Capítulo 18

Yo quisiera
-Reik

Nota: Las conversaciones entre nuestro protagonista y el otro grupo son en inglés originalmente, pero están traducidas para la comodidad del lector.

El martes por la mañana, Arleth me espera fuera de la casa de Omar. Tiene puesto un vestido blanco con unos zapatos negros. Yo llevo mi ropa de diario: pantalón holgado y una camisa del tianguis. Ayer no hice nada con ella más que ir a desayunar a su casa, pues mi padre quería un tiempo con sus hijos y salimos en la tarde a comer para ponernos al día.

—¿Listo, pelirrojo?

—Desperté con mucha actitud hoy, así qué sí. Vamos allá. —Mentira, me muero de nervios y tengo cero actitud de ver al chico que le robó el corazón a ella.

Bajamos por el elevador y Arleth me pide que conduzca por ella, ya que va a ser uso del GPS y le es más fácil indicarme por donde es ya que localiza mejor los lugares. Como prometió, hoy conoceré a su grupo de amigos y a su novio. No tengo ni idea de como actuar ante esta situación. Jamás había pasado por algo así. Es por ello que tengo el cuerpo nervioso y tenso.

Mientras manejo, mi acompañante se pone a cantar a todo pulmón y la veo de reojo. Cuando ella nota que la observo, suelta una risa nerviosa y deja de hacerlo.

—¿Por qué dejas de cantar? —inquiero dando vuelta en una esquina y deteniendo el auto en un semáforo rojo. Aprovecho para mirarla de mejor forma.

—Siempre me pasa hacerlo cuando estoy re nerviosa y necesito desconectar —contesta. Se me escapa una sonrisa.

—¿Y qué te hace ponerte nerviosa? Ni siquiera te vi así en la fiesta del año pasado.

—Mirá, en ese momento estaba más copada por pasarla bien con vos y ver qué onda, aunque sí, estando ahí los nervios me mataron. Ahora es otra cosa porque voy a juntar dos etapas re importantes para mí. Ojalá que salga todo bien.

—Si en aquella ocasión salió la mitad bien, confía en que está también lo hará —replico acelerando y avanzando otras calles más hasta finalmente llegar al destino. Es un parque mucho más grande que el que hay por el departamento. Aunque no comprendo el porque hacer una media hora de camino para llegar aquí teniendo a cinco minutos el otro.

Arleth se baja del vehículo, con unas frituras que llegamos a comprar, y la sigo. Supongo que ve mi confusión en el rostro, ya que dice:

—Noah vive por acá, igual que los demás. Por eso era más fácil que nosotros vinieramos en vez de que vengan todos ellos.

—Oh. —me limito a comentar.

Del novio de mi amiga sé cosas superficiales que me ha contado ella misma. Como por ejemplo, el como se ve -ya que me ha contado y enseñado muchas de sus aventuras junto a él y su grupo de amigos-, cuáles son sus hobbies, su personalidad, las cosas que le gustan y las que no... Quizás no son tan superficiales.

Entramos al parque. De haber sabido, me traía algún bloqueador para el horroroso sol que hay. Ojalá no existiera el calor.

Arleth ve su teléfono y me llama para que la siga por medio de un sendero de piedras. Observo mi entorno: hay una tirolesa encima de un lago en medio de todo el parque, así como un camino exclusivo para las bicicletas o patines, entre muchas más cosas que hacen que sea muy recreativo y dinámico este sitio.

Llegamos a lo que es una zona muy arbolada y un grupo de cinco personas nos saluda desde una mesa al aire libre con objetos sobre esta. Arleth acelera el paso. Reconozco a Noah por unas características en particular que lo distinguen bastante. Y es que tiene el cabello pintado de color verde oscuro, con la parte de las orejas para abajo rapada, unos tatuajes alrededor de todo el brazo izquierdo y un piercing en las cejas. Honestamente, viéndolo sin saber que tiene algo con mi amiga, no pensaría que es el tipo de chicos que le atrae.

Hey, cutie, ahí estás —saluda Noah abrazando a Arleth y poniendo una de sus manos en la cintura de la chica. Aparto la mirada y la dirijo hacia los amigos de mi vecina.

Fuera de su novio, todos lucen relativamente normales. Tengo entendido que la chica con el cabello negro y corto hasta las orejas se trata de Abby; Kennedy es la que tiene un vestido floral corto, así como el cabello castaño; Henry es el otro chico del grupo, rubio y parece ser novio de la primer chica. Por último, está Jenna, que destaca por ser chaparra, robusta y tener el cabello muy ondulado.

