Capítulo 22: Detrás de la máscara
Durante el trayecto a casa Zack se mantuvo silencioso como el resto de la semana. La distancia entre ambos me dolía y lo peor era que no comprendía sus motivos.
Cuando supo que estaba saliendo con Liam, su compañero de trabajo, comenzó a ignorarme como si fuera un elemento decorativo. Si fuese cualquier otra persona, diría que está celoso...
Sin embargo, solo podría tener celos si sintiera algo y, si así fuera, hace mucho habría dado señales, ¿cierto?
Su actitud contradictoria solo lograba confundirme.
Quería contarle la excelente noticia del productor, así se vería forzado a hablarme; pero me parecía cruel ilusionarlo en vano.
Yo conocía muy bien la dura caída después de haberte ilusionado...
Finalmente opté por contarles cuando obtuviese el contrato para ahorrarles desilusiones y falsas expectativas.
—Buenas noches, Zack —musité al atravesar la puerta. Que él fuera un grosero malhumorado no significaba que yo perdería mis modales.
Pensé que no respondería, pero para mi sorpresa emitió:
—Pheebs... —Ante su llamado me giré para encararlo—, tu novio no fue al ensayo... —señaló.
—Liam me escribió al salir —expliqué, extrañada ante su comentario—. Tuvo que cubrir el turno de un compañero.
—Supongo que no era tan importante para él... —opinó.
—Cuando lo invité se veía muy emocionado —repliqué—. Hace mucho quería conocer a los miembros de mi banda.
—Si de verdad le importara, habría ido, ¿no crees? —refutó, venenoso.
—¿Qué quieres decir? ¿Piensas que no le importo a Liam? —inquirí, ceñuda.
Ante mi interrogante Zack se limitó a introducir sus manos en sus bolsillos, desviando la mirada, esquivo.
—Desde que comenzamos a salir siempre ha demostrado cariño e interés —aclaré, indignada—, a diferencia de... —me detuve con el entrecejo hundido.
—¿A diferencia de quién? —indagó, arqueando una ceja.
De ti, imbécil.
—De nadie —gruñí, dando media vuelta y caminando con paso firme hacia la cocina.
—No, dilo —ordenó, siguiéndome de cerca—. Phoebe —habló, tomando mi brazo al alcanzarme.
—¡Suéltame! —chillé, liberándome bruscamente—. ¿Qué rayos te pasa? —exigí saber, perdiendo la paciencia.
—¿De qué hablas? —se mostró confundido.
—No me has dirigido la palabra en toda la semana y, ¿ahora llegas de la nada hablando mal de Liam? ¿Quién te dio ese derecho? —repliqué, enojada—. ¿Acaso piensas igual que Vivian? ¿Piensas que ningún chico podría interesarse en mí? —agregué, enfadada y dolida a la vez.
—Yo sería incapaz de pensar eso... —aseguró con un brillo triste en su oscura mirada.
—¡¿Entonces qué rayos te pasa?! —exclamé, pero él se mantuvo en silencio—. Juro que no te entiendo —añadí, negando con la cabeza—. Y ya estoy cansada de intentar comprenderte... —emití, resignada—, así que mejor déjame en paz —le pedí, rodeándolo para largarme a mi habitación.
—¿Y si no quiero...? —refutó, reteniendo mi brazo nuevamente.
—¿Qué? —murmuré, sorprendida, sosteniendo su mirada.
—¿Realmente es eso lo que quieres? —preguntó al liberarme—. ¿Quieres que me aleje de ti? —indagó, avanzando en mi dirección mientras yo retrocedía sin saber muy bien por qué... Tenía miedo... de no poder contenerme—. Porque no sé si yo quiera eso... —continuó aproximándose—, y tampoco creo que sea capaz de alejarme de ti —concluyó cuando mi cuerpo chocó contra la pared.
Mi espacio para retroceder se había terminado. Zack colocó sus manos sobre el concreto a ambos lados de mi rostro, arrinconándome, lo cual me hizo tragar saliva con fuerza, víctima de los nervios, mientras hacía un esfuerzo sobrehumano para evitar que mis piernas temblaran. Él estaba a un suspiro de mis labios.
Sin previo aviso comenzó a rozar mi mejilla con la punta de su nariz, inhalando mi aroma en el trayecto hasta mi cuello, donde continuó torturándome con su contacto sutil, pero electrizante, mientras yo cerraba los ojos, anhelando más que un simple roce.
