• Capítulo 14 •

...

Un Hyuga había llegado a Konoha, pero no se trataba de cualquier Hyuga, él era el actual líder de ese clan. Había llegado con anticipación debido a que quería trasladar a su clan a Konoha lo más pronto posible. Cómo no conocía el lugar se perdió fácilmente.

Aunque fuera el líder llegaba a ser distraído pero manejaba su puesto a la perfección. Intentaba buscar ayuda pero las construcciones de la aldea lo dejaban con la boca abierta que en un descuido se había tropezado con una persona.

—Mi nombre es Hyuga Ebisu, soy el líder del clan Hyuga. Es un gusto en conocerte. —se presentó el hombre castaño mostrando una calida sonrisa de amabilidad, sus ojos blancos y brillantes como un par de perlas daban esa sensación de que era una buena persona.

La reacción para ambos hermanos Senju fue aún más grande, no solo se trataba de un simple Hyuga, era el mismísimo líder de ese clan.

—Es un honor tenerlo en la aldea, Ebisu-sama. —Haru tenía que usar el Sama obligatoriamente en sus superiores, aún si no tenía conexión con ellos, debía mostrar una buena imagen para su hermano Hashirama.

—Por favor, no me llame así, solo dígame Ebisu. —dijo de manera amable, educada y un poco incómodo. No se sentía seguro que la hermana del hokage usará honoríficos en su nombre.

La pelinegra asintió con la cabeza, era mejor si ella también le daba permiso de llamarla por su nombre sin usar honoríficos —Entonces también solo digame Haru.

Sin rechistar asintió de la manera. Tenían minutos de haberse conocido pero ya habían congeniado lo suficiente para ganarse la confianza de los dos.

—Ebisu, ¿quieres ir a mi casa a tomar un poco de té? —Haru le invitó de forma cordial a su casa, así se conocerían mejor y habría mejores relaciones entre clanes y aldea.

Cómo niño de cinco años aceptó entusiasmado, sus blanquecinos ojos brillaron como nunca, emocionado por la invitación de Haru —Por supuesto.

Ella rió por su expresión infantil, no era un buen comportamiento para el líder de un clan poderoso como los Hyuga's.

Mientras iban de camino a la residencia de Haru fueron hablando de temas relacionados de la vida anterior de los Hyuga's.

—Nosotros antes vivíamos en un bosque muy apartado de los demás clanes y aldeas. Difícilmente teníamos conexiones con las personas, creíamos que afuera el mundo era un peligro para nosotros y más por el poder ocular que tenemos. —contaba Ebisu serio para después sustituirlo con una sonrisa agradecido.— Pero gracias al Hokage tenemos un hogar estable, todo el clan y yo estamos agradecidos.

Haru no quería interrumpir la felicidad de Ebisu, se mantuvo callada escuchando atentamente cada palabra que reconfortaba su corazón.

Ya en el interior de la casa de Haru, Ebisu tomó asiento en unos de los lugares del kotatsu. En dos tazas de porcelana blanca la Senju sirvió el té para luego llevarlo hasta el kotatsu.

—Siéntete cómodo Ebisu. —comentó Haru mostrando hospitalidad al Hyuga. Quería dar una buena imagen tanto para su clan como para su hermano.

—Gracias. —agradeció alegre Ebisu tomando con cuidado la taza de té que estaba caliente, tomó el primer sorbo con precaución. El fino pero delicioso sabor de las hojas del té verde corrieron por sus papilas gustativas. Era un té suave pero podía sentir el amor y la dedicación que habían puesto en el.— Está delicioso. —vociferó.

Ella rió con un leve sonrojo en sus mejillas, era un poco vergonzoso recibir halagos sobre su comida de alguien que no fueran sus hermanos o Madara —No es para tanto, es solo un simple té.

Rápidamente Ebisu negó con su cabeza —Eso no es verdad, puedo sentir como preparaste el té con delicadeza y amor. Es algo que muy pocas personas logran transmitir en la comida y más en el té.

Los comentarios del Hyuga hacían sentir bien a Haru que hasta no evitaba dejar de reír por la vergüenza. Era la mejor forma de ocultar que se sentía un poco extraña con las palabras que le decía.

El Hyuga y la Senju seguían hablando de temas relacionados con el futuro que podría tener la aldea si seguían creciendo de esa forma. Tanto militar como política, Konoha se podría convertir en una de las naciones más poderosas y temidas del mundo ninja.

—No suena muy bien la idea de que Konoha se convierta en una nación poderosa. Podría desatar problemas en un futuro. —comentó Haru preocupada.

Pero Ebisu ladeó la mano negando las ideas que tenía —No te preocupes, Konoha tiene muchas armas y grandes ninjas de clanes muy prestigiosos que seguramente no quisieran enfrentarse a ellos. —tomó un sorbo de su té y continúo hablando—. Nosotros los Hyuga's y los Uchiha's somos poderosos, así que no deberías tener miedo de esos “problemas”.

—¿Conoces a los Uchiha's? —cuestionó con sorpresa de que Ebisu conocía al clan mencionado.

