Capítulo 23: Estoy muriendo
Caden me entrego una linterna que se encuentra en la guantera de su auto, sabe que la necesitare para poder caminar entre el bosque para que no me tropiece con una piedra o choque con un árbol; es imposible no sentir miedo cuando sé que conoceré a unas brujas y posiblemente a su aquelarre, no sé mucho como actuar o como ser ante ellas cuando no recibí muchas clases sobre otras criaturas o seres misteriosos en el tiempo que Kilian me enseño sobre los hombres lobo, posiblemente es porque nunca pensé que tendría que utilizar mis habilidades con un tipo de seres que usan la magia negra y es más fácil que puedan hacerme daño con un solo hechizo, maldición o el llamado de un demonio para que pueda poseerme y así asesinarme.
Esto es arriesgado y eso que aún no tengo idea que es lo que las brujas quieren de los hombres lobo, apenas unas cuantas veces llegue a escuchar de parte de Kilian que las brujas y los hechiceros tratan de engañar a las criaturas sobrenaturales para poder hacer lo que desean con ellas, desde ayudarlas hasta torturarlas al punto de no importarles el riesgo de sus vidas. Ellos tienen por privilegio y propósito entregar su vida a su aquelarre y hacer lo que tenga en sus manos para protegerlo sin importar el costo de que sus manos se llenen de sangre. Sin embargo, a veces cuidar de sí mismos no es lo suyo, si encuentran una traición entre ellos, siempre habrá un asesinato, un sacrificio o un castigo.
Las brujas pueden ser tanto buenas como malas pero todo dependerá de como juegues, manipules y te comuniques con ellas, porque un mal paso y puedes arriesgarte que ellas puedan volverte loco.
—Pensé que ya no eras humana—elevé la mirada al escuchar la voz de Caden.
— ¿Por?—lo miré.
—Hace tiempo que no escucho tu corazón latir tan rápido por miedo—suspiré.
Saber cómo poder controlar el ritmo cardíaco no fue fácil para mí en las primeras semanas que Kilian me enseño, mayormente la intención de conocer esa técnica fue para cubrir mis latidos del corazón cuando intentará ayudarlo con algunas de sus investigaciones con los próximos licántropos muertos que encontramos en mi estancia en Maryland. Aunque ahora, me ha llegado a servir más de lo que pude haber imaginado.
Caden estaciona su auto en una parte dentro del bosque, toma aire y deja ir un enorme suspiro hasta que al verme, me hizo entender que es hora de ir hasta las brujas.
Ambos salimos del auto y empezamos a caminar más adentro del bosque de Salem, no se escuchaba ni un otro sonido que no fuera el de nuestros pasos, los grillos y un par de búhos. Caden en todo momento se puso en alerta, observando a nuestro alrededor, poniendo sus oídos más agudos y olfateando como si tratará de encontrar algo sospechoso.
Alumbraba el camino con una pequeña lámpara, pero el problema empezó a centrarse cuando llegó una densa niebla que me rodeaba los tobillos, la sensación de que esto no es algo bueno cada vez se vuelve más presente y eso sin decir, que las últimas veces que estuve en el bosque no había niebla, por lo cual no sé si interpretarlo como un truco de parte de las brujas. La luna se encuentra en su esplendor dentro de su fase de cuarto creciente, hay viento pero no frío sino más bien cálido y pronto me detengo, al ver a lo lejos una línea gris de humo que va hacía el cielo.
Caden se pone tenso y no deja de ver a su lado derecho; mira hacia atrás encontrándose conmigo hasta que su dedo índice va directo a sus labios mostrándome una señal que guarde silencio. No da más pasos, pero su mirada sigue merodeando cada árbol que se encuentra a nuestro alrededor, intento ser la siguiente en poder poner mis oídos de una forma aguda, concentrándome en cada sonido y cerrando los ojos para poder mantener esa tranquilidad, toma aire y no percibo primero otros sonidos de los cuales ya he escuchado. Espero unos segundos más pero nada y pronto escucho unas risas, gritos y al parecer, unas alabanzas.
Y pronto un gruñido feroz que hizo que algo cayera en el suelo...
— ¡Cad...!
Algo me cubrió la boca pero no tarde mucho en morder la mano y golpear a la persona en su estómago haciendo que se alejara pero no tardará en sacar un cuchillo de remate que se encontraba escondido en mi bota.