—¡Hola a todos! —saluda Arleth con mucha emoción. Le da un beso a su novio y acto seguido abraza a los demás como es típico de ella. Finalmente, se acerca conmigo y me jala del codo para acercarme. Noah frunce el ceño—. Como les prometí, aquí traigo a Emi, mi héroe sin capa. Pelirrojo, tú ya los conoces -dice esto último en español solo para mí.

—Hola. —Agito la mano y sonrío sin saber que más añadir—. Un gusto conocerlos todos.

—Igualmente —responde Jenna.

Arleth comienza a preguntarles que tal les ha ido en el inicio de estas vacaciones y todos comienzan a contar sus anécdotas. Noah no deja caer su mano de la cintura de la chica y de vez en cuando me voltea a ver, como si estuviera demostrando algo.

Seré sincero, no termina por agradarme con esa actitud y llevamos menos de cinco minutos conociéndonos. ¿Qué planea lograr haciendo tal acción? No lo comprendo.

Después de que se ponen al día y que Henry sugiere que nos sentemos, lo hacemos. Como si no fuera suficiente, la pareja que ya conozco se sienta frente a mí. A mis lados, en cambio, tengo a Jenna y a Kennedy.

Todos comienzan a abrir la comida chatarra y seguir platicando. Yo solo escucho sin saber que comentar, mas así está bien. Me da la oportunidad de conocerlos observandolos; cosas que he aprendido de mi carrera. Analizar y comprender a la otra persona con la mirada.

—¿Cómo se conocieron ustedes dos? —pregunta Jenna, pestañeando seguidamente y sin dejar de mirarme.

Paso la vista a Arleth ella sonríe, recordando el ayer.

—Fue por algo totalmente inesperado y quizás hasta random. Le pedí que fuera mi novio falso, sin conocerlo más allá de saber que es hijo de mi vecino, para una fiesta en la que necesitaba acompañante, y Emi me hizo el enorme favor de aceptar. Después de eso, nuestra amistad se volvió historia y aquí estamos —responde mi amiga y yo elevo las comisuras de mi labio. Obviamente, a Noah no se le pasa por alto la oración «novio falso».

—¿Y tú aceptaste eso sin conocerla? —pregunta Abby, sorprendida al igual que el resto.

Hasta cierto punto, se me hace extraño que Arleth no les haya contado acerca de nuestra amistad más allá de que, pues, somos amigos y vecinos. Quizás lo estaba guardando para un momento como este. O es que al resto no le importaba realmente.

—Al principio sí que dudé, ya que como dices, yo no la conocía. Pero decidí arriesgarme y ha sido una de las mejores cosas que he podido hacer, sinceramente.

Nuevamente, Noah se me queda viendo con mucha atención y atrae a su novia hacía él más de lo que ya está.

Ay, mierda. Ya entiendo porque se actúa así. Debería de hablar con él en una chance que tenga y aclarar toda la situación. Porque, en todo caso, esto puede empeorar aún más y llegar a algo que solo arruine todo.

Por la hora que es, comenzamos a comer, pues el grupo planea ir a varios lugares del parque a divertirse por la tarde.

𓆉

Kennedy insiste en que vayamos a la tirolesa, ya que tiene las ganas de tirarse ahí desde que llegó. El resto acepta con mucha emoción, yo incluido.

En el transcurso, Voy al lado de Arleth, que me pregunta con mucha alegría que tal me han agradado sus amigos. Noah va atrás con Henry y las otras.

—Son muy agradables. Has elegido a las personas correctas para acompañarte en tú vida —digo en español y eso la hace sonreír.

Llegamos al sitio donde la entrada a la tirolesa se encuentra. Voy a entrar atrás de mi vecina cuando Noah me llama y me detengo. Mi amiga me mira, curiosa, pero le hago una seña de que se adelante. El grupo entero, menos nosotros dos, suben.

Nos vamos a un costado del lago, sitio donde se puede ver a quiénes están en la tirolesa. Noah es solo unos centímetros más bajo que yo, por lo que tengo que bajar la cabeza un tanto para verlo.

—¿Qué relación tienes con Arleth? —me pregunta sin siquiera decir algo más agradable para empezar.

Suspiro porque sé a dónde irá está conversación.

—Solo somos amigos. ¿Qué pasa con eso? —inquiero, levantando una ceja. De reojo, veo que ya se lanzó uno del grupo por la tirolesa. Tiempo valioso que pierdo de diversión por estar soportando los celos del chico.

—Sí sabes que es mi novia y yo soy el suyo, ¿verdad? Debes de respetar nuestra relación y no entrometerte en esto.

