🏖 ፧ 𝗱𝗶𝗲𝗰𝗶𝗻𝘂𝗲𝘃𝗲 • ✦⁾
Desgraciadamente, las vacaciones llegaron a su final, y por ende, Jongseong tenía que regresar a Seúl. Se quedaría de no ser porque tenía que cumplir sus responsabilidades como estudiante en un nuevo curso.
Aún sabiendo que volvería para las próximas vacaciones, no puede evitar sentirse un poco triste al respecto, pero al menos se va satisfecho de haber tenido unas vacaciones geniales.
Y ahí estaba él, subiendo al ferry bajo el lindo atardecer, notoriamente alegre luego de pasar todo el día con sus amigos. Aunque Jungwon y Riki no pudieron ir porque estaban ocupados con cosas de su pueblo, pero se despidió de ellos el día anterior.
Por eso nunca imaginó escuchar su nombre mientras esperaba a que el ferry zarpara.
─¡Jay!
Sonrió al reconocer la voz y rápidamente se asomó por la borda, viendo a Jungwon en el mar agitando la mano a modo de despedida.
─¡Ten un buen viaje! ─exclamó─. ¡Hasta el próximo año!
No pudo evitar sonreír al saber que el menor se tomó la molestia de ir personalmente para verlo una última vez antes de irse. Se sentía especial
─Dime, ¿vendrás a recibirme cuando vuelva?
─Tendré que consultarlo con mi babosa de mar ─Jongseong hizo un puchero completamente ofendido, a lo que Jungwon rió─. Claro que estaré ahí, tonto. Además, dudo que Wonyoung me deje no ir.
Jongseong asintió de acuerdo. Y para su mala suerte, el encuentro tenía que terminar ahí, pues sonó la bocina que indicaba que ya iban a zarpar, sonido que asustó mucho al menor.
─Nos vemos, Won, ten cuidado si vas a andar por la superficie ─fueron las últimas palabras de Jongseong.
─¡L-Lo tendré! Tú también, cuídate mucho ─respondió nervioso.
Como le daban miedo los barcos, no se quedó a esperar hasta que el ferry saliera por completo del puerto, solamente se hundió para luego alejarse nadando ante la atenta mirada de Jongseong, quien quedó fascinado por la velocidad del castaño.
Se veía tan genial que por un momento le hubiera gustado ser un chico del mar como él y poder nadar tanta distancia sin apenas esfuerzo. Aunque no puede negar que ese deseo lo tiene más bien porque le gustaría ver el lugar donde vive y pasar tiempo con Jungwon bajo el agua, conociendo su cultura.
Pero sabe que es imposible, él nació en la superficie. De todas formas, soñar es gratis.
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Nada más llegar al aeropuerto de Seúl y volver a notar el escandaloso ambiente de ciudad, le entró el fuerte impulso de regresar a Udo, pero ya era muy tarde para volver, su madre lo había llevado a casa.
En ese momento aún no sabía lo que se le venía encima, y es que poco a poco las cosas se pusieron un tanto complicadas para él.
En primer lugar, estaba el hecho de que su padre seguía hospitalizado, muy contrario a la mejoría que su progenitora le comentaba por llamada durante las vacaciones.
Los primeros días tras su regreso no lo notó, pero con el pasar de las semanas se dio cuenta de que ese acontecimiento causó que Jihyo se volviera más fría y callada, sumado a que siempre parecía mentirle cada vez que preguntaba por su padre, al cual no ha vuelto a ver. Ni siquiera le dejaba ir a visitarlo, así que supuso que su estado era muy grave y no quería molestarlo por si acaso.
El caso es que Jihyo pasaba todo el día fuera de casa. Primero iba a trabajar, luego se quedaba en el hospital con su marido y a la noche regresaba a casa únicamente para dormir, si es que lograba conciliar el sueño, pues en ocasiones sufría insomnio.
Su vida se volvió muy ajetreada, y como consecuencia, dejó de lado su labor de madre al descuidar por completo a Jongseong, quien tuvo que reorganizar su rutina varias veces para poder asistir a tiempo a clases ahora que debía tomar dos autobuses para llegar.