—Baja el cuchillo, Gemma.
Dejo ir un suspiro molesto cuando me encuentro con uno de los cómplices de Caden, quien ha elevado sus manos para no herirlo con el cuchillo y dañarlo hasta donde más le duela.
—Deberían quitar esa costumbre de asustar a todos—digo enojada mientras guardo el arma blanca.
—Parece que te has olvidado de él. —Me anuncia Caden.
Miro al hombre lobo que cubrió mi boca para que no gritara el nombre de Caden, lo observé de forma detenida y cautelosa queriendo hacer memoria de algún recuerdo pasado que puede refrescarme la mente.
— ¿Ya no se acuerda de mí, señorita?—abro los ojos en grande.
— ¿Balto?
Él sonríe y yo no me quedo atrás al ir hasta Balto y abrazarlo. Es admirable poder verlo de nuevo y ahora más fuerte y alto, veo que su entrenamiento ha llegado a prosperar con el tiempo y puedo imaginar que ya no solo es un omega que en aquel tiempo se encargó de cuidarme sino más bien hoy parece uno con más experiencia y capaz de poder proteger a su alfa.
— ¿Qué quieren de nosotros?—Caden se dirige a Vernon.
—No sé, quieren hablar contigo ya que eres el alfa. —Le comentó.
—No ataquen si no es necesario. Recuerden que por un lado pueden tener la ventaja por su magia negra. —Añadió Caden.
Todos asienten respetando la orden de Caden para así continuar con el plan de acercarnos hasta donde están las brujas.
Nos vamos acercando cada vez más hacía aquella fuerte luz que pronto la interpreto como una fogata, intento hacer el menor sonido posible pero a nuestro alrededor hay demasiadas hojas caídas y secas que cada vez que las piso, se escucha su crujido y eso sin decir de las veces que me he tropezado con alguna piedra que se encuentra escondida y no puedo verla.
El ambiente se siente tenso y penumbra, todos vamos callados hasta donde se encuentran el grupo de brujas quienes cada vez más se escucha como cantan algunas alabanzas satánicas, ríen y hacen ciertos ruidos que no puedo distinguir si provienen exactamente de ellas.
Antes de acercarnos más, Caden nos hace una señal para arrastrarnos en el suelo, todos hasta yo, le obedecimos y mientras que lo seguíamos junto con Vernon, nos quedamos en la parte alta de un agujero, los betas y omegas se quedaron detrás de nosotros, observé como Vernon le susurra unas palabras a Caden muy cerca de su oído tratando de que nadie escuchará su conversación, a pesar que estoy detrás de ellos, me hice a un lado para ponerme al lado de Caden.
Ni siquiera le tomó mucha importancia mi presencia, cuando levanté la cabeza y observé lo que hay en aquel agujero y fue cuando me di cuenta que un grupo de brujas que deben de ser del mismo aquelarre, se encuentran danzando alrededor de una enorme fogata, todas mantienen una coordinación en el baile que no dejan de cantar en su propio idioma creyendo en esa posibilidad que puedan estar diciendo algún conjuro. La mayor parte de ellas suelen ser mujeres jóvenes y hermosas, a pesar que lleven vestidos desgarrados y el cabello alborotado tienen esa tez que puede atraer a cualquier hombre para luego quitarles la vida al jugar con su vida o simplemente, hacer lo que quieran con ellos por placer.
— ¡Gemma! Baja la cabeza—Caden le da un empujón a mi cabeza para que pueda quedar al mismo nivel que la suya y la de Vernon.
— ¿Quieres que nos vean?—Me acusa, Vernon.
Ruedo los ojos y sigo viendo aquel acto sin poder quitar la mirada en aquel escalofriante momento en que puedo presenciar cualquier tipo de sacrificio o invocación se algún demonio.
— ¿Qué tienes planeado?—Le pregunto a Caden quien sigue mirando detenidamente.
—Hablar. A eso hemos venido, para saber qué quieren ellas de nosotros—comentó.
Caden se levanta del suelo junto con Vernon para después darles unas indicaciones a los demás lobos sobre quedarse en su lugar sin intentar perder el control por si una bruja intenta hacerles daño, ya que él le dará una señal a los demás cuando se encuentre en peligro y deban atacar para defenderse.
