Capítulo cuarenta y nueve: Un Lord y una Duquesa
Capítulo cuarenta y nueve: Un Lord y una Duquesa.
Edmun.
14 de septiembre, 2016.
El tiempo para mí siempre pareció algo muy complicado, algo que cuando lo analizaba me traía grandes dolores de cabeza e incertidumbre. Me esforzaba en no darle importancia en la misma manera en la que sabía que sí me importaba.
En mi infancia me recuerdo viendo el gran reloj en la pared de la sala sabiendo que en cualquier momento las agujas apuntarían la hora en la que Luhanne aparecería para llevarnos a "hacernos hombres". Pensé que el tiempo volaba cuando mamá me hablaba con suavidad por las noches y besaba mi frente deseándome buenas noches, siendo ella la única fuente de dulzura en lo referente a padres. El tiempo se me hizo aterrador esos breves minutos en donde Niklas y yo fuimos capturados y luego fue dolorosamente lento cada día en cautiverio en donde conocí todo tipos de dolores que nadie debería experimentar. El tiempo se me hizo un infierno posterior al secuestro y mientras me consumía con pesadillas.
El tiempo me supo a segunda oportunidad cuando llegué a Londres y me supo a amor cuando mis abuelos me enseñaron sobre una nueva vida en donde debía dejar el pasado atrás, en donde conocí a dos peculiares niños tan diferentes a mí, pero que por alguna razón me cayeron bien. El tiempo fue irresponsable cuando poco a poco me fui alejando de mis hermanos y doloroso cuando al volver, Niklas me despreciaba junto al rechazo de Gesine.
El tiempo fue constante, caótico, loquísimo y memorable con el pasar de los años con cada logro que alcanzaba, días y minutos de mi vida en donde me convertí en Edmun Matters. El tiempo fue cómo una maldita espiral cuando conocí a la mujer más hermosa, cautivadora e intrigante que había visto alguna vez y fue un poco molesto cuando me fui enamorando poco a poco. Explosivo cuando me reencontré con mis hermanos, preocupante cuando Fabienne estuvo mal en mis brazos, desgarrador con el asesinato de Alesso y agobiante con la desaparición de Livia.
¿Ahora? En este instante el tiempo se me hace lento, incierto, torturador y aterrador. Los minutos pasan convirtiéndose rápidamente en horas y pronto las horas se han vuelto semanas que concluyen en meses. Y con ello viene el miedo de preguntarme cuándo volveré a casa, cuando podré estar con Valerie y si incluso al volver, ella no se habrá cansado de esperar.
Es ese mismo tiempo el que también me hace cuestionarme sobre Livia, no hay día en el que no piense en ella y puedo ver cómo cada día nos afecta más, aunque mis hermanos sepan manejar toda esta presión y yo poco a poco me esté adaptando también a la dinámica.
Luhanne sigue encerrado sin hablar, creo que Niklas no lo lastima aun porque barajea otras posibilidades, pero no por falta de ganas. Mamá es simplemente una persona que ha recurrido a cerrarse en su mente para sobrevivir toda esta situación.
Creo que finalmente ella se quebró en esta vida que la escogió, pero que ella también eligió. Al principio sus comentarios me enojaban, pero luego entendí que es su refugio. Actuar cómo una familia clásica, hacer a un lado el dolor de perder a su amado esposo, su nieto y la desaparición de su hija. Prefiere enfocarse en pequeñas cosas que la hacen sentir útil, quiere ser una mamá criándonos sin entender que ya crecimos y que somos recelosos sobre muchas cosas.
He tenido tiempo para aprender a no juzgarla. Anton pudo ser un papá carente, pero nunca fue un mal esposo. Mamá pudo haber elegido esta vida incluso después de saber la verdad, pero de haber sido distinto ¿Quién garantiza que no hubiese terminado cómo Livia? No es cómo si entrarás y salieras a tu antojo en una organización criminal. Tal vez ella siempre supo que no tenía opciones, entró bajo engaños y cuando supo la verdad, quizá, prefirió convencerse de que si lo elegía, entonces no tendría que decir que fue obligada a quedarse.
Luhanne y Anton solían decir que este es un mundo de hombres donde la mujer es una debilidad con la cual te cuelgan de los huevos, pero que eran un mal necesario. Nunca creí que Anton se creyera las palabras porque sé cómo veía a mamá, también sé cómo se desvivía por ella; si nos hubiese dado la mitad atención y cariño que le dio a mamá, las cosas hubiesen sido muy distintas. Ese pensamiento bárbaro de Luhanne, que intentó meternos en la cabeza, es el que tienen mucho solo que agrégale la horrible frase "al menos que vuelvas a la mujer un negocio o un placer".
Estoy perdiendo tanto mi sentido que mis pensamientos ya me delatan, solo hay que fijarse la manera en la que salto de un tema a otro con la más mínima conexión. Yo...Me estoy acostumbrado, adaptando y eso no es bueno.
— ¡Déjame ver! —Escucho Dietmar y luego hay un golpe seco en el pasillo afuera de mi habitación—. ¿De verdad acabas de empujarme y hacerme caer?
—Deberías estar más atento —Es la respuesta de Lorenz—. Siempre alerta.
