Capítulo 26: Primogénita

Sigo esperando que Samay diga una palabra pero aún sigue analizando todas las palabras que le he dicho, como también, no deja de verme con mucha cautela como si estuviera intentando buscar algo que este mal en mí, pero al final solo exhala el aire dejando ir un fuerte ruido que sale de su garganta para relamer sus labios y dejar que sus hombros caigan para no seguir tensa.

—No entiendo, es decir, tenías la oportunidad de salvar a Caden con la ayuda de su hermano, pero te negaste a aceptar su acuerdo. —Me doy cuenta que aún sigue confundida.

—Sí... Pero prefiero encontrar una solución a que Tahiel le pida ayuda a una bruja que atrapa niños para luego dárselo a otra bruja para que sacrifique a un inocente. —Le explico cómo quinta vez consecutiva.

—Lo sé, entiendo esa parte pero vamos a ver Gemma. —Se acaricia la cabeza. —Elly es una bruja maligna, ¿sí? —Asiento entendiendo eso. —Y atrapa niños inocentes para obtener su sangre y luego asesinarlos quitándoles algunos órganos de su cuerpo. —Espero que prosiga. —Ahora bien, Tahiel te propuso que hicieran un acuerdo con ella, en pedir un cachorro y llevárselo a Neferet, entonces, mi pregunta es, ¿qué es lo que te preocupa? —Me asombro al ver que la historia no altera sus emociones.

Ya no sé qué pensar de Samay, si realmente ella no tiene corazón o empatía al ver que asesinaran a un indefenso carrocho de cualquier manada de hombres lobo o en serio, mi amiga ya ha comenzado a volverse loca en pensar que aun siendo sensata en aquellas decisiones, tomare esa propuesta que Tahiel tiene para salvar a Caden.

La verdad es que no tengo muchas opciones y por supuesto, Kilian ya me dejo ver que por el momento no hay cura además de atrasar el tiempo, lo cual significa que Caden sigue en la cuerda floja de casarse con Zöe o aceptar el sacrificio de Neferet; ninguna de las dos opciones me gusta pero creo que la culpabilidad me llegaría a carcomer el alma si llego a ofrecerle un inocente a esa bruja.

—No quiero que asesinen a un cachorro, no podría vivir con ello. —Dije jugando con los acetatos de mi zapato.

Miro de reojo a Samay y veo como me da una mirada compasiva, a pesar que nos conocemos poco, sabe muy bien que no tomaría decisiones precipitadas cuando implican la salvar o herir la vida de un ser humano, como también, que no le haría una crueldad a un niño a pesar que sea mitad lobo y mitad humano.

—No estarás haciendo nada malo, si quieres que te sea sincera, puedes darle condiciones a Elly para que elija a un cachorro y no necesariamente que sea cualquier niño de su elección. —Me propone.

—Explícate bien. —Me recompuse para escucharla.

—No estoy segura de lo que te diré pero... Puedes pedirle a Elly que te entregue un cachorro desterrado, uno enfermo o uno que su destino no se apropie o cumpla con las leyes que tenemos los hombres y mujeres lobo. —Se especificó.

—Aun así lo veo difícil a que mi consciencia no me atormente por haber tomado esa decisión fácil en vez, de buscar algo que sea difícil pero que no implique asesinar. —Ella hace un gesto de frustración.

—Míralo desde esta perspectiva, Gemma. —Toma suficiente aire para volver a explicarme su idea. —Un cachorro desterrado, no tendrá oportunidad de sobrevivir solo, pronto un assasin o un científico lo puede encontrar y morirá de todas formas. —Comenta primero. —Un cachorro enfermo muere si no se le encuentra un tratamiento a su problema debido a que sus poderes sobrenaturales apenas empiezan a desarrollarse. —Se rasca la nariz. —Y, uno que incumpla las leyes será asesinado por la misma manada, no tiene oportunidad además que sea rescatado o exiliado, a lo cual terminaría a crecer sin poder controlar sus poderes haciendo que asesine inocentes o termine como un cachorro desterrado si no puede cuidarse de sí mismo. —Termina por explicarme.

Ahora que veo mejor las cosas, no puedo negarme a que tiene razón por todo lo que me ha comentado, es más, no tengo ni siquiera una teoría conspiratoria para contradecir sus palabras, ella nació y creció bajo la sombra y los cuidados de una manada, agregando que también ha sido estudiante de Kilian, por lo cual, su conocimiento es casi mayor como la de su primo.

