Capítulo Dos: Fuera de zona de confort
Capítulo dos: Fuera de zona de confort.
Mientras camino mi mirada está demasiado concentrada en mi mano, la que se encuentra unida a la de la última persona con la que esperé verme de este modo. La piel de Edmun parece un poco bronceada, sin embargo, siempre ha sido así, por lo que estoy suponiendo que es algo natural. Es evidente que su mano es más grande que la mía, por lo que me siento un tanto frágil con su fuerte agarre. Él se detiene frente a un grupo de personas que de inmediato le dan su atención.
—Chicos quiero presentarles a Valerie.
Extiendo mi mano intentando retener todos los nombres que son emitidos, luego dejo caer mis brazos a los lados mientras ellos retoman la conversación y yo me quedo como observadora. Edmun me enarca una ceja antes de negar con su cabeza y aclarar su garganta.
— ¿Sabían que ésta sexy Valerie, de short y medias, es la misma Valerie Evans del famoso programa donde trabaja la novia de Matt? —Corta Edmun sus conversaciones.
— ¡Te me hacías muy conocida! —Asegura una chica sonriéndome, le devuelvo el gesto un tanto incómoda por toda la atención.
En mi familia la atención no era buena, esa signo de vanidad y egocentrismo. Pecado.
—Ya decía yo que una mujer así de atractiva algún parentesco con cámaras debía tener —dice uno de los hombres del grupo dándome una sonrisa llena de seducción, observándome de pie a cabeza.
—Toca el tema internacional, dicen por ahí que es una de las voces jóvenes más influyentes del medio —Deja caer Edmun.
Lo observo sorprendida, eso salió en un extenso artículo que hicieron de mí en diciembre, todos me felicitaron por ello, pero nunca esperé que precisamente él lo leyera o siquiera supiera de ello; él quien se supone tiene alguna aversión hacia mí.
—Eres grande, mujer —Me asegura otra de las personas que acabo de conocer. No soy muy buena reteniendo tantos nombres a la vez.
—Gracias, no ha sido la gran cosa lo que he hecho...
«No presumas, es pecado»
«No alardees de la inteligencia que crees tener, es pecado»
Nunca me he tomado el tiempo de disfrutar de los halagos, siempre los descarto por costumbres y hago entender que lo que me costó mucho lograr, cualquiera simplemente pudiera hacerlo mejor que yo en minutos. Parece casi automático.
—No lo hagas parecer sencillo —Se ríe uno de ellos—, te aseguro que mi cerebro no llegaría hasta donde llega el tuyo con conocimiento internacional, lo intentaría, pero sé que lo olvidaría de inmediato y ni de coña memorizo guerras o situaciones del mundo.
—Sí, que tu cerebro debe ser una bendición, ¿A que si? —Se ríe una de las chicas—. Pero cuéntanos, cómo llevaste a cabo esa investigación.
Me abruma tanta atención, pero parecen genuinamente interesados, mi mirada se topa con la de Edmun que me da un asentimiento que me indica que no hay problema. Respiro hondo antes de comenzar a explicarles sobre esa investigación en especial que me tomó todo un año y que disfruté tanto escribirla. Antes solo podía hablar como una loca de ello con Jocker porque comparte la misma pasión que yo por ello y tener a Parker, desde hace poco más de un año y medio, ha sido grandioso porque, entonces, ahora converso con él sobre estas cosas. Sin embargo, hay algo grandioso sobre hablar sobre una de tus pasiones con personas que, aunque desconocen del tema, de igual manera ansían conocer y escuchar lo que tanto trabajo te llevó concluir en unas pocas páginas.
Cuando me quiero dar cuenta estoy hablando y riendo con personas que hasta hace poco eran desconocidas para mí y cuyas personalidades nada tiene que ver con la mía. Ellos me hacen preguntas sobre el artículo, sobre la televisión, hacen bromas y me cuentan un poco sobre ellos. Estoy muy relajada y riendo sobre una broma que uno de ellos dice para picar a otro que no se molesta y también ríe. Conocer personas nuevas suele ponerme ansiosa, pero he logrado atravesarlo hoy sin enloquecer.
