Capítulo Treinta y Dos: Lo siento, pero... (Parte II)

Capítulo treinta y dos: Lo siento, pero... (Parte II).


—Quién era Anton —corrige y hace una pausa, sin embargo sus ojos albergan muchas emociones antes de que vuelvan a ser fríos—. Eso pregúntaselo a Edmun.

»No vine a ser tus libros de respuestas y básicamente dejé que Lorenz te escribiera que vinieras porque Edmun no dejaba de llamarte. Me das igual, la verdad. Solo eres alguien limpio caminando en la suciedad.

Posiblemente hay muchas verdades en sus palabras, pero algo de humanidad debe haber en él para que trajera a Edmun, me llamara y esté cuidándolo. No puedo hablar sobre qué tipo de persona es, pero supongo que algunas acciones te dan pistas. Tal vez, su personalidad es inexplicable.

— ¿En dónde está Dietmar? —pregunto de nuevo.

—La misma respuesta: Italia.

— ¿Por qué?

— ¿De verdad te sientes preparada para que quite el velo que cubre toda la oscuridad de nuestras vidas? No me importa borrarte los sueños con la realidad, pero no creo que a Edmun eso le guste y debido a que estoy en deuda con mi hermano mayor, creo que te dejaré en paz...Como a los muertos.

Todo lo que hago es observarlo, emana cierto aire que te hace querer entender el porqué de que sea así. Matthew vuelve a entrar y nos observa, se hace evidente que Niklas no será su persona favorita, pero es tan educado y agradable que no es abiertamente grosero con él. Toma asiento entre nosotros y Niklas lo repara de pies a cabeza.

— ¿Eres nuestro reemplazo? —pregunta, Matthew y yo lo vemos—. ¿Eres la pieza que mi hermano puso donde íbamos nosotros? Ya veo, eres su hermano agradable, sano y limpio, uno que no pertenece al lado equivocado.

»Es un poco chocante adentrarse a la vida que él lleva aquí, digamos que escuece un poco confirmar que está mejor sin nosotros. Me hace pensar que tal vez, no debimos cruzarnos de nuevo con él —Luce pensativo—. Arruinamos su vida de nuevo —Suelta una risa—. No me sorprende, suelo ser una maldición para las personas.

—Él los ama —No puedo evitar decir—...Les echaba de menos.

—No te creo —Ladea su cabeza observándome, luego se pone de pie y pasa las manos por su cabello peinándolo hacia atrás, parece un poco como alguna publicidad en vivo y directo, resulta extraño—. Eres tan diferente a Gesine —murmura antes de alejarse y detenerse frente al ventanal—, muy diferente...Eso tendría que ser bueno.

Tengo que admitir que escuchar esa declaración trae satisfacción y alivio para mí, nadie quiere ser comparada con una ex, incluso cuando no es el momento de pensar en ello, no puedo evitar esas emociones.

—Le dije a Elise que Edmun apareció —Me susurra Matthew—, que no había peligro, pero sería mejor que no viniera.

»Por supuesto que enloqueció, pero en el fondo de su loco ser, sabe que es lo más sensato. Dijo que estará a un llamado a la policía a mi señal si no me reporto cada diez minutos con un mensaje.

—Ellos no van a lastimarnos. Lorenz es...Amigable —digo sobre el hermano que ahora se encuentra en la habitación con Edmun— y Niklas...Parece tener pereza o falta de interés en hacernos daño.

—Pero ¿Crees que son los únicos?

— ¿A qué te refieres? —Volteo a verlo.

—Hay una razón por la que Niklas va armado, por la que creyó que yo podría ser un invitado no deseado —Señala con la cabeza hacia donde él se mantiene frente al ventanal dándonos la espalda—. Una razón para la que cada poco tiempo observe por las ventanas cómo un cazador esperando no volverse una presa.

Un escalofrío me recorre. Estaba tan consternada por el recibimiento que me dieron, la enfermera que no habla inglés y la inconsciencia de Edmun, que no detallé en esas señales. Es cierto, hasta hace poco, Niklas no se había sentado y cada tanto mira por la ventana, se mueve con agilidad y de manera silenciosa sin perder su postura elegante, podría considerarse, incluso, fascinante de una manera atemorizante.

— ¿Todos los ingleses saben hacer té, verdad?

