Capítulo 31: Alerta

Camine detrás de él mientras me refugio en mis brazos, siento una extraña incomodidad e inseguridad al estar en un lugar desconocido, pero no es de menos cuando estoy rodeada de hombres, mujeres y niños lobo que no dejan verme como un tipo de espécimen humana fuera de lo normal, de todas formas, he sido mordida y aunque los cambios que deberían estar en mi cuerpo no sean más que la sensación y cosquilleo en mi cuerpo, puedo decir que por todo lo demás es igual.

¿Cuál es la razón por la que digo eso? Quizás sea tonto cuando no he probado cualquier poder sobrenatural que tenga pero para ser realista, no siento que tenga algo peculiar en mi cuerpo que me haga sentir ser una mujer lobo, es como si la mordida no me hubiera funcionado pero en dado caso de no ser así, mi destino hubiera sido como el de Molly pero estoy aquí, viva y fuerte.

Es extraño, sumamente extraño. Quisiera encontrarle una respuesta a mi problema porque sé que ni Caden ni su druida consideraran en revelarme ese secreto que mantuvieron oculto antes de que terminara la supuesta sesión de terapia sensorial y motora para saber si soy una mujer lobo como las demás que han sido mordidas.

Lo que sí, es que me siento agotada como si fuesen de esas veces en las que me hubieran sacado sangre para hacer algún examen.

Esta vez no intento admirar el lugar donde me encuentro he preferido solo mantener la cabeza cabizbaja mirando mis zapatos, porque ya es suficiente que sea el objeto llamativo entre toda la manada de Caden para no sentirme acosada con todos esos miles de ojos que no dejan de evaluarme; además solo veo de reojo algunas cosas pero no se trata más de un simple ciudad en medio de un bosque, aún recuerdo como Caden me hizo saber que ellos viven como todos los humanos, lo único que cambia es que tienen costumbres diferentes y que se cuidan entre ellos.

— ¿Puedes seguir caminando? —me pregunta Caden al esperar que llegue a su lado.

—Sí, pero ¿ya llegaremos? Es que siento muchas miradas en mi espalda —veo un par de casas y cuando Caden me sigue la mirada, los dueños de ellas se esconden.

—Lo lamento, sé que está no es la bienvenida que esperabas —suspiro.

Quizás no, pero tampoco deseaba haber venido a este lugar de forma muy repentina. Necesitaba aún analizar varias cosas entre ellas, si tengo que dejar la mitad de mi vida para tener que vivir rodeada de hombres lobo. Sinceramente no culpo a Caden por traerme aquí con la situación que pude haber estado con la mordida pero lo que si no me gusta la alternativa fácil que tomó y aprovecho ahora que estamos en su manada. Es sencillo decir que podré acostumbrarme a esta vida, lo difícil es saber si seré aceptada al no ser una lobo de purasangre, cuando he llegado a saber que muchos lobos odian a los humanos por todo lo que les han hecho pasar durante años y eso sin decir que últimamente, Caden ha tenido que estar enviando más humanos a su manada luego de ser mordidos, lo cual no dudo que no hayan lobos que piensen que la idea de entrenarlos y controlar sus instintos solo sea una excusa más para integrarlos a su manada.

—Hey, ¿todo bien? —hago una mueca.

No, no estoy bien. Siento como si mi cuerpo ya no es mío, no siento que este sea mi hogar y por si fuera ya suficiente, tengo la sensación de que algo no equilibra este lugar.

—Solo... Quiero descansar.

No quiero parecer una niña llorona que acaban de alejarla de su ciudad favorita para mudarse a un mejor lugar; además, decirle algo así a Caden solo puede ser el detonante para que se decepcione y lo lastime.

Me pone una mano en mi espalda baja para así ayudarme a moverme más rápido para llegar a su casa, que es donde supongo que me llevará. Lo único que termino por hacer es caminar casi a trotes a su lado, no sé cuánto tiempo o cuánto pasos más damos hasta que nos adentramos a otra parte del bosque un tanto alejada que las demás casas, el sitio es muy silencio y húmedo, la mayor parte de las hojas de los árboles se pegan en mis zapatos y una parte de mi pantalón, sin decir que en algunos casos mis pies terminan por hundirse en la tierra mojada.

