Capítulo 21


Mantengo mis ojos cerrados pero el golpe nunca llega. O quizás llegó y ya estoy muerta. Los abro lentamente y veo a mi padre parado frente a mí con una espada atravesada en su pecho, sus ojos se encuentran desorbitados, y sangre chorrea de su boca.

Me alejo arrastrándome por el piso hacia atrás; es tan enorme que no puedo ver quien se encuentra detrás de él.

Agarra la espada con su mano y la quiebra, su mirada ya no es desorbitada, solo se ve odio.

Avanza hacia adelante, la espada sale de su cuerpo y se acerca a mí, me sigo alejando, arrastrándome por el piso pero en tan solo dos pasos esta frente a mí. Me paro lo más rápido que puedo y salto hacia atrás abriendo la brecha entre nosotros, miro detrás de él pero no hay nadie, no hay rastros de quien sea que le haya clavado la espada, ni siquiera está la espada. Miro su pecho y sangre brota de él; vuelvo a saltar hacia atrás y cuando él toma envión para poder atacarme, le pego una patada en el pecho, justo en la herida; se tambalea y retrocede.

Voy hacia uno de los Tua Neeg e intento sacarle la espada pero este se resiste, le doy con mi codo en su nariz y este cae al piso, tomo la espada y me doy vuelta a enfrentar a mi padre.

Me acerco a pasos firmes, mis manos tiemblan, me pecho sube y baja rápidamente, mis marcas arden; no quiero, pero debo hacerlo.

Cuando esta frente a mí, lo observo: su barba manchada de sangre, sus ojos vidriosos, y su cara contraída por el dolor; pero el odio que emana su mirada es aterrador, y eso me hace darme cuenta que a quien tengo frente a mí, no es mi padre, sino un asesino a quien no le importaría matar a su hija. Entonces a su hija tampoco se le va a molestar asesinarlo.

Agarro con firmeza la espada y lo miro a los ojos; no tengo que tener piedad. Cuando la espada toca su garganta una mano me detiene.

-No ensucies tus manos con sangre, no lo vale. - escucho la voz de Jano, a mi costado, sosteniendo mi mano fuertemente - Yo puedo hacerlo. Tengo que vengar a mi padre.

Me empuja delicadamente hacia atrás de él y su enorme cuerpo tapa a mi padre que cayo arrodillado al piso.

-Es injusto, ¿no crees muchacho? Tu padre lucho cuerpo a cuerpo conmigo, no hubo nadie más que se meta en nuestra pelea, y vos acabas de interrumpirme. No es honorable de tu parte. - niego con la cabeza varias veces en forma de desaprobación.

-¿Honor? No necesito honor. No necesito nada en este mundo, todo se está desmoronando y así como mi mundo se desmorona, el tuyo va a terminar sabiendo que todo aquello por lo que luchaste tanto tiempo, va a terminarse, en manos de tu hija. Tantos años malgastados sin sentido, ¿no crees? ¿Dónde está tu sueño? - toma la espada que aun sostenía en mis manos. - Tu sueño desaparece, y tu muerte es una más.

Acomoda la espada en sus manos a unos centímetros de la cabeza de mi padre y antes de poder siquiera prepararme la cabeza sale rodando dejando a su pasar sangre.

Doy media vuelta para no ver su cuerpo decapitado y observo a los Tua Neeg horrorizados; muchos soltaron sus armas, otros la sujetan con fuerza.

Una mano se apoya firmemente en mi hombro y veo a Jano. Su rostro es sereno; me pregunto qué está pasando por su cabeza en estos momentos.

-Vamos. - me empuja hacia adelante, sin siquiera mirarme y camina hacia donde se encuentran los Tua Neeg; algunos se corren, otros lo dudan y finalmente se corren y lo dejan pasar.

Siento un movimiento de costado y cuando giro rápidamente veo como un Tua Neeg toma su lanza y corre hacia Jano.

Me impulso rápidamente hacia él, lo tacleo y caemos al piso, lo doy vuelta, me subo sobre él y con mis manos golpeo su cabeza contra el piso; queda inconsciente al instante.

Cuando me paro veo como más de la mitad de los Tua Neeg corren hacia Jano y hacia mí, mierda.