Como de las cosas que reparten en la fiesta mientras, tal vez, transcurre una hora; creo que Edmun me ha abandonado lo cual en cierta manera me decepciona un poco, pero trato de no afligirme por ello cuando estoy tan cómoda, además, se supone él no me agrada.
Me sobresalto cuando una mano va a mi cintura desde atrás y siento un aliento contra mi oreja, antes de que susurre:
—Que estés cómoda no significa que siempre debas permanecer ahí por miedo a arriesgarte, niña buena.
Alzo mi rostro mientras lo ladeo un poco para observarlo y me sobresalto porque está tan cerca que sin querer nuestros labios se rozan, se hace hacia atrás totalmente sorprendido por el contacto y se detiene a mi lado.
Alza su mano para llamar la atención del grupo.
—Pueden agradecerme toda la vida por hacerles conocer a alguien culta, famosa y preciosa, pero ya es preciso que se las arrebate de nuevo.
—Oh, pero la estábamos pasando genial. ¿Cierto, Valerie? —pregunta una de las chicas, enlazando su brazo con el mío. Edmun le sonríe.
—Será otro día, pero ahora, me temo que tomaré el privilegio de respirar su aire.
Mery deja de enlazar su brazo con el mío y Edmun una vez más toma mi mano. Nos hace alejarnos, miro hacia atrás con nostalgia al lugar en el que estaba tan a gusto, ahora de nuevo me saca de mi zona segura.
—Yo no quería irme.
—Eso es porque estabas segura y te da miedo lanzarte al vacío, no pretendo que entres en otra caja, niña buena. Pretendo que, en horas, disfrutes de una fiesta sin temor a vivirla —Nos hace detenernos en la barra antes de pedir una bebida que no reconozco, voltea a verme—. Ya podemos tachar de la lista: entablar conversación con un desconocido.
— ¿Tenemos una lista?
—Algo así.
Guardamos silencio y solo percibo la música y conversaciones a nuestro alrededor, visualizo a Holden y Derek hablando con un grupo de mujeres, ellas parecen cautivadas, aunque la expresión facial del par me hace saber que se encuentran bromeando y no en plan de deslumbrarlas. Arrastro mi mirada por tantos lugares puedo antes de tener que devolverla a Edmun, cuando lo hago, él enarca una de sus cejas.
—Me estaba preguntando cuánto te tomaría verme a la cara. ¿Soy tan feo?
Me sorprende que esté bromeando conmigo y sin darme cuenta sonrío, cosa que parece sorprenderlo.
—Eres horrible para la vista.
—Cosa contraria a ti —Me ve fijamente ladeando de un lado su cabeza—, pero supongo que eso ya lo sabes.
Se gira cuando deslizan hacia él una bebida azul fosforescente, él casi hace apenas una sonrisa agradeciendo al barista; se gira hacia mí y me hace entrega del pequeño vaso que tomo con desconfianza.
— ¿Qué es esto? —Es lo primero que me encargo de preguntar una vez el vaso está en mi mano.
Sin embargo, la respuesta que él me da consiste en una sonrisa que me hace quedar enmudecida por la manera en la que su atractivo aumenta con ese simple gesto. Él puede ser desagradable conmigo, puede ser pesado e incluso odioso, pero eso no me quita la capacidad de deducir y aceptar que fácilmente Edmun Matters es uno de los hombres más atractivos que he visto en mi vida y he visto bastantes en este medio en el que me desenvuelvo, pero ellos podrían verse opacados por él.
— ¡Vamos! Viste que no le echaron nada a tu trago, has estado aquí mientras lo preparaban. Solo bébelo.
—No es lo que acostumbro a beber —Me limito a decir. Generalmente solo bebo tragos sencillos y suaves, de hecho no suelo ingerir licor.
—Esa es la idea, niña buena, que pruebes cosas nuevas.
— ¿Podrías dejar de llamarme así? —Huelo mi bebida aun cuando sé que ese es un gesto de mala educación; el olor que percibo es bastante fuerte. No sé si beberlo.
