Capítulo Treinta y tres: Un pasado que duele (Parte II)
Capítulo Treinta y tres: Un pasado que duele (Parte II).
—Para, por favor para solo por un momento.
Ella se pone de pie y presiona una mano en su pecho, sus lágrimas no se detienen a tal punto que sus ojos comienzan a achicarse por la hinchazón. Se abraza a sí misma mientras me mira, asiente y tomo eso como una señal de que prosiga.
—Mi hermana fue gravemente herida, ella...
Pienso en la pequeña sangrando en mis brazos, todos siendo obstáculos para llevarla al hospital. Una niña inocente que no hizo ningún daño, un alma inocente que aterrizó en un caos.
Tengo miedo de que Valerie se esté enfermando con todo esto, su piel no deja de palidecer y parece estar pasando un momento terrible recibiendo toda esta información, sin embargo, ella no me pide que pare. No me detiene.
—Casi muere, estuvimos tan cerca de perderla... Hasta hoy sigue recuperándose en Austria —prosigo—. Hubo muertos, fue caótico y cuando pensé que todo ese caos podría haber terminado, el ataque se extendió al hospital.
Fueron momentos angustiantes. Los gritos, las armas, los llantos y luego la sangre. Venían por Dietmar, venían por todos los hermanos. Venían a terminar lo que no lograron en la boda. Solo que en el camino corrió otro tipo de sangre.
Me encontraba en la habitación de Fabienne con Dietmar cuando los gritos llegaron, tuve un duro momento recordándome que no era el pasado, que no era un rehén al que lastimaban una y otra vez. Lorenz entró a la habitación desconectando a Fabienne y cargando consigo un tanque de oxígeno que rápidamente le puso.
Todo era frenético y de alguna manera, en medio del paralizante miedo del pasado, fui capaz de seguir lo que mis dos hermanos decían. Mientras Lorenz se encargaba de Fabienne y el tanque de oxígeno, supongo que de manera automática actúe cuando ayudé a Dietmar a salir por la ventana de la habitación, nos encontrábamos en el piso cinco. No mentiré, estuve aterrador de perderlo, vi el miedo en sus ojos, pero también la determinación a sobrevivir cuando dijo "Te veo en Londres, hermano" y saltó a la ventana continúa, las probabilidades de que Dietmar cayera en unos de esos saltos eran grandes, pero era su salida y aunque quise seguirlo con mi mirada en cada movimiento de su escapada, no podía ver, tenía que seguir con Fabienne, la más vulnerable. Esa fue la última vez que vi a Dietmar.
Podía escuchar los gritos viniendo desde afuera, hombres ladrando órdenes y luego escuchamos un disparo que nos paralizó por pocos segundos antes de ponernos en movimiento de nuevo. Me encargué de quitar la rejilla del ducto de ventilación mientras él ponía la mascarilla con el oxígeno en el rostro de Fabienne, me dejó en claro que solo podría resistir treinta minutos cómo máximo sin estar conectada a máquinas y lo próximo consistió en que entre los dos subimos su peso inerte, cuidando su herida, y la dejamos en el ducto con la tanque de oxígeno, pusimos la rejilla y Lorenz sacó un arma con la que apuntaba hacia la puerta, era cuestión de esperar que todo nos alcanzara...
Tomé una de las decisiones más fuertes en mi vida cuando le siseé que me entregara un arma. A temprana edad me alejé de esta familia, pero no lo suficiente pronto como para no saber cómo utilizar armas. Sé que Lorenz dudó en entregármela, pero terminó por sacar una de la pretina de su pantalón y dármela. El peso del arma en mis manos me pareció escalofriante y de una manera que me dio miedo: me resulto conocida. Nunca deseé volver a tener una en mis manos, pero si tenía que sobrevivir y proteger a mis hermanos...La decisión estaba tomada.
