Capítulo 19: EL juego de los hermanos
El juego de los dos hermanos.
Cuando dieron las 6 de la mañana la gente comenzó a irse por fin, y quedaron los cinco muchachos de la fraternidad, anexando a Adams y otras cuatro chicas, todos en la cocina preparando comida porque al parecer estábamos muertos de hambre.
-Mierda, mi perro -expresó Adams de repente aguantándose de la encimera para no caerse de lo borracho que estaba- ¿Dónde dejé mi perro?
-Tu perro murió hace casi tres meses, idiota -dijo Sam comenzando a batir los huevos en un enorme envase.
-Joder, no -Adams giró los ojos-, mi llavero de perro, creo que lo dejé en la sala y sin eso no puedo entrar a mi habitación. Creo que... necesito acostarme.
Lucía realmente agotado, casi parecía como si no pudiera mantenerse de pie. Recordaba que había pasado el seguro de la puerta de su habitación para evitar que las personas entraran, sino encontraba las llaves tendríamos que llamar a un cerrajero.
-Voy a ver si están allá en la sala, busca en tus bolsillos -dije dándole una palmada en el brazo, Adams me observó por lo que me pareció una eternidad y pasó una mano por mi cabello en un intento de ser cariñoso.
Joder, creo que estaba demasiado borracho y debía poner una línea entre los dos, fui a la sala antes de que la situación se volviera embarazosa.
Busqué por los alrededores sintiendo el alcohol afectar mi cabeza, necesitaba dormir. Revisé la mesa entre el desastre de vasos y basura cuando la puerta principal se abrió y observé a Adonis entrar, cuando sus ojos azules se enfocaron en mí se detuvo abruptamente luciendo ligeramente incómodo.
No lo comprendí hasta que observé a la mujer a sus espaldas riéndose de al parecer algo gracioso que él había dicho.
-Buenos días -dijo-, Casper.
No esperó una respuesta de mi parte, solo entró con esa mujer de vestido diminuto y de excesivo maquillaje, subieron las escaleras para meterse a su habitación probablemente para tener sexo.
Lo peor fue que me quedé parada como una estúpida y no pude cerrar la boca de la impresión, me dolía el pecho o el orgullo, no estaba segura.
¿Qué creías, estúpida? ¿Que esperaría por ti después de cómo te trató y te dejó semidesnuda en la cocina? Sabes que las historias de amor no son reales.
Él pasó de mí y eso no debía importarme.
Pero me importaba mucho ¡Joder!
-Las tenía en mi bolsillo -murmuró Adams apareciendo en la sala un poco tambaleante, me mostró las llaves con el llavero de un perro colgado en ella.
Él comenzó a caminar hacia las escaleras, su caminar completamente tambaleante, resbaló con el primer peldaño, sino se hubiera agarrado del pasamanos hubiera caído de boca. Corrí hacia él y lo sostuve la cintura para ayudarlo a subir.
-Eres demasiado perfecta para ser real -murmuró Adams cuando logré abrir la puerta de su habitación y lo guié hasta su cama-, por eso pareces demasiado irreal, eres como el sueño húmedo de cualquier hombre universitario...
Solté una carcajada, ¿le parecía irreal por ser demasiado perfecta? Joder, realmente este sujeto no me conocía en lo absoluto, estaba lejos de la perfección, ¿por eso desconfiaba de mí?
Surgió un grave problema, lo ayudé a sentarse en la cama y él se acostó casi sin poder sostener su propia alma, pero ese no fue el inconveniente, el problema fue que no soltó el agarre que mantenía en mi cintura y provocó que me derrumbara sobre él.
Mi cara quedó casi sobre la suya y mi cuerpo presionaba el suyo contra el colchón.
-Diablos señorito, ¿Qué crees que haces? -dije sin poder evitar reírme cuando con una ligera sonrisa él comenzó a besar mi mejilla como si quisiera hacerme cosquillas.
Me encogí sin parar de reírme y en un simple movimiento, sus labios estaban sobre los míos. Una de sus manos se enredó en mi cabello para sostener mi cabeza y su otra mano enterró sus dedos en la piel de mi cintura que dejaba visible el corte del vestido.