Por el momento, la idea de aceptar el acuerdo de Tahiel no me parece mala, después de todo, Samay tiene razón, en las tres oportunidades que tiene un cachorro, en cualquier terminará muriendo. No tengo idea para que necesita Neferet a un niño lobo pero no creo estar lejos del pensamiento que ella busca la sangre y los poderes sobrenaturales; en todo caso, por lo menos ya puedo pensar con más claridad en dicha propuesta antes que sea demasiado tarde.

Observo como a nuestro alrededor empieza a oscurecer, así que será mejor que vuelva a casa antes de que Caden pueda entregarme una sorpresa siendo él quien llegue antes; lo bueno de ello es que hablar esto con Samay es poder no solo tener ese hombro de apoyo y contar algunos de mis secretos, sino que también, es de tener a la mano esa ayuda para resolver mis propios problemas que no me dejan en paz día a día; ya que aún considero que Justin no entendería todo esto por lo que estoy pasando y conociendo a Vernon, es probable que se lo comenté a Caden.

—Debo de irme, se hace tarde y debo de llegar al apartamento de Caden. —Me levanto entre toda la hierba que hay en el Hoyt Arboretum.

—Te llevaría pero sabes que... —La interrumpo.

—Que Zöe puede detectar mi olor, lo sé. —Le doy una media sonrisa.

—Cuídate, cualquier cosa puedes llamarme y sabes que estaré para ti. —Se sacude los pantalones que se le han llenado de tierra y hojas.

—Sí. Lo haré. —Empiezo a buscar la salida del parque. —Samay...

—Sí, Gemma. —Se da la vuelta para verme antes de irse.

—Si acepto el acuerdo, ¿vendrías conmigo? —Ella encoge los hombros.

—Si te sienes segura teniéndome a tu lado por si Tahiel te ataca, bien pero sabes que soy un beta y es más probable que él me asesine siendo un alfa con mucho más conocimiento en ataques. —Lo dice como si no tuviera opción de ello.

—Me arriesgare porque sé que tú puedes vencerlo a pesar que seas un beta. —Le guiño el ojo antes que ella ponga los ojos en blanco y empiece a atravesar los árboles de aquel sendero.

(...)

Dejo de estar en mi propio mundo cuando empiezo a escuchar que abren la puerta principal del apartamento, Caden ingresa a su casa y puedo ver como se quita una bufanda y tira sus zapatos a un lado, pero antes que pueda decirle una palabra de bienvenida, me percato que su rostro muestra varios gestos de dolor y consigo de ello, murmura palabras que son poco audibles para mi oído hasta que quitándose su chaqueta, muestra una camisa sucia, embarrada de tierra y con posible manchas de sangre.

Me levanto del sofá de la sala de espera y dejo la taza de té a un lado para caminar hacia él, pero entre más me acerco es cuando puedo distinguir varios rasguños en su rostro, un moretón en su pómulo y sus brazos llenos de heridas que parecen no sanarse rápido como debería ser.

—Caden, ¿qué te ha pasado? —Deja ir un bufido y solo camina.

¿Debo de interpretar que está molesto e incómodo porque tenga que entrometerme de nuevo en su vida? No sé porque tengo que considerar ese pensamiento cuando sé que no le gusta que lo cuestionen o que intenten sacarle la verdad pero como tampoco soy de las chicas que se quedan calladas y de brazos cruzados, termino por seguirlo hasta su habitación donde empieza a quitarse la ropa, al levantar su camisa veo como su espalda tiene más rasguños y moretones, las heridas siguen abiertas que algunas se encuentran rojas intentando sanar mientras que otras siguen sangrando; se baja los pantalones y los tira a un lado para quitarse los calcetines y así entrar al cuarto de baño.

La ignorancia que estoy recibiendo de su parte me irrita, tanto que soy capaz de tirarle hasta un jarrón con tal de que me ponga atención, pero sé que no ganaría nada de él además que se enfurezca y termine por gruñirme como el hombre lobo que es.

Abro la puerta del cuarto de baño y pronto, lo encuentro desnudo, dándose un baño pero cuando me ve, su ceño se frunce y sus ojos empiezan a tener ese destello de enojo que significa que pronto puedan convertirse en un color rojo.

