Capítulo 11

"Como mala persona, soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirma que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto, solo se atreven a decirlo a mis espaldas."

[.]

-¿Steven? - Alguien lo había llamado. Eso hizo que el mundo volviera a girar, sus pupilas volvieron a la normalidad y algo de color volvió a su rostro; su gema había dejado de brillar.

Levantando la cabeza, vio a Paul a solo unos pasos de donde estaba; el de piel pálida lo veía con preocupación en aquellos ojos bicolores. Todo se quedó en un silencio incómodo en el que solo se escuchaba el sonido del viento moviendo algunas hojas y las ramas de los árboles crujiendo.

-Viejo... ¿te encuentras bien? - La pregunta se hizo con genuina preocupación. El híbrido se relamió los labios sintiéndose incómodo y culpable de eso antes de que pudiera siquiera responder o pensar en una excusa, escuchó a alguien gritar.

-¡Paulie! -

Ambos pelinegros voltearon al escuchar eso. La vista de ambos estaba sobre una chica que corría hacia su dirección. Era rubia, tenía su cabello corto y usaba una chaqueta muy grande que ondeaba mientras corría. Lo primero que Steven notó de ella fueron sus grandes ojos verdes oscuros.

Jadeando, llegó hasta donde estaban ambos y tratando de recuperar el aliento, se recargó en sus rodillas. Steven pudo verla mejor. Tenía la piel bronceada, era rubia con cabello corto y los ojos verdes oscuros brillaban ante la felicidad.

-¿Lizeth? -

-¡Paulie! - La rubia abrazó al más alto, quien solo la veía confuso.

-Eh... ¿Lizeth? -

-Adivina a quien invitaron a una de las fiestas de Charlie!- Juntando su rostro con el de su amigo le sonrió, Paúl en cambio

-E~Estoy hablando con alguien, sabes?- Le señalo al híbrido quien sonrió incomodo al presenciar eso, la rubia abrió los ojos sorprendida de verlo, para después sonreír.

-¿Conseguiste un novio?- Eso puso rojo a ambos pelinegros.

-¡¿QUÉ?!- Grito Paúl, su rostro pálido se había vuelto de un rojo profundo, ya sea de la ira o vergüenza, era difícil saberlo.

Mientras que Steven estaba sin poder reaccionar o decir una palabra, la rubia se acerco a él para sonreírle y para decirle.

-Eres tan lindo, parece que Paulie tiene un gusto por los adorables~-

-¡No soy gay!- Tomando a su amiga del brazo la encaro molesto y aun rojo la hizo verlo molesto, Lizeth al escucharlo solo comenzó a reírse.

-¿Seguro?-

-¡Lizeth!-

-Bien, bien. Si no es tu novio, ¿quién es?-

-¡Es un amigo!- Le grito Paúl, Steven se sorprendió al escuchar eso, la pequeña discusión paso a ser ruido de fondo para el mitad gema, quien pensaba en lo que había escuchado.

¿Lo consideraba un amigo?

Por un momento, la pregunta se quedó resonando en su cabeza, mientras Lizeth y Paul seguían discutiendo. Steven se preguntó si realmente tenía amigos, o si simplemente la gente lo toleraba por ser un Crystal Gem.

Se sentía solo en medio de la multitud, una sensación que le resultaba familiar, pero incómoda al mismo tiempo. Sabía que debía esforzarse por construir relaciones más profundas, pero no sabía cómo hacerlo sin exponerse a ser lastimado. Por ahora, se conformaba con tener a las chicas como familia, pero su corazón anhelaba algo más.

-¿Steven? ¿Esta todo bien?- Paúl estaba viéndolo nuevamente, ya no se veía enojado, aunque su rostro ahora estaba rosado.

-Eh? Oh, sí. Estoy bien.- Le sonrió de forma torpe, Lizeth estaba viéndolo curiosa.

-Oye Steven, ¿quieres venir con nosotros?-

-...¿Qué?- La invitación le tomo por sorpresa, ¿cómo llegaron a ese punto? Steven se quedo en aquella banca intentando procesar lo que acababa de escuchar. No seguro de como responder se relamió los labios, se sentía confuso y un poco abromado por la situación si era honesto.