Por el clima y el ambiente del bosque puedo decir que hace poco llovió, pero lo que pronto llama mi atención es una casa de madera de dos pisos, es ese tipo de hogar que solo los encuentras en revistas o que son construidos en altas colinas o montañas para vivir alejado de la civilización; ni siquiera puedo decir que el lugar donde se encuentra ubicada la casa tipo cabaña, sea tenebrosa, es más, se puede distinguir un aura llena de paz y tranquilidad, algo que necesito por ahora.

Caden abre la puerta para hacerme entrar a mi primero, el olor a madera, humedad y tierra comienza a ser uno de mis olores preferidos, añadiendo que la casa tiene su ambiente cálido. Doy unos pasos hacia delante sin quitar la mirada de cada habitación, escucho un sonido y veo como Caden se quita sus zapatos para dejarlos a un lado de la puerta mientras se quita su chaqueta; al ver que he pasado a su casa ensuciando lo que es la alfombra y el piso de madera, no tardo en empezar a quitarme los zapatos para también dejarlos a un lado siendo así, que mi suéter sea el siguiente hasta que pronto visualizo la venda en donde se encuentra la mordida.

— ¿Es normal que no sané todavía? —le pregunto curiosa.

He estado inconsciente en el pueblo de Caden durante una semana, es difícil asimilar que el tiempo cuando uno se encuentra dormido sea corto pero al despertar parece como si hubieran pasado años, aunque para ser realista, el último sueño que tuve pareció tan real como si lo hubiera experimentado en carne viva, ya que el dolor por la muerte de los padres de Aneu fue tan intenso que aún siento un hueco en mi estómago y en mi corazón, añadiendo que aún aparento escuchar los gritos de toda la manada al ser asesinados y como si las llamas del fuego quemaran mi piel.

Esto no es nada como los demás sueños y pesadillas que he llegado a tener durante estos años, ahora veo recuerdos insólitos y profundos, antes solo eran voces pero ahora, es tan diferente que me ha dejado un amargo sabor en la boca; lo único que deseo es poder descubrir porque sueño con Aneu, ¿tendremos alguna conexión? ¿Eso es lo que Neferet mencionaba? ¿Aneu habrá sido una loba del invierno? Y ¿será que en sí, el triskelion que llevo en mi mano sea una razón de venganza por lo que le hicieron a su familia?

Un dolor de cabeza apareció y me tuve que apoyar de la pared para no caer, todo es demasiado confuso y sin alguna explicación para entender todo desde un comienzo, como podría ser parte de la historia de Aneu si no la conozco pero todo me hace dudar con la marca de nacimiento que su padre tenía en su brazo, la cual tengo. Necesito saber qué fin tuvo ella, si la asesinaron junto con su guardiana o termino por sobrevivir y debe de estar en algún lado. Esa será la única razón por la que pueda quedarme tranquila, es injusto que esto me esté sucediendo cuando no tengo el conocimiento de nada, pero si estos sueños me han conducido a algo, tengo que saber qué es lo que significa y por tanto, darle una respuesta a todas mis dudas.

—Vamos, te llevare a mi habitación. —Caden termino por cargarme.

Escaleras arriba, se encontraron varias habitaciones que mantienen sus puertas cerradas, me da la curiosidad de saber que hay detrás de ellas pero la fuerza y energía que tiene mi cuerpo se agota cada vez más, pongo mi cabeza en el pecho de Caden mientras voy cerrando los ojos, pero el sonido de una puerta abrirse y pronto sentir como termino en una cama, me hace sentir ya en el paraíso teniendo esa oportunidad de descansar en paz.

—Descansa, Bestia. —Deja un beso en mi frente antes de quedarme sumergida en mi propio cansancio.

(...)

Dejo ir un bostezo para luego estirarme entre toda la cama, es probable que no pretenda salir de ella cuando es cómoda y reconfortadora, el clima es absolutamente templado, no puedo negar que es ese tipo de clima que hace que me quede en la cama hasta saber que es hora de levantarme, pero al darme la vuelta y caer en otra almohada, puedo sentir un olor reconocible pero esta vez mucho más profundo, abro los ojos y aunque estos al principio se encuentren un poco nublosos, al final la nitidez vuelve al rascarlos.

