acompañó a la habitación para huéspedes, en la que habían dos camas sencillas. Luego les llevó sus maletas y les dijo que descansaran un rato, él los despertaría más tarde.
Enseguida se fue a su cama, pero se quedó sentado para evitar dormirse. Estaba cansado, y los ojos se le cerraban. Bostezaba muy seguido y estaba cabeceando. Estaba por quedarse dormido, así que decidió levantarse.
Se echó agua en la cara y suspiró. Después caminó sigilosamente hacia la habitación de al lado, la de huéspedes. Sus dos amigos estaban profundamente dormidos; ambos se veían muy cómodos. Se acercó a Fred y lo zarandeó ligeramente.
—Fred. Fred, despierta—susurró. El chico se removió en la cama, se tapó la cabeza con la cobija y gruñó—. ¡Enserio, Fred! Ya todos están dormidos.
—¡Yo también!—reclamó adormilado.
—¡Fred!
—Ay, Daniel, ¿no puedes escribir el libro y ya?
—No. Levántate—Fred volvió a gruñir, y como Daniel vio que no se levantaba, lo jaló por las muñecas hasta sentarlo en la cama.
—¿Feliz? Ya me levantaste—rezongó rascándose los ojos; estaba muy cansado.
—Bueno, ahora hay que despertar a Emma.
—Despiértala tú. No quiero que se enoje conmigo.
—Esta bien—accedió Daniel y se arrodilló al lado de la cama de la pelirroja—. Emma. Emma—la chica no hacía caso, así que Daniel la zarandeó ligeramente—. Emma, despierta—nada—Ya sé—se dijo a sí mismo—Emma, ¡mira! Están pasando un maratón de Harry Potter en la tele—enseguida la chica se sentó en la cama y Daniel sonrió con suficiencia.
— ¿¡Harry Potter!? ¿¡Dónde!?—exclamó la chica emocionada, como cualquier potterhead haría. Fred rió por lo bajo.
—Allá abajo, vamos—mintió el pelinegro, a lo que ella asintió efusivamente.
Los tres bajaron las escaleras sigilosa, pero rápidamente, y llevaron sus maletas consigo (incluso Daniel, quien la había preparado mientras esperaba la llegada de sus amigos). Llegaron al sofá y Daniel se arrodilló en frente de él, dejando su maleta a un lado.
—Por cierto, Emma—admitió—, no hay maratón de Harry Potter.
Ella abrió la boca indignada y lo fulminó con la mirada.
—¿Eso significa que me despertaste para nada?—preguntó la chica un poco molesta.
—No es 'para nada'. Les voy a mostrar que no estoy loco—sus dos amigos bufaron y él rodó los ojos. Daniel levantó un cojín de asiento del sofá, por el que había salido la esfera y el tubo; luego pasó su mano por ahí.
Una luz azul se emitió, y la marca de la muñeca de Daniel se tornó del mismo color. El sofá hizo un sonido, como si fuera una cuenta regresiva, y después de tres segundos, se volvió a abrir el gran hueco en el sofá; por el que había caído antes. Sus amigos quedaron boquiabiertos al comprobar que lo que Daniel había dicho era totalmente cierto.
—Se los dije—presumió el chico a sus dos amigos, pero ellos no pudieron pronunciar nada, pues estaban en shock—. Ahora hay que entrar; pasenme sus maletas.
—¿Esperas que entremos... por... ahí?—preguntó Emma nerviosa.
—Por favor chicos. Los necesito—rogó. Emma se mordió el labio, pensando en la respuesta—. Va a ser genial, se los aseguro—ninguno dijo nada durante unos segundos, hasta que Fred habló:
—Yo sí te acompaño; pero me debes una—Daniel asintió sonriente, y luego miró a su amiga, esperando que accediera también.
—Esta bien—accedió Emma rodando los ojos—. Pero—agregó antes de que Daniel pudiera sonreír—, me debes el libro de Harry Potter que salió a mitad del año pasado. Harry Potter y el Niño Maldito—aclaró. Daniel asintió efusivamete y abrazó a su amiga de la emoción.
