Capítulo 8
La biblioteca del pueblo no era lo que uno esperaría de un espacio dirigido a los amantes del conocimiento, pues el lugar era pequeño y las estanterías no estaban del todo llenas.
Busqué libros acerca de la historia del pueblo, la arquitectura e incluso encontré un libro de cuentos de la zona pero no logré encontrar nada acerca del castillo y cuando estuve a punto de recoger todo para marcharme a casa, una voz comenzó a susurrar mi nombre y al buscar al dueño de esa voz me sorprendió ver a Grant.
"¿Qué estará haciendo aquí?"
-Me alegro de verte, querida- dijo el anciano con una sonrisa amable en cuanto me acerqué a él.
-¿Puedo preguntarte qué haces aquí?
-Soy el bibliotecario del pueblo- explicó sin dejar de sonreír.
-Ah...
-No he podido evitar fijarme en que has estado cogiendo varios libros, ¿es para algún trabajo de clase?
"Si le digo lo que estoy buscando, seguro que me tomará por loca"
-En realidad, he empezado a interesarme por el pueblo- mentí-. Como ya llevo viviendo una semana aquí...
-Pues me alegro de que me lo hayas contado porque precisamente tengo un par de libros que podrían interesarte- señaló el anciano yendo a buscarlos.
"Me los voy a tener que llevar para que no sospeche"
-Aquí los tienes, ¿quieres que también te haga el carnet de la biblioteca?
"Que remedio"
Salí de la biblioteca con los libros y el carnet para dirigirme a casa, donde nada más entrar me topé con Garreth esperándome sentado en el suelo.
-Veo que por una vez has decidido hacerme caso- dije antes de agacharme para acariciarle.
-¿Lo has pasado bien en la biblioteca?- preguntó papá al verme.
-Sí- afirmé-. También he visto allí a Grant. Resulta que es el bibliotecario.
-Me alegra que hagas amigos, hija- contestó-. Pero también estaría bien que hicieras amigos de tu edad, como los hermanos Warnes.
"¡¡¡¿Qué?!!!"
Entonces, Garreth comenzó a bufar y vi como el pelo de su lomo comenzó a erizarse para después subir a la planta de arriba como alma que lleva el diablo.
-¿Los hermanos Warnes?- pregunté intentando que mi voz no sonase ahogada.
-Sí- afirmó con una sonrisa-. Vinieron esta mañana preguntando por ti.
-Parecen simpáticos. Les he dicho que podrían ir a buscarte cuando terminásemos de comer y así dais un paseo.
"Esto no puede estar pasando"
-¿No vais a necesitarme esta tarde en el pub?- cuestioné intentando sonar tranquila.
-No, cariño- contestó sin percatarse de mi tono de preocupación.
"Ahora como no aparezca por casa esta noche será porque me habrán enterrado en el bosque"
No comí mucho ya que el estómago se había cerrado por completo y aunque mamá me preguntaba todo el rato si estaba bien le decía que no tenía mucha hambre.
Tras recoger los cacharros oímos cómo llamaban a la puerta de la entrada y cuando papá fue a abrir, pude fijarme en que eran los hermanos Warnes.
-Buenas tardes- saludó el chico con educación-. ¿Está Enola?
-Sí, chicos- respondió antes de girarse a verme-. Hija, ya han llegado tus amigos.
"Más bien mis verdugos"
-Antes tengo que ir a mi habitación un momento a coger una cosa- informé antes de que esos dos me dijeron algo.
Fui hasta mi cuarto donde me esperaba Garreth y en cuanto me vio, comenzó a maullar como un loco.
-Veo que a ti tampoco te gustan esos hermanos, pero tengo que ir a ver qué es lo que quieren de mi.
Comenzó a frotarse en mis piernas como si quisiera que no me fuera con ellos.
-Quédate aquí, por favor- supliqué.
Me despedí de mamá y papá con un fuerte abrazo y rezando para que esta no fuese la última vez que los viera.
-Vamos, Enola- animó la chica-. Vamos a dar un paseo.
-¿A dónde vamos?- pregunté una vez nos fuimos alejando del pub.
-Al bosque- respondió el chico con burla.
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