La puerta de mi habitación se abre sin que toquen. Lorenz repara en mi sudor, la ropa deportiva y las pesas que tomé del gimnasio. Sonríe mostrándome su pulgar con aprobación porque él debe de ser la persona que más usa el gimnasio en esta casa, lo cual explica bastante su condición física.
—Tengo algo para ti, tómalo antes de que Die lo haga.
Acortando la distancia me da un fajo de lo que deben ser al menos diez fotos. Admito que la respiración me tartamudea y el corazón se me acelera cuando veo que se trata de Valerie y no solo de ella, también de sus hermanos y el bebé calvo...Que ya no lo es.
—Deberás quemarlas en un rato, no quisieras que alguien las viera —Me advierte Lorenz antes de salir de la habitación.
Dietmar entra cuando me estoy dejando caer sentado sobre la cama y rápidamente se ubica a mi lado. Es increíble que ver diez fotos puedan traerme tantas emociones. Ocho de ellas son de Valerie, en algunas sale Lucas y en otras sus hermanos. Trazo con mis dedos su belleza, la sonrisa en aquellas en las que sus labios se curvan, ese cabello que siento que nunca he podido pintar a la perfección, esa mirada que transmite tanto...La veo simplemente porque eso es algo que amo hacer y que ya no molesta tanto admitirlo.
La primera vez que vi a Valerie Evans se sintió cómo estar frente a un carro que venía a toda velocidad. Ahí estaba una mujer que no esperaba ni pedí conocer. Una mujer tímida que me dio una mirada incierta y apreciativa mientras se pegaba todo lo que podía a uno de sus amigos, pero esa de igual forma fue una mirada inteligente, contemplativa y apasionada de la que ella misma desconocía. Sentí que ella era un auto que impactaría conmigo con demasiada fuerza y eso me cabreó, demasiado.
Pensé "¿Quién carajos es esta intrusa que me quiere hacer despertar?", pero pese a enfadarme por lo que sentí no podía no verla; la vi por mucho tiempo esa noche. Me sentía molesto por estar intrigado y me sentía más molesto de que fuera por una mujer que se veía tan pura e inocente, alguien que de ninguna manera debía mezclarse con mi suciedad, pero también quería que me viera como si un cruce de miradas intensas me fuera a dar todas las respuestas. Pronto descubrí que hacerla rabiar me daba un atisbo del fuego que se esforzaba en aplacar, verla rabiar era ver chispas a su alrededor y el indicio de un carácter reprimido ¿Así qué que hice? Jugué con su fuego con la falsa creencia de que no iba a quemarme, me dije "¿Qué hay de malo en hacerla arder?" te diré lo que pasó: mientras ella ardía yo también lo hice y terminé entendiendo por qué me sentí paralizado frente a un auto a toda velocidad cuando la conocí.
Mi subconsciente siempre supo que era una obra de arte invaluable y en la misma medida en la que me enfadó en un principio que fuera tan diferente a mí, fue algo que poco después comenzó a cautivarme sin darme cuenta. Mientras más me metía en su piel haciéndola molestar, más deseaba otras reacciones. Quería saber cómo era esa niña buena perdiendo el control, no pensé que llegaría tan lejos. No pensé que de hecho quisiera avanzar más, nunca me planteé volver atrás para decirme "retrocede" todo lo que escuche fue un "avanza" porque no había manera en la que renunciara a la oportunidad de conocer, de una mejor manera, a la mujer que se metió debajo de mi piel y luego en el maltratado corazón del que siempre fui muy receloso.
Pensar en Valerie es cómo pensar en un conjunto de colores en los que quieres perderte y mezclarte una y otra vez. Cuando pienso en Valerie mis pensamientos van de un lado a otro, me hace sentir indefenso y al mismo tiempo poderoso. Me hace ser un idiota en la misma medida en la que me hizo descubrir cosas buenas de mí. Y fue justamente con ella que aprendí que incluso, yo, un tipo con un pasado oscuro y una familia criminal, podía ser una pintura que valiera la pena apreciar por unos ojos lo suficiente bonitos y contemplativos en la misma medida que valientes y capaces de ver más allá de mi bravuconería y mala actitud. No es que mi personalidad sea una máscara, pero soy consciente de que pocos la aguantan, lo cual me da francamente igual.
—Luke está inmenso —Volteo a ver a Dietmar que acerca la foto a sus ojos—. ¿Pero cuándo creció tanto? ¡Y es precioso! Provoca fundirlo en abrazos...Oh, pequeño Luke, qué bonito.
—Y tiene cabello —agrego con una pequeña sonrisa.
— ¡Y parece que será rubio! Eso es inesperado. Tal vez consiga un rubio ercano a mi cabello ¿Eh?
—Claro —digo sin prestarle atención y pasando las fotos.
Las últimas dos son de mis mejores amigos, los dos hombres que sin saberlo influyeron demasiado en mi vida, a quienes también considero unos hermanos y quienes siempre me han llenado de un orgullo que no digo en voz alta muy a menudo. Alexander y Matthew son dos hombres muy distintos entre ellos y frente a mí, pero son dos personas invaluables e irremplazables. Los extraño y me pregunto si Alexander aceptará mis palabras y se casará incluso si no estoy, de verdad, deseo que no esperé por mí para hacer algo que sé lo hará feliz.
