🏖 ፧ veinticinco • ✦⁾

Jungwon se encontraba tan nervioso que de verdad cree que su corazón podría salir por su garganta en cualquier momento.

No era por Jay, ya se había acostumbrado recibir sus muestras de afecto sin arder de vergüenza… Bueno, aún le pasaba pero no tanto como antes, y eso supone un gran avance.

El caso es que por primera vez, Jay lo invitó a pasar el día en su casa, algo que a Jungwon le emocionó mucho pues ya tenía ganas de ver cómo era el lugar donde vivía. El problema viene cuando este le recalcó que la repentina invitación era PARA CONOCER A SU FAMILIA.

Aunque el mayor le había explicado que únicamente sería su abuela, Jungwon no podía evitar estar muy nervioso porque no tiene ni idea de la reacción que esta podría tener cuando sepa que fue él quien le robó el corazón a su nieto. ¿Y si es una abuela sobreprotectora que no quiere compartir el cariño de Jay? O peor, ¿y si no le agradaba que este saliera con alguien del mar y los obligaba a romper? O mucho peor aún, ¿¿y si por su culpa la anciana se enoja con Jay por salir con un chico??

Gracias a conversaciones que ha tenido con Jay sabe que realmente existen personas que juzgan ese tipo de relaciones, pero mencionó que en Udo eran mucho más liberales en ese sentido. Aun así, Jungwon no quiere ser el culpable de una mala relación familiar, por lo que la idea de huir para evitar cualquier mal rollo sonaba muy tentadora, sobre todo porque su querido novio no tuvo mejor idea que dejarlo solo en el salón.

Estaba muy nervioso porque no conocía ese hogar. Tampoco sabe cuántas personas viven ahí y en qué momento podría encontrárselas, pero aguantó las ganas de huir porque sería de mala educación desaparecer cuando Jay lo invitó con toda sus buenas intenciones.

Así que, en su lugar, Jungwon comenzó a desear que el sillón se lo tragara, pero antes de imaginar una extraña escena donde literalmente era comido por el mobiliario, su corazón dió un vuelco del susto cuando el sonido de una puerta abriéndose proveniente del pasillo contrario al que Jay había ido irrumpió el pacífico silencio del lugar que hasta ahora solamente era perturbado por el tic tac de un tétrico y viejo reloj de la entrada.

Genial, puertas que se abren solas, lo que faltaba. La visita al hogar de su amado se convirtió en una experiencia paranormal, ¡qué divertido!

─¿Y tú eres? ─vale, esa repentina voz femenina hablándole en un tono bastante despectivo casi le causa un infarto, pero al menos pudo confirmar que no se trataba de un fantasma al levantarse rápido del sillón y ver a una ancianita que probablemente sea la abuela Park.

Esta lo miraba de arriba a abajo con bien amenazante, así que Jungwon se sentía muy intimidad. Mas no se dejaría llevar porque seguía siendo la abuela de su novio y le gustaría llevarse bien con ella, así que hizo una exagerada reverencia con el fin de saludarla lo más educado posible y darle una buena impresión.

─¡Bu-Buenos días, soy Y-Yang Jungwon!

─¿El chico que se llevó a mi querido Jongseong?

─U-Uhm... ─ahora sí, estaba siendo influenciado por la notoria hostilidad de la mayor y se encontraba a escasos segundos de romper en llanto.

Por las palabras de la mujer suponía que al final sí se trataba de una abuelita sobreprotectora, y Jungwon no sabía qué debía decir para no arruinarlo todo.

Por suerte para él y su débil corazoncito, Jay llegó al salón con una bandeja de snacks. Nada más notar el tenso ambiente y ver los ojos cristalinos del menor, se dirigió a la anciana para regañarla.

─¡Abuela, no lo asustes!

Automáticamente, la mencionada abandonó su papel de mujer hostil y soltó una risita traviesa─. Perdón, Jungwon, estaba jugando un poco contigo.

El castaño estaba confundido, pero no tenía tiempo para hacer preguntas porque el gran alivio que le daba ver a Jay defendiéndole hizo que sus piernas flaquearan cuando toda la tensión desapareció de sus músculos y, por ende, se desparramó en el sillón hasta quedar de rodillas en el suelo, dejando la cabeza apoyada en los cojines del mobiliario.