Por un lado, estaba agradecido por la amabilidad de estos chicos y por la oportunidad de hacer algo diferente. Pero, por otro lado, también se sentía incómodo y nervioso ante la idea de salir de con ellos, y arruinarlo.

-Eh... no lo se.- Hasta el momento Paúl había sido amable con él, sin embargo, no quería arruinar eso al incomodarlos.

-Vamos, Paulie me conto sobre ti. Sera divertido.- Se sentó al lado del pelinegro con una sonrisa amigable. -Asi me ayudas a buscarle un novio a Paúl.-

-¡Que no soy gay, carajo!- Lo escucho decir, algo que lo hizo reír un poco.

-Bueno, que tal esto, ven con nosotros y quédate al menos una media hora, sino te gusta el lugar nos vamos. ¿Suena bien?-

Steven se quedó en silencio, pensando en la invitación. Por un lado, estaba agradecido de que lo invitaran a unirse a ellos, pero, por otro lado, no estaba seguro de querer estar en medio de una posible búsqueda de novio para Paúl. Además, no sabía si se sentiría cómodo en ese lugar. Finalmente, decidió aceptar la invitación por cortesía y curiosidad.

-Sí, está bien. Me encantaría ir con ustedes por un rato. -respondió Steven con una sonrisa nerviosa. Decidió darle una oportunidad, lo que sea que le evite volver a casa.

-¡Vamos a la fiesta! ¡Los chicos estarán ansiosos de conocerte Steven!- Dijo la rubia con una sonrisa tomando a ambos de un brazo.

[.]

-No sé si esto es buena idea, Liz.- Dijo Paúl mientras veía un poco intimidado ante la casa frente a él, era una casa de dos pisos con patio delantero y trasero, tenía luces de diversos colores y la música sonaba de forma estridente, era un milagro que los vecinos no hayan llamado a la policía.

-Vamos, solo veremos qué pasa adentro por media hora, y si se quieren ir luego de eso, nos vamos.- Les dijo a ambos pelinegros quienes se veían dudosos. Con eso dicho tomo a ambos chicos y los metió a la casa; Lo primero que Steven noto al entrar a aquella casa fue el olor a licor y a cigarrillos, la segunda cosa que pudo ver fue a un grupo de chicas bailando muy cerca de la otra, bailaban de cierta forma que le recordaba al baile de fusión de Garnet y Amatista cuando estaban por formar a Sugalite.

Sintiendo su rostro sonrojarse decidido que era más interesante la mesa llena de licores y vasos rojos, eso se veía mucho más interesante.

-Vaya... no bromeaban sobre las fiestas de Charlie, eh?- Paúl veía con una gota de sudor bajando de su sien a un chico con tres cigarros en la boca, el ambiente dentro de aquella casa era caliente y un poco pesado.

En algún punto el trio se separó, el híbrido termino en la cocina donde vio a varios chicos mayores que él hablar a la vez que bebían algo ya sea en vasos de color rojo, botellas o latas. Pudo notar de igual manera que había un par de chicos besándose por allí, yendo hacia el refrigerador lo abrió esperando encontrar algo para beber.

Steven vio muchas botellas y latas de cerveza, apretando los labios cerro la puerta y viendo una hielera cercana, busco esperando encontrar algo.

Llego a la sala donde vio a varias personas bailando, satisfecho de tener una lata de gaseosa de cereza siguió caminando. No queriendo chocar con alguien tuvo que ir lentamente para no chocar con alguien, no tuvo suerte ya que fue empujado por alguien terminando por provocar que él y alguien más cayeran en un sofá.

-¡Lo siento!-

-Esta bien, no es tu... ¿Steven?-

-¿María?-

Ambos pudieron acomodarse mejor y pudieron reconocer al otro, María estaba particularmente sorprendida de volver a verlo. Lo había buscado luego de su primer encuentro para agradecerle adecuadamente por ayudarla con su ex, paso cerca del callejón donde ocurrió todo e incluso estuvo tentada a buscarlo cerca de aquel auto lavado, pero no tuvo éxito.

-Me alegra verte de nuevo, Steven.- Dijo con sinceridad la morena, quien usaba un short rojo muy corto que dejaba ver sus piernas, camisa blanca con el símbolo de infinito impreso y usaba unos zapatos blancos.

-Eh... También es bueno verte, Maria.- Le sonrió torpemente.

[.]

