Segundo Acto
–Hay quien dice que la vida es una ilusión –siguió adelante Clyde con el relato de esta historia–, y que la realidad es un producto de la imaginación. Si ese es el caso, entonces Lori y Bobby estaban a salvo. Sim embargo, la súbita reclusión de su anfitrión... y de su creación en la sombría suite nupcial, dejó a nuestros amigos sintiendo temor e inquietud. Y más aun, cuando se hubieron marchado los invitados y los llevaron por habitaciones separadas...
***
–Oh, Bobby... Bobby... –gimoteaba Lori de puro placer en medio del acto sexual que sostenía con su novio en la oscuridad–. Sí, Bobby...
–Todo va estar bien, bebé –dijo este.
–Eso espero, mi amor... Oh, Bobby...
–¿Cómo me llamo, Lori?
–¡Bobby!... Oh... ¿Pero qué ra...? ¡Oh, por Dios! ¡Literalmente es usted!
–Mucho me temo que si, bebé –rió Mick Swagger, cuya cara quedó al descubierto cuando Lori encendió la luz de su recamara–. Pero te está gustando, ¿no es así?
–¡Fenómeno, patán! –replicó a gritos la muchacha–, ¿que le hizo a mi osito bubu?
–Nada –respondió el rockero travestido con sumo descaro–, ¿tu crees que debería?
–Usted me engañó. Literalmente he sido burlada, violada. Yo pensé que era mi Bobby, oh Dios mío, yo nunca había... ¡Esto es espantoso!
–Mmm... Nena, por Dios, ¿Espantoso? A mí me parece... Que lo estás disfrutando...
Entre picaras risas, Mick volvió a apagar la luz y se inclinó sobre ella.
–¡No...! ¡Para...! ¡Para...! ¡Auxilio...! ¡Bobby...!
–Shhh... Bobby está durmiendo. ¿Te gustaría que se despertara y nos encontrará, así?
–No... Así... ¿Así, cómo? ¡Maldito, bestia! Yo me estaba reservando para... ¡Bobby....!
–Oh, Lori. Te aseguro que no estás muy gastada, y el placer es ma-ra-vi-llo-so.
Ya has perdido demasiado tiempo. Además, Bobby no tiene porque saberlo. Yo no se lo voy a decir.
–Me lo... –jadeó–. ¿Prometes?
–Ja ja... Te lo... ¡Prometo!
–¡OOOHH...!
***
–Oh, Si, Lori... –gimoteó Bobby una media hora después en la misma situación–. Sigue... Sigue... Sigue...
–Oh, osito bubu –la oyó gemir en la oscuridad.
–Oh, si, que rico...
–Dime como me llamo, Bobby.
–... ¡¿Usted?!
–Mucho me temo que si, bubu osito –rió Mick tras encender la luz de esa otra recamara–. Pero te está gustando, ¿no es así?
–¡Fenómeno, bestia! ¿Qué le hizo a Lori?
–Nada. ¿Tu crees que debería?
–¡Usted me engañó! He sido burlado, violado. Yo pensé que era mi bebé. ¡Oh, Dios mío, esto es espantoso!
–Nene, por Dios. ¿Espantoso?, a mí me parece... Que lo estás disfrutando.
De nueva cuenta, Mick apagó las luces y se inclinó sobre Bobby.
–No... ¡No...! –protestó el–. No... Para... pa-para... Uy, si... Digo, auxilio... ¡Lori...!
–Shhh... Lori está durmiendo. ¿Te gustaría que se despertara y nos encontrará, así?
–¡No!... Oh, si... ¡¿Cómo? !¡Maldito!, ¡bestia! Es tu culpa. Yo me estaba reservando para ella.
–Bobby, te aseguro que no estás muy gastado. El placer es ma-ra-vi-llo-so. Y, ¿sabes?, además Lori no tiene porque saberlo. Yo no se lo voy a decir.
–¿Me lo prometes?
–Ja ja... Te lo... ¡Prometo!
***
–Amo –llegó a avisar el mayordomo poco después de que empezara a sonar una alarma en todo el castillo–, Hugh rompió las cadenas y se ha escapado. Lulú ha soltado a los perros para que nos ayuden a encontrarlo.
–Está bien –gruñó Mick saliendo de la recamara en compañía de Bobby–. Ya voy...
***
–¿Qué está pasando aquí? –exclamó Lori, quien al mismo tiempo rondaba por el laboratorio en ropa interior–. ¿Dónde está mi osito bubu? ¿En dónde están todos? Oh, Bobby, ¿cómo pude ser tan... Débil? Tan... Indecente. ¿Cómo pude hacerte esto? Si tan sólo no hubiéramos echo este viaje. Si tan sólo no se hubiese ponchado la llanta. Si tan sólo le hubiésemos enviado la invitación a Lisa por correo. Si tan sólo estuviéramos rodeados de amigos o al menos de gente cuerda.
***
–La emoción –siguió narrando Clyde–, la agitación o perturbación de la mente, estado mental demente o excitación, es algo que puede volverte esclavo de tus propias emociones...
***
–Oh, eres tu –exclamó Hugh en cuanto se topó con Lori en el laboratorio–. Si alguien te pregunta, no me has visto. Me estoy tratando de esconder de mi papá y sus sirvientes, me dan mucho miedo. Siento que hay cosas muy raras por aquí.
–Todo esto es tan extraño –dijo ella.
