Capítulo 6: Resurgir

Al día siguiente ensayamos durante toda la mañana, puesto que queríamos que nuestra presentación fuera perfecta. De ello dependía que nos contrataran.

La canción sonaba bien, pero había algo que no me terminaba de convencer. Parecía que ninguno de los tres estaba completamente concentrado. Sabía que podíamos hacerlo mejor, pero antes debíamos vencer las distracciones.

Después de lo que Caleb me dijo anoche no logré conciliar el sueño. De hecho, no nos habíamos dirigido la palabra desde entonces.

La verdad era que no sabía qué decirle.

¿Cómo enfrentas a tu mejor amigo después de que te declara su amor?

¿Cómo lo enfrentas después de rechazarlo por tu otro mejor amigo?

—Chicos, la canción no suena mal, pero... siento que no nos estamos esforzando al máximo —opiné cuando concluimos el enésimo ensayo.

—Ya he perdido la cuenta de las veces que la hemos repetido. Deberías descansar, Phoebe. Eres la vocalista principal. Tu voz debe escucharse bien —emitió Zack, racional.

—Pero la canción aún no suena como me gustaría. Sé que podemos hacerlo mejor si nos concentramos —repliqué.

—Lamento no estar a la altura de tus expectativas. No pasé una buena noche —escupió Caleb.

—Cale... —murmuré, dolida. No fue mi intención lastimarlo, pero eso no le daba derecho a hablarme así.

—Empecemos de nuevo —gruñó, llevando sus manos a su guitarra eléctrica, la cual era negra y tenía unos detalles en rojo que parecían salpicaduras.

Después de otro ensayo mi impresión continuó siendo la misma.

—¿Ahora sí te gusta o sigue siendo muy poco para ti? —refutó Caleb al ver mi expresión poco convencida.

—Caleb, ¿cuál es tu problema hoy? —inquirió Zack mientras se ponía en pie, alejándose de su batería, ceñudo.

—Phoebe sabe perfectamente cuál es mi problema —me escrutó con detenimiento, haciéndome sentir incómoda—, y tú no tienes que meterte, Zack. —Lo fulmimó con la mirada.

—¿Tienes algún problema conmigo? —gruñó el susodicho, avanzando hacia Caleb, quien hizo lo mismo.

Esto no iba a terminar bien...

—¿En serio quieres saberlo? —rebatió el chico de ojos azules, encolerizado y con la mandíbula tensa.

—Chicos, basta —intervine, colocándome en medio de ambos para evitar que pelearan—. Ustedes son amigos y no deberían discutir, mucho menos hoy que es un día tan importante para los tres... No peleen, por favor... —añadí, alternando la mirada entre ambos, gesto que los hizo retroceder, aunque la tensión seguía siendo palpable.

—Este será mi último ensayo —declaró Caleb mientras Zack tomaba asiento frente a su batería nuevamente.

Después de eso no estaba segura de que nuestra presentación fuera a salir bien...

***

Al caer la noche, me vestí y maquillé con esmero, ya que quería lucir perfecta. Definitivamente me veía como una estrella de rock y esperaba sonar como una cuando estuviera sobre el escenario.

—Phoebe... —dijo Zack mientras tocaba la puerta de mi habitación—, ¿puedo pasar?

—Adelante —emití mientras me observaba en el espejo.

—¿Estás lista?

—Sí —contesté—. ¿Qué te parece? ¿Estoy bonita? —pregunté con una sonrisa al girarme para que me viera, lo cual hizo de arriba abajo y con mucho detenimiento...

Casi te perfora el cuerpo con la mirada.

—Mucho... —respondió finalmente, provocando que mi corazón se acelerara.

¿Cómo podía con tan solo una palabra generar ese efecto en mí?

—¿Nos vamos ya? —balbuceé, avanzando hacia la puerta.

—Espera —sostuvo mi brazo para impedir que me alejara, lo cual me puso aun más nerviosa (si es que era posible) —, ¿qué le sucede a Caleb?