—No estoy entrometiendome. ¿Te parece que sí? Yo sé muy bien lo que es respetar una relación, así que te agradezco que no estés diciendo cosas que no son verdad —protesto, haciendo todo mi esfuerzo para no alzar la voz.

—Te lo digo para que te apartes. Estás muy cerca de ella y eso no me gusta...

—Pero, ¡si apenas y me he acercado! No tengo que complacerte a ti.

—Así que te pido que no te acerques más. Arleth es mía y de nadie más. Ya me tiene a mi, no te necesita más.

Jamás había conocido a una persona que llevara la palabra toxicidad en su cuerpo hasta hoy con este chico. Trata a mi amiga como un objeto en lugar de una persona.

—Si Arleth me lo pide, me apartaré. Pero como tú no eres alguien que conozco ni me importe, no te debo de hacer caso. ¿Es todo lo que querías decirme? No quiero seguir perdiendo mi tiempo con alguien no muy agradable. —Omito decir alguna otra palabra para no hacerlo enojar más de lo que ya se ve.

—Jódete.

—Gracias, tú también. Con tu permiso, me iré a divertir, que es a lo que vine.

Dejándolo solo ahí y con su toxicidad sin sentido, regreso a la torre de la tirolesa. Ahí mismo, me encuentro a la ex panadera preparándose para ser la siguiente en subirse.

—Al fin vuelven. ¿Qué onda? ¿Qué estaban haciendo? —indaga. Ajusta su casco y acaba con su arreglo.

—Charlar. —Finjo una sonrisa, pues el chico me pegó un poco de su mal humor—. No te preocupes, nada grave. ¿Dónde tomo las cosas para subir?

Arleth me analiza con la mirada, sin creerme. Pues claro, sabe bien que mentir no es mi fuerte. Igualmente, no añade nada más, aunque la duda en su rostro no se termina por ir.

—La muchacha te ayuda, solo dile que es lo que quieres hacer —Señala a una chica al lado del almacén que no vi al entrar por distraído—. Te esperaré, así vamos juntos —añade emocionada. Ignorando las palabras de Noah, asiento.

Personalmente, no creo estar rebasando la barrera que hay entre la amistad y algo más allá. No como su novio insinúa. Y si lo hago, siempre seré el primero en apartarme.

Dios, de verdad me bajó el ánimo la plática con él.

𓆉

—Mañana nos vemos, ¿sí? —Arleth tiene su momento de despedida con su chico. Yo, por estar cerca de ellos, logro escucharlos; pese a que debería de estar prestando atención a la charla que me está haciendo Jenna. Noah le dice algo en el oído, a lo que ella responde—: Lo sé, lo tendré en cuenta. Te quiero, hablamos al rato.

El chico le da besos en el cuello y sabrá Dios que más le hace que no miro.

—Fue muy agradable conocerlos a todos. —Prefiero ir despidiendome del grupo, que parece ya estar acostumbrado a que la pareja haga eso todo el tiempo—. Espero que coincidamos nuevamente en el tiempo que pase aquí.

Me dicen palabras similares a esas y me doy la vuelta, caminando hacia el coche. Escucho a Arleth llamarme y me detengo. Noah se queda atrás, sin apartar sus ojos de nosotros. Si las miradas mataran, seguramente yo estaría a diez metros bajo tierra ahora mismo.

—¡Hasta luego, chicos! —grita mi vecina a los demás al estar a mi lado. Les da la espalda por segunda vez y me hace señas para ir yendonos. Nos acercamos al coche y esta vez, ella va de chófer. Enciende el vehículo, pone su música y sale del estacionamiento tatareando.

—Gracias por invitarme a conocerlos. Me han agradado bastante. Puedo confirmar que estás rodeada por buenas personas... Bueno, algunas —comienzo la plática, esta vez en español, y sintiéndome más a gusto para expresarme, sin poder guardarme lo último. Aquí somos sinceros, es lo que hay.

—¡Qué bueno que te cayeron bien! —Sonríe, echándome un vistazo rápido—. Pero, ¿quién no te copó del todo? No me vengas con mentiras, sabés que no me la banco. Decime la verdad.

—Yo nunca te miento —argumento, levantando las manos a modo de inocencia. Quizás sí le miento, pero es por el bien de la amistad, de su relación y de mi estabilidad emocional—. Fue Noah.

—Oh. —Es todo lo que dice—. De todos los que pensé, no esperaba que fuera él. ¿Qué hizo que no te agradó?

Suspiro y evito mirarla. En cambio, veo las calles oscuras y las luces de los vehículos desaparecer cada tanto.

—Al principio no tenía ningún problema con él, pero cuando estábamos en la tirolesa y habló conmigo, salió mucha toxicidad de su parte que no terminó por gustarme. Es todo.

