• Capítulo 61 • ~Especial~
Capítulo especial: Konoha del pasado.
Parte dos.
Sarutobi Amaterasu.
¿Qué pasó con los otros rostros de los hokage?
Solo estaban el del primero y el segundo, además el pergamino blanco que tenía había desaparecido. Tal vez salió de mis manos cuando caí, pero recuerdo que aún lo tenía en mis manos antes de haberme desmayado.
Me levanté del suelo para sentarme en la camilla. Ambos me miraban raro, tal vez porqué no sabían de lo que estaba hablando. Toqué mi mentón para analizar bien la situación.
Hace poco había luchado con esos tres ninjas, Sakura estuvo a punto de caer al vacío pero la empuje para que se salvará a cambió de que yo cayera.
Recuerdo que el suelo se rompió de repente... pero, ¿porqué? En ese momento recordé a uno de ellos abrir el pergamino, lo leyó, realizó sellos y tocó el suelo, haciendo que se rompiera.
Tenía sentido, había usado un jutsu del pergamino. Miré todo para armar este rompecabezas, quería hacerme una teoría.
El segundo hokage estaba vivo. La mujer peliroja llevaba un kimono blanco, ya nadie usaba ese tipo de vestimenta, salvó en días especiales. Y solo había dos rostros hokage tallados en la roca.
Ese hombre había hecho algún jutsu para enviarme al pasado o hacerme creer a través de una ilusión que estaba en el pasado, pero era imposible que fuera un genjutsu, mis ojos eran inmunes a ello.
Para poder concluir la teorías debo hacer una pregunta y si la respuesta es la que buscó entonces estaré en lo cierto —¿En donde estoy?— le pregunté a uno de ellos dos.
—Estas en Konoha—. respondió la mujer.
Agarré las sábanas de la camilla con fuerza, llegando a la conclusión de que estaba en Konoha del pasado. Debía contarles que yo no pertenezco en esta época o me considerarán como una sospechosa.
No solo porqué una Sarutobi como yo estaba en las afueras de la aldea, también porqué nunca me habían visto. Miré mis pies pensando en una forma de decirles que yo no pertenezco aquí.
Pero el segundo hokage no dejaba de mirarme, como si esperara a que hiciera algo malo —Nunca te he visto en la aldea si dices ser del clan Sarutobi. ¿Acaso eres una espía? Será mejor que digas la verdad si no quieres morir—. se acercó a mí de brazos cruzados con las intenciones de intimidarme.
Me armé de valor para levantarme de la camilla y caminé con los brazos en la cintura hasta quedar frente a frente con el hokage.
Ambos nos mirábamos con el ceño fruncido y con intenciones enemigas. —No soy ninguna espía hokage-sama, soy fiel a Konoha, una ninja—.
Podía sentir que nuestras miradas e intenciones eran idénticas, lo único que nos diferenciaba era la altura, yo era más bajita le llegaba hasta la altura de su pecho.
—No dices la verdad—. me dijo con su voz ronca.
Llevé la mano a mi abrigo y de el saque la banda de regulación que me identificaba como ninja de la aldea. En ese momento agradecí que Tsunade-sama no me la haya quitado o estaría en problemas.
La coloque en mi frente y por debajo del mechón de mi cabello que cubría mi ojo —Esta banda la recibí con orgullo cuando me gradué de la academia ninja. Y desde ese momento le juré lealtad a Konoha—.
Noté la impresión de ambos —¿De dónde la sacaste?— preguntó cómo si no fuera normal traerla.
—Lo he dicho, la obtuve gracias a mis esfuerzos—. era el mejor momento para decirle que no pertenecía a esta época —Pero usted no lo sabe, porqué lo recibí cuando mi padre el tercer hokage lideraba la aldea—.
—¿El tercer hokage?— preguntó impresionada la mujer —Solo existen dos hokages en Konoha—. dijo segura de sus palabras.
—Sin duda alguna, eres una espía y una mentirosa—. habló tomándome de la muñeca derecha, pero rápidamente me solté de su agarre.
—No se cómo, pero está no es mi época. De dónde vengo ya existen el tercero, el cuarto y quinto hokage en la aldea—. me crucé de brazos —El pergamino que traía puede ser una forma para que regrese a mi época y necesito buscarlo—.
Noté como la mujer miró unos segundos de reojo al segundo hokage y nuevamente me miró, pero le resté importancia.
Esté me miraba pensativo, analizando mis palabras. Parecía tener en cuenta lo que le dije —No te creeré hasta que lo vea yo mismo—.