Se escucharon más disparos antes de que la puerta se abriera, pero antes de que el hombre siquiera llegase a hablar, la sangre salpicó cuando sus sesos salieron disparados y su cayera inerte al suelo, detrás de él se encontraba Anton, él solo nos asintió antes de moverse por más... Supongo que era la primera vez en años que nuestro padre hacía algo por nosotros.
Podía escuchar los disparos, un par de tipos intentaron venir por nosotros, pero alguien terminaba disparando antes de que lo hiciéramos nosotros. El cronometro en el reloj de Lorenz nos hacía saber que quedaban pocos minutos para que Fabienne no resistiera más, pero el caos no terminaba.
—Debes bajar a Fabienne...Te cubro. ¡Debes bajarla! Tiene pocos minutos, no resistirá —gritó Lorenz.
—Te cubrimos —dijo Niklas apareciendo con la camisa y el rostro llenos de sangre que no era suya.
Niklas no hizo preguntas, yo tampoco las hice, él solo se ubicó al lado de Lorenz sosteniendo dos armas que apuntaban hacia la puerta mientras Lorenz vigilaba las ventanas.
Así que le di el arma a Lorenz y fui por Fabienne junto al oxigeno; fue cuando la tenía en mis brazos cuando llegaron a la habitación. Una bala pasó muy cerca de mí, un cuerpo colapso en el suelo bajo la ráfaga de disparos provenientes de Niklas. Lorenz peleaba en el suelo con un tipo que intentaba apuñalarlo y cuando miré a la izquierda, mis ojos se toparon con una maldita sonrisa perversa perteneciente a un hombre que alzó su arma hacia mi dirección.
Fueron segundos valiosos en los que supe que si no me movía, Fabienne cuyo oxigeno comenzaba a escasear, sería herida nuevamente y esta vez de una forma mortal. La solté y ella colapso en el suelo en el momento en el que dos disparos detonaron en nuestra dirección. El dolor no fue inmediato y tal vez se deba a que Niklas se arrojó sobre mí haciéndonos rodar por el suelo mientras más disparos resonaban en mi dirección.
—No, no, Moritz, no aquí, no esta vez, no ahora —murmuro en alemán.
Solo entonces, noté la humedad comenzar a empapar mi camisa y el dolor apareció de una manera que se asemejaba, al menos un poco, al dolor del pasado...
—Esa fue la manera en la que fui herido —finalizo—. Fabienne está en recuperación por la herida de la boda. Dietmar está bien, es un gran escalador y senderista; se encuentra en Italia con Livia, vendrá pronto o eso espero.
»Dietmar no será parte de esa vida, tampoco lo soy —La miro con fijeza a los ojos—. No pretendo tapar el hecho de que por mis venas corre la sangre de una familia dedicada al crimen, renuncié a esos actos delictivos y por un tiempo, de manera errada, renuncié a mis hermanos, pero no los perderé de nuevo —Me sincero—. No seré parte de esa vida, pero no les daré la espalda a ellos.
»Somos afortunados los que podemos hacer una vida fuera de ello, pero Niklas, Lorenz y Livia siguen ahí. Y el crimen organizado es como un cáncer, Valerie, que acaba por hacer metástasis, pero de alguna forma, ellos se mantienen de pie y conservan algo bueno en ellos —Incluso con toda la oscuridad en Niklas, sé que algo bueno aún hay en él—. No puedo renunciar a ellos, hacer de cuenta que no existen. No puedo.
—Esto-Esto es demasiado —tartamudea y noto cuán pálida está, lleva una mano temblorosa a su rostro.
Respiro hondo, puedo ver cómo esta podría ser la última vez en la que compartimos de esta manera, está asustada y la entiendo. Yo, quien nací en esa familia y lo viví desde mi primer respiro, todavía vivo asustado.
—Parte de mis hermanos viven con ello y aunque no soy parte, no puedo desligarme de ellos, no de nuevo. No te pido que lo entiendas o aceptes, pero merecías saberlo —Siento mi ceño fruncirse al saber que diré algo que ha salido de nuestras voces tantas veces:
»No pedimos nacer en una familia dedicada al crimen, no quisimos desde temprana edad llevar vidas tan trágicas y no quería que esto nos separara, pero no taparé el sol con un dedo. No te mostraré una pintura falsa fingiendo que tiene un gran valor. Esto no es un juego y tampoco es algo que se pueda llevar a la ligera, sé que necesita ser asimilado.