—Gemma, quiero privacidad. —Pronuncia lento como si no lo hubiera entendido desde que llego a su apartamento.

—No me iré hasta que me respondas qué carajo te sucedió, Caden. —Mantengo mis ojos en los suyos para no perder de vista mi postura molesta.

—Tuvo un ataque, ¿satisfecha? —Me da la espalda.

— ¿Un ataque? ¿Eso le llamas un ataque? —Lo tomo del brazo para que se dé la vuelta.

Pero en el momento en que él da un giro de media luna, veo en su cuello una enorme marca que se encuentra roja, es como si hubieran intentado quemarlo con algún objeto pero al final pudo liberarse provocando que solo dejaran una enorme línea que se ha hinchado.

Lo veo con mucho más cuidado y puedo encontrarme con otras heridas y quemadas, muchas de ellas empiezan a cerrarse o sanar pero son muy notables cuando las miro con detenimiento, intentaría tocarlas pero el miedo comienza a consumirme y la preocupación vuelve a mí al creer que si fue atacado, no sé por quién o el qué pero le ha ocasionado un enorme daño que por su condición de salud, las heridas no estén sanando rápido.

—Caden... —Intento tocar su pecho pero me detiene tomando su mano.

—Déjame solo, Gemma. No quiero ser el responsable de desquitar mi furia contigo. —Suelta mi mano y evade la mirada.

— ¿Quién te lo hizo? —Le pregunto con un nudo en la garganta. —Dímelo Caden. —Él no responde. — ¡¿Quién fue?! —Le grito preocupada al no tener una respuesta.

—Y ¡¿para qué quieres saber?! —Me devuelve el grito. — ¡¿Crees que podrás remediar mis heridas contándote lo que me ha sucedido?! —Trago hondo. —Sí, ¡estuve a punto de morir! ¡Pero estoy vivo y eso es lo que importa! —Me muerdo el labio. —Ahora puedes irte y dejarme solo, tenerte aquí solo es una distracción y necesito pensar muchas cosas antes de tomar una decisión contigo. —Se da la vuelta y pone las manos en los azulejos del baño.

Tengo un nudo en la garganta y el estómago empieza a revolverme, sigo sin saber que estoy haciendo aquí cuando es posible que esté pensando en si de una sola vez, ya casarse con Zöe, marcarla y así sobrevivir mientras que sigo aquí como una idiota que espera que su amante la trate como la mujer de su vida.

Me doy la vuelta y salgo del cuarto de baño para ir nuevamente a la sala, caigo de espalda en el sofá y miro hacia el techo, tengo muchas ganas de llorar pero no me lo permito cuando el orgullo y la dignidad batallan en mi cuerpo para no verme como la misma chica débil y vulnerable que siempre necesita que alguien la reconforte.

No tengo pruebas pero tampoco dudas de que es posible que es un assasin lo ataco y como lo había pensado desde la mañana, sus poderes se debilitan cada día y si no se toma una decisión pronta, algún momento alguien puede asesinarlo desprevenidamente.

Dejo ir un suspiro y me cubro el rostro con mis manos al pensar que esto no está siendo nada fácil para él y más, ¿cuánto tiempo debe de seguir esperando para volver a ser un hombre lobo sano? La cabeza se me llena de dudas, las emociones empiezan a florecer en mi cuerpo y hasta el momento la situación cada vez se vuelve complicada.

No sé cuánto tiempo más pasa que me quedo en aquel lugar nuevamente pensando en lo que debo de hacer, creo que es más fácil que yo termine con esta relación antes que él comience a contradecirse en no querer dejarme ir para buscar otras soluciones poco afortunadas para seguir viviendo. De todas formas, una humana y un hombre lobo no tendrían oportunidad en el amor, es difícil de aceptarlo pero es mejor verlo con los ojos abiertos y los pies en el suelo antes que también me niegue a perderlo por otra mujer.

— ¿Podemos hablar? —Muevo un hombro como gesto indiferente a lo que quiera o no decirme. —Gemma, yo no quería tratarse así pero esté ha sido un día difícil y he tenido que pensar muchas cosas sobre lo que será mejor para mí y para ti y créeme que esto me frustra porque no tengo muchas opciones. —Cierro los ojos para evitar llorar. —Estoy muriendo cada día más y con el ataque que hoy tuve, me di cuenta que no puedo arriesgar más mi vida y la de otros cuando no estoy apto ni siquiera para cuidarme por mi cuenta. —Suspiro y me doy la vuelta.

