• Capítulo 77 • ~Especial~

Capítulo especial: El nuevo lazo.

...

El cantar de los gallos anunciaba un nuevo día para Konoha, todos se preparan para sus tareas diarias. El aire fresco de la mañana daba una sensación relajante en las fosas nasales de las personas y el clima frío seguía gobernando en la aldea.

En la torre del hokage, en uno de sus tantos cuartos la azabache seguía dormida plácidamente entre el futón caliente. Sus ganas de querer levantarse por la mañana eran escasas, ni siquiera quería salir a hacer sus rutinas diarias y aburridas.

Debía hacerlo, Tobirama no le permitiría andar de floja. Con pesadez abrió los ojos dejando que el brillo de la luz entrará, tomó asiento en el futón y miró a su alrededor unos segundos, dió un gran bostezo y estiró ambos brazos.

Después de varios minutos tomando una ducha, poniéndose otra yukata con el pergamino con sus armas selladas y cepillando su cabello salió del cuarto con cara de pocos amigos.

Llegó hasta el portón de salida de la torre esperando encontrar a Danzo, hoy le tocaba vigilarla, pero en lugar de encontrar al castaño con la cicatriz en su mentón, encontró al azabache de cabellos desordenados recibiéndola con su sonrisa de todos los días.

—Buenos días Hanako—. saludo animado con la mano al aire.

Ella pestañeo un par de veces y no contestó. Miró a otro lado buscando a Danzo, al no encontrarlo decidió preguntar —¿Dónde está Danzo-san?—

—En una misión con Hiruzen-san— respondió haciendo memoria —ayer por la noche Tobirama-sensei los mandó a llamar para una misión fuera de la aldea—.

—Eso quiere decir que hoy tendrás que cuidarme—. confirmo señalando a Kagami.

—Si, pero...— sus mejillas se pusieron rojas y miró el suelo —quisiera que este día fuera más que solo cuidarte—. empezó a jugar con sus dedos.

—¿Más que solo cuidarme?— Amaterasu no entendía a qué se refería.

—Como puedo decirlo...— tocó su nuca y elevó la vista al cielo. Le daba pena decir que quería tener un día juntos —como una cita...—

Tenía miedo a que le contestará con un "no", no sería capaz de soportar el rechazo de la chica que ama —Esta bien—. contestó neutral. Su respuesta lo dejó asombrado, no se esperaba esa respuesta viniendo de ella.

—¿Esta bien?— volvió a preguntar para ver si había escuchado claramente.

—Si, está bien—, rectificó —me gustaría tener una cita contigo—. Amaterasu le estaba dando una oportunidad al Uchiha solo para poder conocerlo más a fondo.

Kagami sonrió de mejilla a mejilla. Por fin tendría una oportunidad para pasar tiempo con Amaterasu, conocerla, quería que la tenue amistad que tenían se volviera más intensa.

Mientras caminaban en las calles de la aldea para ir a un restaurante a desayunar los susurros no tardaron en hacer presencia en sus oídos, muchos eran sobre Kagami.

—Es un Uchiha... que miedo—. dijo con voz queda una señora a otra que iban de compras al mercado.

—Si yo fuera el hokage mandaría a exterminar a todos los Uchiha's—. comentó.

Asintió con la cabeza —Después de lo sucedido de hace años dejé de confiar en ellos, incluso en la policía militar de Konoha—.

—No entiendo por qué el hokage-sama puso a unos Uchiha's para protegernos—.

—Ese Uchiha es uno de los hombres de confianza del hokage ¿no?— refiriéndose a Kagami —No entiendo por qué el hokage-sama confía en un hombre como él—.

Kagami bajo su cabeza entristecido escuchando cómo hablan mal de su clan y de él. No podía hacer nada para evitar que esas personas dejaran de juzgar.

Pero su tristeza le duró poco cuando sintió a alguien tocar su hombro, era Amaterasu quién lo miraba enojada —Solo ignora a esas personas—. dijo tomándolo de la tela de su uniforme negro para jalarlo hasta el restaurante.

—Yo...— las palabras no salían de su boca, no dejaba de sentirse mal por aquellos comentarios que recibía a diario.

—Callate—. le ordenó entre dientes con la mirada oscurecida —Vamos, tengo hambre—. Amaterasu estaba molesta con Kagami, odiaba verlo de esa forma tan patética para ella.