La cabeza me empieza a funcionar para darme cuenta que no estoy en mi casa ni en el apartamento de Caden, abro con fuerza los ojos y doy un pequeño salto en la cama para ir recordando el lugar en que me encuentro... La casa de Caden.

Paso mi mano sobre mi cabello y en frente de mí, encuentro mi figura en el espejo... Me veo totalmente mal. Estoy despeinada y tengo una enormes ojeras, pero eso no lo compara en darme cuenta que la venda en mi brazo parece como si alguien me hubiera atacado. Veo mi cuerpo y me doy cuenta que solo llevo una camisa de Caden y mis bragas, lo cual me hacen ruborizarme porque son de color rosa y con encajes blancos como si fuera de una abuelita.

Pongo los pies en el suelo para sentir como la madera proporciona una temperatura fría en las plantas de mis pies hasta que estos le entregan un calor, antes de poder ir a buscar a Caden y poder preguntarle con detalles sobre por qué no soy una mujer lobo todavía, siento algo extraño en mi boca, tanto que me incómoda y logra que no pueda mantener mi dentadura en su lugar, es como si me hubieran dado un golpe en la quijada y terminara por desarreglármela, pero cuando paso uno de mis dedos por dentro, mi dedo índice siente algo filoso, tanto que vuelvo a repetir el patrón de tocar y analizar porque tengo cuatro dientes que no tenía y están obstruyendo el espacio de otros.

Voy hasta el espejo para abrir la boca y darme cuenta de algo que no sólo me maravilló sino que, también me asusto. Levante mis labios inferior y superior dejando ver mi dentadura a la perfección logrando ver que donde antes tenía unos implantes dentales ahora tengo unos enormes colmillos, que son aterradores y que si no tengo cuidado en tocarlos es posible que me lleve una herida.

Me asusto y trago hondo a punto de que me hago hacia atrás intentando poder comprender que es lo que me ha pasado pero pronto solo tengo una sola conclusión a mi duda y esa se llama: la mordida.

—Veo que ya despertaste —dejo ir un pequeño grito al no haber sentido a Caden llegar.

— ¡Odio cuando me asustas! —le reprendo.

—Bueno, siendo ya una mujer lobo debías de haber escuchado mis pasos —enarco mi ceja —, ya sabes, por tener el poder de un oído más agudo.

Apenas puedo comprender lo que está sucediendo que no tengo energías para resolver adivinanzas. Esto no es lo que esperaba con solo levantarme aunque debería tomármelo con calma si pienso tener que adaptarme a mi nuevo cuerpo que al parecer ya ha empezado a dar sus pequeños síntomas lobunos.

— ¿Qué tal dormiste? —pregunta sentándose a un lado de su cama.

—Bien pero... —formo una línea con mi boca.

— ¿Pero...? —Desea que continúe.

—Hoy en la mañana me han aparecido unos colmillos —le comento.

—Todos tenemos colmillos, Gemma. —Niego.

—No, yo no. —Me doy la vuelta para enseñárselos.

Él se levanta de su cama y pronto se acerca a mí para verme detenidamente, parece evaluar cada uno de mis colmillos que sin dudarlo parece tomarle un interés cuando se da cuenta que algo no está bien; va hacia una habitación que pronto distingo como el cuarto de baño, busca algo en ella y pronto aparece con un hisopo en su mano. Me hace abrir la boca con una señal y con unos giros de un lado a otro, saca lo que es un pedazo de diente que parece haber sido triturado ya que está en pedazos, lo pone en su mano y me da una mirada.

—En serio, ¿no tenías colmillos? —Vuelvo a negar.

—No, tuve una anomalía dental llamada agnesia dental. —Le comente. —Es la ausencia congénita de uno o más dientes. —Le explique.

— ¿Desde cuándo? —encojo los hombros.

—Desde pequeña, quizás cuando solo tenía cuatro años. —Lamí mis labios al sentirlos resecos. —Tuvieron que ponerme unos implantes dentales pero en sí, no fueron colmillos sino que molares que servirían para masticar y eso. —Mi lengua termino por tocar uno de los colmillos.

Realmente nunca entendí porque desde muy temprana edad mis dientes se cayeron, eso sin decir, que nunca llegaron a crecer en donde mis padres pensaban que podía ser un retraso dental pero ya a partir de los siete es cuando se dieron cuenta que lo que me estaba sucediendo era algo inusual hasta que el dentista les comento a ellos que no se debía a nada más y menos que una agnesia dental, así que no quedo de otra que tener que ponerme unos implantes para reemplazar esos dientes que nunca crecieron.