─Creo que me pasé un poco ─comentó la abuelita al ver su reacción tan exagerada─. En verdad lo siento, Jungwon. Jay me ha hablado mucho de ti, pero quería ponerte a prueba para ver si es verdad que eres tan tierno como dice.

─¡Abuela! ─exclamó el nombrado con vergüenza al ser expuesto.

Fue ahí cuando el castaño alzó la cabeza para mirar a la ancianita con los ojos bien abiertos─. ¿Habla mucho de mí? ─su pregunta sonaba tan inocente y afectuosa a la vez que los contrarios tuvieron que apartar la vista para evitar caer en la tentación de achucharlo.

─Ya veo que mi nieto no mintió ─aclaró luego de carraspear─. Sí, habla tanto de ti que puedo decir que me agradas aunque no te conozca mucho, así que bienvenido a la familia. Espero que cuides bien de mi Jongseong.

─¿Él? ¿Cuidarme? Si se esconde detrás de mí cada vez que vamos a la tienda de conveniencia porque una vez se asustó mucho cuando se le cayó una botella de cristal ─interrumpió Jay con diversión a sabiendas de que Jungwon estaba muy tímido por las palabras de su abuelita. Básicamente, es su intento de hacerlo sentir cómodo, y parece que lo logró porque el menor frunció el ceño y no dudó en responder a su acusación.

─¡Habló el que grita como niño pequeño cuando los cangrejos se le acercan!

─¡Los cangrejos dan miedo!

─¡Son los animales más divertidos que hay en el mar!

La pequeña pelea de los menores hizo a la abuelita carcajear hasta que recordó algo─. Ahora regreso ─avisó antes de desaparecer en el pasillo.

─Lo siento, pero no le veo lo divertido ─siguió Jay, pero aprovechó que estaban a solas para acomodarse al lado de su pareja─. Por cierto, mi madre te manda saludos. Dice que espera algún día poder conocerte.

─¿...C-Cómo es que ella también sabe de mí?

─Digamos que tal vez… Presumo un poco de ti y eres mi tema de conversación más habitual ─admitió con timidez.

El menor estaba conmovido. Desde siempre creyó ser el más emocionado con esa linda historia de amor adolescente. Sin embargo, ahora se está dando cuenta de que realmente es Jay el más entusiasmado, y esto le parecía muy tierno, pero no pudo evitar sentir cierto malestar en lo más profundo de su corazoncito.

El mayor podía hablar abiertamente de ellos, y lo mejor de todo es que lo hacía con orgullo. Por otro lado, Jungwon únicamente podía hablarlo con Riki, algo que no tendría sentido pues este fue testigo del comienzo de la relación y sabe todo lo que pasa entre ellos.

Le encantaría poder comentarle a Tzuyu y Yujin ─siendo las personas a las que considera su familia─ sobre su relación con Jay y lo feliz que es gracias a él, pero sabe que eso no sería posible.

Gracias a todo lo ocurrido con Konon, es consciente de que se lo van a tomar muy mal, o por lo menos está seguro que Tzuyu lo regañaría. Con Yujin tiene dudas, pero analizando sus vivencias cree que esta también podría reaccionar mal.

Entonces ahí se preguntó: ¿realmente es necesario tener la aceptación familiar para llevar una relación? Desde pequeño lo han criado con una mentalidad muy tradicional donde siempre debería tener en cuenta la opinión familiar. Y aunque le aliviaba ver que los parientes de Jay lo aceptaban sin problema, también le molestaba saber que su pequeña familia adoptiva nunca toleraría su relación con alguien de la superficie a pesar de que no conozcan al pelinegro lo suficiente como para juzgarlo.

Es injusto y muy frustrante. Si ellas conocieran a Jay está seguro de que cambiarían de parecer, pero prefiere no arriesgarse a intentarlo por tratarse de una situación delicada donde las reacciones son algo impredecibles.

Y con eso en mente, recordó que en el caso de Riki es peor al tener el antecedente con Konon. Esto hacía que sus padres fueran más crueles a la hora de demostrar su desprecio hacia la superficie. Debe ser difícil aguantar todo tipo de comentarios negativos hacia gente como Sunoo y no poder defenderlo para evitar exponer la relación, pero debe ser aún más complicado escuchar como odiaban a Konon por amar a la superficie cuando él también la ama en secreto.

