Capítulo trece: ¿Quién es Edmun Matters?



Capítulo trece: ¿Quién es Edmun Matters?

15 de marzo, 2016.

Estoy nerviosa.

Estoy muy nerviosa.

Detengo mi auto en un lado de la acera esperando que no me multen o que esté prohibido. Reviso de nuevo que tengo la dirección correcta y bajo del auto, activo la alarma de seguridad. Mis pasos son lentos hacia la casa que se ve muy grande, demasiado grande para alguien que es solo profesor universitario, no es que juzgue.

Abro la puerta de la pequeña que da paso al camino de piedras y luego subo el par de escalones, parece una casa victoriana. Toco el timbre y la puerta en realidad no tarda mucho en abrirse. Mis ojos no tardan en encontrarse con unos grises.

Edmun me da un lento asentimiento antes de hacerse a un lado y dejarme entrar. Escucho el sonido de la puerta siendo cerrada detrás de mí.

El suelo es de madera y jadeo de manera audible viendo las paredes. Son blancas, pero en ellas de manera aleatoria se encuentran pinturas, como si cada espacio de la pared fuese un lienzo. Aún quedan bastantes espacios libres, pero hay tanto arte a mí alrededor. Es hermoso. Como si trazaran pinturas al azar sin esperar seguir una temática. De repente puedo sentirme en una isla paradisiaca y luego estoy envuelta en un lago montañoso, ni hablar de las siluetas que parecen dar paso a una ciudad sumergida en el misterio. No sé a dónde ver, hay tanto. Casi sin darme cuenta, me adentro más a su casa. Me detengo a mitad de la sala.

La mano de Edmun se posa en mi cintura y su cuerpo se presiona de mi espalda.

—Debo confesarte algo, niña buena y temo que te enojes.

— ¿Por qué?

—Es sobre el pintor que tanto admiras —Su voz es cautelosa.

De inmediato me giro y la cercanía hace que casi pierda el equilibrio, enseguida me atrapa y acerca a su cuerpo. Luce bastante serio y por primera vez, vislumbro un poco de duda en él.

— ¿Qué sucede con él?

No me responde, pero entonces miro la pared detrás de él. La silueta de una mujer con una manta usada como vestido, sentada sobre una roca en medio de un mar que parece una tempestad. Contengo la respiración, ese dibujo transmite casi el mismo mensaje de aquella pintura con la que conocí a E. . Vuelvo mi vista a Edmun.

— ¿Acaso él...?

—La verdad, niña buena, es que... —Se detiene abruptamente y se gira.

Su cuerpo se tensa y me ubica detrás de él como si me protegiera. Cuando intento hablar, me exige silencio y evalúa todo el lugar. Con lentitud su mano se estira hasta la pequeña mesa y toma un periódico que descansaba ahí. Pasan unos pocos segundos antes de que en un movimiento muy veloz, el periódico sea lanzado como un proyectil hacia la izquierda, detrás de las cortinas de un gran ventanal. Alguien se queja y yo estoy con mi boca abierta de la sorpresa.

—Sal de ahí, quien quiera que seas antes de que esto se ponga peligroso...Para ti —advierte Edmun.

¡Cielos! ¿Es este hombre un ninja? ¿Qué rayos está sucediendo?

»No lo voy a repetir de nuevo. Tengo un arma en mi mano y no dudaré en usarla.

A pesar de que no veo un arma en su mano, retrocedo. De repente no siento que conozca muy bien quién es realidad Edmun. ¿De verdad tiene un arma en algún lugar? Cuando me alejo, él se tensa, pero no voltea a verme, su mirada se mantiene contra la cortina.

Creo que es el momento de irme, que esto solo fue una especie de visita médica, ya sabes, una de esas cortas.

Con lentitud la cortina se mueve y lo primero que veo es un cuchillo filoso siendo sostenido exactamente como Edmun sostuvo anteriormente el periódico. ¡Alguien va a arrojarnos un cuchillo de carnicero!

Mi corazón quiere salir de mi pecho y aunque no soy asmática, creo que podría sufrir mi primer ataque del mismo. Luego mi susto es real cuando reconozco a quien sostiene el cuchillo.