Yo no suelo arriesgarme, y cuando lo he hecho el resultado ha sido bastante malo.
— ¿Prefieres que te llame «terroncito de amor»? —Hay un brillo de diversión en sus ojos grises, yo ruedo los míos, pero muy a mi pesar termino por sonreír.
—Sí que eres molesto, seguramente tienes un doctorado en el tema de ser una espina en el trasero.
—Espina en el trasero —repite lentamente como si probara las palabras—. Es raro escuchar a alguien expresarse de esa manera, incluso Matt no teme a decir «dolor en el culo», terroncito de amor.
—Creo que preferiría que solo me llames Valerie.
—No te desvíes. ¿Vas a rechazar el trago que con tanto esfuerzo he hecho preparar para ti?
Suspiro y bajo su atenta mirada llevo el trago a mis labios. Es dulce, pero luego hago una mueca ante la cantidad obscena de alcohol que parece contener. ¡Es demasiado y quema!
»Todo, niña buena. Tómalo todo.
No suelo ser una mujer de pensamientos errantes o desviados, pero el tono que él emplea para decir eso, viéndome con fijeza, tiene un toque insinuante y misterioso que atrapa. Sacudo mi cabeza y cierro mis ojos. Lo tomo todo, me estremezco cuando el líquido quema al pasar por mi garganta y deja un sabor amargo en mi paladar. Abro mis ojos y le entrego el vaso, tomo lentas respiraciones por la boca.
Viéndome con fijeza al tomar el vaso, él lo guía hacia su propia boca y deja caer sus labios sobre la marca que dejó mi labial y bebe las pocas gotas que dejé. Me obligo a respirar hondo ante semejante vista y estoy muy desconcertada sobre cómo me siento al respecto.
—Eso era terriblemente fuerte —Logro decir con mi voz enronquecida por el licor o...Por él. No lo sé y no quiero averiguarlo.
—Pero ¿Te mató tomar algo diferente?
—No —Ladeo mi cabeza y golpeo el dedo índice contra mi barbilla—. ¿Tengo alguna moraleja que rescatar aparte de que quieras embriagarme?
— ¿Por qué querría embriagarte? —No respondo y lo veo acercarse, cuando está lo suficiente cerca deja caer su codo sobre la barra para recostarse. Me envía una sonrisa como si acabara de entender algo—. ¿Para seducirte? Porque no necesito de tragos para seducir a una mujer.
—Muy confiado.
—Piensa lo que quieras.
Estira su mano hasta alcanzar un mechón de mi cabello, lo acaricia entre sus dedos como si lo estuviera analizando. Lo alza para observarlo en la poca luz del lugar y cuando lo hace noto algo en sus dedos, específicamente en sus uñas. Atrapo su mano en la mía y la atraigo más cerca, él parece curioso de mis acciones. Cuando veo sus uñas de cerca me doy cuenta que no estaba equivocada, ni un poco.
— ¿Esto en tus uñas es pintura? —Pero yo sé la respuesta. Pregunto más por cortesía.
De inmediato retira su mano de la mía y evalúa sus propios dedos con el ceño fruncido, parece molesto.
—Es pintura o mugre de colores —responde de manera seca volviendo a su típica mala actitud.
— ¿Pintas?
—Soy profesor de historia del arte, a veces pierdo el tiempo pretendiendo que soy un pintor, sucede de vez en cuando, muy pocas veces.
Me sorprende que haya respondido a mi pregunta, aunque de igual manera parece un poco renuente a hablar del tema. ¿Será que lo hace muy mal? No tendría por qué tomárselo mal, admiro que aprecie el arte.
Con honestidad, no sé si alguna vez Elise me habló de la profesión de Edmun y quizá se deba a que nunca hemos hablado de él, pero el hecho de que tenga conocimiento sobre el arte me exalta y entusiasma. No soy una experta en el tema, pero desde que salí del yugo de mi familia me ha gustado involucrarme en ello y desde que conocí a mi pintor austriaco, el arte parece ser un todo para mí.
—Así que conoces del arte —Recuerdo lo fuera de lugar que lucía cuando nos encontramos en la galería hace un par de meses.