—Eso deberías preguntárselo a él, ¿no crees? —contesté evasivamente.

—Esta mañana casi me golpea... Obviamente no me contará qué le sucede, por eso te estoy preguntando a ti.

—Caleb y yo discutimos —confesé finalmente.

—¿Por qué discutieron? —insistió en saber.

—No fue nada importante —mentí.

—Él jamás te había tratado como lo hizo hoy. Caleb te adora, es casi una... devoción... Él no discutiría contigo por "nada" —replicó, ceñudo.

—Zack, no insistas, por favor —le pedí.

—¿Es algo que yo no puedo saber? —indagó.

—Exacto —zanjé.

—Pensé que los tres éramos amigos y nos contábamos todo... —rebatió con expresión dolida, liberándome de su agarre.

—Lo que sucedió es entre Caleb y yo —dejé en claro.

—De acuerdo —gruñó con la mandíbula tensa, asintiendo.

Claramente le había molestado mi respuesta... Pero no podía exponer a Caleb y mucho menos podía contarle lo que sentía por él.

***

El bar, como el fin de semana anterior, estaba repleto. Algunos de los presentes estaban sentados en la barra, otros en las mesas y muchos estaban de pie bailando al ritmo de la música.

—Creo que está más lleno que el sábado pasado —comenté para relajar el ambiente, pero Caleb y Zack ni siquiera se miraban—. Chicos, falta poco para que toquemos y si están enojados, no saldrá bien...

—Yo no tengo nada en tu contra, Caleb... Y lo sabes —aclaró Zack, pero el susodicho no cedió.

—Cale, por favor... —tomé su mano, lo cual llamó su atención—. Sé que estás molesto... y herido... Pero no podemos desperdiciar esta oportunidad. Es nuestro sueño, ¿recuerdas?

—Ahora mismo no sé si este sueño me importa —replicó con desinterés, tirando de su mano para evitar mi contacto.

—¿Esa será tu actitud de ahora en adelante? —pregunté; dolida, pero él simplemente me ignoró—. Bien, de acuerdo... A partir de ahora no me dirijas la palabra si no quieres, pero deja a Zack fuera de esto... Fui yo quien te lastimó —negocié bajo la atenta y curiosa mirada de Zack—. Caleb, sé que amas la música tanto como yo... No dejes que una discusión nos aleje de nuestro sueño... —le pedí.

—Está bien. Tocaré, pero solo esta noche —cedió finalmente y mi sonrisa emocionada no tardó en aparecer, pero tuve que contenerme porque sabía que él continuaba enojado conmigo.

Después de varios minutos de espera subimos al escenario para ser anunciados.

—Querido público, con ustedes, ¡Reformers! —dijo el dueño del bar y los presentes aplaudieron, expectantes.

Al sentir sus miradas sobre mí, los nervios se manifestaron rápidamente, así como los latidos acelerados. Luego tragué con fuerza y me giré buscando las miradas de Zack y Caleb, quienes asintieron para darme seguridad, gesto que me hizo sonreír.

Ellos siempre creían en mí... incluso cuando yo misma no lo hacía.

—Hola a todos... —comencé a hablar, sosteniendo el micrófono con fuerza para que no percibieran mis manos temblorosas—. Esta noche tocaremos una versión propia de una canción bastante conocida. Espero que les guste...

Dicho eso el primer acorde de la guitarra de Caleb resonó en el escenario, extendiéndose junto a mi voz a lo largo del lugar.

When the days are cold and the cards all fold... —comencé a cantar bajo la atenta mirada del público.

Realmente amaba esta canción. Tenía una letra tan profunda y, al interpretarla, me remontaba a la época más oscura de mi vida, esa que le dio vida a mis demonios...

—I wanna hide the truth —prosiguió Caleb con esa pasión tan característica que le impregnaba a las canciones—, I wanna shelter you, but with the beast inside there's nowhere we can hide...

Me pareció muy justo que fuera él quien cantara ese fragmento, puesto que lo identificaba con mucha precisión. Caleb ocultaba sus demonios detrás de esa hermosa sonrisa como si quisiera negar lo que había vivido.

