Capítulo 14: Trampa para un depredador

Mataré a Adrién.
Mataré a Vernon.
Y por supuesto, mataré a Caden.

¿Cómo se les ocurre a los tres que seré capaz de hacer una trampa para un depredador? Es decir, a Elaine ahora que es una mujer lobo.

Ni siquiera se me ocurrió al principio como salir de aquellos lujosos apartamentos cuando en la habitación de Adrién se encontraba un enorme agujero, hasta casi se me llega a salir el corazón del pecho cuando tocaron la puerta y abrieron con la llave de la recepción. Y las voces de los empleados y del gerente del hotel sonaron impresionadas y atónitas al ver el enorme agujero en la pared en donde Elaine había salido corriendo y eso sin decir que ninguno de los hombres se explicaba que objeto podría haber hecho el agujero que ahora presentaba una vista panorámica de otro edificio más pequeño.

Ahora no sé cómo saldré de esto sin que sospechen que he sido la única que he quedado en la habitación; empiezo a ahogarme al seguir en el ropero de Adrién cuando escuchó susurros de una posible investigación hacia aquella habitación nombrando el dueño y los visitantes que han llegado a verlo.

Casi maldigo porque seré investigada por agentes policiales mientras que Caden, Adrién y Vernon se saldrán con la suya porque son mitad lobo, haciendo que puedan escabullirse sin necesidad que alguien les siga las huellas. Mientras tanto yo, debo de buscar una manera para huir.

Cuando todos los hombres se marchan para dar paso a una llamada telefónica dirigida a los oficiales, salgo del armario para tomar una bocanada de aire intentando no seguirme ahogando en aquel espacio pequeño con varias prendas de Adrién que además de oler a hombre huelen a perro.

Observo de nuevo el tamaño del hueco de la pared y casi perfecciono la idea que parece como si una bola demoledora haya querido destruir parte de la habitación del mejor amigo de Caden, maldigo al saber que si Adrién hubiera mantenido su boca cerrada, Elaine no sé hubiera terminado en convertir en una bestia hasta salir huyendo molesta por la noticia que debía de irse de Portland debido a su nuevo cambio de vida humana.

Acarició mi cabeza y busco la manera de huir de aquel lugar, pero me es imposible al imaginarme que afuera del apartamento debe de estar un empleado cuidando e intentando capturar al dueño de dicha habitación, la posibilidad que salga sin que sospeche que estuve dentro es nula, por la sencilla razón que me fije que habían cámaras en los pasillos y eso es lo poco al saber que tienen mis documentos registrados por la visita que le he dado a Adrién.

Estoy a punto de gritar cuando alguien entra por el mismo hueco haciendo que retroceda pero pronto me caiga al tropezarme con un trozo de ladrillo; seguido de ello, abro mis ojos en grande y me encuentro a un lobo café con blanco que se me hace conocido y eso sin decir que antes de poder ignorar mi presencia, se marcha unos segundos a la sala hasta escuchar un ruido extraño donde en un aproximado de cinco minutos en frente de mí, aparece un chico, de la misma edad de Caden y Adrién.

— ¡Uf! Eso estuvo extraordinario—se rascó la parte de atrás de su oreja.

Enarque la ceja y pronto él fijo su mirada en mí, sus ojos chispeantes de alegría dieron una rápida evaluación a mi cuerpo haciendo que me sintiera incomoda, hasta el punto de levantarme y sacudir la parte de polvo y granito que se ha quedado pegada justo detrás de mis pantalones y bolsillos.

— ¿Gemma?—preguntó con voz inocente.

—Sí. —Respondí dudosa.

—Soy Baltazar Penfold, pero puedes decirme Balto. —Alargó su mano a la cual no dude en darle la mía para recibir su saludo. —Caden me llamó para ayudarte a escapar del lío que hizo tu amiga. —Él le dio una mirada a toda la habitación. —Y sí que es un gran lío. —Suspiró.

