Capitulo 15: No confíes en nadie


Nunca confíes en nadie.

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Escuché pasos provenir del pasillo, guardé la carpeta rápidamente en su lugar y caminé hacia la puerta de la habitación como si me hubieran dado ganas de ir al baño y no como si quisiera disimular el hecho de que estaba espiando las cosas de Adams.
Me detuve cuando casi choqué de frente con Adonis, él me miró confuso y luego miró a la habitación de Adams pareciendo especular cosas incorrectas.

No Adonis, no tuve sexo con Adams.

-¿Sigues aquí? -Alzó una ceja-, ¿Dónde está Adams?

-Solo veíamos una película, él debe estar hablando con la chica que le gusta allá en la puerta -dije-, vino por unos apuntes.

No sé por qué tuve la necesidad de explicarlo, y me sentí un poco tonta, se suponía que no debía darle explicaciones, él fue el que me dejó semidesnuda en la cocina.

-Te la pasas mucho con Adams -comentó-, ¿son amigos con derecho o algo así?

Antes de que abriera la boca para posiblemente decirle algo sarcástico y odioso, percibí la voz de un hombre que no era Adams venir de la planta de abajo de la casa, Adonis parecía querer decir algo, pero yo alcé una mano para cubrir su boca y presté más atención.

Escuchaba a una mujer decir algo parecido a "Cálmate".

Solté a Adonis y me agaché observando apenas la entrada principal a través de los barrotes del pasamano, me imaginaba que el hombre desconocido era el novio de Cheila y no parecía muy contento, podía ver su boca moviéndose y llegué a oírlo decir:

-...Me molestaría que hablaras con este tonto, pero sé que los hombre marica son los que estudian literatura.

Alcé la vista, Adonis parecía también haber escuchado lo mismo que yo, ese idiota del novio de Cheila estaba humillando a Adams.

La tigresa comenzaba a rugir dentro de mí, odiaba que se metieran con mis amigos.

Bueno, con lo más parecido que tenía a un amigo.

-Haz algo -dije a Adonis-, ese hijo de puta está metiéndose con Adams.

-Él ya es grandecito como para cuidarse solo -se limitó a decir Adonis pareciendo indiferente.

Podría ser muy grandecito, pero lo poco que había conocido de Adams me había dado cuenta que él era todo amor y paz jamás pondría en su lugar a ese imbécil como yo quería hacerlo.

Mi tigresa comenzó a salir de la jaula queriendo matar gente.

-Sí tu no haces algo, entonces yo sí -dije quitándome la camisa quedándome en mi sostén y lanzándosela a Adonis al pecho, él frunció el ceño pareciendo curioso por lo que yo pretendía hacer.

Bajé las escaleras y cuando estuve en el campo de visión de Cheila y el idiota en la puerta moví mis caderas más de lo necesario, Adams parecía dar una torpe explicación del por qué jamás se metería en su relación hasta que yo lo abracé por la espalda.

Él se interrumpió y miró mis brazos envolver su cintura para luego mirar mi rostro a un costado de su hombro y notar que estaba solo en sostén.

-Amor, vuelve a la cama -dije como si fuera un susurro pero casi lo grité, miré a Cheila con un eje de superioridad y luego a su novio, su rostro estaba lleno de pendientes y los tatuajes cubrían su cuello, me miraba como si fuera un postre.

El muy idiota me hizo recordar a Fabio, ni siquiera le respetaba la cara a su novia.

-Oh, tú debes ser Cheila y tú... -dije mirando al novio, él comenzó a decir su nombre pero lo interrumpí diciendo: - Lo siento, no me importa -miré a Adams, parecía completamente anonadado de lo que ocurría-. ¿Terminaste? Necesito más de ti.

-Sí ya me prestó los apuntes -dijo Cheila intentando forzar una sonrisa-, los necesitaba para el examen que tendremos...

-Detente chica parlanchina, no me importa -interrumpí soltando a Adams y me acerqué a la puerta moviéndome como si anduviera promocionando mi sostén, el novio de Cheila parecía que se le iban salir los ojos-. ¿Algo más?

