• Capítulo 23 • ~ Especial ~
Capítulo especial: Conociendo el futuro.
Parte dos.
...
Haru le había contado todo lo sucedido a Hiruzen para que ayudará un poco con algo de información que fuera de utilidad para regresar al pasado.
—Lamentablemente no poseo información de ese pergamino que cuentas, Haru.
—Entiendo. —dijo decaída mirando el suelo. Estaba perdiendo sus esperanzas de regresar a su época.
—Pero... hace mucho leí un libro especial.
—¿Un libro especial? —preguntó interesada.
—Si. Cuando era joven leí un peculiar libro, recuerdo que tenía información de todo tipo de armas y objetos especiales y poderosos algunos se consideraban mitos y otros reales. No recuerdo exactamente pero leí algo acerca de un pergamino especial. Posiblemente sea ese pergamino que me contaste.
Haru azotó las manos contra el escritorioo y con emoción habló —Por favor, dígame cuál es el título de ese libro.
—No recuerdo. —Hiruzen se sintió inútil, de haber sabido que ese libro sería importante se habría grabado el título, pero en su juventud creía que todo lo que venía escrito en el era una mentira. Pero había algo que recordaba y eran las características de la cubierta. —Espera, puede que no recuerde el título pero recuerdo perfectamente la cubierta del libro. Es un libro rojo, con detalles dorados en el lomo, el título esta en mayúsculas y de color dorado y dentro de el vienen varias hojas sueltas y maltratadas por el tiempo.
—Bien, esa información es más que útil. Iniciaré con su búsqueda. —frunció el ceño audaz.
—Te ayudaré a buscarlo, si tengo noticias de ese libro te haré saber de inmediato.
—Muchas gracias, hokage-sama. —agradeció inclinando su espalda hacia el frente.
Ya ha pasado una semana desde que la Uchiha viajó al futuro. En ese tiempo se la ha dedicado a buscar en cada rincón de la enorme biblioteca se la aldea ese libro pero no ha habido señales de el. Sin embargo ella no se daría por vencida, estaba convencida de no dormir hasta no encontrar ese dichoso libro y cuándo regresará a su época estaría dispuesta a acabar con aquella cosa negra de una vez por todas.
Aunque a Haru le dieron permiso de andar en la aldea tenía que ocultar su identidad ya que "algunos" aún sabían de su existencia. El hokage le ordenó que se cambiará el nombre y borrara su apellido temporalmente debido a que podría ser un gran problema si el clan Uchiha se llegase a enterar que la esposa de Madara está aquí con vida.
Cómo resultado su nombre temporal sería Sen Takemodo.
Sen estaba en su pequeño apartamento que le prestó el hokage, sentada en una silla de madera vieja leía un libro algo viejo mientras tomaba un poco de té rojo. Había muchos libros con las características que había mencionado el hokage y los tenía apilados en una montaña, su misión era leerlos todos hasta encontrarlo.
En aquel libro venían muchas historias sobre los ninjas, pero en ninguna página decía algo sobre un viaje en el tiempo. Cansada por no encontrar respuesta cerró el libro dejándolo en un pequeño estante y decidió salir a tomar aire fresco —mejor dicho, a hacer algo de turismo—.
Mientras caminaba por los alrededores de la aldea observaba con mucha determinación los cuatro rostros que estaban tallados en aquellas rocas. El primer rostro era de su hermano mayor, el segundo era su tonto hermano menor, el tercero era el hijo de Sasuke y el cuarto lo desconocía, no sabía de quién se trataba pero apostaba a que era alguien muy fuerte.
Su interior se llenaba de alegría al saber que la aldea a prosperado después de tanto tiempo. Seguía caminando y contemplando los rostros de los hokages que no se daba cuenta a qué dirección iba. De repente se detuvo cuando se percató que estaba en la entrada del distrito Uchiha.
En su mente luchaba si era bueno entrar o no, quería ver cómo era todo por dentro luego de tantos años. Dió una gran bocanada de aire y a paso de soldado entró al lugar.
Mucha gente azabache caminaba por todos los lugares, niños, mujeres, hombres. Todos parecían muy felices aunque algo ocupados. Haru había notado una diferencia algo peculiar.
