Unus - I
En la universidad Negative no es cualquier día. Un día cualquiera dentro de esta escuela es aburrido, ajetreado, activo y atareado para cualquier alumno que te cruces dentro, sin importar la cantidad de años que lleves estudiando o si apenas vas a empezar tu primer año dentro de ella. Un día cualquiera no te deja dormir o descansar, pues, en cuanto las personas entran, se ven en la obligación de olvidar el socializar con sus amigos, dormir o pasar largas horas usando el teléfono.
Todo lo que hacían en la preparatoria o en cursos anteriores para distraerse queda en el olvido.
Tras varios meses de espera a que los alumnos más jóvenes ingresen a primer año y que el resto suba, llego. Este día es, precisamente, esa fecha y momento tan esperado.
--Bienvenidos a la escuela Negative -hablo una chica de cabello pelirrojo con ojos azules, alta, delgada y tez blanca con unas pecas poco visibles sobre su nariz y bajo sus parpados inferiores--. Mi nombre es Auclair -se presentó con una sonrisa ante un chico y una chica, mientras a ambos lados de ella se encuentran más personas como ella, ayudando a los nuevos alumnos--. ¿Cómo se llaman?
--Yo soy Astrid -contesto una chica de estatura promedio con cabello oscuro, ojos castaños, delgada y tez blanca.
--Yo soy Yeong -contesto un chico de procedencia asiática con cabello oscuro, ojos rasgados color café oscuro, alto, delgado y de tez blanca parecida al tono de Auclair.
--Mucho gusto, Astrid y Yeong -confeso con una alegre sonrisa-. Los llevare a la habitación que les toca.
Después de dichas palabras dio la vuelta y empezó a caminar hacia el interior de la escuela mientras los dirige a la habitación, cruzando grandes y lujosos pasillos por un edificio de gran tamaño que, a simple vista, podría parecer hecho solamente de cristal.
--Las habitaciones están hechas para tener un límite de dos o hasta tres personas -señalo casi llegando al lugar-. Son grandes, espaciosas, con una sala, un comedor, baños individuales y una cocina, es como un departamento -complemento dejándolos sorprendidos a ambos--. Y lo raro, pero mejor para ambos, es que van a compartir habitación conmigo -agrego sacando sus llaves para poder abrir la puerta y entrar, dejándolos pasar con sus maletas--. Espero que lo disfruten, no hago tanto ruido como otros que conozco.
Al entrar se pudo ver un gran lugar, con una elegancia que nadie podía imaginar y adornos que le dan un gran toque de suntuosidad. Todo limpio y bien ordenado, con pintura de color blanco que hacia resaltar los adornos de vidrio colocados de forma en que se pueden apreciar de una forma impresionante gracias a la luz brindada por el gran ventanal al fondo del cuarto.
De verdad valía la pena gastar casi medio millón de dólares cada año escolar.
Y no solo era el pequeño departamento, toda la escuela cuenta con una gran limpieza y de ser acuciante para el resto de los alumnos.
--Es hermoso -expreso Astrid en un suspiro mientras mira con atención el lugar, dejando ver cierto brillo en sus ojos.
--Lo sé, así me lo mostraron el primer día que llegué, así que he tratado de mantenerlo lo mejor posible -expuso con nostalgia en su mirada-. Muy bien, necesito que vallan a dejar sus cosas a sus habitaciones porque les tengo que mostrar la escuela, los clubes, los deportes, algunos compañeros. Así que vallan para que pueda mostrárselos -pidió amablemente para ver a dúo correr en dirección a las escaleras, subiéndolas con gran velocidad y emoción corriendo por su cuerpo.
--¡La habitación con un letrero es mía, las que no tienen nada son suyas, pueden elegir la que sea! -exclamo sin recibir alguna respuesta por parte de ambos.
Esperar. Ya se había vuelto algo común en todos los estudiantes gracias a las vacaciones que constantemente disminuían en tiempo.