—¿Realmente te gusta Liam, Pheebs? —preguntó en mi oído—. ¿Acaso tú... lo deseas?
—Yo... —balbuceé.
Odiaba que tuviera semejante poder sobre mí. No estaba haciendo nada y yo ya estaba derretida como un charco.
¿Cómo podía ser tan condenadamente sexy?
—¿Tu cuerpo reacciona así cuando estás cerca de él...? —indagó, palpando mi labio inferior con su pulgar mientras yo clavaba mis uñas en mis palmas en un frágil intento por no dejarme seducir, pero fue totalmente inútil.
Amaba a Zack. Albergaba los sentimientos más puros hacia él desde que era una niña, pero acababa de confirmar algo más.
Lo deseaba...
Cuando estaba a punto de perder el control un sonido estruendoso me sacó de aquella atmósfera de perdición que Zack había creado.
—Es Liam —dije al ver mi celular.
—No contestes —me pidió, tomando mi muñeca.
Su mirada era suplicante. Parecía que trataba de pedirme algo más... pero era tarde. No podía ignorarme y luego pretender que correría a sus brazos ante un chasquido de sus dedos.
¿Quería hacerlo? Sí, era mi mayor deseo.
Pero no lo merecía él y mucho menos yo.
—Debo contestar —rebatí y él bajó la mirada, dejándome ir—. Buenas noches, Zack —musité, marchándome—. Hola, Liam —saludé después de un prolongado suspiro, tomando asiento en mi cama.
—Pheebs, ahora fue que terminó mi turno —explicó—. Realmente lamento no haber podido asistir. Quería ver tocar a los chicos.
—No te preocupes —le resté importancia—. Puedes vernos la próxima semana.
—¿Estás bien, Pheebs? Te escucho rara...
—¿Yo? Estoy genial —mentí.
—¿Segura? —insistió.
—Sí, no tienes que preocuparte —aseguré, intentando sonar convincente.
—Sabes que puedes hablar conmigo sobre lo que sea, ¿verdad? —Aunque no podía verlo sabía que estaba sonriendo.
—Sí... —respondí mientras las lágrimas se acumulaban debido a la culpa.
—Bueno, me perdí la presentación de tus amigos, pero aún puedo ir a verte, ¿no?
—Lo siento, Liam. Estoy cansada —mentí nuevamente—. Mejor hablamos mañana.
—Oh... —articuló, decepcionado—. Bueno, descansa, Pheebs... Y no olvides que estoy aquí para lo que necesites...
—Buenas noches, Liam —me despedí, ignorando sus dulces palabras y luego colgué.
Me sentía horrible. Liam no merecía que estuviese a su lado amando a alguien más. Nadie merecía eso...
Llena de remordimiento, me desplomé sobre la cama y miré el techo con un viejo pensamiento reforzándose en mi mente: debía terminar con Liam.
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Habían pasado algunos días y la actitud de Zack no mejoraba. Si mi vida dependiera de comprender su raciocinio, habría muerto hace años.
Por si la indiferencia de Zack fuera poco para mi paz mental, no había tenido oportunidad de hablar con Liam. Debía ser sincera. No quería seguir alimentando sus esperanzas en vano, sería demasiado cruel y egoísta de mi parte.
A pesar de mi conflicto interno, hoy era un día de celebración, ya que Bel nos había invitado a una fiesta de Halloween que se celebraría en la casa de un compañero del instituto llamado Calvin White.
Cuando terminé de maquillarme contemplé mi disfraz de Hiedra Venenosa, satisfecha con el resultado. Después me dirigí a la sala de estar donde me esperaban mis amigos.
—...vas a perder —escuché decir a Caleb, quien iba disfrazado de Jack Sparrow, agarrando a Zack por el cuello de su sudadera, amenazante, mientras lo arrinconaba contra la pared.
¿Acaso estaban peleando?
—Chicos, ¿qué sucede? —indagué, preocupada y temerosa. Odiaba que discutieran.
—Nada, Pheebs —aseguró Caleb, sonriente—. Estás preciosa —opinó, tomando mi mano para que girara sobre mi eje, exhibiendo mi disfraz.
—Gracias, pero no pienses que me convenciste —repliqué—. Estaban discutiendo, ¿verdad?
