Capítulo seis: Libre, valiente y enérgica
Capítulo seis: Libre, valiente y enérgica.
2 de marzo, 2016.
— ¿En qué piensas?
Sonrío volteando a ver a Krista, de inmediato mis mejillas se sonrojan y la sonrisa de ella se hace amplia. Hoy es una buena noche para Krista, su humor ha sido particularmente bueno y ni una vez ha mencionado a Garrett, creo que finalmente está cerrando su proceso de duelo a casi tres meses de ruptura con quien creyó era el amor de su vida, o al menos eso espero.
» ¿Pensabas en ese sexy hombre de nuevo? ¿No te ha llamado?
—No tiene mi número —Le conté a Krista todo porque sentía que me asfixiaba tanta experiencia—, aunque podría pedírselo a Elise ¿Verdad?
—Tranquila, estoy segura de que sabremos pronto de él y si no, pues que se joda por imbécil.
—Igual no debería esperar a volver a verlo, no somos compatibles.
—No comiences a delirar que me aburres. Mejor date prisa, quiero que me acompañes a un lugar.
El programa terminó hace casi una media hora, me pongo de pie y tomo mi abrigo junto a mi bolso, Krista parece complacida y cerramos nuestro camerino. En el camino del pasillo nos encontramos a Derek y Holden, nos abordan uno a cada esquina. Derek besa mi mejilla.
—Mis nuevas novias hermosas, ¿A dónde se dirigen?
—A un lugar donde no los necesitamos —responde Krista.
—Ay, eso pica y duele, Kris —Finge Holden mientras hacen un puchero. Krista le da un beso en la mejilla—. Eso ayuda a sobar mi dolor, si lo extiendes un poco más, ya no dolerá.
—Deja de codiciar cada novia que consigo, Hol —Se queja Derek. Yo sonrío, esto es muy típico del par.
Nos despedimos de los pocos que vemos en el camino y salimos, caminamos hasta el ascensor, subiendo cuando este llega. El corto trayecto de bajada está lleno de constantes bromas de Holden y Derek que Krista replica para fastidiarles. Me dirijo a mi auto, milagrosamente está funcionando bien, que está estacionado a un lado del de Krista.
—Sígueme, yo dirijo —Me dice ella antes de ser alzada por un abrazo de Holden, cuando es bajada Derek la abraza también. Luego ambos se giran sonriendo hacia mí.
— ¿Qué? —pregunto, pero entonces grito cuando me envuelven en un abrazo sándwich, termino por reír antes de que me dejen sobre mis pies.
—Beso de la amistad —No me da tiempo a procesar la famosa declaración de Derek cuando ya está dándome un beso rápido en la boca. Ríe complacido por su astucia antes de arrojarle un beso a Krista.
Holden ríe y los veo alejarse hablando sobre apostar algo por un cabello de algún tipo de color. Subo a mi auto y procedo a seguir a Krista a donde sea que planee llevarme.
***
Un club nudista solo para mujeres.
Ese es el lugar al que Krista me ha traído. Tomo su brazo para detener su caminata directa al lugar, alza la vista del celular para observarme. Enarca una de sus cejas y sus labios pintados de rojos se curvan en una pequeña sonrisa que francamente no luce nada inocente. Lo cual no me sorprende, después de todo estamos hablando de Krista Stocker, la cual está soltera en la actualidad y con deseos de probar tal hecho.
—No creo que sea una buena idea —digo.
— ¿Por qué? Solo es diversión, no venimos a comprar sexo, solo a ver y disfrutar un rato.
—Podrían vernos y tomar fotos.
—Pues, por hoy no va a importarme, Val. Por hoy quiero ser cualquier mujer que va a un bar con su mejor amiga y ver a unos tipos buenos menearlo, comprarnos unos tragos y reír. ¿No quieres pasar un buen rato? —Mi silencio es una clara duda, ella hace un puchero—. Por favor.
—Bueno, pero una de nosotras no beberá y esa seré...
— ¡Yo! —Guarda su celular y enlaza su brazo con el mío—. Yo puedo divertirme sin una gota de licor, pero tu mi amiga, necesitas tomarte unos tragos y relajarte, de esa manera no te estresas tanto sobre ese ardiente hombre que te tiene pensativa.
