Capitulo 23
Observo a Jano que se encuentra con las manos en su cintura, mirando hacia abajo y resoplando varias veces.
-Sí, bueno... sí. -tartamudea - Sí. Sos vos la perdona a la que quiero proteger, pero no es tan sencillo y sé que no estuve haciendo del todo bien las cosas. No sé qué se supone que tengo que hacer en realidad, ¿tengo que dejarte actuar y después ayudarte en las consecuencias que tus actos traigan? ¿Tengo que interferir en tus planes para que no hagas un lio de toda esta situación? - se rasca por décima vez la nuca y me mira - No te logro entender del todo, pero intento, lo juro que intento.
Me sorprendo al escuchar hablar tan rápidamente a Jano, apenas pude comprender todo lo que dijo.
-Yo... -digo lentamente.
-No hace falta que me digas 'Yo también te quiero proteger' o 'Me parece que no es correcto lo que estás diciendo'. Ni siquiera sé porque te dije todo esto, ¿sabes?
Se da media vuelta antes de que pueda contestarle y camina hacia donde está el cuchillo, lo agarra, va hacia la mochila y comienza a acomodar todo lo que desordené en el intento de conseguir rápidamente el cuchillo.
-¿Sabes? Realmente no espero una respuesta, no lo hago. Está bien. No la necesito. ¿Pero sabes qué es lo que necesito? – se da vuelta y me mira fijo – Que no hagas ninguna locura, por favor. Queda tan solo un día Helena, y todo se va a terminar. ¿Podes aguantar eso? Un día solo.
Asiento lentamente, anonadada por toda la situación que sucede frente a mis ojos.
Comienzo a acercarme lentamente hacia Jano cuando éste sale volando hacia los árboles siendo arrastrado por una mancha negra que no llego a distinguir. Jano forcejea en el piso, mientras la mancha comienza a pegarle violentamente.
Corro rápidamente hacia él, agarro al sujeto de la espalda y lo lanzo hacia atrás, sacándoselo de encima a Jano que se encuentra escupiendo sangre hacia la tierra.
Dirijo mi mirada hacia donde se encuentra el sujeto y me aproximo lentamente.
-¿Quién sos? – doy pasos pequeños, lentos, como si se tratara de un animal indefenso - ¿Cómo llegaste acá?
-No voy a dejar que destruyas todo, Helena.
El sujeto se baja la capucha y el rostro que veo me deja helada. La sensación es muy parecida a la que sentía cuando Vaerunes hablaba dentro de mí. Muy similar, demasiado.
Retrocedo rápidamente y me choco contra un árbol.
-¿Kope? – susurro débilmente.
-Al parecer no te olvidaste de mí. – dice con satisfacción.
-¿Cómo podría olvidarme? Si intentaste matarme. – el rencor que tenía guardado dentro de mi comienza a florecer nuevamente - ¿Cómo podría olvidarme?
-Vamos, Helena. No es muy diferente a lo que queres hacer ahora. Vos sos una sola, este pueblo, esta raza, somos muchos más. ¿No pensas que hubiese sido justo que murieras en ese momento? Todo sería tan sencillo ahora. No estarías acá en el bosque, – extiende sus brazos abarcando el pequeño lugar en el que nos encontramos – no te encontrarías hablando con esta escoria – señala a Jano que se encuentra sentado en el piso, - tu padre no estaría muerto, y... a lo mejor, tu madre tampoco.
Siento como mi pecho recibiera un golpe, pero Kope no se movió, él sigue ahí. El aire comienza a faltarme y mi vista comienza a tornarse azulada.
-¿Qué? – pregunto sosteniéndome del árbol que se encuentra detrás de mí - ¿Qué?
-Vamos, Helena... sabias que ella había hecho mal las cosas. Era de esperarse - se ríe mostrando todos sus dientes – No sé de qué te sorprendes.
-¿Está muerta? – lagrimas comienzan a caer por mis mejillas, siento mi pecho arder, mis cabeza abombada.
-Muy pronto. Si no venís con nosotros, lo va a estar muy pronto.
-¿En dónde está? – pregunto acercándome hacia él.
