Capítulo Treinta y tres: Un pasado que duele (Parte I)


Capítulo treinta y tres: Un pasado que duele. (Parte I)

Edmun.


Me asusta que Valerie pueda haber dejado de esperar por mi historia y me molesta que mis palabras parecen hacerla llorar todavía más. Retrocede alejándose un poco, suspiro, no me sorprende que quiera alejarse y todavía ni siquiera comienzo a hablar de mi familia, aunque basándome en lo que Matthew me dijo, ella tiene un indicio de a qué se dedican.

No me avergüenzo de mis hermanos, pero me avergüenza hablar de la vida en la que nací. Sí, había lujos, pero nada de ello valía la pena en comparación con los sacrificios a hacer, con la inocencia que nos despojaron desde pequeños.

—Es injusto que digas que me amas antes de contar tu historia. ¡Es injusto! —Luce furiosa mientras limpia sus lágrimas con el borde de su camisa.

—Lo sé, pero no es como si yo me fuese a llevar el premio de la persona más buena del mundo. Solo quería decirlo antes, porque no sé qué pueda pasar luego de esta conversación.

»Nunca me quedo nada guardado, así que si en todo caso, luego quieres marcharte, sabré que no me guardé el molesto hecho de que me hiciste sentir tanto qué conseguí decir en voz alta una declaración de amor.

— ¿Qué tan malo es para que consideres que me iré?

Intento darle una sonrisa. No creo que vaya a huir porque sea una cobarde o injusta. La opción de que huya viene del hecho de que no es una situación cualquiera. Es una mierda muy mala y terrible, es difícil de entender. ¿Quién querría vincularse con alguien que, incluso sin quererlo, perteneció a esa vida? No es un juego, es peligro real.

Y sí, estoy alejado de ello, pero ¿Qué pasa cuando te alcanza? Durante años no tuve ningún tipo de inconveniente en mi vida hasta ahora...Y siendo honesto, no puedo volver a ignorar a mis hermanos. Puedo darle la espalda al crimen organizado – no necesito pensarlo dos veces – pero a mis hermanos no los abandonaré de nuevo.

— ¿Quieres que comience mi historia? —pregunto, no pudiendo alargar más el trago amargo que le haré pasar—. Te lo advierto, el final es crudo y doloroso.

Asiente con lentitud y casi sin darse cuenta, me ayuda a recargarme de nuevo de las almohadas, le resto importancia a mi herida, pero noto como esta late con un dolor sordo. Cuando ella intenta alejarse, estiro mi mano y tomo la suya. Necesito palpar realidad mientras hablo del pasado, necesito que durante esos horribles recuerdos, algo me recuerde que no está sucediéndome de nuevo.

Mis abuelos maternos se encargaron de llevarme a psicólogos cuando llegué a Londres a los trece años, incluso cuando no sabían de dónde venían mis miedos y desconfianza. Pasé por cuatro de ellos y tal vez fue el último el que más me ayudó, sin embargo, todavía no soy capaz de hablar del pasado sin sentir que viajo a el. A veces, cuando pierdo mi realidad y tengo pesadillas, despierto pensando – durante horas – que estoy siendo torturado y lastimado, me toma horas adaptarme al hecho de que es el pasado y no el presente.

—Edmun, no quiero presionarte, pero no puedo fingir que no me afecta no saber.

—Muy pocas cosas me dan miedo —murmuro.

— ¿Te asusta decírmelo?

En efecto, estoy asustado. He sentido miedo desde el momento en el que puse un pie en Austria y lo sigo teniendo ahora que sostengo la mano de una mujer que me importa tanto. Una mujer a la que me asusta contarle un pasado tormentoso que no comparto con nadie, ni siquiera a Matthew le conté en el pasado por qué vine a Londres lo resumí en un "pasé un mal momento," y solo ahora luego de tal desastre, fui capaz de decirle algunas partes de mi pasado.

Mayormente nunca me interesó involucrarme con otras personas y sé que eso se debe a viejos traumas, no es fácil confiar en otros y cuando digo "no quiero compartir mi aire" muchos lo toman como un chiste, pero no saben cuánta verdad hay en ello. Fui secuestrado rodeado de personas y fui torturado rodeado de personas. Me gusta mi privacidad y por lo general, no quiero conocer a otras personas.

