Capítulo 20: De regreso a casa

1 año después...

Cierro los ojos mientras siento como una venda cubre mis ojos y ahora solo puedo sentir la tela suave y de color negro que bloquea mi vista; me quedo en mi lugar sin mover tan solo un dedo, el miedo ha desaparecido y la confianza reaparece cuando no tengo necesidad de volver a nombrar a alguien para saber si se encuentra conmigo.

El silencio invade toda la habitación y soy capaz de alojar mis pensamientos en lo más profundo de mi mente mientras que dejo que mis sentidos sean los únicos que se apropien de mis movimientos inconscientes.

Un sonido demasiado suave y rápido es contemplado por mi oído, haciendo que pronto me haga a un lado y mi cuerpo empiece a ponerse en una postura defensiva. De nuevo me muevo hacia un lado al haber sentido una pequeña ventisca de aire rozar mis brazos, pronto doy unos pasos hacia atrás en saltos y bloqueo un ataque que ejerció mucha fuerza al golpear el suelo y estar retumbar un sonido como si se hubiera llegado a romper la madera.

—Concéntrate en los ataques—empieza a tratarme con aspereza.

De nuevo salto al sentir como casi golpea mi pie pero no me queda tiempo de reaccionar para correr porque siento como el instrumento que está ocupando para darme un golpe empieza a pasar de un lado hacia el otro por mi cuerpo, apenas puedo esquivar los ataques y a la vez de moverme en curvas para poder evitar el rocé o el contacto con el arma; aún no puedo distinguir el material del arma, solo tengo en mente que es ligero y delgado, así que es posible que esté ocupando...

— ¿Espadas gancho?—le pregunto.

No me queda tiempo de escuchar una respuesta cuando pronto dejo ir un gruñido cuando la espada pasa en frente de mí, casi roza mi nariz y estoy segura que si no hubiera dado una pirueta hacia atrás, es posible que me hubiera cortado la punta de la nariz.

Empiezo a pensar en alguna forma para quitarle las armas mientras se distrae en atacarme, es posible que si no concentro mi mente y mi cuerpo a la vez, reciba una herida grave y no creo que sea buena idea que mis padres descubran que aparecí con una herida de espada en esta semana.

Es posible que pueda atrapar sus muñecas cuando alce los brazos cuando quiera herirme con la espalda, pero debo de ingeniármelas muy bien para tomarlas, porque en un golpe en vano o en una ligereza en donde él pueda reaccionar a mi plan, pueda ser que me corte las manos; así que mientras intento volver a acercarme a él, puedo sentir como gruñe pesado al empezar a respirar rápido, así que me atrevo a ser la primera en intentar atacarlo y cuando calculo que estoy a unos centímetros cerca de su cuerpo, me deslizo en el suelo y paso por debajo de sus piernas en donde en un saltó lo sorprendo al sentir como empieza a darse la vuelta, de nuevo me agacho para evitar la espada que pudo atravesarme el estómago, es aquí en donde tomo la oportunidad de levantarme y tomar sus muñecas, así como lo había llegado a presentir con mis sentidos.

Me cuelgo de sus muñecas y le doy una patada en su pecho que provoco que se hiciera hacía atrás, de nuevo aprovecho la oportunidad de sacar de mis botas un puñal toledano, sin saber si la puntería será perfecta y terminará él por esquivarla, al final termino por tirársela.

Un gruñido sale de él y es la fuente que me confirma que al final tuve buena puntería, así que quitándome la venda de los ojos, busco a Kilian con la mirada y observo como se quita el puñal de la cadera. La sangre empieza a brotar de él, pero por las veces que hemos entrenado en batallas, ya no es una novedad en que deba de asustarme, así que solo observo como se quita la camisa y pronto va por un remedio que lo deja ir en una toalla pequeña blanca, le pone un poco de líquido y no tarda en dejar ir un gruñido cuando la deja en la herida.

—Casi me cortas la cara—ríe él.

— ¿En serio lo dice el que estuvo a punto de cortarme la nariz?—digo bromeando.