—Digamos que dulce amargura me saca de mis casillas en ocasiones... —admitió, sonriendo forzadamente—. Por ejemplo, va a la fiesta de Halloween sin disfraz. ¡¿Quién hace eso?! —chilló, señalando su vestimenta oscura y común.
Ante las palabras de su mejor amigo Zack puso los ojos en blanco, hastiado, lo cual me hizo sonreír; pero si pensaban que esa justificación me había convencido, estaban muy equivocados...
)))(((
La mansión White era lujosa e increíble. Definitivamente todos los estudiantes del instituto de Cale pertenecían a familias muy adineradas e influyentes.
—Hola, chicos —saludó Megan, disfrazada de Morticia Addams, cuando llegamos a la concurrida sala de estar.
—¡Meg, te ves genial! —comentó Caleb, entusiasta.
—Yo siempre estoy genial —rebatió ella con suficiencia.
—Humildad ante todo —se burló una chica alta y delgada de cabellera rubia y ojos ámbar que la acompañaba, la cual iba disfrazada de Marilyn Monroe.
—Chicos, ella es Ivana, la mejor amiga de Meg —la presentó Caleb y yo le regalé una tímida sonrisa a modo de saludo. Zack directamente la ignoró—. Por cierto, ¿no has visto a Bel?
—¿Bélgica Knoller? —repitió Megan con cierto desprecio. ¿Acaso no le caía bien?
A las dos les gusta Caleb, querida.
En medio de la conversación recibí una llamada, así que me alejé hacia un rincón para contestar.
—¿Hola?
—Pheebs, es Liam. Te llamo desde el móvil de mi hermana porque olvidé el mío en casa. ¿Sigue en pie la fiesta?
—Sí, claro —respondí sin mucho ánimo. Lo había decidido: esta noche terminaría con él.
—Por cierto, espero que no te moleste, pero voy con mi hermana... —confesó, ligeramente avergonzado—. Mis padres salieron y no querían que se quedara sola en casa. A veces olvidan que ya tiene 18 años —bromeó—. Además, así podrás conocerla —agregó, animado.
—Claro... —contesté, forzando una sonrisa a pesar de que sabía que no podía verme.
Él quería presentarme a su hermanita y yo pensando en terminar. ¿Se podía ser peor persona?
Después de su cariñosa despedida colgué sin una pizca de ánimo. Esta noche no podría hablar con Liam, no quería que su hermana atestiguara esta lamentable situación.
—¿Dónde está Caleb? —indagué al ver a Zack cruzado de brazos justo detrás de mí, mirándome fijamente.
—Fue a ver a la princesa celeste —explicó, refiriéndose a Bel.
—¿Dónde está? Quiero saludarla —emití, buscándola con la mirada.
—¿Estabas hablando con Liam? ¿Lo invitaste?
—A pesar de que no te importa y de que no mereces que te responda por la forma tan distante en que te has comportado conmigo —parloteé mi réplica, ceñuda—, te responderé: sí, hablaba con Liam y sí, viene en camino.
—Supongo que tu romance es más serio de lo que pensé... Por un momento creí que no lo querías —opinó, desviando la mirada—, pero tal vez me equivoqué... o quizás no... —agregó, enfocándome.
—¿A qué viene este interrogatorio? —refuté—. Pensé que no te importaba mi vida amorosa.
—¿Por qué no puedes simplemente responderme? —inquirió con una sonrisa incrédula—. ¿Lo quieres o no?
—No tienes derecho a hacerme esa pregunta y mucho menos a hacer lo que hiciste aquella noche —rebatí, indignada.
—¿Qué hice? —preguntó, ladeando la cabeza mientras avanzaba en mi dirección.
—Acercarte a mí —comencé a decir, pero mi voz se cortó cuando estaba a centímetros de mi rostro—, como si... como si... —balbuceé, nerviosa.
—Completa esa oración, quiero saber... —pidió a un suspiro de mis labios con una sonrisa torcida.
¿A qué estaba jugando?
No entendía qué pretendía. No le gustaba, pero ponía a prueba mis sentimientos por Liam. Aseguraba que solo era su amiga de la infancia, pero se comportaba como si estuviera celoso (o al menos eso parecía).
¿Qué era lo que ocultaba detrás de su máscara de indiferencia y frialdad?
Era el único que no llevaba un disfraz, pero también era el único al que no lograba descifrar.