Ambos ahora estaban afuera en el patio trasero de la casa, la piscina estaba con chicos jugando con pelotas de playa, Steven ya no se sentía incomodo en aquella fiesta al estar acompañado.

-¡Jajajaja! Oh cielos, de verdad terminaste lleno de harina?- La morena se reía de la historia que contaba el pelinegro quien asentía con la cabeza sonriente.

-Si, Perla estaba enojada ya que tuvo que limpiar todo el desastre que termino en la casa.- Recordar cuando él y Amatista intentaron cocinar un pastel le traía una sensación cálida en el pecho.

La mesa que estaba entre ambos estaba con algunas latas de gaseosa, María había podido traer una hielera con las mismas al darse cuenta que nunca había probado una cerveza.

-Es bueno volver a verte, Steven.- Comento de la nada la morena, algo que le gano una mirada de sorpresa del híbrido. Una sonrisa sincera apareció en la cara de Steven, se sentía bien saber que su presencia era querida.

-Si... tambien es bueno verte de nuevo, María.- Le sonrió de forma torpe, la timidez lo invadió y sus mejillas tomaron un color rosado. El silencio que se colocó entre ambos era uno cómodo, Steven divisó a un grupo de chicos que entro en un cobertizo.

-Me pregunto qué hacen allí.- Pensó el híbrido, realmente no era tanta su curiosidad como para ir allí, pero si la suficiente como para querer preguntar.

-No te recomendaría ir allí, viejo.- La voz masculina detrás de él lo hizo voltear, cuando lo hizo vio a un pelirojo que fumaba un cigarro con forma extraña que emanaba un olor dulce.

-Hola, Charlie~-Dijo de forma cantarina la morena, el mencionado sonrió al verla mostrando unos dientes blancos que resplandecían bajo las luces del patio.

-Conseguiste compañía, veo.- Se sentó en una silla que estaba en medio de ambos, Steven recordó que así se llamaba la persona que hizo la fiesta donde él estaba.

-Steven, te presento a Charlie. Charlie, él es Steven.- María tomo una de las latas de soda que había en la hielera, el pelirojo lo observo un momento frunciendo las ceñas antes de abrir los ojos con sorpresa.

-¡Oh! Espera... ¿Steven?- El pelinegro asintió ante la pregunta, empezaba a sentirse nervioso.

-¿Eres el Steven que, le dio una paliza a cierto bastardo que le gustaba creer que podía golpear a María?-

-¡Charlie!- El grito de María fue ignorado por el mencionado que comenzó a sonreír al ver al híbrido.

-Bueno, pero si tengo que darle las gracias a quien haya hecho que ese pedazo de mierda se cagara encima, querida~- Coloco su brazo alrededor de los hombros de Steven, quien estaba algo sonrojado ante eso y tenía una sonrisa nerviosa.

Al tener cerca a Charlie pudo verlo mejor, usaba maquillaje en los ojos dándole una mirada más penetrante en sus ojos azules que le recordaban a los de Perla, tenía la piel pálida y su cabello le llegaba a la barbilla. Usaba pantalones de cuero con una camisa verde musgo, era atractivo para quien lo viera.

-Eres insufrible.- Comentó la morena bebiendo de la lata de refresco, Steven solto una risa nerviosa al escuchar eso.

-Ignórala, ella esta así porque no entiende que ahora te debo la vida.- Toco su pecho en un gesto dramático, tenía los ojos cerrados y Steven pudo notar que tenía pestañas largas.

Dejando eso de lado, el pelinegro proceso lo que dijo y.

-¿Tú vida?- Eso lo confundió y lo dejo un poco preocupado, no quería una repetición de "No eres nada" con este chico.

-Estas siendo una reina del drama, Charlie.-

-No. No. Este chico.- Tomo el rostro de Steven para mostrárselo a María quien suspiro al ver lo que su mejor amigo hacía. -Te ayudo a dejar a ese pendejo, le deberé mi vida por eso.- Sonrió de forma inocente.

-Así que... ¿porque no debería entra allí?- Decidió cambiar el tema, la interacción de ambos le recordaba a las de Perla y Amatista en su momento más ridículo.

-¿Eh? Ah sí. Por tu propio bien, no entraras nunca allí.- Ahora tenía mucha curiosidad de saber que había allí.