Sé cuánto le costó conseguir el tipo de amor que está viviendo, luego de tantos tropiezos amorosos finalmente está en un punto que solo soñó. A lo largo de los años lo he visto atravesar más corazones rotos que una serie juvenil con cinco temporadas. Tenía mis dudas sobre Caddie – Cassidy – en un principio, siempre he sido desconfiado y me descolocó que conociera a ésta mujer que hizo explosión en su corazón porque genuinamente pensé que entre él y Alexa tal vez habría algo, pero finalmente terminé por entender la manera en la que se sentía la noche en la que mientras bebíamos los tres, nos dijo "es ella, la amo y ella me ama, me aterra en la misma manera en la que me emocionan estos sentimientos" y lo entendí, porque así me siento sobre Valerie. Quisiera acompañarlo el día que llegué a casarse, pero aquí todo es tan incierto que nada está garantizado.
Dietmar en algún punto se va hacia el gimnasio y yo me quedo aferrado a estas fotografías que me hacen feliz en la misma medida en la que me sumen en la tristeza, porque representan momentos que estoy perdiendo y me recuerdan la enorme distancia en tiempo y espacio que hay entre nosotros.
Quemar las fotografías tres horas después, supone un dolor que no esperaba, trato de aferrarme a la visión de ellas hasta que el último pedazo arde en la chimenea de la sala de estar. Escucho unos pasos desde atrás, pero no me tenso viendo su reflejo en el vidrio de una de las ventanas. Pronto Fabienne se encuentra envolviendo sus brazos a mi alrededor desde atrás cómo un pequeño oso de peluche queriendo consolarme.
—No estés triste, hermano mayor. No sé qué sucede, pero que te consuele el hecho de que te amo y hoy eres mi hermano favorito.
Eso me hace sonreír de costado antes de girarme y pellizcarle la nariz haciendo que gruña, pero luego ríe y me toma de la mano tirando de mí para que camine.
—Vamos, tomemos tu lección de italiano para desafiar tu mente y que no pienses más en cosas tristes.
—Debo decir que en este instante te sientes cómo una bendición —Le hago saber.
— ¿Solo en este instante? —pregunta ofendida.
—Solo en este instante —aseguro haciéndola resoplar, lo que me hace soltar una risa bastante baja, pero al fin y al cabo una risa en mucho tiempo.
***
22 de octubre, 2016.
— ¿Un perro? —pregunto.
—Sí, un perro. Es tu responsabilidad cuidarlo mientras no estoy —señala Niklas.
Veo de nuevo al perro que es una mezcla de razas que no termino de entender. Tiene el hocico como un pastor alemán, pero es peludo cómo algún Golden, sin embargo, también parece un labrador. Veo al perro que no deja de moverse mientras Niklas lo baña en una bañera que forma parte de uno de los enormes baños.
Lorenz se encuentra ayudando a Niklas con algo de emoción, lo que me hace imaginar que este perro será importante para ellos. Nunca se nos permitió tener mascotas para que no nos encariñáramos; los perros que cuidaban nuestra casa fueron entrenados para ser asesinos frente a los intrusos o bajo órdenes, por lo que si nos acercábamos a ellos era más probable salir sin un dedo que hacer que batieran la cola. Así que este perro rescatado de la calle y con una pata herida ha conseguido un hogar en donde no me quedan dudas de que lo tratarán cómo a un rey. Nada más hay que ver cómo los cuatros se encuentran felices con él.
Fabienne y Dietmar se mantienen en el marco de la puerta viendo con diversión al perro que Niklas baña. No me creo capaz de juzgar la situación porque Gring para mí se sintió igual, amo a ese maldito loro listillo.
En mis planes no estaba cuidar de un perro, pero viendo el entusiasmo de los cuatros supongo que esa vena oculta de hermano mayor que quiere ver a los pequeños tontos felices, decide ceder, además los ojos cafés del perro son bastante conmovedores mientras me miran cómo si dijeran "vamos, no digas que no".
—De acuerdo —concedo—. Puedo hacer eso, pero hay que entrenarlo y no limpiaré su mierda. Dietmar ayudará ya que también pasa tiempo aquí sin hacer mucho.
— ¡Con gusto!
—El mejor veterinario vendrá en dos horas a chequearlo—dice Lorenz rascando detrás de la oreja del perro y haciendo que se alborote.
Grandes cantidades de agua caen afuera de la bañera, sobre Niklas e incluso un poco me salpica. Aquí estamos, cinco de los hermanos Schwarzenberg en un enorme baño con un perro excallejero que ahora es de la familia.
— ¿Cómo lo vas a llamar? —Le pregunto a Niklas puesto que fue quien lo encontró y trajo.
—Foster —dice sin dudar.
— ¡Y Spencer! Ponle también ese —ruega Fabienne—. Foster Spencer
—Schwarzenberg —Dice Dietmar y ambos se chocan las palmas en acuerdo de lo que llaman "una genialidad."
—Mira nada más, Foster Spencer, conseguiste un nombre con clase, ya no suenas barato —Se ríe Lorenz—. Bienvenido a la familia con tus nombres humanos.
La mayoría de las personas llaman a sus perros con nombres cortos, creativos, de objetos o de la naturaleza, pero no, mis hermanos han llamado a un perro callejero con dos nombres humanos e incluso un apellido, no puedo evitar sonreír.
—Ahora es un perro con clase —Me burlo—. Lord Foster Spencer.