Ahora mismo ni siquiera le importaba que estuviéramos rodeados de gente, aunque la multitud estaba inmersa en sus propios asuntos. Además, dos jóvenes a punto de besarse era lo más normal en una fiesta; pero si pensaba que me dejaría seducir por sus encantos estaba muy equivocado.
En contra de mis deseos giré mi rostro para evitar su cercanía y luego lo rodeé para alejarme. No permitiría que jugara conmigo.
En medio de los invitados divisé a Caleb y a Bélgica, así que me acerqué para saludar.
—¡Bel! —exclamé y ella retrocedió, ya que estaba sospechosamente cerca de Cale—. ¿Cómo has estado? —pregunté, dándole un abrazo.
Siempre me alegraba verla porque le había dado a mi mejor amigo motivos para sonreír nuevamente, así que tenía un lugar especial en mi corazón.
—Muy bien, Pheebs —contestó, ligeramente nerviosa bajo la intensa mirada de Caleb.
¿Acaso interrumpí?
—Me encanta tu disfraz de Jinx —comenté para disipar sus nervios, contemplando su peluca azul y sus tatuajes—. ¡Amo esa serie!
—Gracias, tú te ves muy bien como Hiedra Venenosa —opinó y yo me limité a sonreír.
—¿Y tú de que vas Zack? —terció Caleb burlonamente cuando el susodicho llegó y le sacó el dedo medio, ante lo cual mi mejor amigo sonrió, divertido.
—¿Dónde está la cocina? Iré a beber algo —preguntó Zack, hastiado.
—Si quieres, yo te lo traigo. Conozco bien este lugar —se ofreció Bel.
—De acuerdo —aceptó Zack. Después los tres tomamos asiento en un sofá cercano mientras Cale observaba a Bel alejarse, anhelante.
—¿Sucedió algo entre ustedes? —indagué, curiosa.
—Le confesé que me gusta...
—Menuda novedad —se burló Zack, apoyando su codo en el espaldar del sofá para sostener su cabeza con su mano—. No es la primera vez que le dices algo similar.
—Pero esta vez lo decía en serio... muy en serio —reconoció.
—¿Y qué te dijo? —pregunté, expectante.
—Nada. No respondió —contestó, decepcionado.
—Tranquilo, Cale. Estoy segura de que le gustas también —opiné, acariciando su hombro alentadoramente—. Solo necesita tiempo.
—Pero no le des demasiado —terció Zack—. A veces podemos perder por desperdiciar el tiempo... —agregó con la mirada perdida, provocando que lo enfocara, pensativa.
—Hola, chicos. No sabía que vendrían —dijo una entusiasta y recién llegada Paris con su disfraz de Maléfica, portando una bandeja con bebidas. Junto a ella llegaron su hermano mellizo, Dallas y el chico pelirrojo, Will; quienes iban disfrazados de ninja y Ron Weasley respectivamente.
—Listo, los alcohólicos perderán la conciencia con esto y serán felices —emitió una chica disfrazada de Cruella de Vil, quien trajo más bebidas y, al igual que Paris, las depositó sobre la mesita del centro.
Su apariencia era mucho más joven que la nuestra. Debía tener unos 16 años y, a pesar de la extravagancia de su disfraz, era muy hermosa. De hecho, me resultaba familiar.
—Tú siempre tan servicial, Landa. Por eso eres mi cuñada favorita —habló Caleb, tomando una cerveza.
—Sin adular, Shines —replicó.
—¿Cuñada? —repetí, confundida.
—Pheebs, Zack, les presento a Landa. Es la hermana menor de Bélgica —dijo Caleb y la susodicha asintió, sonriente—. Irlanda, ellos son mis mejores amigos, Phoebe Y Zack.
Ante las palabras de Cale me limité a sonreír, percatándome de que estaba ante la hija menor de Alaska Montserrat.
—Las presentaciones sobran, Shines —dijo ella, aproximándose—. Obviamente sé quiénes son: la líder y el baterista de Reformers. Estoy ansiosa por ver una de sus presentaciones en vivo. Por Internet no es lo mismo —agregó con un puchero, provocando que mi sonrisa se ensanchara.
Era increíble que las personas me reconocieran y, en especial, que amaran mi trabajo. Eso me llenaba de esperanza. Tal vez algún día podría alcanzar mi sueño...
