• Capítulo 15 •

...

Haru tenía la impresión de que algo malo iba a pasar, ellos no solían socializar con personas que no fueran de su clan, es más, no tenían ni un poco de conexión con personas de su clan que no tuvieran títulos políticos u de alto mando.

Los viejos Uchiha's la llevaron dentro de distrito Uchiha, la mayoría de las personas ya sabían por qué Haru, la amada de Madara, seguía a viejos. Los murmullos se hicieron cada vez más fuertes, Haru miraba con desprecio a todos los del clan.

Esto no es normal. Será mejor irme y fingir que no tengo tiempo.

Llegamos, Haru. Entra. —pidió la vieja fingiendo su amabilidad y hospitalidad.

Demonios. —Ya era tarde para fingir que estaba ocupada.— Gracias... —Tuvo fingir una sonrisa para que no se notará que ya no quería hablar de ese tema tan importante con ellos.

El ambiente era un poco extraño, tal vez solo para Haru. Algo no andaba bien, la forma en que murmuraban los Uchiha's, ser invitada por los viejos Uchiha's y llamarle de esa forma tan irrespetuosa sin usar honoríficos, era más que suficiente para deducir que tenían algo escondido.

—Seré lo más breve posible, Haru. —La mencionada no pronunció ninguna palabra, solo escuchaba atentamente lo que estaba por decirle la vieja.— Como sabrás, Madara es líder de nuestro clan.

En un intento de no reír por el comentario tan obvio y burlona comentó —Eso cualquiera lo sabe. El hokage, todas las personas de Konoha, el país del fuego, incluso las cuatro naciones restantes lo saben. —Haru creía innecesario mencionar ese detalle. Pero fue una buena pista para descubrir que hablarían de Madara, tal vez de su relación que tenían, pero no iba a sacar aún conclusiones, debía escuchar más del tema.

El comentario de Haru sonó —fue— como una burla para la vieja. —¿Me está diciendo tonta? —meditó un poco molesta que terminó frunciendo el entrecejo.— A lo que voy es que durante años, incluso antes de que nosotros nacieramos, hay una vieja tradición que deben seguir los líderes Uchiha.

—¿Cuál es?

—A los líderes se les da un tiempo predeterminado para casarse con una mujer y luego tengan un hijo. Y por ende, el hijo al tener un padre que es líder del clan Uchiha estos tienen que heredar el puesto de sus padres cuando cumplen los diecinueve años.

—Entiendo perfectamente a lo que se refieren y respeto mucho sus tradiciones —cruzó de brazos y mirando seriamente por debajo de sus cejas y preguntó—, ¿esto que tiene que ver conmigo?.

—Por que eres la pareja de Madara. —La vieja alzó un poco la voz, molesta por lo incrédula que era Haru, era un poco estresante para ella, pero era una ventaja.— De todas las mujeres existentes de nuestro clan, él te eligió a ti como su pareja. No solo eso, las mujeres del clan no estan interesadas en él ni siquiera un poco. ¿Sabes por qué?

—¿Por que es frío como un témpano de hielo?

—Exacto. Estamos enterados que ustedes se conocieron desde que eran niños. Luego de aquella discusión con Tajima-sama con él aquel entonces líder del clan Senju, Madara ya no estaba interesado en conocer alguna mujer del clan. Prefería estar solo. Eso nos complicó muchas cosas. Todo por tu culpa, Haru.

—¿Me están diciendo que es mi culpa que Madara no quiera juntarse con mujeres de su clan? —Haru alzó más la voz, que posiblemente pudo haberse escuchado del otro lado de la puerta del templo.

—No, no estamos diciendo eso. —La mujer se mantenía seria y tranquila pero por dentro sonreía, ya estaba teniéndola en sus manos.— Madara niega a casarse, está dispuesto a dejar su puesto como líder de nuestro clan, todo por tu culpa. ¿Sabes en qué gravedad nos metería si Madara deja de ser líder?

En realidad a la vieja no le importaba mucho que Madara dejará su puesto como líder, había otros igual de poderosos que gobernarían mucho mejor el clan que él, pero al ser amigo del hokage perderían muchos beneficios.

Mientras Haru quedó pasmada. Estaba enterada que esos viejos le exigían que tuviera un sucesor directo de su línea sanguínea para que fuera el heredero del clan, pero no sabía nada acerca de que perdería su puesto como líder. Si Madara dejará de ser líder todos los planes de construcción, liderazgo, organización política y poder que tenía con Hashirama se verían afectados.

¿Acaso Madara es un idiota? ¿No está enterado de los problemas que causará a la aldea y a su clan si deja su puesto de líder? —Golpearlo era poco, quería destrozarlo en mil pedazos hasta que no quedará nada.

—La única forma para que Madara no pierda su puesto es casándose.

El enojo de Haru se esfumó, ahora sentía un agujero en su corazón. Dejar que Madara se casará con una mujer que no fuera ella era doloroso, lo amaba y no podía negarlo. Pero si era por la aldea no tenía opción que dejarlo ir, reprimir sus sentimientos con él.

—Entiendo a qué quieren llegar. —El tono de su voz se fue apagando, estaba adolorida por qué dejaría a Madara—. Le diré a Madara que nuestra relación acabo por el bien del clan...

—Un momento. —El viejo que se había quedado callado durante toda la conversación interfirió.— ¿Eres tonta o te haces? No queremos que termines con Madara. ¿Acaso no escuchaste lo que dijo? Madara no está interesado en ninguna mujer que no seas tú y mucho menos está dispuesto a casarse si no es contigo. Lo que queremos es que te cases con Madara, solo así el no perderá su puesto como líder.