—Debes de ser más persistente—suspiro abrumada por su comentario—pero has mejorado últimamente con tus sentidos, ataques y concentración. —Comenta. — ¿Cómo manejaste hoy el equilibrio mental?

—Mejor, pero estuve a punto de perderme un poco cuando me entere que estabas ocupando las espadas gancho. —Miré ambos objetos que ya se encuentran en el suelo.

—Sabes que no puedes perder el equilibrio, un segundo lo pierdes y pueden cortarte el cuello. —Asiento.

Agarro una botella de agua y empiezo a ver el suelo de madera de la cabaña, parece que Kilian fue un poco agresivo al querer golpearme, pero no me quejo cuando él tiene razón en que debo defenderme mejor cuando me encuentre un assasin o un cazador, ya que ambos no tendrán piedad de mí y si quiero salir viva, es mejor que no pierda el movimiento de como llevo mi entrenamiento, además, si fuese un hombre lobo, debo de encontrarme a un nivel más ligero y resistente, ya que me doblegara en muchos sentidos y es posible que en un ataque pueda dejarme noqueada al punto de ser mordida o devorada.

—Escuchas eso... —Kilian deja de moverse para mirar al techo.

—Es Samay... —Digo cerrando la puerta.

—Oye, ni siquiera había entrado—ella empieza a reír.

— ¿Cómo...?—Kilian enarca su ceja.

—Los movimientos de Samay son cortos y finos. —Me siento en el suelo. —Los tuyos son ásperos y robustos. —Él se sorprende.

—Te subestime... —Lo interrumpo.

—Siempre querido profesor—Samay se cubre la boca con la mano para no dejar ir una carcajada.

Ha pasado hace ya un año desde que me quede a vivir en Maryland con mis padres, la única forma que sé cómo recompensarles a ellos que siga viviendo en su casa es aportarles una mensualidad de dinero que considero cómoda ya que no permitieron que les aportara todo cuando ahora con mi nuevo trabajo de profesora suplente me va muy bien gracias a que Kilian me consiguió el empleo; además mis rutinas desde las mañanas hasta las tardes solo consiste en permanecer en mi trabajo mientras que por las noches, me dedico con Kilian a entrenar y a estudiar más sobre los hombres lobo.

Por fin, puedo decir que he encontrado un lugar en éste mundo y doy gracias que no tengo porque quejarme de volver a marcharme al no pertenecer en una sociedad aburrida de la cual antes consideraba así; de todas formas, Kilian y Samay han sido muy buenos conmigo, tanto que no me pierdo nada nuevo de ellos cuando intentan enseñármelo.

Empiezo a tomar mis cosas y a secarme la cara con una toalla mientras Samay y yo esperamos a que Kilian guardara los instrumentos de combate para irnos de la cabaña; puedo ver como Samay se aleja un poco de la casa para hacerme una señal para que me acerqué a ella, la veo un poco molesta e impaciente que no tardo en ver hacía atrás para saber si Kilian no viene detrás de mí, así que en cuclillas voy hacia ella y no tarda en tomarme de las muñecas hasta llevarme un poco lejos de la cabaña.

Siento el aire rozar rápido mi rostro hasta que mis pies ya no puede tocar el suelo porque ya me encuentro sentada en la espalda de Samay, ella corre y salta, evitando todos los obstáculos que puedan lograr detenerla. Nos detenemos exactamente en frente de mi auto que se encuentra un poco dentro del bosque para evitar que alguien lo encuentre en la autopista; así que bajándome de la espalda de ahora mi amiga y considerada como mi hermana, le entrego una mochila de ropa que se encuentra en el baúl del auto; hace tiempo me he acostumbrado a tener que cargar con doble ropa que veo que siempre me sirve cuando Kilian o Samay tienen una transformación.

—Por lo que veo, no quieres que tu primo llegue a saber lo que quieres decirme—ella sigue vistiéndose.