Si lo piensa bien, ambos de verdad se encuentran en un gran dilema al ser los únicos del mar que decidieron dejar a un lado las diferencias para entablar una buena relación con la gente a la que supuestamente deberían odiar.

Aunque esto no le preocupaba mucho. Lo único que les podían hacer en caso de que alguien los viera salir del mar sería regañarlos por incumplir la norma de no salir sin permiso, mas nunca llegarían a enterarse de sus relaciones y la vida que estaban viviendo en la superficie si no son ellos mismos quienes lo exponen.

Después de todo, los del pueblo marino se niegan a subir, y creo que es obvio que Riki y Jungwon querían mantener sus vivencias fuera del mar en secreto absoluto para siempre.

Por suerte, fuera del agua no tiene por qué reprimir nada, así que tomó la mano del mayor hasta entrelazar los dedos pensando en lo mucho que lo ama mientras una tierna sonrisita se dibujaba en su rostro. Como no es quién suele hacer esos actos, Jay estaba confundido, pero su abuela llegó antes de poder preguntar.

─Tengo algo que enseñarles ─avisó esta mientras se acercaba con una especie de libro─. ¿Sabían que ya se conocían desde muy muy muy pequeños?

Los menores se miraron entre ellos buscando que alguno pudiera confirmar o negar esa información. Viendo que ninguno parecía tener alguna idea al respecto, la abuelita sacó una fotografía del libro y se las mostró.

En esta se podían ver a dos bebés muy adorables: uno castaño de grandes ojitos azules y cristalinos que llevaba un chupete de estrellitas en la boca; el otro tenía el cabello completamente oscuro con un divertido corte de coco. Este último es el único que miraba a cámara cuando la foto fue tomada, justo en el momento exacto en el que el pequeño estaba riendo, mostrando así una gran sonrisa sin dientes ─porque aún no le salían─ junto a esos característicos hoyuelos formándose en sus adorables y rellenitas mejillas.

─¡Soy yo! ─exclamó Jungwon señalando al bebé castañito─. ¿Pero cómo es posible?

Estaba confundido, y no era para menos. ¿Cómo es que estuvo en la superficie cuando tenía un año o menos? Por mucho que intente hacer memoria, no encuentra algún recuerdo nítido en su mente donde sus padres mencionan la superficie o lo suben como si nada.

Pero su confusión no era tanta como la de Jay, quien tampoco tenía ni idea de qué hacía en Udo cuando las imágenes de su infancia que ha visto eran todas en Seúl, incluyendo aquellas donde sale su abuelita. Aunque tenía más preguntas por el hecho de que conoció a Jungwon cuando ambos eran casi unos recién nacidos.

─¿Cómo es que llegamos a vernos? ¿No estaba Jungwon en el mar y yo en Seúl?

─Jay, naciste en Udo ─informó la mayor haciendo que ambos estuvieran aún más desconcertados─. Tus padres solían vivir aquí antes de mudarse a Seúl, y al ser muy cercanos con los padres de Jungwon, puedo decir que pasaron mucho tiempo juntos desde que nacieron.

El castaño se llevó las manos a la cabeza algo frustrado y avergonzado. Si no fuera por todo lo que pasó el pueblo marino quizás hubiera tenido a Jay desde la infancia, y no puede evitar pensar en lo feliz que habría sido su vida si ese fuera el caso.

─¿Estás segura de que este soy yo? ─interrumpió Jay señalando al bebé pelinegro luego de haberse fijado en algo─. Mis ojos no son azules, mucho menos claros.

─Por supuesto que eres tú ─afirmó la mayor─. ¿De quién si no serían esos lindos hoyuelos?

─Pues la genética es muy injusta, ahora son más negros que mi alma... ─murmuró apoyándose en el cabezal del sofá.

Está pensando en qué clase de mala persona fue en una vida pasada como para que sus orbes cambiaran tanto de color. Aunque ya sabía que el color del iris de los bebés no se establecía del todo hasta cierta edad, no creyó que el proceso pudiera tener un cambio tan extremo.

─¿Uh? Pero tus ojos siguen siendo azules ─comentó Jungwon mientras observaba al adorable y rellenito bebé pelinegro para luego mirar al Jay de ahora. Pese a la gran diferencia de edad entre la imagen y el Jay que conoce, Jungwon cree que se mantiene igual de tierno.