-En nuestro pueblo.
-¡¿En dónde está?! – lo agarro del cuello y lo tiro al piso, sentándome a ahorcadas – ¿En qué puto lugar está?
-Veni conmigo y la vas a encontrar. Sos la única esperanza de tu mamá.
Agarro su cabeza y la golpeo contra la tierra violentamente. Me levanto y voy hacia mi pequeño bolso de caza, me lo coloco en la espalda y coloco el cuchillo sigilosamente dentro de mi pantalón.
-Helena. No. – Jano se levanta de la tierra tambaleando aún atontado por los golpes de Kope. – Es una trampa.
Me giro hacia él y lo miro con los ojos llenos de lágrimas que aún no terminaron de caer.
-Aunque sea una trampa, no me puedo arriesgar Jano. No puedo.
Doy media vuelta, para escapar al mirada de Jano que amenaza mi condura, y comienzo a caminar hacia donde se encuentra Kope.
-Vamos. – le digo fríamente. – Guiame.
-Al menos sos un poco inteligente. – se ríe falsamente y comienza a caminar delante mío.
Avanzamos por la negrura del bosque, la noche cae y los ruidos se hacen cada vez más intensos.
-¿Cómo llegaste hasta acá? – rompo el silencio.
-Fue sencillo, lo conozco al bosque.
Este bosque no es sencillo, no si Vaerunes no lo desea así. No es fácil llegar hasta donde estábamos, no es bosque al que puedas entrar fácilmente y salir de éste de la misma manera. Y eso es lo que estamos haciendo. A lo lejos ya se ve el pueblo. Esto no me gusta. No debería ser así.
Me echo hacia atrás y comienzo a moverme hacia el centro del bosque, con el mayor silencio posible.
-¿Qué pensas que estás haciendo? – pregunta Kope a lo lejos. - ¿Dónde carajo estas? ¡¡Helena!!
Me rio en voz baja, y sigo avanzando hacia la espesura del bosque. Este bosque me pertenece. Es de Vaerunes y mío.
Sé que las intenciones de Kope no son buenas, mi instinto me lo dice. Me traiciono una vez, ¿por qué no haría dos veces?
Me subo al árbol más cercano, y trepo hacia lo más alto para tener una mejor vista de todo el bosque.
-Helena, de nada sirve que te escondas, hoy vos o yo terminaremos sin vida. No alarguemos nuestra estadía en este mundo. Vamos. -su voz es calmada, resignada - realmente no vine acá a asesinarte con mis propias manos.
Me agarro más fuerte a la rama del árbol y me repito que no tengo que creer en nada de lo que está diciendo.
-Sé que me ves como el malo que te traiciono cuando más lo necesitas. Y tenes razón. ¿Pero por qué crees que te lleve al bosque? Sabía que ibas a poder escapar. No tenía idea de que todo esto iba a terminar así.
-No te creo. - me digo a mi misma.
-Intente que las cosas no se fueran de su rumbo, intente controlar todo lo que me rodeaba. Pero... ¿hay un solo camino? ¿Existe un destino para todos?
¿Pretende confundirme con su charla filosófica? Me siento en la rama y espero a que continúe hablando, pero el silencio se adueña del paisaje. Los arboles no hacen su característico ruido, los pájaros parecen haberse ido a pasear, y los animales permanecen ocultos en sus guaridas. Vaerunes está detrás de todo esto.
-Vamos, Helena. No tiene sentido que te sigas escondiendo en los árboles, terminemos con todo esto. No quiero asesinarte, solo quiero llevarte con tu mama. Solo eso.
-¿Ese es mi destino? - digo en voz suficientemente alta como para que me pueda escuchar.
-Creo que cada uno elige su destino.
-¿Y cuál es el tuyo?
-Es un secreto. - suelta una carcajada - baja del árbol, vamos. Tu camino no termina acá.
Me bajo del árbol lentamente y avanzo con pasos inseguros hacia donde se encuentra Kope.
Al verme, una pequeña sonrisa dibuja en su rostro y me extiende su mano.
La miro detenidamente, y no logro comprender como funciona su cerebro.
