Capítulo 30: Sacrificio
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Abro los ojos para darme cuenta que me encuentro en un lugar totalmente extraño, solo veo como las copas de varios árboles altos se mueven y lanzan pequeñas como grandes hojas que caen encima de mi rostro; apenas puedo ver pocas porciones del cielo celeste mientras que el sol traspasa varias partes de los árboles. El sonido de la naturaleza propia trae una sensación serena que es como encontrarse en una de esas películas o documentales sobre la exploración de la flora y fauna silvestre.
Me levanto del suelo sintiendo el aroma a tierra mojada logrando que lo compruebe cuando mis manos se llenan de está; a mi alrededor no hay más que árboles, rocas, troncos caídos e insectos. Es extraño, sí, muy extraño... Creería que esto es más que un simple sueño pero todo parece real, los sonidos, los olores y todas las sensaciones que transmiten mis cinco sentidos.
Intento recordar lo que sucedió la última vez, pero todo parece distorsionado y nubloso, tanto que solo puedo recordar una parte, la cual no necesariamente es la más agradable... La bestia. No sé cómo termine en el bosque y mucho menos cómo es que me llevo viva sin que... ¡Mierda!
Me reviso el brazo y no veo nada, absolutamente nada. Es como si la mordida hubiera desaparecido pero es probable que en serio, pueda ser más que un sueño cuando he sido mordida por un alfa que no dudo que ya con esa acción, soy parte de esa mínima población del mundo que será parte de una manada de hombres lobo pero tengo muchas dudas con respecto a ello, tanto que imaginarme en transformarme en una mujer lobo será algo que deberé acostumbrarme y más cuando dejé de serlo en el momento que aparezca desnuda para ser de nuevo en un semi humana.
Sin embargo, esa no es la parte mala sino más bien tendré que controlar mi parte lobuna cuando aparezca cada luna llena... Dios, ¿qué haré ahora? Esto no es lo tenía planeado en los próximos días, bueno en un largo tiempo porque siendo realista, una vez que Caden me marcara terminaría formando parte de su familia y estar más apegada a las costumbres que tiene su manada; esto no debía de haberme pasado, era todo más fácil cuando pensaba que seguiría siendo una humana sin que mi novio intentara marcarme antes de una futura boda.
Veo a mis alrededor mientras empiezo a caminar, no hay ningún tipo de ruido estruendoso que arruiné u obstruya el momento, hay mucha paz y tranquilidad, tanto que me hace sentir como si estuviera en casa. Sí, esa es la palabra, en casa porque cada vez que piso estas tierras parece como si mi memoria hace que me naufragara en una ola de recuerdos lejanos que no me permiten poder devolver aquellas experiencias pasadas que me erizan la piel y hay algo que parece combatir en mi interior para poder salir haciendo que descubra la verdad.
No hay una señal de vida humana de aquel lugar, es como si fuera la única en habitar en aquellos terrenos insólitos y especiales; me deslizo hasta rodar colina abajo terminando por caer en un barranco donde pasa un pequeño arroyo. Molesta por caerme sin ver donde piso, me levanto y sacudo mis manos quitándome el agua, el vestido corto que llevo se pega en mi cuerpo haciendo que me dé cuenta que no llevo más que mi ropa interior y aquel vestido.
Gruño tanto que el eco de mi voz se profundiza por todo el bosque; agarro una parte de mi vestido y lo retuerzo para sacar el agua a pesar que siempre la tela quedará húmeda. Me quito un poco de lodo que se ha quedado en mis brazos y más un par de hojas que se encuentran pegadas en mi cabello. Esto es inaudito, tanto que, solo en mis sueños me suelen pasar éste tipo de estupideces, ni en la vida real me suelen pasar tantas tonterías, por lo menos aquí, puedo tener mis humillaciones y nadie se tomara la molestia de burlarse de mí o que lo intente recordar para hacérmelo saber en otro momento.
—Maldición...
Murmuro e intento salir del arroyo pero me detengo cuando escucho una pequeña voz seguida de pisadas que son muy audibles al patear las hojas secas de los árboles. Elevo la mirada hasta encontrar a una pequeña niña en frente de mí, parece no verme ni escucharme ya que se encuentra entretenida sacando piedras del arroyo y eso sin decir, que no tiene miedo de caer al agua.