Es Die.

El chico que conocí saliendo del programa hace unas noches, él que me dijo palabras tan extrañas y parecía conocerme más que como una presentadora del programa.

Edmun reacciona.

Él suelta un gruñido aterrorizante que me hace retroceder y chocar con la mesita, luego sin importarle el cuchillo apuntándolo, da grandes zancadas para alcanzar a Die. Él blande el cuchillo hacia la mano de Edmun, quien obtiene un corte en sus dedos, sangra y mi estómago se revuelve. Haz algo, Valerie, se de ayuda. Me ordeno, pero no puedo moverme ante el miedo.

Edmun arranca el cuchillo de Die y lo sostiene contra su cuello mientras su otra mano tira de su cabello.

—Dame una sola razón para no presionar este cuchillo contra tu cuello —sisea Edmun con una voz que no reconozco.

¿En qué me he metido? ¿Estoy a instantes de presenciar un asesinato? Estoy muy asustada.

—Tengo una razón estupenda, Moritz. Una muy buena.

—Dímela —Hace un poco de presión contra la garganta de Die y una gota de sangre resbala. Die maldice.

— ¿Te parece una buena razón no asesinar a tu hermano menor?

—No. Después de todo, no quise tener más hermanos.

Es su hermano.

Y no le parece una buena razón para no lastimarlo.

Eso me pone a mí en una situación aún más vulnerable, porque entonces ¿Qué me espera a mí?

Edmun parece que se lo piensa antes de alejar el cuchillo y arrojarlo lejos. Die limpia las pocas gotas de sangre que la presión ocasionó, luego le sonríe a Edmun, su hermano. Es una sonrisa juvenil y despreocupada.

—Te dejé anoche en el maldito aeropuerto, Dietmar.

—Dime Die.

—Te digo como me dé la regalada gana —Y entonces Edmun golpea con su palma la nunca de su hermano y éste se queja—. ¿Qué se supone que haces aquí? Tendrías que estar lejos.

—Te dije que no puedo irme y tú más que nadie deberías entenderlo. ¿Qué es lo que crees que sucederá si vuelvo ahí?

La pregunta hace que Edmun gruña y pase las manos por su cabello como si deseara tirar de el. Tal vez debería proponerle volver más adelante o quizá, nunca. Die, quien resulta se llama Dietmar, repara en mi presencia.

—Hola de nuevo, Valeria.

—Valerie —corrijo en automático. Es como si Edmun recordara que estoy aquí, palidece y luego maldice.

—Te dije que nos volveríamos a ver —Me dice Dietmar.

— ¿De qué rayos hablas? —Exige saber Edmun a su hermano.

—La fui a ver hace unas noches, hace un trabajo increíble. ¿Sabías que venden un café estupendo en donde trabaja?

—Estás haciendo muy difícil que no tome ese cuchillo y lo use en ti, Dietmar.

Ajeno a las amenazas, el mencionado camina hasta mí y estira su mano para tomar la mía, la sacude.

—Esta es una presentación más adecuada —Su acento es muchísimo más marcado que el de Edmun—. Sin embargo, sígueme llamando Die, no hagas caso a Moritz.

— ¿Moritz? —pregunto desconcertada.

Las cejas de Dietmar se alzan con sorpresa y le lanza una mirada de reproche a Edmun.

— ¿No lo sabe?

—Cállate ahora, Dietmar.

—Por Moritz me refiero al gran gruñón.

—Pero se llama Edmun —digo como una completa idiota. Siento que no conozco de nada al tipo que me ha estado haciendo sentir tanto.

—Edwards era el apellido de soltera de nuestra madre. Él se llama Moritz.

—Me llamo Edmun —sisea.

—Cierto que hiciste esa mierda de cambiarte el nombre, para mí siempre serás Moritz.

—Basta —Edmun da unos pasos hacia mí y retrocedo—. Valerie...

— ¿Quién se supone que eres? —Mi voz está repleta de pánico.

—Valerie, soy Edmun Matters, sigo siendo yo —Intenta avanzar y yo retrocedo. Los latidos de mi corazón son muy rápidos.