— ¿Qué...Harás? —susurra.
Su mirada está en sus manos y noto como juega con sus dedos, su palidez me preocupa, sé que ha sido demasiado y he tratado de ser sutil en mis explicaciones.
—Me recuperaré, Niklas y Lorenz volverán a Austria. Dietmar vendrá conmigo, seguiré pintando, cuestionándome por qué mis hermanos son prisioneros y no tienen salida. Rogaré para que Lorenz no caiga en la oscuridad y porque Niklas salga de ella.
»Trataré de entender las elecciones de mi madre, despreciaré a mi abuelo, seguiré sintiéndome extraño sobre la muerte de mi padre. Viviré aquí, en la vida que luché por construir. Y si decides irte, entonces me encargaré de no olvidar que te amé de la misma manera en la que amé descubrir que pintar, me sanaba.
»No soy idiota, Valerie, sé que esto es bastante qué procesar, qué entender. No te ruego que te quedes, no lloro que me entiendas, solo espero esto...No haga cambios negativos en tu vida, no dejes que mi mierda te marque. Sea quedándote o marchándote, no dejes que esto influya en quién eres o lo que quieres...Yo, sabré entenderlo.
Valerie comienza a llorar, mucho. Eso duele, saber que todo esto la hace llorar. Quiero consolarla, pero sé que es su momento de drenar cómo se siente, su reacción ante todo lo que he dicho. Con sus manos cubre su rostro mientras solloza y llora con un sentimiento que me llega hondo.
No soy una persona empática, llámalo defecto, sufrí tanto en el pasado que soy indolente o trato de no mezclarme con el dolor ajeno, hasta el momento solo el sufrimiento de Matthew en su adolescencia, logró llegar afectarme; pero en este momento, viéndola llorar con tanto sentimiento y dolor, me alcanza y crea una emoción en mí.
—No...No es tu culpa —dice calmando sus sollozos pero con la voz quebradiza—. No lo pediste y lo lamento, lamento que fuese tu vida...Me duele por ti...Por ellos. Es atroz, todo...
»No te odio por tu familia, sé mejor que nadie que nuestras familias no nos definen, pero es mucho que procesar. En este momento es demasiado —Me mira y veo la culpa en sus ojos, como si sentir que es demasiado fuese algun tipo de pecado.
Sus ojos están hinchados, su nariz rojiza y todavía hay lágrimas corriendo por sus mejillas. Estira su mano y toma la mía, la aprieta de manera débil.
—No te juzgo, no te culpo y espero puedas hacer lo mismo por mí, porque en este momento, no sé cómo entenderlo. No quiero cerrarte la puerta, pero no puedo fingir que estoy bien con esto...No puedo fingir que todo esto no está enloqueciéndome.
»Estoy temblando de miedo, no de ti, solo no sé qué hacer. No sé qué hacer —comienza a llorar de nuevo.
No me contengo más y la atraigo para un abrazo, duele mi herida, pero no me importa. Su mejilla se recarga de mi hombro mientras llora; mis propios ojos se humedecen. Supongo que no me saqué la lotería de la vida, pero no puedo echarme a llorar sobre la desgracia de mi vida porque sé que hay pobres diablos que incluso la pasan peor de lo que la he pasado yo.
No creo tener las palabras correctas para Valerie, tampoco puedo rogarle que se quedé, es necesario que ella tome las mejores decisiones para ella y que esté bien. Mayormente solo me importa mi bienestar personal, no me corta catalogarme como una persona egoísta, pero tratándose de Valerie, deseo que su bienestar – en esta situación – este sobre el mío.
—No te sientas mal, niña buena, yo entiendo. Te prometo que entiendo —susurro, intentando por primera vez en años, consolar a alguien que me importa.
