• Capítulo 24 • ~ Especial ~

Capítulo especial: Conociendo el futuro.

Parte tres.

Capitulo largo.

...

Ya ha pasado un mes largo y Haru aún no había podido encontrar ese libro que Hiruzen le dijo. Probablemente ya no existía, pues había pasado mucho tiempo desde aquel día que lo leyó, las cosas cambian incluso algunos libros son desechados a la basura, pues se consideran inútiles y son un estorbo.

Tomó la costumbre se sentarse siempre en el mismo lugar donde estaba ese árbol sobre la colina. Sus encuentros con Shisui se habían hecho más frecuentes, se hicieron amigos, tenían pláticas entre ellos y algunas veces almorzaban juntos.

Ya era un poco tarde pero Haru seguía leyendo el casi penúltimo libro que quedaba en la aldea. Haru aprendió mucho de la aldea durante muchos años de evolución que fue pasando a lo largo de pasaban las generaciones y el tiempo.

La información que contenían todos los libros era valiosa. Contenían un sin fin de muchas cosas importantes sobre la historia de Konoha. Como fue construida hasta quienes fueron todos los hokages y como fueron sus causas de muerte. Pero le pareció extraño que no hubiera mucha información sobre Madara, pese a que fue un miembro importante para la fundación de Konoha.

Con un ligero moviento de dedos cambió de página, era la última que quedaba del libro. Estaba perdiendo las esperanzas de volver a la aldea.

—¿Que es esto? —La siguiente página estaba rasgada, no estaba una gran parte de ella sobre la página, alguien había arrancado la hoja.

Rápidamente comenzó a sacudir el libro para ver si hallaba la hoja rasgada entre las páginas y en efecto, una hoja doblada en cuatro partes salió entre las páginas. Con interés y ansiosa la desdobló y con mucha atención comenzó a leer.

El pergamino del tiempo.

Hace mucho tiempo, cuando Iwagakure aún esgaba en tiempos de paz con las demás naciones, un día un hombre encontró un pergamino muy antiguo y llamativo enterrado en la tierra de sus cultivos. Se rumoreaba que posiblemente el pergamino le perteneciera al mítico Sabio de los seis caminos pero esa teoría fue descartada debido a que nadie sabe si en verdad existe.

Cuando el hombre leyó el interior de dicho pergamino habían varios sellos los cuales servían para poder viajar en el tiempo y cambiar las cosas que quisieras, pero había una causa y un límite para usarlo  Solo podía ser usado diez veces. Cuando es usando por última vez, este se reduce en cenizas para que el viento lo desaparezca por completo, además de que los cambios que hacen los que usan el pergamino se eliminan en un tiempo indeterminado volviendo a su curso normal.

Aquel hombre usó en dos ocasiones el pergamino para cambiar su destino y poder convertirse en un señor feudal. Un día cuando gozaba de su fortuna y poder en su enorme palacio misteriosamente desapareció sin dejar rastro. Nadie supo más de él.

El segundo tsuchikage; Mū, se enteró de todo por todos los rumores de las personas que vivían bajo el poder de ese hombre pero nadie sabía quién era el señor feudal, ni siquiera recordaban cómo es que llegaron a vivir ahí, muchos decían que vivían en la aldea vecina en el país de la tierra. Un completo misterio.

Mū decidió quedarse con el pergamino y resguardarlo en un lugar seguro y secreto alejado de las personas debido a que alterar el tiempo podía ser un peligro para el mundo ninja. Iwagakure se adueñó del pergamino convirtiéndose en un tesoro nacional. Aunque no se sabe con exactitud si la historia en real...

Haru ya había encontrado la forma de volver después de varias semanas, aunque el libro mencionará que tal vez no existiera el pergamino por la falta de pruebas. Pero no perdía nada con ir a Iwagakure a comprobarlo. Rápidamente fue a la oficina del hokage a contarle todo.

—¡Hiruzen-dono!— abrió la puerta de un golpe mientras llamó al hombre que firmaba un papel.

—¿Sucede algo, Haru? —se mantenía tranquilo pese ver a Haru acelerada.