—Tú quédate aquí—Caden me ordenó cuando comencé a ir detrás de él.
Ni siquiera me dejo decirle alguna palabra cuando se marchó junto con Vernon hacia aquel agujero. Molesta y con los brazos cruzados sin poder hacer nada, me quede con los demás lobos esperando a hacer algo productivo o ser de ayuda.
Caden y Vernon se acercaron cada vez más a las brujas y todas ellas al sentir su presencia, dejaron de danzar y cantar para quedarse petrificadas y mirarlos a ambos atentamente, quienes se fueron acercando a otra mujer que está vestida diferente que las demás brujas, lo digo de esa forma, ya que la mujer tiene un vestido negro, su cabello es lacio y parece que se ve, más madura que las demás.
Comienzan a tener una conversación pero por la lejanía no puedo escuchar ni entender nada, me frustro rápido al saber que no tendré ninguna noticia por el momento y más cuando es probable que Caden no diga nada hasta sentirse seguro de abrir la boca. Odio no poder tener un oído agudo para escuchar aquella conversación, me muevo un poco más pero sigo sin poder aunque sea entender algún murmullo; miro a todas las brujas y ellas no dicen ninguna palabra, solo observan a sus invitados y a la bruja mayor.
—Balto, ¿puedes venir?—le digo susurrando.
El omega que de nuevo puedo considerar como mi guardián se acerca a mí y se queja justamente a mi lado, ambos miramos a la misma dirección en donde se encuentra Caden y Vernon y decido con toda voluntad, conseguir mi plan.
— ¿Puedes hacerme el favor de escuchar?—le pongo mis manos en las suyas y le hago un puchero.
—Señorita Gemma, no puedo hacerlo. El amo puede arrancarme el cuello—lo dice asustado.
—No se enterará, por favor—le suplico.
—La escuches, Balto. Obedece las indicaciones del alfa—enarqué la ceja al ver como otro lobo se entromete en la conversación.
—Tú, cállate. —Le señalo y le digo en tono amenazante.
—Tú no me mandas, ni siquiera eres una lobo y no entiendo porque el alfa te trajo aquí—gruñó furioso.
—Si estoy aquí es porque puedo servir de ayuda—le reclamó.
— ¿En serio? Y ¿cómo?—refunfuña.
Increíble, además de tener que esperar aquí sin poder hacer nada, tengo que lidiar con el temperamento poco agradable de un hombre lobo que parece odiar a los humanos. Ahora soy yo quien no entiende porque Caden prefirió dejarme con ellos cuando no conozco a nadie excepto a Balto, lo peor de esto, es que tengo demasiada curiosidad por saber que están hablando allá y el hombre lobo que tengo detrás de mi espalda, no me permite saber nada o por lo menos enterarme un poco para saber que está sucediendo.
—Hazlo por mí, ¿sí?—le rogué nuevamente a Balto. —Si se entera Caden, yo trataré que no te haga daño, es más, yo seré quien me eché toda la culpa.
—Balto, no lo hagas—le dijo entre dientes el lobo.
Quizás tenga que usar la última herramienta que pueda hacer que todos aquí no se interpongan en mi camino y puedan dejar que haga las cosas a mí manera.
—Si alguien vuelve a interferir en una de mis decisiones, soy capaz de decirle a su alfa que les desgarre el cuello. —Los miré a todos. —Caden es mi amigo y dudo que desconfié de mí, así que por favor, dejen de interrumpir y hagan su deber de cuidar la espalda de su amo. —Todos se quedaron asustados y callados. —Prosigamos, Balto.
Realmente odio tener que amenazar a las personas y más bien, cuando se tratan de hombres lobo quienes tienen más fuerza y voluntad de poder atacarme sin piedad, pero no dudo que ahora mismo en sus cabezas tengan la idea de morderme pero abarca esa duda de sí creer en mis propias palabras cuando pueden meterse en problemas si Caden ve que ellos me hicieron daño.
Balto al final me obedece y se queda observando hasta donde está su amo, parece que se concentra en escuchar la conversación al cerrar los ojos y agudizar más sus oídos; espero un largo momento para que pueda darme noticias cuando abre pronto los ojos y me da una repentina mirada.
