• Capítulo 21 •

...

Haru aún tenía sus dudas de quién podría ser su reemplazo para cuidas a los bijūs, no conocía a nadie que fuera tan bueno para ser capaz de controlarlos. La información que había leído de Mangekyo sharingan no fue suficiente, aún no había nadie que lo obtuviera, sin embargo, sabían de su existencia.

Tobirama no era buena opción, sin un doujutsu que fuera capaz de controlar todo el poder de los bijūs lo único que ocasionaría sería su muerte.

Hashirama podría ser una opción, con su mokutōn puede controlarlos con facilidad y retenerlos por mucho tiempo pero aguantar la cantidad de poder que los bijūs liberan sin la ayuda de un doujutsu sería un problema grave.

El clan Hyuga, quienes poseen el Byakugan no son buena opción, ya que su doujutsu solo permiten ver a través de los objetos y personas, no retiene grandes cantidades de chakra.

La única opción eran los Uchiha's, el sharingan acumula grandes cantidades de chakra, además de que con ayuda del genjutsu pueden ponerlos bajo control, el único problema es que el sharingan común y corriente no puede hacer tanto trabajo, necesita a alguien que posea el Mangekyo Sharingan, sin importar quién fuera.

Todos sus pensamientos eran relacionados de dicho problema, ¿que podía hacer? Pensaba Haru mientras caminaba hacia un pequeño parque a tomar un poco de aire. Había salido de su trabajo, estaba un poco cansada por las grandes cantidades de papeles que dejaba acumular Hashirama. Siempre era lo mismo con él, pero no importaba, lo seguía amando como su hermano. Se sentó en un banco de metal debajo de un enorme árbol, viendo como las madres e hijos llegaban al nuevo parque para entrenarlo.

—Que felicidad... —murmuró contemplando la felicidad que emanaban las madres con sus hijos. Pero algo no andaba bien, sentía una extraña presencia no muy lejos de su ubicación.

—Te estaba buscando. —la voz de Tobirama hizo que Haru cambiará sus pensamientos.

—Oh, hermano, me da felicidad verte. —lo recibió con una sonrisa y con la mano lo invitó a sentarse a su lado a lo que él aceptó en seguida.

Mientras miraban a los niños jugando entre ellos Tobirama miró a su hermana con recelo —Haru, últimamente has estado un poco extraña, incluso Hashirama se ha dado cuenta. ¿Hay algo que te esté incomodando o preocupando?

—No hay nada que me preocupe, Tobirama. —respondió de inmediato sin voltear a verlo.— Estoy bien, es solo que últimamente me siento extraña...

—Lo sabía. Sabía que Madara no te cuidaría bien, ahora mismo yo... —enseguida Tobirama se levantó su asiento para hacerle frente a Madara, no iba a permitir un solo maltrato a su hermana pero solo estaba malinterpretando las cosas antes de tiempo. Rápidamente Haru lo sujetó de su brazo y le explicó.

—No, Tobirama, no pienses mal de Madara. Soy feliz con él, además de que siempre es atento conmigo, no te preocupes por mí. No sabría decirte con exactitud que es lo que tengo ya que ni yo misma lo se...

Mentira, Haru sabía que no tenía mucho tiempo de vida pero no podía decírselo a Madara y mucho menos a sus hermanos. Lo que a ella le tenía preocupada era el nivel de peligro que podía ser aquella cosa negra, además de que no sabía que habilidades poseía. Esa cosa negra la quería matar, sus sueños eran una advertencia.

—Sabes que soy tu hermano, puedes confiar en mí, sin importar lo que sea. ¿Entiendes? —esté sujetó las manos de Haru y con cariño las besó, quería transmitirle confianza a su hermana de que no estaba sola y nunca lo ha estado.

—No te preocupes, hermano.

Fue lo único que dijo cómo respuesta, no quería sentirse culpable de lo que estaba ocasionando. Su corazón se rompía en pequeños pedazos, era doloroso ocultar todo lo que estaba por pasar, sus hermanos le tenían confianza y sabía que podía confiar en ellos pero al no saber el nivel de peligro que podrían enfrentarse.

Prefería guardarse el secreto para ella misma, no toleraría el dolor de perderlos por su culpa, para ella era mejor si solo moría ella y nadie de sus seres queridos. Tenía que buscar a un sucesor lo más rápido posible para que fuera el próximo cuidador de los bijūs antes de que su día llegará a su fin.

—Cambiando de tema. Tenemos un problema algo grave. —la expresión de Tobirama cambió drásticamente.

—¿Cuál? —Haru miró a su hermano con preocupación.