No matter what we breed we still are made of greed... —me uní a Caleb, caminando hacia su zona del escenario mientras él sostenía mi mirada.

When you feel my heat, look into my eyes. It's where my demons hide... —Al estallar el coro, Zack se sumó en el canto.

Cada uno, desde su lugar, desde su instrumento, desde su sentimiento... vivía la letra, provocando que el público se contagiara con nuestra pasión.

At the curtain's call it's the last of all. When the lights fade out, all the sinners crawl... —Zack continuó, inundando el escenario con su hermosa voz, momento que aproveché para contemplarlo.

Era evidente cuánto amaba la música. Tan solo en su expresión se notaba. Era el único momento en que sus muros caían y su vulnerabilidad se hacía evidente.

Don't wanna let you down, but I am hell-bound —continué mientras Zack me observaba.

Cuando llegó el momento de entonar el coro nuevamente los tres lo hicimos, unidos y embriagados por la música.

They say it's what you make. I say it's up to fate. It's woven in my soul. I need to let you go... —cantó Caleb.

Your eyes, they shine so bright. I wanna save that light... —fue el turno de Zack.

—I can't escape this now, ¡unless you show me how...! —se alzó mi voz con ímpetu mientras el público me seguía con entusiasmo—. When you feel my heat, look into my eyes...

It's where my demons hide, it's where my demons hide... —se unieron a mí Zack y Caleb.

Don't get too close, it's dark inside... —proseguí en solitario.

—¡It's where my demons hide, it's where my demons hide! —concluimos junto al emocionado público, el cual estalló en vítores.

Luego los tres avanzamos hacia la parte delantera del escenario para hacer una reverencia mientras ellos aplaudían.

—Gracias... Fue un honor tocar para ustedes —dije con una sonrisa y ojos vidriosos, contemplando a la multitud que nos aclamaba.

Definitivamente amaba esta imagen y nunca me cansaría de verla.

—Fue mejor de lo que pensé —comentó Caleb cuando bajamos del escenario.

—Lo hicieron muy bien, chicos —reconocí—. Lamento haber sido tan dura esta mañana...

—Pheebs, creo que soy yo el que te debe una disculpa... —emitió un avergonzado Caleb, rascándose la nuca—. Fue inmaduro de mi parte mezclar las cosas... —agregó mientras Zack arqueaba una ceja, curioso e interesado, ya que él no conocía los detalles de mi discusión con Caleb.

—Tranquilo, Cale. Lo importante es que todo salió bien —respondí, tomando su mano.

—Tenías razón... Esto es... —hizo una pausa, ya que parecía haberse quedado sin palabras—. Es más que un sueño... Quiero que sea mi realidad de ahora en adelante.

—Juntos haremos realidad este sueño —hablé, rodeándolos con mis brazos.

—Necesitamos un bajista —opinó Zack de pronto, racional como de costumbre.

—Yo podría aprender —sugerí.

—Zack podría enseñarte. Él aprendió a tocar cuando estábamos en... —se detuvo de repente Caleb—, bueno, tú sabes dónde... —añadió con tono avergonzado.

—Cale —acuné su rostro—, no debes sentir vergüenza ni culpa por tu pasado... Sé perfectamente el lugar en el que tú y Zack estuvieron y ustedes también saben dónde estuve yo... No fueron lugares bonitos y tampoco tenemos motivos para sentirnos orgullosos de haber estado allí... pero si no fuera por eso, no nos habríamos reencontrado...

—Tienes razón, Pheebs —contestó Caleb, más animado—. Fue mucha coincidencia que estuvieras justo al lado de...

—Chicos... —nos interrumpió una voz masculina.

—Señor Robert... —emití, sorprendida y expectante.

—Tenías razón, muchacha... Tus amigos son realmente buenos —opinó y yo los miré con orgullo—. Al público le encantó... Están contratados.

—¿En serio? —dije, llevándome las manos al rostro, impactada.