—Eso o soy una estafa en mi trabajo.
Él comienza a caminar alejándose, y aunque en un principio quise huir de él, en el transcurso de la noche mientras ha bajado la guardia me he dado cuenta que después de todo, no es tan desagradable cuando no se propone molestarme. Así que de forma automática lo sigo; noto que estamos saliendo del club por uno de los laterales, caminando por uno de los pasillos que a sus lados posee puertas cerradas y baños. Sube unas escaleras y luego se detiene en una pequeña terraza en donde la música es apenas un eco.
Doy pasos tentativos hacia él, me ubico a su lado y me abrazo a mí misma debido a la frialdad de la noche, desearía tener nuevamente mi abrigo. Él mantiene la vista al frente, en las luces de Londres que percibimos desde aquí.
— ¿Eres profesor en alguna escuela o...?
—Soy profesor universitario.
De manera momentánea me pregunto cuántas chicas se habrán apuntado a su clase con el fin de estudiar y embelesarse más que con el arte, con el profesor que imparte las lecciones. Sí, estoy segura de que incluso yo, de haber tenido un profesor como él, las clases me hubiesen parecido mil veces más interesantes, hubiese sido una maravilla que en lugar del gruñón y exigente profesor desgarbado de economía internacional que tuve, alguien como Edmun me hubiese enseñado de aranceles, liberalismo económico, balanza de pagos y todo lo referente a la materia. Lo hubiese agradecido.
— ¿Si se concentran tus alumnos en clase? —La pregunta no podía solo mantenerse en mi cabeza.
— ¿Por qué no se concentrarían? —Una vez más sus ojos brillan con diversión, lo que me hace saber que él tiene conocimiento de lo que no quiero decir en voz alta. Sin embargo, parece apiadarse de mí—. Mis clases son en línea, no conocen el rostro del profesor que imparte sus lecciones de estudio.
—Eso tiene sentido.
— ¿Por qué?
—Porque los profesores no suelen verse como tú, al menos solo parecen hacerlo en los libros que Alexa lee —Lo último lo agrego en voz baja recordando a la mejor amiga de Adelaide, quien decidió tomarme bajo su ala y siempre escribirme sobre alguna historia, sigo sin entender cómo es que eso sucedió.
— ¿Y qué tengo de malo yo?
Nada. Físicamente en él todo está más que bien.
—No dije que tuvieras algo malo.
—Entonces, ¿Tengo todo bueno? —Esboza una pequeña sonrisa ladeada. En esta noche ha sonreído más veces de lo que lo ha hecho desde que nos conocimos.
—Con tu conocimiento de arte —Cambio de tema, debo aprovechar que está de humor para no despreciarme y que no estamos lanzándonos flechas— debes de conocer sobre E. Schwarzenberg.
Su sonrisa se borra mientras hace una mueca de asco que me toma por absoluta sorpresa, pero ¿Qué rayos...?
—Cómo no saber de él si es lo que todos hablan cuando mencionan "arte". Qué desagradable es escuchar del tipo en todas partes. ¿No conocen a más pintores? ¿No saben hablar de alguna otra persona?
— ¿Qué? —Me impacta su desprecio y molestia hacia un pintor que con su arte hace magia, pero en el instante recuerdo lo grosero que fue en la galería cuando llamó a su arte: mierda.
—Solo hace mierda que debido a alguna especie de suerte logra vender, pero tiene sentido puesto que a las personas siempre parece gustarles las mierdas, incluso comprarlas.
Por largos segundos solo lo observo mientras proceso las abominables palabras que han salido de su boca, ni siquiera siente culpa. ¡No está bromeando! Puedo sentir mi ceño comenzar a fruncirse mientras alzo mi barbilla.
—Obviamente eres una estafa de profesor si no sabes reconocer el arte del bueno.
—Oh, perdone usted, nadie me dijo que usted era la defensora de la mierda disfrazada de arte —Alza sus manos como si se disculpara—. No sabía que escuchar mi opinión te ofendería tanto, sobre todo teniendo en cuenta que no sabes nada del supuesto artista.