—No me gustaría dejar mi auto aquí y si bebo no podré conducir.
—Usaremos tu auto, si roban el mío no importa, ese me lo regaló el maldito infiel de Garrett.
—Bien —digo con rapidez porque estamos a segundos de entrar en el territorio loco de insultar a quien por todavía siente tanto—, pero unos pocos tragos.
—Hecho.
Giro mi cabeza como si intentara cubrir mi rostro con mi cabello mientras nos acercamos al fuerte guardia de seguridad. Él nos sonríe y la verdad es que aunque tiene ese montón de músculos que me asustan, es agradable a la vista, incluso si es calvo y parece a finales de sus treinta. No emite una vibra agresiva, pero apuesto a que es una patea traseros profesional cuando se molesta. Con una sonrisa nos desea que la pasemos bien, Krista choca su palma con la suya como si ya fuesen grandes amigos y tira de mi mano en la suya, lo cual agradezco porque el pasadizo por el que transitamos está oscuro y temo pisar mal con estos tacones y terminar en el suelo. Música con letra insinuante resuena por el lugar y cuando llegamos a donde supongo ocurre la magia, me detengo bastante sorprendida.
Nunca había venido a un lugar de estos, me vi una película que iba un poco de esto, pero vivir la experiencia es algo diferente.
Las luces son bajas, el ambiente es seductor y hay un olor a canela en el aire. Hay suficientes mujeres en grupo ocupando mesas o simplemente de pie balanceándose al ritmo lento de la música, todas pareciendo ansiosas.
— ¡Vamos! Llegamos a tiempo —Krista me guía hacia una de las mesas hacia el centro en donde de hecho estaremos de pie, me quejo de que mis pies sufrirán—. Mentira, has pasado más horas con ellos antes y de aquí veremos mejor los espectáculos.
Ella hace señas a uno de los meseros o como se llamen. No puedo evitar desplazar mi mirada por el hombre que se acerca y pregunta qué queremos beber. Es algo bueno que Krista responda por ambas porque yo estoy muy ocupada viendo su torso desnudo, no lleva camisa, contando sus seis tabletas y siguiendo el camino de vellos oscuros hasta sus pantalones de cuero. Llevo mi vista de nuevo hacia arriba encontrando que lleva una pajarita en su cuello y que su rostro va muy bien con su cuerpo. Me guiña un ojo y parpadeo antes de sonreír un poco avergonzada de ser atrapada. Se da la vuelta y lo veo alejarse. Noto, entonces, mirando alrededor, que no es el único con es vestimenta o poca de ella, hay al menos cuatro hombres más, iguales de tentadores. Supongo que es una especie de requisito para trabajar en este club, lo cual le comento a Krista, ella ríe.
—Y quizá para los que bailen el requisito sea medirles el pene con una regla —Lucho contra la risa ante su declaración, pero en última instancia me rindo y rio con ella.
El camarero-lo-que-sea vuelve con dos bebidas, alcanzo una y le doy una mala mirada a Krista cuando toma la suya luego de entregar un billete como pago.
— ¿Qué? Solo será una —Me garantiza.
Niego con mi cabeza y doy un sorbo, descubro que es un mojito y me gusta. Miro una vez más a mí alrededor y sonrío. Decido que me gusta tener una experiencia buena y que salir de mi zona de confort de vez en cuando, no estaría mal.
—Entonces, este hombre con el que te tocaste.
—No fue nada sucio —Ruedo mis ojos.
—Pero sí ardiente, cuando me contabas te oías tan sin aliento que casi quise abanicarme —Se burla—. ¡Ese hombre es más caliente de lo que seguramente es el infierno, Val! Siento un profundo orgullo hacia ti.
»Él se ve tan hosco y con tanta pasión reprimida. Sabía que todo ese desagrado hacia ti solo escondía un profundo deseo que lo quemaba.
—De acuerdo, estás yéndote a los extremos. ¿Qué pasa si solo quiere jugar?
—En ese caso, amiga mía, juega y diviértete. Está bien ser seria y eso, pero quiero recordarte que esa cosa que te dijo tu padre sobre ser sucia si tienes sexo fuera del matrimonio solo es válida si es lo que tú quieres creer, no si es lo que él te obligó a creer. Solo quiero que hagas lo que tú veas correcto, lo que tú desees, Val.