Matthew y yo volteamos hacia donde Lorenz acaba de aparecer, él bosteza y luego se estira. Nos mira de manera expectante.

» ¿Sí o no? ¿Saben hacer uno de esos tés de los que todos siempre hablan en las series y películas?

—Eh, hacer un té no es difícil —digo.

— ¿Podrías hacer uno para mí? Estoy un poco tenso por culpa de mis hermanos mayores.

— ¿Qué es lo próximo que pedirás? ¿Qué te lleven a Hogwarts? —pregunta Niklas dándole una mirada—. O tal vez quieras reunirte con la Reina para sentirte más de paseo, Lo.

—Oh, cállate, se me permite soñar.

—No, no se te permite. A ninguno de nosotros —responde Niklas con seriedad—. Iré a ver que esa asustadiza enfermera no esté haciendo algo extraño con Moritz. Te dije que no lo dejaras solo, mucho menos con una desconocida.

Hay una sobreprotección en sus palabras que me sorprende, como si de verdad odiara el hecho de dejar a Edmun con una extraña, incluso si ésta es una enfermera, ¿Qué sucede con eso? Lo veo irse al pasillo que lo llevará a la habitación. Cada vez tengo más preguntas y dudas sobre todo esto.

—Entonces, Valeria, ¿Me harías un té?

—Se dice por favor —digo aun viendo hacia el pasillo—; y no me llamo Valeria.

—Die dijo que te encanta ser llamada así, lo pongo en duda, pero no me importa —Vuelvo mi atención a él—. ¿Por favor me harías un té?

—Claro, ¿Qué tiene de malo hacer de todo esto más extraño? —murmuro poniéndome de pie.

—Esto es una locura —dice Matthew pasando una mano por su cabello.

—En mi familia, todo, siempre es una puta locura —Garantiza Lorenz.

Camino hacia la cocina siendo seguida por él. No estoy familiarizada con la cocina de Edmun, pero haciendo suposiciones, logro encontrar lo que necesito. Lorenz observa todo, cómo si hacer té fuera una especie de ciencia.

—Niklas... —comienzo— ¿Es ese el que se casó con Gesine?

—Sí...Pero no se casaron, gracias al cielo —responde con tranquilidad ubicándose a mi lado—. Los dispar...Hubo inconvenientes antes de que sucediera, pero igual creo que él tenía pensado decir "no."

—Oh.

—Sí, supongo que Gesine se encuentra destrozada. Sin boda, sin prometido y sin padre. Grandes pérdidas para ella.

Volteo a verlo y se encoge de hombros antes de tomar una galleta de las que saqué para acompañar el té.

—Tu hermano parece algo...Peculiar.

—No lo juzgues —dice adquiriendo un semblante serio—. No lo ha tenido fácil, vivió un infierno y él lidia a su manera con las secuelas. Tiene una herida interna que no ha sanado. Si las personas supieran lo que sufrió, entenderían por qué es así.

»Es un gran hermano, siempre nos ha cuidado y nunca nos ha lastimado. No lastima a inocentes —Hace una pausa—. Él solo tiene resentimiento y malos recuerdos que lo hacen ser quién es. Pero no lo juzgues, no lo conoces.

—No pretendía hacerlo, lo lamento.

Nos mantenemos en silencio, el ambiente es un poco pesado, pero me sonríe cuando le entrego su taza de té y parece emocionado de probarlo.

—Uhm, no es malo. Me gusta, gracias Valeria —Toma otra de las tazas—. Llevaré esta a ese amigo de ustedes, a Matthew.

Antes de que pueda replicar, se aleja, tomo las dos tazas de tés restantes y respiro hondo antes de hacer mi camino hacia la habitación de Edmun. Cuando llego, la enfermera se encuentra en una silla profundamente dormida, hay una manta encima de ella y me pregunto si eso ha sido obra de Niklas... Él se encuentra sentado al lado de la cama con la vista abajo, parece estar hablándole, en voz baja y en alemán, a Edmun. Se detiene abruptamente de hablar y voltea a verme con rapidez.

—Traía té para la enfermera y para ti.

—Puedes dejar la taza de ella en cualquier lugar, bebe el mío, no lo quiero. No tomo nada que no vea cómo es preparado y no me gusta el té.