—Bueno, eso solo significa que la mordida está dando su efecto solo que de forma lenta —reveló una sonrisa emocionada.

—No me gusta que esto sea así. Prefiero que de una sola vez pueda convertirme en mujer lobo —digo hastiada de ver que este proceso no se está llevando a cabo como deseo.

—Veo que te disgusta la idea de ser una mujer lobo —dice de forma neutral.

—No es que me disguste, Caden. Es sólo que no soy paciente y lo sabes —le aclaro.

Encoge los hombros como si mis palabras no le convencieran pero creo que es suficiente tener que fingir que me siento a gusto en este lugar a que tener que lloriquear cuando no puedo poner no sólo mi vida en peligro sino que la de otras personas, porque aunque no lo quiera ver, la luna llena será en unos próximos días y si no intento controlar muy bien mis impulsos puedo dañar a cualquier persona que se me cruce en el camino, lo cual es lo que me da miedo porque no sé si seré capaz de detenerme a tiempo o al menos de dejar esa parte humana en mi interior.

—Lo siento, sé que esperabas una reacción diferente en mí pero, aún sigo adaptándome a mi nuevo cuerpo —le explico para calmarlo.

—Lo sé, es normal que te expreses así más cuando todo sucedió de forma inmediata —suelto una risa.

—Creo que, siempre sucede de forma imprescindible, ya sabes... todos los que han sido mordidos no se lo esperaban —saca una sonrisa y asiente.

—Es cierto. —Acaricia su cabello.

Dejo a un lado mis problemas lobunos para acercarme a él; realmente no debí de comportarme muy fría con Caden cuando solo intenta aminorar el conflicto de la mordida y eso sin decir, que intenta simpatizar el clima a pesar de lo mal que he empezado el día con la tardanza que está llevando los poderes de la mordida que he obtenido.

Me pongo en su regazo y acaricio su cabello para sentir como pone sus manos en mis piernas, sus dedos rozan de arriba hacia abajo logrando que mi piel se erice; muestra una sonrisa juguetona para empezar a besar mi cuello, luego mi barbilla y de último mis labios, su sabor a café y tabaco son reconocibles pero sin dudarlo su aroma es lo que más me atrae de él. Con un ligero movimiento me deja nuevamente en la cama, se pone encima de mí y de nuevo me besa, acariciando con su lengua detenidamente mis labios como si los estuviera saboreando.

—Me gustaría que pasáramos todo el día en la cama pero... Tengo que llevarte a la casa de mis padres —Abro los ojos.

— ¿Cómo? —Digo levantándome.

—Sí, debemos de hacer oficial nuestro compromiso. —Lo miró sorprendida.

— ¿No crees que es muy pronto? —Veo que se controla para no reírse en mi cara.

—No... No lo creo —resoplo.

—Caden, no estoy preparada —le digo cayendo de espaldas en la cama.

—Creo que nadie estaría preparado para un momento así, sea alguien ordinario o un lobo —me guiña el ojo.

No es algo que estaba dentro de mis planes... Bueno, últimamente nada estaba en mis planes cuando no pensé que terminarían por morderme, convertirme en una mujer lobo, tener que vivir por un tiempo en la manada de Caden y ahora, tener que presentarme ante sus padres para darles la noticia del compromiso. Intento no ponerme histérica con todo, porque si soy sincera, hay tantas cosas que necesito resolver entre las primeras, por qué sigo soñando con Aneu y por qué los efectos de la mordida se están aplazando.

—Caden... —se da la vuelta mientras se quita su camisa para cambiársela por otra.

— ¿Sí? —Intento no distraerme con su cuerpo.

— ¿Samay y Zöe se encuentran bien? —Pregunto por ambas chicas que pelearon contra aquella bestia.

—Sí, ambas se recuperaron de los golpes que le proporcionó el alfa que las ataco, no fue algo muy grave aunque ya sabes que Samay al ser una beta se recuperó más lento que Zöe. —Asiento.