—Esto es extraño, hay un lago cerca, no recuerdo que hubiera uno en el pasado... —el lago que había en el otro extremo del distrito se notaba desde lejos y Haru no recordaba un lago. Ella no sabía que el distrito Uchiha ya no se encontraba en el mismo lugar de antes, debido a que los cambiaron de ubicación por ser considerados como sospechosos de un ataque que sucumbió a Konoha.
Las miradas en ella se hicieron presentes, tal vez llamaba mucho la atención por su yukata roja, o tal vez habían notado que era Uchiha pero era imposible, nadie conocía su rostro, además de qué escondía el emblema del clan Uchiha que tenía bordado en su yukata con una tela.
Le incomodaba tanto las miradas, era extraño sentir tanta atención sobre ella, lo mejor era salir de ahí antes de llamar más la atención. No era lo mismo que en su época, la mayoría de los Uchiha de su época eran muy amables con ella, bueno, casi siempre.
—No puedes entrar a este lugar, solo los miembros del clan Uchiha tienen permitido entrar. —Una voz masculina llamó su atención. Era Kakashi.
—Kakashi, ¿que haces aquí?
Con un tono de cansancio respondió —El hokage me asignó la misión de cuidarte todo el tiempo que permanezcas aquí. Ya me contó todo.
—Entiendo... —respondió susurrante entrecerrando un poco los ojos. Se sentía extraña de tanto cambio, quería regresar a su época lo más pronto posible.
Los únicos que sabían de la existencia de Sen eran Hiruzen, Kakashi y Guy. Entre ellos sería el secreto máximo de la aldea.
Sen seguía con su recorrido sin rumbo, sin prestarle mucha atención a Kakashi que la seguía a todos lados. Mientras caminaba, pensaba en cómo solucionar su problema con la cosa negra, hasta que un olor muy peculiar la saco de su pensamiento, olfateo por unos segundos.
—Esto es un aroma dulce. El dulce olor de las frutas recién cosechadas y cortadas. Esto es... —sus ojos se abrieron de par en par, ¿era lo que creía?
Miró en todas direcciones buscando el lugar donde emanaba ese dulce olor. Kakashi miraba confundido a Sen, hasta que de repente ella corrió como rayo hacia el lugar que liberaba ese olor y el peliplata la siguió por detrás.
Ambos se detuvieron en un pequeño local, Sen tenía razón, ese dulce aroma era de su postre favorito; Anmitsu. Sus ojos brillaron como nunca al entrar, una señora de la mediana edad se encontraba preparando varios Anmitsus.
—Bienvenida, tome asiento, en un momento estarán listos.
Sen no demoró mucho en sentarse en una silla para pedir vasos de su postre. Kakashi se quedó parado afuera del local mirando a Sen demasiado raro, creía que se trataba de algún peligro, no de su postre favorito, aunque él no era el más indicado para hablar, él se ponía de la misma forma solo cuando sacaban un nuevo libro de su autor favorito, Jiraiya.
Con la cuchara en la boca invitó a Kakashi a comer el postre con ella, a lo que él aceptó enseguida.
—No me he disculpé contigo la última vez por haber caído encima de tí. —reía algo nerviosa mientras llevaba otra cucharada de fruta picada a su boca.
Dió un leve suspiro —Descuida, no es nada, también debo disculparme por haberme reído de usted. Pero lo importante es que no pasó daños mayores.
—Tienes razón. —le dedicó una sonrisa—. Lo único que puedo hacer es invitarte un vaso de Anmitsu. —ordenó otro plato de Anmitsu para Kakashi, después de unos minutos el postre llegó.
—Gracias. —con la cuchara tomó la gelatina cristalina bajando su máscara rápidamente para llevarlo a su boca. Un leve sonrojo apenas visible sobre su máscara se hizo presente. Jamás había probado algo tan rico.
Sen no pudo ver el rostro de Kakashi, se sorprendió al ver la velocidad en que se quitó su máscara para luego ponérsela. Después de un rico postre, Sen siguió su pequeño recorrido por la aldea mientras Kakashi la seguía cuidando de lejos mientras leía su libro.