—Uno de los miembros del clan Nara desapareció ayer en la mañana sin dejar rastro. La última vez fue visto por los aldeanos saliendo de la aldea. Su familia dice que fue a entrenar como de costumbre en medio del bosque pero cuando era la hora de comer él aún no regresaba. Su familia reportó su desaparición en la noche ya que era extraño que no regresará. Hashirama me envió a buscarte para asignarte está misión, tienes que buscar a este hombre lo más rápido posible, cualquier pista servirá también, si no llegas a encontrarlo deberás dar toda la información que hayas encontrado de su posible paradero y así aumentar el número de personas para iniciar una búsqueda más grande. —le extendió una foto del hombre para que fuera más rápido identificarlo.

—Entendido. —frunció el entrecejo aceptando su misión con gusto y recibiendo la foto. Encontraría a ese miembro del clan Nara sano y vivo sin importar que.

—Ten cuidado, hermana. No sabemos aún que pudo haber provocado su desaparición. Tenemos sospechas de que sean enemigos de otras naciones.

—Eso es imposible, tenemos un tratado de paz. —suspiró— Aún así, no te preocupes, Tobirama, la tendré y además encontraré sin problemas a ese hombre.

—Confío en ti.

Haru salió de la aldea, caminando con precaución por el bosque buscando alguna pista o indicio del hombre desaparecido.

Tocó la tierra con dos dedos, no había ningún hueco o hundimiento en ella, no pudo haber caído en alguna trampa. Reviso los árboles y no había marcas de rasguños en los troncos. Era como si la tierra se lo hubiera tragado vivo.

—¿Que pudo originar su desaparición?

Tenía muchas preguntas en su mente, tal vez si buscaba arriba de las copas de los árboles encontraría algo. Subió a lo más alto de un árbol, no había nada anormal, los pájaros volaban en dirección normal, no había señales de humo provocados por papeles bomba o tierra.

Dio un profundo suspiro mientras bajaba del árbol —Siento que algo no está bien, no hay ningún indicio de que fuera secuestrado, además, si algún shinobi ajeno a la nación del fuego hubiera entrado, mi hermano y yo lo hubiésemos detectado.

Hashirama y Haru poseen jutsus un tanto iguales, cuando se unen estos se vuelven más fuertes, eso incluye a los jutsus de rosas de Haru. Toda la aldea y un radio considerable que la rodea está cubierta por finas capas de enredaderas por debajo del suelo que detectan a los intrusos.

Fue una idea de Tobirama que fue aprobada por todo el consejo para mayor seguridad de Konoha. Descubrió que al combinar el Mokutōn con el Barā se pueden crear finas enredaderas sensibles al chakra. Cuando estás son pisadas por chakras distintos son activadas rompiéndose en pequeños pedazos y son sentidas por ambos Senju's.

—Será mejor que amplíe el radio de búsqueda. —Ideó.

Caminó más profundo del bosque, mirando detenidamente todo lo que se moviera. Hasta que algo llamó su atención.

El tronco de un árbol tenía un pequeño rastro de sangre sobre el y la presencia de dos personas se presentó en un segundo. Lo tocó con delicadeza, efectivamente era la sangre de alguien, lo que rápidamente se colocó en guardia. Alguien lo había atacado, tenía que buscarlo antes de que fuera tarde.

Aceleró su paso, buscó, buscó, y buscó. No había nada, pero la presencia de las dos personas se hacía más notorio, su piel se tensó por un momento, esto olía mal, algo malo estaba por pasar.

Haru no dió otro paso, sentía un extraño ambiente de tensión y terror, conservó su lugar dando giros por todos lados buscando lo que daba está sensación de peligro. A lo lejos algo se empezó a mover entre los árboles, era algo negro con forma humana.

—¿Q-que es eso? —cuestionó Haru con un toque de nerviosismo mientras una pequeña gota de sudor bajo sobre su mejilla.

Aquella cosa negra que tenía forma humana no se parecía al anterior que había visto hace tiempo ya que no tenía ningún rasgo humano pero este tenía un puntiagudo cabello corto. Haru dobló su espalda y extendió ligeramente sus manos a los costados, se estaba poniendo en posición de combate lista para crear cualquier jutsus.

Aquella cosa se dejó de mover parándose en medio de la tenue oscuridad del bosque, era un poco alto, la mitad de su rostro solo era divisada por un ojo amarillo brillante y una sonrisa macabra mientras que la otra parte era totalmente oscura.

—El momento ha llegado, es tiempo de que des un pequeño viaje. —pronunció amenazante la cosa negra mientras extendía su brazo, parecía que algo estaba sujetando pero Haru no lo podía ver con claridad.