Miro por todos lados pero no encuentro a sus padres o por lo menos su cuidador, simplemente está ahí sola sin tener ninguna compañía, tampoco se le ve asustada o temerosa de aquel lugar que desde la mirada de un niño se puede sentir intimidante al ver un mundo que parece ser más grande que él.
Sus risos dorados como el sol brillan a través de un pequeño rayo que cae exactamente en su cabeza; su piel es blanca, demasiado que cualquiera podría decir que la niña padece de alguna enfermedad como anemia o Xerodermia Pigmentosa. Al verla cuidadosamente es casi como verme en una dimensión diminuta pero ni siquiera puedo decir que fuese yo porque mis padres nunca me enseñaron o mejor dicho, tuvieron fotos mías de cuando tenía menos de cuatro años, todo fue extraño pero me hicieron saber que ese momento, la escaza economía por la que pasaban le impedían complacerse en algunos aspectos, entre ellos, tener una cámara fotográfica debido que para aquella época los celulares era casi del tamaño de un ladrillo.
Me fui acercando a ella con cuidado, escuche su dulce, suave y niñona voz tarareando una canción que repite una y otra vez como si la estuviese practicando, pero todo cambia cuando empieza a contar de la palma de su mano varios caracoles que se han escondido en su caparazón hasta que se escucharon otros pasos a los lejos.
— ¡Aneu! ¡Aneu! ¡¿Dónde estás?!
¿Aneu? De nuevo ese nombre que ya es típico de escucharlo a diario por cualquier persona desconocida que se me presente y me llame de esa forma. Le doy otra mirada a la pequeña niña de quizás unos tres años logrando preguntarme sí... ¡Que tonterías! No puedo ser ella... ¿O sí?
Ella elevó su cabeza buscando a la persona que la llama, pero en realidad, al final ambas terminamos por buscar a esa voz femenina que parece escucharse angustiada al no encontrarla.
La niña se queda mirando un punto hasta ser la siguiente en hacerlo y ver como una mujer, baja del barranco con velocidad hasta saltar el otro lado del arroyo para acercarse a la pequeña, veo como deja ir un suspiro y no tarda en abrazarla donde ella solo suelta una sonrisa.
—Dios mío, dejo de verte un segundo y ya te has esfumado... Para ser pequeña eres muy veloz. —veo cómo se relaja al ver que la niña se encuentra bien. —Tus padres te esperan, vamos.
La niña ni siquiera puede decirle nada cuando la mujer la toma del brazo y hace que camine casi a su mismo paso rápido, por la rapidez que la agarro, ella soltó los caracoles haciendo que terminen en un charco de lodo y agua sucia. Ella protesto por querer volver pero la mujer no se lo permitió.
Tomando en cuenta que la niña se llama Aneu, busco respuesta a mis preguntas que últimamente se han alojado en mi cabeza desde que la bruja Neferet mencionó ese nombre en mi presencia.
Sigo a aquellas dos personas quienes no escuchan mis pasos, simplemente caminan a un dirección y un paso más acelerado cada vez que vuelven a entrar al bosque; en una parte del arroyo, empiezan a escalar para volver a la parte alta en donde termine por caer y aunque pensé que me tomaría tiempo en subir, termine por lograr llegar arriba a su mismo paso.
Pasamos caminando quizás una media hora, en ningún momento se detuvieron y es probable que ella no soltara el brazo de Aneu al imaginar que la pequeña debe ser curiosa e inquieta.
— ¿Tienes calor? —le preguntó la mujer a la niña.
—No, ¿por qué estamos aquí? —Aneu le preguntó a ella.
—Tus padres se reunirán con el alfa de otra manada, ya sabes, cosas de adultos y trabajo —supuse que debería ser como su niñera.
—Aquí es bonito —se refiere al bosque.
— ¿No extrañas tu casa? ¿La nieve? ¿El frío? Y ¿los paisajes envueltos en una manta blanca? —La niña mostró un gesto indiferente.
—Sí pero este lugar es muy colorido. —Siguió viendo todo lo de su alrededor.