—¿Te parezco un hombre de bromas? —Arqueó una ceja.

—No, señor, perdón... Es solo que estoy emocionada... —me justifiqué.

—Algún día ustedes tres llegarán muy lejos y me sentiré honrado de decir que Reformers nació en mi bar.

No, señor Robert. No nacimos, resurgimos.

—Luego les enviaré los detalles de su contrato —agregó.

—Gracias, señor. No lo vamos a defraudar —aseguré, dándole la mano.

Detente, va a despedirte por intensa.

—Tranquila —sonrió, nervioso—, estoy seguro de que no lo harán —añadió y luego hizo un ademán para marcharse.

—Estamos contratados... —murmuré—. Oh, por Dios, tenemos trabajo... —concluí, llevando mis manos a mi sien—. ¡Tenemos trabajo! —chillé, saltando como una loca.

—Que no se note la emoción —comentó alguien detrás de mí: era el señor Robert.

Genial, haciendo el ridículo delante de tu jefe el primer día.

—No me despida —le pedí, poniéndome seria.

—No lo haré —contestó, sonriente—. Olvidé darles mi tarjeta por si surge alguna situación tengan mi número telefónico.

—Oh, gracias. —La tomé para observarla con detenimiento.

—Ahora sí pueden seguir... celebrando... —añadió con cierta burla y mi cara se puso roja como un tomate.

Y yo que pensé que el señor Robert no tenía sentido del humor.

—¿Lo arruiné? —pregunté con expresión dramática.

—Tranquila, Pheebs. Tómalo con calma —me aconsejó Caleb con una sonrisa.

—Es que es nuestra primera oportunidad de trabajo como banda. No quiero arruinarlo —expliqué.

—Creo que si dejaras de saltar como demente, sería un buen primer paso para no arruinarlo —se burló Zack, recostado de la pared, y en respuesta le saqué la lengua justo como solía hacerlo cuando tenía 7 años.

Eso, muy madura.

—Algunas cosas nunca cambian... —comentó por lo bajo con una media sonrisa.

—Hola... —emitió una tímida recién llegada.

—Hola —le devolví el saludo amigablemente, ya que parecía nerviosa.

—Quería felicitarlos... Su presentación fue espectacular —nos elogió, retorciendo sus dedos con nerviosismo mientras enfocaba a Zack con interés.

—Gracias, nos alegra que te gustara —respondí con una sonrisa, aunque ella no me prestó mucha atención, puesto que solo veía a Zack.

Ya tiene una fan.

—A mis amigas también les encantó, ¿cierto, chicas? —agregó, girándose para llamar a un grupo de unas 10 adolescentes, las cuales se acercaron con una amplia sonrisa y su mejor bajada de pestañas, clavando sus miradas depredadoras en Zack y Caleb.

Yo creo que la música no fue lo único que les gustó.

—Es un gusto escuchar eso... —respondió Caleb, avanzando hacia ellas con aire posesivo—. Si quieren, podrían sentarse con nosotros... así podemos hablar y conocernos mejor... —sugirió, desplegando todo su encanto, el cual hizo derretir a todas las chicas.

—Eso nos gustaría... —contestó una de ellas con una sonrisa nerviosa.

—Después de ustedes, señoritas —emitió Caleb, haciendo un ademán para que ellas avanzaran hacia una mesa. Luego se giró hacia nosotros y esbozó una expresión pervertida.

—Es un mujeriego incurable —comentó Zack, negando con la cabeza, cruzado de brazos y recostado de la pared con su habitual indiferencia.

—Estoy de acuerdo —respondí, sonriendo.

—¿Tú no vienes...? —preguntó tímidamente la primera chica que se acercó, la cual tenía una apariencia dulce y tierna. Su hermoso cabello castaño caía sobre sus hombros y era adornado por un ligero flequillo. Además, era delgada y de baja estatura. Eso, unido a sus brillantes ojos cafés, la hacían poseedora de una belleza envidiable.

Y estaba claro que le gustaba Zack.

