• Capítulo 3 •

...

Era otro día más para Haru. Optó por hacer un segundo intento de buscar a Madara o Hashirama en el mismo río donde acostumbraban a ir. Y para su sorpresa se encontró a Madara sentado de cuclillas, observando una piedra que sujetaba.

—Por fin te encuentro, Madara. —se le acercó hablándole por detrás.

Neutro respondió —Solo estaba pensando en algo. —sujetaba una piedra con fuerza en su puño queriendo romperla.

—¿En qué piensas? —preguntó curiosa, sentándose a su lado izquierdo y mirando el río.

—Quiero proteger a mi hermano menor de esta estúpida guerra. —enojado lanzó la piedra al río, está rápidamente se hundió.

Sonrió al escuchar sus palabras —Estamos iguales. —alzó su vista ahora mirando el cielo azul—. Yo también quiero proteger a mis hermanos de está guerra. —El viento sopló con fuerza moviendo la cabellera de ambos.

Este sonrió incrédulo —Pero mi caso es diferente, yo soy hombre y tengo que ir a la guerra todos los días junto con mi padre y hermano.

—Tienes miedo a que algo le pase. —suspiró mirándo sus ojos onix—. Sabes yo no entiendo mucho de como es ir a la guerra. Pero entiendo ese sentimiento de querer proteger a los que amas. Tú quieres proteger a tu pequeño hermano... —pausó unos momentos para que Madara le dijera el nombre de su hermano cosa que Madara comprendió.

—Izuna.

—Izuna... —recalcó el nombre entre sus labios—. Bonito nombre. —sonrió entre dientes. Haru creía que tal vez a Madara no lo querían por eso le pusieron un nombre extraño—. Tu quieres proteger al pequeño Izuna y yo quiero proteger a mis dos hermanos. Ellos son mi familia, las personas que más quiero en este mundo. —Ahora frunció un poco el ceño—. Ambos tenemos personas las cuales queremos proteger con nuestras vidas. Y lo entiendo. Sabes, he tomado una decisión ahora que estoy aquí contigo.

—¿Una decisión? —interrogó curioso, abriendo un poco su boca.

—Quiero participar en la guerra al igual que mis hermanos. Solo así puedo protegerlos.

Por unos segundos lo pensó analizando el rostro de Haru. Parecía ser una chica fuerte pero tonta —Puede que sea buena idea, pero eres una mujer y no durarías ni la mitad del tiempo en el campo de batalla. -habló con razón.

—Te diré algo pequeño machista. —paró de su asiento y lo miró con superioridad. Odiaba que le dijeran débil solo por ser mujer—. El que sea mujer no quiere decir que sea débil, te apostaría mi vida a que si duraría, por que soy una Senj... —Por inercia cubrió su boca a punto de casi revelar su apellido.

Madara sonrió burlón —Déjame adivinar. Eres una Senju, ¿verdad? —preguntó con ironía.

—N-no... —miró a otro lado. Tenía que hacer algo para que Madara olvidará sus palabras—. Demonios ahora estoy tartamudeando. —pensó para si misma. Tal vez golpeándolo con un tronco en la cabeza funcionaría.

—No es necesario que lo ocultes —dió un suspiró—. Me has dicho tú apellido así que yo te diré el mío. Pero debes prometerme que no te asustarás y saldrás corriendo. ¿De acuerdo? —No estaba seguro de que reacción tendría Haru, era mejor prevenir que lamentarse.

—Está bien —rodó los ojos preguntándose en su mente—. ¿Que podría pasar? Es solo un tonto apellido.

-—Mi apellido es Uchiha. —se levantó de su lugar apuntando con su dedo a si mismo sonriendo superior.

—Que bien. —entrecerró sus ojos desinteresada. Ya lo sabía por eso no se sorprendió en lo más mínimo—. Sigo aquí. No he huido.

—Hmph. Cállate. —se cruzó de brazos indignado por la reacción de Haru.

Ella encogió sus hombros y se dispuso a burlarse de Madara —Típico Uchiha que se cree superior a los demás. —habló con sarcasmo.

Seguían hablando, contando historias divertidas sobre sus clanes hasta que derepente una rosa salió a lado de Haru. Ella al notarla rápidamente la piso con su pie derecho para que su ahora amigo no viera. Pero la consecuencia fue que salieron otras dos por sus lados.

—¿Rosas? —preguntó extrañado mirando las rosas. No sabe nada de flores, pero la mayoría saben que las rosas no florecen entre las piedras.

Los nervios de la Senju aumentaron, no entendía la razón por la cuál salían justo donde ella pisaba —No se por que salen, esto es muy raro.

—¿Tienes alguna especialidad con las rosas? —analizó su rostro, curioso. Jamás había oído sobre un jutsu de rosas parecía algo genial que tuviera esa habilidad.

—No se nada sobre técnicas. No tengo especialidad de un ninja. Tal vez solo es un maldito sueño. Debo despertar. —Con las palmas de sus manos golpeaba sus mejillas para despertar de su sueño que más bien le parecía una pesadilla.