–¿Es cierto que no te gustan los hombres con músculos? –se atrevió entonces a preguntar el guapo ingles de pelo castaño.
–Pues... Mira, Hugh, estoy comprometida con mi osito bubu... Pero... Los besos de Mick Swagger me dejaron helada, algo que nunca hubiera imaginado. Esos besos tan apasionados. Podía ver el rostro de Bobby frente a mi y quería gritar: ¡NO! Pero mi cuerpo no me lo permitía. Quería sentirme amada, al cien por ciento. Mi cuerpo, literalmente, está excitado. Oh, Bobby, amor mío, ¿cómo pude hacerte esto a ti?
–Mmm... Para mi este cuarto es una cárcel.
–Si, pero... Regresaste inconscientemente. Regresaste por una razón. Regresaste por... Seguridad... Oh, Huggie, pobrecito, estás lastimado. ¿Ellos te hicieron algo?
–Si.
–Literalmente, esto es como un mal sueño, una horrible pesadilla.
***
–La emoción –concretó el chico de color que narra esta historia–, puede impulsarnos a cometer un error, dos veces...
***
–Cuéntanoslo todo, Lori –dijeron Lulú y Michelle en tono burlón.
En ese momento, las dos estaban en pijama observándolos a través de un monitor que tenían en su recamara, el cual mostraba todo lo que enfocaba una cámara de seguridad instalada en el laboratorio de su amo.
–¿Cuánto tiempo perdí?
–empezó a canturrear Lori ante el apuesto Adonis creado artificialmente–.
Me resistía.
Lo que era un beso no sabía.
–¿Estás hablando en serio? –se burlaron Lulú y Michelle.
–¿Cómo iba yo a dejarme
–continuó con su canción–,
de nadie toquetearme?
Y a casa regresaba,
acelerada.
Ahora quiero saber,
que debo hacer.
Probé un poquito y quiero más.
–Más, más, más...
–corearon al tiempo Lulú y Michelle desde su dormitorio.
–Ya no haré resistencia,
conoceré la ciencia.
Requiero con urgencia,
experiencia...
¡Tó-tó-tó-tó-tó-tó-tócame!
Hoy quiero ser sucia...
Dame todo, soy tuya,
criatura sensual...
Si se llega a bajar...
Tu batería...
Yo le daré más energia...
–Más, más, más...
–volvieron a corear Michelle y Lulú.
–Tu quieres combustión,
y yo mucha acción.
Juntos aprenderemos,
los secretos...
¡Tó-tó-tó-tó-tó-tó-tócame!
Hoy quiero ser sucia...
Dame todo, soy tuya,
criatura sensual...
–¡Tó-tó-tó-tó-tó-tó-tócala!
–rió cantando Lulú. Por cierto, que en su cuarto no llevaba puesta su peluca y su verdadera identidad estaba al descubierto.
–Hoy quiere ser sucia...
–igual hizo Michelle.
–Dame todo, soy tuya
–continuó Lori su canción, con la que pretendía empomárse a Hugh–,
Criatura sensual...
¡Tó-tó-tó-tó-tó-tó-tócame!
Hoy quiero ser sucia...
Dame todo, soy tuya,
criatura sensual...
–¿Criatura sensual?
–repitió el ingles cediendo sin mas a su cortejo.
–Criatura sensual...
–dijo en su mente la voz de su novio.
–Criatura sensual...
–le siguió la del Dr. Frank-Mick-Swagger.
–Criatura sensual...
–dijo la de Michelle.
–Criatura sensual...
–repitió la de Doug.
–Criatura sensual...
–oró la de Lulú.
–Criatura sensual...
–volvió a canturrear Hugh quien, en tiempo real, se dejó seducir y se inclinó sobre Lori para empezar a darle gusto.
***
–¡Oh, piedad! –rogó Doug, minutos más tarde que entró al laboratorio siendo azotado brutalmente por Mick Swagger–. ¡Piedad, amo! ¡Ay!
–¿Cómo pudo pasar? –exigió saber el rockero–. Se supone que tu lo estabas cuidando.
–Salí sólo por un momento, amo.
–Ve si lo puedes encontrar en el monitor –ordenó Mick, a lo que el mayordomo de su castillo obedeció–. Oh, Huggie... Huggie... Oh, Huggie...
–Lo he encontrado, amo –avisó Doug, por lo que Mick se acercó a ver–. Está en la habitación de... La joven Lori.
–¡Huggie!... Hay, Huggie... Oh... Creo que... Creo que me voy a...
–¿A desmayar? ¡JA JA JA JA JA JA JA...!
***
–La criatura Doug –explicó Clyde–, dejó la computadora prendida... ¿Por accidente? Pero eso lo veremos después. El punto es que Roberto Santiago vería algo tan cochinón, que cambiaría para siempre lo que pensaba de su prometida...
***
–¿Lori?... –exclamó Bobby–. ¡¿Lori?!... ¡Lori! ¡Hasta aquí llegamos! Hemos terminado.
***
–Pero, ¿terminado? –dijo el joven McBride–. ¿Que había terminado? La noche no, ténganlo por seguro. ¿El compromiso de Lori y Bobby? ¿El amor que sentían el uno por el otro? Se podría decir, que para preguntas como estas no existen respuestas de estudiosos. Se deben dejar resolver al corazón...
***
–Debo pensar...
–empezó a cantar el dolido hispano–,
Que todo ha acabado...
