-Jerry- llamé al hombre al ver que seguía sin responderme.

-¿Eh?

Me devolvió la mirada un tanto preocupado, pero al cabo de unos segundos se tranquilizó y me sonrió.

-Pues me gustaría tomar una birra, por favor.

Me dirigí hacia la barra mientras Jerry me seguía sin quitarle la vista de encima al gato, quien vigilaba todos sus movimientos.

-¿De dónde ha salido ese gato?- preguntó con recelo.

-Me siguió hasta aquí cuando salía de clase- expliqué a la ve que servía la bebida.

-Ah.

-¿Es tuyo?- cuestioné interesada.

-No- contestó riendo-. No soy muy de gatos.

Mientras se tomaba la cerveza escuché como otro cliente me llamaba, por lo que me despedí de Jerry antes de seguir con mis tareas, pero cuando me alejé lo suficiente, decidí comprobar si todo iba bien, pero una vez lo hice vi que tanto Jerry como el felino se miraban fijamente.

"Parece como si se estuvieran comunicando con la mente"

En cuanto Jerry terminó su consumición la pagó y se despidió con alegría y aunque me hubiese gustado saber el motivo por el que tenía esa actitud tan rara con el gato, decidí ignorarlo para seguir trabajando y es que a lo largo de la tarde no pararon de entrar más y más clientes, pero cuando estos se fueron marchando, mamá me dejó subir a mi cuarto para hacer los deberes y en cuanto empecé a subir las escaleras, mi nuevo amigo decidió seguirme.

-Pues este es mi cuarto, amigo- expliqué a la vez que abría la puerta.

Entonces, el animal se subió a mi cama para tumbarse y observar más detenidamente la habitación para luego posar su ojos en mí.

-Veo que no has tardado en encontrar el sitio más cómodo, ¿verdad?

Sabía que no me iba a contestar por lo que empecé a negar la cabeza a la vez que reía y me dirigía al escritorio para comenzar a hacer los deberes.

-Sabes que tendré que ponerte un nombre, ¿no?- le pregunté al felino al cabo de un rato mientras me giraba para verle mejor-. Creo que deberías tener un nombre significativo, de orgullo como... Garreth.

El felino se me quedó mirando unos minutos hasta que me maulló por lo que di por sentado que el nombre le gustaba por lo que no pude evitar sonreírle.

-Entonces decidido, te llamarás Garreth.

De repente, el gato saltó de la cama para subirse al escritorio y mirarme fijamente.

"Eres un animal un tanto peculiar"

Comencé a acariciarlo y parecía que le gustaba que lo hiciera, hasta que saltó de la mesa para colocarse en el marco de la ventana.

No sabía por qué motivo se había asomado a la ventana, por lo que decidí acercarme para ver lo que estaba mirando.

"Ahí está otra vez"

La luz extraña volvía a verse desde la ventana y parece que Garreth tenía curiosidad por ella al igual que yo.

-Si te soy sincera, no sé de donde viene esa luz.

Entonces, Garreth giró la cabeza para mirarme y levantar una de sus patas delanteras para señalar la luz.

-¿Quieres ir allí?- le pregunté antes de que me respondiera con un fuerte maullido.

"Definitivamente eres de lo más peculiar"

-Me temo que no podemos ir amigo, mamá se cabrearía conmigo, me castigaría y ti te echaría a la calle.

Parece que me entendió, pues se dirigió de nuevo a la cama pero esta vez me dio la espalda.

"Pobrecito"

-¡Hija, la cena ya está lista!- gritó mamá desde la cocina.

-Vamos Garreth, a cenar.

A pesar de estar alicaído, el gato se bajó de la cama y se dirigió hasta la puerta y en cuanto la abrí, salió corriendo hacia el olor que se desprendía la cocina sin esperarme siquiera.

En cuanto crucé el umbral de la puerta, vi que tanto mamá como papá ya estaban sentados a la mesa y que en el suelo junto a la nevera había un cuenco lleno de comida para Garreth, quien al verlo prácticamente voló hacia el para comenzar a comer.

"Cualquiera diría que lleva varios días sin comer"