No debo de dudarlo pero comparto la opinión de Aneu, este lugar es hermoso. Particularmente a veces las personas le tienen miedo a adentrarse a un bosque y perderse en él pero en sí, la diversidad de plantas y animales que uno pueda encontrar, lo hace ver maravilloso al punto de no querer irse para seguir viviendo en la magia que trae estos bosques.
Pronto a lo lejos veo un montón de tiendas de campaña, como personas ir y venir de un lugar a otro; las risas de los niños son majestuosas al ver como trepan los árboles o se han puesto a jugar a peleas o competencias; varios adultos llegan con canastas luego de recoger alimentos del bosque, otros se mantienen haciendo la comida o practicando técnicas de lucha en defensa.
Aneu saluda a varias personas mientras que ellas le responden con una reverencia; la chica la lleva hasta otra zona en donde se encuentra una enorme tienda de campaña que diferencia a las demás no solo por verse más lujosa sino que como si ahí estuviese alguien importante.
Entran dejándome a mí afuera queriendo ser la siguiente en descubrir lo que hay dentro, la tentación de la curiosidad hacen que me muerda el labio y piense en si entrar o quedarme donde estoy pero viendo la oportunidad que tengo para conocer más a Aneu, traspaso la tienda de la campaña para ver como una madre abraza a su hija mientras que le aparta varios cabellos rubios de su rostro.
—Puedes ir a descansar, Indivar.
—Sí señora. —Se despide la mujer quien llevo a Aneu a casa.
— ¡Mami!
Aneu abrazo a su madre del cuello mientras que la señora, la refugiaba en sus brazos; le acaricio el cabello y le dejo varios besos esparcidos en su rostro haciendo que la pequeña riera de las cosquillas. Aquella mujer se le ve como una madre dedicada, amorosa y protectora; sin dudarlo un ejemplo de buena mamá.
— ¿Cómo están mis dos mujeres preciosas? —detrás de mí se encuentra un hombre.
Abro la boca sorprendida para darme cuenta que no se trata más de alguien con unos rasgos físicos muy similares a mi padre, su sonrisa, su nariz y la simetría de su rostro logran que me quede perpleja al creer que es mi padre pero llego a la conclusión que no es así, cuando veo una marca de nacimiento en su brazo derecho, la cual mi padre carece y... ¿en su brazo?
Me veo mi brazo derecho y puedo encontrar la misma marca de nacimiento, la cual solo una vez escuche que mi padre me dijo que la herede de mi abuelo.
— ¡Papá!
—Ven aquí lobita —el hombre abrió sus brazos en el momento en que la niña corrió a él.
Aneu llegó hasta su padre quien también la abrazo y le dejó un beso en su sien; aquel hombre tiene un brillo de orgullo en sus ojos cada vez que ve a su pequeña hija, ella pone sus manos en sus mejillas y pronto ambos chocan sus frentes mientras se dan una pequeña muestra de cariño al chocar sus narices haciendo que rían.
—Baltashar, debemos hablar —su esposa lo llama.
—Lo sé. —Le da una mirada a su hija. —Ve a jugar lobita, antes de que llegue la cena. —Aneu sonrió y salió corriendo dejándolos solos.
Esta vez, no fui detrás de Aneu sino más bien me quede en aquella tienda de campaña mientras veo la tensión que hay entre ambos adultos que no dejan de verse a los ojos con preocupación. El padre de Aneu, se dirige a una mesa en donde tiene extendido un mapa, le da una mirada hasta que su esposa se acerca a él y trata de llamar su atención pronunciando su nombre.
—Esto no me gusta nada, ¿por qué quieren vernos aquí? —dice su esposa.
—Porque sabes muy bien que las temperaturas frías los mataran, en cambio nosotros resistimos a esté clima tropical —le comenta él.
—No sé Balta... Deberíamos irnos, no estamos protegidos en este lugar que no dominamos bien y podemos ser presas fáciles de ellos —el rostro de ella demuestra miedo.
—Harlen, no es el momento de retractarnos e irnos —la corrigió —, hemos de formar esta alianza, tú sabes mejor que nadie que Aneu algún día se casara con el hijo de ellos y aunque no estemos felices por ello, no podemos desobedecer una de las decisiones de la diosa de la luna. —Ella suspiro.