—No lo voy a negar, pero es una noticia muy importante... Tiene que ver con tu mejor amigo—enarque la ceja.

— ¿Justin o Elaine?—pregunto por ambos.

—Justin. —Abro los ojos.

— ¿Qué sucedió con él?—Me acerco a ella.

—Lo... Mordieron junto con su novia y... —Siento un pequeño mareo al escuchar esa noticia.

— ¿Cómo está él y Molly?—Samay me hace una mueca.

—Justin está bien... Bueno, Caden y Vernon se las están empañando para tratar la mordida. Pero su novia, es el problema. —Ella se rasca el cuello.

— ¿Qué con ella?—pregunto.

—No fue inmune a la mordida—responde con tristeza.

— ¿Qué significa eso?—digo conmocionada.

—Que tarde o temprano morirá. —Me cubro la boca con la mano. —Vernon ha hecho lo posible para nivelar el dolor de la mordida pero su sangre está rechazando rápido el gen del hombre lobo. —Suspira. —Justin no acepta aún que ella morirá y quizás tú puedas ayudarlo. —Doy un paso hacia atrás.

¿Ayudar a Justin? Pero... Eso implica regresar a Portland y... Tener que ver a Caden... Sé que no puedo intervenir en no ir a ver a Justin cuando él se encuentra en una situación muy complicada y dolorosa, no tengo la idea de cómo él también fue atacado pero si Caden y Vernon apenas pueden detenerlo ahora que aún no ha llegado la luna llena, no me imagino que sucederá si él no tiene un entrenamiento para controlar sus nuevos poderes; pensar en ello me pone la piel eriza al solo imaginar como muchas vidas de personas ordinarias pueden estar en peligro, no quiero decir que mi amigo puede considerarse ahora un asesino en serie solo por haber sido mordido por un hombre lobo pero si Elaine no pudo tener resistencia en sus emociones para controlar su parte de lobo, no me quiero imaginar con Justin quien ahora debe de estar al borde de atravesar un mar de diferentes emociones por sus nuevos poderes de licántropo, como también, la próxima muerte de Molly.

Mi mente se está debatiendo en esa parte de tomar una decisión rápida; a pesar de haberme quedado ya un año en Maryland no quiere decir que todo se encuentra bien, casi es un delirio tener que recordar el rostro de Caden o también de sentir un golpe en el estómago cuando me alejo de él y de su vida y eso sin agregar, del dolor de mi pecho cuando con una melancolía me pedía que me quedará en Portland. Aún para mí todo sigue fresco, tanto que no tengo palabras para decir que iré corriendo hasta Justin para ayudarlo, pero debo de pensar que él es también mi mejor amigo, quien siempre ha estado en las buenas y malas y que me ha acompañado incondicionalmente en todos los problemas que ha atravesado mi vida. No puedo dejarlo ahora en este momento difícil para él, además quien mejor que yo sabe que si la sangre de Molly está rechazando los poderes de la mordida eso solo significa una muerte inocente. Ni el alfa más sabio y antiguo puede curarla, y tenerla viva solo es un calvario más.

—No sé cómo me presentaré hasta Justin así de por sí, Caden es ingenioso y no tiene una gota de ignorancia. —Mascullo nerviosa.

—Lo sé, por eso planearemos todo. Y además, tendrás que darte un baño de esencias de plantas silvestres para quitar mi olor y el de Kilian antes que Caden, Vernon u otro lobo lo rastreen. —Asiento.

—No sé cómo reaccionaré cuando vea a todos—empiezo a tocarme el cabello con frustración.

—Gemma, te has vuelto más fuerte de lo que creí en los últimos meses, te las podrás arreglar tu sola. —Me sonrió. —Además, no te dejaré sola. Te cuidaré aunque tenga que arriesgar mi vida. —Lo dice como una promesa.

— ¿Por qué dices eso? Yo, ni siquiera soy de tu familia—digo sin comprender.

—Gemma, tú eres de la familia. Nos has ayudado a Kilian y a mí, más de lo que te imaginas y sin ti... Nosotros no estuviéramos aquí vivos. —Ella me da una mirada de ternura.

