Capítulo 34: Superluna
—Entonces, ¿quién estará conmigo? —Esa pregunta la he llegado a tener durante todo el día.
—Samay que es tu guardiana y Justin se ofreció como voluntario —respondió sin quitar la mirada de su laptop.
No tengo idea cómo es que ambos me llegaran a proteger si de igual forma el eclipse lunar terminara por reducir sus poderes de licántropos. Es como tener dos guardaespaldas sin experiencia cuidándome sin saber de quién deben de protegerme, solo que, en esta ocasión, tanto Samay como Justin saben de qué deben de cuidarme, el problema es que sus habilidades al estar reducidas porque la luna estará oculta por un cierto tiempo, pueden ser presa fácil de cualquier tipo de enemigo que quiera atacarnos y sin dudarlo, ellos serán los primeros en ser cazados.
— ¿Qué hay de ti? —Le pregunto con los brazos cruzados.
—Cian no quiere que me presente, intente convencerlo, pero no me lo permitió y no quiero tener una confrontación con un druida quien tendrá un poder máximo durante el eclipse cuando yo, lo perderé en un instante. —Me paso la mano en mi nuca para acariciarla.
No tengo idea porque Cian no quiere a Caden presente durante el conjuro que llegará a realizarme, lo único que tengo en mente es que por ser el futuro líder de la manada, un alfa y perteneciente de la familia Dankworth son las tres razones por las que no lo quiere exponer, más cuando he escuchado por la madre y las hermanas de Caden que durante los eclipses lunares es cuando varios de sus enemigos desde assasins como brujas son capaces de atacarlos a fin de cobrar venganza; por lo que no queda más que mantenerse refugiados como manada para evitar cualquier muerte que para ellos siempre será difícil sea un cachorro hasta un omega.
Mientras tanto yo, estaré allá afuera arriesgando mi vida junto con la de otros dos lobos que tendrán que usar apenas sus habilidades corporales de un humano para defenderme y defenderse a ellos mismos; aunque por lo menos tendremos a Cian como una alternativa para que nos ayude a vivir porque después de todo, es el único que no perderá sus poderes al ser un druida.
—Espero que el ritual funcione y pronto sepamos porque la mordida no funcionó de la misma forma contigo que con los demás humanos que la han obtenido —mencionó.
—Compartimos la misma idea. —Musito.
Bueno, espero que no solo sea eso, porque también necesito saber el verdadero significado de los sueños o pesadillas que he llegado a tener con Aneu, sería fácil si llegara a obtener una respuesta mañana sobre ello pero dada la casualidad que mayormente el ritual solo será para averiguar la razón por que aún no me he convertido en mujer lobo, espero que también Cian pueda hacer algo con respecto a ello porque estoy cansada de vivir bajo esta situación en la que ha empeorado más al estar bajo el territorio de Caden y no sólo eso, sino que a su vez, al estar cerca de su abuelo quien sé lo que le hizo a una manada.
—Luego de la superluna, ¿vuelven a obtener rápido sus poderes? —Le pregunto.
—Sí, pero no de una sola vez. Mayormente se vuelven a regenerar... Es como si estuvieras cargando tu celular u otro dispositivo, tienes que darle cierto tiempo para que la batería esté al cien por ciento, por lo que nosotros somos de la misma forma. —Asiento.
Ahora entiendo más la razón, ya que hoy hubo toque de queda desde las seis y seguirá hasta mañana por la mañana; añadiendo que, todos mantendrán sus hogares muy bien vigilados para evitar que cualquier enemigo llegue a entrar a su vivienda para asesinar a cada integrante de la familia. Lo que me preocupa de esto es que Caden se quedará solo en su casa mientras que toda su familia de refugiará en conjunto, por lo que cualquiera que sepa que él está aquí sin ser cuidado o respaldado por alguien más, es más que otra presa fácil.
—¿Seguro quieres quedarte solo? —Veo como saca una pequeña sonrisa.
—Te dije que sí, puedo cuidarme —suspiro.
—No estoy muy segura de ello. —Mascullo inquieta.
—No deberías preocuparte por mí, es más, soy yo el que se encuentra angustiado por ti porque te encontraras por unos veinte minutos afuera en donde pueden atacarte con facilidad y llevarte o asesinarte sin compasión alguna. —Declara.