—No quiero perderte, pero no sé qué hacer con todo esto...Me asusta, no sé...Cómo reaccionar, no sé qué decirte.
Tengo veintiocho años y todavía no sé cómo reaccionar ante el hecho de que soy un Schwarzenberg de una familia elitista que en un secreto, que se comenta a voces, está dedicada al crimen organizado. No puedo juzgarla, no puedo culparla. Soy quién huyó a los trece años, ¿Por qué juzgaría que ella lo haga? Hasta hace no mucho, estuve escapando de mi familia, tiene sentido que ella lo haga.
—Tengo qué pensar...Todo esto...Necesito respirar.
—Lo entiendo, niña buena.
—No me odies, solo...
—No te odio —aseguro y la hago alejarse lo suficiente para besar su frente—. No te odiaría por tener emociones y reacciones reales.
Sus manos van a mi rostro y recarga su frente de la mía.
—No eres el problema, no hay nada malo en ti, Edmun. Eres de las mejores personas que he conocido —susurra—. Me enseñas otro tipo de amor y sé que te amo. No quiero parecer o ser una cobarde, pero necesito espacio, necesito pensar...Todo esto me abruma. No sé qué decirte o cómo actuar, no quiero ser mala o equivocada, no sé qué hacer —concluye y su labio inferior tiembla.
—Escúchame bien, niña buena —pido siento mi ceño fruncirse cuando veo la manera en la que luce devastada por mí—. Irás a casa, tomarás un largo baño, harás un té y dormirás. Pensarás en cosas buenas...
—No puedo.
—Sí puedes, tú puedes —afirmo, tal vez, con demasiada brusquedad—. Y entonces cuando ya no tiembles y tus ojos no lloren, permítete pensar sobre esto. No te presionaré, esperaré, ya sea para que te marches o te quedes, esperaré.
Suelto un bufido que por suerte ella ignora, pero me hace gracia el hecho de que ahora estoy dispuesto a esperar por otra persona. Supongo que esa cosa pusilánime llamada "amor."
—Necesito que te serenes, que ese cerebro tuyo esté lo suficiente bien para tomar sus decisiones y analizarlo. No te juzgues por no entenderlo de inmediato, porque esto sea un choque para ti. No te odies por la decisión que llegues a tomar. Piensa en ti, Valerie, no en lo que yo necesito, no en lo que otros dirían, piensa en ti, es todo lo que pido. ¿De acuerdo?
Vuelvo a abrazarla, ella no responde. Espero no haber quebrado con ese lado de mi vida, la voluntad de una mujer tan fuerte.
— ¿De acuerdo? —Vuelvo a preguntar. La siento asentir—. No eres una cobarde, eres valiente y no importa la decisión que tomes, lo seguirás siendo.
No dice nada más y llora por minutos más, hasta que parece tan agotada de cargar con todo este nuevo mundo que no deseaba abrir para ella. Está lo suficiente agotada y aturdida, para no poner objeciones cuando le pido a Lorenz que llamé un taxi para ella, luego me encargaré de que, más tarde, su auto esté en su apartamento.
La dejo ir de mi abrazo sin saber si será la última vez que compartiremos uno, pero siendo justo para entender que muy pocos piden esta vida y que no es nada fácil lidiar con ella, incluso si no te involucras principalmente y solo eres un elemento lejano del plan de juego, debes tener en cuenta que de algun modo, podría alcanzarte.
Si esta fue la última vez con Valerie Evans, al menos ella sabe que la amé.
***
Observo a Niklas hacer algo tan común y normal cómo jugar CandyCrush mientras se encuentra sentado en el suelo junto a mi cama, tampoco puedo asimilar el mundo tan lejano en el que se encuentra ¿En qué tiempo superó tantos mundos? Verlo jugar es cómo ver a alguien atravesar sin dificultad muchos acertijos, te da un indicio de la máquina que tiene por cerebro, también te da un indicio de cuán calculador y frío puede ser si estás en el lado equivocado.