—Bueno, vamos—los tres agarraron sus maletas y las arrojaron por el túnel. Al oír cómo chocaban con la pared, Daniel se metió también. Al llegar abajo, gritó a sus amigos en señal de que estaba bien y que ellos también bajaran. Primero entró Emma, quien cayó en los brazos de Daniel al llegar abajo, y luego Fred, quien cayó bruscamente, derribando a sus amigos.
—¡Auch!—se quejaron los tres levantándose, y luego Daniel pronunció un « Ego tamen non obliviscar».
Bachir abrió la pared y saludó a los chicos, quienes cogieron sus maletas, y después de que el hombrecito les indicó, entraron.
Él abrió el cajón morado y al sacar los frascos, empezó a preparar el portal.
—Así que, Emma y Fred, ¿no es cierto?—Fred y Emma se miraron entre confundidos y asustados, pero no quisieron decir nada—Bueno vengan aquí—dijo sacando el sello del brillante cajón morado. Los dos caminaron lentamente hacia Bissau, quien le dio dos golpes al sello con su varita, tornándolo de color rojo carmín. Este cogió las muñecas de los chicos y les plasmó el sello, primero a Fred y luego a Emma.
—¡Ay!—se quejaron los dos, sintiendo un ardor muy fuerte en la muñeca, que tras unos segundos se desvaneció.
—Mi nombre es Bachir Bissau—se presentó—. Y soy como... Por así decirlo 'El guardián del portal'—Ellos asintieron—. Bueno, Daniel, ya sabes que hacer—él hizo un gesto afirmativo con la cabeza y entró en el portal.
—Vengan chicos—los llamó el pelinegro, y sus amigos se acercaron al portal nerviosos.
—Tú primero—le dijo Fred a Emma.
—No, tú ve primero. ¡No quiero que me veas el trasero!
Fred se mordió la lengua para no reír, pero asintió y entró al portal, seguido de Emma.
—¿Esta buena la vista?—le preguntó Fred con picardía a su amiga.
—¡Asqueroso!—exclamó—Y no, no esta buena. Tienes el trasero plano.
Daniel rió muy divertido por la situación, mientras Emma se mordía la lengua para no hacerlo y Fred se sonrojaba de la vergüenza.
Al alcanzar la luz blanca, tan blanca que por poco los deja ciegos, cayeron al sofá de la otra dimensión.
—¿¡Que rayos fue eso!?
—Eso fue un viaje a otra dimensión—respondió Daniel a la pregunta de la pelirroja.
—¿Seguro? Seguimos en tu casa...—dudó un poco nerviosa.
—Segurísimo. Ahora vengan: hay que buscar a Luke y James—sus amigos asintieron y siguieron a Daniel hasta la habitación de James cargando sus pesadas maletas por las escaleras y el pasillo—. Problema resuelto—dijo sonriendo con suficiencia al ver que ahí estaban Luke y James.
Tanto Emma como Fred quedaron boquiabiertos al ver que había otro chico igual a Daniel. Los tres entraron a la habitación, y los amigos de Daniel los observaban de pies a cabeza. No sabían de que otra forma reaccionar.
—Ya volví.
—Pudimos notarlo.—respondió Luke, y luego le susurró serio a James disimuladamente—:Hablaré contigo luego—James asintió.
—¿A dónde habías ido?—preguntó James frunciendo el entrecejo. Había pasado tanto tiempo alejado de sus amigos que se había perdido de muchas cosas.
—A mi casa. La de verdad—explicó—. Y traje a mis amigos; tal vez ellos podrían ayudarnos con lo de Lenna—agregó.
—¿Entonces TODO lo que dijiste era verdad?—le preguntó Fred, y Daniel se volvió hacia él asintiendo. Fred lo miró con nerviosismo.
—Luke, James, ellos son Fred Albany y Emma Nellore—los presentó—. Emma, Fred, ellos son Luke Leblanc y James Redbark—los cuatro mencionados hicieron gestos afirmativos con la cabeza, como diciendo 'Mucho gusto'—. Chicos, ¿han sabido algo de Lenna?—preguntó, y tanto James como Luke negaron con la cabeza.