Nada es como empezó...
Debo aceptar...
Que ya no eres mía...
Al ver detrás...
Si tu no estás...
Todo acabó...
Y mi corazón...
En un momento...
En un millar de pedazos se rompió...
La chispa se apagará...
Y todo se detendrá...
Ella se fue...
No volverá...
Nunca jamás...
No debes llorar...
Piensa que mañana...
Un nuevo día llegará...
Y no habrá dolor...
Todo irá mejor...
Hay que luchar...
Para ganar, debo continuar...
Mi corazón...
En un momento...
En un millar de pedazos se rompió...
Revivirá y todo al fin cambiará...
Alguien vendrá...
Me sonreirá...
Puedo continuar...
Puedo continuar...
Puedo continuar...
Debí saber...
–Que sentimental, cursi –se mofó Mick Swagger al entrar de vuelta al laboratorio–. Tu estorbo, ¡Se ha atrevido a tocar a mi hermosa criatura! Oh, Huggie, ¿cómo pudiste?
–Amo –entró seguidamente a informar el mayordomo–, tenemos visitas.
–No estoy de humor –gruñó Mick.
–Pero si es la pequeña Lisa –dijo Bobby al mirar el monitor que proyectaba todo lo que era captado por la cámara de seguridad instalada en la entrada del castillo.
–¿Conoces a esta, humana? –preguntó Doug.
–¿A esta... Niña? –igual hizo Mick gruñendo entre dientes.
–Claro –respondió Bobby–. Es la hermana de mi... De Lori.
–Ya veo... –el rockero travesti frunció su entrecejo–. Así que este, ¡no fue un encuentro accidental! Venían con un propósito.
–No es así –repuso el hispano–. Ya se lo dije, nuestro auto se descompuso. No estoy mintiendo.
–Recuerdo perfectamente lo que me dijiste, Bobby. Pero el nombre de la Dra. Lisa Marie Loud no me es muy agradable. ¿Dices que esa mocosa es la hermana de tu noviecita?
–Y también fue maestra de ciencias en la facultad donde yo estudié –añadió atemorizado–. Justo íbamos a verla en el instituto en que trabaja para invitarla a nuestra boda, pero...
–Porque esa cerebrito trabaja para tu gobierno –lo interrumpió Mick con enfado –, ¿no es así? Ella, está inmiscuida en el departamento de investigación de lo que ustedes llaman: extraterrestres.
–Algo así tenía entendido –respondió Bobby tragando una poca de saliva.
–Amo –informó el mayordomo–, la intrusa ha entrado al castillo. Se ha instalado en la zona C.
–Cierren todas las puertas –ordenó Mick–, con excepción de las que conducen hasta aquí y, Doug, trae a Hugh y a esa... Resbalosa. Creo que debemos hacer de esto una pequeña reunión. Nuestros tres invitados especiales nos entretendrán en el salón de baile, con un espectáculo que yo mismo dirigiré...
***
Momentos después, Bobby bajó al recibidor a encontrarse con la pequeña hermana de Lori.
–Lisa –exclamó ni bien la vio entrar impulsándose en una silla de ruedas automática mediante el uso de un control remoto.
Cabe aclarar, que el estado de la pequeña genio en ese entonces se debía a un accidente ocurrido con una maquina del tiempo de su invención que toda la familia Loud y sus conocidos sabían había tenido lugar el año pasado en el instituto de Michigan, un par de semanas después de que Lisa entrara a trabajar ahí. Pero esa es otra historia como lo es el caso de lo de Luna.
–Bobby –exclamó la niña igual de desconcertada–, ¿qué eztáz haziendo aquí?
–No juegue conmigo, Dra. Loud –habló Mick Swagger que también se hizo presente al bajar las escaleras–. Era parte de tu plan que este y su noviecita vinieran a checar el panorama por ti. Desafortunadamente para todos ustedes, los planes están a punto de cambiar. Tengo la sospecha de que tu eres una niña flexible, Lis. Sé que tu hermana lo es.
–Te puedo azegurar –aclaró la pequeña científica, relativamente incomoda por los gestos de insinuación del rockero travestido–, que la prezenzia de la pareja de mi unidad fraternal mayor, me ez completamente zorpreziba. Al igual que el ezcenario que preparazte aquí. No ezperaba que fuera tan... Tan...
–Tan... Tan... Tan sofisticado, Dra. Lisa Marie Loud.
–¿Qué está diciendo, Lisa? –preguntó Bobby–. ¿De dónde conoces a este extraño sujeto?
–Ez una larga hiztoria... –se dispuso a responder, cuando en esas vio algo colgando del techo que llamó su atención–. Pero en rezumen, vine aquí en Buzca de Zam Zharp.
–¿Sam? –repitió Bobby–. Yo he visto hoy a alguien llamada Sam.
–¿Sam? –repitió igualmente Mick Swagger–. ¿Qué sabes de Sam?
–Zé mucho zobre muchaz cozaz –contestó Lisa, revelando algo que al instante sorprendería al amo de ese castillo–. Rezulta que Zam, ez la delincuente con la que huyó nueztra hermana Luna haze un buen tiempo.
***
–En ese momento –contó Clyde lo que sucedió después–, entró la buscona de Lori Loud con la libidinosa criatura Hugh y, allí, ambos se enfrentarían a la sorpresa de encontrarse con todos reunidos...