— ¡Por supuesto que sé!
— ¿Si? Me encantaría escucharte decir qué se supone qué sabes.
Dejo de abrazarme contra el frío para mover mis manos exasperada, ya era demasiado extraño que él no decidiera sacarme de mis casillas.
—Es un hombre de sentimientos profundos con un alma hermosa y... ¡No te rías! —Él se está riendo con ganas.
—Discúlpame pero me parece un chiste escuchar mierda tan floreada sobre alguien que no conoces, además de asumir que es un tipo. ¿Es qué lo has visto?
—No necesito verlo —Me encantaría hacerlo—. Su arte habla por su alma.
— ¿Por qué no vas y escribes un fanfic sobre esa esplendorosa alma? Por lo que sabes podría ser una persona con horribles traumas y una actitud terrible que te comería y escupiría viva.
—No. No es así.
— ¿Cómo puedes estar tan segura y defender a alguien que desconoces?
— ¿Cómo puedes no percibir lo que transmite su arte? ¿Cómo puedes ver con tus ojos, pero no con el corazón? Claramente estás ciego del alma.
Mis palabras parecen tomarlo por sorpresa y mis mejillas se sonrojan ante la profundidad de mis palabras, no me gusta que las personas perciban lo que siento y mucho menos me gusta que sepan de todos estos sentimientos difíciles de explicar hacia un pintor desconocido que parece leerme muy bien aun cuando no sabe de mi existencia.
— ¿Sientes tanto por unas pinturas? —cuestiona en voz baja.
Alzo mi vista y no veo burla en sus ojos, solo sorpresa y curiosidad genuina, me encojo de hombros intentando restarle importancia y no decirle que a veces cuando me siento sola, casi siempre, el arte que él llama mierda es lo que me hace sentirme viva y recordar que afuera hay todo un mundo del que podría aprender y vivir si dejara el miedo a lo desconocido.
—No es mierda —Consigo decir. Él sacude su cabeza incrédulo y suspira.
—Bien, respetaré tu opinión incluso si no estoy de acuerdo.
—Gracias, es bueno ver que puedes ser civilizado —Vuelvo a abrazarme para protegerme del frío, la verdad es que extraño el calor del club.
Por unos segundos Edmun me observa y luego da pasos acortando la distancia entre nosotros, contengo la respiración cuando la punta de sus zapatos toca la mía; debo hacer mi cabeza hacia atrás para poder observarlo, pero no logro ver mucho puesto que lo próximo que sé es que mi mejilla descansa contra la tela que cubre su pecho mientras mi cuerpo es envuelto en el calor de sus brazos.
No sé si he muerto o entrado a algún mundo paralelo porque Edmun Matters me está abrazando.
Mis brazos permanecen inertes a mis costados, tomo lentas respiraciones que me permiten inundarme de la fragancia que desprende el cuerpo de Edmun. Me aprieta contra su pecho, su calor corporal me envuelve completamente y me estremezco cuando siento su barbilla reposar en mi cabeza.
Seguramente me está resguardando del frío, pero de alguna manera este abrazo se siente como si recogiera los pedazos que a veces siento perder y los uniera de uno a uno a mi cuerpo, de manera correcta. Un tanto temblorosa muevo mis brazos antes de envolverlos de manera floja en su cintura. Él ríe lo que ocasiona que mi mejilla vibre contra su pecho debido al movimiento.
—No tengas miedo, debemos evitar que mueras del frío.
—Pensé que te gustaría deshacerte de mí.
—No, la humanidad necesita de niñas buenas como tú. Hay demasiada maldad y depravación en el mundo, tú le das un poco de luz a tanta oscuridad, no puedo prohibirle al mundo disfrutar de ello.
—Gracias.
Aprieto mi agarre perdiendo cualquier sensación de frío, ahora todo es calidez y un olor masculino increíble que podría embotellar para conservar. Este abrazo, de un tipo que pensé me odiaba de alguna manera, consigue hacer que sienta un nudo en mi garganta, repentinamente desearía que más que protegerme del frío, lo hiciera porque es mi amigo al menos.