— ¿Qué sucede?—le pregunto asustada de su rostro.
—Intentan hacer un trato con el alfa pero a cambio de algo. —Se pone tenso.
— ¿El qué?—digo temerosa de que sea algo imposible.
—Quieren un cachorro. —Elevo una ceja. —Quieren sacrificar a un cachorro de hombre lobo.
— ¿A cambio de qué?—mi corazón empieza a latir rápido.
—De darle juventud al amo. —Abro la boca sorprendida.
¿Juventud? Pero si los hombres lobo son incapaces de envejecer rápido, su crecimiento puede ser a veces ligero pero su vida es casi perdurable que es extraño que ellos deseen tener más vida de la que no aprovechan con sus propios poderes sobrenaturales. Me duele saber que si Caden acepta, estará asesinando a un niño, a un cachorro que no merece ser sacrificado solo para obtener algo que ya tiene...
Me levanto y salto hasta el agujero en donde mis pasos son pronto escuchados por todos, las brujan apuntan su mirada en mí y Caden se sorprende al darse cuenta que acabo de pisar un territorio prohibido; camino con pasos ligeros cada vez más y tomo demasiada fuerza para pasar entre medio de cada mujer que se encuentra tanto en mi lado izquierdo como derecho, no dejo que sus miradas me bloqueen o por lo menos intenten que me detenga al aterrorizarme por lo que puedan hacerme; respiro suficiente aire y pronto me pongo entre medio de Caden y Vernon, la mirada de la bruja vestida de negro no parece de sorpresa, es más, su rostro muestra interés al saber porque estoy ahí.
— ¿Qué haces aquí?—escuchó como Caden se enfurece al ver mi presencia.
— ¿Qué es lo que quiere?—le pregunto a la bruja.
—Gemma... —Gruñe.
—Lo repetiré una vez más, ¿qué es lo que quiere de Caden?—repito muy lento.
La bruja deja ir una risa y se acerca a mí pero Caden pone su brazo de interferencia para que no pueda aproximarse más a mí, ella le da una mirada retadora pero no cruza el límite.
—No pensé que traerías a una humana, Caden. —Ella habló.
—Ella no tiene nada que ver en esto—le dijo él a ella.
—Lo sé. ¿Es virgen?—mi piel se erizo con esa pregunta.
Caden achica sus ojos y puedo ver como sus ojos empiezan a echar chispas de enojo. Ni siquiera debo de descifrar que ahora mismo está incómodo con aquel tema pero será mejor responder a que me termine por quedar callada.
—No, no soy virgen. —Vernon hace un gesto incómodo.
La bruja me da una mirada de arriba hacia abajo hasta que vuelve a poner sus ojos en mí, la sensación es un poco escalofriante pero intento que no vea esa emoción reflejada en mis ojos.
Es joven y hermosa, calculo que pueda tener entre unos treinta años, sus labios están cubiertos por un labial color carmesí que le resalta a su piel no muy pálida, su cabello rizado cubre una parte de su rostro, sus ojos marrones destellan maldad pura y deseo de poder conseguir lo que desea y eso sin hablar de la sonrisa que presencio ahora mismo, la cual puede cautivar a cualquier hombre y lograr hacer que pierda la cordura al no querer estar con ella para luego volverlo loco al utilizarlo como una presa fácil.
—No importa, aun así, serías un buen regalo para él. —Pone su dedo índice en sus labios.
—Ni se te ocurra, Neferet. —Caden se puso en frente de mí.
—Déjame verla más de cerca—dio unos pasos más.
Caden dejó ir un gruñido molesto como un perro que no quiere que se le acerque, pero aún la bruja con el nombre de Neferet pareció no obedecer a sus palabras, alzo su mano para tocarme el rostro pero Caden tomó su brazo y lo tiro para que lo alejará de mí; pero aquella bruja no estaba dispuesta a recibir un buen o mal trato de parte de los hombres lobo, así que solo con un susurro de palabras en el idioma transitus fluvii, hizo que Caden cayera al suelo arrodillado; él no pudo mover su cuerpo, ni siquiera elevar la cabeza; Neferet jaló de su cabello e hizo que la mirará a los ojos.
—Vuélveme a tocar y te mato. —Puso su mano en el cuello de Caden.