***
–¡Lori! –exclamó Lisa cuando esta bajó en paños menores siendo empujada por el mayordomo al igual que la criatura Hugh.
–¡Lisa! –exclamó igualmente Lori al verla en ese sitio tan extraño.
–¡Lori! –exclamó Bobby molesto.
–¡Bobby! –exclamó Lori otra vez.
–¡Huggie! –exclamó Mick Swagger.
–¡Lori! –volvió a exclamar Lisa y el proceso se repitió tal cual otras dos veces.
–¡Lisa!
–¡Lori!
–¡Bobby!
–¡Huggie!
–¡Lori!
–¡Lisa!
–¡Lori!
–¡Bobby!
–¡Huggie!
Furioso, el rockero travesti encaró a su creación.
–Escucha, yo te hice y yo te puedo deshacer igual de rápido. Sólo debo jalar una palanca.
¡GONG!
–¡Maestro! –anunció Michelle haciendo sonar un gong–. La cena está servida.
–... Excelente –refunfuñó Mick en respuesta–. Por favor, sean todos amables de pasar al comedor... Y dadas las circunstancias, la vestimenta es opcional.
***
–La comida siempre ha sido fundamental en los rituales –explicó Clyde siguiendo con el relato de esta historia–. Están los días de campo de las grandes compañías, la ultima cena de un preso condenado a muerte... Y ahora, esta comida. Y a pesar de lo informal que les parezca, pueden estar muy seguros de que habría poca afabilidad...
***
Las dos hermanas Loud y el hispano se sentaron entonces a la mesa en compañía de su excéntrico anfitrión, su sensual criatura y la estrella pop de vestido y cabello rosado conocida como Lulú.
–Un brindis –dijo Mick Swagger con su copa en alto, en lo que Michelle y Doug servían trozos de lo que parecía ser una pierna de carnero ahumada a cada uno–, por los amigos ausentes.
–Por los amigos ausentes –repitieron los demás a sabiendas de que no tenían otra opción.
–Y por Hugh –procedió Mick a ponerse un gorro de fiestas–. Feliz cumpleaños a ti...
–Feliz cumpleaños a ti –canturrearon sus sirvientes y el resto de los que estaban sentados a la mesa–. Feliz cumpleaños, querido Huggie. Feliz cumpleaños a ti.
Pasado un silencio incomodo en el que todos apenas y si probaron la carne que les sirvieron, Lisa volvió a tocar el tema por el que estaba allí en primer lugar.
–Bueno, quiziera que hablaramoz zobre Zam.
–¡Sam! –repitió Lulú escandalizada.
–Es un tema muy tierno –comentó Mick dando un buen bocado de su carne–. ¿Alguien quiere otro trozo?
Al oír esto, todos salvo el anfitrión –y su criatura que apenas lograba entender como era el mundo que lo rodeaba–, dejaron de comer al intuir que lo que les sirvieron no era precisamente carnero ahumado. Conociendo a su anfitrión a esas alturas, no sería de extrañarse de que estaban en lo cierto por mucho que quisieran estar equivocados.
–Disculpen –se excuso la artista pop que de repente se puso pálida, y sin mas se retiró del comedor... Para que luego se escucharan sus devastadores llantos en la sala contigua.
–Zabía que esa tal Zam era una muy mala influenzia –comentó Lisa indignada –, pero nunca creí que llegará e ezte exztremo. Juntarze con alienígenaz.
–¿Alienígenas? –repitió ahora Bobby mayormente extrañado a pesar de todas las cosas raras que vivió durante esa aterradora noche.
–¿Estás hablando de la misma Sam con la que huyó nuestra hermana Luna para convertirse en estrella de rock? –indagó en cambio Lori, para quien todo más o menos empezaba a cobrar sentido ni bien su hermana y Bobby asintieron con la cabeza–. ¿Pero cómo fue que terminó aquí? Y si era esa misma Sam, ¿significa que...?
–Anda, diles lo que sabes, Lisa –la desafió Mick Swagger.
–Dezde el día que nazió...
–empezó a canturrear la niña genio tras depositar en la mesa una carpeta de archivo con el nombre de Sam Sharp escrito en la portada–.
Fue un dezaztre...
Era una cruz...
Para zu mamá...
Ella trató...
De volverla al camino del bien.
Y a dizguztoz la mató...
Dezde niña ze vio...
Que le guztaba...
El rock n'roll...
Y fue de mal en peor.
Una moto compró.
Fue pandillera, bravera y zacatona.
Andaba hazta las chanclaz por doquier...
–Cuando Sammie destripó a su Barbie
–corearon Lori y Bobby mientras revisaban el historial criminal en el expediente de la rockera del mechón pintarrajeado; lo mismo que Michelle y Doug que esbozaban una risa burlona–,
se vio que no iba a ser una buena niña.
Con su sacapuntas la hizo chicharrón.
–Ganas daban...
–canturreó Bobby.
–De llorar...
–le siguió Lisa.
–Y lloré...
–acabó por cantar Lori, recordando lo mal que empezó a irle a su hermana cuando se juntó con la tal Sam.
–Nadie la aguantaba
–canturreó una muy desconsolada Lulú quien se encontraba en su recamara, nuevamente sin su peluca rosa–,
por eso yo la amaba.
Las malas compañías la hacían como quería,
seguido la traían hasta acá...
–Y en una trampa cayó
–siguió cantando Lisa para explicar porque estaba en ese castillo–,
la pobre Zammie.