¿Caden me mando a una clase de perro guardián para que me ayude a escapar?

Lo que me faltaba en el día, tener que conocer a otro hombre lobo y esta vez tener que aceptar su ayuda debido que debo de seguir el plan de Caden para poder hacer que Elaine vuelva a su estado normal de humana antes que las cosas marchen de una peor manera.

— ¿Cómo saldremos?—pregunté.

—Sencillo. Subirás a mi lomo y evitaras gritar para no hacer una escena dramática y de película. —Sonrió.

De lejos se puede observar que Balto se encuentra más seguro de sí mismo que cualquiera persona con mucho optimismo; quisiera decir que confió en él pero con solo saber que saltara de un edificio de casi diez pisos y varios metros sobre el suelo me hace sentir insegura.

— ¿No hay otra opción?—sugerí.

—Si quieres salir por esa puerta y sospechen más que estabas presente en el momento que se dio este agujero, considéralo que para mí, no hay problema—rodé los ojos.

Es cierto, no hay muchas opciones para salir de aquí sin que nadie sospeche que fui la última en quedarme en aquel apartamento, lo único que me queda es seguir las indicaciones de Balto y pronto lograr mi objetivo.

—Está bien. Cuando tú desees que nos podemos ir...—ni me dejo terminar cuando empezó a transformarse en frente de mí.

Quizás debo de corregir que haber visto las transformaciones rápidas de Caden, Adrién y Vernon habían sido menos espectaculares, aburridas y sencillas que terminaron por no llamarme la atención al punto de pensar que no deseaba volver a verlas pero ahora con Balto, las cosas cambiaron, ni siquiera me quedo momento para guardar todo en mi cabeza, en el instante en que se puso de cuatro patas y empezó a crecerle el vello de los brazos y rostro, de cómo sus manos y pies se convirtieron en patas gigantes de perro, de cómo su nariz fina y pequeña se formó un hocico alargado y con una nariz grande y negra y por último observar, como sus orejas se alargaron hacia arriba.

Abrí sus ojos y dejo notar un brillo amarillo en ellos, comprendí pronto que se trataba de un omega, la razón por la cual ha llegado a ayudarme ya que por órdenes de su alfa, debe de servir y obedecer sus peticiones.

Me miro un instante hasta acercarse a mí y girar la parte de su cintura cerca de mi cuerpo, como señal a que me subiera encima de él; como los hombres lobos son casi del tamaño de un rinoceronte, por decirlo así, tuve que subirme a la cama para alcanzar la espalda de Balto; cuando deje que mi cuerpo se montara en él, tome parte de su pelaje y pellejo para agarrarme; recuerdo haber leído que su velocidad supera demasiado a la de los autos y si es de ser posible de un avión.

Trague hondo y observe que su puso en posición de correr y saltar, se quedó tranquilo un par de segundos que para mí se convirtieron en los más escandalosos de mi vida. Sin haberlo meditado por más tiempo, sentí la potencia de la rapidez en un abrir y cerrar de ojos; intente no gritar así que puse mi cara encima del pelaje café, en donde intente no morderlo para no desconcentrar su maniobra.

No quise ver el salto por motivos de miedo, preferí solo cerrar los ojos y dejarme guiar por el camino que el mismo Balto se dirige. Sus movimientos fueron tan ágiles como los de un caballo que pude sentir como mi cabello se movían a través del viento y de cómo mis oídos se cubrían con una capa de aire que permitió que no escuchara bien los sonidos de mí alrededor.

Hubo un momento que dejo de moverse y fue entonces que levante mi cabeza y me di cuenta que nos encontrábamos en la azotea del edificio de mi apartamento; no tarde mucho en bajarme con cuidado cuando Balto se me quedo viendo.

— ¿Esperaras o entraras?—le hice una señal con mi dedo hacia la puerta de entrada.