Me gustaría recibir más que unos pocos abrazos de ocasiones especiales; en el programa me abrazan, no lo niego, pero suele suceder solo ahí. Afuera los fanáticos lo hacen cuando no se sienten demasiados intimidados, pero son todos los abrazos que suelo conseguir. No hay mucho de ellos en mi vida y la idea me entristece.
Él crea una pequeña brecha entre nuestros cuerpos que me obliga a separar mi mejilla de su pecho, alza la vista y me está observando.
—Debo admitir que ese horrible pintor debería saber lo afortunado que es de tener una admiradora tan leal y apasionada de su trabajo. No todos los días alguien consigue contar con un admirador como tú.
—No me importa que lo sepa, me conformo con disfrutar de sus creaciones.
—Tengo otro punto de cosas que te saquen de tu zona de confort en la lista.
— ¿Cuál?
—Ser besada por un profesor de historia del arte.
No me da tiempo a procesar sus palabras cuando siento sus labios deslizándose en una caricia superficial por mi barbilla, va ascendiendo hasta que siento su respiración contra mis labios. Mi corazón se acelera y me encuentro demasiado nerviosa. Bajo mi vista a sus labios viéndolo lamerlos antes de que los roce contra los míos.
¿Qué hago? ¿Desde cuándo se supone que yo quiero ser besada por Edmun?
Sus brazos vuelven a apretarse a mí alrededor, pegándome a su cuerpo mientras su boca húmeda cubre la mía. Repentinamente es como ser rodeada solo por la presencia de Edmun, no hay nada más. Es su olor, su cercanía, el calor de su cuerpo y el beso que comienza a darme. Su barba raspa un poco mi piel, pero no es irritante, es algo nuevo y agradable. Sus labios barren los míos inmóviles y presiona continuos besos como si pretendiera quebrar mi voluntad, lo cual consigue cuando cierro mis ojos y aprieto mis manos en su cintura a medida que de forma tentativa sigo los movimientos de su boca. Es cálido, lento y parece que me hipnotiza mientras me besa sin llevar ninguna prisa. Siento la humedad de su lengua contra la comisura de mi boca y entreabro mis labios a la expectativa de lo que sigue...
— ¿Val?
Abro mis ojos con rapidez al igual que lo hace Edmun, deshago el agarre de mis brazos en su cintura y salgo de su abrazo tropezando. Veo hacia donde viene el llamado de mi nombre encontrándome con Rayan y Parker, ambos luciendo muy sorprendidos. Lentamente Rayan esboza una sonrisa.
—Lo siento, Val, pero dijiste que te cuidara y ya voy a casa, solo te buscaba...No pretendí interrumpir nada.
—No...Yo necesito irme a casa, las plantas...—Que no tengo—mMi gato— Que tampoco tengo— y limpiar —el apartamento que está limpio—, me necesitan. Debo irme, ahora. Sí, sí, debo irme.
Tropiezo alejándome de Edmun y caminando hasta mis amigos, cuando llego hasta ellos, mi mano se aferra con fuerza al brazo de Rayan. Él ve detrás de mí y luego siento la presencia de Edmun.
—Fue un placer sacarte de tu zona de confort, niña buena.
—Gracias —Consigo decir sin verlo. Creo que estrecha las manos de mis amigos antes de irse.
Veo su espalda alejarse y mi corazón aún late de prisa ante el hecho de que estaba a instantes de profundizar un beso con Edmun. Un beso que me estaba gustando demasiado y yo no hago estas cosas. Yo no beso a las personas sin ir a citas, y de hecho, hasta hace poco llegué a pensar que yo era un desastre en el tema de los besos debido a la poca experiencia que he tenido en ello.
—Eso sí que ha sido interesante de ver —Rompe Parker el silencio. Alzo mi mano en señal de pausa.
—No viste nada.
—Tranquilo, Parker, puedo enseñarte a cómo ser ciego— Se ríe Rayan pasando su brazo por mi cuello antes de besar mi frente—. Vamos, parece que te estabas divirtiendo mucho, llegó el momento de llevarte a casa.
—Sí, por favor. Creo que he estado soñando durante horas.