Parecían que iban a decir algo, pero cerré la puerta en sus narices disfrutando de sus rostros conmocionados.

Miré a Adams con una ligera sonrisa, pero él lucía como si le hubieran roto el corazón y luego lo hubieran pulverizado frente a sus ojos por la humillación que le hizo la chica que le gustaba.

-¿Estás bien? -murmuré.

Él negó con la cabeza y se volteó para subir rápidamente las escaleras hasta su habitación. No sé por qué me sentía tan sobreprotectora con él, me molestaba muchísimo que lo trataran de esa forma y que lo hicieran sentir así.

Porque a ti también te humillaron y nunca te defendieron.

Tomé una profunda respiración y subí las escaleras, Adonis estaba en el marco de la puerta de la habitación de Adams, sus ojos jamás dejaron los míos hasta que me detuve frente a él y le quité mi camisa de sus manos para colocármela otra vez.

-Eso fue muy heroico -dijo Adonis.

-Ya sabes, de vez en cuando me gusta ser todo un caballero -le guiñé un ojo, sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, lo saqué observando la pantalla, era un mensaje de S.E.G solicitando vernos con urgencia.

Joder, que la S.E.G me pidiera vernos no me daba tranquilidad.

-Tal vez deberías dejarlo en paz por un momento -dijo Adonis-, cuando está así no le gusta que nadie lo moleste.

-Sí, igual ya me iba, tengo unas cosas que hacer -dije, me voltee para irme, sin embargo me detuve y volví a mirarlo-. ¿Ustedes son... muy cercanos?

-Considerando que somos gemelos y él es el hermano mayor -dijo-, supongo que sí.

Un momento.

¡¿QUÉ?!

Abrí la boca ante tal revelación, él pareció confuso por mi sorpresa, eso quería decir que la foto que vi donde su madre sostenía en brazos a los gemelos eran Adams y Adonis, el otro sujeto que se parecía a Adonis era el mayor.

Oh my God.

-¿Tú eres el hermano menor? -Repetí incrédula-, es que supuse que tú eras el mayor, es decir...

...Eres más confiado, musculoso y pareces tener todo bajo control.

-Lo sé, mucha gente se confunde -dijo, parecía querer decir otra cosa pero escuchamos la puerta principal abrirse y unos hombres entraron, parecían bromear, hablaban muy fuerte, o puede que influenciara el hecho de que la casa era silenciosa.

Me imaginaba que ellos también vivían en la fraternidad.

-Creo que mejor me voy -dije y sin esperar respuesta bajé las escaleras, apenas miré a los hombres que parecían guardar silencio cuando me vieron y posiblemente se quedaron mirándome el culo hasta que salí de la casa.

Saqué mi teléfono e hice una llamada sin detener mi caminata antes de encontrarme con la S.E.G.

ADONIS DELUCA

Giré los ojos cuando los observé mirar a la chica Casper sin disimular que la estaban comiendo con los ojos, no sé por qué me molestaba, tal vez porque ellos sí podrían estar con ella si a ella le apetecía, en cambio yo tenía una maldita política de no acostarme con el personal de Tregua City.

Eso había pasado con Mariana, nos habíamos acostado antes de que le diera el trabajo, creí que habíamos dejado claro que había sido solo una noche, pero luego comenzó a intentar imponer su opinión, le molestaba que hablara con otras chicas, quería o más bien, se creía mi novia o con el derecho a reclamarme hasta que la tuve que despedir, así no funcionaba, yo era el jefe y nadie estaba sobre mí.

Entré a la habitación de Adams y cerré la puerta a mis espaldas para verlo acostado en la cama, tenía mucho tiempo sin verlo la coleta en el pelo, su cabello era rizado, era una de las características que usaba mi madre para saber cómo diferenciarnos cuando éramos más niños.

-¿Qué haces pedazo de bebé? -Dije sentándome en la cama y dándole un golpe juguetón en el brazo- ¿problemas del corazón?

-Solo necesito pensar un poco -dijo volteando a mirarme, pareció recordar algo y agregó: - ¿Dónde está Karol? No le agradecí por lo que hizo.