—Vamos Caden, ya dilo de una vez y no me des más justificaciones... —Se queda en su lugar mientras baja la mirada. —Ambos sabíamos que esto no funcionaría y aunque lo hubiéramos intentando no sé cuánto tiempo iba a perdurar. —Me levanto del sofá. —Te lo haré más fácil. —Sus ojos chocan con los míos. —Lo que tenemos o mejor dicho, teníamos ha acabado. Cásate con Zöe sin importar que no la ames, tu prioridad es salvar tu vida... Yo... —Por favor, todavía no. —Entenderé porque has elegido este camino y no me molestare porque estás haciendo lo correcto. —Se queda callado.

Permanecemos a un metro de distancia y ninguno de los dos se atreve a acercarse o por lo menos despedirse con un abrazo, pero ahora ya no sé si es mejor que así sean las cosas cuando es probable que me duela dejarlo ir como también que no sea suficientes algunos gestos, palabras o caricias para terminar con lo que ni siquiera habíamos empezado.

Camino y me alejo de él para irme de inmediato a mi casa, quedarme más tiempo aquí es poder seguir viviendo el dolor de una despedida llena de frialdad por parte de ambos; algún momento sabía que esto tenía que suceder pero fui ignorante en pensar que podía suceder hoy, mañana, pasado mañana y así sucesivamente; por lo menos fue bonito sentir la felicidad por unas horas a pesar que el tiempo fue muy limitado, pero en esta ocasión prefiero dejar que viva antes que muera y el sufrimiento sea peor.

Salgo de su apartamento y me encamino a mi casa, la cabeza me duele al tener presente en mis recuerdos sus heridas y sus ojos llenos de dolor al tomar aquella decisión, para ambos fue difícil pero no creo tener que seguir esperando a que él se atreva a terminar conmigo esperando que su tiempo se agote y quiera gastarlo a mi lado cuando puede acabar con este problema, comprometiéndose con Zöe y marcándola una vez.

Una vez en mi casa, me quede en el sofá de la sala, acurrucándome hasta poder darme calor con mis propios brazos, no quiero entrar a la habitación y quedarme dormida ahí cuando en esa cama hice el amor con Caden, sería mejor que afrontara los problemas pero este día me ha dejado demasiado agotada para poder pensar en mis sentimientos y tener que calmarlos con la única forma de llorar y desperdiciar mis próximas horas resolviendo problemas que quizás nunca se darán.

Empiezo a quedarme dormida cuando alguien toca la puerta de mi casa, no soy quien se levanta para abrir la puerta pues con el lugar a oscuras y sin ningún ruido, quiero dejar claro que no hay nadie, después de todo, pronto se aburrirán de seguir insistiendo para marcharse.

Pasan varios minutos y me doy cuenta que cada tres a cinco minutos siguen intentando que abra la puerta, ya molesta porque no dejan que pueda desahogar mi depresión durmiendo, me levanto del sofá y voy hasta la puerta; murmuro palabras poco audibles para que no escuchen mis maldiciones pero al abrir la puerta estoy a punto de gritarle a esa persona insistente cuando alguien atrapa mis labios y acorrala mi rostro entre sus manos.

Sus labios están fríos y sus manos no se separan de mis mejillas hasta que cuando la respiración nos empieza a faltar, se aleja de mí.

—No puedo Gemma, no puedo. —Dice con voz angustiada. —No puedo dejarte, te amo. Te amo. —Me niego a creer en sus palabras.

—Tienes que hacerlo, Caden. Prefiero dejarte a que mueras... —Me detiene.

—No moriré, te lo prometo. Solo... Dame cinco días, ¿sí? —Su cuerpo tiembla. —Cinco días y todo se solucionará. —Cierro los ojos y quito sus manos de mi rostro.

— ¿Cómo creer que todo se solucionara sí todo lo que has hecho por ti es temporal? —Se lame los labios.

—Solo cree en mí, he encontrado una solución... No me garantiza que mi vida sea eterna pero sí que me dará tiempo suficiente para encontrar otras medidas. —Intenta convencerme.