De acuerdo...Dejo una de las taza de té en la mesa de noche y me quedo con la otra para mí. Bajo su atenta mirada camino hasta sentarme a un lado en la cama de Edmun. Con mi mano libre tomo la suya inerte y casi suspiro ante la calidez que esta deprende, recordándome que se está recuperando, que estará bien.

— ¿Qué tan lejos llega tu amor? —Me pregunta Niklas, lo miro—. No eres tonta, puedo ver la inteligencia en tu mirada, sabes que esto no es normal y aun así sigues aquí. ¿Por qué?

—Porque todos tenemos derecho a contar nuestra historia, él escuchó la mía y ahora yo quiero escuchar la suya. Tiene derecho a explicarme lo qué sucede.

—Y porque lo amas —dice cómo si analizará la palabra.

—Esa también es una buena razón.

Ve de nuevo a su hermano dormido. Ya no se estremece y la fiebre bajo hace una hora, parece estar manejándolo bien e intuyo que en cualquier momento estará despertando.

—Tienes una buena vida aquí...Edmun —Le dice—. Desearía que me hubieses enseñado a vivir bien —Esboza una pequeña sonrisa triste—, aunque no hubiese funcionado, ya estaba dañado —Mira la hora en el reloj de su muñeca—. Siete de la mañana...En poco tiempo debería despertar.

Se pone de pie y sale de la habitación. Doy un sorbo al té y dejo la taza al lado de la otra. Me acuesto al lado de Edmun en la cama sin soltar su mano.

—Estoy aquí, esperando a que me cuentes tu historia, Edmun —susurro.

***

Me acurruco contra algo cálido y creo escuchar una queja. Seguro es temprano y puedo dormir más, tal vez, hoy pueda hacer una excepción y dormir un poco más. Con ese pensamiento, me propongo retomar mi sueño, pero entonces experimento una sensación extraña: ser observada. Y algo más alarmante, recuerdo que de hecho no me encuentro en mi hogar, en mi cama.

Me paralizo y me tenso, cuento hasta tres en mi cabeza antes de abrir los ojos y encontrarme con unos medios abiertos de color gris. Un clásico ceño fruncido se encuentra presente y su boca es una mueca.

No digo nada, no me muevo, solo respiro.

—Estás lastimando mi herida —Es lo que me dice.

Me alejo en automático dándome cuenta que mi mano se presionaba en una herida cuya venda se encuentra con algunos manchones de sangre. Él no deja de observarme y estoy más que sorprendida. ¿Ha despertado así de pronto?

—Pensé que habías caído en un coma, Valeria.

Me siento de inmediato y veo al frente, en donde en una silla se encuentra Lorenz con un libro en manos, me da una sonrisa.

»Antes de que lo preguntes, es pasada las tres de la tarde. Moritz tiene al menos cuatro horas conscientes en donde dejo que babearas sobre él.

Llevo una mano a mi barbilla en busca de baba, pero no encuentro nada y él ríe. Cierra el libro y nos mira. Sacude su cabeza en negación.

—Ahora debemos llamar a la enfermera, parece que esa herida está sangrando un poco por el manoseo innecesario de Valeria. Ahora vuelvo, hermano —anuncia saliendo de la habitación.

Vuelvo mi atención a Edmun. Se mantiene viéndome y se encuentra en una posición reclinada con almohadas detrás de él. Mira mi cabello y solo entonces recuerdo que en algun momento, debí quedarme dormida. Con mis dedos peino mi cabello y no encuentro qué decir.

—Despertaste.

—Tengo los ojos abiertos...Por lo que supongo que sí —indica. Sus ojos me detallan—. Te ves...

— ¿Destruida?

—Iba a decir cansada —completa.

Se mueve para acomodarse un poco y hace una mueca, baja la vista y parece que murmura algo en otro idioma mientras ve su venda. La enfermera hace acto de presencia junto a Niklas. Bajo de la cama, salgo de la habitación y camino al baño. Orino, lavo mi rostro con agua fría para despertarme, hago enjuague bucal y proceso el hecho de que Edmun ha despertado.

Al verme en el espejo, me doy cuenta que tengo marcas de los pliegues de la sabana, mis ojos se encuentran hinchados y luzco un poco pálida, pero me veo descansada. Hacía mucho no dormía más de tres horas. Me estiro hasta sentir un poco más ligero mi cuerpo de toda la tensión acumulada.

Salgo del baño, creo que aún estoy algo dormida, sin aceptar la realidad de todo. Camino hasta la sala y solo encuentro a Lorenz, busco a Matthew con la mirada y me asusta un poco no encontrarlo.