-Se fue, tenía cosas qué hacer -dije, al ver que su semblante decayó un poco me aventuré a preguntar: - ¿Qué tanto sabes de ella? La semana pasada no existía en mi vida, y ahora prácticamente la veo en todos lados.

Y lo admitía, sentía que me desestabilizaba cada vez que la veía, como si mi vida estuviera volcándose patas arriba y no pudiera hacer nada para evitarlo.

Adams pareció pensarlo un poco y negó con la cabeza.

-Estudia literatura, es nueva en la universidad -dijo-, lo único raro que noté es que intenté buscarla en las redes sociales, pero no apareció, no tiene.

¿Una chica tan exhibicionista y extrovertida como ella sin redes sociales? Eso me parecía demasiado extraño, lucía como esas chicas que se tomaban fotos semidesnuda y obtenían casi un millón de likes al segundo.

-Me dijo que estuvo presa -expuse, Adams levantó la cabeza y frunció el ceño, al parecer ella no le había contado-, ¿no te pareció raro que se cortara el flequillo? Intentaba ocultarse el golpe, tuvo una pelea en Tregua City con un ex novio, ella me contó que había sido inculpada injustamente por él y después de cinco años la soltaron por buena conducta, se supone que ahora está aquí para reinventarse, pero hay algo en ella que no me termina de convencer.

Adams pareció procesar todo lo que le decía y negó con la cabeza.

-No me lo había dicho -dijo Adams-, pero ha tenido una vida difícil, fue abusada cuando era una niña, eso puede volver a cualquier chica un poco misteriosa.

Al parecer ella le contó a Adams que había sido abusada cuando era niña, no sé por qué me molestó que ella le hubiera confiado eso a él, joder, esa chica Casper tenía que dejar de importarme, pero pensar en que ella fuera así de coqueta y sensual con él me enfurecía.

-¿Te la follaste? -solté sin ni siquiera amortiguar mis palabras, pero me daba mucha curiosidad, creo que aguanté la respiración en espera de su respuesta.

No quería... compartirla, aunque no era mía.

Él soltó una pequeña carcajada y alzó una ceja mirándome como si fuera idiota.

-No, incluso me trata como si fuera su hijo o algo así -dijo girando los ojos-, estoy muy seguro que tú le gustas, el otro día comenzó a preguntarme qué te gustaba y qué no te gustaba, le dije que tú no eras de compromisos pero ella no parecía importarle.

Tuve que poner todo mi esfuerzo en mantener mi semblante serio y no sonreír como un completo bobo, ¿entonces era cierto que yo le gustaba? Pensar en lo que ocurrió en la cocina con ella me dio ganas de retomarlo...

¿Pero qué pasaba conmigo?

Las reglas eran las reglas y no podía romperlas otra vez.

-Como sea, ese niña Casper es demasiado atrevida para mis gustos -dije. Adams frunció los labios posiblemente porque yo nunca antes había dado una respuesta que parecía más una excusa de auto convencimiento que una afirmación.

No, Casper estaba fuera de mis pensamientos, debía estar fuera.

Salí de la habitación de Adams y fui a la clase de mantenimiento de máquinas, me había estado distrayendo mucho, era hora de enfocarme en mi carrera de ingeniería.

KAROL CASPER

Llegué al parque municipal como me había dicho la S.E.G, esperaba un poco ansiosa mirando los autos transitar de un lado a otro hasta que observé dos camionetas negras bajar la velocidad y estacionarse frente a mí.

La S.E.G había llegado.

Me monté en la primera camioneta en la parte trasera y observé a los dos hombres en los asientos de al frente, no pude evitar sentir miedo, traían ropa oscura y lentes de sol como si fueran una clase de agentes secretos.

-Vamos a dar una vuelta -dijo el conductor.

Aguanté la respiración cuando arrancaron el auto y tomaron la autopista, la camioneta que nos seguía iba muy cerca de nosotros.

Sabía que en el lenguaje de la S.E.G, una vuelta, era matar a alguien.

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