Parker y Rayan ríen, comenzamos a alejarnos de la terraza, pero yo sé que ni siquiera en otro continente podría olvidar alguna vez lo sucesos de esta noche.
***
16 de febrero, 2016.
Saludo a todos al llegar mientras camino hasta mi camerino, el que comparto con Krista, en el camino me topo con Austin y me detengo para sonreírle.
—Me gustó el reportaje que has hecho sobre el seminario en Liverpool, ese que trata del enfoque cultural sobre los conflictos en el Medio Oriente.
—Gracias —Me sonríe antes de comenzar a jugar con el piercing en la esquina de su ceja izquierda—, lo aprecio mucho viniendo de ti, admiro tu trabajo.
—Me halagas. Cuando quieras podemos discutir cualquier tema, amo los debates y escuchar otras opiniones sobre estos temas que tanto me cautivan.
Antes solía tener esos debates y discusiones con Jocker incluso después de nuestro divorcio, pero es algo que ahora él hace más que todo con Adelaide y está bien porque Adelaide es muy buena en el tema; ahora suelo hacerlo de vez en cuando con Parker, pero siempre será increíble tener nuevas personas con las cuales discutir sobre estos temas.
—Genial, entonces no te espantes cuando luego no puedas callarme.
—Todo sea por un buen intercambio de argumentos —Le sonrío y continúo mi camino.
Cuando llego a mi camerino, Krista aún no ha llegado. Veo la muda de ropa que tiene mi nombre en una hoja y procedo a cambiarme. A medida que me visto, mi mente una vez más vuelve a la noche del viernes, a todo el intercambio y conversación con Edmun e inevitablemente vuelve al beso que iniciamos. Me estremezco.
No he dejado de pensar en ello.
A veces comienzo a pensar que solo lo imaginé, pero recuerdo perfectamente cómo se sintieron sus labios sobre los míos, su barba contra mi piel y sé que no fue producto de mi imaginación.
Meto la camisa dentro de mi falda entubada y ajustada cuando hay un toque en mi puerta, indico que pueden pasar mientras me calzo los zapatos de tacón. Sara trae consigo un sobre que me entrega.
—Esto estaba en el correo para ti.
—Gracias, Sara.
— ¿Ya estás lista para maquillarte?
—Sí, solo deja que me coloque los accesorios —respondo leyendo la letra cursiva en el sobre tamaño carta. Solo dice que es para mí—. Es raro, no tiene remitente.
— ¿Un admirador secreto? —dice y yo rio.
—No lo creo, pero salgamos de dudas.
Rasgo lo suficiente para tener acceso al contenido del sobre, saco una pequeña nota que no tardo en leer:
«Algunos tipos de artes sirven para conectar más de un alma, espero tener la fortuna de que la mía tenga alguna conexión con la tuya.
Soy admirador de tu trabajo, espero y aprecies el obsequio»
Frunzo el ceño sin entender y saco la hoja tamaño carta del sobre, lo giro y jadeo cuando me veo. Es un dibujo de mí hecho a carboncillo, es mi perfil mientras de fondo se ve el escenario en el que suelo presentar mi sección con Parker. Estoy seria y me veo melancólica a la vez que pensativa. Es un dibujo precioso en el que me gustaría haberme visto más feliz. Lo acaricio con mis dedos y llego a una palabra escrita debajo: "sonríe;" y un pequeño grito escapa de mí cuando veo la firma.
— ¡Oh, Dios mío! ¡No puede ser! —Estallo en una risa y abrazo el dibujo a mi pecho.
— ¿Qué? ¿Qué es? —pregunta Sara.
Sacudo mi cabeza aún incrédula sin dejar de reír y salgo de mi camerino yendo directamente al de Elise y Breana, choco con Jocker en el camino.
—Lo siento, lo siento.
— ¿De dónde viene tanta prisa? —Parece divertido.
—Soy yo ¡Mira! Soy yo— Volteo el dibujo para que lo vea y cuando va a tocarlo lo alejo, él enarca una de sus cejas—. No lo toques con tus sucias manos.