—No se a lo que refieres pero no iré a ningún lado. —respondió a la defensiva Haru mientras comenzaba a crear un jutsu. —Primero pelearé. Bara: Toge no kuki.¹

Con ambas manos tocó el suelo haciendo que estás hicieran reacción con la tierra para que se formarán rápidamente varios tallos de rosas con espinas muy filosas, fueron llendo rápidamente hacia la cosa negra, pero está rápidamente la esquivo una serie de veces sin dificultad. Pero Haru no iba a detenerse, quería atravesar esa cosa negra para atraparla sin posibilidades de liberarse.

Haru notó algo, parecía que la cosa negra no quería abandonar la oscuridad por lo que ideó un plan.

—Será bueno cubrir toda esa zona con tallos.

Una vez más formó los respectivos sellos tocando nuevamente el suelo pero con más fuerza.

—¡Bara: Toge no kuki! —frunciendo el entrecejo y elevando más la voz dijo el nombre de su jutsu. Quería acabar de una vez por todas con esa cosa, ya era una amenaza total para todos. No iba a perder su oportunidad de matarlo.

Varios tallos de grosor muy pequeño pero peligroso empezaron a cubrir toda la zona oscura, posiblemente tenía una debilidad con el día o tenía un secreto que no quería dejar a la vista pero eso se acabaría.

Los tallos con espinas no dejaban de sobresalir de la tierra, la cosa negra no dejaba de moverse ágilmente para esquivarlo pero estaba perdiendo la movilidad por la falta de espacio a causa de los tallos.

—Te tengo. —dijo sonriente y victoriosa Haru.

Uno de los tallos pasó por debajo de la cosa negra atravesando la mitad de su cuerpo, luego otros más hicieron lo mismo en diferentes partes hasta dejarlo inmóvil. Él trataba de soltarse pero parecía inútil, Haru había ganado.

—Es momento de saber quién o que eres en realidad. —comenzó a caminar hacia él mientras extendía su mano para hacer contacto. Todo parecía haber terminado, al parecer ya no era necesario llevar a cabo a su plan.

O eso creía Haru...

—¿Q-que está pasando? —De repente su cuerpo dejó de moverse, no podía bajar su mano y no podía mover ninguna otra extremidad, era como si se hubiera quedando congelada. Intentó moverse lo más que pudo para salir pero todo era inútil.

Ella era la que había perdido.

Una risa de maldad se escuchó por detrás de ella mientras salía lentamente de la oscuridad —Has caído en mi trampa. —confesó. La cosa negra salió completamente de la oscuridad dejándose ver. La Senju miró de reojo con un poco de dificultad el cuerpo negro que según había atrapado, este se hizo en un estado líquido y rápidamente fue hacia al verdadero cuerpo. Se trataba de un señuelo.

Su nueva apariencia de la cosa negra hizo que Haru lo mirará con horror mientras daba un ligero grito —¡No! ¡¿Que has hecho?!

La cosa negra parecía estar fusionado al cuerpo del miembro desaparecido del clan Nara, estaba herido de la cabeza mientras la sangre escurría por su boca. No parecía tener conciencia, esa cosa tenía control sobre su cuerpo.

—No te preocupes por él, ya está muerto.

Esa confesión la hizo enojar más. Haru miró que la cosa negra mantenía formado con sus manos unos sellos, en ese instante recordó la habilidad del clan Nara. Había entendido, raptó a ese hombre para obtener sus habilidades de sombra. Nuevamente intentaba liberarse del jutsu pero esté tenía más fuerza.

La cosa negra nuevamente se dividió en dos, uno seguía controlando el cuerpo del miembro del clan Nara mientras que el segundo se acercaba a Haru, que estaba sintiendo cada vez más miedo.

—Con esto, tendré control de tu vida. —de la nada sacó un pergamino negro con detalles dorados, lo abrió y mientras lo leía realizaba unos jutsus.— Hasta otro momento, Senju Haru.

Dijo la cosa negra tocando con su mano derecha el suelo. De repente todo se silencio por un breve segundo, hasta que el movimiento de la tierra por debajo de los pies de Haru comenzó. Ella intentó con más fuerzas liberarse, no sabía de qué se trataba pero no era algo bueno.

El suelo comenzó a partirse dejando a la vista un agujero que parecía no tener fin en su profundidad.

La cosa negra la dejó libre. Haru finalmente cayó en ese hueco sin fondo mientras gritaba desesperada, y movía su manos y pies para intentar sujetarse en algo, miraba como la luz estaba desapareciendo lentamente, creyendo que su vida había llegado a su fin.

Lo siento, Madara...

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

¹ Estilo de rosas: Jutsu de tallos espinosos.

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