—No te llamas Edmun.

—Mis papeles dicen Edmun Matters.

—No es lo que decían cuando naciste, lo cambiaste —Le reprocha Dietmar como si él lo hubiese decepcionado con tal decisión.

— ¡Deja de joder las cosas! ¡Maldita sea! Cierra la boca.

Me siento frenética, enjaulada. Algún loro grita "mujer bonita" desde algún lugar. Mi mirada va hacia Dietmar, parece que comienza a enfadarse.

— ¿De dónde eres? —cuestiono.

—Dietmar, no. No te metas en esto.

— ¿De dónde eres, Die? —repito.

—Tenemos muchas conexiones, pero mi lugar de nacimiento, donde mayormente crecí y actualmente vivo es Austria.

—Eres austriaco —murmuro sintiendo que voy a enloquecer.

—Sí, lo somos.

—Eres austriaco —Esta vez se lo digo a Edmun. Asiente con cautela.

Miro a mi alrededor, el arte de sus paredes y vuelvo mi atención al hermano menor. Cierro mis manos en puños.

— ¿Cuál es tu apellido? Y no quiero el apellido de soltera de tu madre.

—No, Dietmar, no.

—No puedes salir con una mujer y no decirle estas cosas, Moritz. ¿Es eso justo?

—No estamos saliendo.

Auch. Esta habitación solo se vuelve más pequeña y yo me siento más perdida.

— ¿Tu apellido, Die? —insisto.

Me mira directamente a los ojos y endereza su espalda, de alguna manera deja de lucir inofensivo y se ve más imponente, poderoso.

. Soy, Dietmar Schwarzenberg.

Hay un largo silencio, creo que incluso puedo escuchar mi respiración agitada. Hay un nudo en mi garganta y veo borroso porque estoy a poco segundos de perderlo todo y llorar.

—Moritz SchwarzenbergLe digo Edmun, derramo una lágrima y es solo el comienzo, no puedo controlarlo—. E. Schwarzenberg ¿No?

—Niña buena, no...

Ni siquiera puedo escucharlo. Me siento humillada, engañada y burlada. ¿Todas esas veces que me hizo rabiar adrede para que soltara mi defensa hacia sí mismo? ¿Cuán patética me vi? Comienzo a alejarme para salir de su estúpida casa.

—Valerie... —Toma mi brazo y por primera vez tengo una reacción violenta.

Me giro y libero mi brazo antes de estampar mi mano contra su mejilla. El sonido es seco y gira su rostro hacia un lado, mi mano de inmediato arde y palpita.

—Nunca más vuelvas a burlarte de mí. Todo este tiempo dijiste que era valiosa, cuando no me tomaste en serio. Cuando en silencio te reías de la ingenua que deliraba sobre tu estúpido alter ego. Metete tu arte por el trasero.

»No solo acabas arruinar la imagen que tenía de ti, arruinaste a quien un día admiré.

—Vamos a conversar...

—No me toques. Estoy cansada de ser lastimada, estoy cansada de ser solo una ingenua.

Prácticamente corro fuera de su casa, no me sigue. Subo a mi auto y mis manos tiemblan. Hago una maniobra arriesgada que hace que mi auto suba por el césped antes de volver a la carretera y alejarme.

Estoy llorando, siento un dolor en mi pecho.

Confié en él y me falló.

No se trata del secreto, todos tenemos derecho a guardar parte de nosotros mismo hasta sentirnos seguros. Se trata de todas esas veces que me instigó para que hablara de él, que me hizo ver patética hablando flores y alabanzas hacia alguien que no existe. Que es él mismo.

Siento que se burló de mí, incluso de mis sentimientos, de esa admiración pura y desinteresada que nunca me molesté en ocultar. Y lo que más me duele, siento que aplastó el ideal del pintor que conectó con mi alma.

Es como haber estado dentro de un juego del que no me informaron.

Y no me importa si las personas me llamarán dramática, no saben lo que se siente constantemente ser parte de algo de lo que no sabes. Lo que es vivir en una mentira, dar tu confianza con temor a que te lastimen y aun así acabar siempre perjudicada. Estoy harta de que me vean como la ingenua a la cual proteger, burlar, juzgar, engañar.