─Wonnie, ¿estás ciego?

─¿Por qué todo el mundo me hace esa pregunta? ¡Veo perfectamente! ─el menor lo tomó de las mejillas para poder verlo bien─. Tus ojos son azules, pero son del tono más oscuro que conozco. Me recuerdan al mar por la noche.

─Yang, ese comentario está al mismo nivel de los que dicen tener el cabello rubio cuando claramente es castaño.

Como Jay seguía sin creerle, Jungwon tomó un pequeño espejo que había en la mesa y lo posicionó delante del mayor con el fin de no quedar como un completo estúpido por sus palabras.

─Fíjate bien ─pidió.

Y aunque el pelinegro seguía reacio a darle la razón, igualmente obedeció y miró su reflejo en el espejo con detenimiento, acercándose lo suficiente para verse─. ¿Mhh?

Estaba seguro de que sus ojos eran completamente negros, pero ahora que lo observa bien sí tiene un leve reflejo azul marino.

─De todos modos, el color de tu iris no cambia el hecho de que eres guapo ─concluyó Jungwon bien orgulloso de sus palabras, especialmente cuando vió a Jay ruborizarse por ello, así que no dudó en toquetear sus mejillas para hacer que se sonrojara aún más─. Jongseong es muy lindo~

La abuelita presenció esa escena con ternura. Ya sabía que su nieto solía ser un chico solitario de baja autoestima, pero desde hace tiempo lo notaba más alegre y ahora supone que podría ser gracias a Jungwon.

Todo aquel que haga a su nietecito feliz automáticamente era bienvenido a su hogar, así que ahora también está dispuesta a tratar al castañito como si fuera su segundo nieto, empezando con el tema de la alimentación. En su hogar todos debían estar bien alimentados, así son las normas.

─Pero mira qué flaco estás ─interrumpió luego de agarrar una de las muñecas de Jungwon al ver que estaban muy delgadas─. Prepararé algo para comer.

Como el aludido volvía a estar tímido, fue Jay quien habló por él: ─Abuela, son las 3 de la tarde y ya almorzamos.

─¿Y? Jungwon aún está en edad de desarrollo, debe alimentarse bien. Además, necesita más carnita en los muslos. Si no, ¿qué vas a agarrar cuando vayan a la cama?

─¡Abuela!

Ver a los dos bastante avergonzados por su comentario hizo que la ancianita riera a carcajadas. Esto de molestar a los jóvenes se va a convertir en su pasatiempo favorito, pero se va a detener por hoy, quiere mimar un poco a Jungwon para que no dude en regresar, así que finalmente fue a la cocina.

Jay se tapó el rostro completamente ruborizado ahora que ya no estaba presente─. Por esto no sabía si traerte, le encanta hablar de más.

─No me importa escucharla, parece alguien muy amable y divertida ─por su parte, Jungwon no le dió tanta importancia.

Ese tipo de comentarios son los mismos que Sunoo suele decirle para molestarlo, así que ya estaba acostumbrado. Además, gracias a él ya no lo considera un tema tabú, aunque sigue sin poder evitar avergonzarse un poco.

─Lo es, y seguramente a partir de ahora debas comer sus 5 platos, 4 postres y, si no te ve lo suficientemente lleno, probablemente te dé 2 batidos de frutas.

─Sigo sin ver que tiene de malo.

Jay soltó un suspiro─. Olvidé que te gusta la comida de la superficie.

En efecto. No dudó en demostrar su amor por la comida cuando la abuelita Park llegó con varios platos.

Esta estaba tan encantada viendo a Jungwon comer de todo sin rechistar que lo invitó a almorzar todos los días. El castaño iba a negar porque no quería que la mujer se esforzará de más, pero era imposible decir que no cuando abuela y nieto se pusieron de acuerdo para suplicarle con los ojitos brillosos.

Desde entonces, Jungwon comenzó a subir a la superficie por la mañana aunque su novio estuviera en clases. Pasaba el rato chismeando con la abuelita Park y le hacía compañía hasta que, horas después, Jay finalmente llegaba a casa luego de un largo día en la universidad.

Para el mayor se volvió una rutina el ser gratamente recibido por su lindo novio nada más abrir la puerta, y como este siempre llevaba delantal por estar ayudando a la abuelita en la cocina, no puede evitar sonreír pensando en que parecían una especie de matrimonio.