— ¿En dónde está Matthew?

—En la habitación con Moritz, acaba de ir. Durmió un par de horas y desde entonces va y viene —Alza la vista de su teléfono—. Matthew se te adelantó, ha estado hablando con mi hermano sobre ciertas cosas que apuesto quieres saber.

»Dormiste mucho, creo que Mortiz comenzaba a preocuparse, lo cual es irónico si tienes en cuenta que fue él quien recibió balazos.

—No sé cómo hacerlo.

— ¿Qué cosa?

—No sé cómo ir a esa habitación y escuchar sus verdades. Antes dije una y otra vez que lo escucharía, mi prioridad era que él despertara, ahora que lo hizo, tengo miedo de escucharlo —confieso.

Lorenz rasca la parte baja de su nuca y se guarda el teléfono, se pone de pie y camina hacia mí, se detiene a mi lado recargando su espalda de la pared.

—No tengo con qué darte consuelo. Solo puedo decirte que todo esto, nosotros no lo escogimos. Nacimos en una familia en la que fue duro crecer. Estoy seguro de que cada uno de mis hermanos tenía un sueño en particular que quería alcanzar y tal vez, Moritz es el único que pudo lograrlo.

»Es difícil de creer que no somos malas personas, basándote en el hecho de que él fue herido, que Nik te apuntó con un arma y que tal vez sepas más de lo que creo—dice con suavidad—. Sé que no lo somos, es solo que nunca tuvimos oportunidad de elegir y hemos tenido que sobrevivir en este infierno.

Mira hacia el techo pareciendo nostálgico y viéndose más joven de lo que seguro es. Vuelve su rostro hacia mí, me da una leve sonrisa.

—Escúchalo, puedo asegurarte que aunque hay mucha oscuridad en su historia, Moritz también tiene luz. Es afortunado, no lleva una mala vida.

Por alguna razón sus palabras han dejado en mí una sensación de tristeza, tal vez se trate de que cuando me mira a los ojos, me doy cuenta que luce agotado y triste. Tuve una infancia difícil, pero me pregunto ¿Qué tan dura fue para estos hermanos?

Estiro mi mano y aprieto su brazo en consuelo, intento darle una sonrisa. No sé qué podría decir cuando desconozco la situación exacta de su vida.

—Espero...Todo mejore.

—Esas no son grandes palabras de consuelo, pero las acepto, Valeria.

Le sonrío y me devuelve el gesto, se gacha para que su rostro quede a mi altura. ¿Qué le dieron de comer a estos hermanos que resultaron ser tan altos?

»Die tenía razón, eres una buena persona, Valeria y es por ello que te prometo que la desgracia de mi familia, no salpicará tu vida ni la de Moritz, Nik y yo nos aseguraremos de eso. Ahora ve, estoy seguro de que Moritz puede estarse impacientando pensando que te corrimos de esta casa.

Asiento y camino por el pasillo hacia la habitación, cuando llego, Edmun le está hablando en alemán a su hermano, señala hacia la enfermera. Matthew observa sentado en una de las sillas, supongo que al igual que yo, sin entender lo que se dicen.

—Llévala de vuelta a Austria —Termina por decir Edmun, de manera que podemos entender—. No puedes tener a alguien aquí por la fuerza.

—Le vamos a pagar.

—Creo que no lo entiendes, Niklas —Tantea su costado donde la venda, ahora limpia, se encuentra—. Mira, estoy bien, no la necesito. Puedo ir solo desde aquí.

— ¿Quieres que la envíe a Austria o el mensaje implícito es que nosotros también nos vayamos? —pregunta Niklas con calma—. No herirá mis sentimientos el que lo admitas.

—Niklas, en este momento Austria es un desastre y aunque tengo una vida derecha aquí, no deseo que mis hermanos se hagan más daño. Si no te quisiera en mi casa, te echaría a patadas.

—Bien, supongo que la enfermera se va —dice Niklas y luego le habla en alemán a la mujer.

Ella parece agradecida basándome en sus gestos mientras lo sigue. Él se detiene frente a mí cuando va a salir, me mira y sacude su cabeza antes de continuar siendo seguido por la enfermera. Vuelvo mi vista y me encuentro con la mirada intensa, me mantengo en el marco de la puerta y ver esa mirada intensa enfocada en mí, luego de tanto tiempo, me desarma un poco, pero no me hace olvidar mis precauciones respecto a todo lo que sucede.