—He encontrado la forma de volver. —pusó la hoja rasgada de sobre el escritorio de Hiruzen para que lo leyera— Dice que Iwagakure posiblemente tiene este pergamino para viajar en el tiempo, si esto es verdad por fin podré volver a mi época. —Sen estaba sería pero por dentro quería gritar a todo pulmón, estaba emocionada, pronto regresaría a casa.

Pero la expresión de Hiruzen cambió cuando mencioné a Iwagakure —Sen, está muy bien lo que dices, pero hay un problema.

—¿Cuál es? —estaba confundida, no se esperaba esa reacción tan fría.

—No tenemos una relación muy estrecha con ellos, no en esta época. Konoha e Iwagakure son aldeas enemigas.

Sen retrocedió unos pasos, sorprendida por lo que dijo. Cómo era posible que Konoha e Iwagakure fueran enemigos si hace mucho tiempo hicieron alianzas a cambio de los bijūs. ¿Por qué esa alianza ya no existe?

—¿Por que? Hace mucho mi hermano y yo hicimos una alianza con ellos, es imposible que ya no exista.

La miró firme —Escucha, no puedo decirte por qué ya no existe está alianza que ustedes con esfuerzo hicieron, debido a que si lo hago podría afectar la línea del tiempo que hay entre tú época y la mía...

—Entiendo. —Haru se puso un poco triste por la noticia, eso quería decir la alianza que tenían ya no existía, pero eso no importaba ahora.— Escuche, Hiruzen-dono, no puedo quedarme más tiempo aquí, necesito volver a mí época o todo saldrá de su rumbo realmente. —aumentó el tono de su voz y frunció el ceño —¡Iré a Iwagakure a hablar con el actual tsuchikage, lo obligaré a qué me de ese pergamino sin importar lo que haga! ¡No importa si ya no tienen alianza con Konoha, tendré en mis manos ese pergamino!

Hiruzen mantuvo por unos segundos su semblante serio, pero luego cambió a una sonrisa —Mi padre tenía razón, eres capaz de todo sin importarte las consecuencias. Bien, puedes ir a Iwagakure.

Sen estaba emocionada por que fuera mañana, ya quería regresar a casa. Estaba a punto de salir de la oficina de Hiruzen hasta que una idea se atravesó por su mente, miró por unos segundos a Hiruzen mientras sostenía el pomo de la puerta. Hiruzen era un hombre de mucha confianza y paciencia, posiblemente él podía ser indicado para su pequeño plan.

Era un plan arriesgado pero no podía perder nada con intentarlo. —Se me olvidaba, en caso de que regresará a mi época, quisiera pedirle un gran favor...

Sen fue explicando a detalle todo su plan y el favor que le haría. Cada detalle del plan  sorprendía más a Hiruzen —¿Pero... esto no sería un poblema? ¿Que tal si se llega a enterar?

—Eso no pasará, mientras no cuente nada a nadie. —Mantenía una sonrisa de confianza, nadie se enteraría si no le contaba a nadie. Hiruzen lo pensó un momento y al final acepto.

¿Que podría ser ese favor?

Kakashi, Guy y Shisui e Itachi acompañarían a Sen a su viaje a Iwagakure a buscar en pergamino. Irían mañana en la mañana para empezar su viaje de dos días. Kakashi y Guy sabían perfectamente cuál era la utilidad de dicho pergamino pero los dos Uchiha's no entendían el propósito de ir a buscar un pergamino que tenía la aldea enemiga.

Todos estaban listos para partir. El hokage los esperaba en el portón principal de la aldea para despedirse de Sen.

—Sigue cuidando la aldea, Hiruzen, se que eres igual de fuerte que tu padre. — Sen sonrió amable.

—Lo haré, cuídate mucho Haru. —hizo una pequeña reverencia y susurrando su nombre real.


Varios días después de largo camino y con mucho trabajo para cruzar la frontera que dividía Iwagakure con Ame no Kuni —la aldea de la lluvia— sin que los descubrieran los ninjas enemigos.