-Deberías dejar que el niño tome sus propias decisiones, Charles.- Una voz burlona los hizo voltear, era otra chica que vestía una camisa que exponía su vientre y que mostraba un pircing en su ombligo, usaba unos shorts increíblemente cortos que parecía más una extraña ropa interior además de tener las uñas excesivamente largas.

-Kate.- Escupió con desprecio María al verla, el pelirojo había dejado a Steven y se había puesto de pie como la morena. El ambiente ameno se había ido dejando uno tenso y del que apenas se podía respirar a gusto.

-Hola Charlie~

El mencionado mostro una mueca de asco ante la forma tan empalagosa en que dijo su nombre.

-¿Cómo entraste a mi casa?- Charlie se preguntaba cómo fue que la perra frente a él logro colarse a la casa, se dejó en claro de muchas maneras que ella estaba prohibida ya sea en mención o presencia en sus fiestas y encuentros.

-Tengo mis métodos, aunque quienes deben vigilar la puerta son fáciles de complacer.- Hizo ademanes con su mano como si tuviera un vaso al mismo tiempo que lo movía de arriba abajo.

-Que asco.- María puso una mueca de asco ante eso, sabía que era una puta, sin embargo, saber los detalles de eso siempre le daban nauseas.

-¿Me critica una puta como tú? Que hipócrita.- Siseo, estaba por acercase de no ser que vio al pelirojo en posición defensiva listo para alejarla.

-Me lo dice quien fingía estar ebria para conseguir que alguien lo suficientemente desesperado se acostara con ella.- Replico sin ninguna sutileza, su ojo descubierto miraban con desprecio a la chica frente a ella.

-Sera mejor que te vayas, Kate. No quiero que sigas aquí.- Los ojos azules del pelirojo estaban puesto sobre ella, fue una batalla de voluntades que la mencionada perdió ya que bufo para voltearse y alejarse.

-Vere que se vaya, no la quiero aquí.- El ambiente ahora era tenso e incómodo, Charlie volvió a verlo culpable. -Lamento que hayas visto eso.- Se disculpo, con eso se fue siguiendo a la chica para asi asegurarse de que de verdad se fuera.

Luego de que él se fue, el sonido de pisadas hizo que tanto la morena como el híbrido voltearan y pudo ver a Lizeth con Paúl quien tenía la cara sonrojada.

-¡Steven!- La rubia le sonrió al verlo, llamando la atención de ambos chicos se acercó.

-¿Conseguiste unos amigos? Genial.- La rubia saludo a ambos chicos nuevos con una sonrisa.

[.]

La luz entraba por las ventanas de aquella habitación, iluminando el lugar logrando que las personas que ocupaban el lugar. En la cama había dos personas acostadas y en el piso frente a ella estaba otra persona igual, las extremidades de la ultima estaban desparramadas por la alfombra como una muñeca de trapo.

Cuando la luz del sol llego al trio solo tomo un momento antes de que empezaran a quejarse, los movimientos aletargados y lentos comenzaron, la sabana cayo mostrando a Paúl y Steven tomándose la cabeza en un intento de detener la inminente resaca.

-Oh estrellas.- Murmuro el híbrido, pudo escuchar que Lizeth lanzaba un gemido ahogado muy largo.

-Mi cabeza...- Paúl sentía como si una licuadora estuviera sonando justo en sus oídos, sentía sus sentidos demasiado sobre estimulados, todo era demasiado brillante, demasiado ruidoso e incluso podía apostar que podía saborear los sonidos.

Muchos quejidos venían de los tres quienes apenas podían ubicar quienes eran, la resaca los recibió con un doloroso abrazo que los hizo aprender las consecuencias del alcohol.

[.]

María vio con una sonrisa su teléfono, luego de que los amigos de Steven aparecieran se divirtieron mucho, el híbrido termino probando su primera cerveza y luego de acostumbrarse al sabor, se emborracho y María descubrió que era un borracho alegre.

Sabía que era el chiquillo que peleaba con las mujeres de piel de colores contra aquellos monstruos, desde que vio aquel escudo rosa lo supo. Ella lo había buscado por los alrededores, sin embargo, ella nunca pudo conseguir los detalles suficientes como para saber dónde vivía.

Ella quería agradecerle por darle una golpiza a su ex, y más que nada por salvarla de él. No deseaba recordar el abuso que paso, el miedo que estuvo sintiendo y lo cerca que se sintió de pasar un mal rato.

