• Capítulo 66 • ~Especial~

Capítulo especial: ¿Los Uchiha's malos?

Parte uno.

Sarutobi Amaterasu.

—Deja de seguirme Uchiha—. a pasos rápidos y con tono irritado me alejé del Uchiha tomando otra ruta para perderlo. Sin embargo no importaba lo que hiciera él me seguía.

Tenía un plan y era escabullirme entre los techos de las casas y edificios para poder perderlo, pero recordé que no debía mostrar signos de que era ninja. Solo me quedo esconderme entre las personas que caminaban por una calle concurrida, todas ellas parecían ocupadas.

Miré en todas direcciones buscando al Uchiha, arriba, abajo, por ambos lados, no había señales de su presencia. Liberé un suspiro de alivio, por fin lo había perdido.

Bufé burlona y seguí mi camino a pasos serenos con los brazos cruzados. Miré en todas direcciones buscando mi lugar favorito donde siempre iba a desayunar.

Minutos después logré encontrar el local, tomé asiento en una de las mesitas de afuera, recargue mis manos en la misma esperando a que la señora de la tercera edad me atendiera el cual no tardó mucho.

Aquella señora era de estatura baja, su cabello blanco como la nieve revelaba que ya era mayor al igual que las arrugas en todas las partes visibles de su rostro. Siempre tenía una postura jorobada, una falda café larga que cubría sus pies dejando solo a la vista sus medias largas de color negro.

Siempre llevaba un delantal de color blanco y debajo una blusa grande del mismo color. En sus manos tenía un pequeño cuaderno que servía para escribir las órdenes de sus clientes —¿Que va a querer señorita?— su voz débil pero dulce me agradaba en cierta forma.

Neutral pero amable respondí —Quiero un té verde y dos manjū¹ por favor—.

Con la pluma en mano empezó a escribir en su pequeño cuaderno mientras asentía con la cabeza —Son seiscientos ryo²—. me cobró.

—Póngalo en la cuenta del hokage—. debido a que no tenía dinero de esta época hice que la señora se lo cobrará al hokage después. Solo espero que no le moleste cuando vea la cuenta.

Ella asintió, cerré un momento los ojos pensando en una forma de decirle a Tobirama-sama que iba a pagar todo lo que he consumido —Yo solo quiero un dorayaki porfavor—.

Tardé unos segundos para reaccionar en qué aquella voz estaba frente a mí. Abrí mis ojos de golpe para mirarlo y era quien menos quería: el Uchiha.

La señora asintió y se retiró con una reverencia para preparar la orden. El Uchiha me miraba sonriente, y yo lo miraba con mi ceño levemente fruncido y con los brazos cruzados en modo de superioridad.

—¿Cómo me encontraste Uchiha?— pregunté fría llevando el peso mi espalda al respaldo de la silla de madera. Era imposible que me haya encontrado lo había perdido, además él no sabía a dónde me dirigía.

—Danzo-san me contó que siempre se dirige—, refiriéndose a mí —a este lugar para desayunar—. señaló el local con su mano.

Maldita sea tío Danzo—. en mi mente quería golpear al tío Danzo por revelar tal cosa. El único lugar donde podía tener una mañana tranquila se había arruinado. No contesté nada, solo hice un quejido un poco enojada.

Apenas estaba empezando mi día y ya me estoy enojando, este Uchiha es muy molesto. En ese momento la señora llegó con una gran bandeja de aluminio en manos, en mi dirección posó una taza de cerámica con té verde y un plato con tres manjūs y en la dirección del Uchiha posó un plato con un dorayaki

—Con su permiso—. dió otra reverencia dejándonos solos.

Señora quédese a desayunar conmigo—. rogué en mi mente para que se quedará. No quiero estar en la misma mesa que él. Pero era imposible que escuchará mis pensamientos. Di otro suspiro pesado —A quién engaño, eso es imposible—.

—¿Hmh? ¿Dijiste algo?— me miró confundido ante mis palabras que salieron sorpresivamente de mi boca. Varias migajas del pan de judías estaban esparcidos al rededor su boca, si soy sincera parecía un niño tonto.

Nuevamente lo ignoré, agarré la taza de té y tomé de ella intranquila, tomé un manjū y empecé a comerlo. Sentía varias miradas sobre nosotros lo que hizo ponerme nerviosa, varias gotas de sudor empezaron a caer de mi sien.