—Solo un poco. —encongió los hombros—. Digamos que ese clan y mi clan no tenemos una relación muy estable. Su líder, Uchiha Madara es una de las razones por las que no nos llevamos muy bien.

Debi imaginarlo... —meditó Haru sonando obvia para si misma.

Mientras Haru y Ebisu tenían su conversación, la puerta corrediza de la sala que estaba totalmente cerrada se recorrió un poco dejando casi a la vista un ojo rubí espiando la conversación que tenían. Luego otro ojo pero uno de color onix apareció arriba del primer ojo. ¿Quiénes eran?

Tobirama y Madara.

Ambos espiaban desde el pequeño agujero de la puerta como Haru tenía una agradable conversación con el supuesto líder de los Hyuga's. Intentaban no hacer algún ruido que los delatara debido a que si Haru los llegase a descubrir estarían a dos metros bajo tierra.

—¿Que haces aquí Madara? ¿Y como es que enteraste a mi casa? —gruñó a lo bajo el peliplata mirando como estaba casi sobre su espalda.

—Cállate Tobirama, eso no importa ahora. Además, si sigues hablando con ese tono nos descubrirá más rápido. —Madara calló al Senju con su tono hostil.

—Tsk.

Tobirama no tuvo otra opción que aceptar lo que dijo Madara y mejor prosiguió mirando a Haru y Ebisu pero para su sorpresa —igual para Madara— ellos ya no estaban en el kotatsu. De repente en un movimiento rápido alguien recorrió la puerta de golpe dejando caer al suelo a los dos espías. Era Haru y no se veía muy feliz pues tenía la mirada oscurecida y con una sonrisa forzada. En el fondo Ebisu estaba de nuevo sentado en el mismo lugar saludando con su mano a ambos mientras tenía una sonrisa nerviosa.

—Eeeh... así que eran ustedes quiénes nos espiaban, creí que se trataban de unos enemigos. —Haru sonaba molesta y no era buena señal.

Habían pensando que se trataban de unos enemigos que estaban planeando un ataque sorpresa pero gracias a que Ebisu usó su byakugan para ver a través de la puerta no hicieron ningún ataque. Pero Haru no estaba aliviada, que estuviera siendo espiada por su propio hermano y pareja provocaba que su sangre hirviera de rabia.

—H-hermana yo... —Él Senju menor intentaba explicar la situación, sin embargo no podía, el miedo impedía hacerlo.

Por otro lado Madara que parecía no tener reacción por la situación dijo —Yo solo vine a ver qué hacía Tobirama. Cuando me dijo que estaba espiándote le dije que estaba mal pero no hizo caso.

Pero solo las mentiras de los dos hicieron que Haru se enojará más de lo que ya estaba.

Mientras tanto afuera; ¡Aho! ¡Aho! ¡Aho!

Luego de que Haru terminará de reñir a Tobirama y Madara, les presentó a Ebisu. Tobirama ya sabía quién era pero quería estar seguro que se tratará de él, habló con Ebisu sobre los futuros planes que tenían con Konoha. Por lo mientras Haru fue a la cocina a preparar más té para Ebisu y para los dos inesperados invitados sorpresa.

Pasaron unas horas hasta que Ebisu terminó yéndose debido a que tenía que ver a Hashirama y con las indicaciones de Tobirama llegaría a su oficina fácilmente sin el temor de que se pierda.

Era otro día más para Konoha. Haru pasaba por los rincones de la aldea hacia la oficina de su hermano mayor. Su trabajo de todos los días era ayudarlo con el papeleo que tenía y se le acumulaba con cada día que pasaba. Organizar, firmar, leer y tirar los númerosos papeles era su trabajo.

Pero antes de ir a la oficina tomaría un desvío hacía una pequeña tienda de postres. Tenía ganas de comer un anmitsu por segunda vez seguida, si no fuera por qué una señora y un señor de la tercera edad interfirieron en su camino.

—¿Puedo hacer algo por ustedes? —cuestionó Haru de manera respetuosa, sabía que eran dos de los tres miembros del consejo de los viejos Uchiha.

—Oh, no es nada importante Haru. —dijo la vieja hablándole por su nombre sin usar algún honorífico. Eso levantó sus sospechas, que la llamase solo por su nombre no era típico de ellos.

—Si no es nada importante entonces me iré a la oficina del Hokage-sama. —intentó pasar por un lado pero el viejo se interpuso.

—No puede irse aún. Hay un tema serio que tenemos que discutir. —dijo el viejo con su voz ronca y acabada.

Esta frunció el ceño mirando discretamente a ambos viejos. Los conocía, no la iban a dejar irse hasta que no hablaran de ese “tema serio”.

—Esta bien, pero que sea rápido. Tengo un horario estricto y no puedo llegar tarde con el Hokage-sama.

—No te preocupes Haru, será rápido y créeme se que te interesará. —La vieja sería directa y dura. No la dejaría ir hasta que aceptará casarse a la fuerza con Madara.

Jisub Yoshimura
Daiki Yoshimura

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