—Me gusta el Lord —reflexiona Niklas—. Sí, Lord Foster Spencer Schwarzenberg, te protegeremos porque vales más que muchas vidas humanas.
— ¡Viva Lord Foster Spencer! —proclama de manera dramática Lorenz y el perro ladra, supongo que acepta tal nombre tan ridículo.
Pronto el perro se encuentra listo de su baño, pero cuando Lorenz se propone secarlo, sale corriendo dejando un rastro de mucha agua a su paso y pasando a Dietmar que intenta atraparlo. Los cinco nos vemos compartiendo una larga mirada.
—Niklas y yo ala oeste, Die y Fabie ala este. Moritz te toca el área central —acomoda rápidamente Lorenz y todos, incluso Niklas, asentimos.
Luego todos están corriendo detrás del perro, lo mío es más un paso apresurado. Fabienne se cae de culo con el rastro de agua y Lorenz se ríe. Dietmar derrapa en el suelo casi atrapando Lord Foster Spencer que ladra y sacude la cola con entusiasmo. Extrañamente y por pocos minutos, la sala se llena de risas mientras perseguimos a un perro que no se deja atrapar. Hay más de una caída, choques y maldiciones.
Niklas se arroja sobre el perro atrapándolo, pero luego es arrastrado mientras se aferra a él, hasta que se suelta y se queda acostado boca arriba en el suelo en donde el perro regresa para lamerle la cara.
—Eres astuto escapando, sí, naciste para esta familia —Lo felicita incorporándose.
Estoy jadeando, sudando y con un dolor en la rodilla ante una caída persiguiendo al travieso perro, pero ha sido un momento tan normal, familiar y tranquilo que ni siquiera tengo una queja en voz alta al respecto y supongo que así se sienten ellos también.
Pero el teléfono de Niklas suena y las sonrisas se borran recordándonos que Livia está en peligro, que nos necesita y no hay descanso hasta encontrarla, solo espero que sea con vida.
***
7 de noviembre, 2016.
Hay gritos y tal vez si estuviese arriba no tendría que escucharlos, pero siempre he sabido que la curiosidad muchas veces es el peor enemigo del insufrible y miserable ser humano.
Esta mañana, hace aproximadamente cinco horas, Niklas llegó junto a tres hombres. Dos de esos hombres traían consigo a alguien con la cabeza cubierta con una capucha negra, por la manera en la que lo arrastraban no creo que estuviese feliz con ser el invitado. Me quedé ahí de pie en mi balcón viendo toda la escena pasar. Niklas se veía imperturbable cuando Lorenz llegó en otro auto con una mujer pelirroja, con complexión nada saludable que francamente lucía en un estado catatónico, se veía cómo una chica joven que no fue delgada, pero cuyo peso bajó de manera tan drástica hasta volverla unas cascara.
No sé qué discusión pasaría entre mis dos hermanos, pero Lorenz parecía enojado mientras señalaba a la mujer que se arrodilló ante Niklas y abrazo su pierna, cuando Lorenz intentó separarla, la mujer intento golpearlo y atacarlo, cosa que fue detenida por uno de los hombres que llegó con Niklas y que le inyectó algo a la mujer. No sé qué intercambio pasaba entre Nik y Lo, pero el aire parecía tenso cuando se adentraron a la casa junto al hombre cargando a la mujer. En última instancia, Lorenz había alzado la vista y nuestras miradas se encontraron antes de que terminara de entrar.
No me di cuenta de que estaba aferrándome con tanta fuerzas a la baranda de mi balcón hasta que baje la vista y noté mis nudillos blanquecinos. Intenté ser esta horrible persona que finge que no vio lo que pasaba y que no era mi asunto, pero tras horas de mantenerme pintando e intentado callar mis pensamientos, no pude luchar más contra la intriga, preocupación y admito que algo de curiosidad.
Esa es la razón por la que estoy de pie en el inicio de las escaleras escuchando gritos de lamentos, algunas suplicas dichas en italiano y sollozos. Sé que no debo bajar, sé que debo mantenerme lejos de todo esto, sin embargo, doy un paso en cada peldaño y luego en el oscuro pasillo de este sótano – o cómo quieran llamarlo – y en donde permanece en alguna habitación Luhanne mientras sigo el sonido de una breve risa fría.
Tomando una profunda respiración me encuentro alzando la vista para ver a través de la ventanilla de la puerta de donde vienen los lamentos. Dos hombres se encuentran detrás de Niklas, quien sostiene lo que luce cómo un mazo, las mangas de su camisa se encuentran subidas hasta los codos y la sangre cubre esos espacios de piel expuestos. Dirijo la vista hacia él hombre colgando de sus brazos, cubierto de sangre y con múltiples heridas, pero que ya no llora, ahora ríe cómo un desquiciado.
Niklas ladea la cabeza hacia un lado cómo si evaluara algo. Hay habitaciones insonoras en este lugar, si Niklas escogió esta es porque desea a que escuchen a ese hombre sufrir.
—Hai bisogno che te lo spieghi?—Escucho a Niklas antes de que curve los labios en una pequeña sonrisa—. Molto bene.
»L —golpe en las costillas —I —en una rodilla que hace que el hombre cuelgue y sus brazos se tensen más— V —en el costado— I — en un brazo—A —con la punta del mazo le da en el centro del estómago y el hombre escupe sangre.