Se acerca a mí y me da un abrazo mientras que lo recibo con mucho amor, deja varios besos en mi mejilla que no se detiene hasta seguir contemplándome mientras empiezo a sollozar; tampoco quiero dejarlo pero tengo miedo a lo que pueda sucederle, no sé qué intentara hacer nuevamente pero como lo había pronosticado, es temporal no eterno y no sabemos cuánto tiempo resultara el efecto para mantenerlo vivo.

—No me dejes, Gemma. Por favor. —Me suplica.

Suspiro y me aferro más a su abrazo mientras que tomo una decisión pronta y aunque siga sin gustarme mucho la idea creo que tendré que hacerlo.

—Confío en ti. —Le susurro.

Al final, Caden termino por quedarse nuevamente en mi casa, sabía que necesitaba sentirse protegido y querido luego de afrontar el problema de su muerte, después de todo, tampoco me negué cuando me comento que en estos cinco días, emprenderá un viaje para poder encontrar nuevamente una solución a su conflicto, por lo cual, se irá mañana temprano.

Al verlo dormido, me levante de la cama y tome mi celular, para comenzar a caminar fuera de mi habitación antes que se llegue a despertar. En la cocina, marque un número y puse el dispositivo en mi oreja para luego esperar que me contestaran y cuando pensé que no sucedería escuche aquella voz.

— ¿Gemma?

—He reconsiderado el acuerdo. —Digo en voz baja.

— ¿Y? —Dice él esperando.

—Acepto el acuerdo, mañana partimos a Maryland para ir pronto a Burkittsville.

(...)

Después del largo vuelo que tome de Portland a Maryland, no me quedo de otra que descansar en el camino para pronto encontrarme con Tahiel y Samay en el aeropuerto; pasaríamos el día cerca de un pueblo cercano a Burkittsville para entrar al bosque en la madrugada, por cuestiones de tiempo, todos hemos considerado no perder tiempo en quedarnos en ese lugar cuando podemos terminar sin vida y también para aprovechar que Caden no estará en Portland por cinco días.

Al quedarnos en un motel para pasar la noche, empezamos a crear planes sobre lo que debemos hacer cuando nos encontremos a Elly Kedward; antes la idea de creer en esa historial muy popular de Maryland fue solo un chiste para mí, tanto que jamás creí que ella existiera a pesar de todos los sucesos que se han presentado en las últimas décadas, eso sin añadir de lo que fue antes Burkittsville, pero por un lado, ya no debería sorprenderme cuando he conocido a los hombres lobo y estuve en un rito o culto de brujas de un aquelarre en donde casi me asesinan.

—Tenemos que ser cuidadosos a la hora de hablar con ella, lo primero es intentar invocarla pero he escuchado que eso solo se puede hacer si nos quedamos una noche en el bosque. —Mis nervios se alteraron con esa idea.

No estoy convencida en querer pasar la noche en el bosque de Black Hills, ya es suficiente tener que arriesgar nuestras vidas en tener que hablar y pedirle un favor a esa bruja para ahora tener que invocarla con la única forma de quedarnos una noche en ese lugar lleno de árboles y siniestras presencias que pueden enloquecernos.

—Ni loca pasare una noche en ese lugar, he vivido en Maryland durante más de veinte años y he escuchado cosas horribles de ese bosque. —Les dije a ambos como una advertencia.

—Entonces, ¿tienes una opción para invocarla? —pregunto Tahiel.

—Un sacrificio puede ayudar —doy una idea.

— ¿Qué piensas dar como sacrificio? ¿Tu sangre? —se burla Tahiel de mí.

—Mira Tahiel, si quieres morir en ese bosque, es tu opción pero te recuerdo que soy una humana ordinaria y no tengo poderes para defenderme... —me interrumpe.

—Y por eso tienes un guardaespaldas para que ella interceda por ti y sea la que muera mientras que intentas salvar tu vida. —Achique los ojos.

Le di una mirada fría y llena de rabia, ahora veo en que se parece con Caden y si sigue de esa forma, me va a irritar a punto de probablemente clavar un cuchillo con acónito en su mano para que guarde silencio. Veo como baja por un momento la guardia cuando lo sigo observando con una mirada amenazante, su cara pronto muestra una confusión hasta que agita su cabeza pero cambio un gesto por uno más extrañado al parpadear varias veces como si hubiera observado algo irreconocible en su vida.