Quito su mirada de mí para ver la puerta y pronto con sus ojos asentir; tome ese movimiento como si terminaría por entrar, así que por el tamaño de su cuerpo, sé que no entraría, así que al darle la espalda, volví a escuchar unos gruñidos hasta que al darme la vuelta, lo encontré desnudo y ya transformado en un humano.

Me di la vuelta rápido y cubrí mis ojos intentando borrar la imagen que acabo de ver, no sabía cómo en el apartamento se había cambiado pero no dude en pensarlo mucho y resolver el problema que en el sofá de Adrién había encontrado un par de prendas tiradas de él, así que eso podía explicar algunas cosas.

—Quizás, encuentre algo para ti. —Murmuré nerviosa. —Sígueme.

No dijo ni una sola palabra a lo largo del camino, agradecía que dentro del edificio no habían cámaras de seguridad sino ya me sintiera más avergonzada en llevar a un chico en estado nudista por todo el camino como si no importara que se llegara a poner una sola prenda para cubrir por lo menos sus partes bajas.

Oraba en todo el camino para no encontrarme a alguno de mis vecinos y por primera vez, agradecí que la mayoría de ellos son ya ancianos o personas adultas.

Mi objetivo primero será vestir a Balto luego tendré que pasar a casa de Elaine para recoger una de sus ropas, supongo que Balto me ha traído hasta acá porque aquí debe de tener Caden su camioneta, así que mi deber será pasar por tres lugares en un límite de tiempo al caer la noche para que Elaine termine de caer en la trampa; sé que Caden, Adrién y Vernon se podrán encargar de atraparla rápido para llevarla al bosque, así que al saber que solo me quedan dos horas para el anochecer, será mejor que mueva rápido mis pies.

Agradecía que Justin a veces dejara ciertas partes de ropa en mi apartamento, no tarde mucho en encontrar una camiseta, un suéter, unos jeans y unos tennis. No sabía que tanto le quedarían bien a Balto pero confiaba que la talla puede ser igual.

Como el sofá polvoso y viejo que tengo cubría sus partes íntimas, me di la vuelta para darle la espalda y camine de retroceso unos pasos hasta dejarle la ropa en el sofá y así yo continuar en su espera para marcharnos de mi apartamento y trasladarnos a unas cuadras para llegar a la casa de Elaine.

—Los jeans me quedan bien pero la camisa, es un poco grande como los zapatos. —Me di la vuelta y pronto observé la nueva apariencia de Balto.

—Lo siento, no tengo mucho que ofrecerte, ya que Caden tiene su propia llave igual que Vernon así que no puedo entrar a sus apartamentos y volver al de Adrién será difícil porque el tiempo comienza a correr. —Me disculpe.

—No importa. Solo serán unas horas. —Entro una parte de la camisa dentro de los jeans.

—Entonces, vamos. —Hice que de nuevo me siguiera.

Buscamos el auto de Caden en el estacionamiento de afuera del edificio y al encontrarlo, desactive la alarma de la camioneta para entrar junto con Balto; hace tiempo que no manejo, lo bueno es que tengo licencia de conducir gracias a Justin pero por lo demás me preocupa porque Caden solo me dejo sus llaves y no la tarjeta de circulación del auto, eso hace que si un policía nos detiene, pueda ser que me quiten la camioneta y obtenga una enorme infracción y eso sin decir, que puedo ir a la cárcel por no tener documentos legales del auto.

Lo repetiré de nuevo... Te mataré Caden.

Enciendo el auto y revivo en mi mente las calles que siempre se encuentran transitadas como también aquellas en las que se encuentran los policías, agradezco que vivir ya hace un buen tiempo en Portland ha hecho que me aprenda las calles y por supuesto, de las avenidas en donde pueda prevenir una infracción.

Así que mientras conduzco a una velocidad moderada, intento conversar un poco con Balto para relajar el ambiente y hacerle sentir que no necesariamente ante mí puede convertirse en un servidor y sumiso.