Con un poco de trabajo lograron infiltrarse a la aldea, escalando los grandes muros de piedra que protegían a la aldea de la roca. Todos se quitaron sus bandanas que los identificaban que eran de Konoha y para ocultar sus rostros se colocaron una capucha roja ya que Shisui, Itachi, Kakashi y Guy eran muy conocidos por todos lados, si alguien los llegase a identificar todo el plan se convertiría en un gran fracaso.

Con los cuatro ninjas y Sen en el interior de la aldea caminaban hacia la torre del tsuchikage, todos mantenían la guardia. Shisui no se alejaba de ni un centímetro de Sen, esto era para protegerla, aunque a ella no le gustaba por qué se sentía inútil, pero era entendible, ambos ya eran demasiado cercanos.

—Hemos llegado —musitó Sen—. entremos.

Todos asintieron entrenado por la entrada principal de la torre. Itachi quedó extrañado, no había ningún ninja vigilando la entrada.

Ninguno sabía a dónde se dirigían, era un lugar con muchas entradas y escaleras así que Shisui activo su sharingan para buscar el cuarto donde estaría el chakra del tsuchikage.

—Por aquí —empezó a guiarlos, llevándolos hasta una puerta muy grande de piedra — Es aquí Sen.

Bien hecho Shisui —estaba muy orgullosa del Uchiha, envidiaría quién fuera sus padres.

Sin pensarlo dos veces con toda fuerza abrió la gran puerta de piedra, la luz que emitía los dejó ciegos por unos breves segundos hasta que se aclaró por completo dejando ver un cuarto totalmente vacío.

—¿Y el Tschikage? —preguntó Itachi extrañado.— ¿Shisui ha fallado? No, él nunca falla. —pensó.

Era una trampa.

—¡Cuidado! —gritó el azabache de pelo largo alertando un ataque que venía desde el suelo. Todos dieron varios saltos para esquivar el ataque, pero Sen no lo logro saltar a tiempo.

Sus pies fueron atrapados por una pequeña colina de tierra que llegaba hasta sus tobillos, poco a poco perdía la fuerza debido a que estaba absorbiendo su chakra. Trataba de salir pero era inútil.

—¡Sen! — gritó el cejas pobladas preocupado.

—Viene alguien —alertó Kakashi sintiendo varios pasos, a lo que ambos decidieron dejarla un momento para esconderse.

Mientras Sen seguía intentando sacar sus pies de la tierra una pequeña sombra que parecía volar cubrió todo su cuerpo.

—Quién diría que los de Konoha volvieran a atacar a mi aldea —la voz de un hombre de la tercera edad llamó su atención.

—¡Suéltame! —exclamó—, ustedes tienen algo que me ayudará a regresar... —Sen trataba de explicarle los que en verdad quería pero el hombre volador no parecía tener intenciones de escucharla.

—No me interesa para nada tus problemas. —con su voz muy firme frunció el ceño—, Acabaré contigo. —el rostro del hombre se iluminó con la luz que salía del cuarto — Jiton: Gekai Hakuri no jutsu —con sus manos empezó a formarse un cubo blanco muy brillante, en el centro tenía una especie de esfera blanca.

De repente Sen quedó sorprendida mucho al reconocerlo —¡¿Ō-onoki?! —no podía creerlo— ¡¿Ōnoki, eres tú de verdad?! Soy yo, Haru. —exclamaba muy feliz de verlo, no había duda que era aquél niño que había conocido en su misión de atrapar a Kurama. Rápidamente quitó la capucha de su cabeza para que pudiera ver su rostro.

El viejo quedó sorprendido cuando la reconoció, mandó el ataque a otra dirección dándole a un muro, que había sido desintegrado en un milisegundo —¿H-haru... san? —estaba muy sorprendido que hasta tartamudeo. No podía creer lo que veían sus ojos, aquella mujer que había conocido cuando era un niño y le tenía mucho respeto estaba frente a él después de tanto tiempo.

—Si, soy yo, Onoki —sonrió de manera muy dulce, estaba muy feliz de ver a su pequeño amigo en esta época, pero ya no era un niño sino un adulto mayor.

Onoki deshizo la técnica que la tenía atrapada para luego disculparse. —Cuanto lo siento Haru-san, no creí que fuera usted... —quería hacer reverencias pero no sería lo correcto como Tschikage.