Pues desde mi análisis mental, tengo más posibilidad de que yo sobreviva a que él, porque además de tener a dos cuidadores, tendré a un druida. Por otro lado, esta él, que estará solo en casa, sin compañía de un experto en cuidarle sus espaldas y sin tener las suficientes fuerzas de atacar como un hombre lobo en donde su limitante ahora es tener habilidades de un ser humano ordinario.
—Da igual —bufe —, me sentiría más cómoda que te quedaras con tu familia —le propongo nuevamente.
—No, he vivido dos eclipses lunares con ellos y esta vez, prefiero estar solo que acompañado de ellos, te lo digo porque sé que mis hermanas no harán más que leer revistas de farándula, moda y chismes; como también, en hacer sus juegos de adolescentes y hacer cosas de chicas —suelto una pequeña risa.
— ¿Qué tan mal sería eso? —Eleva una ceja.
—No es lo mío, prefiero esperarte a que llegues mientras realizó mi trabajo del cual te sigo mencionando que estoy un tanto retrasado y la temporada de ventas incrementa cuando pronto nos encontraremos en invierno. —Explica.
Dudo poder convencerlo, porque al ser terco y testarudo es poco probable que obedezca mis órdenes de las que solo son para evitarme un mal disgusto en una noche como la que estará pronto por llegar.
Miro el reloj para darme cuenta como este pronto marcará las seis de la noche, por lo que supongo que ya todos los de la manada debe de estarse preparando para llegar a sus casas, refugiarse con su familia y buscar algún pasatiempo mientras olvidan el peligro del que puedan encontrarse.
— ¿Seguirás despierto? —Está vez, suelta una pequeña risa.
— ¿Por qué no? —Dice elevando la mirada. —Vendrás antes de medianoche... Supongo —Responde con serenidad.
—Espero que exactamente el ritual no dure seis horas como se sabe que dura un eclipse lunar total. —Bufe aburrida.
—No te desesperes. —Intento bajar la guardia con ese poco apoyo en su comentario.
Ruedo los ojos para volver a ver el reloj, realmente debo de estar en veinte minutos en la casa de Cian, porque él me llevará a un lugar donde pueda hacerme el ritual sin tener que estar cerca de la manada para no atraer la atención de ciertos individuos que son sus enemigos, así que es mejor que me marche ahora, antes que pueda llegar tarde cuando al mencionarme la hora, lo dijo con seriedad.
—Me debo de ir, Cian me quiere temprano —comento dejando de apoyarme en una mesa.
—Quizás sea mejor que te acompañe... —Lo veo levantarse de su silla, pero pronto voy hasta él para cortarle el movimiento.
—No, será mejor que te quedes. No quiero que al regreso puedas encontrarte con un desconocido. —Lo empujo nuevamente a su silla.
No está del todo convencido así que usando mi técnica de seducción para que se quede en su lugar, simplemente me subo a su regazo mientras que mis manos tocan la piel de su cuello. Ha sido difícil controlarme cuando hoy se encuentra totalmente sexy, con esa camisa formal negra y sus vaqueros del mismo tono; desabrocho dos botones y mis dedos empiezan a acariciar más su piel logrando que sienta como sus palpitaciones empiezan a incrementarse con agitación.
—Quédate y portarte bien —susurro en su oreja.
— ¿Por qué lo haría? —Su mano empieza a acariciar mi trasero.
—Porque los niños buenos, reciben recompensas. —Dejo un beso en su mejilla.
Separo su camisa de su pecho para empezar a besarlo, siento como las caricias que le comienzo a propiciar con mi boca logran que tiemble a punto de bajar más su mano y adentrarla en mi vestido hasta que agarra uno de los cachetes de mi trasero para apretarlo y hacer que gima.
—Debo de irme... —Digo con la voz entrecortada.
—Joder... No quiero, pero debes de ir —deja caer su cabeza en el respaldo de la silla.
—Lo siento, creo que hice mal en incitarnos a ambos —me quité de encima de él.
—No es eso... El deseo carnal influye en luna llena aunque haya eclipse. —Dice intentando acompasar su respiración.
—Sí, también debe ser eso. —Acaricio mi nuca.