—Dovrai uccidermi, ma preferirei...vederti soffrire... inconsapevolmente, feccia austriaca —El hombre le escupe.
Entiendo algunas palabras, en el tiempo que he estado aquí – todos estos largos meses – he estado estudiando italiano. Comenzó cómo una iniciativa para conocer mejor a Fabienne, quien me explica muy bien del idioma, pero siempre he sido bueno aprendiendo de lenguas extranjeras y me he sumergido tanto para ocupar tiempo, que no me es difícil entenderlo actualmente.
—Qualcuno ti ha avvertito che sputare è scortese? —pregunta Niklas viendo hacia su zapato lleno de sangre—Quindi preferisci morire? Ti farò morire, ma non così facile.
Lo entiendo. No le importaría matarlo, pero quiere hacerlo sufrir. El hombre dice que no le importa, que de igual forma no va a hablar a lo que Niklas responde que seguirá buscando a basuras italianas. Hay una advertencia sobre que mi hermano iniciará una guerra y la respuesta de Niklas es encogerse hombros.
—Se non parli, non hai bisogno di una lingua —dice Niklas retrocediendo y uno de los hombres avanzan.
Él voltea y su mirada se encuentra con la mía, hay salpicadura de sangre en su rostro. Luce calmado y pese al espacio separándonos, entiendo su sacudida de cabeza y la leve inclinación que me da: "No veas".
Llevo la vista a uno de los hombres tomando con una pinza la lengua del tipo despotricando que lo mate, que nunca hablará y giro cuando el cuchillo baja. Me paso el dorso de la mano por encima de los labios limpiando el sudor apareciendo, mi respiración es pesada y noto que las manos se me han puesto algo frías. No hay manera en la que pudiera acostumbrarme a esto, ver a personas ser torturadas es cómo verme a mí o a Niklas muchos más jóvenes en una sucia habitación sufriendo.
De la habitación de al frente, Lorenz sale y me doy cuenta que trae arañazos a un lado del rostro. Los gritos desde la habitación detrás de mí vienen con fuerza y me estremezco.
— ¿Qué haces aquí? —Luce desconcertado— ¡Mierda! ¿Estás teniendo un ataque de pánico? Te ves horrible.
No respondo, en lugar de ello me enfoco en mi respiración pesada y ruidosa, en estabilizar los latidos de mi corazón mientras los gritos detrás de mí cesan. La puerta se abre y de manera leve me llega el olor metálico de sangre. Pasando de mí, Niklas se detiene a un lado de Lorenz quien le da una larga mirada. El menor lo ve fijamente y luego maldice pasándose las manos por el cabello.
—Lo mataste ¡No se supone que lo mates! Información, Niklas, eso es todo lo que tenías que hacer y que gritara para que el viejo escuchará lo que puede pasarle a él. Matarlo no era una opción.
—No lo he matado...Pero... —dice viendo al techo.
— ¿Pero qué? Debemos devolver a ese tipo mañana antes de que su gente lo note.
—No creo que pueda darnos información, al menos no ahora —Niklas se rasca la barbilla—...No tiene lengua.
Hay unos largos segundos en dónde se ven y me sacudo recordando la pinza tomándole la lengua antes de que el afilado cuchillo cayera y...
—Lo dejé con una lengua bien puesta con la que me decía hijo de puta y cómo moriría —dice Lorenz con sequedad—. Tenía una lengua afilada para insultarme, Niklas.
—Y te estoy diciendo que su lengua ya no está.
Lorenz repentinamente lo toma del cuello de la camisa y le estrella la espalda de la pared, Niklas enarca una ceja, pero no le da ninguna otra reacción. Le tomo el brazo a Lorenz, pero se niega en dejar ir su agarre en Niklas.
—Tomar a esa basura italiana, golpearlo, hacerlo sangrar, obtener información y liberarlo. Ese era el plan y era muy simple, Niklas ¿Por qué tienes que complicarlo? No es momento de iniciar una puta guerra.
—La guerra empezó cuando secuestraron a Livia —responde Niklas tomándole las manos y sacudiendo la mía lejos— y la única razón por la que te dejo atacarme de esta manera es porque no me has hecho cabrear hoy.
»Soy el jefe y en donde hagas esto frente a otros, te recordaré lo que es atragantarse con un pastel de chocolate —dice con burla antes de que Lorenz lo libere.
Él se ve relajado, Lorenz estresado. Cuando Niklas comienza a hablar diciendo que el hombre no iba a decir nada útil y que era fastidioso, Lorenz me ve y dice que tal vez deberían hablar en privado porque no cree que yo quiera escucharlo.
—Moritz no matará a nadie ni torturará, pero no me comprometo a proteger a sus virginales oídos. Él sabe lo que hacemos, lo que hago y no podemos hacer una mierda sobre eso —sentencia Niklas—. Ahora está aquí y todos sabremos lo qué pasa con Livia, todos debemos estar atentos y protegernos. En este momento él no es Edmun, es Moritz.