Mierda, esto me estaba gustando, pero no debía ser así, se sentía incorrecto es decir... era Adams.
Apoyé mis rodillas del colchón a cada lado de su cadera e intenté levantarme apoyando las manos de su pecho, pero cuando obligó mi boca a abrirse con su lengua me estremecí sintiendo el deseo comenzar a calentarme.
Joder, el alcohol me nublaba la mente en la lujuria del momento, me hacía sentir ansiosa por más.
Su mano descendió hasta mi pierna y se introdujo al borde de mi vestido comenzando a subirlo con lentitud hasta que éste se arremangó hasta mi cintura, mordió mi labio inferior dejándome completamente derretida, maldición, Adams sí sabía qué hacer, incluso había jurado que era virgen, pero evidentemente no era así.
Sus labios fueron a mi cuello erizando mi piel cuando lo mordisqueó y me dio una nalgada que me hizo jadear.
-No deberíamos enredar las cosas -susurré. Adams abrió los ojos un poco apenas enfocando su mirada en mí, maldición, estábamos completamente borrachos.
Yo estaba completamente borracha.
-Había el helado -musitó incoherentemente cuando de súbito cerró los ojos y su respiración se volvió completamente pesada.
Mierda, ¿lo maté?
Me quedé por un momento quieta y comprobé que seguía respirando y no que había muerto. Para mi suerte -o desgracia- estaba completamente inconsciente.
¿Enserio se había quedado dormido? Maldición, debía alegrarme, pero me sentía decepcionada.
Debes irte ahora, estás borracha.
Me bajé de encima de él y salí rápidamente de la habitación, solo quería ir a mi residencia y dormir para acabar este día antes de que siguiera cagándola.
Pero el destino me odiaba.
Cuando apenas salí al pasillo sintiéndome tambalear observé a Adonis terminando de subir las escaleras, él llevaba dos latas de refresco en sus manos, su camisa estaba desabrochada y su cabello un poco revuelto.
Para nadie era un secreto que había estado revolcándose con la puta que trajo a la fraternidad y ahora tenía en su habitación. Quería entrar ahí y arrancarle las extensiones del cabello.
Cálmate Karol, deja la tigresa dentro de la jaula.
Aclaré mi garganta y arreglé mi vestido fingiendo inútilmente que Adonis no existía, sin embargo él no estaba dispuesto a ser ignorado y se interpuso en mi camino ocasionando que casi chocara contra su pecho.
Alcé la vista encontrándome con su intensa mirada y me eché hacia atrás para poder guardar algo de distancia entre los dos.
-¿Te la pasaste bien follando con Adams?
¿Enserio se había atrevido a decir algo como eso?
Apreté la quijada sintiéndome más molesta de lo usual, le echaría la culpa al alcohol. Joder, este hombre era todo un enigma.
-Perdón, jefe -dije sin ocultar mi sarcasmo-, es mi vida personal y eso no te importa un carajo.
¡Ups!, debí decir: «No es de tu incumbencia», como la señorita decente que intentaba ser, pero estaba pasada de tragos y el alcohol me volvía extraña, como si mi lengua se conectara a mi cerebro directamente.
-Tienes razón -dijo-, no me importa.
Mordí mi labio inferior y me encogí de hombros intentando parecer indiferente, noté que sus ojos azules estaban levemente irritados posiblemente por el cansancio, me observaba como si analizara mi rostro y quisiera ver lo que pensaba.
Me aliviaba que no pudiera ver mis pensamientos porque ya lo había violado muchas veces en mi mente.
-Evidentemente no debe importante un carajo -dije más fuerte de lo que hubiera deseado-, tienes a una mujer con la palabra: "Puta" pegada en la frente, dentro de tu habitación.
¡Joder Karol!, ¡recuerda que es tu jefe!
Tenía que huir antes de cagarla y causar que me despidieran. Quise rodearlo para ir a las escaleras y desaparecer, pero él tomó mi brazo a la altura de mi codo y me detuvo, su expresión era burlesca.
-¿Estás celosa? -se inclinó un poco hacia mí con una ligera sonrisa invadieron su rostro.