Pero rápidamente esos nervios se esfumaron cuando miré al Uchiha. Se veía totalmente distinto, la mitad del dorayaki que sujetaba lo miraba fijamente, sus cejas estaban decaídas al igual que sus comisuras y sus hombros; estaba triste.

Cada persona que pasaba nos miraban fijamente o de modo discreto, o eso creía hasta que me di cuenta que solo miraban al Uchiha, unos lo miraban asqueados, otros enojados, con miedo, varias emociones negativas iban dirigidas a él.

Recargue mis codos a la mesa, entrelazando los dedos y recargue mi cabeza sobre las manos. Oscurecí mi mirada y una sonrisa burlona se formó en mi rostro. Nunca había sentido tanta satisfacción ver a un Uchiha triste.

Varios minutos después finalicé mi desayuno al igual que Uchiha. Empecé a caminar entre las calles de la aldea con mis brazos cruzados buscando algo entretenido.

—¿A dónde iremos Hanako-sama?— su tristeza solo le duró unos segundos después de que nos fuéramos del lugar, ahora estaba “feliz”.

Ese iremos me sonó a manada. Lo miré de reojo unos segundos y no le contesté nada. Para ser sincera no tenía ningún lugar en mente, en estos momentos quisiera entrenar mi nueva técnica o tener una misión.

A medida que caminaba más y más los locales aumentaban entre las calles, unos puestos de comida, otros de pequeños juegos, juguetes, máscaras, etcétera: un festival.

—Al parecer habrá un festival muy pronto—. me dije a mi misma el voz alta mirando detalladamente todo, el Uchiha no tardó en responder.

—Se acerca año nuevo y las personas hacen un festival para celebrarlo. Muchas personas vienen a divertirse—. se paró de golpe jadeando sorprendido, lo que no entendí era a qué se debía su reacción.

...

A Kagami se le había ocurrido una idea para poder acercarse más a Amaterasu, invitarla al festival de año nuevo —Hanako-sama...— antes de que pudiera hablar el llanto de una niña captó la atención de todas las personas que había alrededor.

Una pequeña niña castaña tallaba sus ojos llorosos, asustada y débil debido a que se había separado de su mamá —Mama...— entre lágrimas la llamaba para que hiciera su presencia. Pero no había señales de ella en ningún lugar.

Todos susurraban sin saber que hacer con ella, nadie la conocía, ni sabían quién era su madre. Amaterasu se quedó parada unos metros lejos de ella mirando de reojo a las personas, esperando a que hagan algo.

Pero nadie hacía nada, sopló sin poder creerse que las ninguna de las personas de la aldea ayudaba a la niña. Tomó valor y se acercó sin saber cómo tratar con ella.

Estando a su frente entre dobló sus rodillas para estar un poco a su altura —¿Oye niña que te pasa?— Amaterasu no sabía cómo hablarle a un niño así que le hablo con su tono soporífero.

La pequeña castaña paró su llanto alzando un poco su cabeza dejando ver un pequeño sonrojo debido al llanto, la miró detenidamente. Pero el miedo la invadió cuando vió su rostro maléfico provocando que se echará a llorar más fuerte.

Amaterasu se puso nerviosa mirando como todos a su alrededor empezaron a murmurar entre ellos.

¿Que hago? No se lidiar con mocosos. ¡Esto es un problema! Si no hago que se callé pesaran mal de mí. ¿Cómo haré que deje de llorar? ¡Demonios!— alterada buscaba una forma para que la pequeña niña dejará de llorar.

Kagami miró divertido la escena negando con la cabeza. Se acercó a las femeninas, se agachó a la altura de la pequeña, para generarle confianza tocó su cabeza delicadamente y con una sonrisa preguntó —¿Estás bien? ¿Que te sucede?—

La niña paró unos segundos su llanto, cuando vió el rostro del azabache no tardó en sonrojarse. Con la voz entrecortada y débil respondió —H-he pérdido a mi mamá... cuando hacía las compras con ella...—

—Ya veo—. recobró su postura mirando está vez a Amaterasu quién estaba estupefacta de la niña. Había elegido al Uchiha y no a ella.

