Capítulo 16
See you again
-Tyler, the Creator, Kali Uchis
Junio, 2024
Antes de darme cuenta de todo lo que sucede en el mundo, junio llega de la nada. Y eso significa una cosa qué me emociona mucho. Pero antes, hay varias cosillas que debo de contar que han sucedido.
Primero, Arleth confirmó la relación con su amigo, llamado Noah, y ya van para cuatro meses. Decir que no ha sido una tortura todo esto sería mentir. Ni contar de como me ha ido respecto a las veces que me ha hablado de él con la voz enamorada.
No sé como le haré cuando llegue allá y vea todo en persona. Supongo que será más doloroso.
Eso me lleva al segundo punto. Mis sentimientos hacia Arleth no hacen más que crecer todos los días, pues desde que estoy seguro de ellos, me ha sido más fácil comprender de que cosas suyas me he enamorado.
Y último punto, mi cumpleaños. Importante, claro. Cumplir veinte se siente muy extraño... Es literalmente entrar en una nueva etapa donde todo cambiará de la nada. A veces me cuesta creer que ya tengo esa edad. Por culpa de la pandemia de hace cuatro años, me perdí parte importante de la que era una de las mejores etapas de la vida de una persona. Quizás es por eso que nomás no logro madurar como debería, pues sigo creyendo que tengo una edad diferente.
Isa y yo no quisimos la fiesta más grande del universo. Solo una salida a un restaurante con nuestros amigos y una película en el cine con mamá. Como es a inicios de marzo -específicamente el 5 de ese mes-, los finales del parcial junto a los exámenes estaban más presentes que nunca, por lo que tampoco podíamos hacer una salida.
En la noche de ese día, Arleth me marcó como siempre, solo que en la noche porque estaría ocupado todo el día. La sorpresa que me llevé fue que, en la videollamada, ella tenía un pequeño cupcake con una vela para celebrarme. Fue un precioso detalle que me hizo sentir que estábamos menos separados.
Cabe aclarar que yo tampoco dejé pasar su cumpleaños, -que fue en febrero-, vimos una película ese día por videollamada y estuvimos hablando por horas hasta la madrugada pese a que al día siguiente ambos teníamos clases.
Y, ahora que estoy en el avión, me pongo a pensar en todo esto que ha pasado las últimas semanas, que es lo que mencioné anteriormente. Añadiendo el hecho de que Arleth suele tardar en contestar, ya que ella solía responder al instante. Pero lo comprendo, ahora con la universidad apenas y uno puede respirar. No tengo ningún derecho a decirle nada. Solo que se siente raro...
—¿En qué tanto piensas? —pregunta Isa terminando de ponerse una crema en la cara. Dejo de mirar la ventana y la observo a ella—. Ah, pues qué pregunta tan tonta. Es claro, en Arleth. No recordaba que ella está de este lado del continente. ¿Emocionado?
Pinto mis ojos en blanco y la ignoro. Es su carrilla de siempre. Desde que le conté lo que descubrí a inicios de año, mi melliza no ha hecho otra cosa más que repetirme eso millones de veces y que ella nunca se equivoca. En cierta parte, me arrepiento de haberle contado mis sentimientos por lo incómodo que es a veces, pero la mayoría del tiempo no. Me ayudó bastante hablar de esto con alguien más. Aún cuándo ese alguien más es Isa.
—¿Vas a ir a trabajar estos días también? —decido cambiar de tema.
—No lo sé. Quiero hacer más cosas que la vez pasada no pude por lo mismo. Pero luego me voy a aburrir y entonces querré trabajar. Estoy en un conflicto. Ya veré que nos tiene preparado Omar este año.
—Tú y tu hiperactividad.
—Ni modo, te toca aguantarme. —Saca un antifaz para dormir y se acomoda en su lugar—. Despiertame cuando estemos cerca de llegar.
Y como en todos los viajes, se duerme con una facilidad enorme. Esta vez, no hay bebé a bordo que interrumpa su hora de dormir. En cambio, yo, en este viaje no logro conciliar el sueño. Mi mente piensa y piensa en lo que pasarán estas dos semanas y como será todo esta vez.
𓆉
Omar estaciona el auto en la calle al lado del edificio. Nos ayuda a bajar las maletas y entramos. Él se detiene un momento para hablar con la recepción e Isa y yo nos acercamos al elevador solo para esperarlo y subir.
Durante el camino, nos estuvo contando un poco acerca de lo que ha pasado en el último año. Cosas que por llamada no nos contó o se le olvidó.
—¿Prometes apartarme un día para nosotros dos? Para salir a cualquier lado. Luego se te pasa por estar con Arleth.
