• Capítulo 94 •
...
Madara amenazó a Kabuto de muerte si volvía hacer mención de Haru ahora que la odiaba. Los lazos que los unían se rompieron desde aquel día que perdieron a su hijo —Esta bien—. entendió que no debía meterse en los asuntos de Madara o terminará muerto.
—Es hora de que...— Madara estaba por irse para buscar al verdadero Naruto pero Onoki lo interrumpió.
—Esto aún no termina—. usaba sus pocas fuerzas para ponerse en pie con una gran sonrisa de rivalidad —Yo seré tu oponente—.
Madara y Kabuto bajaron de un salto a otra piedra acercándose más a ellos —Aún quería usar otros jutsus más. Pero no creo que puedas seguir bailando, Onoki—.
El viejo lo fulminó con la mirada, su cuerpo temblaba de las fuerzas que se ponía a si mismo y el Uchiha seguía mirándolo superior —¿A qué viene esa mirada? Si no mal recuerdo, hace tiempo te enseñé la diferencia de poder que hay entre nosotros—.
—¿Por qué?— preguntó desesperado Onoki jovén —Esto no es lo que habíamos hablado. Hashirama-dono y Haru-san—. durante un entrenamiento con su maestro Mū, el Uchiha hizo presencia que en ese entonces vivía aún en Konoha pero Haru ya estaba muerta.
Durante la batalla Onoki había quedado mal herido, estaba confundido, no entendía por qué Madara los atacó sorpresivamente si habían tenido una unión entre las aldeas pero después de la muerte de Haru esa alianza ya no existía.
El azabache actuaba sin importarle las consecuencias de sus acciones. Los miraba neutro y sin sentimiento alguno —No existe ninguna alianza. Tan solo arrodíllense abre el poder de Konoha. Además—, dió media vuelta con dirección a la salida —no vuelvan a mencionar el nombre de esos dos shinobis en frente de mí—. era su última advertencia si no querían terminar muertos.
En ese momento Onoki despertó la voluntad de nunca rendirse.
Sarutobi Amaterasu.
Sabía que Madara era una persona fuerte y de mal carácter, arrogante y sanguinario. Sus intenciones conmigo eran asesinarme por suerte tenía el sharingan para ver sus movimientos rápidos y precisos. Su mirada me decía que no era rival para él, me estaba subestimando y eso es lo que más odio.
—Adémas me preguntó si tenía relación con esa persona—. intentaba analizar lo que dijo mientras salía de los escombros de la piedra que se rompieron en miles de pedazos cuando impacté.
¿De persona habla? Incluso Adachi dijo algo parecido —Tu chakra es idéntico al de esa mujer—. ¿Pero de que me servía saber eso? Encogí mis hombros restándole importancia. Empecé a sentir un ligero dolor de cabeza, puse mi mano en ella sintiendo algo húmedo, la miré y era sangre.
—Maldito Madara—. mis ganas de querer golpearlo hasta matarlo aumentaron ahora que me hirió.
Ahora que lo recuerdo, ese hombre tenía esposa... ¿Que le vió esa mujer a Madara? Es demasiado violento, además de ser un sanguinario no creo que llegará a mostrar interés hacia las mujeres, suspiré pesada encogiendo de nuevo los hombros. Nunca entenderé los gustos de los demás.
Pero no es momento para pensar en eso, tengo que regresar. Busqué por todos lados el tantō, cuando lo encontré lo volví a guardar en su funda. Al dar mi primer paso una enorme rosa salió por sorpresa —Más extraño no puede ponerse la situación—. toqué mi frente con dos dedos y volví a dar otro paso, de nuevo otra rosa salió.
—¿Que es esto?— parecía como si las rosas brotaran de la arena en donde yo pisará.
No iba dejar que unas simples rosas de tamaño jumbo me tuvieran aquí parada sin hacer nada. Incliné mi espalda al frente, llevé mis brazos atrás y empecé a correr lo más que pude, ignoraba el hecho que estaba herida pero eso no era nada, yo podía seguir.
Antes el lugar estaba infestado de cadáveres y demás cosas pero ahora había un gran bosque, además de que las rosas seguían saliendo marcando mis pasos. Ahora salté entre los troncos para ir más rápido que por suerte las rosas dejaron de salir.
Aterricé de un gran salto a lado de Naruto —Amate-chan estás bien—. dijo aliviado mi amigo rubio.
Miré a Madara que hablaba con Onoki-sama —No fue nada grave—. fue mi respuesta —He pasado por cosas peores—.
