Capítulo 1

Todo empezó un día terrorífico, cuando una sabandija asquerosa, morada con puntos verdes destruyó mi ciudad. Mis padres, valerosamente, fueron a pelear contra la sabandija.

Mis padres me apartaron de ellos y me llevaron a un lugar abandonado y oscuro donde pasé la noche.

Al día siguiente, el sonido de la puerta de aquel lugar me despertó la puerta de aquel lugar. ¡Eran mis padres! ¡Habían vencido a la bestia! Pero... con ayuda del Ejército.



Pasaron ya tres meses y empezó la escuela... otra vez lamentablemente. Mi madre, para animarme, me apuntó a clases de gimnasia. El primer día fue un desastre. Primero, me olvidé la mochila y tomé el bus equivocado, pero por suerte llegué. Todo fue bien, pero al final me di cuenta de que no me podía cambiar.

Al día siguiente, todo marchó bien, no me olvidé nada y tomé el bus correcto. Cuando terminó la clase me fui a cambiar con una amiga random. Todo marchaba bien hasta que... ¡Me di cuenta de que no tenía camiseta! ¡Qué vergüenza! Corriendo, fui otra vez al vestuario. 

Intenté encender la lámpara varias veces hasta que me di cuenta de que la bombilla estaba fundida. De repente empecé a ver una luz muy tenue en el techo. Pasó un segundo y empecé a flotar. ¡Me estaban agarrando del pelo! ¡Y la luz tenue era un mechero que me estaba quemando la cabeza!

Miré para abajo y vi una cabeza cuadrada y casi calva. Empecé a sacudirme violentamente hasta que noté el suelo. Enseguida me di cuenta de que me faltaba varios mechones de pelo. Dije mentalmente unas palabrotas y de pronto me di cuenta de que ya no me encontraba en el vestuario. Pero al menos tenía camiseta.

Estaba en una sala enorme. Las paredes eran azules. El suelo era de madera y no había ni un solo objeto. Una sala enorme y vacía. Qué bonito.

Me di cuenta de que tenía delante una puerta blanca. Sin pensarlo fui y la abrí. Había escaleras que conducían hacia abajo. Decidí bajarlas, pues no tenía anda mejor que hacer.

Tras una hora bajando escaleras vi que terminaban... y había otra puertecita. A diferencia de la otra, se oían ruidos y con algo de duda apreté el pomo. 

Parecía ser un laboratorio con cosas extrañas. En medio del laboratorio había una niña pequeña con cabello largo y blanco. Estaba sentada de espaldas y parecía estar llorando.

- ¿Estás bien?- le pregunté mientras le tocaba el hombro. Ella se giró y me llevé el mayor susto de mi vida. La niña tenía la cara completamente quemada, deforme y le faltaba media boca.

Grité de miedo y cuando quise salir, la puerta no se abría por mucho que hiciese fuerza.

- Corre antes de que mi papi llegué- me dijo la niña.

- Cálmate Amelie, cálmate...- me decía a mí misma-, Niña...- me volví a ella-

- Me llamo Ares- me interrumpió.

- Bueno Ares, ¿cómo puedo salir?

- Co...

De pronto, se oyó un estruendo y apareció ese hombre con la cabeza cuadrada y medio calvo de antes y la habitación empezó a arder.

- ¡¡Papi, no!!- oí gritar a Ares. A continuación vi a ese hombre sonreír maliciosamente con Ares en sus brazos.

Me desmayé por completo.

Tras unos instantes me desperté. Estaba en mi cama por suerte para mí.

Todo fue un sueño... ¿o no?

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