—Descuida —reía muy nerviosa mientras trataba de calmarlo pero estaba aliviada que esa técnica no le haya tocado, con solo ver cómo desapareció el muro quedó muy asustada.

—¿P-pero cómo es esto posible? —No lo decía en el sentido de que se veía más joven que él, lo decía por que ella tendría que estar muerta.

—Pues... digamos que hice un pequeño viaje en el tiempo... —río con sarcasmo.

—¿Cómo hiciste eso? — preguntó muy confundido y con sospechas, ¿acaso sabía de la existencia del pergamino?

—Alguien me envió aquí a propósito, con la intención de deshacerse de mí...

—Ya veo... —muy pensativo trató de recordar los sucesos de ese tiempo.— Así que aún no ha llegado a ese día... —meditó.

—Ōnoki, tienes algo que podría servirme para regresar a mi época... —esas palabras lo sacaron de sus pensamientos.

—¿Te refieres al pergamino del tiempo? —preguntó, a lo que ella asintió enseguida. Las dudas sobre la existencia del pergamino quedaron aclaradas, el pergamino en realidad sí existía.

—¿Te importaría prestarmelo, Onoki? —muy emocionada esperaba un sí.

—No podría negarme tratándose de tí, Haru-san, pero primero... —miró de reojo el lugar donde estaban escondidos los demás —diles a tus amigos que salgan de ahí, ya sabía que estaban ahí escondidos desde un principio.

Asintió muy contenta por qué ya estaba más cerca de regresar a su esposa, aunque no olvidaba que sus “amigos” la habían abandonado en el momento más crítico. Llamó a lo cuatro para que salieran y los mencionados salieron de sus escondites sin bajar la guardia.

Todos se presentaron con respeto ya que el era el Tschikage y estaban en su aldea. Ōnoki los guío hasta un cuarto subterráneo que se encontraba en lo más bajo de la torre.

—Por tu vestimenta veo que te convertiste en Tsuchikage —mencionaba muy orgullosa mientras bajaban varios escalones que parecían no tener fin. Siempre pensó que sería muy fuerte en un futuro y que algún día se convertiría en Tsuchikage ya que ese era su sueño.

—Asi es, pero no fue un camino fácil. —El tsuchikage se paró frente a una gran puerta de madera, a sus costados habían unas antorchas para iluminar un poco la oscuridad—. Ustedes quédense aquí, solo Haru y yo podemos entrar. —Ōnoki aún no confiaba en los acompañantes de Haru.

—Pero... —reprochó el Hatake, no iban a dejarla sola con el viejo pero este fue interrumpido por la azabache.

—Kakashi, estaré bien. Ōnoki es mi amigo desde hace mucho, confío en él. —mostraba un rostro de confianza. Aunque las aldeas ya no estén unidas, ella siempre considerará a Ōnoki como su amigo.

El peliplata asintió aunque aún no estaba muy seguro de las palabras de Sen. El tsuchikage abrió las pesadas puertas de madera, a lo que entraron los dos. Las puertas se cerraron por si solas dejando a los cuatro solos.

—Oye Kakashi —habló el Uchiha de pelo corto.

—¿Que pasa? — no quitaba su vista de las puertas de madera, se mantenía alerta ante todo.

—¿Por qué le dicen Haru a Sen? Creí que su nombre era Sen. —el peliplata reaccionó a la pregunta del Uchiha con un leve quejido, habían olvidado que debían guardar su verdadero nombre en secreto.

Miró a Guy quien tampoco había recordado ese detalle. Pero supo reaccionar rápido e invertarse una excusa. —Es un apodo que le pusieron las personas de aldea durante el tiempo que se quedó en Konoha.

—Ya veo... —no muy convencido de la respuesta de Kakashi decidió también ver la puerta de madera. Itachi por otro lado lo miró algo extrañado, algo escondían.

En el otro lado de la puerta, el cuarto se veía más iluminado. En el centro había una gran caja rectangular de metal, estaba sujeto por varias cadenas. Sen mostraba mucho asombró debido a la protección que tenía el pergamino. Bueno más o menos.