—Él dijo que le gustaría ayudarme a perder el control —Muerdo mi labio inferior para no sonreír—. En realidad Edmun me dijo muchas cosas que...Me tentaron.
— ¿Sabes? No todas las tentaciones son malas, algunas resultan muy buenas —Me sonríe antes de alzar su trago y yo hacer lo mismo, chocamos nuestros vasos.
Sus palabras se quedan conmigo.
¿Qué tipo de tentación es Edmun Matters?
Tarde me doy cuenta que mientras pienso en quien se supone no toleraba, mi trago acaba pronto, pero no necesito asimilarlo cuando Krista ya está deslizando otro frente a mí y otro para ella. Las luces bajan un poco y cuando llevo mi vista al escenario hay iluminación sobre una silueta masculina. Anuncian su nombre y me sobresalto cuando las luces lo iluminan. Madre mía, ese hombre está construido a la perfección para hacer gritar a todas las mujeres de aquí.
Doy un trago largo viendo al individuo caminar como si la música fuese parte de él, se mueve al ritmo del sonido y los movimientos de sus caderas son insinuantes, seductores e hipnóticos. Arranca la camisa que está usando y alguna mujer grita cuando cae contra su rostro la tela. De manera breve me pregunto ¿Cuánto le sale regalar cada camisa que rompe en una presentación? Pero el pensamiento queda descartado cuando empuja sus caderas de adelante hacia atrás. Mil veces tentador. Me siento sonrojar y saboreo mis labios viéndolo girar y sacudir su trasero envuelto en ese pantalón de cuero. Se voltea y baila, se mueve con una sintonía que envidio. El pantalón se va y llevo una mano a mi boca notando que lleva un tanga que se abulta de una manera alarmante. ¿Krista tenía razón y estos tipos pasan por alguna regla que los mide?
Y hablando de mi acompañante, ella está gritando y agitando unas libras en sus manos al igual que muchas. El hombre baja del escenario, se pavonea y restriega contra un par de mujeres, pasa por nuestra mesa y Krista mete los billetes en su tanga mientras él se mueve de manera lasciva contra ella, yo estoy fascinada. No es mi elemento, pero en este momento importa un cacahuate. Él baila contra ella un poco más y luego vuelve al escenario. Krista ríe y toma el resto de su trago gritando que traigan más y ese es solo el comienzo.
Está soy yo un miércoles por la noche viendo a tipos bailar y casi quedar desnudos. Siento mis mejillas calientes, más que por la vergüenza debido a la cantidad de licor que he ingerido, no es que mi límite sea muy amplio. Estoy risueña, no grito ni hago una escena, solo rio y sonrío. He perdido unos cuantos billetes porque estos caballeros se ganan cada libra ¡Qué bailes! Creo que Krista emite algún tipo de vibra porque de alguna manera ha recibido tres bailes de seis y algunas mujeres comienzan a ponerse celosas, no es que a Krista le importe, menos cuando ha bebido el doble que yo, lo cual es mucho, y grita que lo muestren, si sabes a lo que me refiero, lo que quiere ver. Ella se acerca para que la escuche por sobre la música mientras esperamos que salga el siguiente.
De nuevo se acerca el guapo mesero que nos ha estado atendiendo, noto que en el borde de su pantalón hay billetes, ¿Ahí es dónde va la propina que no le hemos dado? Él desliza nuevas bebidas y mantiene la mirada en mí, supongo que el alcohol se lleva un poco de mi timidez porque un poco dudosa estiro un billete, mi mano queda suspendida. Él sonríe y guía mi mano hacia su pantalón, dejo el billete y rápidamente recojo mi mano, ríe. Se inclina hacia mí para que lo escuche por sobre la música.
— ¿Cómo te llamas? —cuestiona.
— ¿Cómo te llamas tú?
—Adonis —Su sonrisa debe enorgullecer a cualquier odontólogo.
—Me refiero a tu nombre real —informa frunciendo el ceño, él ríe.
—Es mi nombre real.
—No te creo.
Dudo mucho que sus padres supieran que su hijo se vería como un Adonis y lo nombrarán así, al menos que sean videntes o algo así de extraño.
—No tengo mi credencial aquí para mostrarte ahora, pero puedo hacerlo luego. Entonces, ¿Cómo te llamas tú?