Entiendo a lo que se refiere porque los últimos meses eso ha sido. Los he escuchado hablar de algunos negocios turbios, los he visto llegar con nudillos rotos y sangre en la piel; he escuchado maneras explicitas sobre lastimar a otros e infinitas promesas sobre asesinar a quienes hagan el movimiento equivocado. No es algo a lo que vaya o tenga que adaptarme, pero es algo que no puedo fingir no saber. Sí, esto me hace un cómplice, pero lo he sido siempre. He sido un cómplice desde el momento en el que vine al mundo dentro de una familia dedicada al crimen.
Así que una vez más escucho. Ese hombre pertenece a la organización de Maurizio, no es alguien con mucho rango, pero es leal lo que le ha permitido obtener mucha información. Llevaban un par de días planeando atraparlo y en efecto el plan era torturarlo, pero devolverlo antes de que notarán su ausencia. Lo trajeron aquí porque es un lugar donde no lo encontrarían y querían que Luhanne escuchara para que supiera que las amenazas de irle cortando los dedos si no habla sobre lo que sabe, son ciertas. El hombre resultó ser más leal de lo esperado y tal cómo escuché, se negó a hablar y ahora no podrá hacerlo nunca más.
— ¿Qué pasa con la mujer? —Me escucho preguntar y Lorenz se toca los rasguños del rostro—. ¿Por qué está aquí?
—Mujer adicta al crack y heroína. No es su mujer o novia, solo es su follada segura —responde Lorenz—. Algo me dice que fue robada de algún país y luego vuelta una adicta. Está cómo una loca exigiendo que no maten a su amor. Está perdida, pero nadie la ha lastimado...Al menos no nosotros, pero desde luego el sin lengua ha hecho un gran trabajo destruyendo su mente.
»Le di opciones, no las quiere. Solo quiere a ese hijo de puta que la volvió de la forma en la que es, Müller está con ella.
—Si es una adicta no tomará ninguna de tus opciones —señalo lo evidente—. No aceptas ayuda cuando quieres ahogarte y si vuelve con ese hombre, morirá.
—No puedes salvar a todos —Me corta Niklas.
—Necesita ayuda —Le digo dando un paso hacia él.
—Sí y no es la única persona necesitando ayuda ¿Tengo rostro de milagroso? Debes aprender a renunciar a algunas personas cuando te das cuentas que no puedes salvarlo a todos, Moritz.
—Acaban de decir que tal vez fue raptada de su país de origen, no vino por su voluntad. La obligaron a volverse esto ¿Y si fuese Fabienne?
Niklas se tensa y parece que se pasara la mano por el rostro, pero recuerda que está cubierta de sangre y se detiene. Él ve a Lorenz cómo si le pidiera en silencio que me explique cómo funciona el mundo, al menos este mundo.
—Ella. Quiere. Quedarse. Con. Ese. Pedazo de mierda. Sin lengua. Que la hizo. Una adicta. Y que podría morir —Me dice haciendo largas pausas.
—Ella. No. Eligio. Ser una adicta —insisto.
—Ingresémosla en una de las clínicas —interviene Lorenz—. Que la desintoxiquen y le den una oportunidad, ella verá que uso le da una vez esté en sus sentidos.
— ¿Clínicas? —cuestiono.
— ¿Sabes lo que es una clínica? —pregunta Niklas y yo ruedo los ojos—. Clínicas para ayudar o tratar a quienes lo merezcan, estas son pequeñas y solo para quienes vayan a sobrevivir. Y no, no están en Austria.
—Australia ¿Qué tal enviarla a esa? Y que cuando sane, tome la decisión de qué camino elegir, vamos a darle las opciones que otros le quitaron —Niklas se mantiene en silencio ante las palabras de Lorenz—. Hagamos esto por Moritz y por ella que no lo eligió. Está perdida.
»Estás en contra del comercio y esclavitud sexual, Nik y es bastante claro que esa mujer es víctima de ello.
Eso toca algo en Niklas, es una de sus debilidades y entiendo por qué, conocemos lo que es ser víctimas de algo tan denigrante, doloroso y traumático.
—Esa mujer es tu responsabilidad y la de Moritz. Hagan lo que quieran, lo dejo en sus manos, pero una oportunidad, Lorenz. Solo una. Encárgate de todo —Camina hacia la puerta detrás de mí—. ¿Cómo se llama?
Asiente luego de que Lorenz le dé el nombre y entra de nuevo a la habitación en donde los gritos han cesado. Lorenz toma la manga de mi camisa para hacerme caminar y lo sigo dando una larga mirada hacia atrás. Esto no está bien, pero así funcionan las cosas aquí.
— ¿A dónde me llevas? —pregunto.
— ¿Querías ayudar a esa chica? Bueno, trabaja, no seas un vago. Voy a explicarte cómo funcionan estas clínicas y vas a hacer todo el trabajo logístico para que ella llegue a Australia a recibir ayuda. Niklas lo dejó en claro, es nuestra responsabilidad. Entonces ¿Vas a ayudarla o renunciarás?
Ella no tuvo una elección, pero la ayudaré a tener una.
—Tendrá su segunda oportunidad —Salgo de su agarre y paso de él subiendo las escaleras—. Voy a ayudarla.
—Sí, pensé que dirías eso.
***
5 de diciembre, 2016.
—Perché non mi dai il motivo del bastone nel tuo culo? —dice Fabienne sonriendo y entrecierro los ojos hacia ella—. Fratellino, gioisci, sei un milionario e bello. —Se señala— Anche tu mi hai come sorella, non ti rende felice?