Por eso no me agradan los niños—. se dijo a si misma con los ojos entrecerrados con su cara de chasco y cruzó sus brazos derrotada. Amaterasu nunca había sido buena con los niños, no desde que casi tira a Konohamaru al suelo cuando era un bebé.

—Hanako-sama— el llamado de Kagami sacó a la azabache de sus pensamientos —buscaré a los padres de está pequeña—. entre sus brazos la cargo —Espero que no le importe....—

Para ella esas palabras eran un rayo de esperanza, por fin tendría un día tranquilo sin ninguna vigilancia que la privará de sus acciones en la aldea —No te preocupes Uchiha, tarda todo lo que quieras...—

La Sarutobi no terminó de formular su oración debido a que el llamado de una señora la interrumpió —¡Nanami!— soltó las bolsas de su mandado dejando caer unas manzanas al suelo. Se encogió al tamaño de su hija extendiendo ambos brazos.

La fruta chocó con los pies de Amaterasu, miró la fruta tirada unos momentos y después miró a la señora.

—¡Mamá!— la niña se bajo como rayo de los brazos de Kagami para ir a los de su madre. Ambas se abrazaron felices, por fin se habían encontrado. Pero para Amaterasu era un desafortunado reencuentro, sus planes de pasar el día sin vigilancia se habían esfumado.

Kagami se acercó a ambas orgulloso de que volvieran a estar juntos —Me alegró que...—

Fue interrumpido por la voz ahora gruñona de la madre de la niña —¡Que planeabas hacer con mi hija maldito Uchiha!— el repentino cambio de humor sorprendió a ambos azabaches.

—¿Eh?...— el chico azabache no entendió a qué se refería con eso —Señora yo solo traté...—

—Tratabas de hacerle daño a mi hija ¡¿verdad?! ¡Ustedes los Uchiha's son capaces de lastimar a cualquier inocente que pase por su camino!— recobró su postura para acercarse amenazante a Kagami.

Pero él dió unos pasos atrás negando con las manos a la altura de pecho —No señora se equivoca...— trataba de explicar la situación pero parecía que la señora no entendía.

Amaterasu bajó su mirada enojada por el comportamiento de la mamá —¿Que le pasa a esa señora? El Uchiha solo trataba de ayudar a la mocosa—. pensó, ella había visto que Kagami solo quiso ayudar, pero al parecer la madre confundía las cosas.

No era porque defendería al Uchiha, es porque ella había visto todo, iba a dejar un momento su misión de cuidarla, desobedecer las órdenes de su superior: el hokage, para buscar a la madre de la niña, pero nadie a excepción de Amaterasu lo veía así.

Amaterasu se dió cuenta de algo, en esta época algunas personas odiaban a los Uchiha's.

—¿Que sucede aquí?— una voz masculina se acercó a ambas. Un hombre alto igual castaño con la bandana de la aldea en su frente se plantó al lado de ellas; el padre de la niña.

—Querido, ese Uchiha—, la madre señaló a Kagami —trató de hacerle daño a nuestra hija—.

—¿Que dices?— preguntó malhumorado fulminando con la mirada a Kagami. Amenazante se acercó al azabache —Yo te conozco, tú eres el Uchiha en el que confía el hokage ¿no?—

—Si pero...—

—Ya veo, te aprovechas de la confianza del hokage para lastimar a mi hija. Pero mientras yo viva, protegeré a mi hija y esposa de ustedes—. con su dedo picoteo el centro del pecho de Kagami.

—Señor no confunda las cosas yo solo...— otra vez fue interrumpido. Su cuerpo empezó a temblar de los nervios, además de que se sentía débil ante todas las miradas.

—Si tuviera la oportunidad sacaría a los Uchiha's de la aldea, ustedes son la causa de nuestros mayores problemas. Gracias a ustedes mucha gente murió en el pasado—. escupió asqueado refiriéndose a todo el clan Uchiha.

El Uchiha bajó su mirada entristecido, no le gustaba que hablaran así de su clan, era cierto que el clan causó muchos problemas en el pasado. Sin embargo Kagami se ha esforzado por demostrar que no todos los Uchiha's son así.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

¹El manju es un wagashi, nombre dado a la confitería tradicional japonesa. Pan blanco relleno.
²Valor de la moneda en el universo de Naruto, sacado exclusivamente de los juegos. Su valor es 109 ryos = 1 dólar.

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