Los ojos de Caden se tornaron rojos pero no de furia sino que al sentir la comprensión de como la mano de Neferet empezaba a apretarle el cuello con sus manos, aunque lo peligroso es que las uñas de ellas han empezado a entrar en la piel de él.
Estuve a punto de atacarla cuando dos brujas me tomaron de los brazos para detenerme; Vernon salto encima de ella ya convertido en un hombre lobo pero un poder invisible lo hizo a un lado, haciendo que se levantara, se sacudiera el polvo de su pelaje e intentara volver a atacar, pero algo se lo impidió cuando empezó a dejar ir gruñidos de dolor y a mover su cabeza a los lados como si algo le estuviera provocando sufrimiento. Ante aquel inesperado ataque, los betas y omegas salieron de su escondite para atacar pero unas palabras envueltas con molestia y enojo de parte de Caden hicieron que se detuvieran.
—Un paso más y le corto el cuello.
Caden respira agitado, no sé si por miedo a que le corten el cuello o porque teme a que le hagan daño a su manada, unas gotas de sudor empiezan a aparecer en su frente y es imposible no ver como el rojo de sus ojos no se enciende cada vez más; Neferet chasquea sus dedos y otras dos brujas más llegan hasta ella para sostener a Caden, mientras que otra le gira un poco el cuello, si es posible, en un mal movimiento, pueden fracturarle o romperle el cuello, provocándole la muerte.
Neferet, se acerca a mí y sonríe con una victoria, me toma de las mejillas y me hace verla a los ojos, intentó quitar sus manos pero la fuerza que toman las otras dos brujas en mí, me impide poder hacer cualquier tipo de movimiento a la defensiva u ofensiva, solo sé que si no soy capaz de resolver pronto éste problema, también puedo proclamarme muerta.
—Veamos que tenemos aquí.
Me sujeta fuerte del rostro y escucho como empieza a decir algunas palabras en transitus fluvii, su idioma de brujas. Siento como aquellas oraciones comienzan a tener un efecto en mí, aparecen unos mareos y dolores de cabeza que casi es como si todo aquello que me está diciendo esta adentrándose cada vez más a mi cerebro; intento agitar la cabeza para poder aminorar el dolor pero es inútil, mi respiración empieza a faltar y un sonido agudo sale de mi boca como si me hubieran acabado de proporcionar un golpe muy fuerte en cualquier parte de mi cuerpo, mi columna parece arder en llamas, unas gotas de sudor se deslizan de mi cabeza a mi cuello... Quiero cerrar los ojos pero es imposible hasta que algo me impacta...
~~~
«Tenemos que protegerla, ella es su única esperanza»
~~~
«Llévala lejos, ellos sabrán qué hacer con ella... »
«No permitiré que te maten»
«Y yo no permitiré que te quedes. Huye con nuestra hija»
« ¡No! No me iré sin ti»
«Lo siento, pero siempre tenemos que sacrificar lo que más amamos»
~~~
« ¡Fuego! ¡Fuego! ¡Corran! ¡Huyan!»
~~~
«Recuerda que nosotros siempre te amaremos, Aneu»
~~~
Estuve a punto de caer en el suelo si no hubiera sido porque unas manos me sostuvieron pero hicieron que me arrodillara para jalar de mi cabello y hacerme ver al cielo; mi vista se encuentra nublada que me es imposible poder detectar las cosas y personas de mi alrededor, me siento mal y eso sin agregar que siento la boca seca y a la vez, a punto de vomitar.
—Vaya, esto si será una ofrenda. —Esa voz de nuevo resuena en mis oídos. —No pensé que fueras tan generoso, Caden.
— ¿A qué te refieres?
Parpadeo varias veces y me encuentro con el rostro complacido y sonriente de Neferet, me toma nuevamente del rostro, para respirar con profundidad hasta dejar ir soplido por todo mi rostro, logrando que pueda sentirme un poco mejor después de aquel misterioso ataque.
—Un lobo de invierno es poco común verlo aquí, dicen que su sangre es más fuerte y poderosa que uno del desierto. —Retiró sus manos de mi rostro y pronto dejó que cayera.
— ¿Qué?—Apenas pudo decir Caden.
