25
Feels like Home
-Chantal Kreviazuk
—Tú... —comienzo a decir y en algún momento me levanté, por que de pronto estoy caminando hacia él. Por obvias razones, todos los presentes nos observan. Mi papá sigue en la entrada con los brazos cruzados, pero está sonriendo con alivio.
—Yo —me sigue el rollo y no quita esa sonrisa de su cara.
—¿Cómo...? ¿Por qué...?
—Sé que tienes preguntas y quieres las respuestas de las mismas, pero ahorita no, Oz. Me estoy muriendo de hambre y realmente quisiera comer algo —dice con culpabilidad y esconde sus manos en los bolsillos de su chamarra café.
—Come todo lo que quieras, hijo. Eres bienvenido, tú lo sabes bien. —Mi papá lo lleva hacia el comedor, pero antes de que pase de mí, Jaz se detiene y claro que tiene que besarme delante de absolutamente todos mis amigos y mis papás.
—De alguna manera, tenía que pasar el año nuevo junto a ti, Oz. Y no iba a dejar que nada me lo prohibiera
—susurra teniendo su cara a centímetros de la mía y solo puedo mirarlo a los ojos.
—Lo importante es que estás aquí —le respondo en el mismo tono. La sonrisa que se cruza en su rostro me dice que elegí bien las palabras.
Sigue a Enzo al comedor y yo regreso a la sala, aun sin quitarle la mirada de la espalda.
—¿Quién es este muchacho, Jess? —pregunta Tobías con un mucho interés. Pues por supuesto que lo tiene.
—Es el novio de Ossena, Jazer —responde mi mamá con toda la naturalidad del mundo.
—No sabíamos que tenía uno —alega Paula sonriente.
—Es algo novedoso, de hecho. Yo aun sigo sin creerlo. ¿Mi Ossena, con novio? Increíble.
Hablan como si no estuviera aquí y no fuera consciente de que la escucho. Su risa me deja en claro que lo hace apropósito y evito a toda costa unirme a su risa. Sin embargo, que yo no lo haga no significa que los otros no lo harán. Isa es una de las que le siguen el juego a Jessica.
—Yo tampoco lo puedo creer, señora Jess. Era más probable que el mundo se viniera abajo antes de que Ness tuviera pareja.
Es por algo que Isa es tan querida por mi mamá. Todo el humor que yo no tengo para sus bromas lo tiene ella.
—Gracias por la tan poca fe que tenían en mí. —Gruño por lo bajo y niego con la cabeza.
Mientras ellas dos siguen platicando y Jaz lo hace con mi papá, Emi me habla en voz baja.
—Es la primera vez que vemos un beso entre ustedes, ¿lo sabías?
Ah, mierda. Si no es uno, es el otro.
—No podía hacer otra cosa que aceptarlo —replico intentando hacer que mi voz suene normal.
—Si tuviera que calificarlo... —Lo miro con los ojos echando fuego y él sonríe—, diría que estuvo bastante bien. Lleno de adrenalina y pasión.
—Ay, Dios mío. Cállate, Emiliano.
—No lo haré hasta que escuches lo que voy a decir a continuación porque es importante. ¿Recuerdas la vez del parque y todo eso de la revelación que estabas enamorada, etcétera?
—¿Cómo olvidarlo?
—Bueno, déjame decirte pienso en la Ness de ese entonces y en la de ahora y puedo decir que me gusta más la que veo delante de mí. Es haber visto un crecimiento pequeño pero notable en ti. Te recuerdo sufriendo por esto de amar y mírate ahora, más feliz que nunca antes. ¿Ves que el amor no duele?
—Tuvieron que pasar muchas cosas para que esto sucediera -aclaro.
—Claro, pero valió la pena, ¿no? Sigo admirando la manera en la que Jaz te mira y con solo eso afirmo que pese al dolor que pasaste antes, eso ya no volverá a suceder.
Miro a Jaz, quien comienza a darse vuelta, asentir a lo último que dice mi papá y caminar hacia donde estamos.
—Te creo. Jaz es... No lo sé, pero estoy segura de que jamás haría algo para hacerme daño.
Emi me aprieta la mano sonriendo y cuando ve a Jaz a nuestro lado, lo saluda.
—No esperábamos que llegaras.
—Ni yo, pero aquí estoy. —Los que estamos sentados nos recorremos y nos empujamos. Nuevamente, logramos entrar todos en el mismo espacio. Yo estoy casi en la esquina del sillón, mientras que Jaz a mi derecha, Emi a mi izquierda y su melliza del otro lado junto a su novio.