Quizo advertirme,
y me lo ezcribió.
–¿Qué escribió?, ¿qué escribió?
–indagaron Lori y Bobby en coro en el momento en que de la carpeta sacaron una nota de rescate escrita con letras ensangrentadas.
–Pierdo ya la razón...
–canturreó en respuesta la niña genio con la voz de la rockera de la que estaban hablando–.
¡Sálvanos, Lisa, por favor!
No les permitas realizar su plan...
–Cuando Sammie destripó a su Barbie
–volvieron a corear Lori, Bobby, Michelle y Doug–,
se vio que no iba a ser una buena niña.
Con su sacapuntas la hizo chicharrón.
–Ganas daban...
–volvió a canturrear Bobby.
–De llorar...
–le siguió Lisa.
–Y lloré...
–canturreó Lori.
–Cuando Sammie destripó a su Barbie
–corearon nuevamente todos los que estaban sentados a la mesa–,
se vio que no iba a ser una buena niña.
Con su sacapuntas la hizo chicharrón.
–Ganas daban...
–canturreó Bobby.
–De llorar...
–le siguió Lisa.
–Y lloré...
–acabó por cantar Lori.
–Ganas daban...
–volvió a cantar Bobby.
–De llorar...
–le siguió Lisa.
–Y lloré...
–acabó por cantar Lori.
–Ganas daban...
–canturreó Bobby una ultima vez.
–De llorar...
–le siguió Lisa.
–Y lloré...
–acabó por cantar Lori con tono melancólico.
–Sammie...
–corearon melodiosamente todos los demás.
Habiéndose terminado de cantar todo esto, Mick Swagger se puso en pie, con sus dos sirvientes sonriendo con malicia a sus espaldas.
Entonces haló el mantel, desparramando todo lo que había en la mesa, la cual quedó al descubierto era en realidad una enorme caja de cristal en la que yacía el cuerpo inerte y brutalmente mutilado de Sam Sharp; con una pierna totalmente ausente, había que agregar.
Aterrada como nunca, Lori pegó un buen grito y corrió a abrazarse a Hugh quien se sonrió satisfecho; por lo que Mick se enfureció más y corrió a separarlos.
–¡Suelta! ¡Mosca! ¡Muerta!
–canturreó soltándole una fuerte cachetada a Lori que echó a correr escaleras arriba con el persiguiéndola–.
Te lo advertí,
y ahora verás.
En mil pedazos,
volarás.
Desintegrada,
explotaras.
Y como rana,
tronarás.
A su vez, Bobby salió empujando a Lisa en su silla de ruedas y se encaminaron a tomar un elevador que la niña le indicó había en el recibidor, mientras que en el comedor Michelle y Doug se soltaban en carcajadas.
–Perderás tus átomos
–siguió cantando Mick en lo que perseguía a Lori rumbo a su laboratorio; al tiempo que Bobby Lisa ingresaban por la puerta del elevador–,
desaparecerás.
Ya desmaterializada,
invisible, adulada.
Ni tus sombras seguirán tu huella.
Me las pagarás, te arrepentirás.
Dentro del infierno,
te hundirás.
Desahuciada, maldecida.
Ahora verán.
***
–¿A que se refería Frank-Mick-Swagger? –se dirigió Clyde al lector–. Pues a una estrafalaria arma alienígena con un rayo inmovilizador, que pegaría a todos al suelo...
***
–¡Mis pies! –gritó Lori–. ¡No puedo mover mis pies!
–¡Miz ruedaz! –gritó igualmente Lisa–. ¡Zanto zielo, no puedo mover miz ruedaz!
–¡Es como si estuviéramos pegados al piso! –dijo Bobby.
–Lo están, y será mejor que empiecen a rezar, pequeños idiotas –rió Mick, entretanto su mayordomo y su mucama acababan de entrar al laboratorio para ir a acatar las ordenes de su amo, siendo seguidos por la criatura Hugh–. Porque sus minutos están contados. Es hora de empezar. Doug, arregla el rayo sónico en el programa ocho y asegúrate de detenerlos a todos.
–Oh, ez un rayo zónico –exclamó Lisa cuando el arma quedó pendiendo sobre sus cabezas–. Zupongo que ez algún tipo de tranzporte fízico molecular que trabaja por medio de vibrazionez de audio.
–Así es, pequeña –volvió a reír el rockero maliciosamente.
–Quiere decir que...
–Zi, Bobby –asintió Lisa–. Ez un aparato en el que también hemoz eztado trabajando en el inztituto. Pero al parezer nueztro amigo aquí ha logrado perfeczionarlo. Un rayo capaz de romper a la materia zolida y de proyectarla por el ezpazio. Incluzo por el mizmo tiempo.
–Quiere decir –gimoteó Lori–, ¿que nos va llevar a otro planeta?
–Me las pagarás, te arrepentirás
–siguió cantando Mick ante sus victimas–.
Dentro del infierno,
te hundirás.
Muere, traidora...
–¡Cuidado, Lori, cuidado! –gritó Lisa.
–¡Ya, bájale, Mick! –igual hizo Bobby.
–Untale mostaza...
–siguió el malvado científico con su canción–
A tu calabaza...
–Eres un joto
–canturreó Bobby en respuesta, poco antes de ser convertido en estatua por efecto del rayo sónico–,
mas no debes aprovecharte,
Mick Swagger.