Me paro y me cubro la cabeza con el brazo; una flecha se clava en este, la saco y la lanzo hacia el pecho de unos de los Tua Neeg que estaban atacando a Jano, este se da vuelta y antes de que pueda correr hacia mi Jano toma su cuello y lo quiebra. Salto hacia el esquivando el golpe de una maza y me sostiene entre sus brazos.

-Son muchos. - dice a mi oído.

Miro a mi alrededor y veo que los Tua Neeg se triplicaron, ya no son solo los que estaban cuando salí de mi habitación, son muchos, pero muchos más.

Me coloco al costado de Jano y agarro la flecha del hombre que se encuentra muerto.

-¿Vamos a morir? - pregunto en un susurro.

-¿Cómo queres que sepa lo que va a pasar? No soy adivino. - responde burlándome.

-No es momento para que te pongas gracioso, Jano. - le doy un codazo.

Los Tua Neeg se encuentran en posición defensiva, como si estuviesen esperando que diéramos el primer paso. ¿Es que acaso no comprenden que no somos nosotros los que queremos pelear?

-Déjenos ir y no habrá heridos - dice Jano en voz suficientemente alta para que todos puedan escucharlo.

-Danos a la chica y no vas a salir lastimado. -dice una chica furiosa; da un paso hacia adelante y Jano me tapa con su cuerpo.

La imagen del cuerpo sin vida de Faisuri viene a mi cabeza y me niego a que vuelva a suceder algo parecido, no quiero más muertos por mi culpa. No Jano, no él.

Mis vista comienza a oscurecerse y agarro por detrás con las dos manos la remera de Jano para no caerme, mis piernas comienzan a temblarme; aprieto la mandíbula para poder resistir los temblores pero me es imposible.

-¿Qué te pasa? - pregunta Jano en voz baja girando su rostro hacia mí.

-No puedo ver, estoy empezando a perder control de mi cuerpo... - noto como mi voz tiembla. Apoyo mi cabeza en la espalda de Jano.

-Vaerunes. Es él.

Su espalda desaparece y siento unos brazos agarrándome, mi cuerpo tiembla cada vez más, y ya no puedo ver completamente nada. El me aprieta contra su cuerpo intentando calmarme, pero es imposible.

Los Tua Neeg gritan "asesina" "mátenla" "que se muera, lo merece" " nos va a matar a todos".

De a poco los sonidos van desapareciendo, las voces se escuchan lejanas como si se estuviesen alejando; el cálido cuerpo de Jano comienza a hacerce menos notorio, y pienso que no es que los Tua Neeg se estén yendo o Jano se haya alejado, sino que soy yo quien está perdiendo conciencia.

Una zumbido se escucha en mi cabeza y me estremezco.

-Puedo ayudarte. Sabes qué puedo hacerlo. Solo decilo.

Cierro los ojos con fuerza y siento a cada minuto que estoy más cerca de desmallarme.

-Decilo.

Siento una mano aferrarse a mi cintura.

-¡Aléjense! - escucho gritar a Jano.

-Decilo.

La voz de Vaerunes es insistente, a cada palabra una puntada atraviesa mi cabeza.

-Decilo antes de que sea muy tarde.

Siento como mis marcas van desapareciendo de mi cuerpo, no tengo otra opción.

-Ayudanos, por favor. Ayudame.

-Sera un placer.

Mis ojos se abren bruscamente y alejo a Jano de mí. Intento controlar mi cuerpo pero está fuera de control, no tengo

Pero unos brazos me envuelven y me levantan sin necesidad de que mis piernas toquen el suelo.

-No lo asesinaste, Helena. No fuiste vos. - La voz de Jano me envuelven al igual que sus cálidos brazos y agradezco a quien sea que este mirándome desde arriba... o desde abajo, por la compañía y contención que este chico me ofrece. ¿Lo merezco?

Mis ojos se cierran lentamente, y finalmente el cuerpo del Tua Neeg desaparece de mi vista y de mis pensamientos. 


~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

¡Lo prometido es deuda! 😁

Espero que les guste el nuevo capítulo, me alegra mucho que aún haya lectores fieles que siguen "El Sendero", de corazón se los agradezco. 

No olviden comentar, votar y compartir 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top