—Tu hermano es especial, Ed. No decido si me agrada —murmura Matthew viendo hacia la puerta—. Pero...Parece amarte y aliviado de que no le pidieras marcharte.

— ¿Tienes miedo de mí, Valerie? —Me pregunta Edmun.

—De ti no...Hasta ahora —respondo dando un paso adentro, arriesgándome—. Ahora, tu hermano Niklas sí me asusta un poco.

»Pero lo que me asusta más, son las respuestas que vas a darme.

—Déjanos solos, Matt —dice.

— ¡Vaya! Es evidente que estás bien cuando vuelves a ser de esa manera, es un alivio que la infección no te matara ¿Eh? —Se acerca a Edmun y palmea su cabeza, él gruñe—. Iré a ver a Elise, ducharme y dormir un poco, volveré. ¿Quieres que traiga a Alex conmigo?

—Sí, no voy a dejarlo en la oscuridad. Merece saber de dónde vengo, tanto cómo pueda contar. Tanto cómo te conté a ti.

—Me alegra que estés bien, Ed.

Matthew me da una leve sonrisa y al pasar por mi lado aprieta mi mano.

—Da miedo, pero no hace daño —susurra antes de salir de la habitación y cerrar la puerta detrás de él.

Camino hasta la cama y me dejo caer a un lado, entrelazo mis dedos y enderezo mi espalda, es una postura un tanto rígida, pero no puedo fingir que en este preciso momento no me siento incómoda y ansiosa sobre la conversación que tendremos.

—Pensé que tu recuperación sería lenta.

—Mis heridas no fueron profundas, solo la amenaza de la infección era el peligro. Estoy bien.

—Y respirando —susurro.

— ¿Puedes verme a los ojos, Valerie? —Hace una pausa—...Por favor.

Alzo mi vista hacia él, su mirada es intensa y profunda, su cabello va algo crecido y su piel está expuesta, la manta lo cubre del torso hacia abajo y me viene un pensamiento: gracias por estar vivo.

—Lo siento.

— ¿Sobre qué te disculpas? —pregunto.

—Sobre muchas cosas —comienza sin dejar de verme a los ojos—. Por hacerte esperar, por preocuparte, por hacerte estar en una relación con alguien del que no conoces su pasado, por estar a instantes de contarte algo crudo e infernal, por desestabilizar tu vida.

»Y la última disculpa, es por jugar sucio, pero bien dicen que en eso del amor todo se vale ¿No?

— ¿A qué te refieres?

—Que justo aquí, a instantes de decir algo que podría hacerte correr, suelto una carta egoísta y sincera, una mierda que no esperaba decir alguna vez en voz alta.

Me giro y le doy la espalda reorganizando sus palabras en mi cabeza, escucho la cama moverse y poco después siento el calor de su cuerpo detrás de mí. Sé que se está esforzando en llegar a mí porque lo escucho quejarse y luego siento su presencia detrás de mí.

—No debes esforzarte, le puede hacer daño a tu herida —digo sin voltear a verlo.

—No tuve que moverme tanto —replica—. Niña buena... ¿Puedes verme? Si quieres entender lo que quise decir, mírame.

Volteo mi rostro y encuentro su rostro a poca distancia, su barba casi rozando mi hombro. No luce espectacular, las secuelas de que ha estado adolorido y enfermo se encuentran presentes, pero bien dicen que el amor nos vuelve ciegos.

Muerdo mi labio inferior porque tiembla, siento repentinas ganas de llorar porque creo que finalmente la preocupación, angustia, confusión y sorpresa me están sobrepasando, porque finalmente creo que he llegado al punto dónde tendré qué tomar una decisión.

— ¿Qué quieres decir? —susurro.

Estira su mano y sus dedos limpian mis lágrimas, él quién está adolorido es el que me consuela. Su ceño se frunce como si odiara verme llorar.

—Lo siento —susurra—, pero te amo.





Bueno, tal como lo dije, aquí la segunda parte del capítulo.

Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram storie (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios. Ahora se suma que por YOUNOW (DarlisStefany) estaré haciendo en vivos los sábados para hablar de mis historias, adelantos, etc.

Espero les guste.

Un beso.

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