El día había pasado muy rápido, el atardecer había llegado, algunas luces fueron encendidas pues ya estaba por obscurecer, muchos ninjas ingresaban por el portón principal de la aldea después de un pesado realizando diferentes misiones.
Sobre lo alto de una colina cubierta de yerba verde Sen leía otro libro más, buscando información del pergamino. Leía cuidadosamente cada página sin perder detalle de la información que tenía, Kakashi estaba un poco lejos sentado en una de las ramas de un árbol leyendo su mismo libro de siempre pero sin perder de vista a la chica.
La atención de Sen fue robada por el sonido de los kunais siendo clavados en los troncos de los árboles. De reojo los miró, parecía que estaban entrenando su puntería con los kunais. Eran dos jóvenes azabaches, uno de pelo largo y otro de pelo corto, ambos tenían las bandanas de la aldea en la frente.
Lanzaban kunais a la corteza de los troncos que tenían dibujados círculos rojos y blancos.
—Son muy ágiles. —mencionó Haru sorprendida por la agilidad de los dos, no importaba de qué forma lanzarán el kunai siempre daban en el blanco.
El chico de pelo corto notó la presencia de Sen, estaba por lanzar el kunai pero su presencia lo inquietaba.
—¿Shisui? —llamó su amigo mirando confundido a su amigo.
Esté inmediatamente dejó de mirar a Sen para volver en lo que estaba —Lo siento, Itachi, estoy algo distraído. —sonrió y al instante lanzó su kunai pero había fallado, había algo en esa mujer que llamaba su atención que ocasionó en la falla de su lanzamiento. El chakra que emaba la mujer le era familiar.
Itachi se dió cuenta que Shisui no dejaba de mirar a la mujer —¿Shisui, quieres que descansemos por hoy?
—No, estoy bien. No te preocupes por mí. —le dedicó un sincera sonrisa a su amigo con el fin de que no se preocupara.
—No te esfuerces demasiado Shisui, no trates de fingir una sonrisa conmigo. Lo mejor será descansar por hoy, estos días han sido muy dolorosos para ti.
—Lo se... —Shisui bajó la mirada un poco entristecido pero sin borrar su sonrisa.— Pero, le prometí a Uzume que no lloraría. Además —su mirada se oscureció un poco, se podía ver qué hacia presión sobre sus ojos para que ninguna lágrima saliera, sonreía cada vez más, el dolor que ha estado pasando era intenso—, a mi madre no le gustaría verme débil, ni a mi padre le gustaría verme llorar.
—Vamos, hay que regresar al distrito. —tomó a su amigo por el hombro para transmitirle confianza y felicidad.
Shishui asintió con la cabeza. Pero aún tenía una duda con esa mujer que no dejaba de leer —Itachi, ¿quién es esa mujer? —cuestion curioso.
—No lo sé, es la primera vez que la veo. —respondió dudoso, jamás había visto a la mujer yukata roja.
—¿Deberíamos informar al hokage?
—No, puedo sentir a Kakashi cerca de ella. Probablemente el hokage la puso bajo vigilancia. —miró de reojo a Shisui quién no dejaba de ver a la mujer —¿Quieres ir hablar con ella? —notaba una cierta curiosidad en su amigo, al parecer quería tener una conexión con ella.
—Sí —asistió sin dudar.
—Esa mujer... tiene un chakra muy parecido al mío. —meditó Shisui. Le daba tanta curiosidad por saber la identidad de la mujer —Hola —saludó a la mujer haciendo una pequeña reverencia— M-mi nombre es Uchiha Shisui... —las palabras empezaban a salir con dificultad.— Me estoy pareciendo a mi padre... —pensó con una sonrisa nerviosa mientras una pequeña gota de sudor salía por su mejilla.
—Un gusto, mi nombre es Takemodo Sen. —se levantó de su lugar cerrando el libro que traía y le dedico una dulce sonrisa. Misteriosamente Shisui bajó su mirada algo triste, se había desilusionado cuando le dijo su nombre y apellido.
Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura
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