Mientras el menor se buscaba la vida como podía, su progenitora cada día lucía más apagada, ya ni siquiera sonreía. Sea lo que sea que estaba pasando, la consumía bastante, y por mucho que Jongseong le preguntara al respecto con la intención de ayudarla, esta estaba reacia a contarle, diciendo que no quería involucrarlo innecesariamente en sus problemas sin saber que eso hacía que Jongseong la sintiera lo suficientemente lejana como para dejar de acudir a ella para cualquier cosa.
Es así como Jongseong decidió seguir con su vida a pesar de la gran soledad que sentía cada vez que estaba en casa. Se notaba mucho la ausencia de sus padres.
Se le hizo muy difícil acostumbrarse, sobre todo porque ahora debía encargarse por completo de las tareas del hogar y hacer la comida, cosa que ya hacía desde antes, pero en aquellos momentos se las repartían entre 3 personas y resultaba más sencillo.
Y aunque esa independencia le mantenía la mente algo ocupada al preocuparse por cosas como "¿Qué haré de comer mañana?" o "Debo recargar el bono del bus", por las noches no puede evitar quedarse reflexivo mirando al techo en completo silencio mientras pensaba en lo horrible y angustiante que es ese sentimiento de soledad. Le recordaba mucho a lo que sentía en los primeros años de secundaria, antes de conocer a Heeseung. En aquel entonces no tenía amigos, y le daba mucha ansiedad ver cómo, a pesar de estar rodeado de alumnos, la sensación de soledad era tal que a veces lloraba en silencio durante las clases, y aunque intentaba ocultarlo, cuando alguien se dio cuenta de ello comenzaron a llamarle 'maricón' únicamente por ser sensible, como si los chicos no tuvieran permitido llorar.
Fue la peor etapa de su vida, pero recuerda que pudo sobrellevar la situación gracias a sus padres, quienes siempre le hicieron sentir querido y acompañado. Sin embargo, ahora no los tenía para mejorar sus ánimos, por no decir que son ellos los causantes de su malestar actual. Tampoco es que pueda apoyarse en su único amigo en la ciudad, Heeseung había comenzado a disfrutar de su adolescencia saliendo de fiesta con otros y haciendo amigos por todos lados. Jongseong no quería cortarle el rollo, así que quedaba con él únicamente en los recreos del instituto o cuando este le invitaba a su casa para jugar a la Play.
En esas reflexivas noches, llegaba a un punto donde las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos al desear con todo su ser tener al menos a Jungwon ahí haciéndole compañía.
Es por eso que, para no acabar llorando de impotencia al saber que es imposible ver al menor por Seúl, intentaba pasar todo el tiempo pegado al móvil hablando con Wonyoung y Sunoo o simplemente leyendo libros sobre biología marina, su nuevo hobby. Eran las dos únicas opciones que tenía para no pensar en lo solitaria que se volvió su vida en la ciudad.
Pero había momentos donde los primos estaban ocupados, y ahí Jongseong lamentaba que Jungwon no tuviera teléfono para poder hablar con él. Le encantaría poder llamarlo antes de irse a dormir, su voz le relaja y está seguro que con solo escucharle decir cualquier tontería sería capaz de dormir despreocupadamente.
Por otro lado, agradece que Heeseung pase tiempo con él en el instituto. Al menos en ese estresante lugar podía hablar con Hee, ya que ahí no les permiten usar los teléfonos.
Durante los recreos, o incluso las veces que fue a su casa para jugar, Jongseong le habló de todas sus experiencias de Udo, por lo que se podría decir que Heeseung conocía bien los nombres y personalidades de todos (a excepción de que dos de ellos son chicos del mar). Entonces se dió cuenta de lo mucho que nombraba al tal Jungwon y empezó a contarlos por diversión. Si Jongseong llegaba a 1000 veces mencionándolo, le regalaría algún juego de la Play.
Y así pasaron los meses.
Ya no podía pasar tiempo con Heeseung debido a los exámenes finales, pero ambos seguían siendo muy cercanos, solo que Jongseong no sentía el apego que tenía hacia él mucho antes de ir a Udo. Por eso teorizó que tal vez eso de estar enamorado del menor era solamente una confusión causada por el cariño que le tenía al ser su único amigo. Ahora que había conocido a más personas puede confirmar más o menos que ve a Heeseung de la misma manera que ve a Sunoo, es decir, alguien cercano con el que tiene una gran amistad.