—¡Idiota!— exclamó enojado Onoki-sama queriéndome regañar por lo que hice —¡Lanzarte de esa forma a Madara fue un completo suicidio!—
—Ya dije que estoy bien Onoki-sama—. rodé los ojos cruzando los brazos —Pero no es momento para regañarme, hay que detener a Madara—.
No dejaba de verme de mala manera, como si lo que hice no tuviera perdón. Solo quise ayudar ¿que tiene de malo? —Tsuchikage-dono nosotros también lucharemos—. habló Temari.
Tardó unos segundos en pensarlo y luego aceptó —Está bien, pero obedezcan las órdenes del Kazekage y las mías—.
—¡Cuente conmigo viejo Tsuchikage!— como siempre tan animado Naruto.
Todos nos colocamos en posición de batalla, cuando Madara y el hombre de vendas se lanzaron hacia nosotros un gran destello blanco apareció, cubrí un poco mi vista debido a su intensidad y cuando la luz desapareció, Madara y ese hombre salieron disparados contra las rocas.
Eran Tsunade-sama y el viejo que iba romperme el cuello —¡Tsunade-sama!— no esperaba que viniera al campo de batalla y en un segundo apareció la Mizukage, ahora los cinco kages están juntos para acabar con Madara y nosotros los ayudaremos.
—¡Demonios!— grité golpeando un árbol con mi puño. Me había hecho ilusiones, creí que pelearía a lado de los cinco kages pero lo único que conseguí fue un regaño de Tsunade-sama.
—¡Amaterasu! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Deberías estar en tu división! ¡Deja de actuar por tu cuenta, esto es una guerra!—.
—La princesa de las babosas tiene razón, no debiste salir de tu división—. Onoki-sama también estaba de acuerdo con ella —Escucha, está guerra ya no es para proteger a Naruto, ahora es para proteger a todo el mundo ninja. Además—, como estaba de espaldas mientras estaba siendo curado con el ninjutsu médico de Tsunade-sama me miró de reojo —eres importante para mí y tú madre, le prometí que te cuidaría y eso es lo que haré—.
—No se porque tiene que mencionar a mi madre, ella murió cuándo tenía un año. Esa mujer no es nada para mí—. ahora estaba enojada, odiaba que me relacionaran con ella. Saltaba de rama en rama sobre el gran bosque yendo en dirección a Kakashi-sensei y Naruto.
Ahora es mi nueva misión: ir con Naruto a darle refuerzos, mi sharingan le puede ser de utilidad.
Ya han pasado varias horas que incluso se ha hecho de noche, no imaginé que el lugar donde estaría Naruto con los enemigos estuviera lejos y ya empezaba a aburrirme.
Mi cabellera se movía al compás de cada salto que daba, mi entrecejo estaba arrugado y mi boca cerrada ocultando mis labios, ya no portaba mi chaleco que use como venda y la bandana de la alianza se rompió en mi lucha con Adachi, tenía suciedad por todo mi cuerpo y ropa y algunos rasguños.
La herida de mi cabeza dejó de sangrar y eso era bueno, así no tendría que preocuparme. Mi mano tenía muchas puntadas y se podía ver con claridad, aún tenía bajo el nivel de chakra pero seguramente me recuperaré.
—¡Amaterasu!— escuché alguien hablarme por detrás.
Volteé la cabeza para ver quién me había llamado —Sakura—. la miré como trataba de seguir mis pasos —¡Oye! ¡¿Que haces aquí?! ¡Deberías estar en tu división curando a los heridos!— reclamé.
Neji apareció a nuestro lado y me respondió —Hemos acabado con todos los enemigos. Ahora nos dieron la órden de darle refuerzos a Naruto—.
Pude ver de bajo como todas las divisiones estaban yendo al mismo lugar que yo, algunas corrían y otros saltaban por los árboles, esa mirada decidida de dar todo para ganar está guerra y derrotar al enemigo era lo que más me gustaba —Entiendo—. dije formando una pequeña sonrisa.
—E-esforcémonos todos—. nos dijo en ese tono dulce Hinata dándonos apoyo. Todos asentimos con la cabeza con un leve quejido y le sonreímos.
Hinata tenía una personalidad que podía animar y relajar a cualquiera en cualquier tipo de situación, era de esas personas en las que podías confiar en todo. Aunque siempre fallaba en sus misiones nos daba ánimos y nos apoyaba constantemente para seguir en pie.
—Tu cabeza está herida Amaterasu. Dejá de curo—. no me negué así que nos paramos en un árbol, acercó sus manos sobre mi cabeza y un aura azul brotó de ellas. Sentía como la herida iba sanando e iba recuperando mi chakra.