Su secreto no fue el problema, el problema es cómo parece que se reía cada vez que me provocó. ¿Y toda la cuestión de su nombre? Sí, no sé quién es. ¿Y su confrontación del cuchillo con su hermano?

¿Quién demonios es ese hombre? ¿Quién es Edmun?

Necesito pensar, quizá, solo necesito tiempo para asimilar todo esto. Ahora todo es reciente, la herida de sentirse traicionada es fresca.

No me doy cuenta de por dónde me estoy metiendo hasta que me estrello contra un contenedor de basura. Es un alivio que esté llevando cinturón de seguridad, aunque la presión de haber sido lanzada hacia adelante hace que lo sienta como una quemadura. Comienza a salir humo del capó del auto y la gente se amontona a mí alrededor porque quieren saber si estoy bien.

Salgo del auto y la policía no tarda mucho en llegar, tampoco lo hacen los paparazzi y finalmente cuando veo a Derek, a quien llamé, avanzando hacia mí, todo lo que hago es abrazarlo. Él no pregunta, solo me sostiene y me dice que todo se arreglará.

***

18 de marzo, 2016.

—Oye, ¿Estás bien?

Suspiro cerrando la puerta del auto de Holden, mi auto puede darse por muerto, al menos tenía seguro cubriéndolo. Suspiro y Holden pasa su brazo por encima de mis hombros para luego besar mi frente. Alzo la vista y me sonríe.

—Ahora que estoy con mi súper amigo Holden, estoy mejor.

—En serio, Val. ¿Alguien te hizo daño? ¿O hay algún daño del accidente que no hayamos visto?

—No, no. No tengo ningún daño del accidente.

Excepto el cardenal a través de mi hombro y la pase superior de mi pecho, donde el cinturón me quemó ante la tensión de mantenerme contra el asiento y una jaqueca que los calmantes logran solucionar.

Holden hace que nos detengamos y se ubica frente a mí, toma mi barbilla en sus dedos y evalúa todos los ángulos de mi rostro. Su ceño se frunce cuando pasa su pulgar debajo de mis ojos.

— ¿Quién ocasiona estas bolsas y ojeras?

— ¿No las cubrí bien?

—Sí, pero sé que casi nunca necesitas maquillar tanto tus ojos, entonces, ¿Quién es el imbécil?

—No hay ningún imbécil, solo no he estado durmiendo bien.

Sé que Holden no se traga mis palabras. Vuelve a ubicarse a mi lado y pasa el brazo una vez más por sobre mis hombros y retomamos la caminata.

—Más tarde comeremos helado en tu apartamento y veremos películas, ¿Cómo suena eso?

—Puedo hacer una cena genial.

—Apuesto a que sí, cariño. Será nuestra pijamada.

—Esperé toda mi vida para tener las famosas pijamadas con Holden Harris —bromeo viendo como entrega nuestros boletos para entrar al pequeño recinto, de inmediato el ruido se hace presente—. He escuchado a Elise presumir de ello por años.

—Ha llegado tu turno, cariño.

Todo lo que hago es sonreír y pasar mi mano alrededor de su cintura apreciando su buena voluntad. El auditorio parece un poco como un cine, con los asientos inclinados. Hay muchos padres y público en general hablando y buscando sus puestos. Holden y yo localizamos a Rayan junto a su madre en la cuarta fila. Cuando llegamos hasta ellos, los saludos son intercambiados, tomo asiento entre ambos hombres luego de intercambiar una breve conversación con la señora Davis.

— ¿Cómo se encuentra nuestra estrella? —pregunta Holden alzándose un poco de su puesto como si eso fuese a conseguir que obtenga un vistazo detrás de las cortinas rojas del escenario.

—Ella está muy nerviosa, pero emocionada. Estuvo callada durante todo el camino desde casa, suele ponerse así por los nervios.

—Ella lo va a hacer increíble, mi sobrina es maravillosa —asegura Holden y yo asiento en acuerdo.