—Sabes que tú eres más importante que ella. Siempre saldré contigo cuando me lo pidas.
—Eso lo sé, tonto. Pero como este es el único momento donde la verás, claro que querrás tener más tiempo a su lado. Y eso no te lo quiero quitar. Aunque también es el único tiempo que estaremos en otro país y quiero pasar un rato entre hermanos en un lugar diferente a los de diario —replica y se recarga en la pared.
—Está bien. Mira, solo porque soy el mejor hermano que tienes...
—Mentira, ese es Iker.
—Te apartaré dos días y saldremos a dónde tú quieras —ignoro el hecho de que me interrumpió—. Así que ve pensando a dónde quieres ir.
—Acabo de ganar la lotería. Qué bendición. —Sonríe de una manera que me deja en claro que me arrepentiré de mis palabras.
Omar llega con nosotros y subimos al elevador. Estando ahí, él intenta ayudarle a Isa con la maleta más pesada, pero ella saca los dientes como perro enojado y Omar no insiste más. No puedo aguantar la risa y se me escapan unas cuantas carcajadas. Creo que también se debe a la tensión que tengo y necesito liberarla de alguna manera.
Llegamos al piso y avanzamos hasta la puerta de casa. No me sorprende tanto ver que Arleth no esté aquí, pues nunca le avisé a que hora llegué, ya que rengo la idea de darle la sorpresa. Únicamente le dije que estaría llegando por estos días.
—Bienvenidos a su casa —dice Omar abriendo la puerta y dejándonos entrar. Nos complicamos un poco en el portón, pero finalmente lo logramos. Isa va primero y después yo.
Vemos a Marissa en la cocina con una bandeja de chocolates, a Iker en la sala jugando videojuegos como todo niño de la actualidad hace y a Arleth a su lado...
¿Qué?
—¡Por fin llegan! —exclama Marissa dejando la bandeja en la mesa y yendo a recibirnos con un abrazo—. Hay chocolates, galletas y agua por si gustan.
—Gracias, Mar. —Mi melliza sonríe ampliamente y agarra la bandeja para comer un tanto de lo que hay ahí. Me la pasa y como unos chocolates, pero todo sin dejar de mirar a Arleth.
Mientras que Marissa y mi papá se ponen a hablar, e Isa con Iker, yo me centro en la chica de la que estoy enamorado.
—¿Qué haces aquí? Quería darte la sorpresa sin que me vieras —le comento, solo bajando la voz. No sé porque, solo no quiero que mi familia se entere de mi plática.
—Mira vos, fui yo la que te sorprendió, ¿eh? ¿Te la esperabas? —Tomandome desprevenido, se acerca a mí, se pone de puntillas y pasa sus brazos por detrás de mi cuello. El abrazo que tanto dijimos que nos hacía falta por fin está aquí—. Te extrañé un montón, pelirrojo.
De igual manera, la rodeo con mis brazos y aspiro su aroma a vainilla -ya no a pan, cosa que a veces extraño-, colocando mi cabeza sobre la suya. Su pelo esta por debajo de los hombros. No lo dejó crecer más allá de eso, pero sigue teniendo sus característicos mechones rubios en la frente y detrás del cuello.
—Yo también te extrañé, Lett. Ya estoy aquí para ti.
Me separo de ella y la observo de pies a cabeza. Nada ha cambiado, sin embargo, puedo notar que ya no es la misma que conocí hace un año. Termino por mirarla directo a los ojos y hacemos contacto visual por un momento.
—¿Te quedas a comer, Arleth? —pregunta Marissa y ambos salimos del mundo en el que estábamos. Volteamos hacía la entrada de la puerta; los demás se nos quedan viendo. Isa con la sonrisa de siempre de «lo sé todo» y Omar sin entender nada.
—Claro. Siempre soy feliz de probar tu comida, Mari.
La aludida sonríe y pasa a la cocina. Iker regresa a jugar en el Xbobx, Omar acompaña a su esposa y nosotros tres nos sentamos en el sillón libre que dejó mi hermano menor. Yo en medio, claro.
—Oficialmente podemos decir que ahora sí nos conocemos —dice Isa mirando a Arleth por delante mío—. Pasemos un día juntas, Arleth.
—Con gusto —replica ella emocionada y recuerdo lo mucho que me ha dicho que ansía conocer a mi melliza. No la entiendo. Isa es muy... Isa.
—¿Y yo qué?
—Puedes hacer muchas cosas en este lugar, Emiliano. —Pongo los ojos en blanco y mi copia continúa—: Es día de chicas, tú no participas.