— ¿Eres un omega?—fue lo primero que pregunté para descartar esa idea por si me equivocaba.

—Sí. —Respondió.

— ¿Puro, delta o mordida?—expliqué las tres posibles razones para que lo sea.

—Mordida. —Anunció.

Me detuve en un semáforo rojo para verle el rostro, Balto en todo lo contrario de Caden, Adrién y Vernon; lo que él tiene es que muestra simpatía y humildad, en cambio los otros tres, tienen esa mirada traviesa y dominante que hace que uno se sienta inferior a ellos y eso sin decir que es demasiado intimidante.

No sé si se trataba porque Balto no es un hombre lobo puro sino que uno creado por una mordida que ocasiono que su gen cambiara y ahora se convirtiera en un ser sobrenatural, de este modo, debe ser la razón por la cual su mirada te hace sentir segura y confiada, lo cual es proveniente de lo que queda de un humano.

—Y ¿tú?—preguntó un tanto inseguro por si rechazaba una próxima respuesta.

—Ordinaria. —Reí.

Escuche su risa unos segundos hasta que volvió a ponerse serio y con debida respuesta ya que tiene que seguir siendo un fiel y buen servidor.

— ¿Puedo saber cómo fuiste mordido?—pregunté curiosa mientras pongo en marcha de nuevo el auto.

—Una noche intentaba cuidar mi ganado, era granjero y vivía en Tennessee así que esa noche mis padres me dejaron a cargo de su trabajo debido a que saldrían para viajar a Carolina del Norte. —Comenzó a contar. —La primera noche, atacaron a una de mis vacas, le dejaron una mordida en su cuello muy extraña y grande, no quería alertar a las autoridades y a mis padres ya que podía montarse una escena televisiva así que preferí dejarlo pasar y comentarles luego a mis padres lo sucedido para que entre familia se guardara el secreto; lo primero que vino a mi mente fue el mito del Chupacabras así que la siguiente noche, tomé guardia para asegurar que mis animales se encontraban protegidos pero las cosas terminaron por ser diferentes. —Me detuve en frente la casa de Elaine a lo cual cortamos pronto la historia.

—Espera aquí un minuto. —Asintió.

Me apure en buscar la ropa necesaria para mí amiga, así que tome un pequeño bolso en donde puse su ropa íntima, un pantalón, una blusa, una sudadera rosa y las zapatillas deportivas.

Corrí fuera de la casa de mi mejor amiga para volver a entrar al auto y tirar la maleta hacia atrás para que cayera en los asientos; de nuevo tome camino con el auto y Balto para dirigirnos a nuestro siguiente rumbo. El supermercado.

—Que interesante. —Susurré continuando con su historia. —Pensé que había sido otro tipo de historia, como esas que te pierdes en los bosques y te muerde el lobo. —Volví a escuchar su risa.

—No, en realidad esa noche me ataco un alfa...—lo interrumpí.

—Caden...—musité.

—No, no. Caden no me mordió. —Pronto me corrigió.

Aunque lo hubiera dicho muy bajo debía de recordar que los lobos tienen un sentido auditivo sumamente superior que la de los humanos, por lo cual no me sirve ni musitar, murmurar y tampoco decir las cosas en voz baja.

—Otro alfa de su manada. Sinceramente me encontraba en el granero inspeccionando a todos los cerdos pero por salvar a unas crías, el alfa me mordió sorpresivamente sin defenderme. —Siguió contando.

— ¿No sabías que estaba dentro de granero?—crucé unas calles más para llegar al supermercado.

—Escuché ruidos extraños pero no me imagine que en frente de mí tendría a una enorme bestia, con grandes colmillos y parado en dos patas, gruñéndome como si le hubiera quitado su presa. —Aseguró.

— ¿Fue feo?—me dirigí a la conclusión de la historia.