La única razón por la que ha bajado la guardia, es porque algun informante suyo le confirmó lo que esperaba: no saben nuestro paradero, las cosas por Austria parecen haberse calmado luego de tanto derramamiento de sangre.
La enfermera, hace una hora, emprendió su camino a Austria acompañada de un trabajador de Niklas que no sé quién es ni de dónde salió, pero teniendo en cuenta lo desconfiado que mi hermano es, sé que no debo preocuparme si él confía en dicho sujeto.
Lorenz respira hondo una vez más y lo veo. Se encuentra sentado en el suelo, con la espalda recargada de la pared y con muchos ejercicios de física y matemáticas, sacos de internet, plegados por el suelo. Pero es evidente que su mente no está en ello, de hecho, su semblante es triste. Luce cansado y confundido.
—No callo mis pensamientos ni siquiera resolviendo estos ejercicios —confiesa, hablando en alemán—. Siento una tristeza que no sé cómo controlar...Estoy cansado.
Niklas no deja de jugar y no hay ningún movimiento que me haga saber que está escuchando. Lorenz pasa las manos por su rostro y noto cómo sus ojos albergan lágrimas.
—Papá fue asesinado y me duele, pero...Yo solo, no sé cómo me siento exactamente sobre que no esté—continúa viendo hacia el techo—. No fue un buen padre, pero estuvo ahí y a veces, fue...Un papá... No lo sé.
»Cómo hijo siento dolor, pero una parte de mí que me asusta siente...Tranquilidad. Es confuso.
—Compartir sangre no te obliga a amar a alguien —dice Niklas sin dejar de jugar—. Era un cabrón cobarde que prefería lamer las suelas de su padre que entender a sus hijos. No lo recuerdo cómo un padre, más como una triste imitación del viejo.
»No era tan malo cómo el viejo Luhanne, pero no era tampoco un diamante en bruto. Ganaría el premio al peor padre. No fue tan malo contigo, Lo, por eso te duele. Incluso, yo, quien sufrí por su cobardía, no celebro su muerte... Tampoco me da paz.
Me siento extraño sobre la muerte de Anton. Al igual que Niklas, mucho de mi sufrimiento él no lo evitó y nunca me consoló; de pequeño puedo recordarlo en ocasiones actuando cómo un padre, pero siempre fue más como un jefe, a veces uno amistoso que nos preparaba para no ofender a Luhanne y otras veces solo un espectador que no evitaba que sintiéramos dolor.
Su muerte tal vez fue un poco irónica. Fue tomado como rehén en el hospital luego de ver cómo acribillaban al padre de Gesine. Anton antes de morir, experimentó la zozobra de ser raptado, teniendo en cuenta las condiciones del cadáver al ser devuelto, sufrió algunas torturas y después de horas, cuando su propio padre no cedió a negociaciones: Anton supo lo que es ser olvidado por Luhanne. De una manera macabra, sus últimos minutos fueron con el pensamiento de que eso, pero mil veces peor, vivieron dos de sus hijos.
Lorenz dijo que mamá está mal con su pérdida. Siempre tuve la idea de que ella era más esposa que madre; no es que fuese una mala madre, pero Anton parecía su devoción, la razón por la que entró en esa vida y por la que muchas veces calló; no sé cómo será su vida sin él, tampoco estoy gastando pensamientos intentando imaginarlo.
Estoy agotado de mis emociones, hasta hace poco reprimí lo que sentía, mi vida era un balance de tranquilidad únicamente afectado por Valerie Evans, pero mi familia llamó a mi puerta y aunque ha sido bueno reconectar con mis hermanos, viejas pesadillas llegaron con ello.
—No te preocupes, Edmun —dice Niklas, adaptado totalmente a llamarme con ese nombre—. Nada de esa vida vendrá a ti, vive aquí de buena manera, es lo mejor que puedes hacer por nosotros.
—Es egoísta que yo tenga esta oportunidad y ustedes no —digo y siento mi ceño fruncirse.