—Bien. Haremos lo que deseas. —Murmura.

—Antes que nada, no la observen. He escuchado que ella se puede transformar en criaturas o bestias sobrenaturales basadas en nuestros miedos. —Nos recomienda Samay.

—Saldremos del bosque antes del anochecer, es importante saber que tenemos que encontrar su aposento y ahí invocarla. Una vez hecho, hablamos con ella y nos largamos. —Comenta Tahiel.

— ¿Qué le diremos? —Le pregunto a él.

—Que nos entregue un cachorro de hombre lobo. Pero con las condiciones que sea cualquiera menos uno de mi manada y la de Caden y que sea uno desterrado u enfermo. —Da su idea.

—Y, ¿si nos dice que sí pero quiere algo a cambio? —Samay hace una mueca.

—Eso no lo dudes, lo que sí, es que debes de tener cuidado con sus palabras. Ellas suelen engañar fácil a las personas, así que tú, debes de dominarla antes que caigas en su trampa. —Tahiel asiente compartiendo el comentario de Samay.

—Cualquier cosa que te proponga, tú serás quien lo elegirá a su conveniencia. —Dice él seguro.

—Y ¿si no es así y no me da opción a poner mis límites? —digo preocupada.

—Usa tu cabeza, creo que eres demasiado inteligente para no persuadir y engañar a una bruja. —Suspiro con ese apoyo extraño que me da Tahiel.

—Solo, intenta especificar sus términos y condiciones, entre más lo hagas, el trato será más coherente y fácil. —Responde Samay.

—Bien. No queda de otra que tomar esa opción.

(...)

Tahiel estaciona una camioneta a un lado de una de las entradas de Black Hills. Nadie lleva nada en sus manos además de sus celulares y unas lámparas, apenas salimos del auto y pisamos las tierras de aquel bosque cuando siento una extraña sensación invadir mi cuerpo, el rostro angustiado de Samay me hace entender que ella también ha sentido lo mismo que yo pero de Tahiel no puedo decir nada cuando sigue inspeccionando el lugar con tanto cuidado para no perder de vista el camino por donde llegamos.

—Samay, intenta olfatear todo lo que puedas y cuando hayas encontrado un olor único, guárdalo en tu memoria. Ese será nuestro guía para regresar aquí. —Samay asiente a las indicaciones de Tahiel.

—Gemma, no te separes de ambos. El poder que tiene este bosque es fuerte y maligno. Hay mucha presencia oscura y llenas de rabia y dolor que buscan venganza... —Me doy cuenta que los vellos de sus brazos se erizan.

Samay sigue olfateando mientras que Tahiel hace el mismo procedimiento, mientras tanto yo intento recolectar todo tipo de imagen que nos haga constar que aquí es donde tenemos que estar de vuelta en unas horas.

Cuando estamos preparados comenzamos a caminar, al principio nada nos molestaba o nos hacía temer en estar en el bosque pero cada vez que entrabamos tenía sensaciones inquietantes en el cuerpo, así como los perros aúllan cuando sienten una presencia maligna o sobrenatural en su alrededor.

Cruzamos el límite de donde las personas caminan para entrar con más profundidad al bosque, en ningún momento dejamos de caminar o detenernos para admirar la riqueza de árboles que hay en Black Hills, empecé a recordar todas las anécdotas que se han escuchado de este lugar no solo desde que aquí dejaron morir a Elly Kedward sino que de todas las personas que han desaparecido y han encontrado muertas.

Al llegar al río, Tahiel me propuso a que me subiera encima de su espalda para ayudarme a cruzar al otro lado, ya que al haber un poco de corriente y rocas filosas en el camino, tuvo la idea de prevenir que la propia magia negra del lugar intercediera en mí para empezar a laborar un camino lleno de ataduras y conflictos.

Samay no dejaba de ver a los lados, pero ya no sé si por miedo o por cuidar mis espaldas.

Luego de cruzar el río, nos dedicamos a buscar la casa de Elly, por lo poco que comento Tahiel, tiene una idea de donde puede estar, así que mientras lo seguimos a él, empiezo a sentirme nerviosa, el ambiente suele estar tenso y perturbador que cada vez que veo la punta de la altura de los árboles me doy cuenta que esto es como un laberinto.