Al lado de Holden se siente una mujer bastante atractiva que toca su brazo y de inmediato le saca conversación. La cosa con Holden es que es muy amigable, fácilmente se hace amigo de todos. Sus intenciones no siempre son llevarse la chica a la cama, eso puede tomarse en ocasiones como un efecto secundario, está en él ser así de sociable, agradarle a todo el que lo conoce.

Así que mientras él se distrae hablando con la desconocida nueva amiga, me giro hacia Rayan.

—Oye, Rayan.

— ¿Si? —Deja de hablar con su mamá y me da su atención.

—Dime la verdad, ¿Por qué no invitaste a Breana? Es decir, me siento halagada de que me invitaras, pero sé que no sería la primera opción para esto y no voy a ofenderme por ello.

Mira hacia el techo y suspira, devuelve su mirada a mí.

—Estaba molesto por Breana no viniendo la vez pasada, pero pese a lo que muchos pueden pensar, no es porque ella saliera con su novio, puedo entender que tenga prioridades. El problema fue que no me avisó, que lo olvidó y solo esa noche recibí un mensaje de voz de disculpas para Summer que ella ni siquiera entendió —Vuelve a suspirar—. Summer estaba ilusionada con que ella venía y cuando vio el puesto a mi lado, en primera fila, vacío por un momento se paralizó en el escenario.

»Me puse de pie a aplaudir —Ríe—. Y por suerte sonrío antes de comenzar a bailar. Summer ya sufre bastante con la ausencia de su mamá.

Frunzo el ceño recordando a Melisa, la irresponsable madre de Summer que hace ya al menos más de dos años desapareció sin ningún tipo de explicación luego de irse por un viaje que se suponía solo serían unas vacaciones.

—Esa mujer —digo con evidente desprecio y él me da una sonrisa triste.

—No necesito que alguien más la haga sentir desplazada, ya es lo suficiente malo tener que convencer a mi hija que no tiene nada malo y que su mami simplemente estaba confundida. Yo no soy el que no quiso invitar a Breana.

— ¿Qué?

—Si Summer la hubiese querido aquí, la invitaba, porque no pretendo castigar a mi hija por mi molestia con Breana —Sacude la cabeza—. Pero Summer no quiere volver a ver un puesto vacío, así que hizo este plan en donde poco a poco en cada presentación invitará a dos de mis amigos.

— ¿Crees que vuelva a invitar a Breana?

—Es una niña, no hay una pizca de malicia en ella. Luego se le pasará, ella ama a Breana y sé que volverá a invitarla en algún momento. Solo fue duro ver a mi niñita llorando diciendo que Breana tampoco la quería como su mami.

—Oh, no tuvo que ser fácil para ti.

—Ni un poco, nunca quiero que Summer se sienta rechazada. Ella es maravillosa y es la persona que más amo en este mundo... Sin ofenderte, mamá.

La señora Davis ríe y besa de manera sonora la mejilla de su hijo antes de pellizcar dicha mejilla, yo sonrío. Ojala tuviese un momento así con mi propia madre. Hablamos otro poco más y luego hacemos silencio cuando anuncia que empezará la presentación. Cuando el grupo de niñas adolescentes salen, todos aplaudimos, pero cuando salen todas esas pequeñas se escucha un "aw" colectivo.

Las niñas siguen los movimientos de las adolescentes, cada una emparejada, y es hermoso, tierno y magnifico. Me doy cuenta de que sonrío y rio. Summer es una de las niñas principales y con su bonito tutú blanco ella pasa al centro del escenario junto a una adolescente. Gira y da pequeños saltitos, imita a su pareja y es como la rutina de dos hermanas. Volteo a ver a Holden y él está grabando, cuando la mujer de su lado le habla, él le exige que haga silencio, rio volviendo hacia Rayan. Sus ojos brillan y parece que contiene lágrimas mientras una enorme sonrisa se encuentra en su rostro, se gira y me ve.

—Es mi niñita.

—Y es asombrosa —Le digo.