He perdido otros minutos más así que deberé de correr si quiero llegar a tiempo a la casa de Cian; apenas logró despedirme de Caden para salir corriendo de su hogar con la mejor resistencia y velocidad que tengo, el bosque ahora se encuentra sombrío y silencio, tanto que tiene esa sensación de misterio como si estuviera ambientada a esas películas de miedo.
No hay luces ni siquiera sonidos además de algunos animales silvestres que viven en el bosque, como a su vez del riachuelo y las copas de los árboles moverse con el viento. En otras ocasiones, a esta hora, la manada se encuentra aún despierta compartiendo celebraciones, costumbres o al menos, dando un ambiente familiar a fin de compartir unos con otros buenos momentos en los que existe esa hermandad sin disponer de diferencias pero ahora con esto del eclipse, todo parece haberse puesto oscuro que nadie se arriesga a mostrarse vivo a fin de no ser atacados por sorpresa.
Llego a la casa de Cian, en donde con solo tocar su puerta, pronto la abre para darme paso. Puedo decir que es la única que se encuentra con luces encendidas y con ciertos sonidos de los que se vuelven eco entre una pequeña porción del bosque; lo veo caminar de un lado a otro, tomando objetos, leyendo unos libros, repitiendo en voz baja unas palabras claramente en otro idioma y, por último, guardando algunas cosas en una bolsa.
—Es hora de irnos, no quiero preguntas en el camino, eso quiere decir, que te mantendrás callada sino haré lo posible para cerrarte la boca. —Me amenaza.
—Ajá. —Digo sin querer darle un sermón de sobre lo dicho.
Sin agarrar una linterna, candela, antorcha, lo que sea para que nos ilumine el camino. Apaga las luces y me saca de un empujón de su hogar para después cerrar su casa, no exactamente con una llave, sino un conjuro del que estoy absolutamente excepta de entender lo que dijo.
Caminamos por el bosque logrando que nuestras pisadas se escuchen cada vez que nos paramos en las hojas secas caídas de las copas de los árboles, el clima se vuelve cada vez más fresco y en esta ocasión me doy cuenta como el reflejo de la luna llena ha empezado a cambiar, por lo que eso significa que el eclipse ha iniciado en sus debidas fases.
— ¿Por qué hacer esto en una luna de sangre? —Pregunto.
—Te dije que no preguntas y que te callaras durante todo el camino. —Gruñí con su desaprobación.
Sencillo fuera que me hubiera dado una respuesta pero como quiero llegar con boca o lengua hasta el ritual, es mejor que me calle porque puede ser capaz de hacer cualquier cosa; además no creo que sus intenciones sean malas cuando lo puede hacer por la razón de que no quiere que alguien nos persiga o escuche nuestras conversaciones aunque espero que nadie nos esté siguiendo luego de estar crujiendo varias ramas, pisando hojas secas y tener que escuchar ciertos reproches míos en ocasiones cuando termino por poner mal el pie en esos momentos en los que termino por meterme en charcos de agua, tierra enlodada o golpearme con ramas de pequeños árboles que gracias a Dios no tienen espinas.
Sigo su sombra la cual es la única guía que tengo hasta su momento, mis ojos han podido adaptarse a la oscuridad, pero en el instante de que veo que nos vamos acercando a un lugar que ya no se alcanza a ver árboles o pinos, me doy cuenta que nos encontramos cerca de un lago.
Antes de poder pronunciar una palabra, veo que ya se encuentran Justin y Samay, ambos se mantienen en una postura seria como disciplinada en la que no corren para saludarme o abrazarme, simplemente, se quedan ahí haciéndole una corta reverencia a Cian quien no corresponde su saludo ni con unas cortas palabras. Apenas se pone en la orilla del lago para ver la vista panorámica azulada antes que la luz de la luna se opaque para darle un tono rojizo, así que respirando profundamente lanza al suelo la bolsa que lleva en su hombro para ir sacando algunos objetos.
—No quiero que bajen la guardia, cada uno estará en un extremo. Les daré un poder de la naturaleza para que conserven sus habilidades, por lo que deben de aprovecharlas... Si no nos cuidan como se deben, no duden que su alfa los hará añicos. —Pongo los ojos en blanco al escuchar la advertencia que Cian le da a mis amigos.