—Mi padre tiene conocimientos en jutsus, tal vez sepa algo. Por el momento tranquilizante. —La tomó por los hombros, su acción inesperada le sorprendió. No esperaba tocarla de esa manera.

—¿No crees que sospecharía algo? —preguntó con miedo mirándolo fijamente y sin darle importancia al tacto del Uchiha. Madara no veía ninguna reacción por su acción, era mejor no decir nada al respecto

—No sospechará si no te menciono. —sonrió con razón.

—Está bien. —asintió aliviada. No se habían dado cuenta que ya era tarde para ambos azabaches—. Tengo que regresar a casa, mi padre se pondrá furioso si no me encuentra en mi habitación.

Butsuma le tiene un gran cariño y aprecio a la pequeña Haru debido a que siempre ha querido tener una niña para poder protegerla ante todo. Verla casarse con un Senju cuando cumpla la mayoría de edad. Todo lo que un padre primerizo desea. Haru y Madara acordaron verse mañana por la mañana, una pequeña y sincera amistad estaba por empezar, sin embargo no iba a ser duradera.

Madara al llegar a su residencia, donde su hermano Izuna lo esperaba ansioso, hoy quería entrenar con él y pulir sus habilidades ninja. Pero tuvo que rechazarlo, hoy iría a hablar con su padre.

Estando frente a la oficina de su padre, donde siempre atendía asuntos los asuntos del clan golpeó levemente la puerta con los nudillos. Al escuchar un “Adelante” del otro lado optó por entrar.

—Que quieres Madara, estoy ocupado por ahora—. dijo neutral un Uchiha mayor de apariencia fría en tanto leía un pergamino sentado sobre su escritorio.

—Tengo una pregunta, padre. ¿Hay algún clan que este relacionado con las rosas? —preguntó yendo directamente al punto. No le gustaba estar a solas con su padre mucho tiempo.

—Se más específico. —recalcó.

Suspiró pesado, no quería entrar en detalles —Quiero decir. —pauso buscando las palabras adecuadas que no mencionarán o Haru—. ¿Hay algún clan que use jutsus con las rosas?

Quitó su mirada en el pergamino y mirarlo con recelo —Si, antes existía uno.

El cuerpo de Madara lo invadió un pequeño escalofrío —¿Cómo se llamaban y qué pasó con ellos? —Instintivamente preguntó con mucha curiosidad, pero rápidamente cambió su expresión y tono o su padre sospecharía.

Por suerte Butsuma no le tomó importancia —Se hacían llamar los Roselvand. No sé mucho de ellos, pero eran capaces de poder controlar a los bijuus. —cerró el pergamino y tomar otro—. Anteriormente se rumoreaba que parientes lejanos de nuestro clan, debido al físico parecido a nosotros. —Madara escuchaba atento a todo lo que decía—. La razón por la que ya no existen es desconocida. Madara. —frunció su ceño al llamarlo—. ¿Por qué preguntas?

—Escuché a alguien del clan mencionarlos. —mintió. No diría que conocía a una posible sobreviviente de ese clan.

Senju Haru.

—Buenos días. —saludé a mi padre que bajaba de las escaleras ya listo para ir a su reunión con el clan. Mientras yo estaba sentada en el kotatsu con el desayuno preparado.

—Buenos días Haru. —me regresó el saludo tomando asiento frente a mi.

—Buenos días hermana. —dijeron al mismo tiempo mis dos hermanos sentándose en los dos lados restantes del kotatsu. De igual manera los recibí con una pequeña sonrisa.

Agradecimos por la comida y empezamos a comer en silencio. Nadie decía nada, ni siqut Hashirama que siempre tenía un tema para hablar a la hora de las comidas.

—Papá. —Tenía como plan en decirle que quería ir a la guerra con ellos.

—¿Que pasa? —me miró mientras llevaba un poco de pescado frito a su boca con un par de palillos.

—Quiero ir a la guerra con ustedes. —Debía ser directa si quería su aprobación. Por debajo del mueble convertí mis manos en puños y fruncí el entrecejo, quería verme decidida y fuerte.

Por otro lado escuché a Hashirama y a Tobirama tosiendo debido a que se habían atragantado con la comida. Encogí mis hombros con una sonrisa burlona moviendo mis brazos de un lado para otro.

—¿Por que de repente me pides eso, Haru? —me preguntó papá sin ninguna expresión pero estaba analizando mi rostro. Era un pequeño rayo de luz para mí, tal vez lo estaba pensando.

—Estoy cansada de estar siempre aquí, quiero ayudar en la guerra, puedo ser útil. —expliqué dándole razones. Aunque no tenga ninguna habilidad de un ninja eero sé que puedo aprender si entreno duro.

—¡Eso jamás! —exclamó enfadado Tobirama golpeando con sus manos la tabla del kotatsu.

Lo miré de mala manera, no dejaré que me prohíba nada —Tu opinión no cuenta, Tobirama. Yo sé que es mejor para mí. —reproché mirándolo fijamente.