–Erez un joto
–canturreó igualmente Lisa a quien acabó sucediéndole lo mismo–,
maz no debez aprovecharte,
Mick Swagger.
–Eres un joto...
–les siguió Lori.
***
–Después –contó Clyde–, el Dr. Frank-Mick-Swagger congeló a Bobby y a Lisa; pero cuando estaba por hacer lo mismo con Lori, estaría por presenciar un acto de rebeldía por alguien a quien no había considerado congelar, su admiradora, la famosa estrella pop Lulú...
***
–¡Ya estoy harta! –dijo ella al entrar al laboratorio sin llevar puesta su peluca rosada–. ¿Me oíste, Dr. Frank-Mick -Swagger?
–¡Luna! –exclamó su hermana mayor al acabar de reconocer quien era en verdad–. ¡Eres tu! Has sido tu todo este tiempo.
–Dha, ¿no era obvio? –se echó a reír Mick.
–Así es, hermana –dijo la hija prodiga de los Loud con tono de arrepentimiento –, soy yo, y lamento mucho lo que hice. Pero ya estoy harta.
Luna miró con enojo a Mick.
–Primero me votaste por Sam y luego la votaste a ella por tu juguetito, Hugh. Tu usas a la gente a tu favor y luego le escupes encima. Yo te amaba, dejé todo por ti... ¡Yo te amaba!, ¿sabes? ¿Y de qué me sirvió? Eres como una esponja que absorbe todo el amor y la pasión de la gente que te rodea. ¡Pero ya estoy harta, me voy de aquí!
***
Para continuar su exposición con el lector, el joven McBride pasó a mostrar una diapositiva: en la que a su izquierda mostraba el escaneado de un afiche de Desaparecida con la foto de Luna Loud, y a la derecha un póster de anuncio con la imagen de la estrella del pop Lulú.
–Entonces –siguió adelante con el relato–, Doug, por ordenes de su amo, el Dr. Frank-Mick-Swagger, disparó a Lulú, o Luna o como prefieran llamarla ustedes, congelándola para poder llevársela prisionera y después hizo exactamente lo mismo con Lori y el monstruo Hugh... Pero los hermanos Doug y Michelle tenían algo que decirle.
***
–Michelle –se dirigió Mick a su mucama–, estoy muy agradecido con ustedes dos. Tu y tu hermano Doug me han servido tan bien. Lealtad como la de ustedes debe de ser recompensada y se darán cuenta que, cuando estoy de muy buen humor, puedo ser muy generoso.
–Amo –contestó humildemente la mucama–, yo jamás le he pedido nada.
–Y eso recibirás –fue lo que contestó–, en abundancia de mi parte. ¡Vamos! Nuestros huéspedes en cualquier momento despiertan y tenemos un show que preparar... ¡Mua ja ja ja ja ja ja...!
***
–Recapitulando –prosiguió Clyde como buen narrador–: por una extraña coincidencia, el destino decidió que Lori y Bobby debían de reunirse con su pariente, la niña prodigio Lisa Loud. Pero esta era una situación que ninguno de ellos había contemplado. Además después de unas horas de haber anunciado su compromiso, y de que Lori se reencontrara sin saberlo con su otra hermana perdida, Lori y Bobby ya habían probado del fruto prohibido. Esto, era prueba de que su anfitrión era una persona bastante persuasiva. Así que, permitan resolver algunas cuántas incógnitas antes de contarles que sucedió a continuación. Primero: ¿en que otras actividades serían obligados a participar? La respuesta: sexo. Segundo: ¿de que se trataría el show de esa noche que tan minuciosamente se estaba preparando? Nuevamente, de sexo. Tercero: ¿qué plan diabólico construyó la mente insana del Dr. Frank-Mick-Swagger? Pues... Si, sexo... De modo, que de lo único que podemos estar seguros, es que eso, eso oigan bien, no sería precisamente un día de campo...
***
Más tarde, las víctimas petrificadas del demente científico del planeta Transexual en Transilvania fueron puestas en el escenario de un anfiteatro del castillo en reveladores trajes de bailarinas de cabaret y con un maquillaje muy obsceno en sus rostros.
Con todo esto preparado, Mick fue accionando una palanca con la que el rayo sónico los descongelaba, pero a cambio de esto esparcía un gas hilarante que los obligaba a cantar y bailar acorde a lo que deseaba el depravado científico rockero.
–Fue increíble cuando comenzó
–canturreó Luna para abrir el espectáculo–,
Frank-Mick-Swagger era un gran señor.
Mas de repente se le ocurrió,
aquel proyecto que lo trastornó.
Una criatura quizo inventar,
para su estricto uso personal.
Loco se volvió,
y en su monstruo sólo pudo pensar...
–Hace pocas horas que nací
–continuó cantando Hugh una vez quedó libre de su petrificación–,
y bello soy como la luz del sol.
Aventado y sexy me volví.
Mi energía se me desbordó.
Ya lo único en lo que puedo pensar,
es en volverme a escapar.
Quiero vivir,
en el mundo del placer terrenal...
–Madre mía...
–empezó a cantar Bobby mientras efectuaba un baile de cabaret; todo en contra de su voluntad–.
Si tu supieras...
Todo lo que hice hoy,
no tiene perdón de Dios.
Yo que pronto...
Iba a casarme.
Si mis amigos,
se llegan a enterar,
que quemada me doy...