—Creo que aún no los presentamos. Jaz, este es Erick, y Erick, este es Jazer. El novio que tanto te hablé de Ness —alardea la melliza sonriéndome con burla.
—Un gusto, Jazer. Increíble pensar que logramos ganarnos el corazón de estas maravillosas mujeres, ¿no?
—Más que increíble —afirma él y choca una de sus rodillas con la mía y le doy un vistazo de reojo mientras siento el corazón a mil por horas—. Y puedes decirme Jaz sin ningún problema.
Agradezco eternamente que falten quince minutos para las doce. Aunque serán quince minutos de charla sobre mí.
De algún momento a otro, los dos hermanos y Erick se centran en una conversación, los adultos siguen en la suya y solamente me queda Jaz con quien hablar.
Lo miro levantando una ceja.
—¿Ahora quieres las respuestas?
—Yo veo tu plato vacío y eso significa que ya comiste y ya no estás hambriento, así que sí, me gustaría tener respuestas a las preguntas que ya sabes que no te haré, pero bien sabes cuales son.
Jaz sonríe, pero sé que está tenso, y deja su plato sobre la mesa. Toma de su bebida antes de hablar.
—Ya sabías que iba a pasar año nuevo con mi familia materna, así que me puedo ahorrar la explicación del por qué y todo eso. Cuando llegamos ahí, Sam, mi papá y yo junto a Rambo (por qué mi papá no lo puede dejar solo con los fuegos artificiales), todo estaba saliendo bien. La noche avanzó con tranquilidad y pese a que había cierta tensión, logramos mantener un equilibrio un tanto normal. Así que, en algún un momento, todo comenzó a decaer e ir para mal. Empezaron a atacar a mi papá por cosas como el hecho de haber dejado a mi mamá en un centro de ayuda o peor, divorciarse de ella. Aunque claramente, él tenía todo el derecho del mundo en hacerlo.
» Así que nos vimos atacados y, por lo tanto, nos largamos del lugar en cuanto pudimos. Ni cenamos con ellos para no darles el gusto de seguir echándonos mierda y entre más cosas. Cuando subimos al carro, pensé que iríamos a mi casa y ahí pasaríamos el resto de la noche, pero no fue así. Mi papá condujo hasta aquí y bueno, me dejó pasar año nuevo junto a ti y a tu familia.
Lo miro con los ojos abiertos por todo lo que me acaba de decir. Es muy mal que haya tenido que pasar por eso justamente el último día del año. No me gustaría terminar de esa forma el año; con discusiones con la familia.
Le tomo una mano y entrelazo nuestros dedos. Le sonrío y espero que pueda leer la expresión de mi rostro, pues no me siento capaz de darle ánimos mediante palabras. En cambio, decido preguntar:
—¿Dónde pasaran año nuevo tu papá y Sam?
—Con mis abuelos paternos. Ellos siempre tienen las puertas abiertas para él y nosotros, así que no te preocupes por ellos.
—De haber sabido, también los invitábamos a pasar aquí.
—Eso ya sería mucho pedir, pero lo que podemos hacer es otra reunión y así remplazamos esta noche —replica Jaz encogiéndose de hombros.
Lo observo callada. Y lo hago más de lo que debería de haber hecho, pues confundido dice:
—¿Tengo algo de más? No quiero empezar el año con suciedad en la cara y que eso perjudique el año entrante.
—No es nada de eso. Es que estoy procesando que estás aquí de verdad. A mi lado.
—Lo estoy. Siempre lo estaré, Oz.
Es todo lo que necesito para dejar caer la cabeza sobre su hombro y sentir esa calma que tanto me faltaba.
☀
—Cinco... Cuatro...Tres... Dos... Uno... —Enumeran todos mientras vemos la televisión y entonces suenan los fuegos artificiales, indicando que acabamos de pasar al siguiente año. Casi me atraganto con las uvas cuando llega el último sonido de la campanada, pero logro recomponerme al momento. Sin embargo, eso no evita que el chico junto a mí me gire la cabeza hacia él y me besa.
—Feliz año nuevo, Oz —murmura Jaz separándose de mí. Escucho de fondo a todos diciendo las mismas palabras y abrazarse los unos a otros, pero estoy retenida junto a Jaz y me siento incapaz de moverme—. ¿Sabes que acabas de empezar el año besando a tu novio?