—¡Pero eres mi hermana y sabes que yo haría todo para protegerte! ¡No dejaré que vayas a arriesgar tu vida! —exclamó aún más enfadado. A veces odio que me protegan de todo, de mis cuatro hermanos; Tobirama era el más protector.

—Yo también quiero protegerte, por eso quiero que papá me deje ir a la guerra! —fruncí mi ceño enfadada, odio que me traten como una mujer débil.

—¡Pero ni siquera sabes agarrar una katana! —Eso fue un jaque mate para mí. Esas palabras me dieron en mi corazón, era verdad, no tenía habilidad en el taijutsu, ninjutsu o en agarrar una simple arma.

Pero no me rendiría así de fácil — ¡¿Quieres pelear conmigo?! —Aunque sus palabras tuvieran siempre la razón le puedo mostrar en una batalla cuerpo a cuerpo que puedo vencerlo. O eso creo.

—Basta con los dos. —nos ordenó papá ronco. Tobirama y yo volvimos a nuestros lugares con la mirada baja—. Haru, dame tiempo para pensarlo, pero por ahora no te metas en algo estúpido que arriesgué tu vida.

—Está bien. —asentí con una pequeña sonrisa de victoria. Pero de reojo ví como Hashirama me observaba enojado. Creo que me gané su odio.

Madara al verme me saludó con una pequeña sonrisa, mientras que Hashirama me miró con el ceño fruncido. Seguía enojado por lo de la mañana.

—Hola Haru. —me dijo mientras bajaba de la montaña para ir a mi dirección, Hashirama copió su acción.

—Hola Madara. —le sonreí amable y noté como tenía un leve sonrojo en sus mejillas—. Y Hashirama enojado. —bromeé.

Un aura morada inundó todo su cuerpo mientras se ponía en posición fetal en una esquina de la colina. —No me llames así...

Una vena se marcó en mi frente. A veces no entendía a mi propio hermano —Primero estabas enojado conmigo y ahora estás triste, ¿quien te entiende?

Madara llamó a mi hermano para que su estado de ánimo cambiará —Oye Hashirama hagamos una revancha. —Hace unos minutos estaban compitiendo por ver quién llegaba primero a la cima de esa colina, Madara siempre perdía.

—¡Está bien! —Ahora estaba feliz y con mucha energía. Una gota de sudor salió de mi frente. Toqué mi frente la yemas de mis dedos, su modo hacia que mi cabeza me doliera. Hashirama era... Hashirama.

Siguieron compitiendo por varias horas, también teníamos pequeñas charlas entre nosotros, hasta que llegó el atardecer. Al final Hashirama y yo fuimos por nuestro camino al igual que Madara por el suyo. Madara no sabía que Hashirama era un Senju como yo, ni siquiera sabía que éramos hermanos, el creía que éramos igual amigos de distintos clanes.

Al llegar a la aldea, encontramos a Tobirama esperándonos en la entrada de la casa. Ahí fue cuando un mal presentimiento me llegó —Hashirama, papá quiere hablar contigo. —su tono era serio pero su rostro reflejaba preocupación —Y también te estaba buscando a ti, Haru.

Me tense en ese momento, algo me decía que debía correr y no volver nunca. Pero si hacía eso, solo complicaría más las cosas. Los tres entramos a casa, papá estaba sentado en el tatami de la sala con ambos brazos cruzados y ojos cerrados.

Nos sentamos de rodillas a su frente con las manos juntas sobre los muslos y la cabeza baja. Íbamos a hablar primero, pero nos ganó la palabra

—Tobirama los vio jugando con un chico.

Ambos nos sorprendimos, abriendo nuestros ojos más de lo normal. Observamos a Tobirama quién no nos miró para nada. Había olvidado por comoleto que vigilaba a Hashirama en secreto.

—Tobirama tu... —dijo Hashirama decepcionado, no creyéndolo de delatarlo. Yo sólo me quedé callada.

—Lo siento, fueron órdenes de nuestro padre. —No tenía opción, tenía que hacerlo si o si. Tobirama no se atrevía a desobedecer a papá.

—Escuchen los dos he investigado sobre ese muchacho. Es un miembro del clan Uchiha.

Hice un leve quejido y preté mis puños con fuerza. Yo sabía que era un Uchiha, pero Hashirama no sabía nada.

—¿Estás seguro, padre? Puede ser un error. —hablé para tratar de defenderlo, tratar de hacerlo ver qué era un error.

—No, el es el hijo de Uchiha Tajima, el líder de los Uchiha. —repasé sus palabras por mis labios. Sabía que era un Uchiha, pero no que era el hijo del lider del clan.

—Haru, quiero que tú —me señaló con su dedo—, no saldrás de casa a partir de ahora y Hashirama. —posó su vista en él. —Quiero que te veas mañana con él mañana para poder atacarlo y sacarle toda la información valiosa.

Ambos asentimos, no podíamos negarnos o seríamos considerados traidores. Fuí a mi cuarto con la mirada puesta en el suelo, mientras Hashirama salió de casa para pensar un poco las cosas. Y mis ojos empezaron a arder una vez más.

—No otra vez, no ahora. —talle mis ojos tratando de que el dolor se esfumará.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimurax

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top