Aún no me siento segura del todo, cabe la posibilidad que me presente como una nueva Gemma la cual no puede llegar a ser destruida pero por dentro es probable que este temblando del miedo; conozco a Caden y sé que al verme se llevara una enorme sorpresa tanto que tengo el presentimiento que se querrá acercar a mí para hacerme preguntas y saber en dónde he estado en el último año. Además no solo estaré invadida por sus dudas, sino que también las de Vernon y las de Justin; si vuelvo a Portland tengo que ir preparada no solo psicológicamente sino que también estar consciente que con solo una mentira, puedo hundir a Kilian y Samay. No puedo permitir que a ellos les suceda algo, son también mi familia y tengo que protegerlos.

Si alguien sabe que conozco a Samay las cosas pueden empeorar y más si Zöe se entera; con ella debo de tener más cuidado, ya que suele ser muy perceptiva y no tiene piedad en nadie.

—No tengo opción, debo de ir a ver Justin. Pero antes, quiero que me prometas que no me buscaras hasta que sea el momento adecuado. —Ella hace una mueca.

—Está bien.

(...)

Es ahora o nunca.

Veo la bañera cubierta de varias plantas y flores que ya se encuentran flotando; todas tienen diferentes olores que es difícil de adivinar cuál es su verdadera fragancia, ahora comprendo porque Samay decía que los olores de todas aquellas plantas silvestres podían confundir el olfato de un lobo.

Me quito la ropa y pronto pongo un pie dentro de la bañera seguido del otro, el agua caliente quema un poco mi piel pero a los minutos empieza a adaptarse hasta que ya puedo sentarme y empezar a bañarme, algunos de aquellos olores son un poco fuertes para mi nariz mientras que otros me provocan náuseas o dolores de cabeza.

No dejo de recordar las expresiones de Kilian y de mis padres cuando les anuncie que volvería a Portland, la verdad excusas tuve que inventarles para que ambos bandos llegaran a dejarme el camino libre y sin responderles todas sus dudas sobre aquella noticia que los tomó por sorpresa y no es de dudarlo cuando todo ha sido inesperado y más al haber tenido que comprar el boleto aéreo el mismo día que de suerte encontré para viajar hasta Portland.

Odio tener que irme sin poder despedirme, pero será mejor antes que alguien pueda llegar a saberlo además de Samay; aún no tengo idea sobre qué haré al estar allá, por lo menos aún tengo las llaves de la casa de Elaine para quedarme un buen tiempo ahí, solo espero y deseo que pronto llegue a terminar eso para que pueda volver aquí, aunque si lo pienso, el asunto puede tomar un tiempo cuando sé que pronto Justin perderá a Molly, así que por el momento debo de usar un plan estratégico para reconfortarlo de su dolor y también poder mantenerme alejada de Caden y su clan.

Me sumerjo en el agua y me quedo unos minutos bajo en ella intentando no respirar un par de minutos así como me lo enseño Kilian, cierro los ojos y puedo mantener de forma aguda mis sentidos, el olor a sábila, hierba buena, lavanda... El sonido del chapoteo del agua, aquel grifo que se mantiene cerrado pero gotea a cada segundo y mi piel que empieza a absorber la esencia que despliega cada planta.

Dejo mi mente vacía y me concentro en esa paz y tranquilidad hasta que llego a un punto de sentir como mi cuerpo se relaja.

***

—Debe tener un nombre...

—He pensado en muchos pero no me decido por uno.

—Hoy es el día, tenemos que bautizarla y aún no tenemos su nombre.

—Lo sé... Es preciosa.

—Claro que lo es. Nadie que mejor que la diosa nos pudo dar una bella hija.

—Falak mencionó que el alma de nuestra hija sería buena y pura. Que además de lo que será, tendrá un alma de mujer.

— ¡Eso es!

— ¿Qué?

—Hasen, se llamara Hasen.