—El susto que me llevé, sí. —Escuché un suspiro. —La mordida fue peor pero al siguiente día desperté sin ella, lo cual me hizo sentir extraño por si todo lo había soñado, imaginado o simplemente se convirtió en una ilusión. —Empecé a estacionarme en el supermercado.

— ¿Cómo te encontraron?—Lo decía porque cada beta y omega deben permanecer dentro de la manada de su alfa.

—Gea, me encontró. Me pidió disculpas por la mordida, me explico las particularidades de ella y mencionó que debía de irme a su manada debido que la siguiente luna llena, podría convertirme en lobo y si no aceptaba podría ser peor que el Chupacabras ambulante. —Intento burlarse de la situación.

No sé a qué grado podía haber llegado Balto en aceptar tal propuesta y de cómo la tal Gea lo convenció para ir a su manada; por supuesto, no habrá sido fácil pero algo habrá tocado el punto más frágil de Balto para que renunciara su vida y la cambiara por otra.

— ¿Lo aceptaste rápido?—Apague el auto.

—No, pero la idea de quedarme y convertirme en una bestia que podía matar a sus padres y otras personas inocentes, cambio mi opinión. —Comentó con sinceridad.

Un reflejo triste mostro en sus ojos, ya no parecía ser aquel chico seguro y optimista que conocí hace unas horas, ahora parecer ser alguien que le atormenta su pasado y le duele comentarlo porque sabe que dejo su familia y su vida para adentrarse al mundo sobrenatural.

Nos bajamos de la camioneta para tomar un carrito e ir a comprar las diez libras de carne que Caden me pidió como anzuelo para Elaine.

Le dije a Balto que si tenía habré podía agarrar cualquier cosa del supermercado pero en él tiempo que estuvo a mi lado, se negó a tomar algo debido a que casi se me va el riñón en las libras de carne de vaca que pedí para llevar.

Me asombrara ver el control que Balto tiene de sí mismo, se observa que él no tiene necesidad de atacar para tomar un pedazo de carne que se encuentra detrás de todas las vitrinas de vidrio y eso sin decir que no hubo ni un momento en que él perdiera la cordura y buscara la manera en no transformarse en un hombre lobo. Simplemente, él se comporta como un ser humano normal, como si no tuviera otra vida más allá de lo que se encuentra en la ciudad.

Eso me hizo comprender muchas cosas y entre ellas, que si Balto fue entrenado en la manada de Caden para controlar su lado licántropo y permanecer como un humano que mantiene una vida normal, eso hace que me dé confianza que Elaine pueda llegar a obtener ese mismo control durante el tiempo que se vaya a vivir a la manada de Caden. Y así, pueda volver a integrarse con los humanos.

— ¿Cuánto tiempo estuviste en entrenamiento?—le pregunté luego de pagarle al cajero por las libras de carne.

—Cinco años. —Casi se me caen las bolsas de las manos.

¿Cinco años? Eso es demasiado tiempo, mucho para lo que yo espero y eso sin decir que... No podré ver a Elaine por un largo tiempo que para mí se volverá infinito.

—Pero es dependiendo del esfuerzo que dé la persona. Si tu amiga lo hace excelente, quizás tarde menos de los tres años. —Suspiré.

Elaine es fuerte pero después de sus arranques de enojo, no sé qué tan seguro sea que ella se dejé dominar por otros cuando ha quedado hastiada que muchos le den ordenes desde que salió de su tratamiento contra la depresión.

— ¿Quién es Gea?—intenté no imaginar que es otra de las amantes de Caden.

—Es la hermana menor de Caden. —No dudo en nombrarla. —Cuando me mordió apenas empezaba a controlar sus fases de transformación en luna llena. —Enarque la ceja.

— ¿Qué los hombres lobo puros no nacen con ese control?—pregunté interesada.

—No, ellos son como nosotros. Existe una cierta edad que deben de empezar con sus entrenamientos, lo que nos diferencia, es que mientras ellos suelen controlarse en meses, nosotros lo hacemos en años. —Asentí.