—Pensé que tu hermano era el único que quedaba en su raza además de tu madre, pero ahora veo que no. —Nos dio una mirada a todos. —Es pura. Nada comparado a una quimera o una recombinación genética. Grandioso. —Sonrió de forma maléfica. —Sujétenla contra aquel tronco.
Las brujas me llevaron arrastrada hasta el tronco de un árbol casi cerca del reflejo de la fogata, Caden intentaba liberarse de las manos de las brujas pero se le hizo imposible y más cuando una de ellas de nuevo empezó a girarle más el cuello; los betas y omegas se encuentran acorralados entre el grupo de brujas que sobraba, parecía haberlos retenido de un hechizo al ver que no puede mover ni un solo dedo.
Forcejeo unas cuantas veces y cuando intento liberarme, vuelven a atraparme cuando una de las brujas golpea mi rostro y pronto me empuja al suelo quedando boca abajo, se pone encima de mí y amarra mis manos y pies con una soga, busco la forma de liberarme pero es inútil y más cuando me levantan y me ponen en el tronco del árbol, me sujetan a él y veo como todas empiezan a decir un tipo de conjuro que es poco entendible por el idioma que ocupan, Neferet se va acercando y detrás de su espalda saca un enorme cuchillo, una de las brujas trae consigo unos recipientes que deja alrededor de mi cuerpo.
Sueltan uno de mis brazos y lo ponen en frente de Neferet, la bruja que me golpeo, le deja a la vista la palma de mi mano, la limpia y pronto la unta con un aceite hasta volverla a limpiar, intentó quitársela de su agarre pero otro golpe en mi rostro me noquea y más cuando Neferet toma la muñeca de mi mano y hace una cortada de un extremo al otro en mi mano, haciendo que grite del dolor y el eco se esparciera por todo el bosque.
La sangre de mi mano brota sin cezar por toda la palma, mis dedos se llenan del líquido rojo y casi se me hace imposible moverla, hasta que la vuelven a tomar y la aprietan como si fuera una esponja dejando que la sangre caiga en uno de los recipientes.
— ¿Ahora el brazo?—pregunto una de ellas.
—No, el cuello. Tenemos que prevenir a un próximo ataque.
Me asusto al escuchar como planean cortarme el cuello, las brujas parecen reírse de mi dolor y jugar con el sufrimiento psicológico que me están haciendo, cada una de ellas se unta de mi sangre o la lame como si el sabor metálico les gustara, ver aquello me ocasiona miedo y rabia pero mis emociones desaparecen al ver como Neferet alza nuevamente el cuchillo y se prepara para asesinarme.
Una bruja toma mi cabello y lo alza hacia arriba para dejarle el paso libre a Neferet para que pase el cuchillo por mi cuello, no tarda mucho cuando lo pone y dejo ir un trago hondo cuando siento la hoja y empieza a deslizarla lentamente.
— ¡Ah!
Abro los ojos y veo como un lobo acaba de atacar a una bruja mordiendo la mitad de su cuerpo y lanzándola en la fogata haciendo que está gritara del dolor; aquel lobo empieza a atacar a cada una pero en especial se tira encima de una de las brujas que sostiene el brazo a Caden, en menos de un minuto, él se convierte en lobo y es el siguiente en atacar esperando que también Vernon le ayude después de haber ataco a la bruja que lo estaba manipulando con magia negra.
Se empieza a escuchar un desorden, gritos, peleas y distintos sonidos de aullidos y palabras poco coherentes que sin dudarlo provocan una confrontación entre licántropos y brujas. Neferet se aleja y va hasta Caden, cuando ella y las demás brujas que me estaban sosteniendo, se distraen, pronto llega Balto y las muerde hasta alejarlas de mí para empezar a desamarrar las sogas de las manos y piernas.
Al liberarme, de mi bota saco un pequeño frasco, empiezo a buscar a Neferet pero ella sigue peleando con Caden, ambos empiezan a luchar pero los poderes de ella parecen ser superiores que los de él, que no tarda mucho en mover sus manos y complementar un hechizo que logra que Caden deje de atacarla para retroceder y dejar ir unos gruñidos.
—Llévame hasta Neferet— Le digo a Balto.