Que cabrón. Por más que quiero poner los ojos en blanco, me es imposible. La felicidad me gana y siento como sonrío mostrando los dientes a gran escala.
—Feliz año nuevo para ti también, Jaz.
Lo abrazo y me permito esos segundos a su lado antes de pasarme con el resto de invitados.
A los que abrazo segundos después son a mis papás y, por consiguiente, a los mellizos y a Erick. Dejo por último a los adultos. Cuando todos acaban de dar los respectivos abrazos y palabras, nos regresamos a nuestros lugares y Enzo toma las riendas del discurso.
Igualito a la abuela.
—Gracias por estar aquí y darse el tiempo de iniciar el año con todos nosotros. Todo lo que puedo decir es que esperemos que este nuevo año venga con las mejores cosas y que todo lo bueno aparezca en su vida. Que nunca nos falte nada, ni salud, ni amor ni dinero. ¡Salud!
Todos brindamos y bebemos de nuestras bebidas. Mientras el resto se sigue dando uno que otro deseo, Jaz me habla en voz baja.
—Oz, si hay algo que debo prometer en primer lugar este nuevo año, es que estaré en cada momento para lo que tu necesites y sin importar qué, trataré de hacerte reír en cada momento, porque no hay cosa que más me guste que ver tu sonrisa. Y de igual manera, debo de prometer que haré todo lo posible para que nuestra relación siga estable y que nunca decaíga.
—Jaz...
—Sé que es pura palabrería, pero nunca rompo una promesa, así que, si lo digo por algo, es porque por algo será.
Me pone una mano en la mejilla.
—En ese caso... Yo prometo que haré todo lo posible para que cumplas esas promesas. Aunque más que nada, prometo que estaré todo lo que pueda a tu lado, porque me he encariñado tanto de ti que estoy segura de que si en algún momento te pierdo, me perdería a mí misma.
Jaz asiente, teniendo aun su mano sobre mi cara, pero no me besa. Y no creo que haga falta. Este momento no es necesario esa muestra de afecto por que las palabras ya dicen todo por nosotros.
—Hora de encender los palitos de chispas —anuncia mi mamá, rompiendo ese instante mágico que siempre se crea cuando estoy con Jaz, y comienza a repartir lo que dijo.
Poco después, estamos aquí, en el exterior de la casa teniendo contacto directo con el frio. Comencé a temblar con solo salir del umbral de mi casa. Jaz me nota tensa y solo se ríe de mi sufrimiento. Los mellizos igual.
Qué buenas amistades tengo.
Enzo comienza a encender cada palito y pronto nos vemos inundados por montones de pequeñas luces. Varias personas de la calle también tienen sus propios palitos y nos saludan desde dónde están.
Cuando todos quedan encendidos, siento el calor más cerca de mí y dejo de temblar menos.
Jaz está a mi lado y lo veo meter la mano en su bolsillo. Sé lo que está a punto de hacer, por lo que simplemente me acomodo y dejo que haga la foto.
Toma una primero de nosotros dos, después otra de nuestros dos palitos y después llama a los mellizos y a Erick y nos tomamos una los cinco. Isa, por su parte, graba un video de nosotros con las luces -cuando me lo muestra, veo como salgo toda tiesa y congelada- y Emi solamente se toma una fotografía con cada uno de nosotros.
A decir verdad, este momento sí me gustaría tenerlo grabado para toda la vida. Con iniciar el año junto a estas personas ya es algo que aprecio bastante, pero hacer esta actividad es algo que se queda hasta el final de los tiempos.
Se acaban los palitos y la luz desaparece. Los adultos están platicando en la acera y Tobías y Paula está apoyados sobre el coche de los mellizos. Por nuestra parte, observamos la pirotecnia que ilumina la oscura noche. Sin pensarlo, agarro la mano de Jaz, más que nada como un reflejo, y él me da un apretón y su cabeza se apoya sobre la mía.
Estoy tan centrada en su contacto que, si no fuera por la luz que nos dispara desde nuestras espaldas, nunca me daría cuenta de que Isa nos estaba tomando una fotografía.
—Ups —dice con un tono de voz que demuestra su culpabilidad, pero su expresión dice otra cosa.
—Que idiota —murmura Emi y se lleva una mano a la cara.
—Isabella... —la llamo mientras la miro con cara de pocos amigos.
—En mi defensa, ustedes se venían tan bien de esa manera que era inevitable no querer retratarlos.