Todo debido al gen particular de los hombres o mujeres lobo puros y deltas. Es fácil decirlo debido a que ellos nacen ya con los poderes sobrenaturales mientras que uno de humano debe de acoplarse a esa nueva peculiaridad de su cuerpo.

Es curioso saber que Caden tiene hermanas, pensé que era hijo único pero con este nuevo descubrimiento por lo menos debo de tener en cuenta que aún no sé muchas cosas de él, por lo tanto, debo de irlo conociendo poco a poco.

Pise el acelerador para viajar más rápido hasta el bosque de Salem, ya son las 6:25 pm así que ya es suficiente tiempo para que Caden y los demás hayan tenido que distraer a Elaine de los humanos para evitar una próxima mordida.

A las 7:45 me encuentro dentro del bosque de Salem, en donde deje a orillas de la calle la camioneta de Caden aparcados, eso sin decir que al bajarme, mantuve cuidado de no ser seguida por alguien pero como Balto me lo aclaro, él será quien me mantenga en bienestar hasta que finalice esta trampa.

En todo el recorrido, no hablamos, simplemente nos quedamos callados para aminorar el ambiente y proseguir con el plan; quería preguntarle tantas cosas con respecto a su nueva vida como licántropo pero me callé al recordar el motivo por el que estoy ahora en el bosque, debo de formar muy bien el ambiente de la trampa para que Elaine llegue hasta aquí y eso sin decir que entrar hasta lo más profundo del bosque no es lo que me gusta apreciar y más porque la última vez, estuvieron a punto de atacarme y aunque tenga a Balto a mi lado, eso no me aseguraba al cien por ciento que mi vida no terminaría por peligrar, lo digo porque Balto es omega y los omega no son los de peleas o batallas.

Ambos preparamos el ambiente de caza como también el momento exacto para yo darle la señal a Caden; por supuesto mis manos quedaron llenas de sangre y grasa, pero agradecí que Balto haya comprado una botella de agua y con ella pude haber lavado mis manos; no quería cometer un error y en vez de que el anzuelo sea la carne, termine por ser yo.

Mire el reloj de mi celular y al marcar las 8:30 pm decidí que ya era hora para hacer el llamado; me aparte de los trozos de carne para quedarme al lado de Balto, quien solo observo mis movimientos hasta que me prepare para aullar.

Tome aire y eleve mi rostro al cielo, hice un hueco con mis manos alrededor de mi boca para enfocar más el sonido y eco del aullido y cuando decidí hacerlo, pronto tanto Balto como yo, hicimos el llamado típico de los lobos para advertirle a Caden que ya todo se encontraba preparado.

Hice los tres aullidos que me pidió para alejarme unos metros de la carne, Balto me siguió los pasos y nos quedamos bajo un enorme pino esperando la llegada de uno de los tres lobos junto con Elaine.

Revisé de nuevo mi celular y ya habían pasado quince minutos y no resultaba nada, Balto me alentó a que no me sintiera presionada o tensa que nadie aún apareciera, así que decidí esperar más hasta que observé un lobo acercarse en la parte de la pradera del bosque, se movió silenciosamente y parece que el olor a carne lo motivo a que se acercara... No sabía si se trataba de Elaine o de otro depredador pero lo que sí, es que por advertencia, Balto mencionó que no debo de abrir la boca y tampoco hacer un movimiento.

El lobo pronto se detuvo y alzo su hocico al cielo, se quedó así unos minutos que parecía que está oliendo otra especie de aroma; me pregunte varias veces en mi cabeza porque el plan no está resultando como quiero pero cuando creí que seguiría buscando la comida; pronto lo vi correr en dirección en donde me encontraba con Balto.

—Súbete. Escaparemos. —Balto reconoció pronto las intenciones del lobo.

Se transformó en un mínimo de un minuto para yo saltar encima de su cuerpo y sentir como corría rápido; quisiera creer que la velocidad de ambos animales podía ser diferente a pesar de la clase de lobo que son pero a lo lejos observé como el lobo que creo que es Elaine se va acercando cada vez más a nosotros.