Son seis actos y cuando termina todos nos ponemos de pie y aplaudimos. Holden lleva dos dedos a su boca y silba gritando que su sobrina es lo máximo, hace un montón de escándalo, pero no es el único, hay un montón de familiares alentando a sus pequeñas y pequeños. Rayan sale rápidamente mientras nosotros nos acercamos poco a poco al escenario.

— ¡Abuela! —grita Summer corriendo hacia la señora Davis y abrazando su pierna—. ¿Me viste?

—Todos te vimos, Sum —dice Holden y ella da saltos hacia él, que la alza en brazos—. Tengo una sobrina muy talentosa.

— ¡Oh, tío Hol! ¿Crees que lo hice genial? ¿Tú lo crees, Val? —Me pregunta inclinándose y besando mi mejilla.

—Yo lo creo, pequeña —digo tocando su tutú—. Además, te ves preciosa.

—Gracias, papi me compró mi tutú y mira, fue quien me peinó. ¿No es papi genial?

— ¿Rayan hizo eso? —pregunto impresionada.

—Sí y conllevo ver muchos tutoriales en internet —dice el mencionado apareciendo con un arreglo de flores. Summer grita emocionada cuando él se las entrega y luego Rayan la carga cuando Holden se la entrega. Besa de manera sonora su mejilla—. Mi niñita, lo hiciste hermoso. Me hiciste sentir muy orgulloso.

— ¿Mucho, papi?

—Muchísimo. Brillabas y bailabas increíble.

Sonrío mientras Summer besa su mejilla y se aferra a él en igual medida que las flores. Las primeras flores que una chica recibe, sin duda alguna, es genial que te las dé tu papá. Yo lo hubiese amado.

—Te amo mucho, mucho, papi.

— ¿Hasta el cielo, niñita?

—Muchísimo más, papi. Pero más, más, si me llevas a comer. Me suena la barriguita —Luego grita de nuevo sobresaltándonos—. ¡Señorita Henderson!

Me giro y observo a una atractiva mujer de piel morena, como el chocolate, delgada y con una hermosa sonrisa caminar hacia nosotros. Bueno, hacia Summer.

—Papi, bájame, por favor.

Rayan obedece y ella abraza a la mujer, luego toma su mano atrayéndola hacia nosotros. La mujer nos da una sonrisa cordial.

—Señor Davis, un gusto verlo.

—Puedes llamarme Rayan, no sabía que vendría al evento. Summer no lo mencionó.

—Sí, como que olvidaron mencionar tan grandioso detalle —comenta Holden, luego hace una pausa—. Espera... ¿Eres la maestra de Summer? —Se gira hacia Rayan—. ¿Es ella? ¿La que Derek dijo que...?

—Sí —Lo corta Rayan antes de que Holden pueda decir algo sobre como Derek corrió la voz de que la maestra de Summer estaba caliente—. Ella es la maestra Ciara Henderson. Estos son mis amigos Valerie Evans y Holden Harris, a mi mamá ya la conoces.

—Un placer —Nos da una reservada sonrisa, luego se agacha para estar a la altura de Summer—. Lo hiciste increíble, estoy muy feliz por ti.

—Gracias. Papi me dio estas flores.

—Están hermosas —Besa su mejilla—. Te veo el lunes, Summer. Disfruta de tu fin de semana —Luego nos ve—. Un placer.

—Espera, espera —Vuelve Holden—. ¿De verdad eres la profesora de Summer?

—Eh...Sí.

— ¿Qué tienes? ¿Veintiún años?

—Holden —Se lamenta Rayan dándole una mirada significativa, pero Holden le ignora.

— ¿Y por qué cuando yo tenía ocho años mi maestra parecía que iba a morir y no era así de bonita? Eso no tiene sentido alguno —Frunce el ceño—. ¿Eres graduada? ¿Puedes dar clases sin licenciatura? ¿No eres el primer amor de todos tus alumnos? ¡Peor aún! No tienes a los adolescentes teniendo su primera paj...

—Hol —Tiro de la manga de su chaqueta para detenerlo, pero se encoge de hombros. La pobre mujer parece sorprendida, desconcertada y un poco molesta.

—No tengo veintiún años, señor. Tengo mi licenciatura, gracias por preocuparse. Nos vemos el lunes, Summer.