El baja su cuerpo para que pueda montarme en él y cuando empieza a correr, tengo que sujetarme fuerte de su pelaje para no caer, al estar casi cerca, abro el bote de agua con mis dientes, me tiro al suelo y quedo detrás de Neferet quien al sentir mi presencia detiene el conjuro y al darse la vuelta para verme, le lanzo el agua encima, haciendo que ella deje ir un grito y se cubra el rostro, puedo ver como empieza a quemarle el agua, su cara se descompone un poco y la piel se le irrita hasta que deja de verse bonita.
La pelea cesa y ya no hay más ruido hasta que todas las brujas al ver que Neferet ha sido dañada, se aproximan a ella y en un círculo la rodean hasta proclamar unas palabras que hacen que desaparezcan de nuestra vista. Todos nos quedamos desconcertados que nadie dice una palabra, giro mi rostro y veo a Caden en suelo, corro hasta él y lo agarro para poder asegurarme que está bien.
Sus ojos rojos desaparecen y pronto vuelve aquel color celeste que siempre ha provocado un hipnotismo en mí, acaricio su pelaje de la cabeza y lo abrazo reconfortándolo para saber que ya está a salvo.
(...)
—Yo conduciré.
Le tomo las llaves de su mano para que no intente manejar hasta Portland, Vernon ayuda a Caden a entrar a su auto, lo deja en el asiento del copiloto y cierra la puerta con cansancio. Ambos nos damos una mirada hasta que de nuevo nos ponemos en alerta al escuchar el sonido de un crujido provenir detrás de nosotros, pero dejamos de estar en un modo de defensa cuando el lobo que llego hasta las brujas y las ataco primero, se nos acerca y se nos queda mirando.
—Demonios, creo que no podré dormir tranquila está noche—me pongo mi mano en mi pecho.
—No eres la única. —Comenta Vernon.
—Debo de agradecerte por lo que hiciste pero primero quiero saber quién eres. —El lobo se me quedo mirando sin transformarse en humano.
Aquel lobo café no dejo de vernos pero tampoco mostró una señal de irse o volver a su natural cuerpo de humano, en vez de eso, se quedó en su lugar, moviendo las orejas y olfateando.
— ¿Quién es?—le pregunté a Vernon.
—Es Justin. —Responde ligero Caden. —No puede regresar a su estado natural y está esperando que lo ayudemos. —Abrí los ojos en grande.
Me acerco lentamente a Justin, él da unos pasos hacia atrás pero soy consciente que no lo hace con alguna intención de seguir molesto conmigo, sino más bien, porque tiene miedo a hacerme daño. Suspiro y sin tardarme mucho más tiempo, me lanzo hacia él hasta abrazarlo en el cuello, su suave pelaje y sentir como pone su hocico en mi hombro me hace sentir mejor y más al saber que él no me ha abandonado.
—Ayudaré a Justin a convertirse de nuevo en un humano, llévate a Caden a casa para que descanse. —Me sugiere Vernon.
—Sí, nos vemos luego. Llámame cuando estén todos seguros. —Le digo a Vernon. —Cuídate Justin. Gracias por lo que hiciste, te quiero. —Le doy un último abrazo antes de entrar al vehículo y conducir a casa.
(...)
Estaciono el auto fuera de la casa de Elaine, me dejo caer de espalda en el asiento y dejo ir un suspiro cansado luego de haber manejado un par de horas que casi se aproximan al amanecer. Le doy una mirada a Caden y él sigue callado pero molesto, su ceño fruncido y los rasgos de su rostro me hacen saber que no le ha gustado nada lo que ha sucedido hace unas horas y más cuando fui yo quien provoque todo aquello.
Me bajo del vehículo y ayudo a Caden a salir para ingresar a mi nueva casa, al principio él gruño por no dejar que hiciera a su propia cuenta las cosas pero al ver que sigue estando débil, no le quedo de otra que aceptar mi ayuda. Entramos a la casa y lo llevo hasta la habitación en donde lo dejo en la cama y voy en busca de unos fármacos para sanarle algunas heridas y entre ellas las de su cuello, no debería preocuparme mucho cuando sé que se sanarán por si solas en unas horas gracias a los poderes sobrenaturales que tiene Caden, pero aun así estoy dispuesta a remedar un poco el daño que le provoque.
—Dios, huele a Adrién y Elaine. —Ruedo los ojos ante su comentario.
—Lo siento, no he tenido suficiente tiempo para limpiar con profundidad la casa. —Le digo con ironía.