—Estoy dispuesta a pasar por todo para que me crea hokage-sama—. hablé firme.
—Bien, si resulta ser verdad lo que dices haré que busquen el pergamino, pero si es mentira haré que te maten—. su amenaza hizo que pusiera nerviosa.
Su forma de dirigirse cuando está con alguien que resulte ser una amenaza para la aldea me hacía admirarlo más, pero a la vez me hacía poner más nerviosa.
Era muy distinto a lo que estaba acostumbrada, en esta época mataban a quien fuera un peligro para Konoha y no los metían en la cárcel como a mí que estaban a punto de hacerlo.
Si hubiera asesinado a Shisui cuando el segundo gobernaba yo ya estaría muerta.
Asentí aceptando el trato.
Después de eso me llevaron a una sala donde era la Unidad de interrogación y tortura. Unos ninjas especiales entraron a mi mente para poder ver mis recuerdos, confirmando que todo lo que dije era verdad.
Dando como resultado que el segundo me creyera que era de Konoha y que mi padre era el tercer hokage. A excepción de los ninjas que entraron a mis recuerdos, la mujer que se llamaba Uzumaki Mito y Tobirama-sama nadie debía saber que era del futuro.
Tobirama-sama se mantenía sentado sobre el escritorio mirándome fijamente y yo me mantenía parada a su frente con las manos en los costados, mirándolo seria.
—Iniciaremos con la búsqueda del pergamino para que regreses a tu época—. dijo tomando unos papeles de su escritorio para leerlos.
—Juró que ayudaré en todo lo posible para poder encontrarlo...— no pude seguir hablando debido a que alzó la palma de su mano para que me callara.
—Tú no irás a ningún lado. Enviaré a unos ninjas de élite para que lo busquen, tú te quedarás en la aldea—.
Azote las manos contra el escritorio desaprobado su decisión —Me niego a quedarme sentada con los brazos cruzados mientras ustedes buscan el pergamino—. dije con tono molesto.
—Aunque me hayas demostrado que vienes del futuro sigues siendo sospechosa para mí—. paró de su asiento para mirarme de la misma manera —Esta época es muy distinta a la tuya, si alguien te atrapa no dudarán en matarte—.
—Eso lo se perfectamente, pero aún así me niego. No me quedaré sin hacer nada. Soy una ninja de rango chunin que puede hacer cualquier misión—. aquellas palabras se me salieron de la boca sin pensarlo.
Su mirada seria cambió, ahora sonreía lo que me estaba dando una mala impresión —Creía que por tu edad serías un jounin—. suspiró tomando asiento de nuevo. Unas gotas de sudor cayeron de mi frente.
No debí mencionar que era una chunin aún. La razón por la que soy chunin a pesar de casi tener dieciocho años fue porque perdí en la ronda final de los exámenes tres veces.
—Con todo respeto hokage-sama...— iba a rechistar pero otra vez fui interrumpida.
—Soy el hokage y debes obedecer mis órdenes sin rechistar. Y mi orden es quedarte en la aldea a esperar mientras se encuentra el pergamino—. me ordenó gruñón dando fin a esta conversación.
Me mantuve callada recobrando mi postura. No podía negarme a las órdenes de un hokage. Chasqueé la lengua aceptando mi derrota, solo por esta vez.
La puerta de la entrada fue golpeada levemente —Adelante—. Tobirama-sama dió permiso de entrar a la persona que se encontraba detrás de la puerta de roble.
El pomo giró y la puerta se abrió dejando ver a alguien que hizo que mis ojos se abrieran desmesuradamente y me trajera un pequeño sentimiento de tristeza.
...
Aquella persona que había entrado a la oficina fue nada más y nada menos que Hiruzen con dieciocho años de edad. Amaterasu lo reconoció enseguida por las fotos que le mostró su padre de cuando era joven. No sé creía lo que veían sus ojos. Quería ir a abrazarlo pero su orgullo se lo impedía.
Volver a sentir esos brazos cálidos que la hacían sentir segura cuando era una niña, oír sus sabios consejos y palabras que siempre le decía con sabiduría.
Otro chico pelinegro con una cicatriz en la barbilla se posó en el costado derecho de Hiruzen —¿Tio Danzo?— preguntó analizando su rostro, saber si era él en verdad.
Aquellas palabras dejó confundidos a ambos —¿Tío?— preguntó ronco a la pelinegra. No la conocía, ni su cara se le hacía familiar. Tal vez ya se había vuelto loca por el golpe que recibió —Nunca te he visto en mi vida niña—.