¿Por qué debía ser tan -jodidamente- atrayente e irresistible?
Tenía las hormonas y las emociones revoloteando por todo el cuerpo completamente desordenados.
-Besé a Adams y fue fabuloso-las palabras salieron de mi boca antes de que me diera cuenta, comprobando que efectivamente mi lengua se había pegado a mi cerebro por efecto del alcohol.
Mierda Karol, ¡¿Qué carajos estás haciendo?!
Adonis contrajo su rostro en una mueca confusa y soltó las latas de refresco en un movimiento brusco sin importar que chocaran estridentemente contra el suelo. Apenas procesé lo que ocurría cuando me estampó contra la pared y me aprisionó con su cuerpo.
Mierda.
Sentí los latidos de mi corazón retumbar en mis oídos con fuerza.
-¿Qué se supone que haces?, ¿jugar con los dos? -Susurró acercando su rostro al mío- ¿quieres que ambos perdamos la cabeza por ti?
En realidad, no era lo que pretendía, solo quería a Adonis posiblemente porque él se rehusaba a estar conmigo.
-Tú me gustaste de primerito, pero como ya no me quieres y andas de puto con cualquier puta... -dije casi enredándome con las palabras- igual creo que Adams y yo nos besamos por accidente, pero no creí que lo hiciera mejor que tú.
Joder, ni siquiera yo misma entendía por qué le decía todo esto.
-Estás tan borracha que no sabes de lo que hablas -dijo apretando la quijada, podía notar que le molestó mi comentario.
Sonreí, exactamente quería enfurecerlo, me alegraba que pareciera celoso, así fuera por su hermano.
-Podré estar borracha, pero siempre con el cerebro puesto my friend.
Antes de que lograra zafarme de su agarre e irme con algo de dignidad, Adonis atrapó mis labios en un beso salvaje que me dejó sin aliento y me hizo volar a otro planeta.
Su lengua se deslizó junto a la mía y mordió mi labio inferior estremeciéndome por completo, aferré mis dedos dentro de su cabello para atraerlo más hacia mí y alcé una pierna hasta su cadera necesitándolo más cerca, él aprovechó la situación para presionarse contra mí haciéndome notar descaradamente lo duro que estaba, me menee contra él y sus manos apretaron mi trasero para que continuara el movimiento de mis caderas mientras el deseo parecía incrementar.
De repente rompió el beso dejándome con la boca abierta y mi respiración agitada deseosa de más. Él tragó saliva pesadamente pareciendo más enfocado que yo.
-Espero que ahora recuerdes quién es el único que te deja así -susurró a centímetros de mis labios, su mirada fija en la mía dejándome desubicada. Recogió los refrescos del suelo y caminó por el pasillo hasta entrar a su habitación sin volver a dedicarme otra mirada.
¿Qué acababa de pasar?
Toqué mi cabeza sintiendo el mareo comenzar a afectarme, y me sentí furiosa conmigo misma por haberle correspondido el beso desesperadamente. Sentía que inevitablemente yo era el fuego y él la gasolina, el mínimo toque nos hacía explotar con locura.
Bajé las escaleras intentando controlar mis raras ganas de golpear a alguien.
En vez de «efecto Adonis» era: «Tormento Adonis» así lo sentía, era mi tormento personal.
Llegué a mi residencia después de tomar un taxi, sintiendo un extraño hueco en mi pecho, solo podía tener la mente revuelta por el beso que me había dado Adams y luego pensar en Adonis.
La misión no es enrollarte con ellos, recuerda que debes enfocarte, deja la putería.
Joder, debía tener en mente que la idea de acércame a ellos era sacar información, no sufrir por ridículos juegos y tensión sexual.
Solté un suspiro cuando abrí la puerta de la habitación dispuesta a darme un baño antes de dormir, pero me quedé congelada a ver que alguien estaba en mi cama.
Mierda.
Él sonrió y se levantó caminando hacia mí.
-¿Qué haces aquí -susurré-, Fabio?
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★*★
Esperaaaa... ¿Fabio no estaba muerto?😱😱😱
Nos leemos la próxima semana♥
Ig: Ysarisareinamoo
Twitter: Ysarisareinamo
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