-¿Pensas que voy a darte la mano? ¿Qué vamos a ir caminando hacia tu maldito pueblo como amigos? - digo con furia. Paso a su lado y golpeo su mano alejándola de mi - Claramente no tenes conciencia de lo que hiciste.
-Hice todo lo que pude, Helena. - su frente se frunce - Las cosas se escaparon de mis manos, igual que a vos.
-No tengo ganas de hablar con vos ahora mismo. Solo quiero ver a mi mama.
Avanzo por delante de el siguiendo el sendero. Cada paso que doy, la oscuridad se va apoderando del paisaje, los ruidos comienzan a aparecer nuevamente. Los pájaros cantan, los arboles susurran con sus hojas y se escuchan las pisadas de los animales a nuestro alrededor.
-¿Puedo decirte algo, pequeña? -la voz de Vaerunes se hace presente en mi cabeza. - Lo único que te espera allá adelante es muerte. No la tuya, claro está. - su risa resuena en mi cabeza y se me eriza la piel. - Tu mama... ¿realmente pensas que está viva? - la sangre se me hiela, comienzo a sentir la transpiración fría característica de los minutos antes a desmallarme - La mataron antes de traerla hacia acá. ¿Cómo van a permitir a una humana entrar a este territorio que ellos llaman sagrado?
-Es mentira. - susurro.
-¿Qué pasa? -la voz de Kope suena apagada y alejada pero me percato que esta a mi lado.
Lo agarro del cuello de la remera y lo acerco hacia mí, nuestros rostros quedan a centímetros de distancia.
- ¿Está muerta? - pregunto monótonamente.
- ¿De qué hablas? -sus ojos sorprendidos recorren mi rostro.
- ¡Te estoy preguntando si mi mama está muerta! - mis ojos comienzan a nublarse a causa de las lágrimas contenidas.
Él no contesta. Simplemente se me queda mirando perplejo.
-El que calla otorga, dicen. - la voz de Vaerunes ya no está en mi cabeza. Kope lo escuchó, lo noto en su mirada aterrada, buscando el origen de la voz.
-Me dijiste que las cosas se te escaparon de las manos, me preguntaste si todos teníamos un destino. Mi respuesta es si. - lo sujeto más fuerte del cuello de la remera y no lo dejo escapar. - Mi mama tiene.... tenía -me corrijo - un destino muy lejos de aca, un destino caótico, puede ser, pero tenía una larga vida por delante, y vos, y ustedes, acabaron con su destino. ¿Quién te da el poder de hacer eso? - grito furiosa.
-Yo no fui quien-
-¡¿Te pregunte si lo hiciste vos?! - lo empujo hacia un árbol y le pego una piña en el estómago. - Pretendías que vaya a la mugre de tu pueblo con la promesa de ver a mi mama. No me interesaba morir ahí, solo quería verla. No me interesaba que me mataras el segundo siguiente de verla. - las lágrimas comienzan a derramarse por mi rostro.
-No, Helena, yo-
-Nada. Ya es muy tarde, ¿sabes? Así como vos terminaste con el destino de mi mama, yo puedo hacer lo mismo con el tuyo. De todas formas... van a morir. Todos. Absolutamente todos.
Agarro el cuchillo de mi pantalón y cuando se lanza para agarrarme lo esquivo fácilmente.
-¿Queres... que lo haga yo? - pregunta Vaerunes
-¿Qué mierda es esa voz? - Kope se detiene en seco, buscando con la mirada el origen de la voz.
- La pesadilla de todo tu pueblo. - sonrío y comienzo a notar como Vaerunes toma control de mi voz - Te voy a contar un secreto, muchachito. No soy ningún mito.
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¡Taran! Nuevo capítulo.
Ya estoy escribiendo los ultimos capítulos, voy un poco mas adelantada de lo que estoy publicando aca en Wattpad. Pero tranquilos, el final esta más cerca de lo que piensan.
Muchas gracias por leer, por comentar y por votar. ¿Qué haría sin ustedes? Son ustedes los que me animan a seguir escribiendo y a crear miles de historias más en mi cabeza que espero poder compartir con ustedes.
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