No me molesta que me cataloguen como asocial o amargado, porque en mi soledad y tranquilidad me siento bien, no molesto a otros por lo que otros no tendrían que molestarme a mí. Me bastaba con Matthew, Alex y sus respectivas familias, encuentros sexuales esporádicos y mi pintura; pero no vendré a negar que Valerie ha una pintura muy llamativa que se mezcló en mi cuadro de blanco y negro. Ella hizo que una obra simple, tranquila y relajada, ardiera en pasión y colores vividos. No sabía qué quería tal cosa, todavía me resultan incómodos estas emociones, pero no son tan malas y ya no me molestan.

—Voy a admitir que tengo miedo —digo finalmente—. Hay muchas cosas que no comparto. No quiero ser crudo en lo que diga, trataré de suavizarlo, si se vuelve demasiado, no dudes en hacerme parar. ¿De acuerdo?

»Si te asusto o sientes que es demasiado, puedes irte, no te retendré en contra de tu voluntad, lo prometo.

—Está bien, no estoy preparada para esto, pero quiero escucharte.

Entrelazo nuestros dedos y tomo una profunda respiración. Hay un área de mi cuerpo herido por dos balas, sin embargo, hablar de todo esto, revive viejos dolores que queman mucho más, así que debo decirme "ya pasó" un par de veces antes de poder iniciar mi relato.

—Mi mamá nació aquí, en Londres. Creció con unos padres humildes y maravillosos. Ella siempre quiso...Más, era ambiciosa, tal vez podría decirse que inconforme —comienzo—. En un viaje con unas amigas a Austria, conoció a mi papá. Ella hablaba alemán bastante bien, era una joven inteligente.

»En esos pocos días, él la llenó de mimos, joyas, salidas costosas y "amor" —Puedo sentir mi ceño fruncirse—. Cuando ella volvió a Londres, ellos siguieron hablando, él la visitó un par de veces y ella otras pocas a él. Todo en poco tiempo. Ella estaba embelesada, encantada con el lujo que soñaba y con un hombre que le daba todo ese cariño. Fue un romance veloz.

—De acuerdo...Hasta ahora, entiendo.

Creo que no nota que sus dedos están jugando con los míos y ha perdido algo de color en su rostro. No despega su mirada de mí, instándome a continuar.

—Pero Anton, mi papá, se guardó muchas cosas. No fue hasta que cometieron la imprudencia de casarse en uno de esos viajes, que mi madre supo de dónde venía toda la riqueza. Cuando ella conoció a la familia Schwarzenberg, al principio no lo supo, pensó que solo había entrado a una familia elitista que siempre estaba en revistas y noticias. Personas con la que todos querían codearse.

»Helga, así se llama mi mamá, se desentendió de mis abuelos, enviaba dinero, pero no volvió a Londres. Estuvo en un matrimonio soñado durante meses, no tardó mucho en quedar embarazada —Me quedo en silencio unos pocos segundos porque tengo el instinto de callar cuando se trata de hablar de mi familia, me entrenaron muy bien—. Fue estando embarazada cuando mamá casi muere, alguien hizo un atentado contra ella y de esa ruda manera, supo la verdad.

Vuelvo mi vista a Valerie, su semblante es serio y ahora es ella quien aprieta mis dedos, como si necesitase aferrarse a algo.

—No podían ocultarle más lo qué sucedía en la familia, que los Schwarzenberg sí eran una familia elitista con prestigio, pero más de la mitad de su riqueza venía de otros medios...Que era una familia dedicada, desde mucho tiempo atrás, al crimen organizado.

—Es verdad —cierra sus ojos con fuerza y cuando vuelve a abrirlos, veo las lágrimas contenidas en ellos—. Es real.

Asiento odiando no poder decir que es mentira, que mi familia no está dedicada a esa vida. Su rostro representa una pintura plegada de tristeza...No creo que me esté juzgando con su mirada, pero no puedo evitar sentir vergüenza de tener que decirlo en voz alta.

— ¿Creerías que mi mamá huyó al enterarse, verdad? —prosigo.

—Quisiera creer eso.