Aunque no me esté mintiendo, tengo la ansiosa idea de querer irla a ver, pero el problema es que no puedo demostrar tanto entusiasmo por Samay cuando Caden no conoce nuestra relación y la verdad es que hoy que estamos en su territorio será más difícil que mantenga un contacto con ella a fin de que nadie descubra que ella no está en la manada de Caden por tener un hogar y refugió antes que otros hombres lobo la ataquen, sino más bien, está acá porque ella y Kilian siguen buscando una forma de vengar la muerte de sus padres y de varias personas que murieron en su manada...

Pronto una idea se cruza en mi mente al pensar en esas dos claves de palabras que musite en mi mente, la primera de ellas la muerte de sus padres y la siguiente, sobre aquellos hombres y mujeres lobo que murieron en su manada. Aún puedo recordar como en la última pesadilla que tuve, había un incendio, una manada de hombre lobo atacando a la manada de los padres de Aneu y por supuesto, muchas muertes sangrientas y dolorosas. ¿Será que Kilian y Samay pertenecieron a la misma manada? Dios, si es así... Quizás ellos sepan algo de mis sueños con Aneu.

— ¿Qué es lo que estás pensando tanto? —Agito mi cabeza para escuchar la pregunta de Caden.

No tengo idea de cómo podré hablar con Samay y al menos tener un contacto con Kilian ahora que estamos a más de quizás kilómetros de distancia cuando ni siquiera yo sé en donde me encuentro y lo peor es que no tengo ni un mapa o mi celular para decir si aún también me encuentro en mi país natal o estoy fuera de él. Por ahora, tendré que calmar mis emociones y por supuesto, guardar con paciencia esa pregunta que tengo en mi cabeza, sé que encontraré pronto a Samay y quizás sea ella quien pueda resolver esa duda, pero mientras tanto, tendré que fingir ante Caden que todo está bien.

—Es que... No sé cómo debo de presentarme ante tus padres —le digo nerviosa porque es otro conflicto que tengo en mente.

—Solo sé tú, aunque no comentes mucho sobre historias falsas de lobos y de tu anterior vida como mujer ordinaria —elevo la ceja como me ha dejado contra la espada y la pared.

—Caden... Hace tan solo un día me acabo de enterar que estoy en tu manada, por lo que no tengo nada que contarles a tus padres sobre mi experiencia de mujer lobo. —Le reclamo.

Veo como resopla abrumado para quitarse sus pantalones y dejarme una buena vista de su trasero del cual tengo que cerrar los ojos y girar mi cabeza hacia un lado para poder tener la mirada en algo mucho más interesante que no sea en su cuerpo.

—Déjamelo todo a mí, quizás deba ser yo quien te ayude con las conversaciones. Al menos, solo te pido que no menciones nada sobre el sacrificio que Neferet me propuso, eso si no les agradaría en saber —lo tome en cuenta aunque sabía de forma anticipada en no revelar algo así.

— ¿Qué debo de ponerme? —Le pregunto.

—Compre algo para ti, espero que te guste —recoge una bolsa y pronto me la entrega.

De la bolsa saco un vestido café de tirantes, del cual gracias a Dios no marcaría la silueta de mi cuerpo al ser pegado; además encuentro unas bragas y por supuesto un sujetador.

—Es hermoso, me encanta —le digo con una sonrisa.

—Me alegro. —Su rostro reflejo la satisfacción de escuchar eso. —Tengo que ir a resolver unos asuntos. Pasaré por ti en tres horas, así que tienes tiempo para darte un baño y prepararte para lucir hermosa. —Deja un beso en mis labios. —También te compre maquillaje aunque sé que no utilizas mucho. —Me señala otra bolsa.

—Vaya que eres una caja de sorpresas —me burlo de él.

—Mmm, y eso que no sabes que otras cosas soy bueno —niego riendo al ver cómo me da una mirada pícara.

—Claro. —Digo mientras recojo la otra bolsa y esculco en ella su contenido.

Al menos no dejo desapercibido nada de lo que pueda arreglar mi mala cara que tengo estos días, lo bueno de tener a Caden es que no sólo conoce mis gustos sino que también sabe lo que puedo utilizar y lo que mejor me quedaría bien. Le doy un buen punto por ser un buen novio y prometido.

(...)