Cada año, después de la admisión de nuevos docentes y escolares, esperaban que termine para poder descansar de todo el estrés que viven cada día gracias a las tareas, proyectos, exámenes y demás trabajos por realizar para no sacar alguna mala calificación.
Al final, toda esa espera y esas horas que la pasan desvelándose, valen la pena.
--Listo, ya podemos irnos -anuncio el asiático dando un salto frente a la pelirroja mientras la pelinegra lo sigue.
Ella solo sonrió y pidió que la siguieran para poder mostrarles la escuela, pero una escena impactante que noto Astrid fue la de un chico rubio sosteniendo la pierna de otro chico dejando que el resto de su cuerpo cuelgue desde la azotea del edificio en el centro del patio de la escuela. Como si tuviera alguna intención de soltarlo y dejarlo caer.
Ella, horrorizada, dejo escapar un grito alertando a sus acompañantes, por lo que asistieron en su auxilio inmediatamente.
--¿Qué ocurre? -le pregunto el asiático totalmente preocupado por ella.
--Lo tiene colgando de una pierna sobre el edificio -expreso sin mirarlo, sino mirando la ventana.
Al voltear, efectivamente, se encuentran dos chicos en la orilla de una azotea mientras uno cuelga a otro.
--No lo va a soltar -aseguro la pelirroja-. Ellos no matan a nadie, sobretodo él -indico caminando hacia la ventana, para abrirla y escuchar los gritos de ambos adultos.
Alto, rubio, de piel güera que combina con su cabello con apariencia fuerte y musculoso, pero furioso.
--Lo hace por el rumor que se corrió -expuso parada a un lado de la ventana mientras mira la escena con cierta diversión en sus ojos.
--¡Ya déjame en paz! -exigió el chico.
--¡Entonces confiesa lo que hiciste! -ordeno aflojando su agarre en la pierna, provocando más pánico en aquel adulto.
--¿Qué rumor? -le pregunto el asiático mientras ambos se aproximan a la ventana para mirar con más detalle y detenimiento.
--El chico que está colgando se llama Peter, él esparció el rumor de que se había acostado con la hermana del chico rubio que lo tiene colgando -expuso señalando a cada uno, pero sin apartar la mirada de ambos varones-. Está muy enojado porque sabe que lo dicho no fue real solo fue eso, un rumor falso.
En la escuela Negative se tomaban muy en serio los rumores y chismes que se esparcían por la escuela, pues no les importaba si eran reales o no, solo eran temas de conversación para todos con los que te podías volver o en la peor persona que puede existir en el mundo, o en el mayor honor y héroe de toda la escuela.
Te volverías popular de alguna forma, punto.
Y a nadie le importaba si esa popularidad era una buena o una mala, ni siquiera el hecho de que podría arruinar su vida laboral y su reputación, simplemente era popularidad lo que todos querían. Sin embargo, desde que llego la familia de aquel rubio nadie había superado la gran popularidad que habían adquirido en solo unas semanas estando dentro de aquellos edificios.
--¡Confiesa! -repitió aquel rubio con dureza y solo sosteniendo su pie aumentando las probabilidades de que pueda caer y morir.
--¡Está bien, está bien, no me acosté con ella solo lo dije para ser popular en la escuela! -admitió dejándolo satisfecho pues con ayuda de otro chico rubio de su misma estatura, o más bajo, lo ayudo a subirlo para ambos dejarle una última advertencia que ningún estudiante escucho.
--¿Quién era el otro rubio? -preguntaron ambos alumnos al mismo tiempo.
--Su hermano -contesto-, son trillizos. Así que tenemos a Maxwell, Luke y Clove Sallow, los hermanos más sexis y atractivos que existe en esta escuela -expuso de una forma en que pareció estarlos alabando aun viendo la reciente escena-. Todo estará bien, chicos -aseguro-, ellos son inofensivos.
Bienvenidos a la escuela Negative, ahoraustedes están en el sistema
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