—Vale...Valentina —Si él miente, yo también puedo hacerlo.
—Sé que no es tu nombre.
—Tú tampoco eres Adonis.
—Lo soy —Mira detrás de él—. Disfruten de su trago, estaré pendiente de si necesitan más.
Lo veo irse y vuelvo mi atención a Krista cuando ella ríe, enarco mi ceja. Da una probada a su bebida.
—Estás babeando un poco, lo cual entiendo, porque tengo mi propia baba por nuestro mesero —Muerde su labio inferior—. Incluso su nombre falso es caliente.
—Sí, también me parece nombre falso.
Los espectáculos continúan y Krista está ebria, no hay duda de ello. Pero al menos no es una ebria ridícula, solo una demasiado ruidosa, alegre y con mucho amor en palabras para los hombres que bailan. Yo comienzo a tomar con más calma porque siento que no se me permite perder el control cuando mi amiga podría terminar copulando con alguno de estos hombres en nuestra propia mesa.
Bostezo y miro la hora en mi reloj, un cuarto para las tres. Mi estómago gruñe porque estar despierta tan tarde alborota mi hambre. Estoy por decirle a Krista si podemos irnos, pero entonces las luces descienden, solo que al escenario no sale nadie. Grito cuando desde atrás alguien toma mis hombros. Es un tipo sexy que invade mucho mi espacio personal. No sé para que he sido elegida, pero este individuo se restriega contra mí, invade mi espacio personal de una manera en la que no me siento cómoda. A diferencia de los otros bailarines, lo suyo parece más personal, más...Como si estuviera en un grave caso de calentura y quisiera tocarme. No me gusta y le doy una sonrisa tensa mientras retrocedo, pero sus manos van a mi cadera y tira de mi cuerpo al ras del suyo. Mis ojos se agrandan cuando noto una dureza contra mi estómago. Me siento algo violentada porque no quiero ser parte de esto. Krista me pasa un billete y se lo pongo en el pantalón pensando que entonces se alejara. Sin embargo, de una manera atrevida toma mi mano y la introduce a su pantalón y grito queriendo sacarla. No me gusta, no quiero hacerlo y no se lo hicieron a otras chicas.
—Oye, amigo. No está permitido hacer eso —Escucho a Krista cuando se da cuenta de que no me siento cómoda con esto, sin embargo, tropieza con sus propios pies y creo que cae.
Él presiona mi mano todavía más contra su piel desnuda y es nauseabundo que me obligue a tocar lo que no quiero. Luego la mano que no me obliga a tocarlo, baja por mi espalda y la ubica en mi trasero pegándome a su cuerpo, restregándose y mis ojos se humedecen. Odio esto, y detesto que lucho, pero es más fuerte. Desprecio que mientras quiero salir de esta situación las mujeres griten que toque. No quiero. Siento que entraré en pánico.
—Benjamín, creo que fue suficiente —Adonis ayuda a Krista a levantarse, luego tira del abusador con fuerza, logrando que se aleje de mí.
Me estremezco y abrazo a mí misma. No me gusta esto. No me gustó eso. Quiero lavar mis manos y correr de este lugar. El tal Benjamín está furioso y empuja a Adonis. Intentan encubrir todo sacando a otro bailarín y bajando las luces. Los rodeos y tomo mi bolso, paso el brazo de Krista por mi cuello y comienzo a alejarme. Quiero irme. Esto ya no es divertido. Me siento violentada.
Muchos pueden percibir esto como una exageración de mi parte, pero es tan sencillo como que si alguien te obliga a tocar sus genitales y dices "no" es un abuso, irrespetuoso y asusta. Ese hombre no me quería dejar ir.
—Lo siento mucho, Val. Se suponía sería divertido —Me sorprende la capacidad de Krista para hablar bien aún en su estado de ebriedad.
—No es tu culpa, Kris y estuvo bien, hasta el final.
Asiento hacia el tipo enorme que nos dejó entrar más temprano, pregunta si mi amiga está bien y afirmo mientras agradezco que Krista no sea un total peso muerto y camine, de mala manera, sin dejar su peso del todo en mí.