—Puedes ir a vernos cuando quieras. Será un placer tocar para ti —aseguré y ella sonrió.
De pronto nuestra breve conversación fue interrumpida por la llegada de dos chicas de apariencia asiática disfrazadas de geishas. Dallas las recibió y depositó un beso fugaz en los labios de una de ellas, ante lo cual supuse que sería su novia. Otro detalle que no pasó desapercibido fue la reacción incómoda de Will.
No los conocía bien, así que no podía asegurar nada; pero las miradas no mienten. A Will le gusta Dallas...
—Chicos, ella es mi novia, Aiko —emitió Dallas y ella sonrió tímidamente. Era realmente hermosa. Su cabello negro azabache era adornado por un flequillo que casi cubría sus oscuros ojos rasgados—. Ella es su hermana menor, Azumi —agregó y la susodicha ni siquiera miró a los presentes.
A pesar del parecido extraordinario que compartían, era evidente la dulzura y gracia de la que gozaba Aiko mientras que Azumi carecía totalmente de ambas cualidades.
Segundos después Bel regresó junto a una chica rubia de ojos azules disfrazada de ángel, la cual era idéntica a Irlanda, excepto por el color de sus ojos, ya que esta última los tenía verdes, y al instante supe que era su hermana gemela.
Después del saludo entre las recién llegadas, (aunque Azumi a duras penas dijo "hola" a petición de su hermana mayor) Paris reclamó diciendo:
—Tardaste un siglo, Bel.
—Fui a buscar una cerveza para Zack —se justificó, ofreciéndole la bebida al chico de vestimenta oscura que estaba junto a mí.
—Gracias —contestó al recibirla, sorprendiéndome en el acto.
—Mis invitados favoritos —canturreó un recién llegado de ojos grises y cabello rubio disfrazado de Jack Frost. Por la confianza que desprendía supuse que era el anfitrión de la fiesta—. ¿Me permiten unirme a ustedes?
—Desgraciadamente es tu fiesta —respondió Paris, sonriendo sarcásticamente y confirmando mi suposición.
—¿Y si jugamos algo? —sugerí para animar el ambiente. Por alguna razón la llegada de Calvin White había tensado la atmósfera.
—¿Verdad o reto? —propuso Ivana.
—Aiko y yo no jugaremos —dictaminó Azumi.
—Pero... —musitó Aiko.
—A nuestros padres no les gustaría saber que haces cosas inapropiadas en una fiesta —comentó, destilando veneno—. Vine a cuidarte —agregó con una sonrisa forzada.
—Podríamos jugar algo que no requiera "hacer cosas" —intervino Dallas para que su novia pudiera participar.
—¿Nunca nunca? —sugirió Megan.
—Me gusta la idea —opinó Aiko, entusiasmada.
—Para eso hay que beber. Aiko y yo no podemos beber. Nuestros padres no nos lo permiten —refutó Azumi. A pesar de no conocerla, odiaba la forma en la que disfrutaba frustrar los deseos de su hermana. Parecía que la envidiaba.
Sin embargo, sus palabras me recordaron que yo tampoco bebía, así que tal vez no debería jugar...
Como si estuviera escuchando mis pensamientos, Zack acarició mi mano fugazmente, transmitiéndome la seguridad que necesitaba.
Su leve contacto me hizo recordar que ya no estaba sola...
—Bueno... Nosotras solo miraremos —se resignó Aiko finalmente.
—Yo tampoco jugaré. Me quedaré viendo con Aiko —informó Venecia, tomando asiento a su lado para abrazarla, lo cual la hizo sonreír. Al parecer, eran grandes amigas.
—Yo tampoco jugaré. Prefiero ver cómo se despedazan entre ustedes. Es más divertido —emitió Landa con una sonrisa malévola.
—Entonces tú elige quién comienza —le pidió Paris.
—Pues... —se lo pensó por unos segundos, observando a los presentes—, escojo a... Bel. Comienza tú —habló finalmente, sonriendo con malicia.
—Pues... —Bel meditó sus palabras por un momento—. Yo nunca nunca he copiado en un examen.
—Aburrida —se quejó Landa y su hermana le sacó la lengua.
Para mi sorpresa los únicos que no bebieron fueron Megan y Will. Yo tampoco lo hice. Siempre fui una buena estudiante, aunque lamentablemente no tuve la oportunidad de continuar mis estudios...