—No me interesa —dijo él ríspidamente sin mirarla siquiera, lo cual entristeció a la chica, quien se fue cabizbaja hacia la mesa de sus amigas.

—Zack, ¿por qué la tratas así? —lo regañé.

—No me importa sentarme con ella —replicó, encogiéndose de hombros, indiferente.

—Es una de las primeras fans de la banda. Debes tratarla con respeto —le pedí.

—¿No puedo simplemente no tratarlas? —se quejó—. No formo parte de esta banda por las fans, lo hago porque amo la música. Creo que deberíamos dejarle eso de tratar con las admiradoras a Caleb. Míralo —lo señaló—, a él le encanta estar rodeado de chicas... A mí no... Yo soy... diferente...

—¿Diferente por qué? ¿No te gusta tener a muchas chicas interesadas en ti? —indagué, arqueando una ceja con curiosidad.

—Prefiero que solo la que me gusta demuestre su interés —rebatió, sosteniendo mi mirada con mucha intensidad.

—¿Y quién es esa chica...? —me atreví a preguntar, avanzando un paso hacia él, lo cual generó un silencio prolongado de su parte.

—Es una forma de hablar. No me refería a nadie en particular... —respondió después de varios segundos, desviando su oscura mirada.

—Creo que deberías ir con Caleb —opiné, decepcionada porque la extraña atmósfera que se creó había sido rota por la evasiva respuesta de Zack—. No es bueno maltratar a tus fans...

—De acuerdo —cedió a regañadientes—. ¡Oye, espera...! —llamó la atención de la chica, la cual aún no había llegado a la mesa y, al ver que Zack fue tras ella, esbozó una sonrisa de oreja a oreja.

Supongo que tener a dos compañeros tan guapos trae consigo consecuencias como esta.

—Disculpa... —me habló alguien de pronto.

—¿Sí? —articulé al girarme y ver a un atractivo chico.

—Disculpa que te moleste... Es que te vi ahí solita... —se justificó con una sonrisa tímida.

—Tranquilo, estoy bien —aclaré educadamente.

—Bueno, en realidad esa fue mi excusa para acercarme... —confesó—. Antes estabas con tus amigos y no quería ser inoportuno porque no sabía si uno de ellos podría ser tu novio...

—No, son solo mis amigos —dejé en claro, depositando la mirada en su mesa llena de chicas.

—Su presentación fue genial —añadió de pronto, acaparando mi atención.

—¿En serio te gustó? —Sonreí.

—Sí, claro. Tus amigos tocan muy bien y tú cantas fenomenal.

—Muchas gracias. No tienes idea de cuánto me alegra escuchar eso —respondí, emocionada.

—Por no mencionar que eres muy bonita... —agregó, cambiando el tono de su voz.

—Oh... eh... Gracias... —dije, nerviosa e incómoda.

Siempre me esforzaba por lucir hermosa; sin embargo, no quería ser reconocida simplemente por eso.

—Dios, qué maleducado soy —dijo de repente—. Soy Louis —se presentó con una sonrisa.

—Phoebe —contesté.

—Phoebe... —repitió—, ¿te gustaría tomar algo? —ofreció.

—No, gracias. No bebo alcohol —decliné su oferta, intentando no sonar descortés.

—Bueno, aún es temprano... podríamos ir a una cafetería o a cualquier lugar que te guste —insistió.

—No lo sé... Es que vine con mis amigos... No me gustaría irme así... —intenté esquivar su propuesta.

—No te preocupes, yo puedo llevarte a casa.

—No lo sé... —musité, insegura.

—Solo quiero conversar contigo. Me gustó mucho lo que hiciste sobre el escenario. Considérame un fan de tu banda —explicó amigablemente.

—Bueno, en ese caso... —cedí y él sonrió encantadoramente.

—¿A dónde te gustaría ir? —indagó mientras caminábamos hacia la salida del bar.

—No lo sé, para mí estaría bien cualquier lugar en el que vendan algo que no sea alcohol —contesté, relajada.