Eso sí, Jay siguió los pasos de su querido padre al dar lo mejor de sí para seguir ese curioso juego de las casitas y ser un buen "esposo". Así que también ayudaba en la cocina a pesar de llegar exhausto de la universidad.

Las habilidades culinarias de ambos fueron mejorando mucho gracias a ello. Pero eso no es todo, Jungwon cada vez se sentía más cómodo y finalmente tiene total confianza con la señora Park, así que se volvió muy cariñoso con ella e incluso comenzó a decirle "Abuelita". Aunque lo más destacable a mencionar es que esa casita tradicional ubicada en una pequeña colina de la superficie empezaba a ser un hogar para Jungwon más que su casa en el mar.

No sabe si es porque ahora pasaba casi todo el día ahí o porque es donde está con Jay la mayor parte del tiempo, pero la comodidad que tiene en ese lugar es algo que el mar nunca podría darle. Y esto aumentaba cuando veía que el hogar se estaba adaptando lentamente a su condición como chico del mar.

La verdad, Jungwon nunca pidió que hicieran cambios en la casa solo por él, esto es algo que se le ocurrió a la abuelita Park. Resulta que ella tenía algunas piscinas hinchables guardadas de cuando su prometida vivía con ella. Recuerda dejar una en cada habitación llena de agua para que su amada pudiera estar siempre en remojo.

Tras su muerte, tardó meses en poder quitarlas porque se negaba a aceptar que ya no estaba, por eso nunca esperó volver a ver su hogar lleno de piscinas teniendo en cuenta todo el dolor que sintió en su momento. Pero más que entristecerle, le hacía feliz ver que Jungwon las usaba.

Quizás ella no pudo seguir con su bonita historia de amor, pero hará lo posible para que Jay y Jungwon tengan un romance sin interrupciones y no tengan el mismo final que su relación. Aunque no puede evitar sentir miedo cuando estos días ha estado hablando con Jihyo por llamada sobre algo que Jay no sabía, y es que su padre estaba en estado crítico.

Teme a las consecuencias si Chanyeol no sobrevive. Ya no solo por lo triste que se pondrá Jay, sino porque duda mucho que Jihyo pueda soportarlo. Aunque el futuro es incierto y en la última llamada esta le dijo que comenzaba a dar indicios de mejora.

Aún es pronto para imaginar lo peor. Así que, por ahora, no importa cuantos muebles deba quitar, siempre habrá espacio para una nueva piscina si Jungwon lo pide. Eso sí, se niega a dejarlo dormir ahí toda la noche porque las piscinas son pequeñas e incómodas para dormir y sería muy arriesgado que pasara horas en una cama sin remojarse, y por suerte tanto Jay como Jungwon pensaban igual.

Establecieron un toque de queda donde Jungwon debía regresar al mar a las diez de la noche, ni un minuto más, ni un minuto menos. Y aunque de por sí estaban todo el día juntos, el que hubiera una hora de regreso hacía que Jungwon no quisiera separarse de él ni siquiera cuando Jay debía estudiar para los exámenes.

Además, ya que él mismo es alguien del mar y el mayor está estudiando medicina para los del mar, Jungwon se ofreció a ser su ayudante. Se le ocurrió luego de escuchar que Riki ayudaba a Wonyoung a modo de agradecimiento por dejarle pasar tiempo en su casa con Sunoo.

Al principio Jay se negó porque temía llegar a hacerle daño cuando, pero Jungwon lo convenció al dejarle claro que confía en que nunca le lastimaría de manera intencional.

Es por esto que Jay empezó a hacer algunas pruebas simples con el castañito. Nada estresante ni doloroso, tan sólo eran pequeños experimentos donde revisaba la veracidad de todo aquello que aprendía, como que sus huesos son mucho más blandos y flexibles para no lastimarse al nadar; la gente del mar, pese a tener una temperatura corporal 10 grados más fría que una persona normal, no toleraban el frío pero sí el calor, aunque esto es algo solo de los que viven cerca de la superficie; si duermen se secan más rápido, esto claro si están en la superficie; no podía saber si lo siguiente es cierto o no, pero al parecer son inmunes al cáncer y a cualquier enfermedad de transmisión sexual.