—Ya era demasiado tarde. Estaba enamorada, acostumbrada a un estilo de vida que mis abuelos no podrían darle y si intentaba irse, no la dejarían. Tenía a un miembro de la familia en su vientre y jamás la dejarían alejarse.

»Así que durante largos meses, tuvo que adaptarse a la realidad de esa vida y la cosa es que se adaptó tan bien que eso se volvió una vida normal para ella. Una vida que llevarían sus descendientes —Miro hacia un lado—. Livia fue la primera en nacer, fui el siguiente y luego Niklas, Lorenz llegó poco después. Dietmar y Fabienne fueron los últimos.

»No era un secreto por qué ellos querían que ella tuviera tantos hijos, cada uno de los niños eran una garantía de si otro moría, ella lo niega pero todos lo sabemos.

—Oh...Qué crueldad... Simplemente...Es...No sé...

—Crecimos en medio de violencia, habían momentos tranquilos o divertidos, pero no éramos niños normales. Nuestra educación y manera de criarnos era muy distinta a la que otros niños tenían.

Alza una mano temblorosa a su cuello y lo masajea, no puedo imaginar el caos que hay en este momento en su cabeza.

—Mi abuelo es un déspota, es cruel, mezquino e insensible. Al crecer nos dio muchas golpizas para hacernos fuertes. Nos castigaba si llorábamos, nos hacía enfrentarnos a otros niños.

»Nos hizo pasar frío, nos hizo caminar kilómetros y cuando cumplimos los nueve años, nos hizo sostener un arma por primera vez.

De nuevo la miro y su piel palidece, hay una expresión nauseabunda en su rostro, como si escuchar todo esto la asqueara. A mí me asquea contaminarla contándole toda esta mierda.

—Él...Nos hizo dispararle a animales vivos, cada vez que fallábamos, nos castigaba de una manera tan severa que a veces temía que iba a morir la próxima vez. Cuando íbamos al colegio y veía a otros niños siendo felices, sabía que la vida que llevaba no era normal, incluso cuando era tan pequeño, lo sabía.

»Él le hacía más daño a Niklas, porque mi hermano se negaba a lastimar a los animales o ser cruel, siempre lo golpeaba y yo quería cuidarlo y protegerlo, siempre quise, pero no podía —Mi visión se vuelve borrosa—. Nunca supe cómo protegerlo, solo quería que él no sintiera más dolor.

—Eras...Eras un niño —Veo cómo derrama lágrimas.

—Niklas era de los niños más pacíficos, empáticos y cariñosos que conocí —Me duele recordar a ese hermano que desaparecieron—. Le gustaba ayudar a otros, velar por los animales y era talentoso en la música. Niklas era un niño excepcional...Era un niño que no creía ni quería participar en la violencia, le aterraba lastimar a otros y sufría cada vez que Luhanne, mi abuelo, nos impartía "sus clases."

Puedo recordarnos a los dos llorando cuando Luhanne nos llevó a nuestra primera clase de armas y le disparó a un cachorro con el que Niklas se había encariñado, fue la cosa más horrible que podríamos haber visto y cuando mi hermano vomitó, Luhanne lo golpeó y cuando grité llamando a mi papá, él viejo dijo algo como: "aquí odiamos a los malditos soplones" antes de golpearme. Anton nunca salió a nuestros llamados y aprendí a no contar con él.

—No tuve una infancia normal. Los únicos momentos de mi niñez que podría recordar con cariño, era cuando escazas veces podía jugar con mis hermanos y cuando pasaba tiempo con Gesine. La razón por la que me aferré tanto a ella, se debe a que representaba los pocos minutos que sentía libertad. Cuando podía ser solo un niño.

De niño, pasar tiempo con Gesine, era uno de los mejores momentos. No habían armas, no estaría Luhanne aterrándonos, no habrían golpes ni entrenamientos, solo sería un niño jugando; aunque siempre estuve alerta pensando que en cualquier momento podrían atacarme, me volví en un niño paranoico siempre esperando ser atacado, en eso me había convertido mi propio abuelo.

—Mi familia se dedica en su mayor parte al tráfico de armas y drogas, pero alguno de los miembros de la organización... —Hago una pausa tomando valor para continuar—. Algunos de ellos son verdaderos asesinos de sangre fría y otros han hecho algunas cosas muy malas. No puedo sentarme aquí y mentirte diciendo que tienen bondad, porque son delincuentes, personas con las que no quieres toparte. Gente dedicada al crimen.