—Definitivamente esa eres tú y en definitiva me siento ofendido, mis manos siempre están limpias.
— ¡Sí! ¡Soy yo! ¡Y al diablo tus manos! —Lo dejo en el pasillo para abrir la puerta del camerino de Elise y Breana, la última grita del susto mientras está a mitad de ponerse un short. Cierro la puerta detrás de mí.
Elise tiene la pintura labial suspendida frente a su boca sorprendida por mi intromisión repentina. Todo es silencio y entonces suelto una risa.
—Muy bien, ¿Mi caramelito de miel enloqueció?
—Comienzo a tener miedo —responde Elise—. Ella no habla y solo está sonriendo, mucho.
Ruedo mis ojos antes de alzar el dibujo, Breana parece desconcertada y Elise muy sorprendida.
—Acaso ¿Ese es...?
— ¡Sí! E Schwarzenberg me ha dibujado ¡A mí! Me ha enviado un dibujo de mí.
— ¡Mierda! —Elise sonríe acercándose y viendo el dibujo con total reverencia, ella me entiende—. Es una pieza espectacular, es precioso, Val.
—Sabe que existo.
—Lo sabe, preciosa —Se ríe—. Y sabe lo hermosa que eres porque lo reflejó a la perfección.
—Mi corazón late muy rápido —confieso. Siento que vuelvo a ser adolescente y vivo una experiencia que no tuve antes.
—Ow, esto es tan romántico —Breana quien finalmente se puso el short se acerca con una gran sonrisa—. Tu pintor soñado decide enviarte una nota de amor a través de su arte. ¡Bellísimo!
— ¿Cómo te sientes, Val? —pregunta Elise sonriendo.
—Increíblemente inestable.
Pero la verdad es que siento la misma euforia que cuando Edmun me abrazó y me besó. La sensación de no controlar mis emociones y tener un descontrol en mí. Simplemente no puedo borrar mi sonrisa.
Ha sido el regalo más bonito que he recibido alguna vez.
Holaaaa, me reiré un buen rato porque todos "Oh, esto será tan lento" y estos vienen y jijiji, sí, me rio.
Volvemos a las numeraciones:
1. Valerie interactuando con otras personas con ayuda de Edmun.
2. Edmun tomando la mano de Valerie.
3. Valerie con su trago y ese momento de la sonrisa de Edmun junto a los elogios.
4. Pintura en las uñas, hablar de su trabajo y conversación en general.
5. La discusión por el pintor austriaco.
6. El abrazo.
7. Ese beso sin lengua que igual estuvo ricolino.
8. ¿Creen que Rayan enseñe bien a Parker a ver sin ver?
9. No sé si captaron que en cierta línea hubo una indirecta de Edmun a Val.
El hada en esta ocasión señala a la bella Eymi. Sufres mucho leyéndome, pero te gusta el masoquismo y aquí sigues, y a mí también me gustará seguir torturándote así So, nos queda mucho.
Adelanto de capítulo tres:
—Es bastante lamentable, era tan joven. No es que fuera ña más agradable, pero es triste saber que su vida se apagó —Se lamenta, bajo el volumen de la televisión porque no necesito escuchar más de la triste historia—. Cada vez parece más común encontrar muertes por sobredosis, es tan triste.
***
Me gustaría un amor lleno de pasión.
***
El muy, muy...Muy...Idiota me ha colgado. Golpeo mi pie contra el suelo. Doy un repaso lento por el estacionamiento vacío. Estoy sola.
***
—Paranada, conozco unas maneras más interesantes de jugar, si gustas
***
—Agradable...Hastaahora difícilmente asociaba la palabra contigo.
***
—Nunca está demás guardar nuestros propios secretos ¿no?
***
—Sí, creo que te perdiste de tu casita de cristal —Es todo lo que me dice antes de darse la vuelta y caminar hacia la barra.
***
— ¿Me haces una favor? —Prácticamente estoy siseando.
***
Mis niños recuerden que pueden encontrar cosas referentes a la saga en la página de facebook: saga infonews de Darlis Stefany, no se cobran los likes jejeje.
Espero les guste.
Un beso.
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