—Excelente... ¡Me encanta! Es un nombre precioso.

—Hasen, mi preciosa hija Hasen Hewlett.

***

La respiración se corta de mis pulmones y por impulso me levanto para poder tomar aire. Pongo mis manos en los laterales de la bañera y empiezo a toser mientras que me quito del rostro algunas hojas que se han quedado pegadas en mi piel, parpadeo varias veces y mis ojos vuelven a ver con nitidez. Alcanzo mi celular y me doy cuenta que al encenderlo me he quedado bajo el agua por más de media hora, no entiendo como mis pulmones llegaron a permanecer intactos debajo del agua y eso sin decir que no comprendo como pude quedarme dormida así por así.

Agarro una toalla y salgo de la bañera para poder secarme, la hora en la que debía de permanecer dentro ya ha terminado. Agarro la ropa que he lavado con las mismas esencias florales para ponérmela y así poder continuar para hacer las maletas, es probable que termine cansada y más cuando el vuelo es a las 5:10 am, pero de igual forma no puedo despistarme en nada. Tengo que seguir en pie y no distraerme sino terminare por perder el vuelo.

Empaco varias cosas que sé que me serán útiles en el tiempo en que me quede en Portland, lo único que puede servirme más es el cepillo de dientes y mi ropa, lo otro lo podré conseguir allá. Abro la gaveta de mi mesita de noche y de ella obtengo un par de billetes que me ayudaran a sobrevivir un par de días, de igual forma, tendré que buscar un trabajo si pienso quedarme por mucho tiempo en Portland.

—Pensé que la clase de valentía te había servido de mucho. —Me doy la vuelta y veo a Kilian sentado en la ventana.

Sin saber que decir solo termino por guardar silencio y encoger los hombros dándole poca importancia a aquel reclamo que sonó ser una indirecta de la razón por la cual me voy sin dar muchas explicaciones y sin una verdadera despedida.

—Me dirás la verdad. —Suspiro al ver su insistencia.

—Ya te la dije. —Dije abrumada.

—Mmm no, esa solo fue una excusa para no cuestionarte más—rodé los ojos.

—Y de qué servirá que te diga la verdad. —Comente al tomar el cierre de la maleta.

—Porque si te sucede algo por lo menos sé a quién debo de ir a buscar. —Elevé una ceja y lo mire con seriedad.

—Esa es una de tus excusas—repito lo que él también me dijo—. En sí, ¿cuál es la verdad de esto?—Kilian suspiro.

Se quedó callado y rozo su brazo con su mano de arriba hacia abajo, por su postura tensa sé que me está ocultando algo que él sabe pero yo no y por miedo está intentando cubrir la verdad para no lastimarme o darme un susto.

—Kilian... ¿Qué sucede?—me acerco a él.

— ¿Cuándo me ibas a decir que conocías a Caden Dankworth?—abrí la boca por sorpresa.

¿Desde cuándo lo sabe? O mejor dicho ¿quién le dijo eso? No creo que haya sido Samay cuando ella ha cubierto todas las pruebas necesarias para que tampoco Kilian se dé cuenta que está trabajando para Caden y eso sin decir que me he mantenido lejos de todo contacto que tenía en Portland para que él descubriera mi pasado o solo que hayan sido mis padres los que abrieron su boca para comentarles algo aunque jamás especifique que me fui de allá por haber tenido una pelea con un hombre que me hizo daño y de esta manera, Kilian haya tenido que saber todo sobre mi pasado.

—Yo... Yo... No quería decírtelo por... —su rostro se tornó neutro que no pude adivinar que emoción expresaba en ese momento.

—No tienes que tener compasión por mí, Gemma. —Responde.

—No es eso, tenía miedo que desconfiaras de mí y creyeras que estaba a tu lado porque podía hacerte daño al haber conocido a Caden—le explique.

Se queda nuevamente callado sin decir alguna palabra, no sé si es una prueba para saber si estoy mintiendo o es que está analizando cada una de mis palabras con el fin de entender que lo estaba haciendo por él y por mí.