La mirada de la azabache se oscureció, era una decisión apresurada. Aún no tenían un año de ser pareja y ya iban a casarse, desde su punto de vista era temprano, pero no solo eso, tenían que tener un hijo. De solo pensar el procedimiento que tiene que llevarse a cabo para hacer un bebé provocaba que su cara de pusiera roja de la vergüenza. Sin embargo, si era para salvar su lugar y para no afectar a Konoha estaba dispuesta a hacerlo.

—Esta bien. Me casaré con Madara. Hablaré con él uno de estos días. —dijo audaz.

—Perfecto. —La vieja estaba feliz, había chantajeando a Haru con éxito.

Era otro día, una hermosa mañana saludaba a Konoha, para ser exactos las seis de la mañana. Haru preparaba sus cosas para salir de la aldea. Tenía una misión más, atrapar a los monstruos de cuatro y cinco colas o mejor conocidos como Son Goku y Kokuo.

Su destino era Iwagakure, supuestamente ahí se encontraban ambas bestias según la información de varios ninjas de ambas naciones. También tenía otra misión, entregar un pergamino de informes al país del remolino, el lugar donde viven los miembros pelirrojos del clan Uzumaki. Especializados con técnicas de sellado.

Las horas pasaros durante el camino, en unos minutos la Senju estaría por pisar la frontera que divide Amegakure con Iwagakure, paró en seco apreciando como la frontera era notable, la de Amegakure era lluviosa y nublada mientras que la parte de Iwagakure era tierra árida, podía sentir el calor de la gran estrella solar broncear su pálida piel descubierta.

Con la frente en alto y dando las primeras pisadas en el país de la tierra procuraba tener cuidado de los ninjas renegados del lugar. Se decía que ellos se dedicaban a asesinar a cualquiera que no fuera de allí. Todo parecía ir bien, solo faltaban unos metros para llegar Iwagakure y era notable, se podían apreciar los monumentos e inmuebles hechos de roca sólida desde lejos.

Eso parecía hasta que la presencia de una piedra siendo lanzada en dirección de la azabache con el propósito de pegarle lo arruinó. Por suerte lo esquivó con solo mover la cabeza en dirección contraria que iba la piedra. Analizó cuidadosamente donde podría provenir el ataque, todo apuntaba hacia unos arbustos.

—¿Acaso son idiotas? —pensó Haru. No le había tomando tiempo averiguar de dónde prevenía el ataque, eso significaba que no eran ninjas renegados.

De la manga derecha de su yukata roja sacó un kunai y sin apuntar bien a su blanco, —su intención no era herirlo, solo quería sacarlo del lugar y que se mostrará— lo lanzó. Un grito de miedo se escuchó entre las grandes rocas.

Haru corrió hacia él con un segundo kunai en la mano, quería mostrarle miedo, pero por su voz parecía la de un niño. Aún así no lo dudó, dió un salto cayendo sobre el abdomen de su víctima mientras apuntaba el kunai en la frente de la misteriosa persona.

Los ojos de Haru se abrieron más de lo normal por la impresión, era como se lo imaginaba, un niño. Se le mostraba nervioso y asustado, más bien, aterrorizado.

Lo sabía.

—¡¿Q-quién eres?! ¡¿Por qué me estás siguiendo?! —pregunto a gritos en infante de pelos castaños y nariz regordeta. Intentaba hacerce el fuerte pero tenía miedo, creía que su vida sería arrebata por una mujer malvada.

—Lo siento, niño. Me equivoqué de persona. —evadió las preguntas mientras guardaba su kunai.— Creía que eras uno de esos ninjas renegados que andan sueltos por aquí.

—N-no soy un ninja renegado, ni siquiera soy un shinobi aún.

—Lo sé, por eso te pido disculpas. Otro poco y estarías sin cabeza. —bromeó un poco solo para asustarlo y había funcionado.— Es broma. —mostró una sonrisa para que fuera notorio que todo se trataba de simple broma. Pero a él no le pareció gracioso que se echó a llorar.— Espera, no llores. Tranquilo. —Hacía todo para tranquilizarlo pero solo hacía que llorará más.— No creí que cuidar a un niño fuera hostigante. Espero que mis futuros hijos no sean así... —dió un profundo suspiro. Ya no le parecía buena idea ser madre.

Le tomó tiempo tranquilizar al niño, después de una hora de contarle sobre ella y de su misión para que se calmará y le tuviera confianza dejó de llorar.

—¿Que hacías escondido en esos arbustos? —preguntó Haru tomando asiento en una gran roca. El niño copió su acción y mientras miraba a unas aves volando contestó.

—Estaba en busca de agua que mí familia me mandó a traer. Mientras buscaba te ví caminando hacía la aldea, pensé que serías una espía o algún enemigo peligroso, así que intenté detenerte. Pero no sabía que hacer, lo único que se me ocurrió fue esconderme entre las rocas y lanzarte una piedra.

Haru le pareció divertido su forma de proteger su aldea que se hecho a las risas —Con una piedra no lograrás detenerme.

—Ya lo se. —giró su cabeza en dirección contraria para ocultar la vergüenza que estaba pasando.

—No tienes que avergonzarte. Tu acción me dice mucho de ti, pareces ser un buen chico que quiere proteger su aldea a toda costa aunque no seas fuerte. Eso es muy noble de tu parte. —acarició sus revoltosos cabellos castaño como forma de amabilidad. Pero a él no le gustaba que se alejó un poco para que se detuviera. —¿Cómo te llamas?

—Onoki.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

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