Y hablando de gente cercana, las vacaciones de verano estaban a la vuelta de la esquina y ya se estaba preparando para pasar todo el verano en Udo. O eso es lo que creía hasta que...
─Para los graduados, les recuerdo que los exámenes de acceso a la Universidad son a inicios de septiembre. Recuerden mirar las fechas y los contenidos. Si tienen dudas o les faltan apuntes, pueden enviarme un correo.
Jongseong sudó frío al escuchar a su tutora. Había olvidado el pequeño detallito de que debía aplicar para la universidad. Al querer meterse en medicina iba a tener que estudiar mucho para llegar a la nota necesaria y así obtener también una beca, lo cual significaba que tendría que pasar el verano aprendiendo los extensos libros de medicina con 20 temas cada uno para que al final únicamente entren 2.
¿Ir a Udo para estar estudiando? Aunque sería genial por la tranquilidad de la isla, siente que igualmente se va a distraer mucho al pensar en que puede ir con sus amigos con solo salir de casa de su abuelita. Así que no era una opción, pero a la vez no quería abandonar la idea de ir, no cuando él mismo prometió volver.
Y tras mucho reflexionar, llegó a una conclusión que consultó directamente con su progenitora a través de KakaoTalk. La verdad, debido a la poca comunicación que tenían últimamente, la veía como una completa desconocida, y le daba un poco de miedo mencionárselo aún si era algo simple. Pero al final se armó de valor y le mandó el mensaje.
"Má, en septiembre son los exámenes de acceso a la uni, voy a tener que estudiar mucho. Por eso me preguntaba si este año me dejarías ir con la abuelita aunque sea la primera semana de vacaciones. Al volver empezaré con los estudios."
Le hubiera gustado hablarlo cara a cara, pero de verdad era una misión imposible. Ya no solo porque se volvió una extraña para él, sino que siempre que intentaba decirle algo, esta estaba dormida o le decía que se encontraba muy cansada, así que la comunicación era a través del teléfono, en conversaciones cortas que en su mayoría era Jongseong avisándole de que usó su tarjeta para hacer la compra en el súper y recibir un simple monosílabo como respuesta.
Jihyo tardaba horas en responderle, justo como ahora, que batió su récord al contestarle a las dos horas, la respuesta más rápida por el momento, batiendo su segundo récord al ser una frase completa.
"Claro, cariño, encárgate tú de comprar el boleto, usa mi tarjeta."
Jongseong sonrió victorioso al leer su mensaje. Si bien una semana no era mucho tiempo, intentaría disfrutarlo al máximo.
Estaba tan emocionado por volver a esa hermosa isla que compró el boleto de avión y barco con muchos días de antelación. Nada ni nadie le va a impedir ir a Udo.
Ese fue el año de Jongseong, pasemos al de Jungwon.
Ahora que estaban cada vez más cerca de la mayoría de edad, el pueblo marino comenzó a ser más directo con el tema de que Jungwon o Riki deberían concebir un hijo con Yujin, cosa en la que los 3 adolescentes estaban en completo desacuerdo e intentaban como podían desviar la atención del tema.
Tener esa presión constante y los nervios que le causaba no saber qué decir o hacer para evitarlo le hizo subir aún más veces a la superficie aunque no estuviera Jongseong. De igual forma, disfruta las tardes en playa junto a los primos cuando estos no estaban ocupados por las clases, así que su afinidad con ellos siguió mejorando.
Y eso no es todo, Riki hizo un esfuerzo sobrehumano para poder desligarse un poco de todo y subir al menos una o dos veces a la semana, pues también estaba harto de las presiones del pueblo. Y aunque fuera poco tiempo comparado con las veces que Jungwon subía, eso no impidió que poco a poco se enamorara de Sunoo, quien también parecía muy interesado en él.
La verdad, Riki siempre pensó que ese interés que el mayor tenía por él formaba parte de ese jueguito de ligoteo barato, pero una vez Sunoo se puso muy serio sobre el tema cuando lo vio llorar de impotencia debido al estrés que le causaban las peleas de sus padres. En estas a veces soltaban comentarios muy hirientes dejándose llevar por el enojo, y claro, la principal víctima esos comentarios es el rubio, quien se ocupaba personalmente de que su querida hermanita no los escuchara al taparle los oídos, llevarla a dar un paseo lejos de casa o dejarla con Jungwon en el pacífico hogar de Tzuyu.