Samay y Justin asienten sin decir ni una palabra, ambos me dan una reconfortadora mirada para empezar a alejarse de nosotros. Justin a la izquierda mientras que Samay a la derecha, probablemente se terminando quedando a unos veinte o treinta metros de nosotros mirando de un lado a otro y manteniéndose atentos de cualquier evento imprevisto que pueda suceder.
—Será sencillo, entrarás al agua, te darás un simple baño y cubriré tu cuerpo de algunas hierbas mientras tomo la energía del eclipse... El agua tendrá que purificarte y las hierbas ayudarán a recordar tu pasado —empieza a explicarme tomando en nota cada una de sus palabras — ¿alguna vez usaste drogas? —Abro la boca, pero no me deja responder —Bueno, será una sensación igual, tu cuerpo y mente se adormecerán un poco a fin de que sientas como si tuvieras ciertas alucinaciones, pero más bien, serán los recuerdos que estarás reviviendo. —Asiento a lo que dice. —No te asustes por algún evento que pueda ocasionarte miedo o dolor, solo recuerda que es una simple experiencia, intentaré que tus recuerdos diluyan en el agua y los tomare en un frasco... —Lo interrumpo.
— ¿Tú podrás ver mis recuerdos? —Le pregunto.
—Es probable que sí, pero no trataré de interrumpirte además mientras que empiezas a recordar haré un pequeño ritual en el que deberás al menos liberar tu parte de licántropo —menciona.
Son tantas cosas por recordar que apenas puedo acaparar varias de ellas en mi cabeza, la mayor parte del trabajo sé que lo hará él, pero también debo de ser persistente en sus indicaciones cuando esto depende de que me convierta en lobo y a la vez, tenga respuestas a mis sueños.
—Vamos, entra. —Hace un gesto con la cabeza para que entre al agua.
Suspiro para quitarme los zapatos y el vestido que llevo puesto a punto de solo quedarme en ropa interior; tener que hacer aquello hubiera sido tan vergonzoso sino fuera porque él no está interesado en admirar mi cuerpo o al menos esculcarlo como otros entrometidos; Cian más bien, está jugando su papel fundamental de ser el druida, así que solo sigue pendiente del ritual para ser el siguiente en quitarse los zapatos.
Entro al agua para encontrarla fría, dejo ir varios gruñidos hasta que mi piel se eriza cuando termino por entrar todo mi cuerpo para darme un baño; la poca profundidad en la que me encuentro logra que bajo el agua abra los ojos para encontrar ciertas partes iluminadas, pero no encuentre más que las burbujas que salen de mi nariz y a la vez, una neblina de la que opaca la nitidez de mi mirada.
Salgo a la superficie para restregar mis manos en mis ojos, quito varios mechones de mi cabello hasta que veo a Cian a unos centímetros de mí sacar unos frascos diminutos de los que apenas al destapar algunos, tienen un buen aroma mientras que otros dan ganas de vomitar.
—Voy a responder tu pregunta —dice.
—Escucho. —Intento poner mi atención en él.
—En luna de sangre es más sencillo desatar la parte licántropo que vive oculta dentro de ti, por lo que se vuelve sencillo que te conviertas en una mujer lobo en esta situación. —Responde. —Ahora extiende tus manos y luego te las pasas encima de tu cabeza.
Al extender mis manos en frente de él, veo como derrama un líquido en ellas de uno de sus frascos, cuando lo termina por hacer, pronto pongo ambas manos por encima de mi cabeza como si se tratara de echarme un champú, apenas el olor de unas hierbas aromáticas logran naufragar en mi nariz pero en vez de que pueda seguir bien con el proceso, empiezo a ver de forma distorsionada a los minutos, en los que Cian se limita a decir unas palabras en las que apenas puedo mantenerme en rodillas sin dejar que todo mi cuerpo termine por caer al agua.
Dejo de sentir frío para empezar a sentir un extraño calor, no entiendo las palabras ni mucho menos todos los olores de ciertos aceites que Cian derrama en mí; cierro los ojos e intento respirar con tranquilidad, pero apenas puedo mantenerme en pie cuando al abrir los ojos, pronto los mareos aparecen siento como algo golpea mi cabeza y seguido de ello, ya no veo con nitidez. Todo se distorsiona a tal grado que a los segundos veo a Cian, otros como si estuviera en un bosque de un día y por si fuera poco, una imagen como si me encontrara en casa de mis padres.