Onoki despojó las cadenas que sujetaba la caja, para quitar la tapa. Sen se acercó más a la caja para observar mejor su interior.

Había un pergamino de color blanco, sujetado por un cordón rojo. El hombre tomó el pergamino y lo extendió a Sen.

—Todo tuyo, úsalo con mucha responsabilidad. Nadie sabrá que el pergamino del tiempo ya no estará más Iwagakure así que lo te preocupes en llevártelo.

Sen extendió las manos para recibir el pergamino y asintió con la cabeza, lo usaría con mucha responsabilidad.

—Supongo que sabes que este pergamino tiene un límite para ser usado. Solo puedes usarlo diez veces, hace mucho tiempo un hombre lo usó dos veces y también el que usaron para mandarte aquí. Por lo que solo quedan siete usos.

—Lo se. —miró fijamente el pergamino, se sentía muy pesado para ser un pergamino— pero, —posó su vista en Ōnoki—, ¿Por qué tiene un límite para su uso?

—No lo sé, pero creo que es lo mejor, ya que cualquiera podría usarlo para cambiar las cosas incluso podrían usarlo para destruir el mundo ninja. ¿No crees?

—Si. Tienes razón.

Onoki le confiaba algo tan peligroso a Sen por qué le tenía mucha confianza, ella siempre ha demostrado eso. Sabía que podía usarlo para el bien y no para el mal.

—¿Regresaras enseguida?

—Si, es una lastima que no pueda quedarme más tiempo para hablar contigo, pero no quiero cambiar más cosas de esta época.

—Descuida no es problema, entiendo.

—Pero antes haré otro pequeño viaje y después regresaré a mi época.

Sen le explicó para que haría el último viaje en el tiempo, Ōnoki comprendió la gravedad del problema así que no tenía problema con eso.

Ambos salieron del cuarto, ahora Sen podía regresar a su época pero, había un problema. Decirle a Shisui e Itachi que tendría que regresar. Ellos no sabían quién era en verdad. Pero lo que más odiaba era despedirse.

Todos miraron al tsuchikage y Sen salir del cuarto. Observaron que sostenía un pergamino blanco, Kakashi se sintió aliviado ya que por fin regresaría a su época. Guy por otro lado la felicitó con una gran sonrisa.

—Es hora de irme chicos. —mostraba algo de tristeza.

—¿Que quieres decir Sen? — el Uchiha no entendía por qué se despedía de todos los presentes.

—¿Irte? ¿A dónde planeas ir, Sen? —Itachi trataba de entender también por qué se estaba despidiendo. ¿Que era exactamente ese pergamino que sostenía?

—Yo no pertenezco aquí, este pergamino —mostró el pergamino blanco a los dos Uchiha—, es lo que estaba buscando hace mucho. Con él podré regresar a mi hogar.

—Pero, podemos visitarte ¿verdad? —le había tomado tanto cariño que no quería despedirse de ella, la iría a visitar las veces que pudiera, aún si su hogar quedaba lejos.

—No, no pueden —sonrió pero empezaba a destrozarse por dentro. Ella también sentía un gran cariño por Shisui e Itachi.

—¿Por qué? ¿Que es lo que impide no ir a visitarte? —reclamo Itachi tratando de buscar una respuesta.

—El tiempo es lo que nos separa, pero me gustó mucho pasar el tiempo con ustedes, entrenando y hablando de muchas cosas. —quitó el cordón rojo para abrir el pergamino y empezar a realizar los sellos que venían.

—¡Espera Sen...! —Shisui intento tomar a Sen por el brazo rápidamente pero Kakashi e Itachi lo detuvieron. Unas pequeñas lágrimas comenzaban a caer de sus ojos.

—Hasta nunca, chicos —realizó el último sello. De repente el suelo empezó a agrietarse a dónde ella estaba. Hasta que cayó al vacío una vez más.
Lo último que observo fue los labios de Shisui moverse diciendo unas palabras que dejaron sorprendida a Haru pero sonrió muy orgullosa.

—Así que al final tú...

Todo se tornó oscuro.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

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