Aguantar tanta mierda lo llevó a explotar sin querer en una tarde que Sunoo lo iba a llevar a la churrería, y al dejarse llevar por las emociones, comenzó a aceptar todos esos hirientes comentarios diciéndoselos a sí mismo, demostrando el poco valor que se tenía.
─Riki, no sé qué coño te dijeron para que pienses así de ti, pero quiero que sepas que todo este "juego" no es una broma para mí, hablo en serio cada vez que te doy algún cumplido ─le dijo Sunoo en un intento de calmarlo mientras limpiaba sus lágrimas─. Al principio lo hacía porque me parecías muy atractivo, pero a medida que fui conociendo tu personalidad me fuiste gustando más y más. Eres impresionante en todos los sentidos, por eso no me gusta ver como eres incapaz de valorarte. Así que dime, ¿podrías dejar de darle importancia a los malos comentarios y tener más en cuenta los halagos de alguien que está enamorado de ti? Porque yo soy ese alguien, y si lo necesitas puedo pasar 24/7 recordándote lo hermoso que eres.
Esa confesión le pilló tan desprevenido que le tomó unos largos segundos procesar sus palabras. Esta vez había sido Riki quien comenzó a balbucear cosas sin sentido mientras su rostro estaba rojo como un tomate, algo que hizo sonreír a Sunoo por el inusual cambio de roles, pues normalmente es al revés.
─S-Siempre dices tantas tonterías y ahora me vienes con esto... ─rió entre lágrimas que ahora eran de alegría─. Te lo tenías bien guardado.
─Me lo estaba reservando para ti, bebé ─volvió al tono seductor de siempre y le guiñó un ojo.
En respuesta, Riki lo abrazó con todo el cariño que un tierno abrazo puede demostrar. No puede dejar de darle importancia a todos esos insultos que escucha a diario, pero el saber que alguien lo quería le hacía poder sobrellevarlo con más facilidad.
En algún punto incluso dejó de callar y comenzó defenderse cada vez que sus progenitores le decían algo. Obviamente, usaban la carta de ser sus padres para ganar la discusión, pero al menos Riki salía satisfecho sabiendo que no se dejaría pisotear tan fácil, no cuando tenía a alguien que lo amaba y valoraba como es, alguien que estuvo todo el tiempo apoyándolo y enseñándole a amarse.
Sunoo se había convertido en el lugar seguro de Riki, y es el principal culpable de que la confianza del menor aumentara considerablemente.
Es por eso que al cabo de varios meses, Riki tuvo el valor de confesarse, iniciando finalmente una relación formal con Sunoo. Aunque no les voy a mentir, Wonyoung y Jungwon ayudaron bastante a unirlos.
La chica dejaba a Sunoo solo en la playa para que pudiera tener citas con el rubio, mientras que Jungwon se quedaba más tiempo con Sola para que Riki pudiera subir más veces.
La verdad, los días previos al inicio de la relación fueron muy duros y decisivos para Riki. Se sentía muy culpable de haberse enamorado de Sunoo cuando dijo claramente que seguiría la responsabilidad familiar, la cual se iba a la mierda por el simple hecho de estar siguiendo casi los mismos pasos que Konon. Pero Jungwon le hizo entender que amar no es malo, sea alguien del mar o de la superficie.
Gracias al apoyo y ayuda de Jungwon es que Riki pudo tener su romance de instituto sin instituto, ese que Jungwon quería vivir y nunca hubiera esperado que su amigo, siendo el que llegó más tarde al grupo, sería el primero en conseguirlo.
─Qué suerte tienen algunos... ─murmuró con un puchero mientras observaba desde la orilla como Sunoo y Riki paseaban por la playa agarraditos de la mano.
─¡No coman delante de pobres! ─exclamó la chica. Estaba al lado de Jungwon espiando a esos dos tortolitos, quienes se dieron un tierno besito en los labios para molestar a Wonyoung─. Malditos presumidos...