—Te tomas muy en serio lo de no beber alcohol —puntualizó con cierta burla—. La vida es una sola, debemos vivirla —opinó.

—Precisamente por eso no bebo —respondí, impregnándole a mi tono más seriedad de la que pretendía—. Por cierto, olvidé mi bolso. Ahora regreso —le informé, caminando con paso firme hacia una habitación del bar que solo usaban los empleados. Al llegar allí, busqué mis cosas en una taquilla.

—Me gusta este lugar que escogiste —se alzó una voz a mis espaldas, la cual fue seguida del sonido de la puerta cerrándose, haciendo que mi piel se erizara mientras mis latidos comenzaban a acelerarse.

—¿Qué haces aquí? —inquirí al ver a Louis, ya que se suponía que esperaría afuera.

—¿Ahora me vas a decir que no querías que viniera? —replicó, escéptico, mientras caminaba en mi dirección, motivo por el cual empecé a retroceder.

—Te pedí que me esperaras... —gruñí, disimulando mi incipiente temor.

Cora me había advertido de la mala fama de muchos bares nocturnos y de todo lo que debería enfrentar si me dedicaba a cantar en lugares como este.

Y claramente no se equivocó...

La expresión amigable y tímida de Louis había desaparecido. Ahora parecía un depravado cualquiera. Es increíble la facilidad que tienen algunas personas para mentir y manipular.

—Es obvio que lo de tu bolso fue una excusa. Querías que te siguiera para estar solos... No pensé que llegaríamos tan lejos hoy, pero prefiero ahorrarme el tiempo de ir a citas aburridas e ir directo a lo que nos interesa... —comentó con una sonrisa ladina, recorriendo mi cuerpo con la mirada a medida que se acercaba.

—Te equivocas, Louis. Solo quise ser amable con un admirador de nuestro trabajo —aclaré, intentando no entrar en pánico mientras pensaba en la forma más rápida de llegar a la puerta para escapar.

—¿Admirador de tu trabajo? —repitió con una risa incrédula—. Eres solo una cantante de bar. Lo menos interesante de ti es tu voz —opinó, mirándome de forma indecente.

—Una cantante de bar... —repetí, depositando la mirada en el suelo, dolida.

Cantar era un sueño que tenía desde pequeña. La música no era simplemente una vocación para mí, era una necesidad, un método de supervivencia. Subir al escenario esta noche fue un gran logro, fue el primer paso para resurgir después de todo lo que había vivido.

¿Cómo se atrevía este extraño a decir que era solo "una cantante de bar"?

—Pero no te preocupes. Podrás avanzar rápido con esa cara linda... —acarició mi rostro—, esas piernas sexys y si dejas tu orgullo de lado y te comportas como una buena chica... —agregó, palpando mis caderas.

—¡Vete a la mierda! —gruñí, incrustando mi rodilla justo donde la luz del sol no le da, lo cual provocó que se doblara con expresión de dolor.

—Maldita —masculló, iracundo, mientras yo corría hacia la puerta; pero no logré llegar porque él me retuvo al agarrar mi cabello y darle un fuerte tirón.

—Suéltame —le ordené mientras me acorralaba contra la pared—. Si no te detienes, gritaré —lo amenacé.

—¿Crees que te van a escuchar por encima de la música? —preguntó con una sonrisa ladina, reteniendo con fuerza mis manos a ambos lados de mi rostro—. Solo deja de hacerte la difícil. Las chicas como tú están dispuestas a todo por escalar en la vida.

—¿Las chicas como yo? —repetí con ojos vidriosos debido a la rabia y la impotencia—. Tú no tienes ni puta idea de todo lo que pasé para llegar hasta aquí... No eres quien para decir que soy "solo una cantante de bar" —gruñí.

—¿Qué tal si en lugar de hablar tanto te arrodillas de una vez? —sugirió.

—El que se va a arrodillar serás tú, ¡pero para suplicar que no te mate, hijo de puta! —inundó la habitación una voz conocida y llena de ira.