Alguien grita el nombre de Valentina y no me detengo hasta que alguien toma mi brazo, me giro y me encuentro con Adonis. Olvidé que mentí sobre mi nombre. Estoy recelosa sobre tenerlo alrededor, porque aunque fue amable y me gustó nuestra interacción, todo se vio abrumado por Benjamin, pero sé que le debo un agradecimiento.
—Gracias por alejarlo.
—Lo siento por eso, Benja tiene esta rara costumbre y ego de creer que todas las mujeres quieren hacerlo con él. Pensó que estarías emocionada.
—No debería tocar y hacerse tocar si no se lo piden —arrastra las palabras Krista.
—Y estoy de acuerdo con tu amiga ebria —Se ríe, luego pasa el brazo de Krista por su hombro y lo detengo—. Solo quiero ayudarte a llegar más rápido a tu auto.
—Lo tengo todo controlado. Yo puedo.
Suspira y mete la mano en el bolsillo de su pantalón de cuero, me entrega su credencial. Adonis Weslet. De verdad se llama Adonis. Alzo la vista a él.
—Te dije que me llamo Adonis —Se encoje de hombros y recupera su credencial—. Puedes tomarme una foto si quieres y enviarla a tus amigos por si desapareces, pero no todo somos Benja.
No lucho cuando se hace cargo de ayudar a Krista a caminar, supongo que es un experto lidiando con mujeres ebrias. Mi amiga balbucea y le cuenta sobre su triste historia de amor con Garrett y él parece decirle respuestas adecuadas porque eso la emociona. Llegamos hasta nuestros autos, abro la puerta del mío y le indico que la siente, dejo la puerta abierta y saco mi celular porque no hay manera de que conduzca sin que ocasione algún accidente, me siento bastante sobrepasada con el licor.
—No te gustará esto, pero creo que no deberían conducir, puedo conseguir un taxi.
—Lo sé, gracias —Saco mi celular y busco en mis contactos, empezando una llamada. Llevo el móvil a mi oreja y espero—, llamaré para que vengan por nosotras.
—Pero es tarde y día de semana.
—Ya, pero éste tenía cita con una mujer, por lo que debe de estar despierto —Para dar fe de mis palabras una voz nada adormilada responde.
— ¿Futura esposa?
—Derek necesito que nos rescates —Suelto de inmediato.
— ¿Qué sucede? —Ahora parece alerta y escucho a una mujer quejarse—. Shh, haz silencio cariño, mi prometida me habla.
—Idiota —Escucho a la pobre mujer, sacudo mi cabeza para enfocarme.
—Krista está ebria y yo también, estamos atascadas y no sé cómo irme.
—Bien, bien, no entres en pánico. Dime en dónde están y pasaré a buscarlas.
Cierro mis ojos dándole la dirección y luego el nombre del local. Se hace un largo silencio antes de que Derek comience a reír.
—Chicas sucias, si querían un baile caliente, yo se los daba. Estoy a unos quince minutos en auto según el gps. Llego pronto.
—Gracias.
—Con un beso me basta, cariño —Se ríe de nuevo antes de colgar. Suspiro y guardo mi celular.
—Mi amigo vendrá por nosotras.
—Bien, Alonso te verá desde la entrada, yo debo volver al trabajo.
— ¿Quisiste ser mesero de un lugar como este? —No puedo evitar preguntar.
—No —Me sonríe—, pero no le cuento mis sueños a los nombres falsos, un gusto conocerlas, Valentina.
—Igualmente, Adonis —Comienza a alejarse y pienso en lo agradable que fue, me cae bien—. ¡Oye!
— ¿Si? —Se gira.
—Me llamo Valerie y...
— ¿Y?
—Y muchas gracias —Lo que quería decir es que sentía que podíamos ser amigos, pero me acobardé. Le sonrío y me despido con mi mano antes de subir al auto, encender la calefacción tras cerrar la puerta y esperar por Derek.
***
3 de marzo, 2016.
—Escuché tu épica noche de ayer.
Veo a través del espejo de mi cómoda como Elise entra al camerino que comparto con Krista, la cual se encuentra dormitando en el sofá. Elise le palmea el trasero y la arrima un poco para sentarse en la orilla.
»Derek se ha encargado de decirle a todos que las rescató en un club para mujeres y que al final de la noche se besuquearon.