Mi cuerpo aumenta de temperatura cada vez más, me cubro los oídos al escuchar más de una voz como si estuviera hablándome haciendo que me confunda y no pueda entender muy bien lo que está sucediendo hasta que pronto todo se detiene y se queda en silencio.
Abro los ojos para parpadear una y otra vez para darme cuenta que estoy bajo el manto de la época del invierno, no me sorprende que esté acá, pero siendo realista, esto no es Maryland o al menos una parte de un lugar que conozca. Todo está cubierto de grandes cantidades de nieve, los troncos de los árboles se han tornado de un café o gris y a mi alrededor hay paz, tanta, que es imposible no creerla.
Escucho un pequeño ruido que logra ponerme alerta, así que al darme vuelta me encuentro con los padres de Aneu, ambos sueltan una sonrisa y se abrazan entre ellos. No dejan de verme como si fuera una conocida, pero apenas veo hacia atrás cuando a diez metros de mí, me doy cuenta que ahí se encuentra Aneu, jugando con la nieve.
Pero no puedo seguir observando mucho el momento cuando al parpadear paso a otro; ahora despierto en una habitación de una cabaña. Todo está decorado con varios juguetes que son entre humanos, pero también artefactos de lobo, hay fotografías y libros de cuentos. Sin embargo, pronto me percato que estoy en una pequeña cama con unas sábanas rosas encima; me levanto para caminar despacio hacia la salida de la habitación que es de Aneu, camino por varios pasillos que están cubiertos de la soledad y oscuridad hasta que me encuentro a la pequeña mirando desde una pequeña abertura de una puerta en donde se puede ver que hay luz y se escuchan unos murmullos.
Voy hasta ella y me quedo detrás para ver, pero irreconocible la conversación que hay detrás de esa habitación, pronto la abren haciendo que ambas nos exaltemos hasta que aparece su padre, quien con una sonrisa se agacha y pronto la toma en sus brazos.
— ¿Qué haces acá lobito? —Le pregunta él.
—No podía dormir, tuve una pesadilla —me cubro la boca al pronunciar sus mismas palabras como si las hubiera llegado a saber.
— ¿Ah, sí? Y ¿de qué trato esa pesadilla hoy? —Ambos se miraron a los ojos.
—Creo... Creo que soy yo... Pero no me reconozco... No sé qué ha sucedido conmigo, con mis poderes y con ustedes... Tengo miedo —Me trago esas palabras que no entiendo porque también las pronunció.
Otro instante más, pasamos a otro suceso en el que ahora me encuentro en una cabaña y en la sala de esta misma. Escucho unas risas y palabras infantiles las cuales llaman mi atención, así que acercándome hacia esos ruidos me encuentro con un niño y una niña, ambos de diferentes edades porque se ven reflejado no sólo en su estatura, sino que labia y la pronunciación de las palabras. Ambos se encuentran jugando y hablando, se encuentran demasiado entretenidos que no hay nada que los distraiga hasta que un rugido en otra habitación capta la atención de todos.
—Ese fue mi papá. —Dijo el niño.
— ¿Crees que se estén peleando? —Dijo Aneu preocupada.
El niño encogió los hombros intentando volver a jugar, sin embargo, al quedarme mirándolo me di cuenta de una cosa... Esos ojos celestes son reconocibles e únicos, por lo que no son difíciles de saber de quién se trata.
— ¡Caden! ¡Levántate! ¡Nos vamos! —Detrás de mí, aparece corriendo su padre.
—Runar, piensa las cosas... Estoy tratando de hablar cordialmente contigo sin tener que desafiar a la diosa de la luna y no tener problemas con Licaón... —Aparece el padre de Aneu.
— ¡¿Es que no lo entiendes?! Tú hija y mi hijo no pueden estar destinados a estar juntos... —Digo con rabia el señor Runar. —Ella no puede ser la mate de mi hijo... —es interrumpido.
— ¡¿Y tú crees que quiero que mi hija sea la esposa de tu futuro alfa?! —Rezongó el señor Baltashar.
—Entonces estamos a mano, buscaremos una forma para deshacer la conexión que tienen y encontraremos una nueva pareja para ambos —veo como el padre de Aneu niega.
—Estarás oponiéndote a la decisión de la diosa de la luna... Sabes que caerá una maldición en ambas manadas si desobedecemos lo que ella ha unido —el señor Baltashar intenta que el señor Runar reaccione.