Al término del desayuno siguieron caminando hasta llegar a un pequeño parque: dos niños jugaban alegres subiendo y bajando en el columpio, otros tres hacían castillos en la caja de arena. Las madres platicaban entre ellas.

Amaterasu tomó asiento en el banco del parque ubicado a un metro lejos de los columpios para relajarse un poco, Kagami se sentó a su lado abriendo un poco las piernas, con su espalda inclinada y manos juntas.

Sarutobi Amaterasu.

No sabía nada sobre cómo era cita pero estaba segura que esto no era una y ni se acercaba a serlo, solo hemos desayunado juntos y caminado hasta el parque, y en ninguna ocasión nos dirigimos la palabra. Odiaba ver a Kagami de esa forma, ese no era el chico sonriente que conocía.

Oye es un Uchiha...— logré escuchar como una señora empezó a susurrar. Kagami también lo notó debido a la expresión que puso.

Es cierto, debemos tener cuidado—.

Chasqueé la lengua harta de escuchar siempre los mismos comentarios, harta de ver a Kagami triste así que lo tomé de la manga de su brazo para salir del parque a un lugar más tranquilo sin ninguna persona.

No sin antes de tomar un kunai de su porta armas que llevaba en su muslo derecho y lo lancé cerca de los pies de la señora que empezó a hablar. Ví como su rostro de miedo se hizo notar a lo que sonreí.

Entramos a un pequeño bosque ubicado en el interior de la aldea, no paramos hasta adentramos hasta en el interior. No parecía inmutarse, seguía con su misma expresión de antes.

Lo que provocó que mi enojo se desbordara. Solté la manga de su uniforme y lo tomé de la tela de cuello hasta estamparlo contra un árbol con todas mis fuerzas. Alcé el tono de mi voz irritada —¡¿Eres idiota o te haces?!—

Logré que se asustara un poco unos momentos luego regresó a su misma reacción evitando mirarme. Apreté mi agarre de su cuello —¡Oye te estoy hablando!—

Me miró y lentamente alzó su mano derecha hasta mi cara, tomó el mechón de pelo que cubría mi ojo, paulatinamente fue quitándolo hasta llevarlo detrás de mi oreja dejando expuesta toda mi cara —Lo sabía—; dijo esplendoroso —aún estando enojada te ves hermosa—.

Me quedé en shock examinando lo que había hecho, cuando recobré la mentalidad rápidamente lo solté, di media vuelta acomodando en su lugar mi cabello —¡¿Q-que fue eso?!— no pude evitar sonrojarme a sus palabras.

...

Amaterasu estaba avergonzada y enojada al mismo con Kagami. Avergonzada por lo que le dijo y enojada por que había tocado la parte de su pelo que no dejaba que nadie lo tocará.

Kagami río travieso rascando su nuca —Lo siento si te preocupe pero desde hace mucho quería ver por qué escondías la mitad de tu rostro. No sabía cómo hacerlo así que decidí fingir estar triste para poder ver tu rostro—. dió unas reverencias de disculpa, apenado.

—¡Eres un idiota!— exclamó irritada —Me preocupé por ti pensando que en realidad estabas triste—. lo miró conteniendo sus ganas de golpearlo.

—Lo sien...— pausó sorprendido haciendo que sus ojos se abrieran como platos. —¿Usted se ha preocupado por mí...?— musitó. Era la primera vez que escuchaba a Amaterasu decir que estaba preocupada por él.

—Si ¿y que?— cuestionó indiferente cruzando sus brazos.

—Me siento tan feliz—. vocifero. La Sarutobi desvío la mirada al suelo avergonzada pero sus mejillas rojas se podían apreciar con claridad.

—Ya que estamos aquí—; cambió de tema —podemos ir a pescar a ese río de allí—. señaló, había descubierto un pequeño río a lo lejos cuando desvío la mirada.

Extrañamente ya no estaba enojada con el Uchiha por que había descubierto la cicatriz que con trabajo había ocultado. Odiaba que otra gente la viera.

—Es buena idea—. logró cambiarle de tema tan fácilmente.

Fueron hasta el río. Para poder pescar a los peces Amaterasu tomó dos ramas, una para cada quién. En la punta amarró
un hilo transparente que traía Kagami en su porta armas. Mientras Kagami buscaba lombrices entre la tierra húmeda para usarlos como carnada.