—Balto, está a punto de alcanzarnos. —Le advertí.

Tuve que agacharme varias veces para no golpearme con alguna rama de un árbol y eso sin decir que Balto se fijó en varios troncos y rocas que marcaron una interferencia en el camino.

Cuando volví a ver hacia atrás ya teníamos al lobo a cinco metro de nosotros; temía que Elaine nos atacara a ambos y lo peor, que ella no fuera racional con sus ataques.

Antes de poder huir con más velocidad, el nuevo sonido de un aullido se escuchó a lo lejos formando un eco a través de todos los árboles gigantescos. Balto y Elaine detuvieron su marcha y antes de proseguir, tres lobos más aparecieron y entre ellos uno negro que por sus ojos rojos reconocí que se trataba de Caden.

Suspire aliviada que había llegado en buen tiempo y eso sin decir, que paso a nuestro lado para acercarse a Elaine, quien le empezó a gruñir y a poner todo su pelaje erizado.

Caden le mostro sus dientes, alcanzando una superioridad más grande cuando le dejo ir un estruendoso ladrido que hizo que Elaine se sentara y cerrara los ojos; no hubo tiempo en reconocer como Caden hizo que Elaine volviera a su estado humano, pero con solo ver el respeto y el obedecimiento que Elaine le tuvo unos momentos a Caden, su piel dejo de tener demasiado pelo para ahora convertirse en vellos; su forma humana apareció desde los rasgos grandes hasta los pequeños y cuando no aguanto en estar en posición de rodillas, cayó al suelo, desnuda y frágil.

Caden se dio la vuelta y se alejó, me dio una mirada y pronto entendí que se alejarían para volver a su estado normal; así que solo asentí para verlo marchar mientras Balto volvía a ponerse una ropa que tome también antes de marcharnos de mi apartamento por si volvía a suceder algo igual.

—Elaine... amiga. —Le hable a lo que ella contesto con un suave gemido de dolor.

— ¿Gemma?—elevó la mirada un poco cansada. — ¿Qué me sucedió?—preguntó inconsciente de su transformación.

—Luego te explico, ahora, necesito que te cambies. —Ella no entendió pero al darse cuenta de su desnudes pronto se avergonzó y más al ver detrás de mí a un chico.

— ¿Quién es él?—dijo con miedo.

—Luego te explico también. —Le hice una mueca.

(...)

En el resto del camino hasta llegar a la camioneta de Caden, Balto y yo tuvimos que ayudar a Elaine a caminar, su estado de ánimo se encontraba bajo y más porque mencionaba que no se acordaba de nada de lo sucedido; tengo que darle muchas explicaciones y entre ellas la conversación de convencerla para que se vaya a la manada de Caden antes que vuelva a tener una transformación.

Llegamos al auto y pronto nos encontramos con Caden, Adrién y Vernon; todos se encontraban en buen estado y vestidos y pro una vez agradecí, en no tener que seguir mirando a alguien desnudo en este día.

Vernon y Adrién, me ayudaron con Elaine y mientras ella se dejaba mimar debido al cansancio; todos entramos en la camioneta para emprender un nuevo viaje de regreso a Portland.

No sabía cómo explicarle a Adrién sobre la investigación que harían sobre su apartamento, pero lo que sé, es que por ahora me siento también demasiado cansada para dar más explicaciones.

—Descansa—escuché las palabras de Caden.

—Lo haré al llegar a casa. —Me acomodé más en el asiento de su camioneta.

—Hazlo ahora, aún falta mucho por llegar. —Tomó mi mano desprevenidamente.

Mire su mano agarrar la mía por varios minutos que pronto presentí que no la soltaría; le di una mirada a lo que él pronto correspondió con una sonrisa corta, así que buscando ese espacio cómodo en el lado del copiloto del auto, cerré los ojos e intenté descansar.