—¿Noah? ¿Tóxico? Ni en broma, es el chico más amable que conozco. Bueno, vos capaz vas primero. Pero entendés lo que digo. ¿Estás seguro que era toxicidad? —Para en un semáforo en rojo y aprovecha para mirarme con el ceño fruncido.

—A mi me dio a entender eso.

—¿Qué te dijo para que llegues a esa conclusión?

No debí de haber dicho nada. El tono de su voz solo me deja ver que le molesta que diga eso. Solo espero que lo que vaya a decir a continuación no haga de esto algo más grande.

—Que estaba "entrometiendome en la relación" —hago comillas imaginarias con mi mano— y que debía de apartarme porque a él no le gustaba que estuviera cerca de ti. ¡Ni siquiera hice contacto físico contigo en todo el rato que pasamos para que dijera eso! A mí, eso, me dio a entender que es alguien tóxico. O cercano a ello. No cualquiera diría eso.

—Vaya. —Arleth acelera para pasar un auto y dar vuelta en la calle que nos lleva a los departamentos—. No tenía idea que él pensaba eso...

—No quiero causarles problemas en su relación. Yo solo te digo lo que me dijo. Mientras a ti no te haga daño físico ni mental, veo que no hay problema. —Puede que la esté manipulando y no se de cuenta.

—Relajá, pelirrojo. No te hagás tanto drama. —Estaciona el auto en el mismo lugar de siempre y me mira para decirme—: Pero me parece que no hay que pegarnos tanto para no hacer enojar a Noah, así nos ahorramos problemas. Igual, ya estamos acostumbrados; un año sin tocarnos no nos mató.

No sé por qué, pero sus palabras me enfurecen. No le veo sentido. Como digo, apenas y nos tocamos. ¿Ahora ni hacerlo? Sí lo que más me gusta de ella son los abrazos tan acobijables que da, que justamente, son tan pocas veces por el tiempo limitado que tenemos cerca.

—Ya, está bien. Hay que complacer a Noah en todo lo que diga, ¿qué más quieres que hagamos para que esté feliz?

—¿Por qué te ponés así? No tiré ninguna mala onda.

Niego con la cabeza y abro el vehículo para bajar de él. Arleth hace lo mismo y me sigue dentro del edificio.

—Emi, esperá. —Me jala del brazo y me quedo donde estoy, justo bajo el umbral de la entrada. El guardia se nos queda viendo con curiosidad—. Decíme, ¿qué pasa?

—Nada, solo estoy cansado. Mañana será mejor un día para hablar, ¿te parece?

Arleth hace una mueca, pero asiente.

—Nos vemos mañana, Lett. Descansa —le digo, tratando de tan siquiera sonreír, pero nada sale.

—Sí... Adiós, Emi.

No tomo el elevador. Decido subir por las escaleras saltando de dos en dos para ir más rápido. Llego al piso de las casas antes que ella y pongo las llaves en la cerradura para entrar.


𓆉


Tocan la puerta. Isa abre. Yo estoy preparando mi desayuno en la estufa, dando la espalda a esa zona, por lo que no veo de quién se trata hasta que mi melliza habla.

—Te buscan, Emi. —Se acerca a mi lado y la miro. Articula «la panadera» para que sepa de quién se trata.

Suspiro y apago la estufa, dejando mis quesadillas ahí en el comal para que no se enfríen. Salgo al pasillo, donde Arleth está recargada en la pared, con la cabeza baja y sus ojos en el piso. Pasan directamente a mí cuando, supongo, ve mis pies frente a los suyos. Alza la cabeza y sonríe. No puedo resistirme y hago lo mismo.

Ya no estoy tan molesto como ayer. Tuve parte de la noche para meditar, y pese a que sus palabras sí que quedan como una astilla en el dedo, puedo -medio- entender el porque lo dijo. Mas no la justifica.

—Hola, Emi —me dice, en voz baja. Noto que se traga la palabra «pelirrojo» por la tensión que quedó ayer y que, espero, arreglemos hoy—. ¿Podemos hablar?

—Claro, Lett. ¿Aquí o en tú casa? En la mía está Isa e Iker, que puede despertar pronto —replico, cruzandome de brazos.

—En la mía. Si querés, podemos desayunar ahí. Compré pan hace un rato, así que...

—Oh. —Pienso en mis quesadillas. Tampoco es que se me antojaran tanto. Entre un pan recién hecho y eso... La respuesta es clara—. Okey, espérame aquí. Regreso rápido.

Asiente y la imito. Entro a la casa, con Isa siguiéndome con la mirada.