Amaterasu recordó las palabras del peliplata acerca de no revelar que venía de futuro o algo que alterará las cosas del tiempo.
Rápidamente desvío la mirada al suelo y fingió estar desinteresada en él —Que molesto—. encogió los hombros —Es solo que tus ojos me recordaron a un familiar que se llama Danzo—.
Danzo bufó y una vena se le marco en su frente, ahora la consideraba una molestia y maleducada.
Hiruzen rodeo el cuello de su amigo con su brazo y muy alegre habló —¿Enserio esos ojos de malhumorado te recordaron a un familiar tuyo?— rió —Hasta se llama como tú ¿verdad Danzo?—
La actitud de su padre era muy distinta al del futuro, se notaba que era el alegré y le gustaba molestar a Danzo.
Sonrió mirando la escena pero instantáneamente esa sonrisa se borró al ver a un chico azabache entrar al lugar.
Entre cerró los ojos analizando su físico, su cabello era desordenado y largo de color negro al igual que sus ojos. Al igual que su padre y su tío traían un uniforme ninja de color negro.
Muy distinto al de su época.
Pero lo que hizo que arrugara su entre cejo fue el emblema Uchiha que logró ver en su espalda. Sin duda alguna era un Uchiha.
Había olvidado que los Uchiha's seguían vivos en esta época, ahora tenía que soportar la idea de tener que vivir con ellos.
—Esa la chica que cayó del cielo—. dijo risueño Kagami señalando a la femenina —Me alegro que estés bien, debió ser un golpe duro—. le dedicó una sonrisa sincera.
Amaterasu bajo sus párpados desinteresada en el Uchiha —¿Qué le pasa a ese Uchiha?— pensó sin saber la causa de su molesta sonrisa, bufó mirando a otra dirección.
—Kagami, Saru y Danzo su nombre es Hanako y estará viviendo en la aldea durante un tiempo—. llamó la atención de los cuatro jóvenes presentes.
Aquel nombre hizo que Amaterasu lo mirará de mala gana y una gota de sudor cayó de su frente —¿Hanako? ¿Que clase de nombre es ese?— se preguntó a si misma entre cerrando los ojos.
Por primera vez prefería el nombre Amaterasu que ese nombre raro. Prefirió quedarse callada y aceptar que la llamarán así, solo para que no alterará las cosas en el futuro.
—¿Es algún familiar suyo Tobirama-sama?— preguntó el pelinegro. Si era así entonces cambiaría sus pensamientos que tenía hacía ella.
—No, es la hija del señor feudal—. contestó cruzando sus brazos y cerrando los ojos.
—¡Ohh!— dijeron al mismo tiempo Kagami y Hiruzen, la noticia los había sorprendido. No esperaban que fuera la hija del señor feudal.
Mientras Danzo se tensó poniéndose nervioso, si la hubiera matado en el bosque estaría en grandes problemas.
Pero algo no le cuadraba —Si es la hija del señor feudal, ¿entonces porqué cayó del cielo?—
Si era la hija de un hombre que era el dueño de todo el país del fuego, ¿que hacia afuera de su casa? Salir al exterior sin que nadie la protegiera era peligroso para alguien de su nivel.
—Fue a causa de unos ninjas renegados, la secuestraron, pero logró escapar con suerte—. mintió con lo primero que se vino a la mente —Ya he contactado con el señor feudal y nos dió la orden de cuidarla hasta que logremos capturar a esos ninjas—.
—Entiendo—. dijo no muy convencido, aún tenía sus dudas.
Mientras Tobirama decía todas esas mentiras, Amaterasu lo fulminaba con la mirada discretamente, la estaba haciendo quedar como una débil y eso no le gustaba.
—La razón por la que los llamé fue porque tengo una nueva misión para ustedes, cuidarán a Hanako hasta que logremos capturar a los ninjas que están tras ella—.
—¡Entendido!— exclamaron Hiruzen y Kagami animados, Danzo se mantuvo callado captando las órdenes de su superior.
Amaterasu notó lo astuto que era el peliplata cuando se trataba de mentir, pero tener que decir que era la hija del señor feudal, decirle débil y ponerle un nombre tan feo la hacían enojar.
Pero lo que hacía que su sangre hirviera de rabia era tener que ser cuidada por un Uchiha, sin embargo sabía que Tobirama lo hacía para mantenerla vigilada debido que aún no confiaba en ella.
Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura
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