—Pero, ¿por qué? ¿Por qué la diosa de la luna acepto que nuestra hija sea su mate? —Dijo Harlen. —Es un peligro, una loba del invierno y un lobo del desierto, ¿juntos? —enarqué la ceja.
—Eso no es lo preocupante, no sabemos si de todo esto, al final podrán tener hijos... Sabemos muy bien que cachorros híbridos no nacen o viven más de los doce años. Es un peligro lo que está corriendo nuestra hija pero al parecer la diosa ya tiene un plan que no podemos faltar. —Dice decepcionado.
—Balta... debemos irnos una vez que se haga la alianza. Tengo una sensación de miedo como si algo estuviera a punto de pasar. —Dijo ella con los ojos cristalizados.
—No te preocupes, Harlen. —Abrazo a su esposa. —No dejaré que ni a ti ni a Aneu les suceda algo.
—Señor... Lo siento por interrumpirlo pero, ya han llegado. —Apareció un hombre.
—Bien, ahora vamos.
Harlen se quitó unas lágrimas de sus ojos para luego recomponerse, su esposo le dio un beso corto mientras acariciaba su rostro con mucho amor; luego de aquel momento, tomaron sus manos para caminar juntos y salir de la tienda de campaña, estuve a punto de salir con ellos cuando se escuchó un grito y seguido de ellos varios alaridos de dolor y angustia.
— ¡Emboscada! ¡Huyan! ¡Corran!
Al salir de la tienda de campaña me di cuenta como varias de estas las han incendiado, como también, muchas personas corren de un lado a otro para refugiarse hasta que varios lobos empiezan a luchar y atacarse, mordiendo hasta asesinando sin piedad mientras que otros los dejan débiles o moribundos; todos empiezan a convertirse en hombres y mujeres lobo, ya no veo a Baltashar, Harlen o Aneu, simplemente el bosque empieza a incendiarse logrando que todo se vuelva una capa de colores brillantes que van del rojo al amarillo, el humor negro que proporciona al quemarse los árboles opaca la vista de cualquiera, simplemente empiezo a caminar y quitar aquel humo de mi rostro; veo como varios siguen luchando intentando defenderse pero es tan confuso saber quiénes son los buenos o los malos que no sé qué hacer.
Empiezo a correr y a esquivar varias tiendas de campaña ardiendo en llamas, las personas que han quedado sin transformarse corren o buscan a su familia, varios cachorros se quedan aislados a un lado esperando que sus padres lleguen por ellos, intento llevármelos para que no reciban una quemadura por el fuego pero un lobo llega y sin dudarlo, los asesina sin piedad, mordiendo sus cuellos o rasguñándolos hasta escuchar como crujen algunos huesos o la sangre se dispersa por el suelo.
Aquella escena es tan aterradora que soy la siguiente es salir huyendo, corro a través del bosque dándome cuenta que la mayor parte de esté ha empezado a calcinarse al estar en llamas; a lo lejos veo una pareja quien corre con una niña, mis ojos no me proporcionan mucha ayuda para saber si son ellos pero a lo lejos veo como un par de lobos los persiguen en donde el hombre termina por atacarlos haciendo que mueran o simplemente los deje moribundos.
Los intento alcanzar pero me es difícil llegar a su mismo nivel hasta que se esconden detrás de una enorme piedra; ellos se refugian abrazándose entre sí, mientras protegen a su cachorro; cada vez que me acerco puedo escuchar los sollozos de ella y antes de poder sacar conclusiones me doy cuenta que si son ellos.
—Mierda...
Una manada de lobos empieza a corren hasta donde están ellos, parecen atacarlos que no queda duda que una docena de ellos, pueden ser más veloces que dos adultos y un cachorro; Harlen se preocupa y le da una mirada a su esposo logrando ver como de sus mejillas llenas de hollín bajan unas lágrimas.
—Vete, tienes que irte con Aneu. Busca a mi hermano y refúgiate unos días con él para luego volver a casa —le dice Baltashar a ella.
— ¡No te dejaré! —Ella le toma del brazo.
—Tengo que distraerlos o nos asesinaran. Tú tienes oportunidad de vivir, salva a nuestra hija —él la tomó de las mejillas.