(...)

Adrién se encargó en llevar a Elaine de brazos, ambos se quedarían en casa de ella pero como sé que Elaine aún no se ha recuperado por las palabras ruines y fuertes de Zöe, le pedí a Balto si podía quedarse con ellos también, ya que sí Elaine necesitaba a alguien, por lo menos Balto la ayudaría y también la cuidaría. Así que él sin protestar, se quedó con Adrién y Elaine y como agradecimiento le hice saber que podía contar conmigo en todo, como también, le debería un gran favor.

Al alejarnos de la casa de Elaine, volví a dormir unos quince minutos más hasta que llegamos al edificio donde residimos Caden, Vernon y yo.

Los tres nos encontramos en un estado mental agotado y estresado después del horrible día que tuvimos, así que Vernon sin compartir otras palabras más que buenas noches y un adiós, entro a su apartamento hasta ya no verse aparecer.

— ¿Todo bien?—preguntó Caden con interés.

—Sí. —Le sonreí.

Había una cosa que debía de decirle antes que ambos entráramos a nuestro respectivo apartamento; así que al ver que giro la llave dentro de la perilla de la puerta, le toque el brazo para detenerlos antes que abriera la puerta.

—Te quería decir algo...—me mordí el labio.

—Dime. —Esperó a que hablara.

—Conocí un poco a Balto... Y, sé que él fue mordido también por un alfa. —Corte al ver una mirada inexpresiva en su rostro. —Me contó cómo ha sobrellevado esta vida de hombre lobo y eso me ha dado confianza para...—no termine la oración.

—Para dejar ir a Elaine—continuó él.

Asentí, será duro dejar a mi mejor amiga ir por unos años pero prefiero que ella controle su lado lobo antes que cometa un error que pueda llegar a hacer que pierda de nuevo la cordura y las cosas empeoren.

—Confió en tu manada. Sé que ella se recuperará y pronto volverá a tener esta vida. —Dije sin más.

Caden soltó una sonrisa cargada de confianza y sinceridad que provocó un estremecedor sentimiento en mi interior.

—Vamos, entra. —Le hice una señal para que se marchara.

—Ya voy. —Dijo poniendo los ojos en blanco con risa.

Me di la vuelta para marcharme pero al tener una mano agarrada sobre mi brazo, hizo que me detuviera.

— ¿Ahora qué?—me di la vuelta para verlo.

—Quiero terminar con lo que no pude empezar esta tarde. —Agarró mi cintura y me acercó a él.

Nos miramos unos segundos a los ojos hasta que él rozó con paciencia sus labios sobre los míos hasta que yo con suma necesidad termine por unirlos formando ese beso deseado por ambos. Sentí como sonreía a través de nuestros labios y de cómo cada vez él buscaba la manera para que mi cuerpo no se separará del suyo pero pronto al sentir que empezaba a faltarme el aire por el repentino y largo beso, tuvo que alejarse.

—Nos vemos mañana. —Susurró de forma traviesa.

—Claro. —Sonreí aún sumergida con aquel beso.

—Descansa, bestia. —Dejo un beso en mi frente antes de soltarme.

Nos separamos para luego cada quien irse a su apartamento, apenas llegue yo a mi habitación cuando me deje caer en mi cama y como una tonta me quede mirando el techo, pensando en lo muy agradable que fue sentir a ese Caden receptivo y travieso entre mis brazos.

Permanecí así unos minutos hasta que mis ojos se cerraron dejando lo único a la vista, mi sonrisa.

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Nuevo capítulo!

Sé que he dejado de escribir por un buen tiempo la novela, pero hubo un momento que mi imaginación se marchó y no tuve la manera de como conseguir hacer un buen capítulo. Pero esta vez, de nuevo me llego la inspiración y aquí les dejo este asombroso capítulo que espero que les haya gustado :)

Nos vemos en el próximo capítulo!!!

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