Cuando se da la vuelta para girarse, Holden sigue frunciendo el ceño y la ve alejarse. Summer suelta una risita que llama nuestra atención.

—El tío Hol ve a la señorita Henderson como si fuese pastel de doble chocolate, papi —Se ríe—. ¿Quieres que le diga a la maestra que pida un bebé por teléfono para los dos, tío Hol?

—Gracias, nena. Pero me gustaría pedirlo yo con la propia maestra —Le sonríe y Rayan suspira—. Ahora tendré que pintar mi cabello.

— ¿Por qué? —pregunto.

—Porque aposté con Derek que la maestra de Summer no era tan caliente como lo dijo. Que tonto soy.

—Pero mi maestra no está caliente, a veces tiene su piel calentita, pero no quema, tío Hol.

Holden ríe y asiente hacia la pequeña, yo enlazo mi brazo con el suyo mientras nos dirigimos a la salida esperando que Holden no ofenda más a la maestra de Summer.

***

—Dime la verdad, ¿Qué sucede? —pregunta Holden saboreando el helado que comemos desde el mismo recipiente mientras en el televisor se reproduce el niño con el pijama de rayas, terminaré llorando. Lo sé.

—Estaba viendo a alguien.

—El amigo de Matthew —Volteo a verlo de inmediato y me sonríe—. Era un secreto a voces, solo que no lo comentábamos porque sabemos cuán reservada eres y Jocker nos advirtió que nos patearía el culo si alguien te molestaba con eso.

Sonrío un poco sin creerme para nada que Jocker prefiera la violencia antes que el dialogo.

—La cosa es que me mintió... —Hago una breve pausa porque debo escoger mejor mis palabras—. Bueno, técnicamente no lo hizo.

— ¿Mintió o no?

—Fue como una mentira por omisión, pero no es como si yo tampoco se lo hubiese preguntado alguna vez —susurro.

— ¿Entonces...?

—Lo que ocultaba no es lo grave, lo que me hace sentir herida. Entiendo que las personas tienen secretos y que no son cosas que cuentas apenas conoces a alguien, después de todo la confianza se gana.

—Eso es verdad.

—El problema es que siento que se burló de mi —Llevo una cucharada de helado a mi boca y lo saboreo antes de continuar—. Él sabía cuán importante era un hecho para mí, muchas veces hizo que me pusiera en evidencia y tal vez, incluso, en ridículo. Me siento avergonzada y él solo me provocaba en algo de lo que ingenuamente no sabía.

»No me gusta que se rían de mí, ya sabes que no confío fácil y siento que lo que di desinteresadamente, solo se convirtió en un chiste. Que yo era un chiste y no lo sabía.

— ¿Qué explicación te dio?

Guardo silencio y Holden enarca una ceja, toma otro poco de helado y parece pensativo.

»No es legal que le patee el culo si el hombre no ha tenido su oportunidad de dar alguna explicación. El código de hombres me dice que debo esperar a eso.

—Tu código de amigo debería primero que el código de hombres —reprocho y él ríe.

—No lo tomes a mal, pero es que sé que siempre hay que escuchar el otro lado. Eres una diosa del debate y tienes mucho conocimientos, tú más que nadie sabes que todas las personas tienen el derecho a defenderse, demostrar su caso con argumentos y de ahí tú decidir si refutas, condenas o perdonas. Lo sabes bien.

—Es diferente cuando te sientes herida y defraudada.

—Lo sé, cariño. Pero la Valerie que conozco siempre intenta ser justa y escuchar antes de juzgar. Quizá, el tipo no quería hacerte daño o hacerte sentir así. ¿Ha estado intentando contactar contigo?

—No ha venido o ido al programa, pero si ha llamado, al menos lo hizo una sola vez —suspiro—. ¿Y si me decepciona? Ya siento que duele mucho, Holden. Perdí el control y lloré como una estúpida ante la idea de que burlaba de mí, ¿Y su argumento es mediocre y solo me hace sentir peor?

— ¿Y si la explicación es válida y te hace saber lo mucho que te aprecia y que no quería lastimarte?