Nuevamente el aullido de los lobos acercándose hizo que Harlen llorara más fuerte, Aneu mira a sus padres sin saber que sucede, solo puedo ver como su rostro muestra un temor absoluto.
— ¡Vete Harlen! ¡Vete! —Ella no se mueve.
—Te amo... —rompe en llanto.
—Tú tampoco olvides que te amo. —Baltashar mira a su hija. —Recuerda Aneu, que yo siempre te amare y nunca olvides quién eres.
Aneu empieza a llorar del temor y cuando ve a su padre que se levanta y está a punto de irse, ella intenta agarrarlo con sus pequeñas manos pero es demasiado tarde cuando su madre es la siguiente en levantarse para empezar a correr, observando como aquella familia se separa mientras que la niña llora y abre sus bracitos llamando a su padre para que vuelva con ellas.
Miro como Baltashar corre hacia la manada de lobos que se ha incrementado, se convierte en hombre lobo y se tira encima de uno hacia el otro, peleando con todas sus fuerzas con ellos hasta que lo empiezan a atacar. Ver aquello me horroriza tanto que siento un dolor en el pecho y las lágrimas empiezan a deslizarse de mis ojos pero un fuerte golpe me quita el aire cuando atrapan a Baltashar, él vuelve a convertirse en un humano y pronto, uno de los lobos lo golpea duro en el pecho hasta sacarle el corazón.
Me cubro los ojos ante aquella escena, pienso en muchas cosas entre ellas, que Aneu acaba de perder a su padre y ya jamás podrá verlo para correr hacia sus brazos.
Otro nuevo aullido hace que reaccione y vea como nuevamente aquellos lobos empiezan a correr a la dirección en donde Harlen y Aneu desaparecieron; intento seguirlos pero me es imposible con el humo y el fuego que se propaga a mi alrededor, debo de esquivar varios árboles que empiezan a caer sumergidos en llamas.
No veo nada a mí alrededor además de seguir escuchando gritos y aullidos que me hacen estremecer el cuerpo, me siento perdida en aquel lugar luego de haberlo admirado con mucho cariño. Todo se ha vuelto escalofriante como una película de misterio y terror; sigo quitándome varios árboles en llamas hasta que a lo lejos veo como Harlen aparece corriendo y llevando a su hija en brazos. Salta y esquiva con facilidad varios troncos y piedras; a unos metros de mí, se detiene y baja su hija en brazos, en ese momento aparece nuevamente Indivar, parece darle unas indicaciones a ella y pronto agarra a Aneu para llevársela mientras que la niña vuelve a gritar y llorar al alejarse de su madre.
No es más que otro método de distracción para los lobos que la persiguen donde intenta que se alejen de su hija; unos hombres aparecen y la rodean en círculo pero eso no la detiene al pelear con cada uno de ellos asesinándolos y llenándose las manos de sangre donde al parecer es de su poca preocupación; me voy acercando a ella hasta que aparece otra manada más y vuelve a rodearla, veo como respira rápido que sin dudarlo la fuerza que ha ocupado con aquellos seis hombres lobo la han cansado.
La manada se aparta un segundo y dejan que un alfa se acerque a ella haciendo que solo queden a tres metros de distancia.
—Sabes que tu hija también morirá, ¿no? —le dice el hombre a ella.
—Nos engañaste... sabía que esto no era una alianza, nos enviaste hasta aquí para atacar a nuestra manada, asesinar cada uno de ellos y eliminar a tu enemigo. —Dijo Harlen.
—Es una venganza, Harlen. No permitiré que alguien de mi familia se case con un Hewlett u olvidaste lo que le hicieron a mi esposa —gruñó él.
— ¡Nosotros no fuimos! ¡Les mintieron! ¡Los assasins fueron quienes la asesinaron y nos culparon para cambiar la escena del crimen! —se defendió ella.
—Es una lástima que tu hija no esté presente para ver a su madre morir —sentí como el aire de mis pulmones se iba.
—No conseguirás lo que deseas, estás desafiando a la diosa de la luna... —intentó hacerlo reaccionar.
—Ella sabrá que lo que hice fue lo correcto —ella achicó los ojos.