—Yo nunca nunca me he emborrachado —fue el turno de Will y todos bebimos.
La sombra de aquella noche en la que había besado a Zack aún me perseguía. Era frustrante no tener la certeza de qué había ocurrido realmente.
—Yo nunca nunca he stalkeado a alguien que me gusta en redes sociales —emitió Calvin.
Con frecuencia miraba las pocas fotos que Zack tenía en su perfil, así que me declaraba culpable. Junto a mí bebieron Bel, Paris, Megan e Ivana.
—Yo nunca nunca he tenido una relación abierta —habló Dallas. Solamente bebieron Cale, Paris y el anfitrión.
—Yo nunca nunca he tenido sexo en la cama de mis padres —dije lo primero que se me ocurrió, sonrojada, pero solo bebieron Ivana y Calvin White.
—Yo nunca nunca he tenido sexo en una fiesta —llegó el turno de Cale.
—Wow, Caleb. Me sorprendes —opinó Landa.
—En el fondo soy buen chico —se jactó, sonriendo, inocente.
A diferencia de él, yo sí lo había hecho. No lo recordaba muy bien, pero sabía que había ocurrido. Fue durante el tiempo en que estuve sin techo... Poco recuerdo de esos años...
Además de mí, bebieron Zack, Paris, Ivana y Calvin.
—Yo nunca nunca he sido infiel —dijo Zack, desganado, y solo bebió el anfitrión.
—Yo nunca nunca le he ocultado ningún secreto importante a la persona que quiero —articuló Megan Meyer, contemplando fijamente a Caleb, quien miró a Bel y luego bebió, avergonzado.
Debía convencerlo de que le contara la verdad. Solo así serían verdaderamente felices.
Además de mi mejor amigo, Will también bebió bajo la mirada curiosa de Dallas.
—Yo nunca nunca he besado a ninguno de los que está jugando —declaró Ivana, provocando que bebieran todos excepto Dallas y yo.
Zack negaba rotundamente nuestro beso, así que opté por no beber. Sin embargo, una pregunta retumbaba en mi cabeza: ¿a quién había besado él?
—Yo... —farfulló Paris, pensativa.
—Yo nunca nunca he fantaseado sexualmente con ninguno de los que está aquí jugando —la interrumpió Irlanda.
—Pensé que no ibas a jugar —replicó Paris.
—Su juego necesita picante —rebatió la gemela.
—Chismosa —gruñó Bel y su hermana sonrió, malévola.
Las recientes palabras de Landa provocaron que todos excepto Dallas, Ivana y Bel bebiéramos.
No era necesario mencionar quién era el objeto de mis fantasías...
—Voy yo —se animó Dallas—. Yo nunca nunca le he hecho un baile erótico a otra persona. —Solo bebieron Paris, Ivana y Calvin.
—Si no les importa, hablaré yo —dijo Ivana—. A mí nunca nunca me ha gustado ninguno de los que está jugando.
—Me cae bien esa chica —reconoció Irlanda, mirándola con complicidad.
A excepción de Dallas y Zack todos bebimos; pero, para mi sorpresa, después de varios segundos este último bebió de forma dubitativa, llamando mi atención.
La chica que le gustaba estaba entre nosotros...
De pronto Bel y Venecia se excusaron para ir al baño, interrumpiendo mis pensamientos, aunque tal vez fue lo mejor. Dar rienda suelta a mi imaginación no era un lujo que podía permitirme.
—¿No continuaremos jugando? —indagó Megan ante el sepulcral silencio.
—Falta una jugadora —replicó Paris, haciendo referencia a su prima.
—Yo creo que deberíamos cambiar de juego —propuso Ivana, sonriendo, perversa—. ¿Qué les parece Verdad o reto? Ya me cansé de confesiones aburridas y poco detalladas...
—Yo me apunto —se animó Cale al ponerse en pie, contemplando a Zack, quien se mostró ligeramente incómodo—. Si todos estamos de acuerdo, comencemos —declaró, colocando una botella en el centro de la mesa para hacerla girar.
Todos mirábamos, expectantes. Después de varios segundos finalmente se detuvo, dando a conocer a los primeros jugadores.
—Zack... —articuló Caleb, elevando una de sus comisuras—. ¿Qué prefieres? ¿Verdad o reto?
—Verdad —masculló el susodicho, hastiado.