—Odio tener que decirlo pero huele a sexo. —Elevo una ceja.
— ¿Otro comentario que quieras añadir? Porque veo que hoy estás muy sincero. —Digo antes de pasarle una toalla con alcohol en los rasguños que recibió en el cuello.
—Sí y muchos... ¿Cómo te atreves a interferir en el trato? Te dije que te quedaras donde estabas, no has observado el peligro en que no solo tú te has puesto, sino que también el de mi manada. —Prefiero quedarme callada.
Creo que no es el momento preciso para pelear pero aun así, todos sus reclamos me están haciendo enojar cuando acepto haber cometido un error y que a la vez, puse en peligro la vida de muchos lobos.
— ¿Qué fue eso del lobo de invierno?—me preguntó molesto.
—No sé, Caden. —Le dijo entre dientes.
— ¿Cómo que no sabes? Neferet te lo dijo y sé que me estás ocultando algo... —Me alejé de él.
— ¡No sé nada! ¿No te has dado cuenta que también me sorprendieron sus palabras?—La toalla chocó con la mano que tengo cortada.
Caden se levanta y deja ir un gruñido de perro que no me gusto para nada, puedo ver como se mueve de un lado hacia el otro con pasos flojos y cortos, veo como no puede mantenerse aun en equilibrio y me hace dudar de muchas cosas en aquel momento.
— ¿Por qué no la atacaste? Eres fuerte y no vi que dieras el cien por ciento en la pelea. —Le comenté tranquila.
—Eso no es de tu importancia. —Refunfuña.
Abro la boca y hago un gesto molesto al ver que de nuevo ha vuelto aquel Caden que conocí hace un año, aquel que evita hablar de sus problemas y dejar que lo conozca.
—Está bien, no diré más pero respóndeme, ¿habrías sacrificado a un cachorro de tu manada?—él gira pronto la cabeza.
—Mierda, ¿quién fue el que se atrevió a escuchar el acuerdo?—no me respondió mi pregunta.
—Te hice una pregunta, no me la desvíes con una tuya. —Le recriminé.
— ¿Piensas que sería capaz de entregar a un cachorro a una bruja?—de nuevo me hizo una pregunta.
—No te vi dispuesto a negarte, es más, reconozco que lo pensaste. —Le dije molesta.
Deja ir un gesto de fastidio y se alborota el cabello con sus manos para luego darle un golpe a la pared en donde le hace una ruptura que casi provoca que le regañe al utilizar el inmobiliario como fuente de desquitarse su enojo.
— ¿No te basta con tener el poder de reducir tu edad para ahora querer más juventud?—Él me da una mirada fría. —Caden es un cachorro. —No dice nada. —No creí que fueras así. —Digo decepcionada.
Él se acerca a mí y pronto me toma de los hombros; le doy un empujón para poder correr pero en vez de eso, quedo contra la pared hasta sentir como su cuerpo empieza a chocar conmigo y su aliento roza mis labios.
— ¿Crees que sería capaz de sacrificar un cachorro por juventud?—Repite. —Que poco me conoces, Gemma.
—No sé, ni sé porque Neferet te estaba ofreciendo juventud cuando no la necesitas—le reclamo.
—Las brujas te ofrecen lo que necesitas con urgencia. —Enarco la ceja.
— ¿A qué te refieres?—susurro.
—Neferet me ofreció darme más juventud en cambio de un cachorro porque sabe que necesito más tiempo... —Evade la mirada.
—Se claro, Caden. Porque no te estoy comprendiendo. —Le digo nerviosa.
Toma un largo respiro y pronto vuelve a poner sus ojos en mí, los cuales ahora se encuentran cristalizados.
—Estoy muriendo, Gemma.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Continuará...
Wow, uno de mis capítulos preferidos...
Hola mis queridos lectores, hoy estuve un poco más inspirada que antes para poder entregarles este estupendo capítulo que espero que les haya gustado mucho, mayormente como dije hace poco, me dedicaré más a esta novela, así que aunque las actualizaciones no sean muy recientes, es decir, a cada semana, por lo menos he prometido actualizar la novela los días viernes o sábados, por lo tanto, tendrán más de esta novela, muy pronto. Les deseo un casi bonito fin de semana!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top