—Una sorella pazza e viziata non è qualcosa da festeggiare, ma una sorella che mi ha insegnato l'italiano è una grande cosa —respondo haciendo que me dé una gran sonrisa—. E non ho un bastone su per il culo
—Ci sono anche io! —Nos recuerda Dietmar lanzándole la pelota al perro que corre detrás de ella—Lunga vita al fratello maggiore che ora parla correntemente l'italiano!
—Lunga vita a nostro fratello! —dice Lorenz llegando.
Los tres volteamos a verlo, encontrando que entre sus brazos trae a un pequeño cachorro de pelaje blanco, pero sucio y que ladra cómo un loco haciendo que Lord Foster Spencer también ladre, solo que éste último parece un caballo arremetiendo cuando corre ladrando hacia Niklas que aparece. Lord sube las patas delanteras al pecho de mi hermano e intenta lamerle la cara, sorpresivamente creo que el perro es el único al que se le perdona que le toque o arruine la ropa.
— ¿Quién es? —pregunto poniéndome de pie y refiriéndome al cachorro que Lorenz sostiene.
Apenas me acerco parece que se volverá loco mientras ladra y sacude la cola. Se ve sucio y huele bastante mal.
—Es la nueva miembro de nuestra familia —Asegura Lorenz ajeno o sin importarle lo mucho que apesta esta cachorra—. Debe de tener poco más de un año.
—Se llama Catalina —señala Niklas.
— ¡Catalina Isabel! —agrega Dietmar con entusiasmo mientras se acerca y le rasca detrás de la oreja.
—Y obvio que Schwarzenberg —culmina Fabienne.
—Mucho gusto, Duquesa Catalina Isabel Schwarzenberg —digo, ya ni siquiera me molesto en señalar cuán ridículo resultan los nombres en esta cachorra—. ¿Se adoptarán más perros?
—La casa es grande —Es la respuesta de Niklas que le quita la pelota a Dietmar y la arroja para que Lord la busque—. Debes coincidir en que los animales son mejores que las personas, me caen muchísimo mejor.
—Concuerdo —digo—, pero ¿Qué pasa con esos nombres?
—Tú eres quien le da títulos nobiliarios —Me recuerda Lorenz—. Lord y Duqueza. En fin, ella necesita un baño antes de que el veterinario venga a verla.
—Te ayudo —se apunta Dietmar.
—Jugaré con Lord Foster Spencer —Nos dice Fabienne tomando la pelota que el perro le entrega con entusiasmo.
Él se comporta verdaderamente cómo un Lord cuando le ladra en una orden de que arroje la pelota de nuevo. Es increíble lo que estar con nosotros ha cambiado físicamente a este perro, se ve saludable y tan lleno de vida, le he agarrado cariño incluso cuando es un perro que vive para destrozarlo todo y en desorden.
—Hermano mayor, ven conmigo —Me ordena Niklas comenzando a alejarse.
Cuando ve que no lo sigo y que permanezco de pie con los brazos cruzados a la altura del pecho me mira claramente con desagrado, pero lo controla.
— ¿Qué quieres que diga? —pregunta fastidiado al ver que no me muevo— ¿Un por favor?
—Eso sería educado —Lo molesto.
Estos meses he descubierto que cabrear a Niklas con pequeñas cosas es un talento que me sale natural, por alguna razón él se controla con respecto a mí, incluso cuando sus ojos brillan con molestia o fastidio, se controla y asiente cediendo. Me parece fascinante y divertido haber descubierto esta extraña dinámica entre nosotros dos en donde pasamos de malentendidos y desagrados a una casi "típica" relación de hermanos en dónde el mayor fastidia lo suficiente al menor. Niklas me respeta, no sé si se daba a lo que vivimos, a que soy su hermano mayor o algún otro factor externo y eso es muy raro en algo en alguien como él que parece tener un liderazgo nato y mucha locura.
—Por favor, ven conmigo —pide entre dientes.
Sonriendo de manera leve comienzo a caminar y él respira hondo cómo si dejara ir las ganas de abofetearme o tal vez mutilarme. Ambos caminamos hacia uno de los estudios y en el corto trayecto le pregunto si piensa compensar todos los años en los que no nos dejaron tener perros consiguiendo a muchos más, su respuesta es encogerse de hombros antes de cerrar la puerta detrás de nosotros.
Camina hasta la estantería de licor del estudio y me ofrece un trago de whisky que no me niego a aceptar, poco después el vaso se encuentra en mi mano mientras él sostiene su propio trago.
Con Niklas si lo presionas a hablar, para joderte no lo hace. Así que me desplazo por las estanterías echando un vistazo, cómo otras tantas veces, los títulos de algunos libros. No me presto para sus juegos mentales, así que eventualmente se fastidiará que lo ignore y dirá cuál sea la razón para que me trajera aquí.
—Le quité un dedo a Luhanne...Bueno, técnicamente no fui yo —dice finalmente.
Me ahogo con el trago y siento que me quema la garganta mientras toso volteando a verlo, me acerco a él sin perderlo de vista cuando recarga el culo del escritorio y tamborilea los dedos contra la superficie dando un trago a su bebida.