Nunca se sintió tan en peligro como cuando sintió esos golpes sobre ella, y vio esa mirada casi enloquecida en sus ojos.

[.]

Steven sintió la vibración de su teléfono cuando tomaba el batido que le dio la madre de Paúl, quien luego de muchos ruidos chillones hechos a propósito por que terminaron borrachos la noche anterior les hizo, sintió en esos momentos como sus oídos sangraban.

-¿Mm?- Una parte de él mismo esperaba que fuera Connie, aunque su cabeza aun palpitaba un poco.

-¿Pasa algo, viejo?- Paúl tenia una bolsa en la cabeza, su mamá le había dado con su mano un buen golpe en su cabeza ya que, no le hizo gracia el desastre que hizo intentando entrar a casa cuando estaba borracho.

-No es nada.- Viendo el mensaje vio un número desconocido. Curioso decidió verlo.

Ey, Steven. Espero podamos vernos pronto. Fue genial haberte encontrado en la fiesta.

"-¿De quien es este número?-" Pensó por un momento antes de que hubiera un siguiente mensaje.

-Por cierto. Soy María・w・)

Ahora eso tenía más sentido, rápidamente le contesto.

Claro! Me divertí en aquella fiesta contigo, además, espero verte nuevamente

Del otro lado de la línea, María se río un poco ante ese emoji. Sin perder el tiempo dio su respuesta.

¿Qué te parece si nos vemos el viernes? Hay una buena cafetería cerca, podremos conocernos mejor ʕ•ᴥ•ʔ

Claro! No puedo esperar.

Nos vemos a las 3 en el parque?

Te vere a las 3 ( ᗒᗨᗕ )

-Awww~

Eso hizo que Steven levantara la vista de su teléfono, Lizeth lo miraba con un rostro burlón algo que no concordaba con la bolsa de hielo en su cabeza.

-Nuestro querido Steven aquí, parece que tiene una cita~-Canturreo burlona, lanzo una risa que no duro mucho porque un codo la golpeo muy fuerte en las costillas. - ¡Aah!-

¿Cómo demonios ella supo sobre su salida?

-Déjalo tranquilo, el pobre tiene suficiente con la resaca.- La hermana de Paúl llego para regañarla, su ceño fruncido era muy parecido al de Perla cuando algo la molestaba.

-Solo me alegro que nuestro nuevo amigo, tenga mas amigos...- Murmuro dolida, el golpe fue muy fuerte.

¿Amigos?

Paúl solo vio mal a la rubia quien aun bebía su batido aun cuando su cuerpo estaba tirado en la mesa.

-Uhjum, si claro.-

Desde que conoció a Paúl no parecía molesto o incomodo con él, todo lo contrario, Paúl parecía feliz de verlo cada vez e incluso parecía buscarlo para conocerlo.

Tal vez... podían ser amigos.

-Tranquilo, ella parece que tiene un sexto sentido cuando alguien va a salir con otra persona.- Le murmuro Paúl juguetón.

-¡Y siempre tiene razón, Paulie!- Le dijo en voz alta la rubia, generando algo de dolor en las cabezas de los tres.

-¡Ya basta!- Dijo Eliza quien, esta vez le dio un golpe en la cabeza a la rubia.

-¡Au!-

Parecía que tenia amigos muy raros... aunque no en el mal sentido.

[.]

Connie vio su teléfono con una sonrisa, León estaba dormido y ella estaba recostada con él usándolo como un mueble, pero su mente estaba imaginando las múltiples posibilidades que abarcaban el mensaje que tenia en su celular.

Connie, quieres tener una cita conmigo?

Sentía su corazón palpitar cada vez más rápido ante los escenarios que imaginaba, sus mejillas se oscurecieron y enviando su afirmación sonrío con más fuerza.

Dicha sonrisa se fue al ver un mensaje nuevo de Steven, apretando el teléfono solo bufó molesta. Ignorando el mensaje nuevamente se concentro en los planes para su cita. Aún tenía que saber cuándo y dónde seria.

No tenia tiempo para lidiar con Steven, ahora debía avanzar hacia alguien quien si le prestaba atención.

Lidiaríacon Steven luego, solo por esta vez, todo se trataría de Connie Maheswaran.

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