Lo he pensado. Mayormente soy racional, pero eso, tal vez, se deba a que mis sentimientos nunca los sentí tan involucrados, exceptuando cuando se trató hace unos años de Jocker, y aquella situación no era ni parecida a esta.

He estado pensando desde aquel día en la casa de Edmun, que la razón por la que la idea de que me dañara adrede o se burlara de mí duele a tal medida, es que me importa mucho, porque siento demasiado. Más de lo que esperé.

La simple idea de confrontarlo y que confirme lo que mi cabeza se empeña en hacerme creer, dolería mucho y no me siento lista para eso, pero ¿algún día lo estaré? Me siento una cobarde por mantenerme huyendo cuando en todo caso, él fue el del error. Y me siento injusta por no dejarlo explicarse.

Me siento tan confundida e insegura.

—Tengo miedo de descubrir que de nuevo me equivoqué con mis sentimientos —confieso—. Ya lo di todo una vez, sería devastador darlo de nuevo y no recibir nada a cambio. No quiero un corazón roto, Holden. Ya he perdido suficientes personas, no quiero perder a nadie más.

Mis ojos se humedecen y Holden lleva mi cabeza hacia su pecho mientras me abraza.

—Lamento que te sientas de ese modo, Val. Pero tan repetitivo como suena, si no arriesgas no ganas. Estás pensando en todos los malos escenarios, pero debe de haber al menos uno bueno al que estás decidiendo darle la espalda.

»No sé si este tipo es un idiota que se burló de ti, pero tampoco sé si nunca quiso lastimarte y hasta que no lo escuches tú tampoco lo sabrás, cariño. Si te caes a pedazos, sabes que tienes una familia en InfoNews que te ayudará a recoger cada pieza y unirla de nuevo. Eres más fuerte de lo que te das crédito.

—No sé si estoy lista para escucharlo.

— ¿Sabes? No está mal sentir miedo, lo errado es rendirse ante esa emoción. Pero está bien, hazlo a tu tiempo. Solo no dejes que pasen años —Bromea—. Ahora déjame poner una película más alegre en donde no tengamos que pensar, por favor.

Rio y lo dejo tomar el control de qué ver mientras me acurruco contra él. De manera distraída llevo mi mano a donde late mi corazón. ¿Si duele tanto la idea de que se burlara de mí significa que siento mucho?

—Val, ¿Qué fue lo que hizo?

Sacudo mi cabeza, puedo estar muy molesta, herida y dolida. Puedo confiar muchísimo en Holden, pero no contaré el secreto de Edmun, es algo que no me pertenece o corresponde y que en el fondo de mí, sé le haría daño si lo hago. No quiero herirlo, incluso si él me hirió a mí. En todo caso, siento la absurda sensación de proteger su secreto como mío. Soy patética.

Irónico, las dos personas que me hicieron sentir tanto es la misma.

Un lado de él llamó a mi alma.

El otro mi pasión.

Sería aún más irónico que fuese él quien le hablará a mi razón y corazón.

Edmun Matters es mi pintor austriaco.







Ajá. Viniste buscando salseo y encontraste esta bomba.

Like por el desenlace inesperado.

Voy a ser honesta, me gustaría tener cámaras en sus casa en este momento para ver las expresiones de su rostro cuando la bomba de Edmun siendo el pintor estalló sin que yo les diera ninguna advertencia.

Cuando escribí este capítulo me reía porque ¡Dios! Siempre supe que el secreto no sería eterno y que lo que no iba a dar vueltas sobre ello porque creáme, aquí lo que sobra es trama, así que soñaba con este día en el que la bomba le caría a Valerie tal como les cayó a ustedes: de sorpresa.

Así que ahora pueden experimentar una cuarta parte de cómo se siente Valerie con la noticia porque ustedes tampoco se lo esperaban en el capítulo trece.}

Les dejaré asimilar lo que acaba de suceder y me retiro.

Capítulo dedicado a todos los fanáticos de este pintor austriaco que soñaban despierto por el día en el que Valerie se enteraría.

Espero les guste.

Un mega beso.

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