—Será peor... No lo entiendes, si estoy aquí es porque hace tres días descubrí que nuestros hijos deben estar juntos y quiero evitarme que esto forme una guerra si mi padre se entera que un Hewlett formará parte de un Dankworth —veo como el señor Baltashar suelta una risa irónica.
— ¿Evitarte una guerra? Quieres evitarte que Licaón sea el siguiente en condenarlos a muerte si asesinan a una manada sin razón alguna —responde con firmeza y seguridad el padre de Aneu.
—Por mí, fuera sencillo que murieran luego que asesinaran a mi madre... ¿Es que no tuvieron compasión por ella? ¿No te remueve la consciencia en saber que estaba embarazada y así la asesinaron? —Atacó el padre de Caden.
—Nosotros no asesinamos a tu madre, nadie de mi manada lo hizo y tú mismo estuviste ahí cuando Licaón reveló la verdad —veo como los niños no entienden que está pasando.
Ambos alfas empiezan a gruñirse sin importar que sus hijos estén de por medio, sus ojos se encienden y pierden esa tonalidad de iris común en los seres humanos para tornarse rojos, de un rojo tan intenso como si estuvieran a punto de echar llamas.
—Licaón simplemente los dejo libres de culpa como Pilato hizo con Jesucristo. —Respondió el señor Runar. —Así que no tengo que creer tus mentiras para mantener una alianza que jamás se dará entre nuestros hijos —trago hondo al saber dónde irá esta conversación.
—Desafía a la diosa de la luna si quieres, pero seguiré manteniendo mi palabra y promesa que, aunque no lo desee, mi hija será la mate de tu alfa. Quieras o no. —Termino la discusión.
El padre de Caden lo empuja para que salga de la casa mientras que el señor Baltashar pone las manos encima de los hombros de su hija, le da una mirada para después suspirar. Parece que aquella pelea lo dejó agotado, pero sin dudarlo, con una angustia como si supiera que los Dankworth no se detendrán hasta obtener lo que quieren.
Pronto una nueva imagen se aparece solo que está vez, es como si estuviera en casa de mis padres, veo como Aneu camina de un lado hacia el otro observando cada uno de los objetos de aquella nueva vivienda, su rostro está cubierto de hollín y por supuesto, sus prendas también están sucias.
Se escuchan un par de pasos en donde la pequeña intenta esconderse detrás de uno de los sillones, veo como se cubre sus ojos, pero eso no le sirve mucho de ayuda en el momento en que dos personas aparecen, me quedo impresionada al ver a mis padres llegar, ambos son jóvenes, de unos aproximadamente veinticinco años. Una mujer se encuentra detrás de ellos, quien pronto reconozco como aquella chica que se llevó a Aneu luego de que asesinaran a su madre, ella se encuentra herida y quizás con pocas probabilidades de seguir en pie, no me quiero imaginar lo difícil y largo que debe de haber sido su trayecto hasta llegar a la casa de mis padres.
— ¿Está segura? —Dice mi padre.
—Sí, su hermano me pidió que la ocultara. Que hiciera todo lo posible por mantenerla fuera de sus raíces hasta que sea el momento apropiado para revelar su identidad de nuevo —mi madre le da una mirada a él.
— ¿Qué será de ella y sus poderes? —Pregunta angustiada mi madre.
—Tendremos que remover sus recuerdos... —Menciona la chica. —Pero primero tendremos que hacer que se adapte a este ambiente, tendrá que comportarse como una niña humana y reprimir cada una de sus habilidades y poderes. Por último, finalizaremos con sus recuerdos —todos le dan una mirada a Aneu.
—Y, ¿cómo lo hará? —Traga hondo.
—Le quitaremos sus colmillos... Eso permitirá que luego pueda tener una vida normal. —Responde. —Tendrán que cambiarle su nombre, al menos eso también, ayudará a que no la descubran pronto.
Mis padres se dan una mirada mutua hasta que parecen tener una respuesta de lo que dice la chica, así que mi papá, terminándose por acercar a Aneu, se arrodilla en frente de ella y viéndola a los ojos con tristeza, pero amor, termina por decir unas palabras:
—Bien... A partir de hoy dejará de llamarse Aneu para ser Gemma, Gemma Hewlett.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top