El enfadado chico de cabello negro estampó a mi agresor contra el suelo para luego colocarse a horcajadas sobre él y golpearlo un sinnúmero de veces.

—¡¿Qué haces?! —chillé con ojos desorbitados. Jamás lo había visto tan enfurecido.

—¡Dándole una lección a este imbécil! —respondió, zarandeándolo.

—No vale la pena... —opiné.

—Tal vez no, pero va a aprender a respetar —replicó, elevando su puño para golpearlo nuevamente.

—Por favor, no... —murmuré, afligida ante esta faceta violenta y desconocida de aquel chico que tanto quería.

—¿Por qué lo defiendes? —preguntó, aún a horcajadas sobre un lastimado Louis.

—No lo hago, simplemente no quiero que arruines tu vida... otra vez... —aclaré y él se quedó en silencio.

—No terminaré de desfigurar tu fea cara por ella —masculló, poniéndose en pie, y luego el chico con el rostro herido huyó.

Como el cobarde que es.

—Gracias por defenderme... —musité, caminando hacia él.

—Lo habría hecho por cualquiera —le restó importancia.

—Siempre me has defendido... —rememoré, acariciando su rostro.

—Cuando éramos niños lo hacía porque eras una amiga muy querida y ahora... —se detuvo, sosteniendo mi mirada color avellana—, ahora lo hago porque estoy loco por ti... —añadió y luego, sin previo aviso, tomó mi rostro y se apoderó de mis labios con fiereza, dejándome en shock.

—¡¿Caleb, qué rayos haces?! —chillé, empujándolo para alejarlo de mí, totalmente estupefacta.

—Pheebs, yo... —balbuceó, avergonzado.

—Pensé que te había quedado claro lo que pensaba —lo interrumpí con el entrecejo hundido—, pero ya veo que no.

—Yo... yo... lo siento... —se disculpó, nervioso.

—No debiste hacer eso —lo regañé.

—Lo siento, lo siento —repitió—. Yo... me dejé llevar... Sentí deseos de besarte y simplemente lo hice...

—Pues no vuelvas a hacerlo —refuté, intentando no sonar demasiado dura—. Yo amo a Zack, ya te lo había dicho. Estoy enamorada de él desde que era una niña. Por eso no podría corresponderte, incluso aunque quisiera.

—Ya entendí, no tienes que repetirlo —murmuró, dolido—. No hay necesidad de hurgar en la herida...

—Sabes que no quiero lastimarte, Cale... pero no vuelvas a besarme... —le pedí con determinación.

—Entiendo. Quieres que olvide lo que siento por ti... —comentó con una mezcla de derrota y fingida diversión mientras caminaba hacia la puerta—. Mis sentimientos no son importantes... así que mejor saldré con todas las chicas de este bar. Eso siempre se me ha dado bien, no como esta estupidez del amor. No sé en qué estaba pensando... Alguien como yo jamás encontrará una persona que lo quiera...

—Cale, no hables así —le pedí, acunando su rostro—. Sé que algún día encontrarás a una chica que te ame y a quien ames de verdad.

—Me rechazas y encima menosprecias lo que siento —replicó con escepticismo.

—No era esa mi intención, Cale... —me justifiqué, retirando mis manos de sus mejillas—, pero créeme, algún día serás feliz con alguien más.

—Phoebe, es a ti a quien a quien quiero —rebatió—. Si no me correspondes, lo puedo entender; pero no me pidas que me enamore de otra como si no te importara... como si mis sentimientos fueran un interruptor que puedes apagar a tu antojo —gruñó mientras palpaba su pecho, dolido.

—Lo lamento... No quería lastimarte... —me disculpé con sinceridad.

No me gustaba que esos hermosos ojos azules se llenaran de aflicción. Odiaba ver apagada esa sonrisa que tanto me había contagiado a lo largo de muchos años y odiaba incluso más que la causa fuera yo; pero debía ser honesta.

Si complacía a Caleb, eventualmente saldría mucho más lastimado. No es mi culpa no quererlo, es algo que no puedo controlar. De hecho, creo que si pudiera escoger, preferiría amarlo a él... Todo sería más sencillo... Pero como ya dije: no es mi elección.