Gimo en protesta. Derek nos rescató, nos dejó en mi apartamento, pero Derek ama los besos de la amistad y sí, me extorsionó por un beso donde el muy descarado por primera vez usó su lengua. Lo hizo en broma y con honestidad, la curiosidad me ganó y no me quejé. Luego él me guiñó un ojo y le dio un beso en la comisura de la boca a Krista diciéndole que le debía el beso para cuando estuviera sobria. Después de eso, ella vomitó y Derek maldijo antes de sostener su cabello y susurrar que estaría bien una vez terminara. Besucón, mujeriego y fácil, pero Derek es un amigo que no abandona.
—Fue idea de Krista.
— ¿Besar a Derek? —Se burla.
— ¡No! Hablo del club y lo del beso, ya sabes cómo es Derek.
—Sí y también lo recuerdo como un besador increíble.
No puedo evitar reír y tampoco puedo negar su declaración, aplico pintura labial rosa muy suave a mis labios.
» ¿Y qué tal estuvo? —pregunta.
— ¿El beso?
—No, Val —Se ríe—. Me refiero al club.
— ¡Ah! —Me sonrojo avergonzada—. No fue tan malo, solo que al final un individuo fue bastante desagradable, pero había un hombre muy agradable.
— ¿Y estaba bueno?
— ¿El desagradable?
— ¡No! Val, sígueme en la conversación, por favor. Hablo del tipo agradable.
—Ah, es atractivo. Se llama Adonis.
— ¿Nombre artístico?
—De hecho es su nombre muy real.
— ¿Te cautivó? —Parece ávida de información.
—Un poco, en otras circunstancias quizá sería diferente.
— ¿Es por qué trabaja en ese lugar?
No, es porque me gusta Edmun y temo que sin querer he hecho un par de comparaciones nada justas. Me agradó muchísimo Adonis, pienso que es un individuo para babear y que de seguro tiene cualidades increíbles, pero cuando pienso en situaciones platónicas, es el rostro de Edmun el que viene a mi mente. Y se supone, él ni siquiera me agradaba, pero eso fue antes de que él me mostrara una pizca de toda su pasión.
—No es por eso, no quiero juzgarlo, tendrá sus razones y es un trabajo digno como cualquier otro.
— ¿Entonces?
—Le gusta alguien más —dice Krista sin abrir los ojos—. Ese amigo de tu novio.
—Sí, eso lo sé, pero se supone lo detesta ¿No? Pensé que era algo del tipo platónico de te-odio-pero-marcaré-tu-espalda-con-mis-uñas-mientras-me-devoras —señala Elise, luego me guiña el ojo—. Supongo que eso de Edmun viniendo por ti cambio la ruta, ¿No?
— ¿Crees que él esté jugando? Ya sabes, como "vamos a burlarnos de la niña buena" —cuestiono una de mis dudas.
La mayoría de los padres enseñan a sus hijos a confiar y ser seguro de sí mismos, no mi padre. Él me enseñó a ver los defectos, a entender que solo un ser supremo tendría cosas buenas, que yo pecaba tantas veces, desde su punto de vista, que acabé por convertirme en una fealdad. Porque a sus ojos, nadie querría a una pecadora. Nadie me querría y le creí.
Le creí por mucho tiempo porque fue todo lo que me enseñó a conocer, porque me enseñó a verme con sus ojos. Entrar en InfoNews fue una puerta a otra realidad, aún no creo del todo en mí o la supuesta belleza que otros parecen ver, pero no soy la misma chica con autoestima en el suelo y falta de confianza que dudaba si encajaba con las personas llenas de seguridad y carisma que hoy llamo familia. Recuerdo que lo que me atrajo de Jocker, fue el hecho de que se sentó a mi lado la primera vez que nos vimos, me comentó sobre algún artículo y comenzamos a hablar. Él no sonreía, pero sus ojos eran amables y admiraba las cosas que yo decía. Fue sorpresivo, nuevo y me hizo sentir valiosa, fue la primera vez que me vi a través de los ojos de alguien como más que una pecadora sin valor. Me vi por primera vez como una mujer inteligente, con un camino por delante y valentía por conseguirlo, fue la manera en la que Jocker me vio y fue la manera en la que decidí aprender a verme.