Tiro de su mano acercándola más a mí y la insto a recostarse a mi lado. No sé por cuánto tiempo me escuchará, si se irá, pero me gustaría al menos ser un puto egoísta tomando estos minutos de cercanía. Es una suerte que no sea el lado de mi herida, porque ella se apoya en las almohadas al igual que yo, mira nuestras manos entrelazadas y no habla.

—Quería una vida como la de otros niños, no soñaba con ser el próximo en la línea del crimen, era mi destino como el hermano del sexo masculino mayor —Siento nauseas sabiendo a dónde estoy llegando—, pero esa puerta fue cerrada el día que mi gran pesadilla comenzó.

»Un día, cuando tenía doce años, Niklas, Lorenz y yo salíamos de la escuela. Cuando íbamos siendo escoltados de regreso a casa, varios autos nos interceptaron.

Puedo verlo a la perfección en mi mente, son recuerdos que no desaparecen porque son mi pesadilla personal.

—Mi familia eran tipos malos y otros tipos malos fuera de ella, enemigos, venían por nosotros. Mataron a varios de seguridad que estaban con nosotros, lo presenciamos. Nos arrastraron fuera del auto —La escucho jadear y recuerdo ser menos crudo con mis palabras—. Lorenz era muy escurridizo, él logró liberarse del agarre y corrió hacia la vegetación, ellos no pudieron encontrarlo y decidieron que con dos les bastaba.

»Niklas y yo fuimos secuestrados por enemistades de la familia. Y fueron los peores días de toda mi puta vida, más de quince días de maltratos, torturas... —Siento acidez en mi estómago y mi mano libre temblar cuando la paso por mi cabello—. Violaciones.

—No, no. No, por favor.

—Me hicieron mucho daño, nada que dejara grandes cicatrices, pero que me hacía daño interno. Fui maltratado, humillado, violado y cuando vieron que me dolía más que lastimaran a Niklas...Fueron implacables con él —Lucho contra el sollozo atrapado en mi garganta y la sensación de angustia—. Fui herido, Valerie, pero Niklas...Fue destrozado. Era solo un bebé al que le hicieron sentir tanto dolor.

»A veces sueño con mis gritos, con los suyos. Rogué tanto para que no lo lastimaran que terminé provocando que le hicieran más daño. Me dolía por mí, me dolía por él —Siento las lágrimas rodar por mis mejillas, ni siquiera intentaré detenerlas—. Mi abuelo no quería aceptar las negociaciones de territorios que exigían por nuestra liberación —Respiro hondo para decir mis próximas palabras—. Muchas veces...Rogué que Niklas muriera.

Un sollozo se me escapa y quiero detenerlo con mi mano temblorosa, pero no puedo. El simple recuerdo me destruye.

—Quería que él muriera para que no sufriera más, en voz alta le decía qué íbamos a sobrevivir, qué aguantara, pero en mi interior recé tanto para su muerte...También quería morir, pero quería que él dejará de sufrir primero.

»Era un infierno, era una pesadilla. No sabía que parte de mi cuerpo dolía más. Quebraron mi voluntad, desaparecieron mi esperanza y me quitaron la fe. No podía creer en un Dios, no podía creer en la justicia porque nosotros, dos simples niños que nacieron en la familia equivocada, no merecían tanto daño.

—Lo...Siento —Ella solloza—. Lo siento mucho.

—Los escuchaba decir que el viejo no quería negociar, que tal vez no le importábamos. Cada día era peor que el anterior. Y cada día me alejaba más de rogar por un rescate y pedía más la muerte.

Ella me atrae hacia sí misma, presionando mi mejilla de su pecho mientras mi cuerpo se sacude con violentos sollozos. Mi herida duele, pero más arde las heridas de mis recuerdos.

—En ese lugar asesinaron a una parte importante de mí, en ese lugar mataron a mi hermano, nunca volvimos a ser los mismos. Nos asesinaron de una manera mucho peor que la misma muerte de un cuerpo. Nuestros corazones seguían latiendo, pero asesinaron algo más.