Además, estoy segura de que está confundido. Lo que siente por mí no es amor.

—No seas condescendiente —me pidió—. Me iré a casa, esta noche ya no tiene sentido... —opinó con derrota—. ¿Quieres que te lleve? —preguntó cuando salimos de la habitación.

—Zack me acompañará —respondí, disimulando mi preocupación.

—Pues yo no lo veo por aquí... —comentó, recorriendo el bar con la mirada.

—¡Caleb, aquí estás! —exclamó una de las chicas del grupo de fans—. Te hemos estado buscando.

—Siéntate con nosotras de nuevo —pidió otra de ellas—. Nos aburrimos mucho sin ti —añadió con un puchero.

—Lo siento, chicas. Debo acompañar a Phoebe a casa —se excusó—. Por cierto, ¿saben dónde está Zack?

—Se marchó hace un rato.

—De acuerdo. Gracias. Espero verlas pronto por aquí —se despidió amablemente y ellas sonrieron, coquetas.

—¿Dónde estará Zack? —emití, preocupada, mientras subíamos al auto de mi mejor amigo.

—No lo sé... Tal vez haya regresado a casa. No estaba muy entretenido hablando con esas chicas —comentó, divertido—. A Zack le gusta alguien... —añadió al comenzar a conducir.

—¿Tú crees? —pregunté.

—Tenía a 10 chicas completamente embobadas y desesperadas por su atención y se mantuvo totalmente indiferente. Es obvio que toda su atención la acapara otra persona.
 
—¿Estás seguro? —insistí en saber.

—Sí, aunque no sé exactamente quién será la afortunada...

Me gustaría decir que soy yo, pero lo dudo.

—Entiendo... —musité con decepción.

Caleb y Zack eran mejores amigos. Siempre se contaban todo e incluso me ocultaban ciertas cosas en ocasiones (temas de chicas fundamentalmente), así que si a Zack le gustara alguien, Caleb se daría cuenta.

—Cale...

—¿Sí, Pheebs?

—Anoche cuando me contaste... lo que sentías... —rememoré, avergonzada—, dijiste que Zack te había dicho que no sentía nada por mí... ¿Era cierto...? ¿O solo lo dijiste para lastimarme?

Ante mi interrogante él se mantuvo en silencio por varios segundos, meditando la respuesta.

—Sí, Pheebs... Era cierto... —confesó, bajando la mirada.

—De acuerdo... —murmuré, contemplando el paisaje a través de la ventana para evitar que viera la tristeza que su respuesta me había provocado.

—Lo siento... —añadió, tomando mi mano—. No me gusta verte sufrir...

—Tranquilo, estaré bien —aseguré, forzando una sonrisa para que no se preocupara.

El resto del trayecto fue silencioso. Caleb manejaba con mucha concentración. Tal vez no decía nada porque no quería empeorar las cosas.

Yo, por mi parte, no dejaba de pensar en sus palabras.

A Zack le gustaba alguien... Y esa persona no era yo.

-------

Volví! :D
Para quienes no me siguen, estaba perdida porque mi móvil se rompió y no tenía forma de actualizar :")
Pero ya estoy de vuelta! :D
Qué les pareció el cap?
Los leo!
Me alegra que mis niños fueran contratados, se lo merecen :')
Y ya tienen fans :)
Caleb está feliz con eso :v
Y la escena final estuvo fuerte 0_0
Digamos que Caleb se precipitó un poco :/
Espero que les haya gustado el cap :D
Este fin de semana volveré a actualizar para compensar un poco el atraso :')
Hasta entonces.
Chauuu.
Dato random: En realidad hoy toca pregunta random xd.
En el capítulo 3 les pregunté cómo imaginaban la voz de Phoebe, ahora les pregunto: cómo imaginan la de Zack y la de Caleb? :D
No olvides seguirme en Instagram como daia_marlin.

Fotito de mis niños :')

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top