—Es lo que hay, pelirrojo. Bancátela. Te aguanté un año, ahora me toca conocerla a ella.
Mala idea el juntarlas.
𓆉
Durante la noche, después de que todos se hayan dormido, mi celular vibra. Lo reviso de inmediato, siendo el caso que estoy esperando un mensaje en especial.
Y aquí está.
Lett: te espero acá ;)
Sonrío, me pongo mis chanclas y con cuidado de no despertar a mi hermana, camino hacía la escalera de emergencia y la encuentro al otro lado.
—Cuánta tranquilidad —murmuro mirando a la calle. Hay poca luz afuera así como nada de movimiento ni vidas. La noche oscura hace que todo se vea diferente a como lo es de día. Es en estos casos donde me gusta muchísimo esta parte del día.
—Y eso que en diciembre es peor. Está re muerto. —Nos quedamos mirando la calle hasta que ella habla de nuevo—. En serio te extrañaba, pelirrojo. La vida no es igual sin vos cerca.
Suspira y voltea hacia mí. Yo giro la cabeza y me recargo en la pared. Sonrío nuevamente. Tiene algo en sus manos que me pasa extendiendo su brazo. Hago lo mismo y recibo el objeto, con nuestras manos rozandonos. Es un chocolate blanco de Hershey's. Mis favoritos.
El hecho de que muestras manos se hayan rozado me trae recuerdos a la situación por la que la conocí y como en aquel entonces el tacto y la cercanía otro era más común. Quién diría que ahora estoy deseando que algo así vuelva a ocurrir para tener la excusa de tocarla.
—El mejor detalle, gracias Lett.
—Siempre, pelirrojo. Conmigo, nunca te vas a quedar sin chocolates —me guiña el ojo y me río a carcajadas.
Abro el dulce y lo muerdo, para acto seguido decir:
—Y pensar que hace un año nos conocíamos. —Pensando en el ayer, por los flashbacks que tuve, y viéndonos ahora—. Es curioso como cambió todo en esas dos semanas. Y aquí estamos ahora.
—Fue lo mejor que me pasó, en serio. Gracias a vos ahora tengo amigos y un novio. Nunca lo hubiera imaginado, really.
Trago saliva al oír la palabra «novio» y miro sus pies. Tiene puestas pantuflas con los colores de una vaca.
—No tienes que agradecermelo.
—Lo juro hasta el final. Soportá.
Suspiro y volteo a ver nuevamente sus ojos que, debido a la oscuridad, apenas y puedo verlos. Sonríe.
—Contáme cómo te sentiste este último año. Quiero escucharlo de vos, en persona, no por mensaje o llamada. —Se apoya en el barandal y pone su cabeza entre sus manos.
—No ha pasado nada relevante. Ya sabes, lo mismo de siempre. Ir a la universidad, salir con mis amigos, ver películas contigo, pasar tiempo a solas. Nada espectacular —respondo, encogiéndome de hombros.
—Me re copa cómo suena todo eso. Es una vida linda, sin dudas. ¿Y no conociste a nadie que te cope? Si no querés contarlo, todo bien.
De todas las posibles preguntas que creí que me iba a hacer, esta no entraba en esa lista.
—No. —Decido mentirle—. Por ahora he decidido darme tiempo y enforcarme en otras cosas. Ya llegará luego el amor a mi vida. Nunca se sabe cuándo sucederá.
—Vos estás bien. Mirá, no sirve de nada apurar y esperar las cosas que no están listas.
Asiento y le hago la misma pregunta.
—¿Qué tal tú vida? Hay muchas que sé que has estado guardando para estos días donde nos reecontraramos.
—Sí que me tenés montón de atención. —Hace una mueca y después se queda un rato en silencio, mirando la luna y luego a mí—. Bueno, ya volví a la uni y todo eso, así que no me voy a extender en eso. Lo importante y lo que no te conté es sobre Noah y mis amigos. Ah, por cierto, quieren conocerte. ¿Qué decís de salir un día con ellos?
Parece que no tengo opción.
—Claro, me gustaría conocer a los que te hacen feliz.
—Con vos y ellos, re contenta estaría. —Nos reímos y seguimos charlando.
Yo me quedo embobado mirándola -escuchando también lo que dice, claro- y caigo en cuenta en lo mucho que me he enamorado.
Con ninguna de las otras chicas con las que había salido sentí algo así. Es curioso. Y quizá lo que me da algo de temor; o esto puede terminar muy bien o de la peor forma.
A ver qué me depara la vida en este camino.
𓆉
Se vienen cositas. 👀
Gracias por leer, nos vemos el próximo martes. <3
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