—¿Qué pasó?

—Voy a desayunar con Arleth. ¿Le das a Iker mi desayuno si lo quiere? Si no, guárdalo y me lo ceno. No pasa nada.

—Uhm, de acuerdo.

Isa sigue en el celular y yo solo saco las quesadillas del comal y las pongo en un plato, cubriéndolos con otro por encima, tal como siempre hacemos cuando vamos a una fiesta y nos llevamos pastel sobrante.

—Vuelvo en un rato.

—Sí, pásala bien. Saludala de mi parte y dile que a ver si luego pasamos otra tarde juntas.

Voy a la puerta, mas antes de salir le digo:

—Díselo tú.

Arleth guarda su teléfono cuándo me ve por segunda vez delante de ella y me guía a su casa. Nuevamente, está sola. Su mamá trabaja muy temprano este año, al parecer. Va directo a la cocina y yo me siento en un banco, recargando mis brazos en la isla que hay ahí. Veo a Tangerine en su cama, dormido. Qué ganas de estar así ahora mismo.

—Mirá, compré estos. Elegí el que quieras. —Me pasa una canasta con cinco panes adentro. Elijo una dona de chocolate, como era de esperarse. Ella sonríe al ver cuál elijo—. Ya lo sabía. Por algo lo traje...

—Sigues conociéndome muy bien.

—Siempre lo haré —replica. Toma un Muffin y saca leche del refrigerador—. ¿Gustas?

—Sí, gracias.

Me sirve en un vaso qué agarra de la alacena; después hay un silencio en el que ambos solo comemos y no decimos nada. Sigue habiendo algo de incomodidad en el aire.

—Emi, disculpame. La eché a perder ayer con lo que dije. No quiero dejar de abrazarte ni nada de eso. Es que... —Suelta aire y yo termino de comer el último pedazo del pan que elegí—. No quiero arruinar lo que tengo con Noah. La pasamos tan bien y me re gusta estar con él. Me da miedo hacer algo mal y que todo se vaya al carajo. Pero vos también sos re importante y no quiero que esto nos joda.

Tomo aire. No es lo que esperaba, mas al menos está comunicándose conmigo y asumiendo su error. Y creo que no todos tienen esa habilidad.

—Lo entiendo, Lett. Y te perdono, pero quiero que entiendas que también debes de hablar con Noah sobre el tema y hacerle entender que no puede controlar todo en tú vida. Eso fue lo que me enojó ayer —le confieso y ella hace una mueca triste.

—De verdad que lo siento. No era mi intención que te sintieras así. Todavía me falta banda por aprender de esta vida y de cómo llevarme con la gente. Cuando estaba sola, no tuve tiempo para pensar en todo eso. Nunca quise lastimar a nadie con lo que hago, eso nunca estuvo en mis planes.

—No te disculpes más, tranquila, Lett. Para eso tienes la vida entera, para entender a los demás. Solo date cuenta de las cosas que están mal para que las cambies. No te encapsules con que una persona con la cual crees que está todo bien, pues te haces ciegas y dejas de ver que realmente está mal. Y más si esa persona te limita a cosas que a ti te gustan.

—¿Desde cuándo tirás tanta verdad? —pregunta con una sonrisa divertida—. Voy a considerar tu consejo, pelirrojo. Hablaré con Noah después. Entonces, ¿estamos bien?

Y regresó el apodo al que tanto aprecio le tengo. Muy bien, las cosas regresaron a la normalidad.

Creo.

—No sé, solo comencé a ver la vida de esta manera después de hablar con Brianna. Y sí, estamos bien.

Me comienza a preguntar por la última vez que me encontré con Brianna, pues solo le conté superficialmente por razones que no recuerdo y quedó en el olvido el tema. Cuando termino y me incorporo para dejar los utensilios en el lavabo, la chica se interpone en mi camino y me detiene. Alzo una ceja y ella se encoge de hombros. Lo siguiente que hace es ponerse de puntillas y darme un abrazo. Lo recibo con alegría y devolviéndolo al instante.

Hemos regresado al punto en el que nuestra relación estaba y, para mí, es suficiente. No me importa si nos quedamos así como amigos y yo tengo que sufrir viendo como ama a alguien más; eso siempre será mejor que perderla y no verla nunca más.




𓆉

Holaaa, por fin capitulo nuevo, jaja.

Perdonen la tardanza, han pasado cosas en mi vida personal que me tienen desmotivada, además de la universidad, que me quita tanto tiempo, que olvido subir capítulo.

Espero los siguientes martes no me pase el mismo error.

Gracias por leer, se les quiere. :)




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