— ¿Volverás por él?—pregunta de repente.

— ¿Qué? ¡No! ¡No! No es por eso—agito la cabeza—Tengo que visitar a mi mejor amigo, su novia está a punto de morir y necesita de mi apoyo. —Intento no mencionar una parte de la verdad.

—Gemma... Discúlpame que te lo diga pero no me gusta nada de esto. —hago una mueca.

—Ni a mí... Créeme que soy la primera en no querer ir a Portland pero por mi amigo, haría cualquier cosa. —Kilian sonríe.

—Lo sé, me lo has dejado saber durante los últimos años. —Siento un hueco en el estómago.

Por primera vez puedo decir que no quiero irme de donde estoy, me siento feliz, segura y cómoda viviendo en Maryland junto con mis padres, Kilian, Samay y mi trabajo. Pero ahora de nuevo tendré que cambiar todo para volver al origen de mis males y de lo que descubrí a cerca de los hombres lobo.

—Toma esto. —De su bolsillo saca un objeto enrollado en una cuerda.

— ¿Un silbato?—enarco la ceja.

—No es cualquier silbato. —Menciona.

Es un silbato pequeño de plata, detrás de hay unas letras grabadas que son unas iniciales pero antes de poder preguntar de que se trata le doy un par de giros hasta que lo pongo en mi boca y empiezo a utilizarlo haciendo que el sonido sea agudo como si el silbato estuviera roto o no sirviera.

— ¡Demonios! ¡Deja de soplarlo!—Kilian se cubre los oídos con sus manos.

Me detengo y me doy cuenta como él se apoya en la pared y empieza a tocarse la cabeza haciendo un rostro de dolor. Me acercó a él para verificar que está bien pero descubro como uno de sus oídos ha empezado a sangrar, por lo cual, corro hacía el baño y arranco un poco de papel higiénico para luego regresar y entregárselo.

— ¿Qué fue eso?—le pregunto desconcertada.

—No uses el silbato si no es para una emergencia—su oído deja de sangrar para empezar a sanarse—, no es un silbato común, su sonido solo daña el sentido auditivo de los hombres lobo mientras que el de los humanos es sonido escaso, por lo cual no tendrá ni un efecto. —Lo vuelvo a observar.

Quizás sea mejor que lo guarde en un lugar donde nadie lo descubra, por lo que veo puede ser un arma letal para el oído de un hombre lobo y en todo caso puede llegar a servirme si estoy en peligro.

—Y toma esto—me entrega una bolsa negra.

— ¿Qué es?—desenredo el nudo y toco una ceniza negra.

—Es ceniza de serbal. Si estás en peligro haz un círculo con ella alrededor de ti. Te protegerá de toda criatura sobrenatural. —Me explica.

— ¿Por qué me entregas todo esto?—le pregunto.

—Porque tengo el presentimiento que en algún momento las cosas no irán bien y no podré estar cerca para ayudarte. —Reprime una mueca de dolor. —Y si te sucede algo, no me lo perdonaré.

Le doy una mirada y a pesar que ya estoy bañada con aquellas hojas termino por saltar hacia él para darle un fuerte y gran abrazo. Lo extrañaré tanto que quisiera que se fuera conmigo pero así como están las cosas aquí en Maryland con algunos asaltos de hombres lobo descontrolados y con unos cuerpos de ellos encontrados, no puede alejarse, es mejor que se quede y también prevenir que la manada de Caden pueda hacerle daño.

—Llámame si te encuentras en problemas, sabes dónde encontrarme. —Acaricia mis mejillas con sus grandes manos.

—Sí. Te extrañare Kilian. —Me sincero.

—Yo también te extrañare pequeña lobo. —Deja un beso en mi frente antes de volver a abrazarme.

(...)

De regreso a casa...

Doce horas después dejo Maryland para encontrarme en Portland, ha sido un viaje largo que estoy demasiado cansada para poder seguir en pie y no caer al suelo del sueño, en todo el viaje no he dejado de pensar como reaccionaré en frente de Justin y eso sin agregar que de Caden.