—Pensé que serías más valiente... —canturreó para provocarlo—, aunque nunca lo has sido. No sé por qué pensé que lo serías ahora... —agregó, perverso y divertido a la vez.
—¿Quieres hacer tu estúpida pregunta de una maldita vez? —gruñó Zack, perdiendo la paciencia.
—Hace poco bebiste porque te gustaba una de las presentes... ¿Quién es ella? —dijo Caleb, sosteniendo la mirada de su mejor amigo, quien se mantuvo en silencio, tensando la mandíbula—. Supongo que ahora preferirías haber escogido reto... —añadió, sonriente, bajo la mirada fulminante de Zack—, pero como te quiero mucho te daré otra oportunidad... ¿Verdad o reto?
—Reto... —dijo después de varios segundos. La tensión entre ambos era casi palpable. Ya esto no parecía un simple juego...
—Besa a la chica que te gusta... —ordenó Caleb, provocando una fuerte opresión en mi pecho. Si Zack obedecía, finalmente sabría quién era—. ¿No lo harás? —indagó Cale ante la actitud dubitativa de su amigo—. Oh, cierto... No quieres revelar quién es. Entonces yo escogeré por ti: besa a Phoebe —lo retó.
—¡¿A qué rayos estás jugando?! —inquirió Zack, furioso, poniéndose en pie y apretando sus puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos.
—No te enojes. Es solo un juego... —le recordó—. A menos que para ti no lo sea... —añadió, ladeando la cabeza. Era obvio que Cale estaba intentando arrinconar a Zack.
—Me largo de aquí —masculló bajo la mirada atenta de todos, marchándose sin despedirse siquiera.
—¡Zack, espera! —exclamé, poniéndome en pie.
—Phoebe, ¿estás segura de que quieres ir tras él? —indagó Cale, reteniéndome.
—Está muy perturbado. No quiero que nada le suceda —confesé, preocupada.
—Zack es un idiota... —musitó con una sonrisa triste.
—Sé que querías ayudarme, pero no sé si escogiste la mejor forma de hacerlo... —repliqué con suavidad. Sabía que su intención con esta encrucijada era la mejor, pero no aprobaba su método. No podíamos obligar a Zack a hacer o decir algo que no quería.
Después de mis palabras emprendí mi búsqueda. Desesperada, intenté hallar a Zack entre la multitud, pero no dejó ni rastro. Supuse que se había marchado a casa, así que corrí hacia la salida con la esperanza de alcanzarlo.
—¡Phoebe! —me detuvo alguien en el porche.
—¿Liam? —murmuré—. ¿Bonnie? —añadí, confundida. ¿Por qué estaban juntos? ¿Acaso se conocían?
—Phoebe... —articuló ella, sorprendida.
—Pheebs, te presento oficialmente a mi hermana —emitió Liam, sonriente—. Bonnie, ella es mi novia.
—Me dijiste que habías conocido a tu novia en el bar, pero jamás pensé que sería la cantante de Reformers —comentó ella con una sonrisa ligeramente forzada.
—Sé que eres fan del grupo y quería darte la sorpresa —explicó él mientras yo escrutaba el jardín.
—Chicos, lo lamento mucho, pero debo irme... —los interrumpí, apenada.
—Pero acabamos de llegar —protestó Liam, decepcionado.
—Alguien me necesita... —añadí, emprendiendo mi marcha nuevamente.
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Hola, hola, caracola! :D
Cómo les va?
Lamento no haber podido actualizar la semana pasada.
Tenía un examen (el cual al final pasaron para esta semana :'v)
Qué les pareció el cap?
Los leo!
Todo apunta a que Zack está celoso :)
Y Phoebe muy confundida :")
Me gustó la escena del inicio :)))
Al igual que Pheebs, pienso que debería terminar con Liam. Es un error estar con alguien para olvidar a otro alguien :///
Recuerdan este cap en "Bélgica"? :D
La fiesta de Halloween :D
Aunque la última escena no salió en "Bélgica" :)
Espero que les haya gustado este cap.
Hasta el próximo.
Bye :D
Dato random: No recuerdo si lo mencioné en "Bélgica", pero cuando comencé a escribir me daban mucho trabajo las escenas grupales. No podía hacer una escena en la que intervinieran más de tres personas, pero ahora sí. Con el tiempo se va mejorando :D
No olviden seguirme en Instagram como daia_marlin. Por allá subo cositas :)
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