—No importa lo que hagas, mi hija sobrevivirá y será la esposa de tu nieto, quieras o no —le dijo molesta.
—Bueno, todo tiene un sacrificio, ¿no? —se movió muy lento hacia ella. —Mala suerte que no haya servido de nada.
Sin esperarlo, con un rápido movimiento él levanto la mano y le desgarro el cuello logrando que Harlen muriera cayendo al suelo desangrando sin que recibiera una ayuda de nadie. Aquel hombre que solo sacudió su mano para limpiarse la sangre que corría de su mano, la miro por un instante hasta que pidió a su manada que buscara a Aneu, alejándose del cuerpo de Harlen y marchándose con los demás.
Me fui acercando poco a poco hasta ella, me cubro la boca y empiezo a llorar cuando veo que desgarro su garganta sin darle la oportunidad que sobreviviera; de uno de sus ojos, salió una lágrima y se quedó viendo el cielo dejando ir un último suspiro que se logró saber que ella ha muerto.
Veo todo a mí alrededor y no encuentro más que destrucción, asesinatos y sangre...
¿Esto es lo que he estado soñando?
¿Qué es todo esto?
¿Por qué sucedió?
Tengo un nudo en la garganta y me doy cuenta que estoy en el mismo infierno, solo hubiera querido no presenciar aquello y saber que la próxima que morirá será Aneu quien dudo que logre salvarse de esa manada de asesinos.
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Me levanto y empiezo a toser descontroladamente mientras que la cabeza me empieza a dar vueltas, me duele tanto que siento como si hubiera caído de un piso y tuviese una ruptura que jamás volverá a sanar.
Mis ojos se esclarecen para ver cómo me encuentro en otro lugar, estoy en una cabaña y a mi alrededor hay varios inciensos que parecen darle un aroma al ambiente, me veo el brazo para darme cuenta que tengo una venda y seguido de ello, estar en una cama de varas de bambú que ya suelen ser muy incómodas para mi espalda.
Intento poner los pies en el suelo pero siento un mareo que me hace perder el equilibrio teniendo que sujetarme de una mesa para no caer. Veo varios cuencos con diferentes medicinas naturales, aunque también encuentro unas jeringas.
Respiro profundo e intento relajarme luego de tener aquel sueño pero la paz se aleja cuando alguien abre la puerta y pronto el rostro de Caden es lo que hace que vuelva a sentirme débil y mareada.
— ¡Has despertado! ¡Debes estar en la cama!
Corre hasta mí para tomarme de los brazos y llevarme a la cama de varas de bambú; la almohada es lo único que me reconforta pero la sensación de peligro no se escabulle de mi cuerpo a pesar que lo tengo a mi lado.
—Mmm, se ve mejor.
Aparece un anciano con un traje de budista para acercarse a mí mientras toma mi brazo y parece revisarlo antes de decirme unas palabras. Queden está atento a cada uno de sus movimientos que no deja de ver lo que hace sin hacerle preguntas pero por su rostro lo encuentro nervioso.
—No veo algo anormal por el momento —dice él —aunque creo que es necesario hacerle unas pruebas, veremos si ya es parte de la manada.
Dice aquel anciano mientras se va dejándome a solas con Caden. Le doy una mirada y veo como su rostro muestra cansado a pesar que no tenga ojeras gracias a sus poderes, él simplemente, suspira y toma mi otra mano que no está herida para dejar un beso en ella mientras la acaricia.
— ¿Dónde estamos? —Le pregunto.
Él suspira como si no encontrase las palabras adecuadas para darme una noticia pero al ver mi impaciencia y que estoy a punto de preguntar de nuevo, responde antes que lo haga.
—Bienvenida a mi hogar, Gemma.
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Continuará...
Hola a tod@s! Aquí les dejó un nuevo capítulo muy emocionante del cual podrán disfrutar mucho y como saben, conocer un poco más los secretos de Gemma.
Espero poder publicar pronto un nuevo capítulo para que no pierdan el ritmo de la historia, mientras tanto, deseo que su familia, seres queridos y por supuesto, ustedes estén bien de salud. Cuídense y tomen las medidas de higiene adecuadas para prevenir el contagio del COVID-19.
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