—No conozco tanto a Edmun, pero es un buen hombre. No juega con esas cosas. Creo que es directo y no da vueltas. No deja duda para confusiones. No está jugando, Val y si tiene interés de hacerlo, estoy segura de que te pedirá que juegues con él —Elise me sonríe—. Y si llega a ser idiota, tú solo dime que yo le pateo las pelotas, Matthew ni siquiera va enojarse y si lo hace, luego lo contento —Sube y baja las cejas de manera sugestiva. Le sonrío.
Ella y Krista conversan, yo salgo del camerino y me encuentro con Parker y Austin. He notado que ellos se han hecho amigos y con honestidad, me gusta conversar con ambos sobre sucesos del mundo porque siempre tienen opiniones bastantes interesantes incluso si no coinciden con la mía, pero de eso van los debates, no todos pensamos igual. En algún momento, Jocker y Aldelaide se unen y no mentiré diciendo que no resulta un poco incómodo para mí, pero no es tenso, he tenido tiempo para adaptarme a todo esto.
El programa sale sin ningún problema. Con nuestro productor Karl todo es mucho mejor de lo que llegó a ser con Kennedy, el antiguo cerdo que solo quería vendernos como objetos sexuales. El programa ha ganado mucha más audiencia de la que tenía antes. Me despido de todos con rapidez porque pretendo tomar un taxi e ir a recuperar mi auto, le pagué al tal Alonso para que lo cuidara luego de que Derek fuera por nosotras. Krista parece no tener prisa en ir por el suyo, quizá, de verdad quiere que destruyan lo que fue un regalo de Garrett. En mi caso, aun cuando mi auto suele dañarse y darme dolores de cabeza, prefiero ir por el ahora mismo.
Pido un taxi en la recepción del canal porque tenemos una línea de confianza, digo que esperaré afuera, pero detengo mis pasos cuando escucho el rugido de una motocicleta. No sé mucho sobre vehículos de dos ruedas y para el caso tampoco de cuatro, pero esta motocicleta luce elegante, costosa e incluso me atrevería a decir que refinada. Observo al hombre poderoso que la monta, está a unos cuantos metros, pero cuando se quita el casco lo reconozco. Respiro hondo.
Edmun Matters está aquí y ahora me mira fijamente.
Nos miramos por un largo momento y luego, casi sin darme cuenta, camino hacia él. Es como ser atraída por un imán. Cada paso que doy hacia él hace que en mi cabeza aparezcan los besos que hemos compartido, sus palabras, sus susurros, su tacto y solo pienso en que quiero más de eso. Es como si la verdadera yo, que siempre ha temido salir a conocer el mundo, se sintiera impulsada por hacerlo con este hombre del que no estoy segura si de verdad le agrado o su calentura puede más que su desagrado.
Termino de llegar hasta él y acaricio su motocicleta, el asiento vacío detrás de él. Pensé que solo tenía su camioneta, pero desde luego yo no lo conozco bien para saber algo como eso. Mis dedos acarician el cuero del asiento. No decimos nada. Dejo escapar lentamente mi respiración por mis labios y alzo mi vista para encontrarme con sus ojos grises.
— ¿Me llevas a casa? —susurro, mi pobre auto quedando en el olvido. Se inclina hacia mí, sus labios a escasos centímetros de los míos.
—Puedes montar mi motocicleta, niña buena. Tengo ganas de llevarte a muchos lugares.
Y en última instancia me sorprende con una sonrisa ladeada que me hace luchar contra mis propias ganas de sonreír. ¿Qué está pasando entre nosotros? No lo sé, pero cuando me ofrece un casco adicional, lo tomó. Se ríe cuando no sé cómo ponerlo muy bien y me ayuda, tomo su mano cuando me ofrece ayuda para subir. Y luego envuelvo mis brazos a su alrededor mientras él se pone de nuevo su casco.
—Agárrate fuerte —Me advierte.
Pero no lo agarro fuerte, en su lugar me doy cuenta de que lo abrazo como si quisiera fundirme en su calor. La motocicleta arranca y grito ante la sorpresa, pero me doy cuenta, pocos minutos después, de que estoy riendo. Me siento libre, valiente y enérgica. Me siento como si me descubriera.
Holisss aquí les dejo el nuevo capítulo.
Me hace feliz ver lo mucho que les está gustando esta historia que apenas comienza.
Espero les guste el capítulo.
Un beso.
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