—Que idiota —repito las palabras de mi amigo y escucho como Jaz se echa a reír.
Mi mamá nos llama para regresar a dentro -pues dice que hay balas perdidas por toda esa gente que dispara al cielo para celebrar- y eso hacemos. Agradezco internamente por volver a donde hace calor.
Lo que hacemos después es platicas y jugar distintos juegos de mesa entre nosotros mientras que los amigos de mis papás y ellos se van al comedor a conversar mejor, pues con el ruido que hacemos es imposible escucharse entre sí.
Uno pensaría que a esta hora comenzaría a llegar el sueño, pero es todo lo contrario. Están más activos que nunca. Isa es la que más grita cuando alguien le quita una de sus propiedades -estamos jugando monopoly-, mientras que es la primera vez que veo a Jaz gritándole a alguien. Más que nada, porque lo dejaron en bancarrota. Y yo me reí de su desgracia como bien sé hacerlo.
Después de una hora, acabamos de jugar y la conversación se apodera del lugar. Sin embargo, los invitados comienzan a irse. Los adultos lo hacen primero, se despiden de mis papás y prometen volver a reunirse más seguido. Yo espero que sí, se notó bastante que tenían demasiado en que ponerse al corriente. Unos quince minutos después, lo hace Erick cuando llegan por él.
Isa y él se van un momento al baño a sabrá Dios a hacer que cosa, y cuando el chico desaparece de la casa, solamente quedamos los mellizos, mis papás, Jaz y yo.
—¿Van a venir por ti? —le pregunto cuando ambos vamos por un poco más de refresco. Los hermanos están recostados sobre el sillón y por qué los conozco de maravilla, sé que pronto caerán dormidos.
—Lo más probables es que sí. Puede que en unos diez minutos o menos.
Asiento y bebo de mi bebida antes de ir a tirar el vaso. Es todo por este día. Si como o tomo algo más, seguramente reventaré.
—Gracias por haberme invitado, Oz. Me hubiera gustado estar desde más temprano, pero es mejor tarde que nunca. Lo disfruté bastante y me dio la oportunidad de conocer un poco más a la familia de tu mamá.
Me gusta ese detalle. "La familia de tu mamá". Nunca lo había visto de esa manera, pero es más que perfecta. La gente suele decir que la familia no siempre es la de sangre, sino la que uno escoge. Y estoy segura que esas personas fueron la familia que mi mamá escogió para el resto de su vida.
—Podemos repetirlo la siguiente vez, ¿no?
A Jaz le brillan los ojos y me agarra de la cintura y me atrae hacia él.
—Nunca me cansaré de escucharte decir que habrá una próxima vez.
Me besa y me dejo llevar por el momento. Me olvido de las personas que siguen en la casa y pongo mis manos detrás de la cabeza de Jaz a su vez que él acomoda sus manos sobre mis caderas.
Electrizante.
Esa sería la palabra para describir la manera en la que se siente besar a Jaz.
Alguien carraspea en alguna parte de toda la sala y nos separamos con la cara caliente. Me volteo hacia el lugar donde provino ese sonido y veo que es Isa quien lo hizo.
En eso, veo porque nos llamó. En la puerta está mi papá hablando con alguien y descubro quien es al instante.
—Parece que ya me voy —comenta Jaz con una sonrisa que demuestra que acaba de disfrutar del momento.
—Ah, sí... Claro —balbuceo porque estoy perpleja.
—Otra vez, gracias, Oz. Recuerda mis promesas, ¿sí? Por qué las estaré cumpliendo el resto de los 364 días que quedan del año. —Me da un beso en la frente y dice en voz baja—. Te quiero muchísimo, Oz. Descansa y cuídate.
—Tú también, Jaz. Nos vemos luego.
Asiente, va hacia la sala y se despide de los mellizos adormilados. Entonces va hacia el vestíbulo y me echa una última mirada antes de irse afuera.
Yo regreso con los hermanos y Emi dice:
—Estoy más solo que la mierda.
No me di cuenta de cuando fue que se puso borracho. Ni tampoco de Isa. Con razón ambos están como están.
—Increíble —mascullo—. Venga, vámonos arriba a descansar. Lo que queda del día lo pasarán de maravilla.
Mientras subo las escaleras, siendo seguida por Emi e Isa, pienso en todo lo que pasó en año nuevo. Si así fue como empecé este año, ¿cómo será el resto?
Yo solo espero que siga de esta manera y nada malo suceda.
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