–Yo era fresa...
–le siguió Lori–.
y mojigata.
Literalmente, del amor no sabía,
nada de nada.
Pero Frank-Mick-Swagger,
me lavó el cerebro,
y con Huggie,
hoy fui a la luna.
A que buen viaje fui...
Continuando con el numero, Mick Swagger subió al escenario, vistiendo también con traje de bailarina y con su rostro debidamente maquillado para la ocasión.
–¿Que habrá pasado con la mujer?...
–canturreó suavemente al aparecer arriba de un trampolín que era cubierto por una cortina de humo–.
Después de que King Kong se la robó...
En un sueño vi...
Que me robaba a mí...
Tan fuertote y velludo (ouh),
que mejor desperté...
Hay que entregarse,
al amor sin medida.
Cruzar el oceano,
sin fin del placer.
Tener pesadillas,
eróticas siempre.
Y no tener miedo (no),
de ser diferente...
¿Qué no lo ves?...
No...
Para el siguiente acto, cuando el humo se despejó, el suelo del escenario se abrió automáticamente y Mick saltó del trampolín a una piscina.
–No sueñes...
–siguió con su canto al quedar posicionado sobre un inflable–.
Vive...
No sueñes...
Vive...
–No sueñes...
–cantaron en coro los otros cuatro participantes en el acto de cabaret quienes, por efecto del gas hilarante, se lanzaron también a la piscina para entre todos empezar a besarse apasionadamente–.
Vive...
No sueñes...
Vive...
–Hay que echar a correr...
–gritó entretanto Lisa, luego de que alguien bajara la palanca del rayo sónico y la liberara a ella del estado de petrificación.
–No sueñes...
–De ezta trampa mortal.
O la decadencia...
–Vive...
–Noz conzumirá.
De nuestraz conscienciaz ze apoderarán.
–No sueñes...
–Y las buenaz costumbrez...
–Vive...
–Ze corromperán.
–No sueñes...
Vive...
–Hay de...
–canturreó desconcertada la chiquilla al advertir que sus piernas recuperaban movilidad; no sólo eso, sino que además eran extra largas y muy esculturales como de bailarina exótica y llevaban tacones altos y medias de red–.
Mi...
–No sueñes...
Vive...
–Madre mía...
–canturreó Bobby a lo alto, mientras que Luna le daba de chupetones en el cuello y Hugh en la entrepierna–.
Si tu supieras...
–Donde...
–le siguió Lori–.
Vine a caer...
Después de esto, el festejo se tornó más alocado cuando Mick Swagger salió de la piscina y se puso a bailar y cantar en el escenario con mayor emoción.
–¡Ma ma ma... Ma ma ma ma ma... Ma ma ma ma... Ma ma...!
Soy salvaje y fenomenal.
Soy una abeja de aguijón letal.
Un piquete dado con pasión,
y me apodero de tu corazón.
Así que empieza pronto a celebrar,
y sacudirlo todo hasta el final.
El rosa es mi color y me salva de todo el dolor...
Uno a uno, Lori, Bobby, Hugh y Luna fueron saliendo de la piscina a unírsele en su baile.
–Somos salvajes e indomables
–corearon todos efectuando una bien montada coreografía–.
Somos abejas de aguijones letales.
Si eres picado por ese aguijón,
palpitará fuerte tu corazón.
Así que empieza pronto a celebrar,
y sacudirlo todo hasta el final.
El rosa es mi color y me salva de todo el dolor...
Mientras bailaban, Lisa llegó a unírseles, obvio que contra su voluntad, ahora bailoteando con sus nuevas piernas super desarrolladas de mujersuela y sus manos puestas en su cintura.
–Somos salvajes e indomables.
Somos abejas de aguijones letales.
Si eres picado por ese aguijón,
palpitará fuerte tu corazón.
Así que empieza pronto a celebrar,
y sacudirlo todo hasta el final.
El rosa es mi color y me salva de todo el dolor...
De pronto, Doug y Michelle entraron en el anfiteatro a interrumpir la fiesta; esta vez vistiendo unos psicodélicos trajes como de personajes de ciencia ficción en vez de sus uniformes de servidumbre.
–¡Frank-Mick-Swagger...!
–cantó a lo alto el que se suponía era el mayordomo, quien le apuntó con un arma de extravagante diseño al amo del castillo–.
Todo ha terminado.
Tu misión ha fracasado.
Tu vida es muy extrema.
Soy el nuevo comandante,
tu serás mi prisionero.
Nos vamos a Transilvania.
A casa hay que volver...
–Esperen –imploró el rockero a sus sirvientes que ahora conspiraban en su contra–. Puedo explicarlo.
***
–¿Y cómo lo iba explicar? –indagó Clyde mirando seriamente al lector–, ¿qué es lo que iba a explicar, después de tanta corrupción y de tantos actos tan sucios y depravados? Pues estaba a punto de explicarlo todo de una forma tan... Dramática, majestuosa, artística y enaltecedora...
***
–Desde el día en que nací...
–canturreó Mick con voz melodiosa.
–Todo fue mal...
–corearon Lori, Bobby, Hugh, Luna y Lisa con el mismo tono.
–Esta vida no la entendí...
–¿Por qué será?...
–Si pudiera regresar,
en el tiempo...
–Hoy te irás...
–Hoy lo tengo,
que aceptar...
Porque en mi,
vi,
la verdad,
y en mis ojos,
lagrimas hay...