— ¿De qué hablas? Dentro de poco Lorenz irá a la universidad...
— ¿Lo haré? —pregunta el mencionado con sorpresa. Niklas no deja de jugar en el teléfono.
—Lo harás y terminaremos con ese maldito legado de sangre y entonces...Finalmente podré descansar.
Tengo emociones encontradas con esa declaración, no termino de entenderla, me suenan un poco fatalistas.
Niklas deja de jugar y nos observa, se pone de pie y camina hasta la puerta, recarga su espalda de ella y nos da una sonrisa ladeada.
—Anton murió, lo cual es lamentable, pero la vida sigue para quienes respiramos —Sacude su mano—. Moritz ya no existe y Livia es mujer, las costumbres arcaicas de la familia dicen que una mujer no puede asumir las riendas —Rueda sus ojos—. Cómo si no existiera el matriarcado.
»En fin, ¿Saben lo que significa? Que cuando el viejo Luhanne muera, soy el siguiente a cargo. He dedicado mi vida a esta familia y no estoy especialmente entusiasmado porque el legado perdure por mil años más. ¿Qué haré?
»Fácil, destruyo desde su interior todo, que caiga quien tenga que caer mientras los hermanos se encuentren bien. Enemigos, aliados, que caiga cada puta basura —Sonríe complacido.
Me preocupo, siento en mi cabeza sonar alarmas de advertencia, porque no es así de fácil, algo que se construyó por años y legados, no cae con un cerrar de ojos. Y Niklas suena muy seguro, como si Luhanne fuese a morir...Pronto. Y su mirada es lejana, cómo si visualizara algun escenario.
—El caos no es malo si sabes cómo crearlo —concluye. Su mirada se encuentra con la mía—. ¿No me digas que te asustaste?
No respondo, estoy demasiado paralizado sin saber qué le espera a Austria cuando Niklas vuelva y maquine ideas. Es mi hermano, lo amo y viví un pasado tormentoso con él, pero no me miento y sé que hay algo mal con él, una marca que ni siquiera sé si se puede borrar. Es inestable y su moral es cuestionable, más preocupante, está lleno de resentimiento y quiere actuar.
—La vida es más que venganza, Niklas —digo.
—Lo sé y se supone también es más que sufrimiento ¿No? —Me da la espalda—. Quiero hacer algo bueno de una manera mala. Quiero hacer lo correcto por medios incorrectos.
»No te metas, Edmun. No es tu guerra. Vive la vida con la que fuiste bendecido, me encargaré de que todos ustedes lo hagan y solo entonces, podré descansar.
Observo cómo Lorenz se pone de pie y lo abraza, Niklas se lo permite, pero no le devuelve el gesto.
—No hagas una puta locura. La universidad no importa si el cambio es algo cómo tu vida. Sobreviviremos a lo que viene juntos. No pienses en esas cosas, Nik. Por favor, no pienses en eso —pide.
Viéndolos así y escuchando todo esto, siento que estoy viendo un cuadro viviente sobre un desastre por venir. Es la pintura de una obra trágica que tal vez no sucederá hoy o mañana, tal vez no en meses o años, pero es una obra que acabará exhibiéndose y cuya interpretación final no puedo deducir.
Si algun ente supremo sabe de mi existencia e intercede en el destino, todo lo que pido es que los Schwarzenberg consigamos un camino alejado de toda esa mierda. No pido paz, porque desde pequeño me hicieron asociar la paz con la muerte.
Y no, ya no quiero más muertes, pero tampoco quiero paz.
Quiero tranquilidad ¡Joder! Un descanso, un poco de azúcar en esta amargura, algo de música alegre entre la fúnebre... Quiero algo más para todos nosotros, porque somos más que un apellido manchado. Somos más que eso.
Aquí la segunda parte del capítulo. Veamos cuántos entienden a Val y cuántos no jejeje.
Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram storie (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios. Ahora se suma que por YOUNOW (DarlisStefany) estaré haciendo en vivos para hablar de mis historias, adelantos, etc.
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top