Pero primero lo primero, tengo que ir a dejar mis cosas en la casa de Elaine para luego dirigirme a la casa de Justin quien se encuentra ahí con Molly; Samay hizo un plan de cómo debo de actuar durante los próximos días en frente de todos, de las versiones de historias que daré y las expresiones que mostraré como si no llegase a saber nada y todo por el momento sea una sorpresa. La verdad tengo miedo de no poder hacerlo bien pero esto no solo lo estaré haciendo por mí sino que también por Kilian y Samay.

El taxista se detiene en frente de la casa de Elaine y le hago un gesto que me espere unos minutos, saco mis maletas y la llave para luego dirigirme a la casa y pronto entrar en ella, esta oscura y desolada, así como la dejé la última vez. Es posible que necesite mucha limpieza y reparación y eso sin decir que debo de comprar comida y otras cosas necesarias para poder sobrevivir.

Dejo las maletas a un lado de la puerta para de nuevo salir e ir en dirección al taxi para que me lleve hasta la casa de Justin.

Son unos metros de distancia que cuando llegamos se me hace imposible no sentir como mi corazón empieza a latir rápido, de cómo el estrés llega y de lo tenso que se ha puesto mi cuerpo. Tomo aire y antes de salir del taxi, le pago al conductor, seguido de ello me bajo y me quedo parada en la acera de la calle esperando que mi cuerpo y mi corazón se relajen para poder empezar a actuar.

Es así como luego de unos minutos, camino hasta la puerta de la casa, toco el timbre y espero que alguien me abra; escucho unos ruidos y de ellos un par de murmullo que me hacen pensar que deben de estar cubriendo todo el asunto de Justin. Estoy a punto de ver hacia la ventana cuando la puerta se abre y puedo ver a un nuevo chico en frente de mí.

— ¿Hola?—habla un poco nervioso.

—Hola, ¿se encuentra Justin?—digo con un aire de tranquilidad.

—Eh... Por el momento no se encuentra. —Lo miro extraño.

— ¿Puedo saber entre cuánto tiempo vendrá?—cruzo los brazos.

— ¿Quién es usted?—evade mi pregunta.

—Gemma Hewlett. Su mejor amiga. —Pronuncio.

Se queda con la boca abierta que ahora me doy cuenta que no sabe qué hacer, pero cuando está a punto de hablar, me quedo petrificada al ver a la persona que ha abarcado las últimas horas mis pensamientos.

—Gemma.

—Caden.

El chico se hace un lado y se aleja de nosotros para no visualizar aquel momento incómodo; Caden me mira sorprendido y veo que no sabe cómo reaccionar, así que soy la primera en hablar.

— ¿Qué haces aquí?—enarco la ceja.

—He venido a visitar a Justin. —Responde.

— ¿Está adentro?—Intento ver por un hueco detrás de su espalda.

—Sí pero...

Entro a la casa y siento como le da un empujón a la puerta para largo caminar detrás de mí, busco a Justin entre todas las habitaciones pero no lo llego a encontrar; así que usando el típico llamado, empiezo a gritarle haciendo que Caden se ponga de intercepto entre la puerta de la habitación de Justin y yo.

—Gemma tengo que explicarte algunas cosas... —Me detiene.

—No vengo por ti, Caden. —Sus ojos se abren en grande dejándome ver sus pupilas azuladas. —Así que quítate de mi camino, que vengo a ver a Justin.

Lo muevo y abro la puerta, pero solo me tardo un momento cuando veo a mi mejor amigo de espaldas sosteniendo de la mano a Molly quien se encuentra tosiendo y sacando un líquido rojo y negro de su boca.

— ¿Justin?

Mi mejor amigo se da la vuelta y cuando abre sus ojos puedo ver como estos se encuentran de un color amarillo, similar al que he visto en varios hombres lobo que me he encontrado.

— ¡Gemma! ¡Estás aquí!

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Continuará...

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