Por eso sé que hoy,
vuelvo a mi hogar...
–Hoy vuelve a su hogar...
–Para mi,
no hay un lugar...
–No hay un lugar...
–De este mundo,
me tengo que marchar.
–Si, se irá...
–Un desgastado hasta el final.
–No cambiarás...
–Fui rechazado,
caí en el mal...
Pero en mi,
vi,
la verdad,
y en mis ojos,
lagrimas hay...
Por eso sé que hoy,
vuelvo a mi hogar...
–Vuelvo/vuelve a mi/su hogar...
–canturreó Mick en conjunto con todos los que estaban con el en el escenario ante las caras de indiferencia de Michelle y Doug–.
Vuelvo/vuelve a mi/su hogar...
Vuelvo/vuelve a mi/su hogar...
–Que conmovedor –dijo Michelle con sarcasmo una vez Mick terminó con su número musical.
–Y también muy pretensioso –añadió Doug–. Cuando dije que volveríamos, me refería solamente a mi hermana Michelle y a mi. Pido una disculpa si mis palabras fueron confusas. Verás, tu, te quedarás aquí, al menos, ¡en espíritu!
–Zanto zielo –exclamó Lisa señalando el arma que el ex sirviente de Mick Swagger cargaba con el–, ez un lázer.
–Zi, Dra. Loud –asintió Doug–. Es un láser capaz de emitir un rayo de antimateria pura.
–¿Osea que va a matarlo? –preguntó Bobby.
–Me temo que si –concluyó Lori.
–Eso sería asesinato.
–Ya vizte lo que le pazó a Zam Zharp –repuso Lisa–. La zoziedad debe ser protegida.
–Exactamente, Dr.a Loud –volvió a afirmar Doug sin dejar de apuntar con el arma a su antiguo amo–. Ahora, Frank-Mick-Swagger, es momento de morir. Despídete de todo esto y dile hola al otro mundo. Al mundo de los olvidados.
–Haz –dijo Mick sin inmutarse ante sus amenazas–, lo que tengas que hacer, esperancita.
–¡No! –gritó por otro lado Luna Loud que saltó a interponerse–. ¡No! ¡NO...!
***
–Entonces –siguió contando Clyde–, Doug disparó el rayo a Luna, asesinándola para devastación de Lori que tuvo que soportar verla morir justo después de haberla encontrado. Tras esto, el ente jugó con su pistola Láser, amenazando de muerte al Dr. Frank-Mick-Swagger y jugando también con sus sentimientos. Hasta que finalmente le disparó, le disparó y le volvió a disparar, asesinándolo; para después también matar a su criatura, Hugh...
***
–Creí que los querías –dijo Michelle a Doug–. Ellos te querían. Especialmente Lulú.
–Ellos no me querían –negó su hermano–. Nunca lo hicieron. Tu viste como eran las cosas.
–Hizizte bien –dijo Lisa a pesar de que este acto le costó la vida a su hermana perdida.
–Dra. Loud –habló Doug a la niña, cuya otra hermana no dejaba de llorar por la repentina muerte de Luna–, siento mucho lo de su hermana y su novia.
–Graziaz. Zupongo que fue lo mejor para laz doz.
–¿Tu lo sabías, Lisa? –preguntó Lori a lo que esta asintió cabizbaja–, ¿sabías que Luna estaba metida en todo esto?
–Temo que zi, unidad fraternal mayor.
–Deberían irse mientras les sea posible –avisó Doug a todos–. Estamos a punto de volar todo el castillo de regreso a Transilvania. Váyanse, ¡ahora!
Dicho esto, Bobby y las dos hermanas Loud sobrevivientes a esta aventura abandonaron el lugar dejando a solas a Michelle y Doug.
–Nuestra noble misión esta casi cumplida, mi preciosa hermana –dijo este ultimo–. Es momento de regresar a nuestro habitad.
–Dulce Transilvania –clamó la otra extasiada de la emoción–, tierra de la noche. Volveremos a cantar y bailar en tus oscuras tierras.
–Adiós, planeta tierra, hasta siempre, hasta nunca...
***
–Y entonces –acabó de contar Clyde lo sucedido en esta historia–, el castillo salió proyectado hacia el espacio, dejando a la joven pareja... A Lori y Bobby, y también a la pequeña Lisa, con moretones, llenos de escombros, tierra, polvo, rodeados de cuerpos. Perdidos en medio de la nada, transformados en personas completamente diferentes a las que entraron en ese castillo aquella fría y escabrosa noche de tormenta...
***
–Oh dios mío...
–canturreó Bobby–.
Estoy muriendo...
Yo ya perdí...
Toda moral...
Ahora veme...
Como llegué...
Hasta aquí...
–Los súper héroes...
–canturreó seguidamente Lori–.
Se deleitan todos...
Con la carne...
Aun viva y muerta...
Y lo que sé...
Es que la bestia...
Aun sigue en mi...
***
–Y de ese modo, arrastrándose sobre la superficie del planeta tierra, algunos insectos llamados la raza humana, están perdidos en el tiempo, en el espacio, pero sobre todo, perdidos sin sentido, sin futuro, sin final.
Terminada su labor de contar todo lo acontecido en esta historia, Clyde McBride se levantó de su escritorio a apagar la luz y se retiró del estudio con un cortes gesto de despedida ante el lector.
–(La bestia sigue en mi...)
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