Hace unas tres semanas se llevó a Luhanne a otro lugar, básicamente otra prisión, porque veía que nos estaba poniendo ansioso el que no hablara, que se negara a decir lo que sabe de Livia, los italianos y otras tantas cosas que se niega a compartir.
— ¿Le cortaste un dedo? —repito.
—No quería mutilarlo, porque está viejo e imagina que le dé un infarto, esa es una muerte dolorosa, pero es natural en donde no tengo nada que ver y eso me enfada —Vuelve hablar con la vista en el suelo—. Esa es la razón por la que no es torturado, porque el dolor podría hacer que su corazón se paralizara, prefiero atormentarlo, algo de daño mental, pero un inepto perdió la paciencia y actúo sin recibir ninguna orden.
—No lo culpo —No puedo evitar decir y él alza la vista viéndome con sorpresa, luego esboza una mínima sonrisa—. Quiero decir, el viejo sabe cómo meterse en tu mente y hacerte querer callarlo, cualquier perdería los estribos.
Incluso yo, porque cuando pienso en él es automático el hecho de querer hacerle daño, uno real y no imaginario. Un deseo oscuro de lastimarlo que apenas logro controlar.
—Bueno, el viejo lo provocó diciendo mierda y el inepto le quitó un dedo sin pensarlo demasiado. Hizo un trabajo descuidado y bastante doloroso —Sacude la cabeza decepcionado de quien llama "el inepto"—. Luhanne está viejo y francamente desde hace años no se exponía a tanto dolor, se desmayó y pensé que se moriría, lo cual me enfadó.
—Por supuesto —murmuro—. Es una razón válida para enfadarse. "¿Cómo te atreves a intentar morirte, Luhanne?"
»Por fortuna, no se murió —da otro trago ignorando mi interrupción—. Sin embargo, está un poco malito, pobre abuelito.
— ¿Por qué lo quieres vivo?
Sé cuán enferma y mal se escucha mi pregunta, no tendría que tener el poder o la decisión de cuándo una vida termina, pero Luhanne es una de esas personas sacando lo peor de mí, incitando a ese lado oscuro que me esfuerzo tanto por dejarlo muy dentro de mí.
—Porque torturarlo psicológicamente es mejor —Se encoge de hombros— y porque aún no me dice cosas sobre Livia. No puede morir, no todavía.
—Te da una sensación de poder tener control sobre su muerte ¿Verdad?
—Lo veo más cómo devolverle el favor, antes nosotros estuvimos en sus manos, ahora él está en las nuestras.
—Ya veo, es una especie de justicia extraña.
—No, solo soy yo siendo cruel —Se encoge de hombros—, pero en fin, ese no es el punto de traerte aquí, solo fue un desvío.
—¿Cuál es el punto? ¿Compartir un trago entre hermanos?
—No es cómo si beber contigo fuese divertido o me resultara placentero —Rueda los ojos—. El punto es que vas a viajar.
No entiendo o me niego a entender porque no soy así de afortunado. No me permito entusiasmarme o analizarlo demasiado porque no hay nada específico en su declaración y de hecho ahora permanece en silencio, lo que ocasiona que me dedique a verlo con desconfianza mientras doy un largo trago a mi bebida para poder volver a hablar.
— ¿Viajar? —Soy consciente de la desconfianza en mi voz— ¿A dónde?
—Jan dijo que uno de tus amigos se casará, que tu novia irá y Lorenz básicamente lloriqueó que necesitabas estar ahí —Enarca una ceja—. En teoría no habrá peligro porque ¿Quién carajos se supone que es Edmun Matters para nosotros? Nadie.
»Un día, solo un día es lo que tendrás ¿Lo entiendes? Toma más y podrías ponerlos o ponerte en peligro, nunca se debe ser demasiado confiado —Alza el vaso hacia mí—. Felicidades a tu amigo el futuro novio y que te diviertas en Londres, compra un bonito y caro regalo, no des baratijas a los novios eso es desagradable.
Ni siquiera comento sobre lo único que dice, me concentro en lo demás de sus palabras. Un día no es nada, veinticuatro horas es tan solo un respiro.
—Tres días —negocio tomándolo por sorpresa al no aceptar lo primero que me da— y necesito un apartamento con ciertas cosas además de seguridad y mucha discreción de las personas que me acompañen.
Porque sé que no iré solo, no soy tonto y me he adaptado a cómo funciona la dinámica en esta familia. Tres días tampoco son suficientes, pero soy consciente de que pedir más es cómo jugar a una ruleta rusa donde el disparo podría acabar en mi cabeza.
— ¿Qué consigo yo dejándote ir por tres días?
—Te estoy ayudando con la logística de tus clínicas, he aprendido italiano, no doy ni un puto problema... ¿Sabes qué? —Camino hacia él y me detengo a poca cercanía pasando las manos por la costosa tela de su camisa a la altura de los hombros.
No me pierdo el tic en su mandíbula mientras me ve de manera helada, pero no me empuja, le sonrío y palmeo su mejilla antes de enderezar en cuello de su camisa, su mano me toma la muñeca y susurra un "me estoy enfadando."
—No te estoy pidiendo permiso, hermano menor, te estoy informando que me iré tres días ¿Lo entiendes? —digo de manera contundente retrocediendo.
—Lo entiendo, esperemos que no llueva balas en lugar de flores en la boda—Es lo que dice de manera seca—...Hermano mayor.
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