Suelto un suspiro al ver que pronto llegaremos a la casa de sus padres y sigo sin estar preparada mentalmente para poder conocerlos; en todo el camino, Caden intento sacarme alguna que otra conversación pero al estar indispuesta y concentrada en todas las escenas que podrían presentarse en esta noche, mayormente solo lo escuchaba o le contestaba con monosílabos haciendo que a los minutos se diera cuenta que en realidad no estaba poniéndole atención.

—Bueno, llegamos —dejamos de caminar para ver la casa de sus padres a unos quince a veinte metros.

Algo en mi interior entra en pánico pero no por la idea de que en unos minutos conoceré a la familia de Caden sino más bien, es una sensación de miedo como si una parte de mí me estuviera diciendo que estoy a punto de entrar a la trampa del enemigo; sin embargo, no tengo alguna razón para pensar en ello cuando solo hace unos días fui humana y ahora soy una mujer lobo, por lo que no tendría lógica de que los padres o el resto de la familia de Caden se molestaran conmigo al haber elegido este destino, aunque la única explicación que tenga para que me sienta así sea porque quizás al final ellos no acepten nuestro compromiso.

—Creo que todo la manada terminara por escuchar como late tu corazón de rápido —le doy una mirada llena de cansancio.

— ¿Qué sucede si se niegan al compromiso? —Le digo un tanto temerosa.

—Deben de respetar mi decisión, es mi vida y mi futuro —hago una mueca porque no es la respuesta que esperaba.

Se pone en frente de mí, bloqueando la vista que tengo de la casa de sus padres, toma mis mejillas y me da esa mirada llena de cariño del cual ya se le está haciendo habitual mostrarme; sus labios pronto tocan los míos en un codicioso beso del cual intenta que no se sobrepase del límite.

—Confía en mí, ¿sí? —Asiento.

Toma mi mano para seguir caminando los metros que nos faltan para llegar a su casa, intento calmar mi angustia en ese tiempo pero no me es suficiente cuando sin darme cuenta, ya estamos en frente de la puerta, en donde con sólo tocarla, pronto la abren.

Así que poniendo mi mejor sonrisa para el momento, pronto está va desapareciendo poco a poco cuando en frente de nosotros, se aparece aquel hombre lobo que asesino a los padres de Aneu.

—Caden, bienvenido. —Dice ese hombre.

—Buenas noches abuelo —en mi interior hay una enorme sorpresa al escucharlo decir esa palabra —, ella es mi prometida, Gemma... —lo interrumpo.

—Gemma Woods. —Intento mostrar la mejor sonrisa fingida. —Un placer en conocerlo señor Dankworth.

El abuelo de Caden me da una mirada evaluativa como si intentará descifrar si hay algo malo en mí, pero al momento en que sus ojos chocan los míos, puedo sentir esa angustia, ese miedo vivido cuando el padre y la madre de Aneu fueron asesinados por él, y más, mi cuerpo parece revivir ese recuerdo cuando le desgarro la garganta a la madre de ella mientras el bosque se incendiaba. Mi cuerpo se invade de un cierto dolor pero a la vez de furia, no sé porque cuando todo fue solo un sueño, pero no puedo quitarme esa terrible sensación que cosquillea cada parte de mí ser y me pide que tome venganza.

—Es un gusto conocerla señorita Woods. —Habla. —Pasen adelante, el resto de la familia los espera.

Caden con una sonrisa, me da un leve empujón para que pase a la casa de sus padres pero a penas al hacerlo, siento un mareo y es cuando me doy cuenta que mi cuerpo se ha puesto en alerta al solo pensar que puedo estar cerca del enemigo, en donde claramente, esté parece manifestar que no le ha agradado nada mi visita.

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Continuará...

Hola! Me tarde creo que seis meses en volver a publicar un nuevo capítulo pero no me culpen del todo luego de un fuerte año en la universidad y también por no tener la suficiente inspiración para publicar un buen capítulo.

Espero que esté les haya gustado mucho porque aquí es donde se va poniendo la tensión en la historia, en donde varios secretos se irán revelando y por supuesto, Gemma irá descubriendo más cosas de sus sueños.

Deseo de corazón que su familia y todos/as se encuentren bien de salud luego del loco y terrible año que tuvimos por la pandemia, como también de otros problemas.

Nos vemos en el próximo capítulo!

Isabel Moz

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