También descubrió otros detalles vergonzosos que en verdad ya le había mencionado Sunoo, pero ahora que lo leyó en los libros ve que podrían ser reales, aunque se niega a comprobarlos para no incomodar a su pareja.

El caso es que gracias a Jungwon pudo mejorar bastante sus conocimientos de manera independiente aún cuando tan solo llevaba un año de carrera. En ocasiones incluso sorprendía al profesor con datos que se suelen dar en el último año.

A decir verdad, se adelantó a su curso porque quería conocer toda la teoría biológica sobre los del mar. Saber cómo funcionaban sus cuerpos le permitiría estar al tanto de la salud de Jungwon por si algún día se sentía mal. Al ser tan vulnerable y delicado estando fuera del mar, es necesario tratar cualquier problema con rapidez y eficacia para que no empeorara.

De hecho, hubo una vez que el menor la pasó horrible. Tenía muchas ganas de vomitar pero no podía porque en ese momento no había comido nada, y aun así su tripita se hinchó.

Luego de hacerle una revisión toqueteando su vientre para ver si no se trataba de nada maligno, Jay halló rápidamente el problema. Jungwon había tomado sin querer un pequeño sorbo de 7up al confundirlo con agua. Obvio que no lo bebió entero al notar que no era agua, pero ese simple y pequeño sorbito le hizo estar toda una semana indispuesto.

Por mucho que supiera la causa del problema, no sabía qué hacer porque no podía darle cualquier medicamento cuando estos pueden llegar a ser tóxicos para ellos, así que lo habló con Wonyoung y esta le dijo que Riki también pasó por una situación similar cuando probó la CocaCola.

A la chica le había dado mucha pena ver como Riki expresó que le gustaba mucho la bebida para luego estar varios días llorando por el dolor de barriga mientras Sunoo trataba de hacerle sentir bien con mimos y masajes. Como sufrió durante dos semanas y no había nada que le indicara que se fuera a detener pronto, Wonyoung tuvo que estudiar en profundidad y a tiempo récord sobre los medicamentos para estar segura de darle uno que le quitara todo el malestar sin que causara daños en su sensible organismo, encontrando una pastilla muy efectiva que, desde entonces, siempre guarda un paquete en el botiquín de su hogar por si volvía a ocurrir.

Al escuchar que Jungwon estaba con los mismos síntomas, no dudó en compartir esa información con Jay y entregarle una de esas pastillas, logrando así que el menor se recuperara.

Digamos que ambos se habían convertido en los médicos personales de los chicos del mar, aunque aún les faltaba mucho por aprender, pero al menos ya sabían qué hacer en cualquier situación.

A medida que avanzaban sus estudios iban mejorando el conocimiento hasta el punto donde Jay comenzó a trabajar en un proyecto personal bastante ambicioso: él quería crear una medicina o crema que pudiera reformar la piel dañada por químicos como la mancha que tenía el menor en la cintura.

Ya que Jungwon siempre quiso mejorar el estado de Tzuyu, se ofreció como sujeto de pruebas al confiar plenamente en que el mayor sería capaz de hallar una solución, pero ahí Jay sí que se negó en rotundo, pues teme que durante la etapa de 'prueba y error' su piel salga lastimada, o peor aún, quemada.

Así que, para hacer avances en su proyecto iba al laboratorio de la universidad y utilizaba todos los recursos con los que contaba, pero será un proceso largo que le tomará años. Jungwon lo comprendió y en parte también tenía miedo de lo que pudiera pasar, así que no insistió y lo dejó trabajar por su cuenta.

En la actualidad, se encontraban a pocos días de diciembre. Y aunque la hibernación empezaba justo el primero del mes, el menor tenía que quedarse en el mar una semana antes para realizar los preparativos necesarios.

Siendo ese su último día del año en la superficie, estuvo consintiendo a su novio para que pudiera aguantar el mes entero sin su presencia, pero ahora que estaban en la playa a punto de despedirse, Jay lo detuvo.

─Tal vez si me das un besito puedo sobrellevarlo mejor ─dijo con un tono aniñado mientras señalaba su mejilla.

Jungwon rodó los ojos y cumplió su caprichito al acercarse a darle un beso, pero Jay se movió rápido para que quedara en la comisura de los labios, haciendo a Jungwon reír por lo infantil que estaba siendo.

─Luego dices que yo soy el bebé.