Minutos más tarde la herida había sanado —Gracias Sakura. Ahora debemos apresurarnos y alcanzar a los demás—.
—Esta bien—. continuamos está vez corriendo a toda velocidad para alcanzar a los demás.
...
Sasuke e Itachi habían logrado derrotar a Kabuto metiéndolo en el Izanami: un poderoso genjutsu del clan Uchiha, gracias a esto lograron descubrir como detener el edo tensei. Itachi al formar los sellos las almas de todos los ninjas que estaban bajo en efecto del jutsu regresaron a dónde pertenecen.
Y ahora era su turno de regresar, no sin antes de mostrarle toda la verdad a Sasuke.
Sasuke empezó a ver las imágenes de los recuerdos de Itachi desde que su padre lo llevó al campo de batalla para mostrarle lo que era una guerra —Cuando nuestro padre me llevó al campo de batalla me sentía vigilado por alguien—. habló la voz de Itachi mientras en escena estaba sobre el campo de batalla con los cuerpos de varios ninjas, todos muertos.
Analizaba cada parte, su mente no soportaba el dolor inconmensurable que estaba sintiendo en aquél entonces, solo era un inocente niño que había nacido en una época sangrienta. Sus sentidos le avisaban que alguien lo estaba viendo en alguna parte.
Miraba en todas direcciones, corría por el lugar tratando de encontrar a esa persona hasta que la voz débil de un hombre llamó su atención —A-agua...— dijo el hombre de la roca que estaba malherido y débil.
Itachi humildemente fue corriendo a él para proporcionarle agua, cargó su cabeza y mientras el hombre tomaba agua en un tubo de bambú su vista visualizó a una mujer azabache parada sobre una meseta.
Aquella mujer miraba neutra a Itachi mientras tenía los brazos cruzados, la miró más a detalle entrecerrando los ojos. Vestía una yukata blanca holgada, una bata que llegaba un poco más abajo de su cintura de color rojo y estaba sujetada con un obi al rededor de su cintura de color negro.
El pequeño Uchiha no sabía quién era, no se movía de su lugar, no hacía ningún gesto —¿Quién es ella?— se preguntó a si mismo. Cuando sintió que el hombre al que había ayudado amablemente trató de matarlo Itachi actuó más rápido matándolo con un kunai.
Nuevamente miró a la mujer, notó una pequeña sonrisa para después dar media vuelta e irse del lugar. Se preguntaba quién era aquella mujer y que hacía en el campo de batalla pero en ese momento apareció su padre; Fugaku.
Los recuerdos seguían, ahora Itachi había crecido y la guerra terminó. Sus padres lo metieron a la academía ya que era necesario en un mundo donde la lucha y el odio existen. Fue reconocido por sus maestros y padres como un prodigio y un gran futuro shinobi para Konoha y Fugaku lo reconocía como un gran líder para el clan.
Durante la hora de clase Itachi había mandado un clon de sombra a la escuela mientras el verdadero iba a lo profundo de un bosque a entrenar su lanzamiento con el kunai —Eres bastante bueno para tu edad—. la voz de un niño mayor que él captó su atención.
—No puedo compararme contigo, Shisui-san—. dijo Itachi mirando al pequeño azabache mayor de altura y de edad.
Con esa sonrisa carismática contestó a su amigo —Bien dicho—.
Hace poco tiempo Itachi y Shisui sé habían conocido en ese mismo lugar, el azabache menor no sabía quién era pero Shisui lo conocía —Mi nombre es Uchiha Shisui. Tal vez no me conozcas pero yo te conozco por mi madre que trabaja con tu padre. Un gusto—. fueron las palabras que uso Shisui para presentarse.
Cuando el clon de sombra de Itachi se deshizo por un golpe que había recibido durante la pelea decidió parar su entrenamiento con Shisui y regresar a la academia —Tengo que regresar a la academia Shisui-san—. tomó sus cosas para regresar.
Con un quejido asintió —Yo también tengo que irme, mi madre me está esperando. Nos vemos mañana para seguir entrenando—.
—De acuerdo, nos vemos mañana—. se despidió de espaldas mientras ondeaba la mano a los lados despidiéndose de su amigo.
—Hora de irnos Shisui—. la voz de una mujer hizo que volteara a ver a su amigo.
—Está bien madre—. obedeció a su madre contestándole en tono de respeto.
Cuando Itachi miró el rostro y aspecto de la mujer se quedó congelado y sin palabras. La madre de Shisui era la misma que había visto en guerra y su sorpresa fue porque era la primera vez que la conocía.
Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura
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