—Apenas te fuiste unas horas—respondió Luke encogiéndose de hombros—. Casi no hemos hecho nada. Solo me dio tiempo de volver a la mansión Benin y luego venir aquí.
—Esta bien, pero tenemos que seguir investigando.
—Un momento, ¿investigando por qué?—preguntó James desconcertado. Luke pensó en la forma de decirle a James que su novia estaba envenenada. Eso le dolería más a James que a Luke.
—James—dijo mirándolo a los ojos—, a Lenna...—inspiró hondo, tratando de que no se le quebrara la voz. Desde que había pasado lo de las chicas esas, se había jurado a sí mismo que protegería a su hermana, y no la había protegido en esa ocasión, lo que casi le había costado la vida—A Lenna la envenenaron.
James lo miró petrificado y boquiabierto. Su corazón empezó a latir rápidamente, y sentía que se le iba a salir del pecho. Se sentía deprimido y asustado de lo que le pudiera pasar a Lenna; pero haría lo que fuera por protegerla. Trató de parecer lo menos preocupado que pudo.
—H-hay que ir c-con ella—tartamudeó nervioso, no supo de que otra forma reaccionar. Y la verdad no le importó mucho. Lo único que le importaba en esos momentos era ver a Lenna y asegurarse de que estuviera bien.
Luke supuso que haría algo así, y a pesar de que se suponía que debía de ejercer su rol de hermano protector, sabía que James era una buena persona, y que quería mucho a Lenna.
—Sí, creo que es una buena idea—coincidió Luke.
Daniel asintió.
Los cinco salieron de la habitación, y luego de la casa para dirigirse al hospital.
(...)
James caminó a zancadas por el luminoso pasillo, dirigiéndose a la habitación de Lenna mientras los demás trataban de alcanzarlo. Faltaban unos cuantos pasos para llegar a la habitación, cuando, de nuevo salió aquel vampiro.
—¿Qué estaba usted haciendo ahí?—le espetó James en tono frío y cortante.
—¿Otra vez tú, nenita?—preguntó entre harto y burlón.
—¿Otra vez?—murmuró y supo a lo que se refería. Miró por encima de su hombro a Daniel y luego volvió la vista al vampiro—Mire, señor, no me importa quién es usted, ni quién se cree que es, ni tampoco quién cree que soy. Sólo dígame que demonios hacía ahí.
—Cosas que no son de tu incumbencia—respondió acercándose al chico.
—Mire, si usted vuelve a entrar ahí...—el hombre lo interrumpió.
—¿Si vuelvo a entrar ahí qué?—esa fue la gota que derramó el vaso de agua.
James estaba furioso y no pudo controlar su ira. Apretó los dientes y le dio un puñetazo en la nariz al hombre. Fue el mejor puñetazo que había dado en toda su vida. Al vampiro le empezó a sangrar la nariz y se la limpió con el dorso de la mano, mientras giraba la cabeza hacia James lentamente con aire tenebroso. Los ojos se le tornaron rojos, con una rendija negra en vez de pupila.
—Lo pagarás—dijo, casi en un susurro, con tono frío. Se dispuso a darle una golpiza a James, pero un hombre alto, refinado y mucho mayor que él le sostuvo la mano. Él se dio la vuelta para ver quién lo había detenido.
—Dominick, ¿qué haces?—le preguntó el hombre mientras le soltaba la mano. El vampiro, al parecer "Dominick", bajó la mirada, mientras el otro hombre negaba decepcionado.
—Lo siento. Es que estos metidos...—el otro hombre lo interrumpió.
—No me importa. Odjurett no estará feliz con eso, y si no te comportas, seguramente castigará—Daniel lo pensó un momento.
Dominick hizo una cara de horror, y negó con la cabeza mientras volvía a ver hacia el piso.
—Lo siento, señor Cumm. No volverá a pasar.
A sus espaldas James, Daniel y Luke sonrieron con suficiencia (Fred y Emma no tenían ni idea de lo que estaba ocurriendo).