─Bueno, eres mi bebé.

─Entonces tú eres el mío.

─Tengo 18 años.

─Ajá, yo también y me sigues tratando como un niño.

Jay hizo un pucherito exagerado con sus labios─. ¡Déjame decirte bebé!

─¡Asúmelo, ya crecí!

─Nah, sigues estando bajito, siempre te quedarás como un pececito pequeño.

─¡Eso es porque tú sigues creciendo, pero ya soy más alto que Wonyoung!

─Oh, ¿de verdad? No lo había notado ─el tono burlesco hizo que Jungwon inflara sus mejillas y golpeara débilmente a Jay.

Llevaba varias chaquetas encima para aguantar el frío, así que su movilidad estaba tan reducida que apenas podía alzar los brazos, por lo que al final decidió optar por la agresión verbal, que en verdad no es nada agresiva.

─Tonto.

A Jay le encanta burlarse de él, pero siempre era desde el cariño. Así que abrazó al menor entre risitas para que no tomara en serio las bromas sobre su altura.

Por supuesto que es consciente el desarrollo de Jungwon, hay que estar verdaderamente ciego para no notarlo. En casi un año, el castaño finalmente había dado su tan esperado estirón, probablemente gracias a que ahora tenía una buena alimentación, pues la abuelita Park hacía comidas muy variadas. Aunque la diferencia entre ambos seguía siendo notoria porque Jay tampoco ha dejado de crecer.

─Tienes que ir ya para que te acostumbres rápido al agua fría ─avisó al ver que Jungwon no tenía intención de separarse.

─No quiero irmeeee~ ─se quejó este mientras frotaba el rostro en el cálido pecho del mayor─. Quiero quedarme calentito en casita.

Ignorando lo mucho que le emocionaba cada vez que Jungwon se refería a su hogar como si también fuera el suyo, trató de separarse de él con cuidado.

─Oh, vamos... Tú lo vas a sentir como si fuera un día, podrás con ello. Además, cuando nos veamos será nuestro aniversario.

La mención de ese día tan especial hizo que el castaño lo mirara con curiosidad─. ¿Tienes algo planeado?

─No, pero pensaré en ello. ¿Hay algo que tú quieras hacer?

─Mientras estemos juntos acepto cualquier cosa ─Jungwon metió las manos en los bolsillos de la chaqueta del mayor y sonrió ampliamente, aunque algo en el rostro de Jay llamó su atención─. Por cierto, creo que la genética te escuchó, tus ojos se están aclarando.

─¿Tú crees? ─Jungwon asintió en respuesta─. Supongo que es el resultado de vivir en un lugar donde hace sol incluso en los días más fríos.

─Siento interrumpir, pero debemos irnos ─habló Riki mientras caminaba al lado de ellos en dirección al mar.

La parejita observó como este se adentraba al agua, no sin antes voltear a despedir a Sunoo con la mano, quien estaba en la carretera con su bici esperando a que el rubio entrara por completo al mar.

─¿Nos vemos el 3 de enero? ─cuestionó Jungwon.

─Sí ─Jay empezó a repartir besos por todo su rostro─. Recuerda comer mucho y evitar la actividad física antes de dormir ─prosiguió, esta vez acercándose a sus ojitos, haciendo que el menor los cerrara mientras fruncía el ceño─. También procura mantenerte abrigado y cómodo.

Jungwon hizo una pose de soldado para decir: ─¡Señor, sí, señor! ─de broma antes de adentrarse al mar hasta dejar de ser visible.

Cuando Jay llegó a casa se dió cuenta de que en uno de sus bolsillos había una notita en la cual ponía "Te quiero mucho" junto a un corazón. No le hizo falta divagar mucho para saber que se lo dejó cuando metió las manos en sus bolsillos.

Y aunque sabe que lo hace para que aguante el mes sin él, lo único que conseguía con esos adorables detalles era aumentar sus ganas de impedir que hiberne el próximo año.

Después de todo, es un chico sano que realmente no necesita hibernar. Quizás los adultos sí, pero tanto Riki cómo Jungwon están tan bien cuidados que no les hacía falta pasar por ese mes en estado vegetativo mientras se mantuvieran en un ambiente cálido.

No obstante, comprende que no es algo que ellos puedan decidir, tan solo siguen las normas de su pueblo.

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