—Lo siento, lo siento mucho —Me abraza y siento su mano en mi cabello.

También siento sus lágrimas caer sobre mí y su cuerpo sacudirse con sollozos. Las únicas que me abrazaron después de ello fueron mamá y ni siquiera le conté lo que sucedió con precisión, y Gesine cuando me encontró llorando un día, pero nunca hablé con nadie sobre esos horribles días. Solo Niklas podría entender mi dolor.

—Cuando fuimos liberados...Niklas no miraba a nadie a los ojos. Teníamos pesadillas y no nos llevaban a que un profesional nos ayudara. Cuando hicieron los exámenes médicos, mi abuelo bromeó sobre las violaciones: "esperemos eso no los vuelva maricones."

— ¡Qué maldito enfermo! Es una bestia asquerosa... ¿Cómo...? ¿Cómo pudo...?

—Niklas se volvió violento, yo no quería que nadie me viera o tocara, me daban ataques de ansiedad, muchas veces pensaba en mi muerte...A veces en asesinar a otros —confieso—. Sabía que estaba desapareciendo mi humanidad, mis deseos de vivir; así que rogué a mamá que convenciera a papá y me llevara con mis abuelos a Londres, fueron meses de discusiones.

»Pero... —Hago una pausa y salgo del refugio de su abrazo para observarla—. No fue hasta que puse una navaja contra mi cuello y lloré pidiendo que me dejarán ir, que mi padre cedió. Hasta el día de hoy, no tengo en claro si habría acabado con mi vida o solo fue un modo de presión. Solo sé que vine acá y mis abuelos tuvieron la paciencia para hacerme saber que no me lastimarían; ellos desconocían de esa vida, que algo me había pasado. Apenas si me conocían, aun así me dieron todo su amor y cariño. Me llevaron a profesionales que me ayudaran a sanar mi mente y mis problemas.

»Abandoné a Niklas y él se convirtió en una persona violenta con rencor, es por ello que intentó matarme cuando tenía dieciocho años. Nos alejamos, compartimos un dolor que no quisimos reconocer uno con el otro, se creó un resentimiento ante una situación que no fue nuestra culpa —Paso las manos por mi rostro húmedo—. Y no fue hasta hace poco, que conversamos al respecto. Él puede darte miedo y ser una persona pendiendo en un hilo entre el bien y el mal, pero es una persona que sufrió tanto que solo espero algun día encuentre sanación y felicidad. Me duele ver que murió en ese lugar y solo queda alguien que vive día tras día esperando un momento dejar de hacerlo.

¡Demonios! No hay dolor más grande en mi pecho que el que siento por Niklas. Nuestra conversación ese día, la manera desgarradora en la que habló de sí mismo, de su venganza y la repugnancia que siente. La manera en la que su dolor quema cada segundo de su vida, una herida abierta que no da indicios de cicatrizar.

—Ninguno de mis hermanos pidió esta vida. Todos queríamos más y no se nos dios elecciones —digo—. A mi hermana mayor la casaron con un miembro de una familia italiana...

— ¿Ellos...?

—Es mejor que no lo sepas, que tengas conocimiento de mi familia, ya es suficiente riesgo —informo—. Debido a nuestra familia, Dietmar se vio envuelto en una situación terrible donde tuvo que tomar una elección que trajo consecuencias.

»Debido a ello fue que en la boda de Niklas, se realizó un ataque donde mi hermana Fabienne...

—Para, por favor para solo por un momento.

Ella se pone de pie y presiona una mano en su pecho, sus lágrimas no se detienen a tal punto que sus ojos comienzan a achicarse por la hinchazón. Se abraza a sí misma mientras me mira, asiente y tomo eso como una señal de que prosiga.




Siendo honesta, no quería editar el capítulo porque estaba - estoy - cansada, pero saqué fuerzas para lograrlo, así que aquí la primera parte y ya lueguito vengo con la segunda parte que edito cuando tenga fuerzas y mi mente esté relajada de tantos malos recuerdos de Edmun.

Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram storie (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios. Ahora se suma que por YOUNOW (DarlisStefany) estaré haciendo en vivos  para hablar de mis historias, adelantos, etc.

Espero les guste (a pesar de lo triste).

Un beso.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top