Varios minutos después logró conseguir cuatro lombrices, las amarraron a la cuerda. Sujetando el palo lazaron la cuerda al río y tomaron asiento en las grandes piedras. Los minutos pasaron y Kagami ya empezaba a desesperarse.

—¡Ahg! ¡No pesca ninguno!— exclamó desesperado tocando su cabeza provocando que su caña de pescar cayera al río.

Entrecerró los ojos mirando como se quejaba —Y yo creí ser la que desesperaba—. pensó. Jadeó burlándose de él —Para pescar debes tener paciencia, es la clave de esto—.

—Lo siento—, rascó su nuca apenado —nunca he sido bueno en la pesca—.

—Dicen que contando historias es una buena manera de distraerte mientras pescas—. comentó mirando el cielo de colores agrios que anunciaba la tarde —Recuerdo cuando tenía tres años todos los días iba de pesca con mi padre. No lo hacía porque me parecía algo divertido, lo hacía por sus grandes historias que contaba—.

La cuerda empezó a jalar con fuerza dando señal que había picado un pez —Tu historia fue corta pero si que pasó rápido—. se acercó a la orilla del río para poder ver al pez.

—Ni siquiera es una historia—. rodó los ojos sujetando con fuerza la rama —Da igual, ahora hay que evitar que escape—.

La pelea de Kagami y Amaterasu contra el pescado salió victoriosa, el animal marino no dejaba de aferrarse al agua para evitar ser comido aunque sus esfuerzos fueron en vano al final.

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La noche una vez más gobernó con todo su esplendor. En medio del bosque oscuro armaron una fogata y cocinaron al único pez que capturaron ya que los otros escaparon del lugar aterrorizados cuando vieron a su amigo ser sacado del río.

Los dos comían la mitad del pescado muy gustosos por el pequeño festín. Cuando finalizaron la comida se dedicaron a ver el cielo estrellado.

Kagami tenía curiosidad por saber cómo se había provocado esa cicatriz que tenía Amaterasu —¿Puedo preguntarte algo?— la miró.

—¿Es sobre mi cicatriz no?— bajó la mirada para verlo seria a lo que él asintió. Suspiró pensado en si sería buena idea contarle o no. No es porqué no le tuviera confianza solo no le gustaba recordar ese momento que era un trauma para ella —Bien te contaré—. era mejor no esconder nada.

—Cuando tenía catorce años un hombre me secuestro—; miró la fogata recordando aquel momento —nunca supe para que me quería o cuál era su propósito conmigo, pero cuando intenté escapar—; alzó su mechón de pelo dejando ver la cicatriz —ese hombre me hizo está herida—.

—Trataron de sanarla, pero debido a que era demasiado profunda solo pudieron cicatrizarla dejándome esta marca. Fue un trauma que intenté superar con el tiempo pero cada vez que la veo ese hombre aparece en mi mente. Además—; río un poco —se me ve fatal, por eso tapo mi rostro—.

Como vió que Kagami no decía nada y solo se le quedaba viendo sacó la conclusión que él también creía que se le veía mal, lentamente fue bajando su cabello para ponerlo en su lugar hasta que una mano sujeto su muñeca deteniendo su acción.

Era Kagami, tenía su ceño levemente fruncido —Yo creo que te ves hermosa aún con esa cicatriz—. corrigió sincero dedicándole una sonrisa. En realidad estaba atontado por la belleza de Amaterasu.

Ella elevó sus párpados más de lo normal, no tenía las palabras adecuadas para ese momento tan lindo que fue para ella. Si de algo estaba agradecida era haber conocido a Kagami —Gracias—. agradeció con una sonrisa sincera y miró nuevamente el cielo e igualmente el azabache hizo lo mismo.

El único ruido que se podía escuchar era el de la leña siendo consumida por el fuego, los grillos cantando y el agua del río fluyendo entre las rocas.

Sus manos se fueron acercando lentamente hasta hacer contacto y en un movimiento entrelazaron sus dedos en señal de que los dos azabaches ya tenían los mismos sentimientos el uno para el otro.

Y sus rostros se fueron acercando, haciendo sus respiraciones chocarán entre si y sus labios en un beso que uniría los lazos de ambos e inconscientemente forjaría un nuevo futuro.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

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