Jungwon soltó un fuerte suspiro. Estaba muy feliz por Riki, pero no puede evitar sentir envidia, a él también le gustaría avanzar tanto con Jongseong. Pero en su caso, el que el mayor viviera en otro lugar era contraproducente.
─No pongas ese careto de chico emo triste, aún tienes una oportunidad con Jongseong ─soltó Wonyoung con picardía mientras lo codeaba, a lo que Jungwon se sobresaltó.
─¿C-Como lo-?
─¡Eres muy obvio!
─¡Waaa, qué vergüenza! ─el rostro del castaño se tiñó por completo de carmesí, así que lo escondió entre sus rodillas.
─Tranquilo, no le diré a nadie, aunque se te nota a kilómetros. Nada más te informo que Jongseong vuelve dentro de unos días y puedes aprovechar. ¿Qué tal si te confiesas?
Jungwon alzó la cabeza tímidamente─. ¿T-Tú crees que sea el momento? ─preguntó mirándola directamente a los ojos.
─¿Por qué no lo sería?
─No sé si me va a aceptar o no...
Wonyoung puso una expresión muy incrédula al notar que Jungwon lo dijo completamente en serio con un devastador tono dolido en su voz.
─Won, ¿tienen oculistas en el mar?
─¿Qué es eso?
Automáticamente, la chica abrazó su cabecita y lo achuchó como si fuera un bebé─. Mi niñooo... Está cieguito, el pobre ─dramatizó con un falso llanto.
─Veo bien...
─Pues no lo parece ─lo soltó para seguir hablando, ahora más seria─. Jungwon, te animo a confesarte. Estoy completamente segura de que la respuesta será cualquier cosa menos un rechazo. También dudo que Jongseong haga la situación incómoda o te diga algo hiriente, no subestimes el cariño que te tiene, ¿o es que tienes baja autoestima como Riki?
La pregunta le puso muy nervioso.
En el último verano sus esperanzas con Jongseong habían aumentado mucho, pero el hecho de no verlo hasta julio-agosto sumado a que la negatividad de sus vecinos era contagiosa hizo que ya no estuviera tan seguro de lo que podría pasar si se confesaba.
Aun así, no cree que eso tenga que ver con la autoestima, ¿o sí?
Inconsciente se bajó más el suéter a pesar de ya estar bien tapado. Si pensaba bien en ello, no sabía amarse o valorar sus cualidades, tampoco podía odiarse a sí mismo como persona, pero si había una sola cosa que odiaba de su físico, y es la cintura.
Justo ahí estaba la maldita mancha negra de piel muerta a causa de entrar en contacto directo con sustancias tóxicas. Le traía muy malos recuerdos, verla cada vez que se miraba en el espejo hacía que estos aparecieran en su mente, y como consecuencia, en esos momentos odiaba a muerte el hecho de nacer en el mar, porque sabe que su vida habría sido muchísimo mejor si hubiera nacido en la superficie.
Al principio pensó que sí era una inseguridad, pero con el paso del tiempo se percató de que realmente lo odiaba por el contexto, pues si fuera una marca de nacimiento normal no le daría tanta importancia. Es por esto que no lo asocia con la autoestima a pesar de que sí le avergonzaba demasiado que otros lo vieran.
─No sé que estás pensando, pero tu lenguaje corporal me da a entender que la respuesta a mi pregunta es una afirmación ─comentó la chica sacándolo de sus pensamientos─. Escucha, Jungwon, vida solo hay una y si no te arriesgas ahora, te puedes arrepentir luego.
Jungwon no dijo nada más, pero sus palabras le dieron la valentía que necesitaba para hacer el avance que tanto quiere, aunque no fueron suficientes para subir sus esperanzas, pero sí ayudaron a que dejara de darle vueltas al asunto.
Tener una juventud placentera requiere riesgos y Jungwon estaba dispuesto a tomarlos. Así que está decidido, le confesará sus sentimientos a Jongseong. Sea cual sea el resultado, tendrá la satisfacción de haber sido valiente.
En caso de que vaya bien, se pondrá muy feliz. Pero si, por el contrario, es rechazado, seguirá actuando como siempre para no incomodar las cosas. Al principio dolerá, pero cree poder superarlo con el tiempo.
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