—Eso espero—le respondió 'Cumm' con voz fría y reprobatoria. Luego lo giró con las manos y lo empujó para que saliera de ahí. James le sonrió burlonamente, y Dominick le hizo señas con las manos, como 'diciendo te estoy vigilando'; acto seguido salió a regañadientes con otro empujón de parte de 'Cumm'.
James abrió la puerta de la habitación #18 y volteó para ver a Luke en busca de ayuda. Luke, que entendió perfectamente, le ofreció a los demás ir a la cafetería, quienes obviamente accedieron.
Cuando ya no habían rastros de los demás, entró y se sentó al lado de Lenna. La miró durante unos minutos. Seguía muy pálida, pero ahora las venas de la cara eran más notorias y tenían color morado, casi negro. Se le hizo un nudo en el estómago al verla así.
Lenna abrió los ojos lentamente y esbozó una pequeña sonrisa al verlo ahí.
—James—susurró débilmente en forma de saludo—; al fin has venido a verme—al oír esto, el chico bajó la mirada y los ojos se le cristalizaron. Se sentía culpable y deprimido. No le gustaba para nada ver a Lenna sufriendo así; aunque en realidad parecía que sufría más él que Lenna, pues a ella se le veía muy serena—. No llores—él se limpió las lágrimas y la miró con tristeza, tratando de que no se le volvieran a cristalizar los ojos.
Se acostó del lado izquierdo de la camilla y la abrazó por la cintura. La chica le devolvió el abrazo y empezó a acariciar el cabello de James tratando de tranquilizarlo.
—Vamos a encontrar la manera de curarte, cueste lo que cueste—aseguró. Ella sonrió y le dio un beso en la cabeza al chico.
Se quedaron en silencio un par de minutos, sin embargo, no era ese tipo de silencio incómodo, si no un momento que necesitaban (sobre todo James) para tranquilizarse.
—Lenna, ¿te puedo preguntar una cosa?—preguntó mirándola a los ojos, rompiendo así aquel ambiente silencioso.
—Acabas de preguntarme 'una cosa'—dijo Lenna con una sonrisita, y James rodó los ojos, también sonriendo.
—Sí, pero... ¡tu sabes a que me refiero!—ella asintió para que el pelinegro hiciera la pregunta—¿Qué hacía ese hombre aquí?
La castaña frunció el entrecejo al escuchar eso. ¿De quién estaba hablando? ¿Un hombre había entrado en su habitación? ¿Qué habría hecho ahí?
—¿De que hombre estás hablando?
—Antes de que entrara había un hombre, un vampiro, aquí. No sé quién sea; ni qué quiera, pero no me da buena espina...
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Hola gente!!! Cómo están???
Lamento haber tardado tanto, pero es que he tenido varios inconvenientes.
Hoy tengo algo que decirles, pero primero las preguntas!
Preguntas: ¿James y Lenna, novios? Giro dramático en la historia (Eso hasta a mí me dejó con el ojo cuadrado xD) ¿Fred y Emma también viajando por el portal? ¿Ese vampiro maloso (Dominick) saliendo de nuevo de la habitación de Lenna? ¿Que estará haciendo ahí? Dan, dan, daaaaaannnn... ¿Momento Janna/ Lenmes/ Lemes/ Jenna/ etc. en la habitación #18? ❤💘💓
Ahora sí. Quería proponerles algo. Cuando lleguemos a los 350 lecturas haré un maratón de tres episodios. ¿Que les parece? ¿Sí? ¿No?
Bueeeeeeno, eso fue todo por hoy. Espero que les haya gustado el capítulo.
P.D.: Plis pásense por mi nuevo libro "Típicos" 😘😉😊
P.D. 2: Por favor no sean lectores fantasma! Comenten lo que piensan, no se lo guarden!!! Voten, no les cobran por eso!!! (ง≧︹≦)ง
🎥 En la multimedia les dejo a Dominick haciéndole señas a James 🎥
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Chauuu!!! >3<
☆ Mischief Managed ☆
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