En el camino, nos encontramos con las dichosas figuritas de ramas de árbol colgadas en los pinos, muchas de ellas tienen enrollado a su alrededor cabello o alguna tela de color; él miedo se apodera de mí cuando en el sendero encontramos cosas humanas... Zapatos, ropa rasguñada y rota, tiendas de acampar, radios, lámparas, collares y muchas cosas más que suelen ser infinitas.

Muchas preguntas cruzan en mi mente pero una de ellas es respondida cuando a lo lejos, veo una muñeca, está sucia y vieja pero lo más impactante es que está cubierta de sangre.

Cierro los ojos y me prometo en discutir el acuerdo sin tener que sacrificar a alguien que no lo merece.

—Llegamos.

Elevo los ojos y pronto me encuentro con la casa de Elly Kedward, cada vez que la veo hay una secuencia extraña de imágenes que cruzan a mi mente como si estuviera creando una película sobre todos los asesinatos que han llegado a ver y eso sin decir que hasta los propios gritos de personas adultas, jóvenes y hasta niños me hacen erizarme la piel.

—Bien, Gemma... Es tu turno. —Dice Tahiel.

Voy de camino hasta la casa y del bolsillo de mi pantalón saco una navaja, ahí mismo abro la palma de mi mano para luego pasar el objeto filoso en ella hasta ocasionarme una herida que pronto deja ver su sangre.

Hago mi mano un puño y presiono la herida para derramar sangre cerca de la puerta.

No sé cuanta sangre boto pero Samay llega hasta mí para abrir mi mano y pronto limpiar la herida hasta poner una venda para que deje de sangrar. Ambas retrocedemos varios pasos lejos de la casa para esperar que la bruja se presente; ninguno de los tres dice nada pero tampoco me quiero imaginar lo que están atravesando por sus mentes en aquel instante.

Una ráfaga de viento mueve furiosamente a los pinos, el cielo se comienza a tornar oscuro y el clima se ha vuelto frío.

Antes de poder pensar que ya vendrá ella, siento una presencia detrás de mi espalda, intento captar las indicaciones de Samay en no darme la vuelta para ver así que con miedo pero a la vez, con valor y valentía me quedo en mi lugar en espera que ella se presente.

— ¿Qué es lo que buscan al invocarme? —su voz es tan áspera y fría que descontrola los latidos de mi corazón.

—Estamos aquí porque queremos hablar contigo, Elly. —Habla Tahiel.

— ¿Sobre qué? —Preguntó ella.

—Queremos a un niño. Pero no uno cualquier, un cachorro de hombre lobo. —Menciono sin que la voz se me entrecorte. —Uno que no sea de la manada de Tahiel Falls, Caden Dankworth y Samay Walls. —Empiezo a dar mis términos. —Que sea un cachorro enfermo o desterrado, cualquier de las dos opciones pero que tenga la desdicha de que nadie lo echara de menos. —Finalizo.

No obtengo una respuesta pronta de ella pero si puedo sentir algo que toca mi espalda y como pasa su mano por mi cabello hasta cerrar los ojos y evitar un gemido de dolor al sentir un potente calor que quema cada parte de mi cuerpo.

— ¿Qué recibiré a cambio? —Trago hondo.

— ¿Qué es lo que quiere? —Pronuncio con un nudo en la garganta.

Otra vez ese silencio enternecedor y lleno de angustia y ansiedad. En mi interior rezaba porque no fuese algo difícil o complicado pero que tampoco fuera un truco para engañarme si lo veo fácil de ofrecer.

—Entonces... —Respiro profundo y mantengo el aire de mis pulmones al ver que corta la frase y alarga el tiempo. —Ya se lo que quiero.

— ¿Qué es lo que quiere? —Repito con seguridad.

—Quiero a tu primogénita. —Abro los ojos en grande. —Hija de Caden Dankworth y tuya, Aneu Hewlett.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Continuará...

Buenos días/tarde/noche a todos/as!

De parte de mi querida inspiración aquí les dejo un nuevo capítulo del cual ame y es otro de mis favoritos que he escrito. Espero que también a ustedes les haya gustado y disfrutado.

De corazón, les deseo un feliz domingo y comienzo de semana, sé que estamos pasando por tiempos difíciles pero no hay que perder la esperanza que pronto todo se verá solucionado; cuídense mucho y deseo que ustedes y sus seres queridos se encuentren bien :)

Isabel Moz

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top